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En el presente texto se analiza dos de las situaciones que más preocupan al mundo
académico en la actualidad como lo es la calidad o cantidad en las publicaciones, y el
conflicto entre publicar mucho, o publicar con calidad.
Pero tambien se corre el riesgo, de que sin esa rigurosidad el producto que se muestre
no sea cien por ciento de calidad, y además de perder un conocimiento nuevo, tambien
se pierda su comprobabilidad. Los niveles de investigación que efectúa una institución
universitaria se miden, en términos generales, por los proyectos competitivos que sus
académicos se han adjudicado y por el número de publicaciones indexadas que logra
el conjunto de sus miembros
existen una serie de revistas que cuentan con un editor y un consejo editorial de
expertos, los cuales generalmente son independientes que asesoran al investigador, y
que se vuelven garantía de la calidad, por lo que la evaluación o el dictamen que se
haga puede ser positivo o negativo. Otro aspecto, es que esta calidad tambien va
ligada con el costo que vale publicar en estas revistas, y cuyo valor para un artículo de
diez páginas oscila entre 1500 y 2000 euros, que debe salir de la entidad donde trabaja
el investigador.
Cuando esas investigaciones de esas revistas son pagadas con dineros públicos, las
revistas que los publican además de recibir los pagos correspondientes, no ceden
estas publicaciones de manera gratuita a la humanidad, sino, que cobra a quienes
quieren acceder a ellas. Esto ocasiona que estas publicaciones que deben ponerse a
disposición de todo el mundo, no ocurra asi, impidiendo de esta forma una
democratización del conocimiento y de la ciencia.
La otra pregunta que surge, es ¿Que será más importante, publicar mucho o publicar
con calidad?
Con respecto a la anterior pregunta, sin lugar a dudas publicar con calidad es mucho
mejor que publicar en cantidad. Pues se observa cada vez más un sinnúmero de
revistas que publican continuamente en grandes cantidades y continuamente artículos,
ensayos, papes, etc. Los cuales en su mayoría carecen de la rigurosidad que exige la
calidad, independientemente de los riesgos en tiempo e isificacion que se corran, y que
son el lado oscuro de las revistas, por cuanto como ya se indicó, se priva a la
humanidad de poder conocer avances, hechos, etc, que generen cambios en las
ciencias, o a nivel social. La calidad, es un factor que no se improvisa, y que por el
contrario su sello es único.
Esto revela que lo que se busca es que las revistas publiquen productos con
excelencia, mas no cantidades en un tiempo determinado que les permita incrementar
sus finanzas, sin importar si lo que se publicó efectivamente es veraz y va a servir para
alimentar y enriquecer los conocimientos.
Las pocas editoriales que controlan este negocio en el mundo son las dueñas del
conocimiento y lo venden a todo el que pueda pagarlo. Pero esto nos coloca ante un
problema ético y filosófico, el cual es ¿a quién pertenece el acervo del conocimiento
científico?
En conclusión, en este juego de conflicto existente y que, si tiene solución, están lejos
del ideal del colectivo, lo único radical y que es el contexto en que se mueve las
publicaciones de ensayos, artículos, papers, etc, es el poder del dinero. Este es el eje
de la información científica, y quien a mi modo de ver puede borrar la diferencia que
existe entre calidad y cantidad.
Con esto no busco generar polémica, ni mucho menos poner en duda la excelencia de
las revistas privadas, sino, dejar abierta la discusión, de que se necesita un cambio en
la forma como se concibe en la actualidad las publicaciones que se hacen, como van
dirigidas, y a quienes debe llegar.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS