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11 PRINCIPIOS PARA UNA TERAPIA BREVE

CENTRADA EN SOLUCIONES

La Terapia Breve Centrada en Soluciones es una terapia creada originalmente en


Milwaukee y desarrollada a fines de los setenta por Steve de Shazer , Insoo Kim
Berg y el equipo del Brief Family Therapy Center, apuntando en una dirección
distinta a la del MRI y su Terapia Breve Estratégica: el foco de atención del equipo
de Milwaukee se centró en descubrir los recursos de las familias enfocándose en
las excepciones y no en interrumpir las pautas interaccionales que los terapeutas
de Palo Alto indentificaban como intentos estériles de solución del problema (el
“más de lo mismo”) que se convertían finalmente en un problema. De Shazer y su
equipo optaron por un modelo más colaborativo apostando por una idea: la familia
tiene la solución y no el terapeuta, tomando de base lo que funciona.

Los 11 principios que veremos a continuación dan forma a la Terapia Breve


Centrada en Soluciones. Estos principios guían la práctica para
elaborar una relación terapéutica y construir soluciones.

1. Cada persona es única


Como sistemas vivientes estamos determinados por una estructura (Maturana)
que nos hace únicos, de modo que una experiencia terapéutica no puede ser
similar a la otra y cada una exigirá su propio camino. Una actitud curiosa
puede convertir la entrevista en una brillante oportunidad de conocer a la persona
y ver de qué manera podemos colaborar con ella, de modo que podamos diseñar
una relación terapéutica única y favorable para la persona. Una solución que
funciona para uno, no necesariamente funciona para otro.

2. Todas las personas tienen fortalezas y recursos para


ayudarse y salir adelante
También bajo la inspiración de Humbeto Maturana, la Terapia Breve Centrada en
Soluciones está de acuerdo con que debemos generar una dinámica interaccional
que permita que las personas puedan recuperar algo, tanto en sí mismas como en
los demás. Con aceptación, empatía y respeto, podemos ir reconociendo los
puntos fuertes, como por ejemplo el propio hecho de haber tomado la decisión de
asistir a la terapia: esta es la primera fortaleza que hace visible la persona y
debemos apreciar. Es cierto que los problemas actúan como una nube gris pero
existen recursos y fortalezas que se ven ensombrecidas y hay que recuperar. Una
terapia que genera posibilidades está basada en los recursos y las habilidades de
las personas.

3. Nada es totalmente negativo


Este se relaciona con el principio anterior. Por lo general las personas perciben su
situación como totalmente negativa y les cuesta percibir sus recursos y hallar
excepciones al problema: “Nunca me fue bien”, “Siempre he sido así”, “El/Ella
nunca podrá cambiar”, son frases que comúnmente escuchamos de las personas.
A menudo la gente percibe su situación como totalmente negativa, sin considerar
las excepciones del problema ni mirando sus propios recursos.

4. La resistencia no existe


Lo cierto es que una persona no puede ser “resistente”: lo que existe son
terapeutas poco colaboradores que no llegan a comprender que no se toman en
serio lo que dicen las personas. La resistencia es más un prejuicio que tiene que
ver con el terapeuta que con los consultantes.

5. No podemos cambiar a las personas, sólo pueden


producir el cambio ellas mismas
También fue Maturana el que afirmó que la interacción instructiva es imposible y
que como seres vivientes estamos cerrados a la información. Esta es la razón por
la que nuestros esfuerzos por transmitir una idea y esperar que esta genere
resultados muchas veces no funciona. A veces nos esforzamos demasiado por
transmitir una idea y la persona la adapte en el proceso de crear diferencias. Esta
es la razón por la que recordarás que algunos de los consejos de tus padres o tus
amigos no funcionaban en tu situación, a pesar de estar de acuerdo totalmente
con ellas. El cliente es el experto, y será el quién decida qué es lo mejor.

6. La Terapia avanza lentamente


Sí, es una terapia; pero brevedad no implica necesariamente rapidez. Es breve
porque proporciona un tratamiento eficaz, más corto que el de otras terapias y con
efectos duraderos en el tiempo. Brevedad será siempre el resultado de haber
creado una terapia a la medida de las necesidades de las personas y no resultado
de la aplicación de una técnica que se apresure en lograr resultados. Usar la
técnica como si fuera una receta o un fármaco puede echar las cosas a perder e
incluso puede prolongar la terapia, porque podríamos estar concentrándonos en
asuntos que no tienen relación con lo que la persona realmente busca. Más que
ser pacientes con las personas, debemos ser pacientes con nosotros mismos.

7. No hay causa y efecto


La lógica lineal del mecanismo de causa y efecto está muy lejos de nuestro
enfoque.
Ayer, en una reunión, conocí a una muchacha que había renunciado a todas las
terapias (nunca terminó una y lleva muchos años cambiando de terapeuta) por la
obsesión de muchos terapeutas de hablar el pasado, de conocer la causa. Se
alegró de saber de que no todos los terapeutas ni las terapias hacen esto. Para
ella, que pensaba que lo había probado todo, escuchar esto significó muchísimo.
Abandonaba todas las terapias porque revivían su pasado obsesivamente
haciendo bucle con la idea de resistencia y el diagnóstico de depresión, conducida
a la psiquiatría y los fármacos.

Por lo general, la gente casi siempre está dispuesta a aceptar que si pudiera
resolver un problema sin comprenderlo, lo haría, y se sentiría conforme.

8. Las soluciones no tienen necesariamente que ver con el


problema
¿Es posible desarrollar la terapia sin conocer el problema o dar vueltas alrededor?

Cuando el equipo del Brief Therapy Center translada su enfoque del problema a la
solución, comprueba que la pregunta “¿Qué no quiere cambiar de la situación
que lo trajo aquí?” provocaba diferencias positivas muy al margen de la
descripción del problema. En efecto, la terapia puede centrar su atención sobre las
excepciones y las posibilidades que se pueden generar en el futuro.

9. Las emociones son parte del problema y de la solución


Un viejo prejuicio señala que la terapia breve centrada en soluciones no se ocupa
de las emociones. Sin embargo esto está lejos de ser cierto y Eve Lipchick tuvo
que escribir un libro para aclarar la situación (“Terapia centrada en la solución.
Más allá de la técnica. El trabajo con las emociones y la relación terapéutica”),
inspirándose en la ontología del lenguaje de Humberto Maturana: si el lenguaje se
concibe como una acción inseparable de la emoción, las emociones están
contenidas en la terapia con la misma importancia que los pensamientos, las
conductas y la relación. No ocuparnos de los sentimientos y no conectar a un nivel
emocional podría limitar la relación terapéutica  y el conocimiento que surge de la
comprensión de uno mismo, las excepciones y las distintas posibilidades de
generar una historia alternativa.

Las emociones forman parte del lenguaje y son definitivamente esenciales en la


toma de decisiones y la forma como nos conducimos hacia una meta y
sus objetivos.

10. El cambio es inevitable


“El camino de las mil millas comienza con un solo paso”, y un pequeño
cambio puede conducirnos hacia otros cambios mayores que son consecuencia
del efecto de la complejidad de nuestras relaciones y lo que se va tejiendo en
ellas. Un cambio cualquiera puede afectar la red y nuestra vida. El cambio se
desarrolla paso a paso, comenzando por las cosas más pequeñas. Dependerá de
nosotros conducir la terapia de manera que no seamos demasiado ambiciosos con
los objetivos, creando acciones que puedan alcanzarse y ser sentidas como una
evolución. Algo aparentemente “insignificante” como sonreir, despedirse con un
beso de su esposa, o hacer una llamada teléfonica, puede convertirse para la
persona en un gran comienzo que pude conducir hacia diferencias mayores hasta
alcanzar su objetivo. Para producir una diferencia la persona debe acomodar su
vida usando sus propios recursos y conocimientos. Basta con una pequeña
diferencia para girar la rueda.

11. No podemos cambiar el pasado, enfócate en el futuro


La realidad la construimos socialmente y el lenguaje es una acción en el presente
que genera posibilidades. Como en el ejemplo de la muchacha del principio 7 que
mencioné anteriormente: se trataba de una persona que clamaba centrarse en el
presente para transformar su futuro. Es más útil preguntarse que mantiene vivo el
problema que rastrear aquello que lo provocó.

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