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INTRODUCCIÓN
• Son los tumores renales sólidos más frecuentes (90%).
• Representan el 2-3% de todas las neoplasias del adulto. Es el tercer tumor urológico en
frecuencia en los varones y el segundo en las mujeres. Es el sexto tumor en frecuencia
global en los varones y el décimo en las mujeres.
• Predomina en el varón adulto (1,5:1), en la sexta-séptima décadas de la vida.
• Es el tumor urológico más letal.
• Su incidencia en las últimas dos décadas es de aproximadamente un 2%; es mayor en
Norteamérica y Europa, y menor en Asia y África. La incidencia se ha incrementado
un 10-20% en los últimos años y la mortalidad es un 5% más baja en afroamericanos.
Solo el 2-3% son casos familiares.
ETIOLOGÍA
• El único factor de riesgo ambiental aceptado es la exposición al tabaco. Incrementa el
riesgo relativo (RR) en 1,4-2,5 veces (es la causa en el 20-30% de los casos en varones
y el 10-20% en las mujeres).
• La obesidad se ha aceptado como factor etiológico establecido, con un RR de 1,07 por
cada unidad de índice de masa corporal adicional. Los posibles mecanismos son el
incremento en la expresión del factor-1 de crecimiento insulínico, el aumento de los
estrógenos circulantes y el incremento de la nefroesclerosis arteriolar y la inflamación
local.
• La HTA es el tercer factor etiológico en importancia. El daño renal ocasionado por la
HTA y los cambios inflamatorios o funcionales en los túbulos renales incrementan
la susceptibilidad a los carcinógenos. Se ha implicado al uso de diuréticos y otros
antihipertensivos, aunque parece que el mayor peso específico lo tiene la enfermedad
de base.
• El medio urbano y el bajo nivel socioeconómico también han mostrado asociación,
aunque sin identificar la causa. Parece que una ingesta alta en grasa y proteínas, y el
alto consumo de café y té, están relacionados (aunque los datos no son consistentes en
la literatura).
• También se ha relacionado con la exposición a asbesto, tricloroetileno y cadmio. Se ha
visto una incidencia aumentada en trabajadores de industrias metalúrgicas, químicas,
imprentas y caucho.
• El consumo regular de antiinflamatorios no esteroideos se asocia con un RR de 1,51.
Otros factores asociados son el tratamiento con RT retroperitoneal en el tumor de
Wilms o el cáncer testicular, la ERC y ciertos síndromes familiares como la esclerosis
tuberosa o la enfermedad de VHL.
• El antecedente familiar de primer o segundo grado incrementa el RR en 2,9 veces.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
• Carcinoma de células claras (70-80%): tienen peor pronóstico que los papilares y
cromófobos. Pueden contener células claras, granulares y mixtas. El 3-5% pueden
tener diferenciación sarcomatoide y tienen mayor probabilidad de extensión a la vena
renal en comparación con otras estirpes. La alteración genética más frecuente en este
tipo tumoral es la pérdida del cromosoma 3p y la mutación 3p25-26 (gen VHL), de
los genes PRBM1, SETD2 o BAP1 (todos ellos presentes en esta porción del genoma).
La tasa de supervivencia específica de cáncer a 5 años es del 91, 74, 67 y 32% para los
estadios TNM I, II, III y IV, respectivamente.
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Tumores renales malignos 349
ESTADIFICACIÓN (fig. 13)
• Clasificación TNM:
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CLÍNICA
• Más del 60% se diagnostican de forma incidental.
• Si aparecen síntomas, se deben al crecimiento tumoral, enfermedad metastásica, sín-
drome paraneoplásico (20%) o hemorragia.
• La tríada clásica (dolor, masa y hematuria) es infrecuente (<6-10%). Se asocia a tumores
agresivos y en estadios avanzados.
• Los síntomas más frecuentes son dolor (34%), hematuria (57%), pérdida de peso (31%)
y síndrome de Wunderlich (el 50% de estos tienen un tumor oculto).
• Síndrome paraneoplásico (10-20%):
– Hipercalcemia (13%): producción de PTH-like o metástasis osteolíticas. Suele mani-
festarse con náuseas, fatiga, anorexia y disminución de los reflejos tendinosos. El
tratamiento es con bisfosfonatos (ácido zoledrónico 4 mg/4 sem iv).
– Policitemia (1-8%): aumento de la producción de eritropoyetina.
– Amiloidosis (1-5%).
– Anemia (20-40%).
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Tumores renales malignos 353
DIAGNÓSTICO
• Fosfatasa alcalina elevada, VSG alta y anemia son signos de mal pronóstico en la
analítica.
• Radiografía de tórax: es útil en el diagnóstico de enfermedad pulmonar, aunque es
más sensible la TC torácica.
• Ecografía:
– Suele mostrar una lesión sólida isoecoica o hipoecoica.
– Hay que diferenciarlos, en ocasiones, de los quistes simples, caracterizados por una
pared lisa, morfología redondeada u ovalada, sin ecos internos y con una transmisión
a través de ellos con sombras acústicas fuertes por detrás de la zona hipoecoica. La
ecografía con contraste para el diagnóstico de quistes Bosniak IIF-III muestra una
sensibilidad del 100% y una especificidad del 97%, con un valor predictivo negativo
del 100%.
– Si la lesión no es un quiste, la siguiente exploración es una TC o una RM.
• La TC multicorte y multifásica es la exploración radiológica única más importante en
la valoración diagnóstica. El 10% de las masas renales son indeterminadas y precisan
otras pruebas (RM o cirugía exploratoria). Permite valorar la función y la morfología
del riñón contralateral, la extensión primaria del tumor, la extensión venosa, ganglionar
y a distancia, así como el estado de la glándula suprarrenal y de otros órganos sólidos.
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No puede diferenciar los oncocitomas o AML sin contenido graso de otros tumores.
La angio-TC es útil para obtener información vascular (cirugía parcial). Sus criterios
diagnósticos en función de las unidades Hounsfield son:
– Debe considerarse carcinoma renal cualquier masa que se refuerce con la adminis-
tración de contraste intravenoso en más de 15 UH.
– Son sugestivos de angiomiolipoma valores negativos de atenuación en la TC (<–20 UH).
• RM: aporta información adicional en la afectación venosa y la extensión a la vena
cava del trombo tumoral. Está indicada en pacientes alérgicos al contraste yodado y
en embarazadas sin fallo renal. Es preferible en el estudio de quistes Bosniak IIF-III,
con una sensibilidad del 71% y una especificidad del 91%. Tampoco diferencia adecua-
damente el oncocitoma y el AML de bajo componente graso.
• PET-TC: buena especificidad, pero baja sensibilidad. No está recomendada.
• Rastreo óseo: permite la valoración de la afectación ósea en el estudio de extensión.
• Arteriografía renal y cavografía: hoy día tienen un valor muy limitado. Solo en pacien-
tes seleccionados.
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354 Sección 6 Oncología
• Biopsia con aguja ECO o TC-dirigida: no está indicada en aquellos casos con
diagnóstico radiológico evidente, en pacientes con comorbilidad o alta fragilidad
candidatos a tratamiento conservador ni en lesiones quísticas sin componente
sólido. Puede realizarse con aguja fina para punción-aspiración (PAAF) o con
biopsia percutánea (18 G) mediante control con ecografía o con TC. La combina-
ción de ambas técnicas aumenta la exactitud de la biopsia. Tiene una sensibilidad
del 86-100% y una especificidad del 98-100%, con una concordancia entre la
biopsia y la anatomía patológica del 90,3%. Su mayor rentabilidad se obtiene en
tumores sólidos, exofíticos y grandes. Deben realizarse al menos dos biopsias, y
en tumores grandes en la parte más periférica para evitar la necrosis central del
tumor. Su morbilidad es baja (<5%) y su correlación con el grado de Furhman es
pobre (62,5%); esta correlación puede mejorar (87%) si se usa una clasificación
de bajo/alto grado. Si la biopsia no es diagnóstica (0-22%) y los hallazgos radio-
lógicos son sugestivos, debería repetirse la biopsia o realizarse una exploración
quirúrgica.
FACTORES PRONÓSTICOS
• Factores anatómicos: es el factor pronóstico único más importante al existir una
fuerte correlación con la supervivencia. El tamaño tumoral, la invasión venosa, la
invasión de la cápsula renal, la afectación de la glándula suprarrenal y la extensión
a distancia con afectación ganglionar y metástasis a distancia son factores de mal
pronóstico.
Grado Diferenciación
I Bien diferenciado
II Moderadamente diferenciado
III Pobremente diferenciado
IV Muy pobremente diferenciado
• En todos los tipos tumorales, el pronóstico empeora con el estadio y el grado his-
topatológico. El carcinoma papilar de tipo I tiene un RR de muerte significativamente
menor que el carcinoma de células claras y que el papilar de tipo II. La tasa global
de supervivencia a 5 años para todos los tipos de tumores renales es del 49%. La
supervivencia específica de cáncer en función del estadio y del grado histopatológico
se muestra en la siguiente tabla:
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Tumores renales malignos 355
Estadio HR (IC95%)
T 1N 0M 0 Categoría de referencia
T 2N 0M 0 2,71 (2,17-3,39)
T 3N 0M 0 5,20 (4,36-6,21)
T 4N 0M 0 16,88 (12,4-22,98)
N +M 0 16,33 (12,89-20,73)
M+ 33,23 (28,18-39,18)
Grado
Grado 1 Categoría de referencia
Grado 2 1,16 (0,94-1,42)
Grado 3 1,97 (1,60-2,43)
Grado 4 2,82 (2,08-3,31)
• Factores clínicos: se asocian con peor pronóstico. La afectación del estado general,
la presencia de síntomas localizados, caquexia, anemia y descenso en el número de
plaquetas, ratio neutrófilos/linfocitos, proteína C reactiva y albúmina.
• Factores moleculares: CaIX, VEGF, HIF, Ki67, PTEN (homólogo de la fosfatasa y
tensina), E-cadherina, proteína C reactiva, p53, p21, osteopontina, CXCR4, CD44
(adhesión celular) y otros marcadores proliferativos y del ciclo celular. Ninguno de
ellos ha sido validado externamente, por lo que no se recomiendan en la práctica
clínica. La expresión de los genes BAP1 y PBRM1 (situados en el cromosoma 3p) ha
mostrado valor pronóstico independiente de recurrencia. Los pacientes con mutación
en BAP1 muestran peor pronóstico que aquellos con mutación en PBRM1. También
han mostrado peor pronóstico la ganancia de las regiones cromosómicas 7q, 8q y 20q,
y la pérdida de las regiones 9p, 9q y 14 q.
• Ploidía del ADN: su principal utilidad es en aquellos tumores confinados al órgano.
La aneuploidía se asocia de manera significativa con peor pronóstico.
• Sistemas pronósticos y nomogramas: son más exactos como modelos predictivos de
supervivencia que el estadio o el grado por separado. Permiten evaluar el valor pronós-
tico de varios factores de forma conjunta y objetiva con una mayor exactitud (p. ej.,
nomograma del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center [MSKCC] para el riesgo de
recurrencia tras cirugía en MSKCC.org).
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QT sistémica
Solo ha mostrado efectividad combinando el 5-fluorouracilo con agentes inmunoterápicos,
aunque el IF-α ha mostrado en un estudio una efectividad similar a la combinación de
IF-α + IL-2 + 5-FU.
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358 Sección 6 Oncología
Inmunoterapia no específica
• El uso de IF-α ha mostrado una respuesta global del 6-15%, una reducción del riesgo
de progresión del 25% y una discreta mejoría de la supervivencia en comparación con
placebo en pacientes con factores de riesgo favorables y solo metástasis pulmonares. Su
administración conjunta con bevacizumab en pacientes recién diagnosticados y de riesgo
bajo o intermedio tiene una mayor efectividad que en monoterapia. Las terapias diana
muestran superioridad respecto al IF-α en monoterapia, por lo que no se recomienda
como primera línea de tratamiento.
• IL-2: la tasa de respuesta es del 7-27%. Se han alcanzado tasas de respuestas completas
y mantenidas con altas dosis en bolo de IL-2, pero su toxicidad es mayor que con IF-α.
No se recomienda como primera línea.
• Vacunas e inmunoterapia diana: no existe evidencia de beneficio en la supervivencia
en comparación con placebo en primera línea de tratamiento (vacuna con antígeno
tumoral 5T4 + sunitinib, IL-2 o IF-α vs. placebo).
Terapias diana
• Anticuerpos monoclonales:
– Terapia basada en anticuerpos dirigidos contra los receptores PD-1 y CTLA-4 de
los linfocitos T para restaurar la inmunidad específica tumoral de las células T.
Entre ellos, el nivolumab ha mostrado lograr una mejor supervivencia global que
el everolimus (inhibidor m-TOR) en pacientes en los que han fallado la primera
o la segunda línea de tratamiento con inhibidores del VEGF. La combinación de
nivolumab e ipilimumab en pacientes recién diagnosticados con cáncer metastásico
de células claras con un riesgo IMDC intermedio o alto obtiene mejor supervivencia
que el sunitinib. La combinación de ambos muestra una toxicidad de grado 3-5 del
15% y una mortalidad relacionada del 1,5%.
– Bevacizumab: anticuerpo monoclonal humanizado que se une al VEGF-A e inhibe su
señal. Su administración junto con IF-α mejora la respuesta global y la supervivencia
libre de progresión cuando se compara con el IF-α en monoterapia. No mejora la
supervivencia, aunque incrementa el tiempo hasta la progresión.
• Inhibidores de la tirosina cinasa: van dirigidos contra la sobreexpresión de VEGF y
PDGF implicados en la neovascularización y la progresión tumoral, como consecuencia
de la inactivación del gen VHL y la acumulación del factor inductor de hipoxia (HIF).
– Sorafenib: inhibidor multicinasa. Agente oral inhibidor del receptor de la cinasa-
RAF, del receptor del factor VEGF (VEGFR-2), del receptor del PDGF (PDGFR), del
FMS-like tirosinasa cinasa 3 (FLT-3) y del c-Kit. Ha mostrado superioridad frente a
placebo en cuanto a supervivencia libre de progresión.
– Sunitinib: agente oral inhibidor de los receptores de PGGFR, VEGFR, c-Kit y FLT-3.
Tiene actividad antitumoral y antiangiogénica. Como segunda línea de tratamiento ha
demostrado una respuesta parcial en el 34-40% y una estabilización de la enfermedad
de más de tres meses en el 27-29% de los casos. Como primera línea de tratamiento
es superior al IF-α en cuanto a supervivencia libre de progresión. El uso de una dosis
de 50 mg/d durante 4 semanas (con 2 semanas de descanso) aporta un beneficio en el
tiempo hasta la progresión cuando se compara con regímenes continuos de 37,5 mg/d.
– Pazopanib: inhibidor oral de la angiogénesis con diana en los receptores VEGFR,
PDGFR y c-Kit. Es superior a placebo y al uso de citocinas en términos de supervi-
vencia libre de progresión y respuesta tumoral. No muestra inferioridad respecto al
sunitinib en cuanto a supervivencia libre de progresión o supervivencia global.
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Tumores renales malignos 359
Es un fármaco de primera línea y parece que mejor tolerado que el sunitinib (mejor
calidad de vida).
– Axitinib: inhibidor de VEGFR-1, VEGFR-2 y VEGFR-3 selectivo, de segunda gene-
ración y de vida media corta. La mejoría en la supervivencia la muestra en aquellos
pacientes que no han respondido al tratamiento con citocinas. Tiene unos resultados
similares a los del sorafenib en segunda línea, aunque muestra una supervivencia
libre de progresión mejor que el sorafenib. No está aprobado como tratamiento de
primera línea.
– Cabozantinib: inhibidor oral de la tirosina cinasa, incluyendo MET, VEGF y AXL. Ha
demostrado su efectividad en pacientes resistentes a VEDFR e inhibidores m-TOR
en el control de la enfermedad. Su alta toxicidad (el 74% de los pacientes presentan
eventos adversos de grado 3-4) suele requerir una reducción de la dosis.
– Lenvatinib: agente oral multidiana inhibidor de la tirosina cinasa de VEGFR1,
VEGFR2 y VEGFR3 con actividad inhibidora contra los receptores de los factores
de crecimiento fibroblástico (FGFR) 1, 2, 3 y 4, contra los receptores α del PDGF y
contra el receptor del factor de la célula madre (KIT). Está en estudio en combinación
con everolimus.
• Tivozanib: es un potente y selectivo inhibidor de la tirosina cinasa de VEGFR1, VEGFR2
y VEGFR3. Ha sido aprobado en la Unión Europea como tratamiento inicial, aunque
la evidencia todavía es escasa.
• Inhibidores de mTOR (diana de rapamicina en células de mamífero):
– Temsirolimus: inhibidor específico de m-TOR. No está recomendado en pacientes
que tienen una enfermedad refractaria a inhibidores de la tirosina cinasa. Está
recomendado como tratamiento de primera línea en pacientes con CCR de pobre
pronóstico.
– Everolimus: inhibidor específico de m-TOR. Está indicado en pacientes con enfer-
medad refractaria a inhibidores de la angiogénesis.
LECTURAS RECOMENDADAS
Budía Alba A, et al. Análisis de los factores pronóstico de progresión tumoral
en el adenocarcinoma renal. Actas Urol Esp. 2007;31:831-44.
Campbell S, et al. Malignant renal tumors. En: Wein AJ, editor. Campbell-Walsh Urology.
11th ed. Philadelphia: Saunders Elsevier; 2016. p. 1413-74.
Ljungberg B, et al. Guidelines on renal cell carcinoma. EAU. 2019.