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UNIVERSIDAD SAN PEDRO

FILIAL LIMA – SEDE HUACHO


"AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERÚ: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA"

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

E.A.P. DERECHO

ACTIVIDAD PROBATORIA. DECLARACION DEL


ACUSADO. EXAMEN DE TESTIGOS Y PERITOS.

ASIGNATURA : DERECHO PROCESAL PENAL II

HUACHO – PERU
2021
DEDICATORIA

El presente trabajo está dedicado a


nuestros  queridos      padres que cada día
con su esfuerzo y dedicación hacen posibles
para  salir adelante como futuros
profesionales.

PRESENTACION

En el presente trabajo de investigación trataremos acerca de la actividad probatoria en el proceso

penal que consiste en objetos o personas en la cual van a proporcionar el conocimiento para
poder acreditar y apreciar los hechos afirmados por una parte procesal, también pueden tener

trascendencia en el proceso y así constituir el material de referencia para la decisión del juez.

Dentro de ello podemos encontrar también la declaración del acusado en donde va a emitir en el

marco de un proceso penal si es que es su voluntad, esto compete una declaración de

conocimiento sobre los hechos.

En lo que respecta a los exámenes de testigos y peritos el primero será a través de preguntas que

va a formular el litigante quien los presenta, va a buscar el ingreso de dichas afirmaciones de

hechos que serán jurídicamente relevantes en el proceso para así poder acreditar la versión de esa

parte mientras en el segundo tendrá como finalidad de poder informar al tribunal sobre los

resultados de las pericias en las cuales se hubieren intervenido o sobre sus conocimientos

específicos.

INDICE

EXAMEN DIRECTO DE TESTIGOS Y PERITOS.......................................................................3

1. Concepto.................................................................................................................................3
2.1. Selección de los testigos......................................................................................................3

2.2. Selección de los temas a abordar en el examen directo...................................................5

2.3. Aproximación al testigo......................................................................................................5

2.4. Elección de la estructura del examen directo...................................................................6

3. Recomendaciones estratégicas para una correcta examinación de testigos.....................7

EXAMEN DIRECTO DE PERITOS..............................................................................................9

1. Concepto.................................................................................................................................9

2. Preparación del examen directo de peritos.........................................................................9

2.1. Evaluación de la necesidad del peritaje............................................................................9

2.2. Evaluación del perito al cual se pretende examinar........................................................9

2.3. Evaluación sobre el peritaje realizado............................................................................10

2.4. Método de examinación directa del perito.....................................................................10

2.5.. Evaluación sobre el peritaje realizado...........................................................................10

3. Método de examinación del perito propio.........................................................................10

4. Estructura del examen directo de peritos..........................................................................11

ACTIVIDAD PROBATORIA.......................................................................................................11

DECLARACIÓN DEL ACUSADO..............................................................................................21


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INTRODUCCION

El artículo 2 apartado 24 párrafo h: de la CPE establece que “(…) Carecen de valor las

declaraciones obtenidas por la violencia. Quien la emplea incurre en responsabilidad”.

Concordante con ello el artículo VIII del Título preliminar del CPP establece que “todo medio de

prueba será valorado solo si ha sido obtenido e incorporado al proceso por un procedimiento

constitucionalmente legítimo. Carecen de efecto legal las pruebas obtenidas, directa

indirectamente con violación del contenido esencial de los derechos fundamentales de la persona

(…)”.

Al encontrarnos con un proceso penal, por lo general detectamos una exposición de hechos

aportada por las partes, con ciertos argumentos y contradicciones. Con referencia a dichos

hechos es respecto de los cuales el órgano jurisdiccional tendrá que resolver si coinciden con el

objeto narrado, sujeto a los límites que al ser humano le es posible conocer. De las diversas

versiones el juez escogerá la o las más verosímiles y la transformará en única con el fin de

obtener la verdad de los hechos nunca absoluta para los hombres, sino tan sólo una verdad

formal.

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 155 del CPP la actividad probatoria en el

proceso penal está regulada por la Constitución, los Tratados aprobados y ratificados por el Perú

y por este Código, las pruebas se admiten a solicitud del Ministerio Público o de los demás

sujetos procesales. El juez decidirá su admisión mediante auto especialmente motivado, y solo

podrá excluir las que no sean pertinentes y las prohibidas por la Ley.
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ACTIVIDAD PROBATORIA

El proceso penal para que sea un proceso cognoscitivo descansa sobre la base de un principio

rector que es el principio contradictorio. Por ende, a este principio se sirve el de inmediación, el

principio de la oralidad, por tanto, ese contradictorio en un contexto de publicidad es lo que

legitima un proceso y los estándares medios de estos principios configuran el proceso común. De

modo tal que, cuando estos principios se van enervando o configurando en función de otras

necesidades no es que los principios vayan a desaparecer, ergo, se modulan en algunos por la

simplicidad del caso, en otros porque ya se tiene información como el caso de la colaboración

eficaz, o la terminación anticipada porque ya hay asentimiento de la parte, pero en ningún caso

se debe sustraer de esos principios.

Este apartado presupone la valoración probatoria en clave de la sana crítica. Es decir, lo reglado

por las máximas de la experiencia, la lógica o la ciencia, por esa razón San Martin Castro afirma

que para la valoración y motivación probatoria se necesita un juicio lógico, como también afirma

el profesor Celis Mendoza en cuanto para la elaboración de la imputación de un hecho punible

como para la probanza de la misma corresponde también un juicio lógico.

Puesto que, la prueba indiciaria como la prueba reina en el proceso penal no es ajena a dicha

valoración por tener la misma estructura.

En esa misma lógica, desde la denuncia hasta la sentencia y pasando por etapas, el juez llega de

la ignorancia absoluta hasta la evidencia; al comenzar el proceso ignoraba todo lo relativo a la

denuncia; al concluirlo tiene criterio formado y exacto acerca del hecho y de su autor. Empieza
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por la posibilidad (es posible que el delito que exista y el denunciado sea su autor). Luego viene

la probabilidad en la búsqueda de la verdad, las posibilidades se desechan o se aceptan y cada

una aporta un elemento a favor o en contra de la denuncia. La evidencia es la última etapa a la

cual se llega después de pasar por la posibilidad y la probabilidad. Constituye la certidumbre a la

cual todo juez debe aspirar.

Por esa razón autores como Sánchez Córdova e Vílchez Limay infieren la necesidad de los

estándares probatorios para cada etapa del proceso penal y con más razón si se trata de una

dación de una resolución que restringa derechos como la libertad personal como es la prisión

preventiva. En buena cuenta, cuanto de información se requiere para ello si cumple o no con el

estándar respectivo, estándar que necesariamente establece los parámetros objetivos valorativos

cognoscitivos.

El estándar de prueba constituye el umbral para aceptar una hipótesis como probada. Su finalidad

es la de indicar al juez cuando está autorizado para considerar algo como probado; es decir,

cuando la relación entre las premisas del razonamiento probatorio justifica la aceptación de la

conclusión como probada.

Por ende, en la actualidad se viene repensando muchas de las instituciones probatorias sobre la

base del enfoque epistemológico, que, partiendo de la verdad como finalidad de la prueba, pero

en términos probabilísticos – no matemáticos, sino lógicos –, establece reglas para valorar la

prueba.

Ergo, la distinción entre verdad y conocimiento de la verdad es puesta en relieve por Michele

Taruffo cuando anota: “la verdad de un enunciado está determinado unívocamente por la

realidad del evento que representa y, por tanto, es “absoluta” en el sentido de que no admite

graduación. Un enunciado es verdadero o no es verdadero: no puede ser “más o menos”


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verdadero. Lo que puede variar según las circunstancias es el grado de confirmación que se

puede atribuir a un enunciado sobre la base de conocimientos disponibles: podrá existir, por

tanto, una mayor o menor aproximación a la verdad, de acuerdo al contexto y según las

circunstancias. Es, por consiguiente, el conocimiento de la verdad el que puede calificarse como

relativo, en la medida que se basa en la razones que hacen probable que una creencia sea

verdadera.

Un estándar probatorio de lo que se requiere mínimamente para poder acreditar el delito de

lavado de activos por ejemplo como regla única es la prueba indiciaria. Debe ser suficientemente

probado pero la suficiencia se hará de acuerdo al grado del estándar exigido. Por ejemplo, el de

sospecha simple para diligencias preliminares, sospecha reveladora para la formalización de la

investigación preparatoria, sospecha grave para dictar una prisión preventiva, u certeza más allá

de toda duda razonable para una eventual condena estatuida en la Sentencia Casatoria 1-2017

estándares en buena cuenta nominales. Por esa razón la suficiencia probatoria configurado en un

estándar probatorio es un baremo por el cual justamente se puede destruir eventualmente el

derecho a la presunción de inocencia cuando los medios de convicción recabados en el curso de

la investigación y actuados en el juzgamiento son suficientes para acreditar el delito, por

suficientemente probado se incluye un contenido propio que se analiza a partir de cada caso en

concreto de acuerdo al estándar exigido.

Por esa razón Mixán Máss en una propuesta irrebatible afirma que habrá que distinguir entre

indicio como fuente y medio de convicción e indicio como fuente y medio de prueba este último

cuando la fuente de convicción de naturaleza indiciaria sea sometida a contradictorio.

Esto por una razón, la fuente porque puede recaer sobre un objeto suceso etc. Y medio porque

permite o da la debida información al sujeto cognoscente fiscal juez abogado etc. Por ende, no
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hay medio sin fuente. En ese sentido indicio como fuente y medio de prueba será en cuanto esa

fuente de convicción de naturaleza indiciaria sea sometida a juicio para su contrastación. Por esa

razón en un artículo muy bien elaborado denominado el Eslabón de la Etapa Intermedia Mixán

Máss señala que la etapa intermedia cumple el rol de tamiz porque opera como recolector de

actos de investigación y actos de prueba. Por tanto, todo medio de convicción como medio de

prueba es cognitivamente análogos para fines del proceso.

Por tanto, desde una perspectiva jurídica el indicio es el hecho base en el cual se asienta una

presunción, es decir el hecho que permite presumir otro hecho.

En cuanto indicio equivale a un hecho suficientemente probado por cualquier medio probatorio,

o a partir del cual es posible hacer una inducción o inferencia para determinar la existencia de

otro hecho conectado con aquel o a través de una máxima de experiencia de la lógica y ciencia.

Dicho indicio dependerá de la naturaleza de cada hecho que se investiga por tanto el medio de

convicción y el medio de prueba en la mayoría de casos depende de un indicio o de un elemento

material como lo acoge el Acuerdo Plenario 6-2012. Sin embargo, el Derecho Anglosajón lo

denomina evidencia física no obstante para fines metodológicos conminaremos el termino

indicio u elemento material.

La fuente por tanto surge con anterioridad al proceso por el curso natural de los acontecimientos.

Consisten en objetos o personas en cuanto pueden proporcionar conocimiento para acreditar u

apreciar los hechos afirmados por una parte procesal, pueden tener trascendencia en el proceso y

constituir el material de referencia para la decisión del juez. Empero cuando se trata de personas

se las denomina órganos de prueba, que es el sujeto que porta información y lo transmite al

proceso permitiendo la incorporación de ese dato o la causa. En buena cuenta permitirán modelar

el interrogatorio, en cuanto este persigue probar. Sin embargo no nos ocuparemos de ello, no
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obstante la localización u obtención de las fuentes de prueba no es actividad probatoria, es una

forma propiamente extraprocesal.

Sobre los medios de prueba, rige genéricamente el artículo 157 del Código Procesal Penal donde

establecen que los hechos del proceso se acreditan con cualquier medio de prueba permitido por

la ley los cuales pueden ser usados para establecer la verdad acerca de los enunciados sobre los

hechos de la causa.

Por ello, la fiscalía solo aparece haciendo básicamente afirmaciones alrededor de una hipótesis,

cuando el caso lo fundamenta en prueba indiciaria, ya que en tal situación “existirán datos

sensibles y operaciones mentales que se resolverían en presunciones”.

Por ende, vemos un condicionamiento en ese sentido frente a lo que vendría a ser la construcción

inicial de la hipótesis de la defensa en cuanto está supeditado a la construcción de la hipótesis del

Ministerio Público por tanto el acervo probatorio de la defensa estará direccionado directamente

de lo que pretenda el fiscal como garante de la legalidad.

Por ello se ha dicho:” (…) tenemos a la defensa del procesado que se enfrentará a las

pretensiones acusatorias del fiscal, haciendo uso de contra indicios, medios de descargo y

argumentado por la inocencia o menor culpabilidad del procesado, en el supuesto de no atacar

directamente la existencia del hecho delictivo con una contra hipótesis.

En ese sentido, el acervo probatorio puede comprender prueba directa o indirecta. Sin embargo,

las primeras revelan la manera en que ha sucedido un hecho imputado mientras que las segundas

permiten inferir esto a partir de hechos probados no constitutivos del delito o de la intervención

de una persona en el mismo, los indicios se destacan por ello. Por esa razón Roger Zavaleta con

contundencia afirma que la prueba directa es aquella relevante jurídicamente, porque tiene la

función de acreditar un hecho principal, es decir, un hecho particular que puede ser subsumido
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en un hecho – tipo previsto en el supuesto de una norma jurídica. La prueba indirecta, por su

parte, es relevante lógicamente porque sirve para acreditar un hecho secundario, es decir, un

hecho particular que si bien no se subsume directamente en el hecho – tipo es útil para construir

inferencias en virtud de las cuales y en concurrencia con otros hechos secundarios o indicios, se

puede establecer un hecho principal. Será relevante, por tanto, todo medio probatorio cuyo objeto

sea acreditar un hecho principal (relevancia jurídica) o un hecho secundario (relevancia lógica).

En ese sentido, si bien los medios de prueba y los medios de convicción son cognitivamente

análogas para los fines del proceso. No es menos cierto que para la búsqueda de tales fuentes u

objetos vinculados a los hechos con carácter delictivo se harán bajo el principio de razonabilidad

y proporcionalidad en ese sentido como afirma el profesor Chaname Orbe nuestra jurisprudencia

afirma que el debido proceso se vincula directamente con el principio de razonabilidad y

proporcionalidad de los actos de poder, los que determinan la prohibición de cualquier decisión

arbitraria, sin importar si está fue emitida dentro o fuera de un proceso o procedimiento.

Bajo el marco también del respeto de determinados principios, tales como intervención

indiciaria, legalidad, variabilidad, instrumentalidad, proporcionalidad y excepcionalidad.

Principio de Intervención Indiciaria, en virtud del cual conforme con Miranda Estrampes señala

que toda medida limitativa de derechos fundamentales acordada durante la fase de investigación

penal debe descansar en una base indiciaria, que a su vez, debe calificarse de suficiente, (…) esta

idea aparece plasmada cuando el legislador peruano exige, entre otros presupuestos, que “existan

suficientes elementos de convicción”, los cuales deben descansar en una base indiciaria de

calidad, la que vendrá determinada por su suficiencia y licitud.

Por esa razón Vílchez Limay afirma que para el auto de prisión preventiva se requiere una alta

probabilidad, convergiendo Humberto Sánchez en el término medio que ocupa la fórmula


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propuesta por el profesor Jordi Ferrer. En ese sentido se requerirá base indiciaria cierta e

irrebatible como también que la hipótesis deba ser capaz de explicar los datos disponibles,

integrándolos de forma coherente, y las predicciones de nuevos datos que la hipótesis permita

formular deben haber resultado confirmadas – se ha de aplicar correctamente la metodología de

contrastación de hipótesis.

En cuanto al peligro procesal ello no se presume, tienen que acreditarse los hechos que

sustentarán la conclusión de que el imputado fugara o entorpecerá la actividad probatoria, pues el

razonamiento básico para acreditar hechos siempre es el mismo.

Tema distinto para destacar es lo relacionado al de la perturbación probatoria no analizado por la

Casación y citando a Ferrajoli por Humberto Sánchez, en cuanto se ha señalado que existe el

deber del Estado de asegurar las fuentes de prueba, pero con este peligro lo que se hace es

trasladar ese deber al imputado, así, al no cumplir el Estado con asegurar las fuentes de prueba se

le conculca la libertad al procesado.

Atendiendo a ello, en una lógica de restricción, las conductas que fundamental el peligro de

obstaculización requieren que el peligro sea concreto y no abstracto (por ejemplo, no basta con

decir que tal persona tiene tal o cual cargo para considerarlo peligroso) lo que supone que el

riesgo ha de derivar de la realización por parte del imputado de conductas determinadas que

revelen su intención de suprimir la prueba.

Sin embargo, Ramón Beltrán señala que el estándar de prueba en materia de prisión preventiva

supondrá que la información aportada por el fiscal – aunque indicaría – deberá ser lo

suficientemente contundente al tiempo de aportar datos confirmatorios de contrastación diversa

respecto de la existencia y participación delictiva. Luego, no se trata de certeza, sino solo de

evidencia de suficiente intensidad que aporte una confirmación superior a la imputación


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formulada y, respecto de la cual, el radio de acción de la defensa sea reducido a un límite tan

estrecho, como para que convencionalmente la solicitud sea aceptada como verdadera sin

mayores inconvenientes. Como se observa, se trata de una verdad sometida a revisión en merced

de la pretensión técnica de contrariedad y refutación consistente en aportar buenas razones que

hagan altamente plausible el caso propuesto.

Concluyendo Humberto Sánchez que los hechos afirmados en el requerimiento de prisión

preventiva deben ser integrales y comprender de una forma coherente todos los datos que se

tienen del caso; además, a partir de aquellos se debería confirmar todos aquellos datos que la

imputación permitió predecir. Lo mismo se puede predicar de la existencia del peligro procesal.

Asimismo, al motivar el auto el juez debe refutar suficientemente la hipótesis que la defensa

haya propuesto y que pueda explicar que no existió el ilícito o que el acusado no lo cometió o

que la probable pena privativa de libertad a imponer no será mayor a 4 años, o que no existe

peligro procesal. Como es obvio, esta motivación no puede ser aparente, sino una reforzada en

atención a la grave medida que se toma.

Ergo, es menester la ponderación luego de verificar la probable pena que le correspondería al

imputado de encontrarlo culpable de esa manera colegir razonablemente su arraigo.

Y para la probanza de la culpabilidad requiriéndose ambas fórmulas propuestas por el profesor

Jordi Ferrer:

Que la hipótesis debe ser capaz de explicar los datos disponibles, integrándolos de forma

coherente, y las predicciones de nuevos datos que la hipótesis permita formular deben haber

resultado confirmadas – se ha de aplicar correctamente la metodología de contrastación de

hipótesis –.
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Deben haberse refutado todas las demás hipótesis plausibles – no las implausibles ni las

incompatibles con los datos del caso o material probatorio del proceso – explicativas de los

mismos datos que sean compatibles con la inocencia del acusado, excluidas de las meras

hipótesis ad hoc – por ejemplo, la hipótesis del complot contra el acusado, que no es

empíricamente contrastable, pues para que una hipótesis sea sometida a corroboración se

requiere que se puedan formular predicciones contrastables a partir de ellas.

Puesto que un trabajo reconstructivo profesionalmente efectuado, equivale a la reunión de piezas

de un rompecabezas, o sea, todos los informes e información conjuntados y que se corresponden

con las piezas de ese rompecabezas especifico, lo que se denomina “la gestión natural de la

hipótesis”.

En esa dirección de pensamiento, un caso criminal, en apariencia de fácil resolución en donde

todas sus piezas encajan “naturalmente” unas con otras, puede parecer a la vista un resultado

obvio, pero atención, es el tipo de casos a los que se debería dispensarle el mayor de los

cuidados, pues “no todo lo que se percibe es lo que aparenta ser”.

Este fenómeno suele ocurrir, porque si bien es cierto, al inicio de una investigación

criminalística, la incertidumbre es grande y las hipótesis son generales, múltiples y dinámicas, en

contraposición, los elementos de convicción suelen ser pocos como para alcanzar la verdad de

los hechos en forma rápida y contundente. También es de destacar que a medida que la

fenomenología delictiva avanza y se perfecciona, los resultados de sus acciones mutan y se

tornan más complejas como para ser detectados e interpretados con celeridad (ejemplos, delitos

transnacionales, lavado de activos, ciber crimen, pedofilia por Internet, acciones de sicarios), y

por ende, los elementos materiales disponibles a su vez, resultan más frágiles e insuficientes.
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Por ello convergiendo con el profesor García Rada citatis supra lineae, hoy en día una de las

fuentes más notables de conocimiento se obtiene por intermedio del aporte los especialistas de

las distintas áreas de la investigación criminalística. Es una necesidad obtener los puntos de vista,

las perspectivas y la precisión que la ciencia, las metodologías y las tecnologías nos aportan.

Estos estudios nos conducen hacia la confirmación de la evidencia o su descarte, o al análisis de

un indicio permitiendo que se transforme en evidencia. En todos los casos los dictámenes de los

especialistas nos aportan certeza y rigor científico sustentando a la evidencia material y

favoreciendo las deducciones e inducciones.

Por ende, para resolver en buena cuenta lo que comprende sospecha simple, sospecha reveladora,

sospecha suficiente, sospecha grave; y elementos de prueba más allá de toda duda razonable

estándares cognoscitivos establecidos en la Sentencia Casatoria 1-2017 para habilitar los

diferentes estadios y tomar las respectivas decisiones, evaluando la suficiencia de información de

acuerdo al estándar respectivo, pasa por reconocer y calificar un mínimo de evidencias objetivas

que constituyen referencia material de un hecho histórico concreto. En síntesis, de cara a la

formulación de una hipótesis, la confirmación de la misma y la corroboración de esta hacen base

irrebatible por tanto para llegar a un juicio oral y obtener una eventual condena.
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DECLARACIÓN DEL ACUSADO

El primer precepto (art. 86.1 CPP) desarrolla la declaración del imputado desde su configuración

como un derecho presupuesto de la garantía de defensa procesal. Como tal, es un vehículo

procesal para responder a los cargos (defensa material): en una declaración o en varia

ampliatorias. Esta posibilidad de declarar es amplia, al punto que puede hacerlo en cualquier

momento, y siempre según su propio criterio de oportunidad y de mejorar sus posibilidades

defensivas. La negativa a su ejercicio solo procede en caso de abuso del mismo, cuando

configure un procedimiento dilatorio o malicioso o éste se presente como patentemente

impertinente.

Así las cosas, es de entender la declaración del imputado como un acto procesal por el que el

inculpado/acusado (imputado) emite, en el marco de un proceso penal, si es su voluntad, una

declaración de conocimiento sobre los hechos acerca de los que resulta ser preguntado o quiere

referir [PÉREZ-CRUZ MARTÍN: La declaración del imputado, Editorial Civitas, Madrid, 2011,

p. 90]. Esta declaración de conocimiento, a su vez, puede importar, en ese mismo acto, el

reconocimiento de documentos, de personas, voces o sonidos, y de cosas –desde luego,

cumpliendo las formalidades legalmente previstas (artículo 88.5 CPP)–.En tanto órgano de

prueba, el imputado es la persona que resiste la imputación penal dirigida en su contra, sin

interesar, en principio, el grado de la sospecha o la indicación que erige en tal [MAIER, JULIO:

Derecho Procesal Penal, Tomo III, Editores del Puerto, 2011, p. 162].
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En sede de investigación preparatoria se tiene como imprescindible la declaración del imputado-

inculpado ante el Fiscal –así lo haya hecho ante la Policía, con anterioridad–. Igualmente, en

sede del juicio oral, el primer paso del debate probatorio es la declaración del acusado (arts.

375.1, a; y, 376, CPP). En tal virtud, entonces, desde la perspectiva del Fiscal y del Juez, es un

deber la obtención de la declaración del imputado-inculpado o del imputado-acusado. Una nota

determinante de su legalidad, es la presencia de abogado defensor (acto de defensa necesaria:

derecho instrumental de la garantía de defensa procesal). En sede del juicio oral, el artículo 86.2

CPP remite su regulación a las disposiciones del enjuiciamiento.

La indispensabilidad de la declaración del imputado-inculpado está sujeta a determinadas pautas

y límites.

1. Es el acto de intimación: comunicación de cargos: hechos, disposiciones penales aplicables, y

actos de aportación de hechos (actos investigación y, en su caso, actos de prueba).

2. Conforme al artículo 71.2 CPP, es el deber de instrucción de sus derechos (especialmente de

defensa técnica y de denegación parcial o total de declarar: derecho al silencio o a no ser

obligado a confesarse culpable).

3. Según el artículo 86.4 CPP, es la facultad de exhortación del fiscal o juez; se refiere a la

necesidad de que responda con claridad y precisión, así como, excepcionalmente, informarle de

los beneficios premiales por una cooperación al debido esclarecimiento de los hechos.

4. Es un derecho específico del imputado que acepta declarar: de un lado, el derecho a un

interrogatorio objetivo y sin presiones o amenazas (artículo 88.4 CPP: rechazo de preguntas

ambiguas, capciosas o sugestivas); y, de otro lado, la posibilidad de que, conforme declare, vaya

indicando qué actos de aportación de hechos pueden consolidar su versión.


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5. Es la necesidad de que declare sin ataduras físicas; y, si está privado de libertad, de que lo

haga en un recinto cerrado apropiado para impedir la fuga o que atente contra la seguridad de los

demás (artículo 89.1 CPP) –se entiende que si declara en esas condiciones, se compromete su

imagen de inocencia.

6. Es el derecho al respeto de su integridad moral –no solo están prohibidas amenazas o

conminaciones para que declare o que lo haga en determinado sentido, sino también a la

necesidad de suspensión de la diligencia si se adviertan signos de fatiga o falta de serenidad en el

imputado, hasta que desaparezca– (artículo 88.6 CPP).

En última instancia, una manifestación del imputado solo será válida si cuando haya sido

expresada voluntaria y conscientemente [JAUCHEN, EDUARDO: Tratado de Derecho Procesal

Penal III, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 2012, p. 369].

1. En cuanto a la estructura de la declaración, ésta consta claramente de cuatro partes.

2. Deber de instrucción de los derechos del imputado.

3. Indicación de sus generales de ley o sobre sus datos personales (art. 88.1 CPP) –la mención a

datos de identificación personal, de existencia de causas por el mismo hecho o por otros, de

propiedad de bienes y de sus relaciones con los otros imputados y con el agraviado, no está

sujeta al derecho al silencio, pues éste solo se concentra en los cargos imputados: cuestiones

sobre la culpabilidad y la pena [ROXIN, CLAUS: Derecho Procesal Penal, Editores del Puerto,

Buenos Aires, 2000, p. 209. En contra: JAUCHEN, EDUARDO: Obra citada, pp. 366/367].

4. Declaración sobre el hecho imputado –versión libre del imputado–, siendo posible que el fiscal

o el juez formulen observaciones precisas y oportunas respecto de lo que indica, de su

pertinencia y de su limitación a hechos y circunstancias del caso.


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5. Interrogatorio directo: empieza el fiscal, luego el defensor y, finalmente, si es necesario cubrir

algún vacío, lo hace el juez; en el juicio oral, intervendrán, antes del juez, las demás partes. Las

preguntas han de estar encaminadas al esclarecimiento de los hechos y a la participación del

interrogado y demás intervinientes en su comisión [ARMENTA DEU, TERESA, 2007: 137]. La

técnica que se sigue es la del cross examination o interrogatorio directo por las partes.

Queda clara la prohibición de las preguntas. La lista de preguntas prohibidas son las siguientes:

5.1 CAPCIOSAS : Que tienden a que el imputado responda una cosa diferente a lo que en

realidad quiere decir, utilizando el artificio o engaño para sacar provecho del imputado; lo

inducen a error y provocan una respuesta que el imputado daría en otro sentido si la pregunta

hubiere sido formulada sin subterfugios.

5.2 SUGESTIVAS: Que insinúan por si mismas las respuestas, pues estas se hallan

concatenadas con las preguntas.

5.3 IMPERTINENTES: Que no tienen que ver con los hechos imputados, o con hechos que no

tienen relevancia con la causa.

5.4 COMPUESTAS: Que son formuladas en forma de inquirir sus conocimientos, sin

suministrarle todos los detalles.

5.5 CONCLUSIVAS: Que propenden a que el imputado acepte las conclusiones que propone el

interrogador.

5.6 ESPECULATIVAS: Que crean una hipótesis para que el imputado la confirme o la niega,

distrayéndolo con ello de lo que él percibió y recuerda.

5.7 REPETIDAS: Que ya han sido formuladas y contestadas, pues buscan contradicciones.

5.8 TENDENCIOSAS: Que conllevan afirmaciones que el imputado ha negado o negaciones

que ha afirmado.
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En cuanto al derecho instrumental al silencio del imputado, que integra la garantía de defensa

procesal, es de precisar que su dominio pertenece al propio imputado. Por consiguiente, él

controla lo que declara y lo que no declara. Por su extensión, puede ser total o parcial. Esto es,

guardar silencio de modo absoluto y negarse a declarar y someterse a interrogatorio de modo

integral; o, en su defecto, delimitar su declaración a determinados ámbitos de lo atribuido y/o

limitar el interrogatorio a su abogado defensor o a otras partes procesales, o a contestar solo

determinadas preguntas.

El fundamento es que el imputado no está obligado a autoincriminarse (nemo tenetur se ipsum

accusare) o a contribuir de cualquier manera en el proceso en su contra. El imputado no está

obligado a confesarse autor del delito, ni siquiera a declarar contra sí mismo, pudiendo entonces

excusarse de una u otra obligación (STSE de 28 de octubre de 1997). El principio general

derivado es que, en el juicio oral, el juez no puede extraer conclusiones desventajosas de que el

acusado no hubiera declarado [VOLK, KLAUS, 2016:102]. La declaración del acusado –cuando

opta por hacerlo– supone una renuncia del derecho a no declarar que, en un contexto global de

silencio parcial, no resulta afectada por el ejercicio de dicho derecho en las declaraciones previas

y/o posteriores.

Como al imputado no le afecta un deber de veracidad en su declaración, no se le recibe

juramento o promesa ni se le exhorta a decir la verdad.

Al respecto, dice NIEVA FENOLL, como corolario de expuesto, que “…El sospechoso no suele

estar en una situación de serenidad adecuada para utilizar debidamente la palabra en su defensa,

y mucho menos si además de imputársele unos hechos delictuosos se halla detenido. Hay que

recordar que también es por ello por lo que se le garantiza por ello el silencio, en preservación de
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su defensa. De lo que se trata, en definitiva, es de que el reo no se traicione a sí mismo”

[Derecho Procesal III: Proceso Penal, Editorial Marcial Pons, Madrid, 2017, p. 162].

En el procedimiento de investigación preliminar la declaración del imputado, denominada

jurídicamente “indagatoria”, está considerada como un medio de investigación o diligencia de

investigación, y posibilita no sólo la investigación del hecho y su autoría, sino también el

derecho de defensa [GIMENO SENDRA, VICENTE, 2012:521]. Conforme al artículo 337.3 a)

CPP, el Fiscal puede disponer la concurrencia del imputado para que informe sobre

circunstancias útiles para los fines de la investigación. Afirma este precepto una obligación de

comparecencia por parte del imputado, y, en atención a la concordancia del artículo 86 CPP,

reconoce el derecho que tiene de manifestarse sobre los hechos objeto de investigación. En ese

acto solo estará presente el imputado, su defensor y el Fiscal. El emplazamiento para una

declaración ampliatoria podrá producirse cuando surgen nuevos elementos de convicción o

elementos de prueba (artículo 87.1 CPP).

En el procedimiento del juicio oral la declaración del imputado es considerada como una

actuación indispensable, la primera del periodo de actuación probatoria –efectuada la declaración

plenarial, nada se opone a que al final del período probatorio se vuelva a examinar al imputado

para que se pronuncie sobre el mérito de las pruebas actuadas–. Se cuida el artículo 375 CPP de

denominar la declaración del imputado como un medio de prueba (artículo 371.1, ‘a’ CPP), que

lo reserva a la testifical, examen del perito, prueba documentada, prueba documental, prueba

material, inspección judicial y reconstrucción (artículos 371.1,’b’; 378, 382, 383 y 385.1 CPP).

Empero, si se toma en cuenta el artículo 160 CPP, la confesión es un medio de prueba (véase El

Libro II La Actividad Procesal, de la Sección II La Prueba, del Título II Los Medios de Prueba,

del Capítulo I del CPP).


18

Las especialidades de la denominada “declaración plenarial del acusado”, son las siguientes: 1.

Si el acusado se rehúsa a declarar total o parcialmente, se leerán sus anteriores declaraciones

prestadas ante el Fiscal (art. 376.1 CPP). 2. Si acepta declarar, tiene el derecho de formular un

relato libre y oral, introduciendo las declaraciones y explicaciones sobre su caso; y, a un

interrogatorio objetivo (directo, claro, pertinente y útil), estando prohibidas, además, las

preguntas repetidas, capciosas y sugestivas. 3. El abogado defensor interviene al último.

La declaración del acusado siempre es oral. Se aplica, supletoriamente, el artículo 378.6 CPP,

referido a testigos y peritos, en el sentido de que puede leerse la parte pertinente de su

declaración sumarial para hacer memoria. De igual manera, si consta una contradicción,

insuperable de otra manera –a esto se denomina confrontación–, también será procedente la

lectura indicada, sin perjuicio del interrogatorio aclaratorio respectivo.

En caso de varios acusados, corresponde al juez, previa consulta con las partes, decidir el orden

de las declaraciones. De igual manera, el juez podrá disponer se examine separadamente a cada

uno si existe pluralidad de acusados. Así lo estipula el artículo 377 CPP.

ASPECTOS PROBLEMÁTICOS

¿Puede considerarse como prueba la declaración del acusado?

Como ya se anotó, el CPP solo considera medio de prueba a la confesión, aunque regula

puntualmente la declaración del imputado. La razón de esta reglamentación se debe a que, en

principio, nadie está mejor informado sobre los hechos en todos sus detalles y pormenores que el

propio autor de los mismos, dado su intervención personal y directa en la materialización de los

hechos [MORENO CATENA, VÍCTOR, 2000: 2154].

Es claro que la indagatoria es un acto de aportación de hechos que tiene un doble y simultáneo

contenido: de un lado, participa de la naturaleza de los medios de investigación porque está


19

dirigido a indagar o averiguar los hechos punibles, pero, por otro, se erige también en un acto de

defensa privada porque, a través de ella, puede el imputado exculparse de la imputación sobre él

existente [GIMENO SENDRA, 2012: 523]. Como regla general, sólo pueden considerarse

pruebas que vinculen a los órganos jurisdiccionales las practicadas en el juicio oral: la

convicción sobre los hechos probatorios solo se alcanzan en contacto directo con los medios de

prueba aportados a tal fin por las partes procesales (STCE 345/2006, de 3 de noviembre). Es el

cumplimiento de los principios de contradicción, inmediación, oralidad y publicidad.

De otro lado, la declaración plenarial del imputado puede considerarse, pese a que no se la

incluya expresamente en el rubro de medios de prueba en la estructura normativa del CPP,

también como un medio de prueba, sin perjuicio de que igualmente se erija en un acto de

defensa. Tiene una regulación precisa en dos capítulos del CPP. Es clave sostener que como

medio de prueba, a los efectos de su apreciación, no tiene un valor vinculante, pero contribuye a

formar la convicción del juez conforme a la sana crítica judicial.

La información proporcionada por el acusado en su declaración plenarial si bien tiene un carácter

esencial autodefensivo –es un recurso de utilización facultativa, del que solo él puede disponer,

es una decisión autónoma de él–, su contenido informativo es material valorable dentro del

conjunto del cuadro probatorio y susceptible de ser tratado como tal (STSE 95/2919, de 12 de

febrero).

Queda claro la importancia que tiene para la ley la explicación que proporciona el imputado y el

cuidado en regularla minuciosamente para evitar lesiones a sus derechos básicos –más aun

cuando rechaza los cargos (la admisión de los cargos, como confesión, tiene una regulación

específica: arts. 160/161 CPP)–. En las reglas ya referidas están contenidas todas las condiciones

que, como desarrollo de principios cardinales de rango superior (constitucional y convencional),


20

importan a la validez y legitimidad de la información obtenida por esta vía y, por tanto,

establecen una prohibición probatoria fundada en la prohibición de admisión de esta exposición,

para las informaciones obtenidas con lesión de alguno de esos preceptos; además, la ley no

dispone precepto alguno para valorar rígidamente este medio de prueba que, como todos,

depende del complejo probatorio desarrollado en la causa [MAIER, JULIO: Obra citada, p. 164].

Más allá del análisis que merecerá que un imputado declare en sede sumarial y no lo haga en

sede plenarial, o que en ambas sedes proporcione declaraciones contradictorias, lo esencial es (i)

la presencia del imputado en el acto oral y (ii) que se le proporcione la oportunidad de

pronunciarse sobre los cargos y/o sobre sus declaraciones anteriores o sumariales –se denomina a

esta operación “requisitos de valorabilidad”–. Cubiertas estas posibilidades, la valoración de las

declaraciones del imputado resulta necesaria y permitirá al juez formarse, en concordancia con

los demás elementos de prueba, una firme convicción sobre los cargos.

El órgano jurisdiccional, en estos casos, debe apreciar con arreglo a la sana crítica racional el

valor de unas u otras para formar su convicción en el sentido del artículo 393.2 CPP; no puede

decirse, por tanto, que en caso de contradicción de las declaraciones de un imputado, el juez

pueda optar libremente por unas declaraciones o por otras (STSE 1466/1997, de 2 de diciembre).

¿La lectura de la declaración indagatoria del acusado en el acto oral cuando éste hace valer su

derecho al silencio afecta algún derecho fundamental?

No se afecta ningún derecho.

Acudir a la declaración indagatoria sumarial, en tanto en cuanto se prestó con todas las garantías,

e incorporarla al juicio oral, dándole oportunidad al acusado para pronunciarse sobre ella y, en su

caso, requiriéndole algunas explicaciones sobre ella –si decide pronunciarse–, no vulnera los

principios de publicidad, inmediación y contradicción –cabe enfatizar que la declaración es,


21

siempre, un medio de investigación o una prueba personal, no documental, por lo que no cabe

solo leerla, sino instar al imputado una posición al respecto– (STEDH Isgró, de 19 de febrero de

1991). Cabe apuntar que este artículo 376.1 CPP constituye un medio por el cual es posible dar

cabida en la valoración de la prueba a las declaraciones producidas en la investigación

preparatoria sin vulnerar los principios de oralidad e inmediación que resultan de un debido

proceso; y, no establece una excepción a dichos principios, sino que, precisamente presuponen

una confrontación oral directamente percibido por el juez y, por lo tanto, una decisión sobre la

prueba producida en el juicio en sentido estricto (STSE 1563/1997, de 20 de octubre).

Tampoco afecta la garantía de defensa procesal porque su negativa a declarar plenarialmente no

deja sin efecto las declaraciones indagatorias ni las convierte en inexistentes (STSE de 20 de

enero de 2008); el derecho al silencio es un derecho de uso actual, que se activa y puede

ejercitarse en cada momento procesal, pero que no retroactúa sobre los ya transcurridos; el

acusado puede guardar silencio en el juicio, pero no hacer que éste se proyecte hacia atrás, con la

eficacia de cancelar otras manifestaciones precedentes. Lo adquirido en sede investigación

preparatoria forma parte definitivamente de los autos, de los que solo podría ser expulsado

(declaración de inutilizabilidad) por razón de ilicitud (STSE 95/2010, de 12 de febrero). Solo con

la lectura y ulterior emplazamiento al acusado puede incorporarse al debate la declaración

indagatoria cumpliendo con la triple exigencia constitucional de toda actividad probatoria:

publicidad, inmediación y contradicción (STCE 284/2006, de 9 de octubre). Se trata,

propiamente, de condiciones o requisitos de valorabilidad.

¿Es similar la doctrina aplicable cuando el acusado en su declaración plenarial se retracta de lo

que declaró en su indagatoria?


22

El CPP no contiene una norma expresa al respecto. Pero, es razonable y jurídicamente posible

acudir supletoriamente al artículo 376.1 CPP, referido a la negativa a declarar del imputado.

Cuando existen contradicciones objetivas entre lo expuesto en un primer momento y en otros

momentos se requiere de una confrontación, de una lectura y de un interrogatorio específico al

acusado para que explique el cambio de versión. Es la lógica del interrogatorio y de la existencia

de una declaración anterior, siempre que esté prestada con todas las garantías. Cabe señalar que

en un primer caso el acusado no dice nada y en el segundo caso el acusado proporciona un relato

contradictorio al expuesto sumarialmente; en ambos casos, el debido esclarecimiento de los

hechos exige confrontar al imputado con lo que antes expuso y obtener de él, de ser posible, una

versión explicativa.

Lo dispuesto en el referido precepto procesal se entiende como la expresión de un principio

general que se debe aplicar a la apreciación de todas las declaraciones que tienen lugar en el

juicio oral y que pueden no resultar coincidentes con las prestadas anteriormente (STSE de 29 de

marzo de 1989).

¿Cómo se valora estas posiciones contradictorias o el silencio antecedido de una declaración

voluntaria en sede sumarial?

Las exigencias de razonabilidad valorativa son dos: 1. Es posible estimar que cualquiera de ellas

puede tener mayor credibilidad o fiabilidad, pero si se prefiere la declaración indagatoria, al

faltar la inmediación, se impone afirmar su mayor verosimilitud objetiva, que exige acudir a

datos periféricos u otros medios probatorios. 2. El juez debe expresar las razones por las que

inclinó a una de las declaraciones, de suerte que si opta por la declaración indagatoria,

precisamente por la falta de inmediación, debe razonar la causa de concederle mayor credibilidad

[CALDERÓN/CHOCLÁN, 2002: 355-356].


23

Derecho al silencio y presunción de inocencia. Se entiende que la vulneración del derecho a

guardar silencio sólo puede ser examinada en relación con las consecuencias negativas que haya

podido extraerse del mismo (STEDH Murray, de 8 de febrero de 1996). Por tanto, si la condena

se sustenta, únicamente, en la valoración contra reo de la negativa a prestar declaración, se

vulnera la presunción de inocencia (STCE 117/2000). Ésta no es valorable como “indicio” pues

el imputado ejercita en este supuesto un derecho constitucional (STSE de 15 de noviembre de

2000).

Si de otra manera, la negativa se conecta con otros medios probatorios –directos o indirectos–, y

la condena no es irrazonable o arbitraria, no se vulnera tanto la presunción de inocencia cuanto la

garantía de motivación (STCE 202/2002, de 24 de julio). Para apreciar el silencio del imputado,

primero, como advertencia, es de ser especialmente prudentes por la afectación al citado derecho

constitucional; y, segundo, no es ilícito tener en cuenta tal silencio en situaciones que requiriesen

una explicación por su parte para apreciar la fuerza persuasiva de las pruebas de cargo, que se

presentaría cuando existan pruebas incriminatorias objetivas al respecto y, siempre, como

corroboración de lo que ya está probado, de modo que el sentido común dicta que la omisión de

declarar equivale a que no hay explicación posible (STCE 137/1998, de 7 de julio; STSE

1290/2009, de 23 de diciembre). Es de entender que no se condena por no explicar; se condena

por unas pruebas suficientes para construir racionalmente un juicio de condena, que no encuentra

a su vez en el silencio del acusado otra prueba que neutralice su capacidad demostrativa (STSE

de 16 de marzo de 2004). La suficiencia probatoria ajena al silencio resulta imprescindible; esto

es, una vez que concurre prueba de cargo suficiente para enervar la presunción de inocencia es

cuando puede utilizarse como un argumento a mayores la falta de explicaciones por parte del

imputado (STSE 455/2014, de 10 de junio).


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EXAMEN DIRECTO DE TESTIGOS Y PERITOS

1. CONCEPTO

El examen directo es la revisión de los testigos propios durante el desarrollo del juicio oral, a

través de las preguntas formuladas por el litigante que los presenta, que busca el ingreso de

afirmaciones de hechos que son jurídicamente relevantes para acreditar la versión de esa parte.

2. PREPARACIÓN DEL EXAMEN DIRECTO

Para la preparación del examen directo de testigos es recomendable distinguir cuatro fases:

2.1. SELECCIÓN DE LOS TESTIGOS

A partir de nuestra teoría del caso, podemos definir el aporte que cada testigo nos hace para

acreditar las proposiciones fácticas y, en definitiva, nuestra versión de los hechos, analizar las

declaraciones del testigo relacionadas con los hechos del caso, sistematizando sus fortalezas y

debilidades, los testigos que aparecen nerviosos, confusos, faltos de claridad o lentos en el

momento de prestar su declaración en la fase de investigación no mejorarán con el tiempo. Puede


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ocurrir que el factor temporal afecte la memoria o claridad del testigo. El testigo también debe

ser evaluado tomando en cuenta la coherencia que posee su versión con las versiones de otros

testigos, debe resultar creíble frente a terceros imparciales, verificar sus antecedentes personales

y sus habilidades comunicacionales así como también entrevistar al testigo, explicar su rol en el

juicio, la importancia que dé a conocer los antecedentes que maneja, describir la audiencia de

juicio oral, y todos aquellos aspectos adicionales del proceso que contribuyan a que el testigo se

sienta más seguro. Recopilar todos los antecedentes vinculados al testigo:

a. Declaraciones prestadas sobre los hechos con anterioridad por el testigo durante la etapa de

recopilación de información.

b. Otros elementos o documentos que permiten acreditar la veracidad del testigo o que hayan

sido solicitados en la fase de preparación del juicio como pruebas.

Señalar al testigo el contenido de sus declaraciones anteriores, recordarle al testigo que no debe

desviarse del recuerdo de aquello que apreció a través de sus propios sentidos, tal como fue

percibido directamente por éste del acaecer del suceso externo. Es muy relevante conocer a

cabalidad toda la información que el testigo maneja sobre los hechos, distinguiendo claramente

los hechos percibidos directamente por él, de aquellos que tomó conocimiento a través del relato

de otros testigos, así como de las especulaciones, deducciones y/o las valoraciones que el testigo

efectúa.

- Tener presente la clasificación del teórico del derecho español Daniel González Lagier acerca

de los hechos:

- 1. Hechos externos;

- 2. Hechos percibidos;
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- 3. Hechos interpretados, y

- 4. Hechos narrados.

2.2. SELECCIÓN DE LOS TEMAS A ABORDAR EN EL EXAMEN DIRECTO.

Identificar las proposiciones fácticas que el testigo puede ingresar al juicio, esto es, las

afirmaciones de hechos concretos que el testigo está en condiciones de efectuar en la audiencia,

determinar la pertenencia de cada proposición fáctica a un bloque de información o tema a su vez

anotar, en primeros juicios, las preguntas estratégicas que debieran ser formuladas durante el

inicio y el final del examen directo, en esa carpeta, insertar en primer lugar una hoja que

contenga:

a) Nombre del testigo;

b) Bloques de información que el testigo posee

c) En cada bloque, incorporar todas las proposiciones fácticas asociadas

2.3. APROXIMACIÓN AL TESTIGO

Dentro del diseño estratégico formulado para demostrar nuestras proposiciones fácticas en el

juicio oral, el testigo juega un rol central en la tarea de persuadir a los jueces para que acojan

nuestra versión de los hechos, en donde la credibilidad de su relato es central: narraciones

coherentes, plausibles y consistentes generan relatos creíbles, por ello es muy relevante que el

litigante y el testigo comprendan el rol que a cada cual le cabe durante la examinación directa,

también formular preguntas sencillas al testigo y escuchar atentamente los antecedentes que él

proporciona (preguntas de legitimación, sobre el contexto y los hechos acaecidos, etc.).


27

2.4. ELECCIÓN DE LA ESTRUCTURA DEL EXAMEN DIRECTO.

El objetivo de esta fase es definir la modalidad a través de la cual se realizarán las preguntas para

hacer el relato lo más sencillo posible y entendible por terceros, Inicio del examen: formular

preguntas introductorias, esto es, destinadas a generar confianza en el testigo, legitimación del

testigo: efectuar preguntas que permitan al testigo dar a conocer antecedentes sobre su vida

personal o laboral (credibilidad personal del testigo), o con el conocimiento efectivo sobre los

antecedentes que posee del caso (credibilidad del testimonio), con la finalidad de generar

credibilidad ante el tribunal.

Preparación del desarrollo del examen:

Hay dos grandes modalidades para organizar las preguntas:

CRONOLÓGICA: se puede solicitar al testigo que narre los hechos de manera secuencial, tal

como sucedieron.

TEMÁTICA: privilegiar grandes temas o nódulos conversacionales sobre los cuales el testigo

debiera referirse, independientemente de su orden cronológico.

ADICIONEMOS LA MODALIDAD MIXTA: avanza cronológicamente, abordando con

mayor detalle los bloques de información definidos como jurídicamente relevantes.

FORMATO DE LAS PREGUNTAS

PREGUNTAS ABIERTAS: son las que invitan al testigo a narrar los hechos con absoluta

libertad.

PREGUNTAS CERRADAS: restringen las posibilidades de respuesta del testigo. El

examinador directo debe tener la preocupación de no formular preguntas sugestivas. La decisión

respecto del formato de las preguntas a realizar es estratégica, y depende de la calidad de la

información del testigo y de su estilo comunicacional. En ocasiones será conveniente combinar


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ambos formatos, incluso interrumpiendo al testigo para que se concentre en ciertos aspectos en

particular o solicitar aclaraciones.

PREGUNTAS DE CIERRE: Considerar que una vez terminado el examen directo, el testigo

será contra examinado por la otra parte por eso se recomienda formular preguntas de cierre cuyas

respuestas sean contundentes, y dejar al testigo con la sensación de seguridad y tranquilidad

sobre su participación en el juicio. Tener presente las Preguntas sugestivas, que aunque en

principio están prohibidas en el examen directo, su prohibición obedece a que la información no

debe venir del abogado, sino del testigo, pero como estamos al final de la declaración, ya se han

entregado las afirmaciones relevantes del testigo, pero conviene dejarlas fijas en el tribunal.

3. RECOMENDACIONES ESTRATÉGICAS PARA UNA CORRECTA EXAMINACIÓN

DE TESTIGOS

En la audiencia de juicio oral:

a) Usar fórmulas de transición: las fórmulas de transición persiguen permitir al interrogador

indicar al testigo que se desea continuar con otros temas distintos a los tratados hasta ese

momento. Por ejemplo: “Señor..., Ud. nos ha explicado los estudios que posee; ahora quisiera

que nos explicara dónde se encontraba el día...”

b) Recordar que el testigo es el protagonista, y el litigante un buen conductor que debe pasar lo

más desapercibido posible.

c) Debe buscarse en todo momento que el testigo esté cómodo, sin perder la calma, y estar

dispuesto a ayudarlo cuando no esté proporcionando toda la información requerida.

d) Anticipar debilidades: puede suceder que el testigo maneje antecedentes que fortalecen la

teoría del caso de la otra parte, o bien, que afecten su propia credibilidad. En esos casos lo
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razonable es anticipar la debilidad y darle la oportunidad al testigo para que aclare tales

deficiencias, proporcionando las explicaciones de rigor.

e) Técnica del eco: si la información que nos proporciona el testigo es fundamental para nuestra

teoría del caso, la técnica del eco contribuye a reforzar que el testigo ha declarado sobre lo

esperado.

- Preguntar nuevamente lo mismo en forma incrédula.

- Preguntar nuevamente lo mismo insinuando no haber escuchado la primera declaración.

- Preguntar utilizando como encabezado la información recién aportada por el testigo.

- Repetir lo expresado por el testigo.

f) Aprovechar la prerrogativa que permite solicitar al tribunal autorización para efectuar un

nuevo interrogatorio de los testigos y peritos que ya hubieren declarado en la audiencia.

g) Durante la preparación, solicitar a una persona de confianza que realice una simulación de

contra examen.

h) Aprovechar apoyo gráfico.

i) Solicitar demostraciones al testigo.

EXAMEN DIRECTO DE PERITOS

1. CONCEPTO

Examinación de expertos en determinada ciencia, arte u oficio (presentados con la debida

acreditación en la audiencia de preparación del juicio oral), con la finalidad de informar al


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tribunal sobre los resultados de las pericias en las cuales hubieren intervenido o sobre sus

conocimientos específicos

2. PREPARACIÓN DEL EXAMEN DIRECTO DE PERITOS

2.1. EVALUACIÓN DE LA NECESIDAD DEL PERITAJE

La necesidad de una pericia surge cuando se requiere de un conocimiento experto que no puede

ser suplido por los conocimientos generales de toda persona.

2.2. EVALUACIÓN DEL PERITO AL CUAL SE PRETENDE EXAMINAR

Las normas procesales permiten a las partes presentar a los peritos que estimen de su confianza,

siempre que se acredite que el perito resulta ser efectivamente un experto en determinada

ciencia, arte u oficio. Esta acreditación, de carácter formal mas no de mérito, debe ser realizada

ante el juez de la AP, sin perjuicio de la posibilidad que tienen las partes de dirigir preguntas al

perito de la parte contraria durante el desarrollo del juicio oral, con el objeto de desacreditar el

conocimiento experto o especial que el perito dice poseer.

2.3. EVALUACIÓN SOBRE EL PERITAJE REALIZADO

2.4. MÉTODO DE EXAMINACIÓN DIRECTA DEL PERITO

2.5. EVALUACIÓN SOBRE EL PERITAJE REALIZADO

Una vez realizado el peritaje, corresponde analizarlo conjuntamente con el perito que lo efectuó.

Para esto se debe solicitar precisión sobre los siguientes puntos:

2.3.1. Metodología empleada y nivel de confiabilidad de la metodología seleccionada, y las

razones para descartar otras metodologías posibles.

2.3.2. Contenidos de las diversas áreas del informe.


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2.3.3. Explicación de la terminología científica y formas de traducir las expresiones y

conclusiones en lenguaje común o más general.

2.3.4. Solicitar ayuda en la formulación de preguntas que pudieran colaborar para extraer

adecuadamente el contenido e información de la pericia.

2.3.5. Practicar con el perito un simulacro de contra examinación para prepararlo para responder

las preguntas de la contraparte.

3. MÉTODO DE EXAMINACIÓN DEL PERITO PROPIO

Conforme a lo que normalmente señalan las normas procesales, el perito debe ser examinado por

el litigante que lo presenta, conforme a las mismas reglas que rigen las reglas del examen directo

de los testigos, incorporando en ocasiones la obligación de efectuar al inicio una exposición

breve del contenido de su dictamen y las conclusiones a las que arriba, para ser luego examinado

y contra examinado. Con respecto al tipo de preguntas a emplear durante el examen directo del

perito, se presentan las mismas limitaciones que en el caso de los testigos (prohibición de

preguntas sugestivas, capciosas, que tergivérsenla prueba, etc.).

4. ESTRUCTURA DEL EXAMEN DIRECTO DE PERITOS

a) El perito será individualizado y juramentado por el Juez antes de prestar declaración

b) El litigante que presenta al perito debe proceder a efectuar su legitimación, preguntando por

sus estudios y calificaciones, así como cualquier dato que se relacione con el nivel de confianza

que el perito posee y que debe ser transmitido al tribunal.

c) Luego de la legitimación personal del perito, debe procederse a consultar sobre la metodología

empleada. Para esto se pueden revisar los siguientes subtemas: metodología empleada; nivel de
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confiabilidad; frecuencia de uso de dicha metodología; razones por las que descartó otras

metodologías; etc.

d) Análisis del informe presentado por el perito, con especial atención en los aspectos centrales

que estén conectados a nuestra teoría del caso. Conclusiones del perito, carácter indubitable de

las mismas, fortalecer univocidad de las mismas.

En conclusión, en la línea de la STEDH Murray de 8 de febrero de 1996, el acusado que

mantiene silencio y se niega a dar una explicación alternativa a la que en principio se deduce del

cúmulo de indicios concurrentes sobre su intervención en el delito, ejercita un derecho

constitucional a no declarar del que no puede resultar la prueba de su culpabilidad, no obstante

en determinados supuestos puede el Tribunal conceder alcance al silencio del acusado que se

enfrenta a una serie de indicios acreditados en su contra, en tanto en cuanto omite la posibilidad

de ofrecer otra explicación diferente al razonamiento deductivo llevado a cabo por el órgano

sentenciador a través de tal conjunto 9indiciario (STSE de 29 de noviembre de 2012).

Derecho a la última palabra. Es la expresión más clara de la autodefensa del acusado en el

proceso penal. Está reconocido en el artículo 391 del CPP. Integra, como derecho instrumental,

la garantía de defensa procesal (STSE de 9 de diciembre de 1997). Con este derecho el acusado

puede matizar, completar o rectificar, todo lo que tenga por conveniente y que no suple su

abogado defensor. A través de la última palabra tiene la posibilidad de que el tribunal incorpore a

los elementos de juicio, para apreciar de acuerdo a la sana crítica judicial, lo manifestado por el

acusado (STSE 825/2009, de 16 de julio). Se le da pues un sentido de “declaración”, valorable

como tal.

Indefensión material. No toda vulneración de normas procesales importa indefensión. Se

requiere lo siguiente:
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1. Que se haya infringido una norma procesal.

2. Que exista privación o limitación de oportunidades de defensa, entendiendo por tales la

consistentes en realizar alegaciones o en proponer y practicar pruebas.

3. Que la indefensión no sea imputable al que la sufre, de modo que la prueba de la indefensión

corre a cargo de éste: asimismo, debe determinarse en cada caso el grado de diligencia exigible

al justiciable o a su abogado.

4. Que la privación o limitación de la defensa no haya quedado posteriormente sanada.

5. Que se ponga de manifiesto no solo la limitación o privación, sino además el contenido que

hubiera tenido lo preterido, esto es, que se demuestre la indefensión material.

6. Que la privación o limitación haya tenido incidencia efectiva en el fallo [ARMENTA DEU,

TERESA, 2007: 51]

Bibliografías
34

https://www.enfoquederecho.com/2018/10/01/actividad-probatoria-a-proposito-de-los-

estandares-probatorios-en-el-proceso-penal/

https://lpderecho.pe/declaracion-imputado-proceso-penal/

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