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La Prueba en El Proceso Penal
La Prueba en El Proceso Penal
La prueba
EN EL PROCESO
PENAL
Miguel
Christian Pérez
Donayre Arroyo
Montesinos
Rosario Palacios Meléndez
Felipe Johan León Florián
RaffoAlex
Velásquez Meléndez
Rueda Borrero
Juan Manuel Sosa
Juan Humberto Sánchez Córdova Sacio
Berly Javier Fernando López Flores
Charles Paul Bonifacio Mercado
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1
Capítulo
La prueba
prohibida
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Capítulo
Momento procesal de exclusión
de los elementos de prueba en el
Código Procesal Penal de 2004
Miguel PÉREZ ARROYO(*)
(1)
I. NOCIONES GENERALES
Es consensual que en todo trabajo que trata de analizar una catego-
ría de la teoría de la prueba se debe partir de recordar conceptos gene-
rales a fin analizar profundamente la problemática.
(*) Director General del Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales (INPECCP). Pro-
fesor de Derecho Procesal Penal y Criminología de la Maestría de Derecho Penal de la Uni-
versidad de San Martín de Porres. Profesor Visitante de la Universidad de Alicante.
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El rol del juzgador tampoco es del todo pasivo. Puede ordenar que
se practiquen una serie de diligencias de prueba, aun cuando las par-
tes no las hayan solicitado (artículo 385.2 del Código Procesal Penal de
2004). Asimismo, los hechos admitidos por las partes no están exen-
tos de prueba ni, por supuesto, el juzgador está obligado a tenerlos
como ciertos(2), constituyendo –en el caso peruano– una excepción a
lo normado en el artículo 350.2 del Código Procesal Penal de 2004. En
ese sentido, si consideramos que el fin inmediato del proceso penal
es la verdad(3), esta debe versar sobre lo que constituye su objeto(4),
(2) TOME GARCÍA, José Antonio. “Fase decisoria (II). La prueba”. En: DE LA OLIVA SANTOS,
Andrés y otros. Derecho Procesal Penal. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, Ma-
drid, 1993, p. 444.
(3) Vid. GÓMEZ COLOMER, Juan. “El Proceso Penal español”. En: Revista Peruana de Cien-
cias Penales Nº 1, Lima, 1993, pp. 79-179; FLORIÁN, Eugenio. Elementos del Derecho Pro-
cesal Penal. Traducción de L. Pietro Castro. Bosch, Barcelona, 1934, pp. 49-63; entre otros.
(4) Modernamente se considera que el proceso penal tiene objetos múltiples, como, por
ejemplo, la reparación civil del daño que se ocasiona con el delito. Particularmente, el de-
lito o hecho punible se ha considerado como el aspecto principal del proceso penal, pero
actualmente, en la medida que constituye un requisito objetivo de la pretensión punitiva
estatal, este último se constituye como el objeto principal (GIMENO SENDRA, Vicente.
Derecho Procesal Penal. 1996, p. 207 y ss.). Esta evolución la podemos constatar en Gi-
meno Sendra, cuando en 1993 sostenía que: “El objeto del proceso penal está constituido
por el thema decidendi, es decir, por las acciones u omisiones delictivas sometidas a jui-
cio o lo que es lo mismo, sobre los hechos enjuiciados en cuanto son delictivos y sobre las
consecuencias penales que de estos derivan para los sujetos inculpados. Simplificadamen-
te, se puede hablar del ‘hecho penal’ como objeto del proceso penal (...)”. “[E]l hecho pe-
nal o hecho de relevancia jurídico-penal, es lo que constituye el objeto del proceso penal.
Tal hecho punible es el único capaz de desencadenar, por parte del Estado, una reacción
en términos punitivos y más aún, una probable consecuencia jurídica que sería aplicada
al hallado responsable de la autoría o participación (en grado de comisión u omisión) en tal
hecho punible (Cfr. GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho Procesal Penal. Tirant lo Blanch,
Valencia, 1993, pp. 189-191). Una visión complementaria respecto de lo que es objeto de
prueba la aporta Prieto-Castro y Ferrándiz y Gutiérrez de Cabiedes, señalando que son ob-
jetos de la prueba los hechos de la causa, la participación de los acusados en ellos y la ma-
teria civil del proceso penal (Cfr. PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ, Luis y GUTIÉRREZ DE
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(7) Cfr. ASENCIO MELLADO, José María. Prueba prohibida y prueba preconstituida. Trivium,
Madrid, 1989, p. 159 y ss.
(8) Cfr. GÓMEZ ORBANEJA. “La prueba preconstituida”. En: Anales de la Academia Madri-
lense del Notariado, Tomo II. 2a edición, Madrid, 1950, pp. 87-115; Cit. por HERNÁNDEZ
GIL, Francisco. La prueba preconstituida. La prueba en el proceso penal. Vol. 12. Centro de
Estudios Judiciales, Madrid, p. 77.
(9) Primero, las sentencias de concepción absoluta y negatoria: STC 31/1981, del 28 de julio;
luego las permisivas y relativas a su conceptuación; en tal sentido, abierto y cogidas del
criterio objetivo antes señalado: SSTC 150/87, de 1 de octubre; 22/1988, del 8 de febrero;
25/1988, del 23 de febrero.
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(10) Vide además de las citadas anteriormente en el texto principal, la STC 137/1988 del 7 de
julio.
(11) ASENCIO MELLADO, José María. Ob. cit., p. 159.
(12) Ídem.
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(13) En este extremo, es de mencionar –con Asencio Mellado– que la doctrina italiana, en su
momento, incrementó las causales que justificaban la anticipación probatoria (incidente
probatorio): 1. Pruebas expuestas a posibles contaminaciones; 2. Pruebas expuestas a de-
terioro; 3. Pruebas no reproducibles; 4. Pruebas incompatibles con la concentración del de-
bate (Cfr. ASENCIO MELLADO, José. Ob. cit., pp. 171- 176).
(14) GIMENO SENDRA, Vicente. Ob. cit., 1993, p. 443.
(15) ORTELLS RAMOS, Manuel. “Proceso Penal”. En: MONTERO AROCA, Juan y otros. De-
recho Jurisdiccional. Tomo III. Bosch, Barcelona, 1991, p. 36.
(16) GIMENO SENDRA, Vicente. Ob. cit., pp. 367 y 368. Algunos autores denominan también
a las partes procesales como sujetos procesales.
(17) SAN MARTÍN CASTRO, César. “Algunos aspectos de la prueba en el nuevo proceso pe-
nal: una interpretación acusatoria”. En: Revista del Foro. Año LXXXI, N° 2, Colegio de Abo-
gados de Lima, Lima, p. 13.
(18) Cabe precisar también que sobre estos principios y funciones la doctrina y la jurispruden-
cia han construido una serie de características de la prueba: a) La carga material de la prue-
ba corresponde fundamentalmente a las partes acusadoras; b) Solo tienen el carácter de
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Esta función cognoscitiva, que por cierto está vinculada a los actos
de aportación de hechos, tiene una doble función en relación con
el proceso penal en sus dos fases: la instrucción y el juicio oral. En
el primer caso, asume como función preparar el juicio oral mediante
la comprobación o investigación de la notitia criminis a fin de deter-
minar el hecho punible, así como su presunto autor. En el segundo
caso, la del juicio oral, la función de conseguir la evidencia necesaria
para que el tribunal dicte una sentencia de condena o absolutoria(21).
prueba, como regla general, las practicadas en el juicio oral, bajo los principios de inmedia-
ción, contradicción, publicidad e igualdad; c) Debe haber sido obtenida por medios lícitos;
d) Requiere cierta entidad, no bastando las conjeturas o las meras sospechas; e) Puede
utilizarse cualquier medio personal, material o técnico de documentación o reproducción,
siempre que se ofrezca con las debidas garantías de autenticidad (GÓMEZ DE LIAÑO, Fer-
nando. Ob. cit., pp. 14 y 15).
(19) GIMENO SENDRA, Vicente y otros. Derecho Procesal. 3ª edición, Tomo II. Tirant lo Blanch,
Valencia, 1989, p. 33.
(20) Ibídem, p. 20.
(21) Cfr. GIMENO SENDRA, Ob cit., 1996, p. 367 y ss.
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(26) CAFFERATA NORES, José. La prueba en el proceso penal. Desalma, Buenos Aires, 1988,
p. 2 y ss.
(27) Como lo afirma López Barja de Quiroga, “[u]n sistema de gobierno autoritario necesita un
proceso penal flexible, sin sujeción a principios ni garantías, pues estas no le suponen más
que ataduras y límites al desenfrenado ánimo de castigar a todo aquel que no se somete
a sus dictados; es necesaria la flexibilidad, en el sentido indicado, para el mantenimiento
de estos regímenes. (...) La prueba es, o debe ser, por ello, el eje principal de un proceso,
y por ello de la misma (...) depende la realización de la justicia material. La prueba es, y ha
sido, la piedra angular de todo el sistema de justicia, y así los cambios habidos, los avances
y retrocesos siempre han incidido en ella“. Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Las
escuchas telefónicas y la prueba ilegalmente obtenida. Akal/Iure, Madrid, 1989, p. 52.
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(28) Cfr. GIMENO SENDRA, Vicente. Constitución y Proceso. Tecnos, Madrid, 1993, p. 73 y ss.
No en vano se ha dicho que el Derecho Procesal Penal es el Derecho Constitucional apli-
cado. Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Ob. cit., p. 51.
(29) “Ciertamente el fin es (...) la obtención de la verdad material, pero no en términos abso-
lutos porque no todo vale, contra la delincuencia, ni cualquier medio puede justificar un fin
de defensa social o seguridad pública (...). La meta es más bien la verdad formalizada ‘re-
glada’” (STC del 26 de julio de 1982, STC del 21 de mayo de 1986, y de manera especial
STC del 24 de febrero de 1994 A.P. Vizcaya).
(30) Consideramos que los principios de no declarar contra sí mismo, así como el de la prueba
de oficio, considerados separadamente por Montero Aroca, quedan subsumidos en este
(Vide MONTERO AROCA, Juan. Principios del proceso penal. pp. 156-161).
(31) Véase en el caso peruano, el Exp. Nº 02333-2004-HC/TC.
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(32) Silva Sánchez señala que la expansión del sistema de Derecho Penal en la sociedad actual
responde de modo creciente a una lógica de identificación social con la víctima del delito
(sujeto activo) antes que con el delincuente (sujeto activo). Este fenómeno viene favore-
cido por la coyuntura, analizada en el apartado anterior, de la configuración de una socie-
dad mayoritariamente de clases pasadas: pensionistas, parados, consumidores, percepto-
res de prestaciones. Se trata, citando a Seara, de “sujetos de bienestar”; objetos de tutela
penal y procesal (Cfr. SILVA SÁNCHEZ, J.M. La expansión del Derecho Penal en la socie-
dad postindustrial. Aspectos de la política criminal en las sociedades postindustriales. Civi-
tas, Madrid, 1999, p. 36).
(33) Cfr. SILVA SÁNCHEZ, J. M . Ob. cit., pp. 31- 62.
(34) Cfr. GÖSSEL, Karl Heinz. Ob. cit., pp. 678 y 679.
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(36) En este sentido se pronuncia Gössel (Cfr. GÖSSEL, Karl Heinz. Ob. cit., pp. 680 y 681).
(37) STRUENSEE, Eberhard. “La prueba prohibida”. Versión castellana de Patricia Ziffer.
En: Revista Peruana de Ciencias Penales. Nº 4, julio-diciembre de 1994, Grijley, Lima,
1996, p. 669.
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(41) Cfr. FLORIÁN, Eugenio. De las pruebas penales. Trad. Jorge Guerrero. Tomo I. Temis,
Bogotá, 1982, p. 146 y ss. En este mismo sentido, GUARIGLIA, Fabricio. Ob. cit., p. 76.
(42) Sin embargo, no descartamos la dilucidación hecha por la doctrina alemana respecto de la
subdivisión de la prohibición de la valoración probatoria como dependiente e independien-
te, pues ella cubre todos los vacíos y contradicciones que encontramos al ocuparnos de las
teorías formales y materiales de la prohibición probatoria (Vide ut supra). Nuestra opción,
entonces, resulta matizada en relación con todo lo expuesto.
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Así, conforme anota Díaz Cabiale, esto motivó una repercusión in-
mediata en la legislación española cuyo efecto directo se sintió en
la modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial con la introduc-
ción del artículo 11.1 y que ha significado, desde ese momento has-
ta la actualidad, un viraje importante sobre la interdicción de la prue-
ba ilegítima por vulneración de derechos fundamentales. Doctrina que
en el caso español se ha denominado de diversas formas, siendo la
más aceptada en doctrina la de “prueba prohibida” (obtenida, como
ya dijimos, lesionando derechos fundamentales) y su distinción con
la “prueba ilícita” (obtenida con vulneración de normas ordinarias del
proceso), así como sus efectos en cada caso: ilegalidad absoluta y
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En los tres momentos el marco dentro del cual cada una se desen-
volvió ha sido la doctrina the tree of the poisonous tree(45).
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(46) DÍAZ CABIALE, José Antonio y MARTÍN MORALES, Ricardo. Ob. cit., p. 78. Estos autores
también nos dicen que si la policía actuó amparada en un mandato judicial o en una norma
que luego se declaran inconstitucionales, es obvio que no conocía que su actuación lesio-
naba algún derecho, por lo que la exclusión de la prueba obtenida no está dirigida a ellos.
Es más, la excepción de buena fe también estaría presente en aquellos casos en los que
la policía, a tenor de las circunstancias concretas, erróneamente creía que podía actuar am-
parada por la ley.
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(47) Ídem.
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Así, se tienen:
(48) GUERRERO PERALTA, Óscar Julián. “Las excepciones a la regla de exclusión probatoria”.
En: Derecho Penal liberal y dignidad humana. Temis, Bogotá-Colombia, 2005.
(49) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “Las pruebas ilícitas: fundamento y alcance de la re-
gla de exclusión”. En: Ponencias del Segundo Congreso de Derecho Penal y Criminología.
Huánuco, 2005, p. 37.
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(52) El fundamento está en la no identidad entre el titular del derecho fundamental afectado y el
sujeto que se condena (tercero o coimputado), pues ello implica la desconexión entre vio-
lación del derecho fundamental y la condena. Pleno jurisdiccional superior nacional penal:
“Problemática en la aplicación de la norma penal, procesal y penitenciaria, celebrado en la
ciudad de Trujillo el día 11 de diciembre de 2004. En: Cuadernos de Investigación y Juris-
prudencia. Año 2, Nº 6. CIPJ, Lima, octubre-diciembre de 2004, pp. 67-91.
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Esta teoría señala que debemos diferenciar “entre los actos de una
persona que se realizan en la seguridad constitucionalmente protegida
contra intrusiones no deseadas en el ámbito del domicilio, de los reali-
zados voluntariamente ante terceros en la errónea confianza que estos
no revelaran su delito” (caso Hoffa vs. EE.UU. 1966)(53). El pleno juris-
diccional de Trujillo de 2004 también estableció en su momento, que
“el riesgo a la delación que voluntariamente asume una persona que
ante otra hace revelaciones sobre un delito o realiza actividades rela-
cionadas con este no debe ser premiada con la exclusión probatoria”.
En el caso, los actos que forman parte del ilícito, que se ven en el vi-
deo, deben ser asumidos como riesgos de los participantes en este y
que por ello no son prueba ilícita. En ese sentido, señala Leandro Pes-
chiera que “la grabación o escucha subrepticia de una conversación
privada no siempre constituye una vulneración de los derechos a la in-
timidad, secreto e inviolabilidad de las comunicaciones personales, ni
siempre determinan su invalidez probatoria. Desde la perspectiva de
la intangibilidad de los derechos vinculados a la intimidad personal, las
grabaciones o escuchas secretas deberán considerarse pruebas lícitas
y válidas siempre que:
(53) Ni la mayoría de la Corte ni algún integrante de esta han considerado que la cuarta enmien-
da proteja la creencia errónea de un delincuente de que la persona a quien voluntariamen-
te hace confidencias respecto de su delito no vaya a revelarlas. (“Hoffa vs. United States”,
385 U.S.293, 1966. Cit. por Hendler y Gullco, “La utilización de agentes encubiertos en
la jurisprudencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos”, pub. en J.A., Nº 5914 del
4/1/95, Pág. 12)… (en) Cámara oculta. Exclusión probatoria. Derecho a la intimidad. Juz-
gado de Garantías Nº 2, Causa Nº 19300. Puede revisarse en línea: <http://74.125.47.132/
search?q=cache:y76bLvLz_QUJ:www.derechopenalonline.com/derecho.php%3Fid%3D
31,94,0,0,1,0+caso+hoffa+derecho+procesal+penal&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=pe>.
(54) REAÑO PESCHIERA, José Leandro. Formas de intervención en los delitos de peculado y
tráfico de influencias. Jurista, Lima, 2004, p. 113.
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g. La conexión de antijuridicidad
(55) Debemos señalar que la teoría de la imputación objetiva trata –en la versión de Roxin– de
corregir los problemas que tenían las teorías basadas en la relación de causalidad para atri-
buir un resultado a alguien, sobre todo en los delitos dolosos. La versión de Jakobs va más
allá, pues no trata solo de corregir los problemas de las teorías causales, sino que determi-
na que cuando una conducta es típica se realizará un análisis de la imputación objetiva; es
decir, los criterios de imputación objetiva son varios, por lo que no se pueden traspolar al
Derecho Procesal Penal, más aún cuando lo que buscan estas teorías en el Derecho Penal
es obtener espacios de libertad para el ciudadano, ya que la teoría de la imputación objeti-
va sirve como filtro de conductas no típicas; mientras que la teoría de la conexión de anti-
juridicidad busca penalizar más conductas.
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(59) En tanto que la prueba ilícita es inadmisible por ser considerada impertinente. Cfr. ASENCIO
MELLADO, José María. Prueba prohibida y prueba preconstituida. Trivium, Madrid, 1989,
Pássim.
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La regla de exclusión en el marco
de la teoría de la prueba
Rosario PALACIOS MELÉNDEZ(*)
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(1) HASSEMER, Winfried. Fundamentos del Derecho Penal. Bosch. Barcelona, 1984, p. 190.
(2) Roxin también ha captado esta problemática, cuando señala que “a pesar de los esfuerzos
intensivos de la literatura jurídica y de la jurisprudencia, todavía no se ha originado una teo-
ría de las prohibiciones probatorias”. ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción
de la 25ª edición alemana de Gabriela E. Córdoba y Daniel R. Pastor, revisada por Julio B.
J. Maier. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2000, p.190.
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(3) Véase el Tema 3: La prueba ilícita y la prueba prohibida del Acuerdo Plenario de fecha 11
de diciembre de 2004, realizado por los Vocales Superiores de las Salas Penales de la Re-
pública en la ciudad de Trujillo; esta línea jurisprudencial será analizada más adelante con
detalle.
(4) En un acto sin precedentes, se programó para el 8 de noviembre de 2006 una capacitación
en el Distrito Judicial de Huara en el cual el temario incluía el tema de prueba preconstitui-
da y prueba prohibida dictada por el Dr. José María Asencio Mellado. Cabe resaltar que se
trata de un caso excepcional, ya que generalmente la capacitación ha estado centrada en
el tema de litigación oral.
(5) HURTADO POZO, José. La ley importada. Cedys, Lima, 1979.
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¿Y por qué decimos que son dos caras de la misma moneda? Por-
que consideramos, siguiendo a Duce y Riego, que “cuando nos refe-
rimos a garantías en el proceso penal, lo que estamos haciendo es
referirnos a un conjunto de derechos fundamentales que hoy en día
se agrupan bajo la noción de debido proceso”. Este consiste funda-
mentalmente en el establecimiento de ciertos parámetros, o estánda-
res mínimos que deben cumplir cualquier proceso penal en un Estado
de Derecho, para asegurar que la discusión y aplicación de sancio-
nes (penales en este caso) se haya realizado en un entorno de razo-
nabilidad y justicia para las personas que intervienen en su desarrollo.
Esta noción, ciertamente vaga en esta formulación preliminar, encuen-
tra desarrollos más específicos en los tratados internacionales de de-
rechos humanos y que contemplan un conjunto de derechos, según
ya tuvimos oportunidad de mencionar previamente, y, especialmen-
te, en la jurisprudencia que ha surgido de su aplicación en el ámbito
internacional. En consecuencia, si se quiere analizar cuán garantis-
ta es un proceso penal, normalmente el primer paso será constatar
(6) GOSSEL, Karl-Heinz. El proceso penal ante el Estado de Derecho. Grijley, Lima, 2004, p. 64.
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(7) DUCE, Mauricio y RIEGO, Cristian. Introducción al Nuevo Sistema Procesal Penal. Univer-
sidad Diego Portales. Santiago de Chile, 2002, p. 37. sin negritas en el original.
(8) Ibídem, pp. 37 y 38.
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(9) BUSTAMANTE ALARCÓN, Reynaldo. “El problema de la prueba ilícita: un caso de con-
flictos de derechos desde una perspectiva constitucional”. En: Cathedra Discere. N° 8-9.
p. 48 y ss.
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(10) SENTIS MELENDO, Santiago. La prueba. Buenos Aires, 1978, p. 151 y ss.
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(14) TARUFFO, Michele. “Algunas consideraciones sobre la relación entre prueba y ver-
dad”. Disponible en: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/014825298901
65929650035/discusiones3/discusiones_03.pdf>. p. 23. Revisado el jueves 2 de agosto
de 2007, 10:22 a.m.
(15) STC Exp. N° 1014-2007-PHC/TC, f.j. 11.
(16) MONTERO AROCA, Juan. Derecho jurisdiccional III. Proceso penal. 14a edición. Tirant lo
Blanch, Valencia, 2005, p. 290. Quien nos habla de convencimiento psicológico del juzgador”.
(17) DE LA OLIVA SANTOS, Andrés. Derecho procesal penal. 7a edición. Editorial universitaria
Ramón Areces, Madrid, 2004, p. 463. Este autor nos dice “convicción de este último (el
juez) sobre la verdad o certeza de los hechos afirmados por las partes”.
(18) GIMENO SENDRA, Vicente y otros. Lecciones de Derecho Procesal Penal. Colex, Madrid,
2001, p. 363. Este autor nos habla de “evidencia necesaria para obtener convicción del
juez o Tribunal decisor”.
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(19) SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de Derecho Procesal Penal. Idemsa, Lima, 2004.
p. 642. El mencionado autor define la prueba como “actividad procesal del juzgador y de
las partes dirigidas a la formación de la convicción psicológica del juzgador”.
(20) AZABACHE CARACCIOLO, César. Introducción al procedimiento penal. Palestra, Lima,
2003, p. 163 y ss.
(21) SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Tomo II. 2a edición, Grijley, Lima,
2003. p. 798.
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(28) Texto original: “is such a proceeding for such a purpose an ‘unreasonable search and sei-
zure’ within the meaning of the fourth amendment of the constitution?”.
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“(...) Soy de opinión que esto es un caso criminal dentro del significa-
do de esa cláusula de la quinta enmienda a la Constitución de los Es-
tados Unidos que declara que no se obligará a ninguna persona ‘en
ningún caso criminal que sea un testigo contra sí mismo (...)’”(30).
Sin embargo, para que se pueda aplicar esta “curiosa” regla de ex-
clusión se tenían que cumplir dos requisitos, lo que a la larga significó
su escasa o nula utilización:
(29) El derecho reconocido por la enmienda V de la Constitución americana es a “no ser com-
pelido a ser testigo contra uno mismo” y tienen una vertiente reconocida a partir de 1965
en un fallo por mayoría de cinco a cuatro: tampoco pueden hacerse comentarios o sacar-
se conclusiones a partir del silencio guardado por el acusado. HENDLER, Edmundo S. De-
recho y procesal penal de los Estados Unidos. AD - Hoc, Buenos Aires, 1996, p. 177.
(30) Texto original: “I am of opinion that this is a criminal case within the meaning of that clau-
se of the fifth amendment to the contitution of the United States which declares that no
person ‘shall be compelled in any criminal case to be a witness against himself”.
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(31) Texto en inglés: “The court will not take notice how they were obtained, whether lawfully
or unlawfully, nor will it form an issue to determine that question”.
(32) Edmundo Hendler ha señalado que “su origen se remonta a un caso fallado por la Corte
Suprema federal en 1914. Se la invoca, frecuentemente, con motivo de arrestos, allana-
mientos de domicilio, incautaciones o bien confesiones que se sostiene obtenidas en in-
fracción a los respectivos resguardos de las enmiendas IV y V de la Constitución. Estable-
cida, en principio, para los Tribunales federales, a partir de 1961 se la entendió aplicable
también a los Estados”. HENDLER, Edmundo S. Ob. cit., 1996. p. 200.
(33) Aunque algún autor considera que el inicio de esta línea jurisprudencial sería el caso Boyd
vs. EE.UU. En ese sentido véase: QUISPE FARFÁN, Fany Soledad. El derecho a la presun-
ción de inocencia. Palestra editores, Lima, 2001, pp. 117-118.
Sin embargo, esta postura no sería tan acertada debido a que solo constituye un antece-
dente de la exclusionary rule porque la decisión se sustenta en argumentos que posterior-
mente (Adams vs. Nueva York, 1904) serían rechazados.
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(34) “(...) While the efforts of courts and their officials to bring the guilty to punishment are prai-
seworthy, they are not to be aided by sacrificing the great fundamental rights secured by
the Constitution (...)”.
(35) En el texto original: “The Fourth Amendment is not directed to individual misconduct of
state officers. Its limitations reach the Federal Government and its agencies”.
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LA PRUEBA PROHIBIDA
(36) FIDALGO GALLARDO, Carlos. Las “pruebas ilegales”: de la exclusionary rule estadouni-
denses al artículo 11.1 LOPJ. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid,
2003, pp. 82-83.
(37) La Constitución de los Estados Unidos fue redactada en la Convención Constitucional en
Filadelfia en 1787, firmada el 17 de setiembre de 1787 y ratificada por el número reque-
rido de estados (nueve) el 21 de junio de 1788. Sustituye los artículos de la Confedera-
ción, los estatutos originales de los Estados Unidos que estaban vigentes desde 1781.
La Constitución contiene un preámbulo y siete artículos. También incluye 27 enmiendas,
de las cuales las 10 primeras se conocen como la Carta de Derechos o Bill of Rights.
69
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
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LA PRUEBA PROHIBIDA
(41) Texto original: “[T]he immediate question is whether the basic right to protection against
arbitrary intrusion by the police demands the exclusion of logically relevant evidence ob-
tained by an unreasonable search and seizure because, in a federal prosecution for a fede-
ral crime, it would be excluded. As a matter of inherent reason, one would suppose this
to be an issue to which men with complete devotion to the protection of the right of pri-
vacy might give different answers. When we find that in fact most of the English-speaking
world does not regard as vital to such protection the exclusion of evidence thus obtained,
we must hesitate to treat this remedy as an essential ingredient of the right”.
71
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(42) Aquí está el apéndice: AUSTRALIA Miller vs. Noblet, (1927) S.A.S.R. 385.
CANADA ALTA. Rex vs. Nelson, (1922) 2 W.W.R. 381, 69 D.L.R. 180.
MAN. ex vs. Durousel, 41 Man. 15, (1933) 2 D.L.R. 446.
ONT. Regina vs. Doyle, 12 Ont. 347.
SASK. Rex vs. Kostachuk, 24 Sask. 485, 54 Can.C.C. 189.
ENGLAND See Elias vs. Pasmore, (1934) 2 K.B. 164.
INDIA ALL. Ali Ahmad Khan vs. Emperor, 81 I.C. 615(1).
CAL. Baldeo Bin vs. Emperor, 142 I.C. 639.
RANG. Chwa Hum Htive vs. Emperor, 143 I.C. 824.
SCOTLAND See Hodgson v. McPherson, (1913) S.C.(J.) 68, 73.
(43) El caso es el siguiente: El 1 de julio de 1949, tres sheriffs del condado de Los Ángeles en-
traron en la residencia de Rochin sin una autorización judicial, subiendo a su casa ubicada
en el segundo piso. Apenas ingresaron a su cuarto, los oficiales notaron dos cápsulas en su
mesita de noche. Rochin, al notarlo, se tragó inmediatamente las cápsulas. Después un ofi-
cial le preguntó, “¿qué es eso?”, el otro oficial asió y cogió a Rochin por el cuello, también
empujó sus dedos dentro de la boca de Rochin mientras que procuraba expulsar las cápsu-
las. Los oficiales, incapaces de obtener las cápsulas de ese modo, lo esposaron llevándo-
lo al hospital de emergencia en donde lo ataron con correas a una tabla y le colocaron un
tubo en su boca y en su estómago, le dieron una solución emética; de ese modo él vomitó
las cápsulas en un cubo. Los oficiales después recuperaron las cápsulas y las analizaron, y
se trataba de morfina.
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LA PRUEBA PROHIBIDA
73
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(44) Enmienda XIV (Ratificada el 9 de julio de 1868) Sección 1. Todas las personas nacidas o na-
turalizadas en los Estados Unidos y sometidas a su jurisdicción son ciudadanos de los Es-
tados Unidos y de los Estados en que residen. Ningún Estado podrá dictar ni dar efecto a
cualquier ley que limite los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Uni-
dos; tampoco podrá Estado alguno privar a cualquier persona de la vida, la libertad o la pro-
piedad sin el debido proceso legal; ni negar a cualquier persona que se encuentre dentro
de sus límites jurisdiccionales la misma protección de las leyes.
(45) Del mismo modo se pronuncia en EE.UU. vs. León (1984) reproduciendo las consideracio-
nes de Calandra.
(46) Texto original: “(...) The rule thus operates as “a judicially created remedy designed to
safeguard Fourth Amendment rights generally through its deterrent effect, rather than
a personal constitutional right of the party aggrieved.” United States v. Calandra, supra,
at 348 (...)”.
74
LA PRUEBA PROHIBIDA
(47) Otra interpretación es la realizada por Edmundo Hendler cuando señala que “La filosofía
que inspira el principio fue evolucionando también con la jurisprudencia, concebida origi-
nalmente como una regla sobre admisibilidad de pruebas establecida en función de atri-
buciones reglamentarias de la corte Suprema, fue caracterizada posteriormente como
una herramienta disuasiva de inconducta (sic) policial y, finalmente, como encaminada a la
preservación de la integridad de los procesos judiciales”. HENDLER, Edmundo S. Ob. cit.,
pp. 200-201.
(48) La misma exigencia se derivaría de la legislación alemana, es el parecer de Roxin cuando
señala que “cuando esos particulares proceden en ello ilícitamente (p. Ej.) sustraen docu-
mentos) y ponen a disposición de las autoridades de la investigación las pruebas así obteni-
das, se cuestiona si las pruebas obtenidas pueden ser valoradas en el procedimiento penal.
Dado que las disposiciones sobre el procedimiento de la StPO (¡y ante todo las prohibicio-
nes de métodos probatorios!) solo están dirigidas a los órganos de la persecución penal,
este tipo de pruebas son, en principio, valorables”. ROXIN, Claus. Ob cit., p. 206.
75
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
“(...) Hace diez años, en Estados Unidos vs. Calandra, (1974), ex-
presé el miedo que la decisión de la Corte, en la cual la mayoría de
mis colegas se ha posicionado para abrir de nuevo la puerta [a la
evidencia asegurada por anarquía oficial] aun más y para abando-
nar en conjunto la regla de exclusión en los casos de búsqueda y
asimientos.
Las palabras tan elocuentes del juez Brennan nos relevan de cual-
quier comentario adicional.
• Aspecto material
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LA PRUEBA PROHIBIDA
• Aspecto procesal
I. El origen
“Artículo156.-
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
“Artículo 57.-
• En el ámbito legislativo
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LA PRUEBA PROHIBIDA
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
Título Preliminar
“Artículo VII
(54) Artículo 2.- Derechos fundamentales de la persona. Toda persona tiene derecho: (...) 9. A la
inviolabilidad del domicilio. Nadie puede ingresar en él ni efectuar investigaciones o regis-
tros sin autorización de la persona que lo habita o sin mandato judicial, salvo flagrante de-
lito o muy grave peligro de su perpetración. Las excepciones por motivos de sanidad o de
grave riesgo son reguladas por la ley.
(55) Artículo 2.- Derechos fundamentales de la persona. Toda persona tiene derecho: (...) 5. El
secreto bancario y la reserva tributaria pueden levantarse a pedido del juez, del fiscal de la
nación, o de una comisión investigadora del Congreso con arreglo a ley y siempre que se
refieran al caso investigado.
(56) Artículo 2.- Derechos fundamentales de la persona. Toda persona tiene derecho: (...) 24. A
la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia: (...) f. Nadie puede ser detenido
sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en caso
de flagrante delito.
(57) Derecho de defensa, presunción de inocencia y todas la derivaciones de estos, entre otros.
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LA PRUEBA PROHIBIDA
• En el ámbito doctrinal
(58) Similar es el caso de los países europeos, quienes han derivado de la doctrina del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos que este pueda pronunciarse expresamente acerca de la
admisibilidad o no de las pruebas ilícitas, ya que solo le corresponde averiguar si el proce-
so penal en su conjunto, fue un proceso justo, es decir, condicionó la admisibilidad de la
prueba ilícita a una vulneración del debido proceso y para ello analizó el proceso penal en
su conjunto. Paradójico es el caso Schenk contra Suiza (12 de julio de 1988), en el cual en
el proceso penal instaurado en su contra se admite una grabación telefónica incriminatoria
obtenida sin previa autorización judicial y en consecuencia se le condenó. El ETD –en una
decisión en mayoría– consideró que el proceso había sido justo en su conjunto ya que al
admitirse la prueba no se vulneró el derecho de defensa del procesado ya que se le otor-
gó la posibilidad de contradicción.
(59) Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Lori Berenson Mejía vs. Perú. Senten-
cia de Fondo de fecha 25 de noviembre de 2004. Alegatos de la Corte, fundamento 174.
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(60) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. 2a edición, Editorial Alternati-
vas, 1999, Lima. pp. 447-449.
(61) CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El Proceso Penal. Teoría y Práctica. Palestra, 2005, pp. 336-
337. Aunque también señala que se le puede denominar prueba prohibida, sin realizar ulte-
riores precisiones acerca de porqué decanta por una u otro, o porqué las denomina indis-
tintamente así.
(62) SAN MARTÍN CASTRO, César. Ob. cit.
(63) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Ob. cit., p. 447.
(64) Ídem.
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LA PRUEBA PROHIBIDA
(65) Ídem.
(66) CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Ob. cit., p. 336.
(67) Ídem.
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• En el ámbito jurisprudencial
(69) HURTADO POZO, José. Vladivideos e ilegalidad de la prueba. IDEELE - Revista del Institu-
to de Defensa Legal. N° 140, setiembre de 2001, p. 74.
(70) Ibídem, p. 75.
(71) Un claro ejemplo del desarrollo jurisprudencial en esta área está representada por España,
país en el cual el establecimiento de la regla de exclusión no fue iniciado legislativamente,
sino jurisprudencialmente, con la sentencia del Tribunal Constitucional 114/1984 de fecha
29 de noviembre de 1984. En la que se señala que: “Aun careciendo de regla legal expresa
que establezca la interdicción procesal de la prueba ilícitamente adquirida, hay que recono-
cer que deriva de la posición preferente de los derechos fundamentales en el ordenamien-
to y de su afirmada condición de ‘inviolables’ (artículo 10.1 de la Constitución) la imposibi-
lidad de admitir en el proceso una prueba obtenida violentando un derecho fundamental o
una libertad fundamental”. Posteriormente se estableció el artículo 11.1 en la LOPJ del re-
ferido país, a efectos de regular expresamente este instituto.
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• Tribunal Constitucional
- Los hechos
- La sentencia
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- Los hechos
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corpus y declaró nulo todo lo actuado desde fojas 86, a cuyo estado
se repone la presente causa con la finalidad de que el juez realice
nuevamente y de manera inmediata la diligencia de constatación.
- Los hechos
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- Los hechos
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
VI. CONCLUSIONES
De la revisión somera de los casos precedentes, se puede colegir
válidamente que el Tribunal Constitucional ha dejado claro:
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LA PRUEBA PROHIBIDA
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La prueba ilícita en la
jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
Alex RUEDA BORRERO(*)
(1)
I. INTRODUCCIÓN
El respeto y la garantía de los derechos fundamentales reconoci-
dos constitucionalmente, constituye uno de los deberes primordiales
del Estado, que exige, por un lado, que este se abstenga de cualquier
conducta que pueda comprometer su vigencia efectiva, y por otro, el
deber de realizar y desarrollar acciones que los promuevan y garanti-
cen. Este deber de garantía no solo tiene como destinatario al Esta-
do, sino también a las personas, quienes tienen el deber de respetar,
(*) Máster en Derecho con mención en Derecho Penal y Procesal Penal por la Universidad de
Piura (UDEP). Comisionado de la Adjuntía en Asuntos Constitucionales de la Defensoría del
Pueblo y docente a tiempo parcial en la Facultad de Derecho de la Universidad Wiener.
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(1) STC Exp. N° 1230-2002-HC/TC (caso Tineo Cabrera), f.j. 4 último párrafo.
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(21) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 81/1998 del 2 de abril, f.j. 3 (el resaltado
es nuestro).
(22) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 114/1984 del 29 de noviembre, f.j. 5 (el
resaltado es nuestro).
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(23) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 86/1995 del 6 de junio, f.j. 2 (el resaltado
es nuestro).
(24) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 161/1999 del 27 de setiembre, f.j. 4. (el
resaltado es nuestro).
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LA PRUEBA PROHIBIDA
(25) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 132/2006 del 27 de abril, f.j. 2. (El resal-
tado es nuestro).
(26) CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia N° T-233/07 del 29 de marzo, f.j.
7.1 (el resaltado es nuestro).
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(27) CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia SU 159/02 del 6 de marzo, f.j. 4.2.2
(el resaltado es nuestro).
(28) Ídem.
104
LA PRUEBA PROHIBIDA
(29) Ídem.
(30) Ídem.
105
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
legal, son inválidas y, por ende, deben ser excluidas. En ese sentido,
ha emitido los siguientes pronunciamientos:
106
LA PRUEBA PROHIBIDA
a) En el caso Loayza Tamayo vs. Perú, la Corte IDH sostuvo que se ha-
bía afectado el derecho a la presunción de inocencia, porque Tama-
yo fue condenada sobre la base de pruebas ilícitamente obtenidas
y por un tribunal incompetente.
(31) Corte IDH. Caso Loayza Tamayo vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de setiembre de 1997.
Serie C N° 33, párr. 62.
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
como antes se dijo, (supra, párr. 61) esa imputación solo correspon-
día hacerla a la jurisdicción ordinaria competente”(32).
Por ejemplo, en el caso Lori Berenson Mejía vs. Perú, la Corte cons-
tató la vulneración de los siguientes derechos: a) A un juez competen-
te, independiente e imparcial, porque la Sra. Tamayo fue juzgada en
el Fuero Militar por el delito de traición a la patria; b) la presunción de
inocencia, al ser exhibida ante los medios de comunicación como au-
tora del delito; c) a tener la oportunidad y medios adecuados para
preparar la defensa, toda vez que no se tuvo conocimiento oportuno
y completo de los cargos, se obstaculizó la comunicación libre y pri-
vada con el abogado defensor, fue juzgado por jueces sin rostro, en-
tre otras. Como consecuencia de ello, señaló la inadmisibilidad de las
pruebas obtenidas en el trámite seguido ante el Fuero Militar, en el si-
guiente sentido:
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LA PRUEBA PROHIBIDA
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(34) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 197/2009 del 28 de setiembre, f.j. 10,
tercer párrafo (el resaltado es nuestro).
(35) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA. STC 81/1998 del 2 de abril, f.j. 4 sétimo
párrafo (el resaltado es nuestro).
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(36) CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia T-233/07 del 29 de marzo, f.j. 7.1.
(37) CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia SU 159/02 del 6 de marzo, f.j. 4.2.3.2.
(el resaltado es nuestro).
(38) Ibídem., f.j. 4.2.1. (el resaltado es nuestro).
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(39) Ídem.
(40) CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia T-233/07 del 29 de marzo, f.j. 7.1
(el resaltado es nuestro).
(41) Ídem.
(42) Ídem.
112
LA PRUEBA PROHIBIDA
esto es, que haya servido como pieza fundamental para formar el
convencimiento del juez”(43).
(43) Ídem.
(44) Ídem.
(45) CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA. Sentencia SU 159/02 del 6 de marzo, f.j. 4.3.2.3.
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(47) STC Exp. N° 0206-2005-PA/TC (caso Baylón Flores), f.j. 5, (el resaltado es nuestro).
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2
Excepciones a la
prueba prohibida
2
Capítulo
Excepciones a la
prueba prohibida
Juan Humberto SÁNCHEZ CÓRDOVA*
(1)
I. INTRODUCCIÓN
En el sistema inquisitivo la regla era la prueba a cualquier precio.
Tanto así, que la confesión se convirtió en la reina de las pruebas.
A través de la tortura se lograba que el imputado de algún delito decla-
re su culpabilidad, lo que dejaba el camino libre para su condena, pues
regía el principio de “a confesión de parte, relevo de pruebas”.
(*) Coordinador del Área de Investigación de Derecho Procesal Penal del Instituto de Investi-
gación de Derecho Público.
125
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(1) Para una correcta aproximación al tema de los sistemas procesales se puede revisar mi
trabajo: “El Sistema de Enjuiciamiento del Código Procesal Penal de 2004”. En: Actuali-
dad Jurídica, Gaceta Jurídica, Lima, Tomo 185, abril de 2009, pp. 131-136. Donde se podrá
apreciar que el sistema adoptado por nuestro Código Procesal Penal de 2004 no es el acu-
satorio moderno.
(2) La demandada, por otra parte, tampoco ha tenido en cuenta que en la forma como ha ob-
tenido los elementos presuntamente incriminatorios, no solo han vulnerado la reserva de
las comunicaciones y la garantía de judicialidad, sino que ha convertido en inválidos di-
chos elementos. En efecto, conforme lo establece la última parte del artículo 2.10 de la
126
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
Después, esta regla fue aceptada por la justicia ordinaria. Una mues-
tra de ello (siempre en el ámbito constitucional) es la sentencia recaída
en el proceso de hábeas corpus número 24-06(3) resuelto por la Terce-
ra Sala Penal con Reos en Cárcel, en la cual se señala: “Al no existir en
autos autorización judicial alguna que acredite la intervención telefóni-
ca y la posterior grabación de sus compañeros, se desprende que se
ha vulnerado lo dispuesto en el inc. 10 del art. 2 en concordancia con
el inc. 3 del numeral 139 de la Constitución del Estado, tanto más que
pese a existir una norma que regula la intervención telefónica, no se
ha cumplido con los requisitos establecidos en la Ley N° 27697, conse-
cuentemente dicha prueba aportada (…) deviene en ilícita”.
Constitución, los documentos privados obtenidos con violación de los preceptos anterior-
mente señalados, no tienen efecto legal. Ello, de momento, supone que por la forma como
se han recabado los mensajes que han sido utilizados en el cuestionado proceso adminis-
trativo, su valor probatorio carece de todo efecto jurídico, siendo, por tanto, nulo el acto de
despido en el que dicho proceso ha culminado. Se trata, pues, en el fondo, de garantizar
que los medios de prueba ilícitamente obtenidos no permitan desnaturalizar los derechos
de la persona ni, mucho menos, y como es evidente, que generen efectos en su perjuicio.
Exp. N° 1058-2004-AA/TC (caso Serpost).
(3) Se realiza una grabación de la conversación sostenida por los accionantes con una terce-
ra persona, que no contaba con la debida autorización judicial. La presentación del audio la
realizó una tercera persona ajena a los sujetos involucrados en la grabación.
(4) Es un proceso penal donde se enjuiciaba un presunto delito federal de utilización de ser-
vicio público de correos para el transporte de billetes de lotería. En el curso de la investi-
gación policial, previa al proceso judicial, realizada conjuntamente por agentes de policía
federales y estatales, los agentes federales habían confiscado correspondencia del acu-
sado sin la preceptiva autorización judicial previa, que posteriormente fue aportada al jui-
cio oral como prueba de cargo. Por su parte, agentes de policía estatal también habían in-
terceptado ilegalmente otros documentos privados susceptibles de servir como pruebas
incriminatorias. La decisión del tribunal estadounidense fue el siguiente: “La Constitución
exige implícitamente la exclusión de los materiales probatorios obtenidos en violación de
los derechos procesales constitucionales, independientemente de las eventuales sancio-
nes [...] que se imponga al responsable de esa violación”. FIDALGO GALLARDO, Carlos.
127
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
Las “pruebas ilegales”: de la exclusionare rule estadounidense al artículo 11.1 LOPJ. Cen-
tro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid, 2003, p. 97.
(5) Cabe mencionar que en Estados Unidos la Constitución sobre derechos fundamentales
son la Bill of rights y las demás enmiendas que hasta la dación de la Enmienda XIV solo
eran obligatorias para el sistema federal, luego de la dación de esta enmienda la Bill of right
es obligatoria para todos los Estados.
(6) La Corte se pronuncia sorpresivamente en los aspectos atinentes a la Cuarta Enmienda
presentes en el caso, que no habían sido alegados ni debatidos durante el largo curso judi-
cial precedente. La decisión de la Corte de anular la condena de Dolly Mapp basándose en
la Cuarta Enmienda, puede calificarse sin ambages como una decisión sorpresiva, tomada
sobre la marcha, en base a motivaciones políticas mas que en argumentaciones jurídicas.
Mapp se pronunciaba por el rango constitucional de la regla de exclusión, por considerar-
la “una salvaguarda disuasoria clara, específica y constitucionalmente exigida sin cuya vi-
gencia la cuarta enmienda habría sido reducida a simple palabras”. FIDALGO GALLARDO,
Carlos. Ob. cit., pp. 170 y 171.
(7) Es la denominación que Beling hiciera de este tema en su trabajo “Die Beweisverbote als
Grenzen der Wahrheitserforschung im strafprozess” pero que bajo la concepción manteni-
da aquí seria propio de un concepto amplio.
(8) Así lo reconoce Asencio Mellado: “La prueba prohibida (…), reconducida a aquella obte-
nida con infracción de estos derechos y sin confundirla, pues, con la mas general catego-
ría de las prohibiciones probatorias cuyo fundamento radica en otro tipo de consideracio-
nes”. ASENCIO MELLADO, José María. “Prologo del Autor a la Edición Peruana de 2008”.
En: La prueba prohibida y prueba preconstituida en el Proceso Penal. Fondo Editorial del
INPECCP, Lima, 2008, p. 22. Este mismo autor amplia su concepción diciendo: “por prue-
ba ilícita ha de entenderse la obtenida con violación de derechos fundamentales, no sien-
do este concepto extensible a otro tipo de infracciones que pudieran cometerse tanto de
128
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
129
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(11) A esto se refiere PELLEGRINI GRINOVER, Ada. Ob. cit, p. 145, al decir: “La libertad del
juez penal fue vista como un instrumento esencial para la realización de la pretensión puni-
tiva del Estado; el juez penal, a diferencia del juez civil, deberá estar dotado de poderes ili-
mitados a los efectos del ajuste a los hechos, por que el descubrimiento de la verdad, ob-
tenida de cualquier forma, es la premisa indispensable para alcanzar el fin de la ‘defensa
social’. Y es así que la búsqueda de la verdad se transforma en un valor más precioso que
la libertad individual (...)”. A esta posición se responde demostrando que, tomando ese ca-
mino, se perderá fatalmente cualquier límite y la verdad absoluta se tornaría un mito que
corresponde al ilimitado poder del juez.
(12) FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mercedes. Prueba y presunción de inocencia. Iustel, Madrid, 2005,
pp. 34 y 35.
130
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
(13) FERRAJOLI, Luigi. Derecho y Dolor. Traducción de Miguel Carbonell, (en línea) <http://
www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=32308>.
(14) En el mismo sentido: MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. El concepto de prueba ilícita y su
tratamiento en el proceso penal. Barcelona, JM Bosch, 1999, pp. 29 y 30. Si bien diferen-
cia prueba ilícita, prueba irregular y prueba expresa por la ley, se puede inferir casos en que
esta última constituirá prueba prohibida; GIMENO SENDRA, Vicente. “La prueba prohibi-
da”. Conferencia dictada los días 6 y 7 de abril del año 2006 en el marco de la conferencia
magistral “Vicente Gimeno Sendra”.
131
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
son absolutos, sino que pueden ser restringidos siempre que se regu-
le la forma de intervención(15).
132
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
(17) LOURIDO RICO, Ana Mª. La nulidad de actuaciones: una perspectiva procesal. Comares,
Granada, 2002, p. 71.
133
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(18) Así, el artículo 171 del Código Procesal Civil que es de aplicación supletoria al Código de
Procedimientos Penales señala lo siguiente: “la nulidad se sanciona solo por causa esta-
blecida en la ley. Sin embargo, puede declararse cuando el acto procesal careciera de los
requisitos indispensables para la obtención de su finalidad”. Asimismo, el artículo 174 del
citado Código señala: “Quien formula nulidad tiene que acreditar estar perjudicado con el
acto procesal viciado y, en su caso, precisar la defensa que no pudo realizar como conse-
cuencia directa del acto procesal cuestionado. Asimismo, acreditará interés propio y espe-
cífico en relación a su pedido”.
134
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
1. Fuente independiente
Nace con el caso Bynum vs. EE.UU. de 1960, en el cual se exclu-
yeron las huellas dactilares de un detenido ilegalmente. En el momen-
to de la detención se le tomaron las huellas dactilares que tras la opor-
tuna prueba pericial coincidían con las tomadas en el lugar del robo.
No obstante, esta prueba pericial se consideró ilícita por derivar direc-
tamente de la detención ilegal que se había practicado sin tener cau-
sa razonable(23).
(19) DÍAZ CABIALE, José Antonio y MARTÍN MORALES, Ricardo. Ob. cit., p. 71.
(20) NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral.
Idemsa, Lima, 2010, p. 675.
(21) DÍAZ CABIALE, José Antonio y MARTÍN MORALES, Ricardo. Ob. cit., pp. 82 y 83, refieren
que una vez que la jurisprudencia y la doctrina norteamericanas hicieron pasar a un segun-
do plano el alcance constitucional neto de la exclusionary rule y centraron la vigencia de la
regla en el deterrente effect, surgieron en seguida limitaciones o excepciones a la doctrina
de the fruit the poisonous tree doctrine.
(22) Es básico en nuestro estudio la referencia al acuerdo plenario sobre prueba prohibida del
Pleno Jurisdiccional Superior Nacional Penal realizado en Trujillo el día 11 de diciembre de
2004.
(23) NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 676.
135
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(24) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “Las pruebas ilícitas: Fundamento y alcance de la re-
gla de exclusión”. En: Ponencias del Segundo Congreso de Derecho Penal y Criminología.
[s. e.]. Huánuco, 2005, p. 37.
(25) Ídem.
(26) Ibídem, p. 36.
(27) NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 677.
136
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
3. Error inocuo
Se da cuando una prueba inadmisible no ha sido debidamente
excluida en primera instancia y se ha dictado sentencia condenatoria;
sin embargo, no procederá la anulación de la sentencia por esa causa
(28) ASENCIO MELLADO José María. Dictamen acerca de la eficacia y valor probatorio de las
grabaciones en audio y video halladas en el domicilio de d. Vladimiro Montesinos en el mes
de noviembre de 2000. Ob. cit., pp. 53 y 54.
(29) Ídem.
137
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
138
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
4. Conexión de antijuridicidad
Nace en España con la Sentencia del Tribunal Constitucional espa-
ñol 81/1998. En este caso se señaló que no bastaba con la relación na-
tural entre la prueba inconstitucional y la prueba derivada, sino que es
necesario que entra ellas exista una “conexión de antijuridicidad”(34).
periodísticas y congresales y ayude a limpiar el nombre de la familia (...), bajo cuya influen-
cia económica el procesado se dejó corromper”.
(34) SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Vol. II. Grijley, Lima, 2003, p. 892.
139
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
140
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
5. Ponderación de intereses
Nace en EE.UU. con el balancing test, cuya regla es la siguiente:
si ponderamos que con la inadmisibilidad de la prueba prohibida no
se logrará el efecto disuasorio, entonces no tendrá sentido excluir la
prueba prohibida. Esto se explica por qué ese sistema asume que la
fundamentación de la exclusión de material probatorio está en el efec-
to que su exclusión puede tener en el comportamiento de los agentes
policiales, pues estos deberían actuar respetando los derechos funda-
mentales al momento de obtener las fuentes de prueba(37).
(36) De otra opinión: NIEVES CHERO, Justo. “La ‘conexión de antijuridicidad’ en los efectos re-
flejos: Reconstrucción teleológica del problema del alcance anulatorio de la prueba ilícita”.
En: Luis Reyna Alfaro, Gustavo Arocena y David Cienfuegos Salgado (coord.) La prueba,
reforma del proceso penal y derechos fundamentales. Jurista, Lima, 2007, p. 573 in fine.
(37) NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 680.
(38) Para una mayor explicación de la proporcionalidad en la teoría de la prueba prohibida:
PISFIL FLORES, Daniel Armando. “La aplicación del principio constitucional de proporcio-
nalidad en la prueba ilícita”. En: Jus Doctrina & Práctica. Marzo, 2008, p. 147 y ss.
(39) El principio de proporcionalidad tiene directa relación con el modelo de Estado, pues en un ini-
cio cuando se crea el Estado absolutista no existía principio de proporcionalidad. Aun así tam-
poco existía reconocimiento a los derechos fundamentales, pues era el soberano el que había
reencarnado en el Leviatán quien decidía a propia voluntad el destino de sus súbditos y cuán-
to de afectación en sus derechos era necesario. Luego de la Revolución Francesa se crea en el
ámbito eurocontinental el Estado de Derecho cuya máxima es que no puede existir ningún po-
der estatal que esté más allá de la ley, con lo cual se aseguraba que todo el poder estatal no ac-
tuaría más allá de la ley y se evitaba las arbitrariedades propias del sistema anterior. Pero esto
también fue insuficiente toda vez que la actuación del Estado no puede solo estar limitado a
parámetros legales, pues queda un espacio de discrecionalidad donde el Estado puede actuar
con arbitrariedad. Por ello, luego de la Segunda Guerra Mundial y con el apogeo de los Estados
democráticos que se basan en la Constitución se puede hablar de una limitación mucho más
exacta de la actividad estatal correspondiéndole esta tarea al principio de proporcionalidad.
141
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
con base en el cual se debería preferir el sacrificio del bien jurídico de me-
nor valía para salvaguardar el de mayor valor(40).
142
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
Pero este tipo de soluciones han sido muy criticadas, por la fal-
ta de criterios en los cuales decir que un bien es más protegible que
otro, por ello se ha desarrollado en Alemania y Europa la teoría de
la ponderación que más adelante expondremos. Sin embargo, este
test de ponderación norteamericano sin límites ni reglas claras no es
constitucional.
143
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
6. Excepción de buena fe
Lo tenemos en el caso León vs EE.UU. de 1984, donde un agente
policial realiza un registro con una autorización judicial que el Tribunal
considera ilícita por falta de motivación(43). Por lo que el Tribunal Supre-
mo se pronuncia argumentando que se realizó una acción objetivamen-
te inconstitucional de obtención de evidencias, pero el policía lo hizo en
la creencia que actuaba dentro de la ley, obrando de buena fe(44).
(43) DÍAZ CABIALE, José Antonio y MARTÍN MORALES, Ricardo. Ob. cit., p. 78. También nos
dice que si resulta que la policía actuó amparada en un mandamiento judicial o una norma
que luego se declaran inconstitucionales, es obvio que la policía no sabia que su actuación
provocaba lesión alguna de derecho, por lo que la exclusión de la prueba obtenida no va a
prevenir conductas policiales arbitrarias. Es más, la excepción de buena fe también juga-
ría en aquellos casos en los que la policía, a tenor de las circunstancias concretas, errónea-
mente creía que podía actuar amparada por la ley.
(44) NEYRA FLORES, José Antonio. Ob. cit., p. 681.
(45) Ídem.
144
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
9. Hallazgo inevitable
En el caso Nix vs. Williams se dio validez a una declaración del de-
tenido obtenida ilícitamente en la que se reveló el lugar donde se en-
contraban los restos de la víctima asesinada, al entenderse que tales
restos se hubieran, inevitablemente, descubierto por los numerosos
voluntarios que estaban rastreando la zona en donde se encontraron(48).
145
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
146
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
(52) RODRÍGUEZ LAINZ, José Luis. La confesión del imputado derivada de prueba iícitamente
obtenida. Bosch, Barcelona, 2005, p. 33.
(53) Ibídem, p. 34.
(54) GUERRERO PERALTA, Óscar Julián. Ob. cit., p. 315.
(55) HAIRABEDIÁN, Maximiliano. Ob. cit., p. 88.
147
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
148
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
(57) CASTRO TRIGOSO, Hamilton. La prueba ilícita en el proceso penal peruano. Jurista, Lima,
2009, p. 127.
(58) GUERRERO PERALTA, Óscar Julián. Ob. cit., p. 317.
(59) PELLEGRINI GRINOVER, Ada. Ob. cit., p. 147.
149
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
Por ello hay una serie de excepciones a la teoría del árbol prohibi-
do. Pero esto en nuestro país no es constitucional, pues en el sistema
eurocontinental el fundamento de la prueba prohibida, a diferencia de
la norteamericana, es constitucional y se basa en el lugar preferente
(60) El activismo judicial –visto en Mapp vs. Ohio– había provocado un profundo malestar en di-
versas instancias del poder político y en grandes sectores de la población, que resume el
informe de 1986 de la Office of Legal Policy del departamento de justicia de los Estados
Unidos: “Los cambios en la composición de la corte suprema provocaron un periodo de
rápida innovación en la jurisprudencia constitucional de la corte durante los años sesenta.
Los resultados de esa evolución han determinado las normas básicas de la investigación
y el enjuiciamiento criminal hasta hoy. Los rasgos más destacados de las decisiones de la
corte en materia de procedimiento criminal durante ese periodo fueron: i) indiferencia ha-
cia la historia y el precedente, ii) la disposición de imponer estándares federales uniformes
impidiendo las variantes entre los estados en asuntos procesales específicos, así como en
amplias cuestiones de principio, y, iii) asunción de una autoridad de supervisión de facto
sobre las ramas ejecutiva y judicial de los sistema de justicia criminal estatales y federales,
utilizando la exclusión de materiales probatorios como el mecanismo para imponer los cri-
terios de la corte con respecto a los procedimientos deseables”. FIDALGO GALLARDO,
Carlos. Ob. cit., p. 191.
(61) En el mismo sentido EE.UU. vs. Janis, 1976.
150
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
(62) DÍAZ CABIALE, José Antonio y MARTÍN MORALES, Ricardo. Ob. cit., p. 71.
(63) Sobre las excepciones Asencio Mellado refiere que son necesarias las excepciones cuan-
do de no admitirse seria burlada la prohibición. Cuando fuera posible la convalidación de la
prueba refleja siempre que se subsanara la anterior, revisar la real relación de causalidad.
ASENCIO MELLADO, José María. La prueba prohibida y la prueba preconstituida. Ob. cit.,
pp. 129 y 130.
151
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
1. Limita la afectación del derecho fundamental para que solo sea res-
tringido lo mínimo posible, es decir, lo adecuado.
(64) FLEINER, F. Instituciones de Derecho Administrativo. Barcelona. 1993. p. 312 (cit) PEDRAZ
PENALVA, Ernesto. Derecho Procesal Penal: Principios de Derecho Procesal Penal. T. I.
Colex. Madrid, 2000, p. 142. Pero la creación del principio de proporcionalidad no es pro-
pia del derecho procesal penal sino que este lo toma del derecho administrativo, pues
como explica Fleiner, dado que una libertad ilimitada podría desembocar en el bellum om-
nium contra omnes, el particular ha debido ajustarse en su actuar al buen orden de la cosa
pública. Precisamente la misión del policía radica en hacer valer tal deber jurídico de los ciu-
dadanos. La policía es un sector determinado de la actividad de la Administración Pública,
a saber, la actividad de la autoridad en el terreno de la administración interior, que impone
coactivamente a la libertad natural de la persona y a la propiedad del ciudadano las restric-
ciones necesarias para lograr el mantenimiento del derecho, de la seguridad y del orden
público. De tales premisas es lógico inferir que el ejercicio del poder gubernativo (de poli-
cía) tiene que someterse a límites determinados dimanantes de su propia esencia: ha de
perseguir fines legítimos (seguridad, orden público, etc.), adoptar las medidas necesarias
para la conservación de los mismos y debe hacerlo de tal manera que la limitación de la li-
bertad individual no debe exceder jamás de la medida absolutamente necesaria. La poli-
cía no debe andar a cañonazos contra los gorriones. Por ello, por la amplia discrecionalidad
152
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
a. Juicio de adecuación.
b. Juicio de necesidad.
c. Juicio de proporcionalidad en sentido estricto.
a. Juicio de adecuación
153
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
b. Juicio de necesidad
154
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
V. CONCLUSIONES
1. La vulneración de derechos fundamentales al obtener la “prueba”
produce la prohibición de toda clase de valoración es decir es inefi-
caz. Esto tiene como consecuencia la inutilización de esta prueba
prohibida lo que se extiende a las demás evidencias que deriven de
ella. En cambio al violar una norma que no protege ningún derecho
fundamental, no se produce aquella inutilizabilidad, sino una nulidad
del acto procesal que no afecta a los actos que se deriven de ella.
BIBLIOGRAFÍA
• ASENCIO MELLADO, José María. “Dictamen acerca de la eficacia
y valor probatorio de las grabaciones en audio y video halladas en
el domicilio de Vladimiro Montesinos en el mes de noviembre del
2000”. En: Prueba ilícita y lucha anticorrupción: El caso del allana-
miento y secuestro de los “vladivideos”. Grijley, Lima.
155
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
156
EXCEPCIONES A LA PRUEBA PROHIBIDA
• SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Vol. II. Grij-
ley, Lima, 2003.
157
3
Capítulo
La prueba indiciaria
en la jurisprudencia
3
Capítulo
La prueba indiciaria
en la jurisprudencia
Charles Paul BONIFACIO MERCADO(*)
(1)
I. CUESTIONES PREVIAS
En realidad, la prueba indiciaria no es una mera aplicación de la dis-
crecionalidad y arbitrariedad del juez, sino una recreación de la insti-
tución procesal dentro de un marco moderno, que se asiente sobre
ciertos requisitos sine qua non, para evitar caer en la arbitrariedad, con-
trariedad y previsibilidad que exige nuestra sociedad.
(*) Abogado por la Universidad Peruana Los Andes - Huancayo, egresado de la Maestría con
mención en Derecho Procesal en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
161
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(1) RIVAS SEVA, Antonio Pablo. La prueba en el Proceso Penal. Segunda edición, Editorial
Aranzadi, 1996, p. 105.
(2) LÓPEZ MORENO, Santiago. La prueba de indicios, Madrid, 1879, p. 46
(3) CARNELUTTI. Las miserias del proceso penal. Edic. Europea América, 1959. p. 72.
162
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
(4) SUÁREZ VARGAS, Luis. La prueba indiciaria en el Proceso Civil y en el Proceso Penal.
Lima, 2009, p. 171.
163
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(5) BELLOCH JULBE, Juan Alberto. “La prueba indiciaria”. En: La Sentencia Penal. Consejo
General del Poder Judicial, Madrid, 1992. p. 30
(6) MIXAN MASS, Florencio. Prueba indiciaria. Trujillo, 1995, p. 21.
164
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
(7) Ibídem, p. 15
(8) Ibídem, p. 36.
165
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(9) SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Segunda edición. Grijley, p. 854.
(10) LÓPEZ MORENO, Santiago. La prueba de indicios. Madrid. 1879. pp. 68 y 69.
(11) SAN MARTÍN CASTRO, ob. cit., p. 853.
(12) Véase: PABÓN GOMEZ, Germán. Lógica del indicio en materia criminal. Jurídicas Gustavo
Ibáñez, Santa Fe de Bogotá, 1994, pp. 211 y 212.
(13) Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras,
sentencia de 29 de julio de 1988, extraído de: M. Rodrigo, Fernando; “Construcción y Pau-
tas Valorativas de la prueba indiciaria”. En: El Proceso Penal. AVI SRL. Rosario, Santa Fe,
2009, p. 7.
166
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
(14) A mayor abundamiento, la sentencia judicial materia de análisis, señala: “(...) en el caso
que se juzga no existen pruebas directas que permitan fundamentar dicha convicción,
pues no contando con la confesión sincera de los acusados, las testificales de Santa Ani-
ta Huayra Espinoza de fojas ciento veintidós, ampliada a fojas doscientos setenta y siete,
de Rosaura Huamán Jesús de fojas ciento veintiséis, ampliada a fojas doscientos setenta
y nueve, y de Clara Magdalena García Rodríguez, no aportan nada respecto de los hechos
acaecidos la madrugada del diez de julio, las dos primeras, solo refieren que eran amigas
íntimas de la agraviada, compañeras de estudios en el Instituto Superior “Paccelli”, que no
tenía enamorado, que aquella madrugada la dejaron en compañía de los procesados en la
intersección de las avenidas Universitaria y Ferrocarril del distrito de El Tambo, cuando se
bajaron del vehículo que los había conducido desde Concepción, ignorando que pudo haber
acontecido después; mientras que la última simplemente asevera que era la “manager”
del grupo y que contrató el vehículo para el traslado de los integrantes del mismo; en tér-
minos parecidos deponen las testigos Mariela Miguel Castro y Liz María Arana Ramos, la
primera afirma haber sido amiga de la agraviada y que la madrugada de los hechos se bajó
del vehículo en el trayecto, y la segunda reconoce que también era amiga íntima de aque-
lla y que el día de la fiesta la vio por una sola vez en horas de la tarde; de manera que am-
bas no saben nada respecto del hecho enjuiciado (…)”.
167
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
1. Legislación comparada
En la legislación comparada pero circunscrita a algunos Códigos la-
tinoamericanos se constata, por ejemplo:
(15) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. Valoración de la Prueba a la Luz del Nuevo Código Pro-
cesal Penal peruano de 2004. Profesor de la Escuela Judicial, Instituto de Ciencia Procesal
Penal. Barcelona, p. 24.
(16) Ídem.
168
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
169
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
170
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
(17) TALAVERA ELGUERA, Pablo. La prueba en el nuevo Proceso Penal. Academia de la Ma-
gistratura, Lima, 2009, p. 137.
171
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
El Código Procesal Civil en su artículo 191 dice que todos los me-
dios de la prueba así como los sucedáneos son idóneos para probar.
Pero idóneo no significa que sean iguales. Y los sucedáneos tienen un
cierto carácter de inferioridad y de incompletitud. Según el Dicciona-
rio de la Real Academia Española de la Lengua, sucedáneo es: “la sus-
tancia que por tener propiedades parecidas a la de otra pueden reem-
plazarla”. El propio Código Procesal Civil, en su artículo 275 no le da a
este término el carácter de medio probatorio propiamente dicho, sino
de “auxilio” de los medios probatorios; con lo cual deberíamos con-
cluir que la prueba indiciaria o por presunción (lógica, no jurídica) no es
una verdadera prueba, sino un sustituto de menor calidad disponible
solo para cuando no puede encontrarse una prueba auténtica(18).
1. Apuntes previos
(18) DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando; “La teoría de la prueba indiciaria”. En: <http://ma-
careo.pucp.edu.pe/ftrazeg/aafad.htm> p. 16.
172
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
2. Pluralidad de indicios
Así tenemos que: a) deben concurrir una pluralidad de indicios(19),
b) esos indicios deben estar plenamente acreditados(20). La Primera
Sala Penal de Junín, en la sentencia (Exp. N° 2000-440), considerando
quinto señala lo siguiente: “(…) que, tratándose de prueba indiciaria
la suma de presunciones o probabilidades producen certeza, siem-
pre y cuando los indicios debidamente probados en que se sustentan,
sin ser necesarios sean contingentes, graves, precisos, concurrentes,
concordantes y convergentes que inequívocamente puedan producir
convicción en el juzgador respecto de la comisión del ilícito penal y
de la plena culpabilidad de los incriminados; que, en el caso presente,
como se tiene reseñado existen pluralidad de indicios probados a tra-
vés de pericias científicas que por medio de un enlace o nexo lógico se
llega a lo desconocido, al extremo de que pueda, tras una argumenta-
ción correcta y cuidadosa, arribarse a una afirmación presumida como
hecho consecuencia del hecho indicador, lo que finalmente constitu-
ye el supuesto fáctico de la sentencia; que, de otro lado el conjunto de
indicios contingentes con las características antes anotadas pueden
constituir mínima actividad probatoria suficiente para desvirtuar la pre-
sunción de inocencia iuris tantum como ha acontecido en el caso sub-
materia (…)”.
(19) RIVES SEVA, Antonio Pablo; ob. cit., pp. 102 y 103. MIRANDA ESTRAMPES, Manuel; ob.
cit., p. 234. JAUCHEN, Eduardo M.; ob. cit., p. 607. GORPHE, François. De la apreciación
de las pruebas. Ejea, Buenos Aires: 1950, p. 352. Jurisprudencia Vinculante: Ejecutoria Su-
prema del 6 de setiembre de 2005, R.N. N° 1912-2005, Piura, considerando cuarto. En:
Diálogo con la Jurisprudencia, N° 101, febrero de 2007, Año 12, p. 232.
(20) RIVES SEVA, Antonio Pablo; ob. cit., p. 104. Jurisprudencia Vinculante: Ejecutoria Suprema
del 6 de setiembre de 2005, R.N. N° 1912-2005, Piura, considerando cuarto.
173
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(21) CLIMENT DURÁN, Carlos. La prueba penal. Tomo I. Tirant lo blanch, Valencia, 2005,
p. 862. Sentencia del Tribunal Supremo español de fecha 20 de enero de 1988. Citado por
RIVES SEVA, ob. cit., p. 101.Sentencia del Tribunal Supremo español de fecha 6 de abril de
1988. Citado por RIVES SEVA, ob. cit., p. 101. Jurisprudencia Vinculante: Ejecutoria Supre-
ma del 6 de setiembre de 2005, RN 1912-2005, Piura, considerando cuarto.
(22) RIVES SEVA, Antonio Pablo; ob. cit., pp. 102-103. JAUCHEN, Eduardo M.; ob. cit., p. 589.
JAÉN VALLEJO, Manuel; op. cit., pp. 95-96. CAFFERATA NORES, José. La prueba en el
proceso penal, Depalma, Buenos Aires, 1998, p. 190. GIANTURCO, Vitto, La Prova in-
diziaria, p. 98. Citado por CAFFERATA NORES, José, ob. cit., p. 190. DOHRING, Erich,
174
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
La prueba y su práctica apreciación, p. 313. Citado por CAFFERATA NORES, José, ob.
cit., p. 190.
(23) JAÉN VALLEJO, Manuel; ob. cit., p. 91. ROSAS YATACO, Jorge; ob. cit.,p. 295. Sen-
tencia del Tribunal Constitucional español de fecha 23 de mayo de 2005. En: <http://
www.tribunalconstitucional.es/jurisprudencia/Stc2005/STC2005-137.html>. [consultado el
11/04/2007]. SAN MARTÍN CASTRO, César; ob. cit., pp. 864-865. CALDERÓN CEREZO,
Ángel y CHOCLÁN MONTALVO, José Antonio. Derecho Procesal Penal. Dykinson, Madrid,
2002, p. 385. MARTÍNEZ ARRIETA, Andrés; “La prueba indiciaria”. En: AA.VV. La prueba
en el Proceso Penal. Centro de Estudios Judiciales, Madrid, 1993, p. 57.
(24) La Corte Suprema de la República, a través del Recurso de Nulidad N° 2000-440 de fecha
2 de octubre de 2003, en el considerando cuarto, ha dicho lo siguiente en relación a la in-
ferencia en función al caso que estamos analizando: “que en efecto, los tres encausados
por ser las últimas personas que estuvieron en compañía de la víctima, se les tomó al día
siguiente de ocurridos los hechos muestras de la zona balano-prepucial, la que arrojó posi-
tivo para restos seminales con escasas formas incompletas de espermatozoides humano,
conforme se desprende de los dictámenes periciales de fojas cuarentitrés a cuarenticinco;
que en la pericia biológica de fojas ciento treinta y nueve ampliada a fojas quinientos seten-
tinueve categóricamente concluye que los cabellos encontrados en la mano de la fallecida
son semejantes a los cabellos del acusado Héctor Castro Bonilla; del mismo modo, en el
examen biológico de fojas cuarentisiete se concluye haberse hallado manchas seminales
con escasos formas incompletas de espermatozoide humano en las trusas de los acusa-
dos; que en el dictamen pericial de fojas treinta y ocho, se concluye que en la prenda ínti-
ma de la agraviada (calzón) se halló manchas seminales con formas incompletas de esper-
matozoides humanos, y por último con el dictamen de fojas cuarentiséis se concluye que
de la muestra de secreción vaginal se halló restos seminales con escasas formas incom-
pletas de espermatozoides humanos”.
175
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(25) Véase: R.N. N° 3710-2009, de fecha 13 de enero de 2010, expedido por la Sala Penal Tran-
sitoria de la Corte Suprema de Justicia (p. 6).
(26) Cf., JAUCHEN, Eduardo M. Tratado de la Prueba en Materia Penal. Rubinzal, Buenos Aires,
Culzoni, 2002, pp. 583 - 584. BELLOCH JULBE, Juan Alberto. La Sentencia Penal. Consejo
General del Poder Judicial, Madrid, 1992, p. 45. “El primero de los requisitos es que el he-
cho o los hechos-base en que se funda (el o los indicios) estén ‘completamente probados’.
El problema central que el primer requisito plantea es si resulta exigible que los indicios
estén, a su vez, probados a través de una prueba directa, por el contrario, hasta que es-
tén acreditados por cualquier medio de prueba. ESPINOZA BONIFAZ, Augusto Renzo. La
construcción indiciaria en el Proceso Penal, IX Congreso Nacional de Derecho Procesal Ga-
rantista”, p. 26. “La concurrencia de una pluralidad de indicios. Cada indicio es un fragmen-
to de prueba que debe ser complementado con otros elementos. Esta prueba necesita ge-
neralmente estar compuesta por una pluralidad razonable de indicios, De su idoneidad,
cantidad y convergencia podrá obtenerse la prueba necesaria. Así, cuando varios indi-
cios se relacionan con una sola causa, su concurso importa una prueba indiciaria necesa-
ria, pues señala de tal forma, necesariamente, al hecho delictivo, a su autor o a ambos”.
JAÉN VALLEJO, Manuel. Tendencias Actuales de la Jurisprudencia Penal española.
176
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
Ed .Horizonte Lima, Perú, 2001, p. 122. “La prueba indiciaría ha de partir de hechos ple-
namente probados, pues se entiende que no es posible basar una presunción, como lo es
la prueba indiciaría, en otra presunción”. RODRIGO, Fernando. Construcción y pautas va-
lorativas de la prueba indiciaria en el Proceso Penal. AVI SRL. Rosario, Santa fe, Argenti-
na, 2009, p. 19. “Debe probarse el delito por medios ordinarios. Cuando de este modo no
se prueba indirectamente, la actividad crítica del juez o de abogado respecto de los indi-
cios ‘debe encaminarse a verificar si cada uno de los llamados hechos indicadores, está o
no plenamente probado’, si ese examen es negativo, es forzoso descartarlo por tal razón,
y debe tenerse por no cometido el delito”.
(27) DELLEPIANE, 1981, p. 93.
(28) C.J.A. MITTERMAIER, 1916, p. 319.
177
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
infiriéndose sin mayor esfuerzo que para violarla después del pri-
mer trato sexual, la despojaron violentamente de su prenda íntima.
178
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
179
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar al prime-
ro por medio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico
existente entre los hechos probados y los que se tratan de probar;
que, respecto al indicio, (a) este –hecho base– ha de estar plena-
mente probado –por los diversos medios de prueba que autoriza la
ley–, pues de lo contrario sería una mera sospecha sin sustento real
alguno, (b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero de
una singular fuerza acreditativa, (c) también concomitantes al hecho
que se trata de probar –los indicios deben ser periféricos respecto
al dato fáctico a probar, y desde luego no todos lo son–, y (d) deben
estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refuer-
cen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia –no solo se
trata de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí–;
que es de acotar que no todos los indicios tienen el mismo valor,
pues en función a la mayor o menor posibilidad de alternativas di-
versas de la configuración de los hechos –ello está en función al ni-
vel de aproximación respecto al dato fáctico a probar– pueden cla-
sificarse en débiles y fuertes, (…) que, en lo atinente a la inducción
o inferencia, es necesario que sea razonable, esto es, que respon-
da plenamente a las reglas de la lógica y de la experiencia, de suer-
te que de los indicios surja el hecho consecuencia y que entre am-
bos exista un enlace preciso y directo”.
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(29) Véase: R.N. N° 3710-2009 (proveniente de la Corte Superior de Justicia de Piura), su fecha
13 de enero de 2010, expedido por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justi-
cia (p. 3 y ss).
184
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
(30) Ídem.
185
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
“(…) por otro lado, este Supremo Tribunal examina las inferencias
propuestas por el Fiscal Superior para concluir en la culpabilidad del
procesado José Luis Romero Porras, esto es, determinar a partir de
un juicio lógico, si del dato fáctico consistente en haber sido infiel
la occisa y haber sufrido agresiones físicas por parte del procesado
Romero Porras –esta CJ última por lo demás cuestionado conforme
hemos glosado ut supra– podemos inferir de manera razonable que
efectivamente el inculpado Romero Porras es el autor del homici-
dio calificado en agravio de Carmen Rosario Ríos Vía y Rada. Al res-
pecto este Supremo Tribunal concluye que dicho hecho base resul-
ta insuficiente para concluir indefectible la responsabilidad penal del
procesado Romero Porras, es más, no se ajusta a los criterios co-
lectivos vigentes, a lo que se abona que dado el modus vivendi de la
agraviada Ríos Vía y Rada emergen una pluralidad de conclusiones
alternativas sobre la autoría. Finalmente, debemos destacar que de
la fundamentación de agravios el ente persecutor no hace referen-
cia; menos aun, refuta la prueba documental a la que se remite la
Sala sentenciadora para concluir que al momento de la comisión del
hecho delictivo, veintinueve de setiembre del dos mil cuatro, el pro-
cesado Romero Porras se encontraba laborando como chofer de la
186
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
(31) Véase: R.N. N° 4301-2008 (proveniente de la Corte Superior de Justicia de Junín), su fecha
11 de marzo de 2010, expedido por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justi-
cia (p. 3 y ss).
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
(32) RIVAS SEVA, Antonio Pablo. La Prueba en el Proceso Penal, Segunda edición, Aranzadi,
1996, p. 100.
(33) Ibídem, p. 102.
188
LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
VIII. CONCLUSIONES
• La prueba indiciaria, también conocida como prueba indirecta, es
aquella que se dirige a mostrar la certeza de un(os) hecho(s) (in-
dicios), explicitando a través del razonamiento basado en un nexo
causal y lógico entre los hechos probados y los que se trata de pro-
bar, debiendo estos estar relacionados con coherencia y concomi-
tancia que descarte la presencia de los llamados contraindicios. De
manera que el indicio, si es cierto constituye fuente de prueba, to-
davía no es medio de prueba. Para que ello acontezca, es necesario
que este sea sometido a un raciocinio inferencial, que permita llegar
a una conclusión y que ella aporte sobre el objeto de la prueba. Re-
cién en este estado podemos hablar de prueba indiciaria. Sin duda,
indicio y prueba indiciaria no son idénticos, porque muchas veces
existe la creencia errónea de que la prueba indiciaria es solamente
una sospecha de carácter meramente subjetivo, intuitivo, o de que
la prueba indiciaria se inicia y se agota en el indicio.
(34) Ídem.
189
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
BIBLIOGRAFÍA
• ARENAS SALAZAR, Jorge. 1996. Pruebas Penales. Editorial Libre-
ría Doctrina y Ley. Primera reimpresión. Santa Fe de Bogotá.
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LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
• MAIER, Julio B.J. 1996. Derecho Procesal Penal. Tomos I y II. Se-
gunda edición. Editores del Puerto, Buenos Aires.
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LA PRUEBA INDICIARIA EN LA JURISPRUDENCIA
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Índice
general
Índice
general
Presentación ........................................................................................... 5
CAPÍTULO I
La prueba prohibida
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LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
I. Introducción ...................................................................................... 93
II. Tratamiento de la prueba ilícita en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional a la luz de la Jurisprudencia Comparada.................... 95
1. ¿Cómo ha sido entendida la prueba ilícita? ................................. 95
2. ¿Cuál es la justificación constitucional para excluir una prueba
ilícita?........................................................................................... 96
3. ¿Cuáles son las consecuencias jurídicas derivadas de la obten-
ción, utilización y valoración de la prueba ilícita? ......................... 105
III. Criterios procedimentales para una evaluación constitucional de la
prueba ilícita ...................................................................................... 113
1. Casos concretos sobre prueba ilícita en los que se ha pronun-
ciado el Tribunal Constitucional ................................................... 113
2. Instancia competente y criterios procedimentales para deter-
minar la ilicitud de un medio probatorio obtenido vulnerando
algún derecho fundamental ......................................................... 116
IV. A modo de conclusión ...................................................................... 121
198
ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO II
Excepciones a la prueba prohibida
199
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL
CAPÍTULO III
La prueba indiciaria en la jurisprudencia
200