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Estos factores constituyen los ámbitos de actuación de las autoridades en materia de salud, ya
que influyendo sobre ellos se consigue mejorar el nivel de salud de la comunidad.
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El estilo de vida. Hay estilos de vida que favorecen la salud y otros que la empeoran.
En general, podemos decir que un estilo de vida saludable es aquel que tienen las
personas cuyas acciones y actitudes potencian la salud. Este factor se puede considerar
desde una perspectiva individual, pero también en alusión al conjunto de la sociedad,
cuando de forma colectiva se potencian determinadas actitudes o conductas. Por
ejemplo: campañas para fomentar el ejercicio físico, creación de carriles bici,
información sobre las dietas sanas, campañas antidroga, etc.
La actuación de las autoridades influye, con mayor o menor intensidad según el país, sobre
todos los determinantes de salud. En la Unión Europea son materias prioritarias las
regulaciones en materia de calidad y seguridad relativas a los factores ambientales y el
fomento de los estilos de vida saludables. Así mismo, como veremos, se establecen pautas y
criterios de calidad relativos a los sistemas sanitarios, que deben aplicar los distintos países.
Fig. 1.1. La calidad del sistema sanitario es determinante para el nivel de salud de la población.
Un sistema sanitario engloba a todas las organizaciones, instituciones y recursos cuyo principal
objetivo es llevar a cabo actividades encaminadas a mejorar la salud.
Cada país establece la forma en que la población podrá recibir atención sanitaria, y determina
los mínimos a que tiene derecho cualquier persona. Las formas de organización pueden ser
diversas, como veremos en el próximo apartado.
¡Tenlo en cuenta!
Según define la OMS, la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
Universal. El sistema debe atender a toda la población, sin hacer ninguna distinción.
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Integral. Debe incluir todos los servicios y disciplinas necesarios para el cuidado de la
salud: promoción de la salud, prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación,
acceso a los medicamentos, servicio de emergencias médicas, etc.
Eficiente. El sistema debe ser eficiente, para proporcionar los mejores resultados con
los recursos disponibles.
En este modelo es muy habitual que las personas contraten seguros privados, con distintos
niveles de cobertura. En el caso de las grandes empresas, suelen ofrecer un seguro médico a su
personal como parte de su retribución, lo cual significa que la pérdida del trabajo conlleva la
pérdida de la cobertura sanitaria.
Este planteamiento comercial de la salud hace que muchas personas vivan sin acceso a la
asistencia sanitaria, e incluso personas con seguro médico se pueden encontrar con que
necesitan un tratamiento o intervención que no esté incluido en su seguro . Además, puede
condicionar la calidad de la asistencia, si la empresa da resueltamente prioridad a la obtención
de beneficios; por ejemplo, no hacer ciertas pruebas diagnósticas, no aplicar tratamientos
caros a personas a partir de cierta edad, etc.
Por otra parte, la competencia entre las empresas del sector de la salud para captar clientes y
lo que cobran de estos, hace que el nivel de investigación, innovación y avances médicos sea
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muy significativo. También pueden disponer de los mejores profesionales, ya que están en
disposición de pagarles sueldos elevados.
Fig. 1.2. El sistema de salud de los Estados Unidos es el ejemplo clásico de modelo liberal.
El modelo socialista
Este modelo está en el extremo opuesto al liberal, y en la actualidad solo lo encontramos en
Corea del Norte y Cuba.
En este caso todo el sistema de salud es de titularidad pública y todo lo que está en la cartera
de servicios del sistema se presta en condiciones de equidad, gratuidad y universalidad a la
población.
El principal problema en este caso es que el Estado no puede asumir el coste de las tecnologías
más avanzadas, de los métodos diagnósticos más punteros o de los medicamentos más
costosos. Su cartera de servicios es limitada y nadie tiene acceso a servicios o productos que
no estén incluidos en ella.
En estos modelos existe una oferta pública, con distintos niveles de prestación según los
países, y una oferta privada que la complementa. La financiación en estos modelos puede
hacerse por dos vías: mediante seguro obligatorio o a cargo de los presupuestos del Estado.
El seguro obligatorio
Todas las personas que trabajan tienen la obligación de pagar las cuotas de un seguro. Este
modelo se conoce como Mutualista o de Bismarck, y es el primero que se puso en
funcionamiento para atender las necesidades sanitarias de la población, en 1883 en la
Confederación Germánica (actual Alemania).
En la actualidad, aplican modelos derivados del de Bismarck países como Francia, Alemania,
Austria, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos.
La planificación y la salud pública quedan en manos del Estado, que elabora planes de salud de
obligado cumplimiento. Esta variante se financia con los impuestos de toda la población,
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apuesta por una protección sanitaria universal, tiene una amplia red de centros sanitarios
propios, no suele tener copago para los servicios sanitarios, excepto el copago farmacéutico y
regula el precio de los medicamentos.
Esta variante del modelo mixto se basa en el informe presentado por William Beveridge en el
Parlamento Británico en 1942, y por ello se la conoce como modelo Beveridge o de Sanidad
Pública.
El gran inconveniente de esta variante es el alto coste de las prestaciones, que está forzando a
que en algunos casos se hayan introducido algunos copagos. Para controlar y racionalizar los
costes, cada país establece una cartera de servicios, que detalla toda la oferta sanitaria
pública, especificando los criterios de prestación y, si es el caso, el coste que debe asumir la
persona usuaria como copago.
Entre estos modelos podemos encontrar muchas variantes: según el criterio que apliquen para
definir el derecho a la asistencia, según utilicen solo centros sanitarios públicos o recurran a
convenios con centros privados, según existan o no copagos más allá de los farmacéuticos, etc.
Se basan en esta variante los modelos sanitarios de España, Suecia, Finlandia, Noruega,
Dinamarca, Islandia, Italia y Portugal, entre otros.
La Unión Europea marca como objetivos que deben hacer suyos los Estados miembros en el
periodo 2014-2020:
Favorecer el acceso de los ciudadanos a una asistencia sanitaria mejor y más segura.
La Unión Europea marca las grandes líneas de actuación. Las demás administraciones crean
sus planes de salud, en los que concretan los objetivos comunitarios dentro de su campo
competencial y territorial e incluyen sus propios objetivos, dependiendo de la situación
sanitaria, las necesidades y los recursos concretos de su población. En nuestro caso,
encontramos planes de ámbito europeo, español y autonómico.
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El diseño de un sistema sanitario, así como la elaboración de planes de salud o de cualquier
campaña o acción en este ámbito, exigen establecer una serie de objetivos. A continuación, se
concretan los recursos y procedimientos con los que se van a conseguir esos objetivos.
Para que esta metodología se pueda aplicar, es necesario que los objetivos que se planteen
sean cuantificables. Por ejemplo, si se marca como uno de los objetivos de una campaña de
vacunación contra la gripe que el número de vacunaciones aumente un 10% respecto de la
campaña anterior, una vez finalizada la campaña será fácil verificar si se ha cumplido el
objetivo o no.
Lo mismo se puede aplicar a una escala mayor: para valorar el funcionamiento de un nuevo
hospital, o de una nueva organización en el servicio de emergencias, o para comparar los
resultados de las unidades neonatales de dos hospitales que aplican protocolos distintos, etc.
Esta forma de trabajo supone que se deben estudiar muy bien la situación y los datos, para
definir objetivos realistas y que resulten significativos para la acción que se está planificando.
Fig. 1.3. A partir de los datos del sistema sanitario se calculan los indicadores de salud.
Los datos que se estudian y cuantifican para determinar el estado de salud de una población se
denominan indicadores de salud.
En España disponemos desde hace varios años de un sistema de indicadores de salud que
ofrece un análisis periódico de la situación sanitaria. Este sistema agrupa los indicadores en:
Mortalidad. Presenta de manera separada este indicador en función de las causas que
la provocan: enfermedades crónicas, enfermedades infecciosas susceptibles de
vacunación, enfermedades infecciosas de transmisión sexual y sida, causas externas
(accidentes, suicidios), consumo de tabaco, alcohol u otras drogas, calidad del sistema
sanitario, etc.
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de percepción subjetiva de salud, que muestra cómo valoran las personas su estado de
salud.
Todos estos indicadores se presentan desagregados por sexo, edad y comunidad autónoma.
(En los últimos años, además, se ha incorporado un análisis de la situación española respecto
de los demás países de la Unión Europea, lo que permite una fácil comparación con la
situación de los Estados vecinos.
Por ejemplo, si los indicadores de salud informan de que la tasa de obesidad en personas de la
tercera edad ha crecido cinco puntos en los últimos diez años y supera el 20%, probablemente
consideremos acertada la presentación de un plan o un programa de prevención de la
obesidad en personas mayores de sesenta y cinco años.)
¡Tenlo en cuenta!
Desde mayo de 2013 el sistema europeo de indicadores de salud se denomina European Core
Health Indicators (ECHI). La lista incluye 88 indicadores, agrupados en las siguientes categorías:
Estado de salud.
Determinantes de salud.
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La Ley General de Sanidad propone un sistema sanitario nuevo y supone una reorganización de
toda la estructura existente. La puesta en marcha de esta Ley se prolonga hasta 2001, cuando
se finalizan las transferencias en materia de sanidad a las comunidades autónomas.
¡Tenlo en cuenta!
Algunos de los cambios más destacados que se incluyen en esta ley son:
¡Tenlo en cuenta!
El Insalud, ya sin funciones una vez completadas las transferencias sanitarias a las
comunidades autónomas en 2001, fue reorganizado en 2002; pasó a denominarse Instituto
Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) y se le asignaron funciones de gestión de la Seguridad
Social.
De esta manera, nuestro sistema sanitario queda estructurado en tres niveles de organización,
con competencias diferenciadas: la Administración del Estado, la autonómica y las
corporaciones locales (diputaciones y ayuntamientos).
Para coordinar los distintos niveles se crea el Consejo Interterritorial, que está integrado por
un representante de cada comunidad autónoma y miembros de la Administración del Estado.
Lo preside el ministro o la ministra de Sanidad.
¡Tenlo en cuenta!
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Las principales funciones de las corporaciones locales en el ámbito de la salud están relacionadas con el
control sanitario: del medio ambiente, de industrias y transportes, de edificios, de alimentos, etc. Por
esta razón no están representadas directamente en el consejo interterritorial, sino a través de su
comunidad autónoma.
En el servicio de salud de cada comunidad autónoma deben quedar integrados todos los
centros, servicios y establecimientos sanitarios públicos que haya en el territorio de esa
comunidad, independientemente de que su titularidad sea de la propia comunidad, de
diputaciones, de ayuntamientos o de otras administraciones territoriales intracomunitarias
(comarcas, zonas metropolitanas, etc.). Cuando la titularidad no es de la comunidad, se
produce una adscripción funcional al servicio de salud.
Para optimizar la gestión, la Ley General de Sanidad establece también que cada comunidad
autónoma debe dividir su territorio en unidades básicas sanitarias denominadas áreas de
salud.
Las áreas de salud son demarcaciones desde las que se gestiona el conjunto de servicios
sanitarios, tanto los establecimientos como las prestaciones y los programas sanitarios.
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Las áreas de salud son unidades geográficas y funcionales del sistema sanitario. Es una
demarcación geográfica establecida atendiendo a diversos factores, entre ellos criterios
culturales, socioeconómicos, demográficos, geográficos, de transporte y comunicación, etc.
Las zonas básicas de salud (ZBS) constituyen las unidades territoriales elementales a través de
las cuales se organizan los servicios de atención primaria de salud.
Estas zonas constituyen el marco territorial elemental para cubrir las necesidades inmediatas
de la población, es decir, son las encargadas del primer nivel de asistencia sanitaria o atención
primaria y suelen atender a una población de entre 5.000 y 25.000 habitantes.
El Consejo Interterritorial
El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) es el órgano permanente de
coordinación, cooperación, comunicación e información de los Servicios de Salud entre ellos y
con la Administración del Estado.
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- La coordinación de las líneas básicas de la política en contrataciones de productos
farmacéuticos, sanitarios y de otros bienes y servicios.
Este consejo está integrado por un representante de cada una de las comunidades autónomas,
que suele ser el consejero de Salud, y por un número de representantes de la Administración
del Estado que debe ser igual al número de representantes de las comunidades autónomas.
La asistencia primaria
La asistencia primaria constituye el primer nivel de contacto de la población con el Sistema
Sanitario, salvo en casos de emergencia, y lleva la atención de la salud lo más cerca posible al
lugar donde residen y trabajan las personas. Solamente quienes realmente lo necesitan
pasarán al nivel de asistencia especializada.
¡Tenlo en cuenta!
Los países que potencian la atención primaria tienen poblaciones más saludables.
- los consultorios locales: Son centros que cuentan con algunos programas de salud, como,
por ejemplo, salud escolar, embarazos, programas de higiene bucodental, etc.
En el medio rural constituye la infraestructura básica de referencia para los núcleos pequeños
que no cuentan con Centro de Salud y se encuentran a más de quince minutos de este.
En el ámbito urbano son los centros de apoyo al centro de Salud dentro del mismo municipio.
Medicina general.
Atención materno-infantil.
Urgencias.
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Atención bucodental.
Laboratorio básico.
Las funciones de los equipos de asistencia primaria están relacionadas con distintos ámbitos
de la salud:
- coordinador médico
- personal medico
La asistencia especializada
La asistencia especializada es complementaria a la primaria. A ella acuden las personas
usuarias cuyos problemas de salud no se han solucionado en el primer nivel, siempre
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mediante un volante de interconsulta hecho por un profesional médico de la asistencia
primaria.
Los hospitales
Los hospitales son los centros sanitarios en que se encuentra la mayor especialización. Sus
funciones básicas son asistencia, docencia e investigación.
Además de estas tres divisiones, en los hospitales existen comisiones que ayudan al gerente
en la organización. Las más habituales son:
- Comisión de bienestar social. Se encarga de velar por el mejor estado de las dietas de
los pacientes, las visitas de los familiares, la adaptación de las habitaciones, etc.
¡Tenlo en cuenta!
Según información del Ministerio de Sanidad, en España hay 789 hospitales (los complejos
hospitalarios están contabilizados como un solo hospital). De ellos, 253 tienen dependencia
funcional del SNS y 253 son privados no benéficos; el resto pertenecen a mutuas, asociaciones
benéficas, comunidades autónomas, etc.
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Las prestaciones de atención sanitaria del Sistema Nacional de Salud son los servicios
preventivos, diagnósticos, terapéuticos, rehabilitadores y de promoción y mantenimiento de la
salud dirigidos a la ciudadanía.
Esta cartera, que explicaremos a continuación, constituye la lista mínima de prestaciones que
todos los servicios de salud deben ofrecer a la población a la que atienden y determina el tipo
de financiación pública que corresponde a cada grupo.
Las comunidades autónomas deben destinar los recursos económicos necesarios para asegurar
la financiación de todas las prestaciones incluidas en esa cartera.
De forma opcional, las comunidades autónomas pueden ofrecer prestaciones adicionales, que
conforman su cartera de servicios complementarios.
La cartera común de servicios del SNS se articula en torno a tres modalidades: la cartera
común básica de servicios asistenciales, la cartera común suplementaria y la cartera común de
servicios accesorios.
¡Tenlo en cuenta!
La cartera común básica de servicios asistenciales del SNS comprende todas las actividades
asistenciales cubiertas de forma completa por financiación pública.
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La atención de urgencia. Se presta en casos de necesidad de atención sanitaria
inmediata y en ella pueden tomar parte tanto los servicios de atención primaria como
los de atención especializada.
La cartera común suplementaria del SNS incluye todas aquellas prestaciones realizadas bajo
prescripción y sujetas a aportación por parte de la persona usuaria.
Son aquellos servicios que no se consideran esenciales, pero ayudan en la mejora del estado
de salud y de la calidad de vida de personas que sufren algunas patologías crónicas; por
ejemplo, cosméticos para pacientes con enfermedades raras.
Estos servicios se consideran prestaciones y están sujetos a aportación o reembolso por parte
de las personas usuarias.
Pero las comunidades también pueden ofrecer técnicas o procedimientos que no estén
contemplados en esta cartera, para lo cual deben prever los recursos necesarios con cargo a
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sus propios presupuestos. Estas prestaciones adicionales que una comunidad autónoma presta
a su población se recoge en la cartera de servicios complementarios de esa comunidad.
¡Tenlo en cuenta!
Puesto que las tarjetas sanitarias son individuales, cada persona debe tener la suya. Así, cada
miembro menor de edad de una familia tiene su propia tarjeta, contrariamente a lo que
ocurría años atrás, cuando quedaban incluidos en la de un titular, generalmente el padre.
Las personas que pueden tenerla son las que tienen condición de aseguradas o beneficiarias
del SNS. La legislación actual considera que tienen condición de aseguradas aquellas personas
que se encuentren en alguno de los siguientes supuestos:
Las personas beneficiarias son personas a cargo de una persona asegurada, en los términos
que establece la ley. Pueden ser cónyuges, ex cónyuges, descendientes menores de veintiséis
años o descendientes con una discapacidad superior al 65%, en todos los casos, que residan en
España y que estén a cargo de la persona beneficiaria.
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- Los datos básicos de identificación del titular de la tarjeta.
También prevé que a medida que se vaya disponiendo de sistemas electrónicos de tratamiento
de la información clínica, la tarjeta sanitaria individual posibilite el acceso a estos datos a los
profesionales debidamente autorizados.
La tarjeta sanitaria europea tiene vigencia de dos años y garantiza la asistencia a personas que
están en otro país por motivos laborales, de estudios o de turismo.
La población tiene acceso gratuito a las prestaciones de la cartera básica, y debe pagar parte
del importe de otras prestaciones, como es el caso de los medicamentos y algunos productos
sanitarios, dietéticos u ortoprotésicos.
El principal problema de este sistema es la financiación, ya que ofrecer una amplia cartera de
servicios a la población tiene un coste muy elevado. El gasto público anual en sanidad supera
los 60.000 millones de euros, lo cual supone más de un 6% del PIB.
Estos problemas se han traducido en los últimos años en aumentos en las listas de espera,
endurecimiento de los criterios para solicitar terapias o pruebas diagnósticas en algunos casos,
retraso en los pagos a farmacias y proveedores, etc.
El Boletín Oficial del Estado publicó el 24 de abril el Real Decreto-ley 16/2012, de 20 de abril,
de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar
la calidad y seguridad de sus prestaciones. En esta Ley se aseguran las prestaciones, pero se
introducen cambios. Estos cambios se introducirán en varias fases conforme a la legislación. En
este R. D. se autoriza el copago de algunas de las prestaciones y se cambia la financiación de
otras, sobre todo de productos farmacéuticos.
Otro cambio importante se está produciendo en el ámbito de la gestión. Se aplica cada vez
más y de forma más sistemática la economía de la salud para optimizar los resultados a partir
de los recursos disponibles. Dedicaremos el próximo apartado a este tipo de economía.
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1.2.6. Las mutualidades de funcionarios
Un caso particular dentro del SNS es el de la asistencia al personal de funcionarios, que no se
rige por los principios generales del SNS sino por regímenes especiales del Sistema de
Seguridad Social.
Existen mutualidades que prestan asistencia y servicios a distintos niveles a los funcionarios
correspondientes, incluyendo la asistencia sanitaria. Estas mutualidades permiten el acceso a
todos los servicios del SNS, pero también a los servicios privados con los que la mutualidad
tenga firmados conciertos, a elección de la persona usuaria.
Como entidades del sector público que amparan los servicios sanitarios de sus asociados a
nivel estatal, podemos destacar:
La sanidad privada está formada por el conjunto de servicios sanitarios de titularidad privada.
Pero existe también una opción de acceso a servicios privados a través del SNS, que recoge la
Ley General de Sanidad, en su Título IV. Se trata de los conciertos que pueden firmar las
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administraciones con empresas privadas para que estas presten ciertos servicios a las personas
usuarias del SNS. En este caso, la derivación del paciente al servicio privado se debe llevar a
cabo por indicación de profesionales autorizados de la sanidad pública, y siguiendo los
protocolos que se hayan establecido en el concierto correspondiente.
Además de los casos anteriores, fuera de la asistencia pública existen una serie de instituciones
sin ánimo de lucro que quedan enmarcadas dentro de la Ley del Voluntariado, como:
- Cruz Roja, que tiene varios hospitales y también presta asistencia sanitaria en
carretera.
Fig. 1.6. Los profesionales sanitarios son los que se dedican al cuidado de la salud, si bien no
todos ellos trabajan directamente con los pacientes.
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Nivel de licenciatura. Las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de
licenciado en medicina, farmacia, odontología y veterinaria, y los títulos oficiales de
especialista en ciencias de la salud para licenciados.
Nivel de diplomatura. Las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de
diplomado en enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional, podología, óptica y
optometría, logopedia y nutrición humana y dietética, y los títulos oficiales de
especialista en ciencias de la salud para estos diplomados.
Los profesionales del área sanitaria de formación profesional son quienes ostentan los títulos
de formación profesional de la familia profesional de la sanidad, o títulos o certificados
equivalentes.
Los profesionales del área sanitaria de formación profesional se estructuran en los siguientes
grupos:
También es imprescindible que la forma en que se van a relacionar las distintas profesiones
esté perfectamente definida, mediante normas de funcionamiento interno, que deben abarcar
todas las posibilidades: cómo debe solicitar un médico un análisis determinado o pedir al
servicio farmacéutico que elabore una fórmula magistral, cómo recibe el personal de
enfermería las instrucciones acerca de las curas que debe realizar o de la medicación que debe
administrar, etc.
En todas las normas internas se busca la eficiencia organizativa, pero sin olvidar que la función
primordial de cada profesional y de todo el sistema es velar por la salud de las personas
usuarias.
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Para hacerlo, se definen los puestos de trabajo necesarios y, para cada uno, se detallan
los requisitos de formación y experiencia imprescindibles, así como las funciones que
se asignan a ese puesto y la forma en que debe relacionarse con otros.
La optimización del uso de los recursos. Los recursos, tanto humanos como
materiales, de que dispone cualquier organización en el ámbito sanitario son limitados.
En el próximo apartado profundizaremos en este aspecto, pero resulta obvio que una
buena organización, una comunicación eficiente entre los distintos niveles y unos
protocolos claros sobre lo que se debe hacer en cada situación son herramientas
básicas para sacar el máximo partido de los recursos disponibles.
Todo lo anterior nos conduce a normas, protocolos, etc. Podríamos pensar que estos temas
deberían ser secundarios cuando hablamos de salud, pero en realidad suponen una garantía
de calidad, como veremos en la UNIDAD DIDÁCTICA 4. La existencia de toda esta
documentación evita pérdidas de datos o información relevante, duplicidad de pruebas,
pérdidas de tiempo por dudas organizativas, etc.
Fig. 1.7. La optimización del uso de los recursos no comporta una pérdida de la calidad
asistencial.
La ética médica se basa en cuatro principios, que es interesante que cualquier profesional
sanitario conozca y, en la medida se sus atribuciones, intente aplicar:
- Principio de beneficencia.
- Principio de no maleficencia.
- Principio de autonomía.
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profesionales de la salud. Esto significa que una persona tiene derecho a aceptar o
rechazar cualquier tratamiento.
- Principio de justicia.
¡Tenlo en cuenta!
- Intimidad y dignidad. Todas las actuaciones sanitarias se deben realizar con el nivel
de intimidad que requieran: tras una cortina, en una sala de exploración, etc. El
paciente se debe sentir tratado con respeto y en un entorno que no le resulte
incómodo.
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El gasto sanitario del conjunto de un país tiene un peso determinante en su economía. Y en el
caso de los servicios públicos, constituye uno de los conceptos destacados en los presupuestos
del país.
A medida que se han ido implantando los distintos sistemas sanitarios públicos y la
universalidad de la asistencia, ha ido aumentando la necesidad de estudiar las formas más
eficientes de gestión, desde la perspectiva económica. Ello ha llevado a la creación de una
rama específica de la economía: la economía sanitaria.
Estos conceptos sirven de base para la evaluación y diseño de los sistemas de salud, ya que
buscan ofrecer, para cada necesidad sanitaria, la solución más eficaz y eficiente.
Los costes se valoran en unidades monetarias e incluyen todos los recursos necesarios, tanto
materiales (instrumental, equipos, infraestructuras, energía, etc.) como de dedicación del
personal. El cálculo de los costes, si el modelo de trabajo está bien planificado resulta bastante
sencillo, ya que todos los recursos deberían estar cuantificados (valor de la hora de quirófano,
de cada prueba diagnóstica, de cada visita de un especialista, etc.)
Los beneficios son mucho más difíciles de calcular, ya que incluyen muchos factores distintos
y, a menudo, valoraciones subjetivas. Como veremos a continuación, se pueden aplicar
distintos criterios para calcularlos.
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Los principales métodos de evaluación económica de las actividades sanitarias son los análisis
de: coste-eficacia, coste-utilidad y coste-beneficio.
El análisis coste-beneficio
El análisis coste-beneficio establece la relación entre costes y beneficios, expresando ambos
parámetros en unidades monetarias.
Análisis coste-eficacia
El análisis coste-eficacia establece la relación entre costes y beneficios, expresando los costes
en unidades monetarias y los beneficios en unidades ganadas, que se definen en cada análisis.
Los beneficios se miden en unidades ganadas, pero sin concretar de qué. Pueden ser número
de vidas salvadas, número de casos correctamente diagnosticados, etc. Esto implica que, en
cada análisis, para hacer el cálculo de beneficios, se debe definir claramente qué se va a medir
y cómo.
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- No considera los costes y beneficios intangibles (ausencia de dolor, efecto de estar
sano, etc.).
- Escasa utilidad cuando se aplica a proyectos que producen al mismo tiempo efectos
desiguales.
Análisis coste-utilidad
El análisis coste-utilidad establece la relación entre costes y beneficios, expresando los costes
en unidades monetarias y los beneficios en una unidad estandarizada.
Este es el método más reciente en la evaluación económica sanitaria. Al igual que el anterior,
trata de identificar y cuantificar costes y resultados de procedimientos alternativos con un
mismo objetivo. Pero en este caso establece una unidad específica para expresar los
beneficios, con lo cual intenta proporcionar una estandarización al método aunque, como
veremos, no hay acuerdo en lo que atañe a las formas de cálculo.
La unidad que se define es el QALY o AVAC, que expresa en años ganados ajustados por calidad
de vida. Para hacer el cálculo, por tanto, se deben tener en cuenta dos variables: la calidad de
vida y la cantidad de vida. Ambas variables son difíciles de cuantificar, especialmente la calidad
de vida, para cuyo cálculo hay once métodos distintos.
Es complicado conseguir los resultados para que los juzguen los expertos y ciudadanos.
Los procedimientos están por pulir, algunos son difíciles de calcular, otros necesitan
muchos formulismos en las encuestas previas.
No tiene en cuenta cuestiones de equidad, ya que no trata por igual a todos los
ciudadanos.
Fig. 1.8. Todos los profesionales sanitarios deben tener en cuenta la economía sanitaria en sus
actuaciones.
La principal contribución de la visión económica ha sido el cálculo del coste de recursos para
conseguir los cambios deseados en la salud, así como comparar estos costes con los que
derivarían de utilizar otros métodos alternativos; pero la visión económica es inadecuada para
dar todas las respuestas a las personas que planifican; incluso los análisis económicos
consumen recursos, si bien son necesarios.
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¡Tenlo en cuenta!
Los análisis económicos en sanidad son necesarios debido a que: Constituyen una herramienta
de evaluación y mejora.
Puesto que los recursos son escasos, no solo se deben evaluar la eficacia y la eficiencia de cada
procedimiento, sino también si llevar a cabo ese procedimiento es lo más adecuado o si sería
mejor usar esos recursos en otro distinto.
¡Tenlo en cuenta!
La tecnología sanitaria
Se sabe que uno de los factores que ha disparado el gasto sanitario es la difusión de la
tecnología de alto coste que favorece los procesos de diagnóstico y terapéuticos. Justamente
esta tecnología es uno de los aspectos en que los gestores sanitarios deben aplicar los costes
de oportunidad. Por ejemplo, cuando se valora si un hospital debe adquirir un equipo de
última generación que requiere una inversión muy elevada, no solo se debe pensar si se puede
pagar y cómo, sino también qué beneficios se dejarán de obtener por no poder destinar esos
recursos a otros usos.
Por otra parte, el ritmo de cambio de esta tecnología es muy vivo, lo cual supone que un
equipo de alta tecnología quedará superado en un plazo de tiempo inferior al de su
amortización.
La equidad
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Uno de los parámetros que identifica la OMS para definir un sistema sanitario ideal es la
equidad, es decir, que los recursos disponibles se distribuyan de forma equitativa.
Este principio se podría entender como que cada persona debe recibir exactamente lo mismo
que otra ante una patología determinada. Pero definir la equidad no es tan simple y, también
en este caso, el coste de la oportunidad se debe tener presente.
Y, puesto que a una persona se le ha realizado el trasplante y a la otra no, ¿esto supone que no
ha habido equidad entre los dos casos? No, ya que la equidad no la define solo la patología
sino el conjunto de la situación; habrá equidad si los criterios que se han aplicado en estos
casos se aplican siempre por igual a casos iguales.
Los criterios en que se basan decisiones como la anterior no siempre son fáciles de tomar. Para
evitar descargar esta responsabilidad en los equipos médicos, los distintos sistemas de salud
establecen protocolos que indican cómo establecer las prioridades, de forma que las
decisiones se basen en criterios objetivos, en la medida de lo posible.
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