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LA JURISDICCIÓN DE LAS COMUNIDADES NATIVAS Y

CAMPESINAS Y LOS LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN


PENAL ORDINARIA RESPECTO A ELLA

El Perú es una sociedad pluricultural, por ello, surge la necesidad de proteger las
comunidades nativas y campesinas; basado en el Artículo 2°, inciso 19 de nuestra
Constitución Política del Perú, reconoce y protege la pluralidad Étnica. Además,
actualmente viven 55 pueblos indígenas u originarios, de ellos, 51 son originarios de la
Amazonía y 4 de los Andes. Los pueblos indígenas u originarios son aquellos que tienen
su origen en tiempos anteriores al Estado, la institución semejante se denominaba Ayllu,
que tienen lugar en este país y región; conservan todas o parte de sus instituciones
distintivas; y que, además, presentan la conciencia colectiva de poseer una identidad
indígena u originaria.

Po tal razón, el propósito de este ensayo es mencionar primeramente sobre que son las
comunidades campesinas y nativas relacionadas con su jurisdicción especial, y en base
a ello, precisar los límites que tiene la jurisdicción penal ordinaria respecto de esta
jurisdicción, y concluir, por quién está reconocida aquella jurisdicción, deslumbrando
su vinculación con los derechos humanos.

Tomando como punto de partida, el origen de la denominación de “Comunidades


Campesinas” y “Comunidades Nativas” se encuentra en aquellas comunidades que
habitan la zona rural. Se identifican normalmente a las “Comunidades Campesinas”
con las comunidades ubicadas en la zona rural de los Andes del Perú o también
denominadas Comunidades Andinas, y a las “Comunidades Nativas” referidas a las
comunidades ubicadas en la zona rural de la Amazonía o también denominadas
Comunidades Amazónicas.

Una comunidad Andina es diferente a una comunidad Amazónica. La Comunidad


Andina tiene una relación con la tierra para realizar actividades económicas vinculadas
a la agricultura y ganadería: cada familia suele tener una parcela de terreno donde
practica una agricultura para su subsistencia y desde donde normalmente obtiene
forraje para su ganado que utiliza como mecanismo de ahorro e intercambio.

La Comunidad Amazónica tiene una relación con la tierra para practicar la


agricultura, pero sobre todo para aprovechar sus bosques y ríos: cada familia practica
la agricultura de roce y quema para proveerse de determinados alimentos, pero sobre
todo hace uso de los bosques y ríos para proveerse de sus principales alimentos (frutos,
animales de caza y peces) y de recursos para su usufructo e intercambio (madera,
peces). Ambas comunidades, Andinas y Amazónicas, tienen una organización social y
política basada en la familia y el parentesco, y en la asamblea comunal.

Por tal motivo, el Artículo 89° de la Constitución Política del Perú, reconoce la
existencia legal de estas comunidades, con personalidad jurídica y autonomía dentro
de la ley, y en el Artículo 149° de la Constitución Política del Perú reconoce el
derecho de una jurisdicción especial comunal respecto de los hechos dentro del
ámbito territorial de las comunidades nativas y campesinas de conformidad con el
derecho consuetudinario, siempre que no vulneren los derechos fundamentales de las
personas. Esto implica que la atribución jurisdiccional de las comunidades campesinas
y nativas, sólo puede ser derogada por otra norma constitucional, pero en ninguna
circunstancia, bajo una norma de menor jerarquía

Por otro lado, las Comunidades nativas y campesinas han actuado como pequeños
Estados: tienen identificado un territorio, una población, propia organización social,
económica y política, propias autoridades y propios mecanismos de resolución de
conflictos. Pero, ello no ha significado que dichas comunidades hayan pretendido
proclamarse como Estados, salvo el discurso de pequeños grupos o movimientos.
Dada la ineficiencia o inoperancia de las autoridades del Estado, los comuneros han
preferido vivir aparte, alejados de las acciones de los gobiernos de turno, sin que
signifique, por lo menos en los últimos años, su separación del territorio del Estado
Peruano.

Estas comunidades campesinas tienen un sistema de producción y aplicación de


normas, así como de resolución de conflictos nos lleva a afirmar que, si bien en todas
las constituciones anteriores a 1993 la potestad jurisdiccional era exclusiva del Poder
Judicial, en la práctica siempre ha existido un verdadero sistema Judicial Comunal
paralelo al oficial, en el ámbito de los conflictos producidos dentro de las comunidades
campesinas.

Por lo tanto, en nuestro país existe un pluralismo jurídico que es reconocido por las
leyes vigentes. Así las funciones que cumplen las organizaciones de gobierno comunal
son: La defensa del territorio comunal y de recursos naturales; La satisfacción de los
servicios básicos y públicos dentro de la jurisdicción comunal y la Gestión de la
inversión económica productiva a nivel comunal.

Las comunidades son una necesidad para la población campesina que individualmente
tendría serias dificultades para enfrentar los retos y limitaciones del mundo andino y la
marginación de la sociedad que ostenta la cultura dominante.

La referida jurisdicción “especial”, tendría igual jerarquía que la del poder judicial y la
de los fueros militar y arbitral. La disposición no es una norma obligatoria, pues
claramente la regula como atribución pueden ejercer, correspondiendo a las
autoridades comunales de decidir en qué conflictos ejercen tal atribución y en cuáles
no. No existe límite alguno sobre las materias y casos que pueda conocer y resolver
esta jurisdicción: el único límite impuesto es el respeto de “los derechos
fundamentales de la persona”.

La Jurisdicción Especial de las Comunidades o Justicia Comunal se rige por el derecho


consuetudinario que es propio de las sociedades tradicionales, en el cual los sistemas
jurídicos, religiosos, económicos, sociales y más, no están muy diferenciados,
encontrándose en un sistema propio que vincula todas sus actividades. Es por eso, que
en las comunidades las normas se crean y se aplican por costumbre, la misma que es
legitimada por su efectividad, porque todos la asumen como válida y la cumplen, sin
necesitar que la norma sea puesta por escrito o sometida a aprobación de la
comunidad. De igual modo las normas dejan de tener vigencia cuando han perdido
legitimidad social sin necesitar que se produzca algún procedimiento para su
derogación.
Los pueblos y comunidades tienen el derecho de ejercer la Jurisdicción Especial
dentro de su territorio, comprendiendo a todas las personas que se encuentren dentro
del mismo. Por ende, todas las personas que se encuentran dentro del espacio del
pueblo y comunidad indígena campesina están sometidas a dicha Jurisdicción
Especial. Es obvio que habrá materias en las que el titular de la Jurisdicción Especial
no considere intervenir como, por ejemplo, cuando los hechos no afecten a una
persona o un bien de protección pública del colectivo.
Por eso, el derecho consuetudinario nos permite comprender que, en sociedades como
la andina, el derecho forma parte de la organización social. Pero es cuestionable que
por este hecho se califique a estas sociedades como menos complejas, ya que, al existir
un conjunto de interrelaciones muy elaboradas entre todos los aspectos de la vida
social, considero que más bien estamos ante una sociedad con mayor grado de
complejidad.

Junto al reconocimiento constitucional para ejercer funciones jurisdiccionales a las


comunidades andinas y amazónicas, desde aproximadamente tres décadas atrás han
surgido y se han desarrollado otras formas de resolución de conflictos por parte de las
organizaciones rurales denominadas Rondas Campesinas que se les reconoce
mediante el Artículo 8° de la Ley N°27908, con personalidad jurídica que pueden ser
definidas como organizaciones del campo, constituidas por decisión de los propios
campesinos o vecinos de un sector, estancia o caserío, con el objeto de servir a su
localidad en la lucha y la prevención de la delincuencia y la violencia con
coordinación con el marco de la legislación nacional con las autoridades políticas,
policiales, municipales, representantes de la Defensoría del Pueblo ,otras de la
Administración Pública y entidades privadas dentro de su ámbito local, regional o
nacional.

Antes del reconocimiento constitucional de la jurisdicción especial, formalmente, las


faltas penales y los casos de menor cuantía civil eran de competencia de los jueces de
paz, y los delitos y casos de mayor cuantía civil eran competencia de los jueces de
instancia, de acuerdo a su especialidad. A partir de la Carta del 93 y la ratificación del
Convenio 169, la jurisdicción especial es la competente para ver todo tipo de casos
dentro del ámbito territorial comunal, estén o no tipificados por el derecho oficial, sean
leves o graves, o sean calificados como penales o civiles por el derecho oficial, ya que
dicha jurisdicción especial no se rige por la ley estatal, sino por su propio derecho.
El derecho de los pueblos indígenas de aplicar sus propios métodos para la
persecución de delitos cometidos por sus miembros, van en un orden sucesivo de
importancia pleitos familiares, disputas por tierras, robos de bienes materiales
(artefactos eléctricos, dinero, herramientas, etc.), daños por la entrada de animales a
chacras ajenas, asaltos, robo de animales, deudas no pagadas, disputas por agua,
difamación, robos de cosechas, violación, etc.
Si un miembro comete el delito se le aplica el “castigo” o “sanción” este es visto por la
justicia comunal como un “proceso restaurador o reparador” que sirve para hacer
recapacitar al infractor y busca un cambio en su conducta. Dicho proceso se adapta al
tipo de conflicto y las circunstancias en que ocurre, el tiempo que transcurre entre los
hechos y las resoluciones es breve. Además, se aspira a reparar el daño causado a la
víctima, analizando caso por caso y buscando la mejor solución, y por lo general el
procedimiento es oral o a veces se registra en actas para garantizar su cumplimiento.
En la actualidad, algunos “procesos restauradores” son de tipo físico y psicológico en
los pueblos indígenas y están modificándose progresivamente.
En algunos casos, para que una persona confiese su culpa se le ha impuesto prácticas
crueles o humillantes. Estos actos habilitan la intervención del derecho penal y
excluyen la justificación de que se trata de una expresión de la justicia rondera; ya que
colisionan con el factor de congruencia, porque admitirlos solamente bajo la premisa
de una cosmovisión cultural, es darles legitimidad a conductas primitivas reñidas con
la dignidad humana.
En función de lo indicado hasta este punto, deviene en necesario destacar algunos
factores de posible conflictividad entre la jurisdicción penal ordinaria y la jurisdicción
comunal, derivadas del ejercicio de sus específicos ámbitos competenciales, como, el
valor de sus actas será de carácter variable, en función del estadio procesal, también la
normatividad específica de las rondas campesinas y de los jueces de paz, es posible
que se presente un escenario en el que las rondas campesinas lleguen a conocer,
sustanciar y resolver hechos punibles considerados como faltas, además, de las
características resaltantes del arresto ciudadano.
El único límite de la jurisdicción penal dispuesto en el Artículo 18º del Código
Procesal Penal peruano, al establecer que la jurisdicción penal ordinaria no es
competente para conocer de los hechos punibles en los casos previstos en el Artículo
149º de la Constitución Política del Perú. Es decir, este artículo señala que los jueces
penales ordinarios no pueden conocer los hechos punibles en los casos previstos en este
artículo, esto es, los que son de competencia de la jurisdicción especial comunal.

Por conclusión, el límite de la jurisdicción comunal nativa y campesina está reconocida


en la Constitución Política del Perú, por motivo que, la función jurisdiccional de las
autoridades comunales y nativa relacionada con el derecho consuetudinario, es aplicada
dentro de su ámbito territorial, respecto a que no violente los derechos fundamentales de
la persona. Sin embargo, la preocupación radica en saber cómo las autoridades
comunales conceptúan los derechos humanos. Siendo el concepto de derechos humanos
uno de carácter moderno, consideramos que esta limitación debe interpretarse de
manera intercultural, de lo contrario sería un límite arbitrario. Obviamente, la base de
esta consideración se encuentra en el reconocimiento de la pluralidad cultural que
realiza la propia Constitución.

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