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Serie
Para siempre

Libro 3
Sólo su corazón
Shawn Lane

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Este libro fue traducido por el blog BRAD PACK para libre
lectura solo te pedimos que no cambies nada de él. Nuestro staff
realizo mucho esfuerzo para que puedas leerlo.
Este libro es de contenido homoerótico, es decir tiene escenas
de sexo explicito hombre / hombre, si te molesta el tema no lo leas, y
si eres débil de corazón no sería recomendable.
Esperamos lo disfrutes.

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Reseña
Calvin Lassiter es un médico de urgencias que se entierra en su
trabajo de alto estrés. No tiene tiempo para una relación y sin duda no está
interesado en el nuevo enfermero de la sala de emergencias, Matt Walton.
Matt es exactamente lo que Calvin no quiere: un chico malo que utiliza
delineador de ojos y que viaja en moto.

Matt, sin embargo, se siente intrigado por el estirado, demasiado


bello para las palabras médico, pero el hombre es tan frío como el hielo.
Sin embargo, los compañeros enfermeros de Matt le apostaron que no
podía derretir al Dr. Lassiter y meterlo en la cama.

Demasiado fascinado por Calvin para no intentarlo, Matt consigue


romper el duro exterior del médico. Pero a medida que su relación se
vuelve seria, la posibilidad pende sobre la cabeza de Matt de que sus
compañeros de trabajo le digan a su sexy amante la verdad y pondrán fin a
sus sueños de ganar el corazón de Calvin para siempre.

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Matt... bajó los calzoncillos blancos de Calvin hasta las rodillas
donde había dejado sus pantalones. La hermosa polla gruesa y roja del
hombre, le abofeteó en la mejilla.

—Wow, eso es una belleza —murmuró.

Calvin se echó a reír, atrayendo la mirada de Matt a la bella cara del


hombre.

Calvin estaba mirándolo abajo, sus mejillas encendidas de color rosa,


sus regordetes labios pidiendo a gritos ser besados. Y maldita sea, Matt
quería devorárselos.... devorarlo. Pero en primer lugar, quería su polla.

Lamió el pre-semen de la punta. Cerrando los ojos, abrió su boca


sobre la gorda cabeza, chupando suavemente. Sus manos se trasladaron al
culo redondo de Calvin, masajeando la suave y cálida piel, ahí y
brevemente distrayéndolo con pensamientos de profundos y duros empujes
entre esas mejillas.

La imagen pasó por la cabeza y estuvo a punto de detenerse para


levantarse y hacer precisamente eso. Lo hizo a un lado, sólo por un corto
tiempo, y chupó la polla de Calvin en serio, empujándolo más adentro en su
boca.

Pequeños gemidos escaparon de los labios de Calvin, y sus manos se


deslizaron en el pelo de Matt, sosteniéndolo ahí. Sus caderas se movían,
jodiendo la boca de Matt.

Matt se metió un dedo en su boca mientras chupaba, generosamente


humedeciéndolo, y entonces se deslizó en torno al agujero de Calvin,
presionando dentro.

—Matt. —Calvin se quejó.

Joder. El sonido de su nombre en la voz de aquellos labios causó que


su propia erección empujara tan dolorosamente en sus boxers, se agachó y
ciegamente desabrochó los pantalones, sacando su dura polla.

—Matt, Dios, por favor, jódeme.

No necesitó una segunda invitación...

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Capítulo Uno
Matt Walton estaba teniendo un segundo día bastante decente. Claro
que sus pies dolían. ¿Los de quién no lo harían cuando no le habían
permitido mucho descanso en las últimas cuarenta y ocho horas?
Finalmente, tenía unos minutos para tomar un almuerzo.

Echó un vistazo alrededor de la cafetería del sótano. Sólo un puñado


de personas estaba allí, no era sorprendente ya que era cerca de la una de la
mañana. No reconoció a ninguno de ellos, pero era sólo su segundo turno
de doce horas.

Matt se acercó a la zona de la comida y se decidió por una pequeña


ensalada y una rebanada de pastel de melocotón junto con una taza de café.
Cuando se acercó a la caja registradora, no pudo dejar de notar a un joven
sentado solo en una mesa en la esquina, tomando algo en un vaso de
plástico, con la mirada abatida. El joven iba vestido con bata y Matt pensó
que probablemente era un celador o un técnico de laboratorio.

A pesar de que estaba pagando en la caja registradora no podía dejar


de mirar al jovencito. Era justo el tipo de Matt.

Matt, quien había salido cuando era un adolescente, no se molestaba


en ocultar su orientación sexual a nadie. Estaba fuera y orgulloso y había
participado en un buen número de eventos del orgullo gay.

Y este chico era extremadamente caliente. Maldita sea, no había sido


golpeado con tal ola de lujuria a través de una habitación como esta en…
un largo y jodido tiempo.

Todo en él era precioso. Su oscuro cabello rubio arenoso, su piel de


porcelana, y esos grandes labios carnosos. Matt se preguntó qué color de
ojos tenía. Diría que azules. No había razón para no averiguarlo.

Tomó su bandeja y se dirigió a la mesa de la esquina. Estaba


realmente esperando que este hermoso hombre fuera gay. Probablemente
no, conociendo la suerte de Matt, pero podía soñar.

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—Hey, chico, ¿está ocupado este asiento? —preguntó cuando se
detuvo en la mesa.

La cosita joven, que tenía los ojos azules ya que Matt se dio cuenta
cuando levantó la mirada, le dio la más fría mirada que jamás había visto.

Le lanzó una mirada fulminante por la forma en la que se refirió a él,


y pocos hombres no tendrían ninguna duda que hubieran sido derribados
por ella.

—Eso sería Dr. Lassiter para ti... enfermero.

La mandíbula de Matt cayó. Vaya, ¿este era el Dr. Lassiter?

Desde el momento en que comenzó su jornada de ayer, los otros


miembros del personal de enfermería le habían advertido sobre Calvin
Lassiter. El mayor idiota que jamás hayas conocido, tan frío y arrogante
donde los haya, e incluso el chico es una reina de hielo. Esto le recordó a
Matt que cuando la enfermera le dijo eso sobre el doctor, averiguó que
Matt era gay, ella se había disculpado y todo, diciendo que no había
querido decir nada malo. El Dr. Lassiter era gay, sin embargo, así es como
se ganó el apodo.

—Lo siento, doctor. ¿Puedo sentarme de todos modos?

El Dr. Lassiter no respondió, sólo levantó su taza a sus


impresionantes labios y tomó un sorbo.

Encogiéndose de hombros, Matt se sentó frente a él y le tendió la


mano. —Matt Walton.

—Sé quién eres. —No tomó la mano de Matt.— Casi me atropellaste


hoy en el estacionamiento con tu moto.

— ¿Ese era usted?

—Realmente debes conducir con más cuidado en un estacionamiento


de hospital. No necesitamos más pacientes.

—Iba delante de mí y yo apenas fui capaz de virar bruscamente para


evitarlo. —Matt enfadado replicó.— Tal vez deberías ver por dónde vas.

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El médico suspiró. —Incluso si lo hiciera, habrá mucha gente en el
estacionamiento haciendo la misma cosa. Familias visitando a sus seres
queridos. Estoy seguro de que como enfermero no quieres ser responsable
de atropellar a un niño que viene a visitar a su madre enferma, ¿verdad?

Su mandíbula se endureció, Matt asintió con la cabeza. —Bueno,


punto anotado. Iré más despacio.

Los labios llenos del Dr. Lassiter se curvaron en una ligera sonrisa
que era demasiado malditamente adorable para un idiota. Odiaba ser un
tonto por una bonita cara.

—Tengo que decir, Walton, que estoy un poco sorprendido.

—¿Por?

Se encogió de hombros. —Pensaría que alguien que es enfermero,


trabajando en una sala de emergencias, nada menos, no sería tan
descuidado como para andar en moto por ahí.

Bien, ahora el buen doctor sonaba como su madre.

—Soy un piloto seguro —dijo Matt en el mismo tono para que


coincidiera con el de Lassiter.

El rubio levantó la ceja. —A pesar de ello, los conductores de


automóviles no pueden estar tan seguros. He visto demasiadas víctimas de
accidentes de motocicletas aquí para no estar preocupado.

Matt golpeó los dedos con fuerza sobre la mesa, se dio cuenta de lo
que estaba haciendo, y escondió la mano en su regazo. —Entonces, doctor,
¿usted no ve los accidentes de coche, tampoco? ¿Sólo las motocicletas?

—Por supuesto que veo ambas cosas.

—Hmm, así que ¿le dice a todo el personal que está sorprendido de
que conduzcan coches?

—No.

Para deleite de Matt, Calvin Lassiter se volvió de un tono claro de


color rosa. Por desgracia, lo hizo aún más atractivo, maldita sea.

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—Bien, entonces, aprecio su preocupación y me aseguraré de ser
más cuidadoso al conducir en el estacionamiento del hospital. —Apuñaló el
tenedor en la ensalada. Entonces, algo le ocurrió. Miró arriba, con la
mirada fija.

—Me pareces algo familiar. ¿Nos conocemos?

—No, es probable que me reconozcas por el momento en que casi


me mataste.

Ignoró eso y se engulló un mordisco en la boca.

—No, es algo... Lassiter. He oído ese nombre antes. —Inclinó la


cabeza hacia un lado, estudiando al sexy doc.

—Espera, ya lo sé.

Lassiter frunció el ceño cuando los demás en la habitación miraban


en su dirección.

—Baja la voz.

—Sí, sí, lo que sea. Ahora lo recuerdo. Debería haber pensado al


respecto ayer, cuando las otras enfermeras estaban hablando de ti.

Eso le dio otra mirada gélida. —¿Y qué decían?

Sintió el calor en un rubor en esta ocasión. Se aclaró la garganta.

—Lo gran médico que eres. De… de todos modos, creo que no hice
la conexión entonces, pero ahora que te veo, tiene sentido.

—Me alegro de oírlo. ¿Qué?

—Tienes un hermano llamado Barnaby, ¿no?

El Dr. Lassiter hizo una mueca. —¿Un ex amante?

—¿Qué? No.

—Parecías ser más o menos de su tipo. Su antiguo tipo, debería


decir.

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Matt se preguntó de qué tipo parecía, pero decidió dejar pasar eso, al
menos por el momento. —Mi hermanastro es Nathan Llewellyn.

El hermanastro de Matt, Nathan, había llevado a su nuevo novio,


Barnaby, a una reunión familiar hace un mes. Se había sorprendido porque
pensaba que Nathan iba por los abogados estirados igual que él, no niños
bonitos con maquillaje.

Tuvo que admitir que Barnaby era muy atractivo, pero Matt pensó
que su hermano, Calvin, era aún más hermoso.

—De acuerdo. Me parece recordar que Nathan mencionó un


hermanastro que era enfermero. No creo que nunca mencionara tu nombre.

Matt asintió. —Sí, no somos muy cercanos. Nos vemos tal vez dos
veces al año por cosas de familia. Su padre se casó con mi madre hace
varios años y compartimos algún medio-hermano.

—Hmm…

El silencio descendió sobre la mesa y Matt sintió la necesidad de


romperlo. —Así que, ¿tú y tu hermano son gays?

Lassiter se puso rígido y apartó su vaso de polietileno y se puso de


pie. —No hablo de mi vida privada con el personal de enfermería. Si me
disculpas, tengo que volver.

Matt se volvió y vio al médico de pie. Al parecer, sus compañeras


enfermeras habían estado en lo cierto. Calvin Lassiter no era del tipo
amigable. Acabó su comida, limpió, y se preparó para volver a trabajar.

Tan pronto como regresó a la sala de emergencias, Matt estuvo todo


ocupado de nuevo y casi se olvidó del Dr. Lassiter, a pesar de que lo vio en
varias ocasiones trabajando en los pacientes con otras enfermeras.

No tuvo un momento para respirar de nuevo, hasta que su turno


estuvo a punto de terminar, cerca de las siete de la mañana. Se recostó
contra una pared y cerró los ojos un instante.

—Mala noche, ¿eh?

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Matt abrió los ojos para ver a otra enfermera, Valerie, sonriendo con
simpatía hacia él.

—Sí, estoy agotado. Y muriendo de hambre, también.

—¿No conseguiste almorzar?

—Hace varias horas antes que tomé una ensalada en la cafetería. La


comida estuvo bien, la compañía no tanto.

—¿No me digas que las enfermeras ya te están molestando?

Matt se rió. —No, nada tan aterrador. Cometí el error de presentarme


yo mismo al Dr. Lassiter.

—Oh —Ella asintió con la cabeza.

—El chico es tan malo como todo el mundo decía.

La expresión de Valerie fue una de vaga inquietud.

—Uh, lo siento, ¿es un amigo?

Ella suspiró. —No exactamente. Mira, yo no digo que sea cálido y


fogoso o cualquier cosa, pero tuvo una noche muy mala. Perdió un
paciente. Una víctima de accidente de motocicleta que trajeron aquí con un
completo paro cardíaco. No pudo salvarlo.

El intestino de Matt se retorció. Se sintió como el mayor idiota de


repente.

—No lo sabía.

Valerie le palmeó el brazo. —Estás casi apagado. Suerte para ti.


¿Nos vemos esta noche?

Matt volvió directo a su siguiente turno de doce horas a las siete de


esa noche.

—Sí, gracias.

Cuando su turno terminó, se dirigió hacia el exterior. La mañana


estaba nublada y le parecía recordar que habían predicho lluvia más tarde

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esa noche. Estaba a punto de salir a donde había estacionado su motocicleta
cuando localizó al Dr. Lassiter salir al exterior.

El doctor había cambiado de su sexy bata de color beige a unos


ajustados pantalones y una camisa granate con botones. Era aún más
hermoso si eso era posible.

—Hey, doc, ¿vas a casa, también?

Lassiter dio un salto.

Matt sonrió. —Lo siento, no quise asustarte.

—No me asustaste, simplemente me sorprendiste.

—Quería disculparme.

El médico frunció el ceño. —¿Por qué?

—No sabía nada del... ya sabes, el paciente. He tenido pacientes que


mueren encima de mí, también. Una vez un niño que había estado cuidando
en la unidad de cuidados intensivos, pasó cuando salí de turno. Fue
horrible.

El Dr. Lassiter asintió con la cabeza, pero no respondió. Apartó la


vista y a continuación, hacia el cielo.

Matt lo miró por un segundo, sólo mirando la pura belleza


masculina. Luego, se aclaró la garganta. —Iba a conseguir algo de
desayuno. ¿Quieres venir conmigo?

Bajó la mirada y los ojos azules se centraron en él.

—¿No estás cansado?

—Por supuesto, tengo la intención de ir a la cama en algún momento,


pero ahora mismo, mi estómago necesita ser atendido. Hay un restaurante
justo a la vuelta de la esquina —Matt lo había notado ayer. — ¿Nos vemos
ahí?

—Yo…

—Tienes que comer, ¿no?

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Lassiter asintió. —Está bien. Nos vemos allí.

—De acuerdo, bueno.

Matt saludó y se dirigió hacia su motocicleta, mirando hacia atrás


una vez para ver al doctor en dirección al estacionamiento médico. Se
preguntó si el buen doctor en realidad se uniría a él o si acaba de acordar
con la intención de dejar plantado a Matt. Esperaba que fuera lo primero.

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Capítulo Dos
Calvin no sabía por qué entró en el estacionamiento del restaurante
Benji´s. Por un lado, no creía mucho en la comida de allí, y por otro no le
gustaba Matt Walton. Nada en absoluto.

Tal vez anoche había sido demasiado duro con él. Calvin había
perdido pacientes antes. Pero nunca se hacía más fácil. No para él. Y este
había sido un hombre joven que le había recordado a su hermano, Barnaby.
Había tenido la edad de Barnaby, también. Su pecho se había derrumbado
desde el accidente. Calvin aún podía oír los gemidos de su inconsolable
madre.

Nunca podría ser un médico que ve pacientes sin rostro, personas


anónimas. Tal vez sería más fácil de esa manera, pero para Calvin no lo
hacía más fácil.

Calvin se adentro en un espacio, apagó su coche y se bajó. Matt, que


ya había llegado delante de él, acelerando sin duda, había estacionado su
moto y estaba junto a él.

Vio cómo el hombre caminaba hacia la entrada del restaurante, sus


pantalones gastados obscenamente abrazando la parte inferior de su cuerpo.
En la mitad superior llevaba una simple camiseta blanca, a pesar de que
parecía casi pintada encima, y encima de ella una martirizada chaqueta de
cuero de aviador.

Lo último que necesitaba era estar sentado a desayunar con un


moreno chico malo de primera con delineador de ojos, ojos chocolate y los
brazos musculosos como troncos de árboles. Tenía pendientes de plata todo
arriba y abajo del cartílago de ambas orejas, también. Barnaby lo aprobaría.
Calvin no.

—Hey, no estaba seguro de que vinieras —dijo Matt cuando se


reunió con Calvin en la puerta. La mantuvo abierta para Calvin, que
atravesó y le dijo a la dueña de la casa que estaban allí los dos.

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Siguieron tras la chica joven con goma de mascar a un agrietado y
pelado asiento en la esquina.

—La camarera estará con ustedes en un momento —declaró y luego


paseó hacia la entrada.

Matt se sentó frente a él y le sonrió con su sonrisa de come-hombres,


intermitentes dientes blancos y hoyuelos, por el amor de Dios. Qué
irritante.

—Estoy muerto de hambre. ¿Y tú? —Preguntó Matt cuando recogió


el manchado menú.— Aquí dice que Benji´s ha estado aquí desde mil
novecientos cuarenta y dos.

—Sí, creo que los menús son originales.

La camarera, una delgada mujer afro-americana de mediana edad,


llamada Betty se acercó a su sitio.

—¿Café?

—Eso sería genial —dijo Matt con entusiasmo.

—No apostaría por ello. Té. Verde, si lo tiene.

Betty miró por encima de su hombro. —Dr. Lassiter, sabe que no


tenemos eso.

—No he perdido la esperanza de que si lo solicito un número


suficiente de veces seguirás la pista y empezarás a traerlo.

—No apostaría por ello —ella se burló de él.— ¿Lipton?

Suspiró. —Sí.

—Vuelvo enseguida.

Matt le miró con curiosidad. —Parece que te conocen aquí.

—Comedor de veinticuatro horas cerca de un hospital. Sí, todo el


mundo viene aquí, en algún momento. Te conocerán antes de tiempo,
también.

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—¿Qué vas a tomar, Dr. Lassiter? —Matt empujó una hebra de su
largo pelo de la mandíbula por detrás de la oreja.

—Puedes llamarme Calvin. .

—Oh, está bien —Sonrió Matt.

—Fuera del hospital de todos modos —No esperaba ver mucho a


Matt fuera del hospital, por supuesto.— El huevo del desayuno con el
bacon.

—Creo que voy a tomar el desayuno Big Man.

Calvin no estaba sorprendido ni en lo más mínimo. El Big Man, que


estaba en Benji´s desde hace muchas décadas, se componía de tres huevos,
bacon y salchichas, croquetas de patata, y panqueques. —Deberías hacer
ejercicio si comes así todos los días.

Matt asintió. —Lo hago y no lo hago. Esto quiere decir que hago
ejercicio, pero no como así todos los días.

Betty regresó con sus bebidas e hicieron sus pedidos.

Matt tomó un sorbo de café e hizo una mueca. —No es el mejor.

—Aprenderás a pedir té.

—¿Cuánto tiempo llevas en el hospital?

—Cuatro años contando mi residencia —Agregó Calvin, con un


paquete de miel para el té, cuidadosamente presentado por Betty, que
recordaba que lo tomaba de esa manera.

—Tuvimos suerte. He estado tratando de llegar hasta aquí desde hace


meses —Hizo una mueca de nuevo y añadió una cucharada de crema y
varios paquetes de azúcar.— Me gustaba el hospital en el que estaba
trabajando anteriormente, pero me mudé a Glendale y se estaba
convirtiendo en demasiado trayecto para ir al trabajo.

Calvin recordaba vagamente que la mayor parte de la familia de


Nathan vivía en el sur de Los Angeles, incluyendo su hermanastro, y quería
preguntar a Matt por qué se mudó del Condado de Orange en el área de Los

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Ángeles. Pero ya que él había dicho a Matt que no hablaba de su vida
privada, podía apenas ser entrometido con el hombre.

—Este es un gran hospital con una reputación excelente. Puedo ver


por qué te gustaría trabajar aquí.

—Definitivamente. ¿Vas a trabajar esta noche?

—No. Descansaré los próximos días. Voy a dormir algo para


ponerme al día.

—Sí, y apuesto a que tu novio te echará de menos —dijo Matt con


una mirada astuta.

Calvin no pudo evitar sonreír un poco a su no tan secreto intento de


obtener la información que quería que saliera de Calvin. —No tengo novio.

—Oh —Matt fingió mirar ligeramente curioso. Podía decir que era
un pretexto.— Estoy bastante seguro de que Barnaby o Nathan dijeron que
eras gay, sin embargo. ¿No?

Podía ver que el hombre no iba a dejarlo hasta que admitiera su


orientación sexual. —Sí, soy gay.

Matt asintió, como satisfecho. —¿Un hombre hermoso como tú? Me


sorprende que no tengas a alguien importante. ¿Qué pasa con los hombres
en Los Ángeles?

—Realmente no tengo tiempo para una relación de todos modos.

Betty llevó su desayuno y el rellenó el café de Matt y su agua


caliente.

—Buen provecho.

Calvin mezcló su huevo encima con sus croquetas de patatas y


agregó una pizca de sal. Había sido bendecido con un perfecto colesterol.
—¿Y qué hay de ti?

—Bueno, en realidad, tuve un novio. Me mudé aquí desde Orange


County para estar con él. Lástima que resultara ser un idiota tramposo —

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Matt se encogió de hombros.— Me decidí a quedarme aquí de todos
modos, tener un nuevo comienzo.

—Es una lástima lo de tu novio.

Matt sonrió un poco y probó el desayuno. Masticó varios bocados


antes de que volviera a hablar. —Tú sabes que no eres tan malo.

—¿Cómo dices?

El otro hizo un gesto con su tenedor.

—Tienes una especie de reputación en el hospital.

Calvin suspiró. —Sí, lo sé.

—Si lo sabes, bien, ¿por qué no hacerles saber que no eres el idiota
que creen que eres? —Matt se ruborizó.— Um, lo siento.

—Lo que sea. Yo sé lo que dicen de mí. No se callan al respecto.


Estoy aquí para ayudar a los pacientes que llegan con lesiones o
enfermedades, a menudo mortales. No me preocupa ganar un concurso de
popularidad.

—Bueno, no quería molestarte.

—No lo estoy —insistió Calvin. Nunca había sido fácil para hacer
amigos. De hecho, podría contar con una mano cuántas personas eran
realmente cercanas a él. La mayor parte del tiempo eso no le molestaba.

—Me alegro de que accedieras a desayunar conmigo de todos modos


—Matt apartó el plato en su mayoría casi vacío y le dio unas palmaditas en
el estómago.— Estoy lleno. Voy a ir a casa y hacer unos recados antes de
atrapar unas pocas horas de sueño. Voy a estar fuera un par de días a partir
de mañana.

Calvin recogió la nota que Betty había dejado. Sacó su cartera y dejó
varios dólares de propina. —Lo tengo ya.

—Ah, hey, gracias, pero no quise decir que pagaras —Matt protestó.

—Olvídalo —Calvin se movió en el asiento y se levantó.

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Después que pagó, se dirigieron al exterior. Calvin miró al cielo
nublado.

—Parece que va a llover —dijo Matt.

—Sí. Bueno, hasta luego.

—Matt.

Calvin frunció el ceño. —¿Qué?

Matt entró en el espacio personal de Calvin. El hijo de puta era más


alto que él, también. Su cara estaba tan cerca que su aliento caliente
cepillaba la mejilla de Calvin cuando él bajó la cabeza para hablar. —
Quiero escucharte decir mi nombre.

Calvin se echó a reír. —Por favor.

Matt sonrió. —Está bien, por favor, Matt. Suena mucho mejor.

Él retrocedió un paso, pero Matt le persiguió. —Se realista.

—Vamos. Si quieres que me vaya, tienes que decirlo.

Calvin lo miró y trató de alejarse, pero la mano de Matt se cerró en


su antebrazo.

—Está bien. Por favor, Matt.

Matt sonrió con la misma sonrisa come-hombres de antes. —Hmm.

—Definitivamente haciendo progresos. Nos vemos pronto, Calvin.

Se acercó a su moto, giró una pierna larga sobre su motocicleta, y se


puso su casco en la cabeza.

Calvin se apartó, irritado consigo mismo por mirar a Matt. Ni


siquiera se sentía atraído por él. Se metió en su coche, cogió su móvil, y
pulsó el botón para el trabajo de Barnaby.

—Hey, hermano, ¿qué pasa?

Calvin cerró los ojos. —Nada.

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—No me vengas con eso. No me llamas al trabajo por nada. Y tu voz
tan desmoronada.

—Yo sólo quería oír tu voz, B.

—Calvin.

—Perdí a un paciente hoy. Del tipo que me recordó a ti.

—Lo siento. Pero estoy bien.

Sonrió un poco. —Lo sé. ¿Cómo están Nathan y tú?

—Realmente genial. ¿Quieres venir a cenar? Voy a cocinar.

—¿Tú? —Se rió de Calvin.— Poniéndote todo doméstico por mí,


¿eh?

—Sí —Escuchó la sonrisa en la voz de su hermanito y se sentía más


ligero.

—Me parece bien. ¿Qué vas a hacer?

—¿Qué tal la pizza? Todos los quesos, por supuesto.

—Por supuesto. Bueno, los veré más tarde. ¿Alrededor de las siete
está bien?

—Perfecto. Adiós.

Calvin terminó la llamada y arrancó su coche. De pronto estaba


agotado y con ganas de dormir muchas horas. Sólo esperaba no soñar con
enfermeros chico malos.

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Capítulo Tres
—Oye, Walton, corre el rumor de que te viste obligado a tomar el
desayuno con el Dr. Lassiter, —Rick Moore, el único otro enfermero
masculino en el servicio esa noche, llamó a Matt cuando se disponía a
tomar su almuerzo.

Matt se detuvo a mitad del camino y se volvió hacia el grupo de sus


compañeros enfermeros que se encontraban en un grupo justo en el interior
de las puertas dobles que decían Sólo Pacientes y Personal Médico. Mary,
Louise, y Donna se quedaron junto a Rick. Este había sido el grupo que le
había advertido acerca de Calvin en su primera noche.

Se aclaró la garganta. —Um, sí, tomamos el desayuno en Benji´s.


¿Cómo lo sabes?

Mary sonrió. —Valerie lo vio y nos lo dijo.

—Oh. Sí, bueno —Se encogió de hombros.

—No sé cómo pudiste comer con ese imbécil frente a ti —Rick hizo
una mueca.

Se encontró un poco molesto. Sí, se dio cuenta de que Calvin no era


el más agradable médico para el personal, pero... aún así. —No es tan malo.

—Sí bueno —dijo Louise con una sonrisa— Oh, ya entiendo que es
agradable a la vista. Pero eso no lo compensa una polla. ¿Y cómo te
quedaste atascado en el desayuno de todos modos?

—Le pregunté.

Ahora lo miraban como si hubiera perdido la cabeza. Matt frunció el


ceño.

Donna hizo una mueca. —Crees que es caliente, ¿no?

—Bueno... sí.

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—Oh, Dios mío, ¿Bebes los vientos por la Reina del Hielo? —Rick
soltó una risita.

—Siento decepcionarte, Walton, pero no creo que Lassiter nunca


tenga sexo. Quiero decir, si echara un polvo, sería más agradable, ¿no?

Matt no dijo nada, decidiendo que no se sentía cómodo con su


evaluación de Calvin. —Um, bueno, es mi almuerzo, así que voy a bajar a
la cafetería por un bocadillo o algo así.

—Espera —Rick llamó antes de que pudiera escapar.— ¿Quieres


hacer una apuesta?

—¿Una apuesta?

—Vamos a apostarte cien dólares a que no puedes conseguir que la


reina de hielo duerma contigo. Si pierdes, nos debes cuatrocientos dólares.
Si ganas, lo consigues.

—Sí, —dijo Mary con entusiasmo.— Y deberíamos ponerte un


tiempo limitado para ello, como un mes.

Todos asintieron, con una amplia sonrisa. En realidad era estúpido y


muy juvenil. Pero hasta Matt estaba preocupado, quería perseguir a Calvin
de todos modos. Si estos cuatro idiotas perdían su dinero les serviría de
algo.

—Bien, lo que sea. ¿Puedo ir a buscar mi comida ahora?

—Claro, claro. —Rick le despidió. Todos se rieron y Matt decidió


que quizás ellos eran los imbéciles y no Calvin.

Al día siguiente, en su día libre y después de dormir un poco, Matt


tomó una oportunidad y llamó a su medio hermano, Nathan.

—Llewellyn.

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—Soy yo.

—¿Quién eres tú?

Matt suspiró y se dejó caer en su sillón lleno de bultos de segunda


mano. —Matt.

—¿Matt quién?

—Oh, joder. Matt Walton, tu hermanastro.

Nathan se echó a reír. —Ya lo sabía. Estaba tirando de la cadena.

Matt rodó los ojos. —Has desarrollado un aspecto peculiar desde


que estás con Barnaby.

—Tal vez sea así. ¿Qué pasa?

—Bueno, llamaba para preguntarte si tienes el número de teléfono de


Calvin.

Hubo una larga pausa. —¿El Calvin de Barnaby?

—No, de Calvin Klein. Sí, el hermano de Barnaby.

—No estoy seguro de entenderte.

A Matt le daba vueltas el estómago. —No tengo ganas de explicarlo.


Digamos que trabajamos juntos y necesito... llamarle.

Sólo dámelo.

—Está bien. Pero Barnaby va a preguntar.

—No le digas que te lo pedí y no lo sabrá.

Otra pausa y luego Nathan recitó el número. —De acuerdo, tengo


una llamada conferencia. Saluda a nuestros padres por mí la próxima vez
que hables con ellos —Y luego Nathan se fue.

Matt programó el número de Calvin en su móvil y se sentó. Ahora


estaba preocupado por la utilización de dicho número para llamar. Esperaba
que Calvin se mostrara reacio a la idea de una cita de verdad.

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Se levantó y se duchó, y cuando hubo terminado, se ató una toalla a
la cintura, se sentó en su cama y cogió el teléfono una vez más.

Golpeando con el dedo en el número marcado rápidamente, Matt


esperó, con la respiración contenida, mientras escuchaba los pitidos.

—Dr. Lassiter.

Matt tragó, su corazón martillando. —Calvin, soy Matt. Matt


Walton.

No hubo respuesta.

Sus manos sudando, se aclaró la garganta. —¿Estás ahí?

—Sí. ¿Cómo conseguiste mi número?

—Nathan.

—Ah. Bueno, ¿qué pasa?

—Me estaba preguntando... tengo libre hoy.

—Lo recuerdo.

Matt se tumbó. Pensó que tal vez ayudaría

—¿Quieres tal vez ir a algún sitio conmigo?

Tranquilo, Matt.

—¿Dónde?

Bueno, eso no fue un no. —Um, ¿cenar?

Matt podía oír una especie de crujido en el otro extremo, y estaba


temiendo que Calvin dijera que no. Sólo sabía que iba a hacerlo. Y
probablemente con alguna excusa como que se estaba lavando el pelo. Se
preparó para la decepción.

—¿A qué hora?

Se sentó con la espalda recta. —¿A qué hora?

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—Sí.

—Puedo recogerte a las seis. Si me das la dirección.

—Bueno.

—Tengo coche, también. Lo traeré —dijo Matt rápidamente.

—De acuerdo.

Matt apenas tuvo tiempo de pelear por encontrar una pluma antes de
que Calvin recitara su dirección. —¿Qué te gustaría comer?

—Estoy bien con casi cualquier cosa.

—¿China?

—Está bien. Nos vemos a las seis.

Matt sonrió mientras desconectó la llamada. Calvin realmente estuvo


de acuerdo.

Matt se adentró al final de la puerta de entrada en la modesta casa de


Calvin en los suburbios. El buen doc vivía en un pequeño y acogedor
callejón sin salida.

Se había atormentado un poco sobre qué llevar a su primera cita


oficial, primera con Calvin y, finalmente, decidió que pantalones negros y
una camisa azul marino, junto con su chaqueta de aviador de cuero. Se
había delineado los ojos de color azul marino.

Cuando la puerta se abrió para revelar a su cita, Matt se quedó


mirando, más que un poco maravillado. En realidad, no creía que hubiera
visto un hombre más atractivo, más bello que Calvin. Calvin se había
vestido con pantalones azul marino de estilo similar a sus propios
pantalones, pero llevaba un botón desabrochado de su camisa a rayas

25
abierta en el cuello. Una atractiva cadena de oro descansaba contra la
cremosa extensión de su garganta.

Pero cuando apartó la mirada de eso, fueron los demasiados ojos


azules de Calvin enmarcados por delicadas pestañas de oro lo que hizo que
su respiración se enganchara y sus rodillas se debilitaran. Y esos labios...
Matt no sabía cuánto tiempo podría resistir esos labios gruesos, sensuales.

—Hola.

Matt sonrió, exhalando para calmar el rápido latido de su corazón.

—Te ves fantástico.

Calvin se ruborizó. —Um, gracias. Déjame coger mi chaqueta.


Volvió en tan sólo unos segundos, encogiéndose de hombros dentro de una
chaqueta de Armani.

—Wow, buena chaqueta.

Su cita se encogió de hombros. —Un regalo de Navidad de mi


abuela. Creo que la consiguió en eBay —Calvin dio un paso fuera y se
volvió para cerrar su puerta principal.

Cuando se dio la vuelta, Matt aplastó su boca sobre la de Calvin,


incapaz de resistirse a probar esos labios un segundo más. Eran los más
suaves, los más malditamente sabrosos labios que jamás había besado. Se
apartó antes de que Calvin tuviera tiempo de protestar demasiado.

—Lo siento —dijo, sin sentirlo en absoluto.— He estado deseando


esto desde que te vi en la cafetería.

Calvin no respondió, pero sus labios se volvieron hacia arriba un


poco en una pequeña sonrisa. Cuando llegaron a su coche, levantó una ceja.

—¿Tú? ¿Un Mercedes?

Se echó a reír. —Lo sé. Era de mi padrastro. Él lo mejoró y es más


viejo, así que me lo dio. Yo rara vez lo conduzco porque con la moto tengo
mejor rendimiento y es más de mi imagen.

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—Definitivamente, —Calvin estuvo de acuerdo.— Pero no había
manera de que yo fuera a montar en ella.

—Lo sé. De acuerdo, salgamos.

27
Capítulo Cuatro
Calvin se preguntó qué estaba haciendo, cuando una pequeña vieja
señora china los llevó a una mesa en el lado derecho, del más bien pequeño
restaurante chino que Matt había elegido para su cita. No podía realmente
decir cualquier otra cosa en este punto.

Tuvo que admitir, más o menos, que Matt tenía una ternura por él.
Algo que era más que su persistencia. Físicamente, Calvin decidió que
Matt se veía bastante bien. Los pendientes y el delineador de ojos eran
todavía un poco demasiado.

Esto era todo nuevo para Calvin. En realidad, nunca había salido con
alguien con el que trabajaba. Bueno, en realidad, no había estado en una
cita desde sus primeros días de la escuela de medicina. El único sexo que
había tenido durante algún tiempo había sido auto-aplicado. Se había
convertido en uno de los mejores clientes de una línea de tiendas de
juguetes para adultos.

Le sonrió a la anciana señora cuando les trajo una tetera y dos


pequeñas tazas. Recogiendo su menú, Calvin miró a su alrededor. Parecía
que sólo había otros dos grupos comiendo en el restaurante.

— ¿Has estado aquí antes?

Matt asintió. —Sólo comida para llevar, sin embargo. No está


demasiado lejos de mi apartamento. Es bastante decente y no hay ningún
bicho.

—Eso es lo que tú crees.

Matt se rió. —Bueno, sí. Me imagino que todos los restaurantes


tienen alguno, pero si están en la zona de comedor golpeándome en el
hombro, bueno, entonces me preocupo.

—Así que ¿esa es tu medida de un restaurante? Lo tendré en cuenta.

Se decidieron por un pollo Kung Pao de y huevo foo yung, y


decidieron seguir con el té caliente para beber.

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—Recuerdo que Nathan dijo algo acerca de ti y tu hermano, que
fuisteis criados por tu abuela —dijo Matt después de que la anciana mujer
se fuera a traer sus pedidos.

Calvin se puso rígido, pero trató de obligarse a relajarse. Estaba bien


hablar sobre ello. —De acuerdo. Ella fue genial. Todavía lo es.

—¿Por cuántos años eres mayor que Barnaby?

—Siete años.

—Bueno, además de mi hermanastro, Nathan, tengo dos medio-


hermanos y una medio-hermana. Y tengo una hermana mayor.

Calvin tomó un sorbo de té chino. —¿Ves a tu padre todavía?

El otro hombre se encogió de hombros. —No hace tiempo. Solía. Se


mudó a la zona centro del país. Hablamos a través de los correos
electrónicos en su mayoría —Matt se puso rígido.

—¿Con-con qué frecuencia- lo haces?

Calvin negó con la cabeza, con su intestino apretándose. Su padre


había asesinado a su madre y ahora estaba cumpliendo una condena de por
vida sin la posibilidad de libertad condicional. Ella había estado
embarazada de Barnaby en esa época, quien se había salvado
milagrosamente. Y Calvin... no quería pensar en ello.

—No, nunca. Cuando yo tenía veinte años me escribió una carta —


Se sirvió otra taza de té y mantuvo la pequeña taza en sus manos,
necesitando el calor reconfortante.— No la leí.

—Wow. Debes haber tenido la tentación de leerla sin embargo.

—No, ni siquiera un poco. El puede pudrirse ahí —Dejó la taza.

Para su sorpresa, Matt se acercó y le cogió la mano, sujetándolo y


acariciando la palma de la mano con el pulgar.

—Lo siento. No quiero arruinar nuestra noche con malos recuerdos.

—Sí, gracias. Preferiría hablar de otra cosa.

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Matt sonrió. —¿Qué te hizo decidirte a ser médico?

Oh, genial.

—Pasé algún tiempo en el hospital cuando era un niño y llegué a


admirar a las personas que trabajaban allí —dijo Calvin. Esperaba que Matt
no preguntara cualquier cuestión sobre su estancia en el hospital.
Rápidamente le preguntó: — ¿Por qué te decidiste a ser enfermero?

—Mi mamá es una y creo que realmente levanté la vista hacia ella y
quería ayudar a la gente.

—Esa es una gran razón —Calvin se sintió aliviado cuando su


comida llegó. Ya era hora de cambiar de tema. No era realmente muy
bueno en la conversación en las citas, pero decidió lanzarse hacia adelante
en vez de volver al otro tema.— ¿Cuándo te diste cuenta de que eras gay?

—Casi tan pronto como llegué a la pubertad —dijo Matt, sacando


con la cuchara porciones de ambas bandejas a su plato.— Nunca pude
emocionarme con unos pechos de mujer.

Calvin se echó a reír. —Sé lo que quieres decir. Yo era adolescente,


también.

—Es bastante interesante que tanto tú como Barnaby sean gays.

Se encogió de hombros. —Sí. Supongo que te gusta quien te gusta.


Nunca realmente lo he analizado muy de cerca. Mi abuela nos apoyó
mucho a ambos.

—Todavía no puedo creer, que no tengas que repeler a los novios —


Matt negó con la cabeza.— Eres muy hermoso.

Calvin sintió sus mejillas arder. —No, no lo soy.

—Oh, infierno sí, lo eres.

Rodó los ojos. —Si tú lo dices.

Después que terminaron, y la mujer china trajo la cuenta, que Matt


pagó, tomó la mano de Calvin de nuevo, esta vez sus dedos abriéndose

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pasó a través de los de Calvin. Le gustaba la sensación de la mano de Matt
sosteniendo la suya.

—No estoy listo para llevarte a casa todavía. Hay un bar justo a la
vuelta de la esquina, ¿quieres ir allí?

—No.

—¿No?

Calvin suspiró, no contento en absoluto acerca de la decepción en la


cara de Matt.

—Mira, sólo es que no estoy cómodo en los bares.

El otro sonrió. —Lo estarás allí. No es como tú piensas. Confía en


mí. ¿Por favor?

Su mandíbula se enfureció, cedió —Está bien. De acuerdo.

Matt se inclinó sobre la mesa y le beso en los labios. Fue tan rápido
que no tuvo tiempo para reaccionar.

El establecimiento al que Matt los condujo era justo en un bar en una


pequeña esquina llamado Ollie´s. El interior estaba oscuro y silencioso.
Aparte del camarero, sólo había tres personas, además de Matt y Calvin.
Sonaba música suave de los años ochenta.

Matt los condujo a un sitio en la esquina más oscura. —¿Qué quieres


tomar?

—Cabernet Sauvignon.

—Vuelvo enseguida.

Calvin odiaba admitirlo, pero esto no era tan terrible.

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Matt regresó de la barra y puso su vino delante de él y se escabulló
en el asiento, sentado muy cerca de él.

Calvin se sentía nervioso, inquieto. —¿Qué pediste? —preguntó,


mirando el alto vaso de líquido marrón.

—Coca-Cola.

—¿Y?

Matt sonrió. —Sólo Coca-Cola. Voy a conducir una preciosa carga.

Calvin rodó los ojos. —Exageras demasiado.

—Sí, supongo que lo hago —admitió Matt.— Pero realmente eres


muy caliente.

Se echó a reír por eso, lo cual era absurdo. Aún más absurdo fue el
calor que le llenó en la admiración de la mirada de Matt.

Matt sonrió y agarró la mano que no había envuelto alrededor de la


copa de vino. —Deberías hacer eso más a menudo.

—¿Qué? —Un escalofrío le recorrió la columna vertebral cuando el


pulgar de Matt acarició el interior de su muñeca.

—Reír, sonreír. Tu cara entera se ilumina. Es impresionante.

Calvin no pudo evitar reír de nuevo. Matt era demasiado divertido.


Impresionante, en verdad.

Matt le apretó la mano. —¿No sabes realmente lo impresionante que


eres? Es difícil de creer.

Se encogió de hombros. —Sobre todo me dicen que me parezco a


una niña o que soy un adolescente. O lo peor de todo, un twink. ¿Sabes lo
irritante que es eso para un hombre de treinta años?

El otro hombre se acercó y rozó sus labios sobre los de Calvin,


enviando ondas de choque de deseo a través de él. —Creo que tienes los
labios más sexys que he visto nunca.

—¿Está seguro que no hay nada, sino Coca-Cola en esa bebida?

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—Positivo. Aquí, saborea por ti mismo.

Sus labios se cerraron sobre los de Calvin y antes de que tuviera


tiempo para pensar, la lengua de Matt, con un toque de Coca-Cola, se metió
dentro de su boca, en busca de la suya. El otro hombre profundizó el beso,
devorando los labios de Calvin, empujándolo contra el asiento de plástico.
Una de las manos de Matt le acarició el abdomen a través de la camisa, con
la otra se arrastró hacia su entrepierna y su endurecida polla.

Pero él no hacía demostraciones públicas, incluso en los bares


oscuros y tranquilos. Calvin empujó suavemente sobre sus hombros y luego
un poco más firme cuando Matt no cedía. Matt se separó, pero parecía que
tenía la intención de volver a bucear dentro.

—Um, lugar público.

—Lo siento, realmente no puedo resistir —Sus dientes mordieron el


labio inferior de Calvin.

—Mmm, tal vez no lo estés intentando.

Matt sonrió. —Sí, tienes razón. Así que, bebé, ¿qué es lo que tienes
en contra de los bares?

—Además de ser mercados de carne, son peligrosos —¿Bebé?

—¿Peligrosos? ¿Ves demasiados expedientes de casos sin resolver


por cable?

—No, experiencia personal.

—¿Qué? —Matt se deslizó más cerca, si eso fuera posible. Muy


pronto Calvin pensó que uno de ellos estaría sentado en el regazo del otro.
Su cuerpo se estremecía completamente de excitación.

Suspiró. —Bueno, cuando tenía veintidós años me fui a un bar con


un chico que era bisexual. Realmente no quería salir con él, pero bueno, era
lindo así que cedí. Cuando llegamos allí, el lugar estaba atascado. Apenas
podía respirar. Encontramos una mesa después de que otras personas se
levantaron, pero este tipo estaba todo encima de la camarera del bar de
copas.

33
— ¿Justo delante de ti?

—Sí. Me enfurecí y me fui. Llamé a un taxi, pero decidí esperar


afuera, y mientras estaba esperando esos punkis me asaltaron.

—Oh, Dios.

—Afortunadamente, no me hicieron mucho. Me llamaron de todo y


me golpearon un par de veces, pero alguien vino y se asustaron. —Calvin
suspiró.— Odio los bares. Y Barnaby va todo el tiempo. Bueno, lo hacía. Y
solía hacerme cagar de miedo.

—Lo siento, Calvin. Esa fue una mala experiencia. Pero no todo es
malo —Los dedos de Matt rozaron su mandíbula, volviendo su cara a la
suya. Bajó la cabeza hasta que sus labios estaban tal vez a la mitad de una
pulgada de distancia.— Sé que me estoy moviendo muy rápido para ti,
pero... ¿puedo llevarte a casa?

—¿Llevarme a casa?

Matt asintió. —Sí, ¿y me dejarías quedarme contigo?

—Yo-yo no sé, Matt.

Los labios le rozaron la mandíbula donde los dedos le habían


acariciado.

—¿Por favor?

Calvin tragó. Su pene estaba totalmente duro y empujando contra los


pantalones. Tuvo que admitir que estaba más excitado de lo que había
estado en un largo tiempo. Esto podría ser un muy terrible error, pero….

—Está bien.

34
Capítulo Cinco
—Estoy pensando que tal vez esto no sea una buena idea —dijo
Calvin desde el asiento del pasajero cuando Matt se dirigió hacia su casa.

Matt lo miró y se dio cuenta que estaba chupando su labio inferior.


Rápidamente volvió su atención a la carretera, pero, maldita sea, eso envió
una sacudida a través de su dura polla. —¿Por qué?

—No tengo relaciones sexuales con otros chicos en la primera cita.

—Bueno, esta es nuestra segunda cita.

Calvin soltó un bufido. —¿Cómo lo sabes?

—Cuento el desayuno —Matt le lanzó una sonrisa rápida, antes de


una vez más mirar al frente.

—Bien, pero aún así, no tengo relaciones sexuales en la segunda cita


tampoco.

Matt hizo una mueca. — ¿Cómo cuántas citas sueles tener antes de
tener sexo?

—No es que haya tenido una tonelada ni nada, pero por ejemplo,
estuve con un chico de mi último año en la escuela secundaria sin tener
nada más que sexo oral. El verano que nos graduamos, finalmente hicimos
todo el camino —Calvin suspiró y se movió en el sitio.— Maldita sea.

—¿Qué? —Miró a Calvin, que se sonrojaba.

—Me doy cuenta de lo idiota que suena.

Matt sonrió. —No, en absoluto. Sin embargo, volviendo a nuestra


propia situación, casi podemos calificarlo como tres citas.

—¿Cómo?

—El desayuno, la cena, y el bar pueden ser separados.

35
Calvin se echó a reír. —Eres tonto.

—Tal vez, pero estoy desesperado —Se metió en el camino de


entrada de la casa de Calvin, apagó el coche y se dirigió a Calvin.—
Escucha, si realmente no estás preparado para tener sexo conmigo, voy a
respetar eso. No quiero empujarte. Pero, a veces, en la vida vale la pena
tomar riesgos. ¿Qué aburrida sería la vida si nunca nos damos una
oportunidad a algo así?

Calvin sacudió la cabeza. —Yo no corro riesgos.

—¿Nunca?

—No.

Matt apartó un mechón de pelo rubio de Calvin detrás de la oreja.

—¿Tal vez ahora podrías hacerlo?

Esta era la última vez que le preguntaría. No quería empujar a


Calvin. Quería que el hombre lo quisiera tanto como Matt lo quería a él.

Loco, tal vez, pero quería hacer volar la mente de Calvin con la
bueno que podía ser entre ellos. Si Calvin decía que no, Matt iría casa y se
masturbaría con fantasías de Calvin en su lugar.

Muy lentamente Calvin asintió.

Matt exhaló largo y alto y no le importaba que Calvin pudiera ver lo


aliviado que estaba. Lo malditamente bien que estaba. Sus dedos se
movieron a la parte posterior de la cabeza del hombre y lo llevó cerca para
un beso.

—Espera —dijo Calvin, justo antes de que los labios de Matt tocaran
los suyos.

Obligando a apartar la decepción, parpadeó. — ¿Qué?

—No tengo ningún preservativo —Calvin parecía afectado.

—Oh —Suspiró Matt y apoyó la frente contra la de Calvin.

—Yo tengo algunos en el coche.

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—¿Tiene los condones en el coche?

Se encogió de hombros. —Uno nunca sabe cuando una emergencia


podría venir. Tengo un kit y un botiquín para terremotos y primeros
auxilios, también.

Calvin hizo una especie de irritado ruido. —Yo no conozco a nadie


más que tenga un kit de emergencia para el sexo.

Matt inclinó sus caras y le robó un beso. —¿Ves qué útil es?

—Hmm.

—¿Tienes lubricante?

—Sí.

Matt pasó la lengua a lo largo de la línea de los labios de Calvin. —


Excelente. Entonces es hora de aprovechar esto dentro, ¿no te parece?

Calvin asintió y se alejó, abriendo la puerta del coche.

Le llevó a Matt un momento conseguir su jadeo bajo control,


entonces abrió la guantera, llegó con la mano y agarró la tira doblada de
preservativos que seguía allí, y salió del coche.

Calvin ya estaba en la puerta frontal girando la llave en la cerradura.


Encendió la luz en su vestíbulo y dejó la puerta abierta para Matt.

Cuando Matt entró, Calvin estaba colgando su chaqueta en un


perchero. Se suponía que debería estar interesado en ver el interior de la
casa de Calvin, pero en este momento lo único que realmente importaba era
llegar a la habitación.

Metió los dedos en las trabillas del cinturón de Calvin y tiró de su


culo apretándolo contra su entrepierna. Calvin dejó escapar un grito
ahogado.

Matt besó a Calvin justo debajo de la oreja. —¿Dormitorio?

—Um. Tú… ¿no quieres tomar una copa o algo primero?

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—No, yo sólo te quiero a ti —le susurró al oído de Calvin, sonriendo
a la piel de gallina que estaba apareciendo en la piel cremosa desnuda del
hombre.

Calvin se echó hacia atrás contra él e inclinó la cabeza para dar a


Matt un mejor acceso a su garganta. No pudo resistirse a tal invitación,
corrió la lengua por la piel cálida. Su polla saltó contra sus calzoncillos y él
mismo se molía contra Calvin.

—¿Dormitorio? —Repitió.

—Uh-huh —Calvin se alejó y se dirigió por el pasillo, Matt


siguiéndole de cerca los talones.

Cuando llegaron a la habitación, Matt miró a su alrededor para ver


una cama doble con una colcha verde bosque que la cubría, un escritorio
con un ordenador portátil colocado en él y una silla en la esquina, una
sencilla cómoda de madera, un pequeño cajón al final de la mesa junto a la
cama, y uno de esos espejos de pie que se podría dar la vuelta para ser más
grande. Prestó particular atención al espejo, pensando en algunas futuras
posibilidades con el mismo.

Matt frunció el ceño cuando la mano de Calvin fue al interruptor de


la luz para apagarla. —¡Guau!, ¿qué estás haciendo?

Calvin se volvió de un ligero tono color rojo. —Pensé que podría ser
mejor con la luz apagada.

—De ninguna manera, quiero verte cuando te folle.

El otro hombre se alejó de la llave de luz, pero parecía nervioso e


incómodo.

—¿Qué pasa?

Calvin suspiró. —Está bien, supongo que puedes también ver —Sus
dedos se fueron a los botones de su camisa y lentamente comenzó a
liberarlos. Mantuvo la camisa cerrada hasta que llegó a la parte inferior, y
luego la abrió para revelar la piel desnuda de su pecho y su estómago.

38
Matt se quedó mirando las cicatrices recortadas a través del abdomen
de Calvin. Por un momento, no pudo atrapar el aliento y se sintió mareado.
—Dios mío.

Calvin se alejó, dejando su espalda hacia Matt. —Sí, feo ¿eh?

Se acercó a Calvin y envolvió sus brazos alrededor de su cintura,


apretándose contra él. —Nada acerca de ti es feo. ¿Qué pasó?

El hombre en sus brazos, dejó escapar un suspiro tembloroso. —Mi


padre nos atacó a ambos, a mi madre y a mí. Llegó a casa alucinando por
un mal ácido. Su historia era que creía que estábamos poseídos por el
diablo.

—Calvin —dijo en voz baja, besando su cabello.

Calvin asintió. —Yo tenía sólo siete años, así que no entendía por
qué mi papá me estaba apuñalando. Supongo que pensó que me mató,
porque finalmente me dejó solo. Tanto mi madre como yo todavía
estábamos vivos cuando la policía y las ambulancias llegaron. Un vecino
llamó cuando escuchó nuestros gritos. De todos modos, como ya sabes, mi
mamá murió y salvaron a Barnaby. Terminé por sobrevivir, pero pasé un
tiempo en el hospital.

Tragó duro. —Barnaby no mencionó que tú habías sido atacado.

—Mi abuela y yo no se lo dijimos. Tuvo la suerte de haber nacido y


le dijimos eso.

—¿No se asombró por tus cicatrices?

—Sólo le dije que fue un accidente que tuve. En realidad no lo


cuestionó. Tal vez haya adivinado, no sé. —Calvin se inclinó hacia él— La
mayoría de las veces trato de olvidarlo todo.

Se volvió hacia Calvin y le dio un beso en los labios. —Lamento


mucho que tuvieras que pasar por eso. ¿Tu abuela te aconsejó?

—Claro, por un tiempo hablé con la gente. Me ayudó un poco.


Todavía tuve pesadillas durante años. Ya no tanto.

Él lo abrazó fuerte. —No lo puedo imaginar.

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Calvin asintió y se retiró. Sonrió un poco. —¿Todavía quieres follar
conmigo?

Matt bajó su boca a la suya, besándolo larga y profundamente hasta


que ambos estuvieron sin aliento, y luego, cuando Calvin abrió la boca en
un jadeo, su lengua se deslizó dentro, enredándose con la suya.

Tiró de las mangas de la camisa abierta de Calvin, se la quitó, y la


arrojó.

—¿Eso qué te dice? —Sus manos se suavizaron sobre los pezones


de Calvin enviando escalofríos a través de él.

—¿Qué te parece? ¿Qué te dice?

Matt no podía recordar querer a alguien tanto como quería a Calvin


en ese momento. El hombre era el más hermoso espécimen con el que
jamás se había encontrado, pero había algo que le tocaba a Calvin. Desde el
primer momento que lo había visto sentado solo en la cafetería con la
mirada fija en un vaso de plástico.

Y al parecer, Calvin tenía los pezones muy sensibles, se dio cuenta


con una sonrisa. Se inclinó lo suficiente como para deslizar la lengua
primero por uno y luego por el otro, provocando un fuerte gemido del
hombre tembloroso.

Aunque Matt no se consideraba un amante egoísta, no pensaba que


fuera particularmente generoso tampoco cuando venía a asegurarse que con
quienquiera que fuese, lo pasara muy bien. Sin embargo, con Calvin, quería
hacer volar la mente de Calvin. Y... algo más, también.

Dejando sus provocaciones en el pecho de Calvin un poco a


regañadientes, Matt se dejó caer de rodillas. Desabrochó el cinturón de
Calvin y lentamente bajó los pantalones. Se dio cuenta que el hombre
llevaba calzoncillos prístinos blancos justo antes de que deslizara su mano
y ahuecara la prominente erección.

—Ah —Calvin dejó escapar un profundo gemido que fue directo a la


polla de Matt. Con la otra mano Matt frotó su pene a través de sus
pantalones.

40
Liberó su control sobre los calzoncillos de Calvin, pero sólo por el
tiempo que le llevó a tirar hacia abajo los pantalones hasta las rodillas.
Lamiéndose los labios en anticipación, Matt abrió la boca sobre el bulto de
la ropa interior de Calvin.

—Oh, joder.

Matt sonrió. Había algo muy sexy en las cinco letras que vinieron de
esa boca dulce, angelical. Chupó la dura polla a través del algodón. Calvin
se retorcía.

Oh, sí, podía verse a sí mismo queriendo bromear y jugar con Calvin
así durante horas. Desafortunadamente frotar su polla le llevó un poco a la
locura y sus bolas le dolían con la necesidad de correrse.

Alejó sus manos de su propia polla y bajó sus blancos calzoncillos de


Calvin a sus rodillas donde había dejado sus pantalones.

La hermosa polla gruesa del hombre, de color rojo le dio una


palmada en la mejilla.

—Wow, esa es una belleza, —murmuró.

Calvin se echó a reír, trazando la mirada de Matt a la hermosa cara


del hombre. Calvin lo estaba mirando abajo, sus mejillas encendidas de
color rosa, sus labios gruesos mendigando por ser besados. Y maldita sea,
Matt quería devorarlos... devorarlo. Pero en primer lugar, quería la polla.

Se tragó con gusto el pre-semen en la punta. Cerrando los ojos, abrió


la boca sobre la cabeza de gruesa, chupando suavemente. Sus manos se
movieron al culo redondo de Calvin, masajeando la piel suave y cálida allí
y brevemente distrayéndole con pensamientos de penetración profunda y
dura entre esas mejillas.

La imagen pasó por su cabeza y se detuvo muy cerca de levantarse y


hacer precisamente eso. Lo dejó a un lado, sólo por un corto período de
tiempo, y chupó la polla de Calvin en serio, empujándola más adentro en la
boca.

Pequeños chillidos escaparon de los labios de Calvin, y sus manos se


deslizaron en el cabello de Matt, aguantándolo ahí. Sus caderas se movían,

41
follando la boca de Matt. Matt metió un dedo en su boca mientras chupaba,
liberalmente mojándolo, y luego se deslizó a su alrededor en el agujero de
Calvin, presionando dentro.

—Matt —Calvin se quejó.

Joder. El sonido de su nombre en esa voz de esos labios causó que su


propia erección empujara tan dolorosamente en sus boxers, se agachó y
abrió la cremallera de sus pantalones a ciegas, sacando su dura polla.

—Matt, Dios, por favor, jódeme.

No necesitó una segunda invitación. Liberando la polla de Calvin


con un pop, Matt se levantó, agarró un paquete de su bolsillo delantero, y
bajó sus pantalones hasta los tobillos. Estaban lo suficientemente cerca de
la cama, empujó hacia ella a Calvin.

Calvin aterrizó en su estómago en el borde de la cama, sus pálidos


globos redondos provocando a Matt.

Rodó el condón en su pene. —¿Lubricante?

—Um, ahí, —dijo Calvin, comenzando a ondularse hacia el final de


la mesa.

—No te muevas —ordenó Matt.— Voy a conseguirlo —Sacó sus


mocasines y pelados pantalones y la ropa interior y agarró el lubricante del
cajón. Matt sabía que iba rápido y tal vez actuaba un poco como un animal,
pero no le importaba. Su polla necesitaba alivio y quería estar empujando
entre esas perfectas mejillas.

Se movió para colocarse detrás de Calvin, chorreando una cantidad


generosa de lubricante en los dedos manchando su recubierta polla.

—Date prisa —urgió Calvin.

Al igual que necesitaba que le dijera eso. Derramó más lubricante e


introdujo sus dedos para estirar y preparar la entrada de Calvin.

Dejando escapar un suspiro entrecortado, Matt posicionó su dolorida


polla en el agujero del otro hombre y lentamente presionó dentro de él.

42
Calvin empujó hacia atrás, animándole sin palabras. Matt se deslizó
hasta el fondo, sus bolas profundas. Por un momento, se quedó quieto,
simplemente amando la sensación del culo apretado de Calvin en torno a su
erección.

Pero era imposible quedarse quieto por mucho tiempo, y empezó un


ritmo de sacar y empujar una y otra vez.

No se sorprendió al encontrar que Calvin no fuera pasivo del todo,


sino más bien de empujar hacia atrás contra él, montado en su dura y rápida
polla. Matt prácticamente vio las estrellas, la sensación de Calvin
apretándole fue tan intensa. Escuchó fuertes gemidos y sabía que venían de
él. Pero, maldita sea…

—Calvin, Dios.

Echó un vistazo alrededor de sus cuerpos unidos para ver cómo


Calvin frenéticamente acariciaba su polla, pegotes de esperma disparando
sobre la colcha. La visión de Calvin corriéndose, sus dientes tirando con
fuerza en ese pleno labio inferior, envió sacudidas liberadoras al rojo vivo
por encima de su columna vertebral. Se corrió con un gruñido. Luego se
apoyó contra Calvin, capturando su respiración.

—Señor, eso fue...

—Sí —Salió y se alejó de Calvin, sin querer poner demasiado peso


en el otro hombre. Cayó de rodillas junto a la cama.

Calvin bostezó. —No me di cuenta que estaba tan cansado.

—Yo te agoté —dijo Matt con una sonrisa orgullosa.

Calvin se echó a reír. —La próxima vez yo te agotaré a ti.

Matt parpadeó, su interés inmediatamente animándose. —¿Sí?

—Oh, sí. Pero ahora... a dormir.

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Capítulo Seis
—¿Cuántos amantes has tenido? —Matt preguntó a Calvin en la
cocina a la mañana siguiente. Calvin se había puesto sólo un par de
pantalones de pijama de franela y Matt llevaba una de sus batas hasta las
rodillas. Los brazos de Matt se ajustaron bien alrededor del desnudo
estómago de Calvin y siguió acariciando el cuello de Calvin.

Calvin metió el café en la cafetera. No la usaba demasiado a menudo


mientras que había aprendido, en los últimos años, que prefería té. Matt, sin
embargo, quería café.

—¿Es esta la charla normal haciendo el café?

Matt sintió encogerse. —¿Quién puede decir lo que es normal? Es


normal para nosotros, porque lo estoy preguntando.

Había sido extraño despertarse con otro hombre que yacía junto a él.
Retira eso… que estaba tumbado prácticamente encima de él. Había
descubierto que a Matt le gustaba dormir abrazado, por lo que había tenido
la extraña sensación de un brazo alrededor de él toda la noche. Y al
parecer, incluso ahora el hombre se mostraba reacio a dejarlo ir. Matt era
obviamente del tipo afectuoso.

—Para ser honesto, no he tenido tantos —admitió Calvin.— Nunca


he sido un juerguista y el sexo casual sin sentido no es lo mío.

—Hmm, bueno, eso suena prometedor para mí. Entonces, ¿cuántos?

—Mi novio de la secundaria, como te dije. Y luego tuve un novio


durante un tiempo durante mis años de pre-medicina.

—¿Qué pasó con ellos?

Le palmeó el brazo a Matt para hacerle saber que quería ser liberado
y Matt tomó la indirecta. Se alejó de la pileta y volvió a llenar de agua el
filtro de la jarra. —Henry, que era mi novio de la escuela secundaria, se fue
hacia el norte a Berkley. La larga distancia no funcionó bien para lo que era

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esencialmente una cosa inmadura de escuela secundaria de todos modos. El
otro decidió que quería salir con Barnaby en vez de conmigo.

—¿Qué? ¿Se citó con tu hermano?

Calvin sonrió y negó con la cabeza. —Por supuesto que no. Barnaby
no haría eso. Además de que era demasiado joven para estar saliendo con
ese idiota. Pero su interés por mi hermano dejó claro que no éramos
compatibles.

—¿Y qué hay de ti y el chico bisexual que te llevó al bar de copas?


¿Alguna vez tuviste sexo con él?

Soltó un bufido. —Él lo deseaba. Siguió intentando durante un


tiempo, incluso después del incidente de bar, pero le di la patada en la
acera.

Matt se acercó y le agarró la mano. —Admito que tengo miedo que


me vayas a hacer lo mismo a mí.

Calvin levantó una ceja. —¿Eres idiota?

Matt sonrió. —Sí, a veces. A veces actúo realmente impulsivo y


estúpido. Al igual que cuando me mudé aquí con mi novio. Sabía que las
cosas no estaban funcionando para nosotros, ¿sabes? El sexo no era genial,
apenas hablaba, y sólo no podía vernos juntos para siempre, ni siquiera
podía vernos juntos durante otro año más.

—¿Entonces por qué te mudaste?

—No lo sé. ¿Cambio de escenario? Pensé que podría ayudar durante


un tiempo, pero justo después que nos mudamos sólo sabía que no había
manera de que pudiera hacer un compromiso de estar solo con él.

Frunció los labios y tiró de su mano. Matt era definitivamente


sensiblero. —¿Eres tímido con el compromiso?

—Sí, tal vez —Matt se encogió de hombros.— ¿Quién sabe, con el


chico adecuado? ¿Algunos otros?

—¿Qué?

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—Los amantes.

Calvin asintió. —No hubo otros. Justo después de que empecé mi


residencia había un médico mayor. Algo así como un mentor.

Matt frunció el ceño. —¿Qué tan mayor?

Sintió que se sonrojaba. —Mucho más mayor. Era veinticinco años


mayor en realidad —Se aclaró la garganta.— De todos modos, llegamos a
ser bastante amistosos y una cosa llevó a la otra y tuvimos sexo. Unas
pocas veces.

— ¿Y qué pasó con él?

—Da la casualidad de que me enteré de que estaba casado y tenía


hijos. —Calvin hizo una mueca al recordar el completo sórdido lío.—
Rompí tan pronto como me enteré. El siguió un poco las cosas después de
eso, pero finalmente captó la idea y me dejó solo.

—Wow. ¿Quién iba a saber que tu vida tenía aventuras de


telenovela?

—Apenas. Todo eso fue un terrible error y una terrible experiencia


—Se apoyó en el mostrador y se cruzó de brazos.— En realidad me
prometí entonces no involucrarme nunca con nadie del hospital de nuevo.

—Por suerte para mí estás rompiendo tu promesa.

—Hmm, bueno, sobre eso...

—Oh, diablos, no, Lassiter. No vas a tirar eso —Matt le atrajo en sus
brazos.— ¿No fue el sexo fantástico?

—Sí.

—Yo no estoy casado y tú tampoco. Ninguno de nosotros tiene


novio. A mí, realmente me gustas y, a pesar de tus protestas por lo demás,
creo que tal vez a ti te gusto también, así que no hay absolutamente
ninguna razón en el infierno para dejar de vernos mutuamente.

Calvin abrió la boca para protestar, especialmente la parte sobre


gustarle Matt, pero sus palabras fueron detenidas por un beso aplastante de

46
Matt. Los dedos cálidos de Matt cepillaron a lo largo de su estómago
encima de la cintura de los pantalones de su pijama.

El golpe de una puerta de coche le hizo a toda prisa congelarse y


luego precipitadamente, Matt lo apartó. Eso sonaba como si viniera justo
fuera de su casa. Frunciendo el ceño salió de la cocina y se dirigió a la
ventana de la sala de estar para mirar hacia afuera.

—¿Quién es? —Matt preguntó viniendo detrás de él.

—Oh, Dios mío, es mi abuela —Reconoció su rizada cabeza blanca


cuando se agachó para recoger su periódico del jardín delantero. En la
acera estaba su nuevo elegante coche rojo.— Vístete, rápido.

Matt le dio unas palmaditas en el brazo. —Cálmate, Calvin. Todo irá


bien —Tiró de él por el pasillo abajo hacia el dormitorio. Matt recogió sus
ropas de la noche anterior.

Se fue a su armario y sacó un par de pantalones casuales de color


caqui y un polo marrón. Luego se fue a su armario para la ropa interior y se
vistió rápidamente. El timbre sonó un par de veces y corrió hacia la puerta.

Calvin tragó, pasó los dedos por su cabello rubio desordenado, y


abrió la puerta con la que esperaba fuera una sonrisa de bienvenida.

—Hola, abuela.

—Buenos días, cariño —su 1,55 cms. de su abuela dijeron, tirando


de él en un abrazo apretado.

Él le devolvió el abrazo y la condujo con rapidez al interior. —No te


esperaba.

Ella sonrió. —Lo sé, lo siento. Debería haber llamado la pasada


noche, pero no podía recordar tu horario. Tuve una cita con el doctor justo
calle abajo y sólo pasaba por aquí. Iba a utilizar el teléfono móvil que tú y
Barnaby me compraron en Navidad, pero parece estar muerto.

—Hay que mantenerlo cargado —le recordó.

Saludó con la mano. —Sí, sí. El iPod necesita cargarse, también. De


todos modos, decidí venir y ver si estabas en casa y vi que tenías un

47
visitante así que pensé que estabas —Ella veía más allá de él a Matt en la
puerta del pasillo.— Usted debe ser el visitante.

—Um, sí. —Dijo Calvin sintiendo el calor de sus mejillas.— Este es-
es-.

—Matt, —el otro hombre facilitó y le tendió la mano a la abuela—.


Encantado de conocerla, señora.

—Kay Lassiter, —Respondió ella con una sonrisa amplia y cálida.

— ¿Cuál es tu apellido, Matt?

—Walton.

—¿Al igual que John Boy 1? —bromeó.

Matt se rió. —Sí, señora.

—Me puedes llamar Kay. Bueno, muchachos, ¿han desayunado ya?

—No, estábamos a punto.

—Excelente, estoy muerta de hambre.

—No sé por qué, pero pensé que Lassiter era el nombre del padre de
Calvin —Matt dijo a Kay mientras lavaban los platos del desayuno en la
pila. Calvin estaba en la otra habitación haciendo un seguimiento de
llamadas relacionadas con los pacientes que había visto en la sala de
emergencias.

—¿Cuánto te ha dicho?

—Todo, creo yo. Sé lo que les hizo su padre a su madre y a él.

1
Richard Earl Thomas 1951. es un actor estadounidense, probablemente el mejor conocido por su papel de liderazgo en ciernes,
como autor John-Boy Walton en la CBS drama de Los Walton.

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Kay asintió. —Sentí, teniendo en cuenta todo, que los chicos estarían
mejor usando el apellido de su madre. No nos gusta asociarnos con su
padre.

—Tiene perfecto sentido.

Ella enjuagó un plato y se lo entregó para secar. —¿Cuánto tiempo


llevas conociendo a mi Calvin?

—No tanto tiempo. Soy un enfermero del hospital. Para ser honesto,
probablemente me le insinué bastante descaradamente, pero me gusta
mucho su nieto.

—Bueno, no estoy sorprendida por eso. Calvin es un hombre muy


agradable. Es muy serio y sin embargo tengo que confesar que no pensaba
que tú fueras exactamente su tipo.

Matt sonrió, sin ofenderse. —Dudaba que yo lo fuera también. Pero,


bueno, si lo tengo en mi camino, voy a cambiar su tipo.

Ella se echó a reír. —Bien por ti. Podrías utilizarlo de revulsivo. —


Dándole el último plato, despejó el fregadero.— Mis chicos son más
importantes para mí que cualquier otra cosa en el mundo.

—Son muy afortunados de tenerla.

Calvin entró —Bueno, está todo hecho.

—Y te perdiste lavar los platos, también —su abuela declaró.— Me


recuerda a cuando siempre te las arreglabas para tener algo que hacer a la
hora de las tareas.

Calvin se ruborizó. —Abuela, de verdad.

Matt se rió para sí. —Escucha, tengo que hacer unos recados en casa,
así que me debería de ir. Kay, fue realmente un placer conocerte.

—Para mi también, Matt espero volver a verte pronto —Ella


sonrió.—Tengo la esperanza de convencer a Calvin para ir de compras
conmigo.

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Calvin hizo una mueca. —Estupendo. Te dejo, —dijo, agarrando el
codo de Matt.

Matt esperó a estar fuera antes de que hablara. —Me gusta tu abuela,
Calvin. Es genial.

—Gracias, creo que le has gustado a ella, también.

—¿Cuándo tienes que volver al hospital?

—Mañana por la mañana. Empiezo a las siete.

Matt abrió la puerta del coche.—Yo no tengo que estar de vuelta


hasta pasado mañana para el turno de noche. Pienso que ¿tal vez te gustaría
venir a mi apartamento esta noche? Después de las compras con tu abuela,
por supuesto. Me encantaría preparar la cena.

Una sonrisa curvó sus increíbles labios. —¿Cocinas?

—Lo intento de todos modos. Puedes ser el juez. ¿Vendrás?

Matt preguntó esperanzado.

—Está bien. Necesitaré tu dirección.

Matt sonrió, se inclinó hacia su coche, y sacó un lápiz y papel.


Rápidamente escribió la dirección. Respiró hondo y esperaba como el
infierno que sonara casual cuando dijo:

—Si quieres, podrías traer tus ropas contigo e ir directamente al


hospital desde mi casa.

Los ojos azules de Calvin brillaban justo un poco. Era tan


malditamente hermoso, que realmente robaba el aliento de Matt como decía
el cliché. —Está bien, voy a pensar en ello. Nos vemos más tarde, Matt.

Matt miró alrededor a su barrio, sin ver a nadie en particular, se


agarró a la parte posterior de la cabeza de Calvin y lo atrajo por un beso. Lo
hizo breve para que Calvin no pudiera protestar por la demostración
pública. —Nos vemos esta noche. Cerca de las seis.

50
Capítulo Siete
Calvin se detuvo frente a la puerta del apartamento de Matt, con una
bolsa de viaje en una mano y la otra levantada para tocar el timbre.

Honestamente, había pasado la mayor parte del día tratando de


quitarse de encima el venir aquí.

No era que no le gustara Matt. Se encontraba en realidad muy a gusto


con él. Bastante para pensar, tal vez, en una relación a largo plazo. Es por
eso que quería poner freno a todo este asunto por completo.

Las relaciones de trabajo no funcionaban. Había aprendido eso de


una manera dura. Por supuesto, sabía que la relación de Barnaby y Nathan
parecía ir bien, y trabajaban juntos. E incluso otra pareja de su empresa,
Darrell y Travis. Pero Calvin, siendo un cínico, sabía que con el tiempo
todos ellos experimentarían dolor de rupturas.

Calvin no podía imaginar tratando de trabajar en el hospital en


situaciones de vida o muerte con todo el mundo susurrando a sus espaldas
sobre cómo fue abandonado por el caliente enfermero, Matt.

De ninguna manera.

Después de que había acabado de hacer compras con su abuela,


Calvin había pensado en llamar para cancelar. Entonces pensó en enviar
mensajes de texto para la cancelación, pero decidió que era demasiado
parecido a un adolescente.

Había elaborado un correo electrónico Querido Matt cancelando y


rompiendo cualquier perspectiva más. No lo había enviado y aquí estaba.

Bajó la mano y miró a su alrededor al complejo. Era uno de esos


edificios de apartamentos nuevos que habían sido hechos para ser
propietarios en lugar de ser alquilados durante el loco auge de la vivienda
pocos años antes. El apartamento de Matt estaba en la planta baja y a pocos
pasos de distancia había un estanque de patos. Parecía muy tranquilo,
también.

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Justo cuando estaba tomando la decisión de volver a su coche y
ocurrírsele algunas emergencias para cancelar, la puerta del apartamento se
abrió.

—Hey, ¿acabas de llegar? —preguntó Matt con una acogedora


sonrisa y un abrazo.

—Uh, sí.

—Justo a tiempo. Iba a ver el correo, pero ahora eso puede esperar
—Matt agarró el borde de la camisa de polo y tiró de él al apartamento. Su
sonrisa se ensanchó cuando localizó la bolsa de viaje de Calvin—
Fantástico. Tenía la esperanza de que decidieras quedarte. ¿Quieres un
tour?

—Claro.

La mano de Matt, encontró la suya y la cerró sobre ella cuando lo


llevó más lejos dentro de la casa. —Primera parada, la sala de estar. Como
puedes ver, no es muy emocionante. Ese sofá de cuero que hay ahí es
heredado de los parientes —Le guiñó un ojo.— Bastante resistente sin
embargo. Lo mejor de este cuarto es el televisor de pantalla plana.

Matt lo sacó de la sala de estar que realmente estaba compuesta por


un único sofá, televisión y una mesa de café llena de papeles. Se dirigió por
un pasillo muy corto en el cual Calvin adivinó que estaban las habitaciones.
Había tres de ellas. Matt se detuvo en la primera.

—He convertido esto en una sala de ejercicio. Cinta para correr,


bicicleta estática y pesas. Muy bueno, ¿eh?

Antes de que Calvin tuviera la oportunidad de responder, Matt le


trasladó a la siguiente habitación, que tenía una cama individual y una
cómoda.

—Utilizo esta como cuarto de invitados. O lo voy a hacer. Nadie en


realidad se ha quedado aquí, pero tengo algunos medios hermanos jóvenes
que mantienen la amenaza de venir a visitarme.

Matt brevemente encendió la luz de un baño en el pasillo.

52
—El baño.

Bajaron a la última habitación, que era claramente el dormitorio


principal. Matt se detuvo en la puerta.

—Está bien, antes de entrar, te lo advierto. Tengo alquilado este


lugar a un tipo que lo compró y luego terminó por trasladarse a Hawaii
durante dos años para una asignación temporal. Así que, bueno, hizo
algunas elecciones interesantes para decorarlo.

Calvin asintió. —Muy bien.

Matt sonrió y tiró de él al interior. La habitación consistía en una


armario, una cama tamaño grande con un edredón acabado en tonos tierra,
dos mesitas a cada lado de la cama, un baño a un lado, y... un techo de
espejos.

Calvin se quedó mirando el techo. Sabía que su mandíbula estaba


abierta, pero maldita sea, nunca había visto un techo de espejos. Se sentía
como un tonto mirando las luces de la ciudad de Las Vegas por primera
vez. Su mirada se desvió a la cama y de nuevo a los espejos. Su pulso se
aceleró.

—Wow.

—Lo sé. Cuando me mudé aquí, pensé que era un poco raro, pero
ahora... déjame sólo decirte que es inusitadamente caliente.

Calvin se lamió los labios, su polla animándose a la mitad de dura


por el pensamiento. —Um, realmente.

—Ah, vamos, Calvin, tú tenías un espejo en tu dormitorio.

—Para ver cómo me veo con mi ropa.

—¿Nunca piensas en otras posibilidades? ¿Mirarte a ti mismo


teniendo sexo con una pareja o tocarte a ti mismo?

Sintió el calor de sus mejillas. —No puedo decir que nunca haya
pensado en ello.

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Matt se le acercó, tan cerca de sus rostros que estaban separados por
menos de una pulgada, sus alientos mezclándose. —¿No te gustaría
probarlo?

Su pulso saltó. —Mmm tal vez.

—Muy bien, ¿qué tal ahora?

—¿Qué?

Matt sonrió. —Sí, ahora. Insinuaste que me follarías esta vez. ¿Por
qué no ahora?

Calvin se echó a reír. —Se supone que me vas a hacer la cena.

—Y lo estoy. Mira, voy a hacer este pollo, con queso, brócoli a la


cazuela, y está en el horno. Tiene que cocinarse, así que tenemos un
montón de tiempo.

—Eres incorregible.

—Lo sé, pero he estado pensando en ti todo el día, —Matt susurró


contra sus labios.— Pensando en besar estos asombrosos labios —Alcanzó
a llagar entre sus cuerpos para cerrarse más en la entrepierna de Calvin,
sintiendo la polla medio dura allí. —Pensando en sentir esto golpeándome.

Tragó saliva. —Bueno, ciertamente sabes cómo ser convincente.

Los dientes de Matt tiraron de su labio inferior. —Vamos a


desnudarnos.

Calvin asintió, retrocedió un par de pulgadas y sacó su camisa sobre


su cabeza. Miró a su alrededor, tratando de decidir dónde la ponía, pero
Matt la arrancó de las manos y la arrojó. Antes de que pudiera meter sus
dedos para deshacer su cinturón, Matt ya estaba trabajando en ello,
deshaciendo la cremallera.

—Continúa y preocúpate de tu propia ropa —Calvin se sentó en el


borde de la cama, analizando brevemente su reflexión anterior. Dio un
puntapié a sus zapatos y se quitó los calcetines antes de levantarse para
bajarse los pantalones y los calzoncillos. Se alegró de ver que Matt se

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había despojado de su ropa, también, y el hombre ahora se inclinaba sobre
una de las mesillas, su culo redondo mostrándose.

Señor.

Su polla se llenó y se levantó por completo. Calvin cerró el puño


alrededor de la cabeza y lo acarició.

Matt se volvió para mirarlo de frente, sosteniendo un paquete de


aluminio y un tubo verde de lubricante. —Manzana verde —afirmó con un
guiño. Tiró del edredón para revelar oscuras sábanas verdes, y arrojó los
suministros en la cama.

—Está bien, ¿cómo hacemos esto? —preguntó Calvin, una vez más,
echando un vistazo al techo. Era un poco extraño estar mirando el reflejo
de sus cuerpos desnudos.

—Quiero estar en mi espalda para que pueda ver deslizarte sobre mí


—Matt se tumbó en la cama.

Una cosa era cierta acerca de Matt. El hombre no tenía la más


mínima vergüenza sobre lo que dijera o sobre su cuerpo. No es que tuviera
una razón para tenerla. Su cuerpo era una preciosidad. Abdominales
definidos y musculosos brazos que enorgullecerían casi a cualquier
levantador de pesas. Y una fina y dura polla, también.

Calvin se arrodilló sobre la cama y atrapó el lubricante. Se roció de


la sustancia pegajosa de color verde pálido, inmediatamente reconociendo
que, efectivamente, olía como la manzana, y levantó las piernas de Matt
arriba lo largo de sus hombros.

Matt se echó a reír. —Me encanta que un hombre vaya directo a ello.

Él se ruborizó. —Um, sí, lo siento.

—No lo hagas, bebé.

Calvin asintió y deslizó dos dedos lubricados en la entrada de Matt.


En su mayor parte, Calvin estaba abajo, pero había estado arriba una o dos
veces y le gustaba en ambos sentidos.

—Mira hacia arriba —instó a Matt con una voz ronca.

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Él lo hizo, observando su dedos deslizarse dentro y fuera del culo del
otro hombre. Sus ojos se encontraron en el espejo. Matt empezó a bombear
su polla. Calvin tuvo que admitir que ver todo lo que estaban haciendo, era,
de hecho, bastante caliente.

Matt dejó de acariciar su erección el tiempo suficiente para alcanzar


el paquete de condones. Lo rasgó y se lo entregó a Calvin.

Retiró sus dedos y rodó el condón sobre su polla, su mirada en el


espejo de encima. Sus bolas dolían con la necesidad de correrse.

—Tendrás una visión mucho mejor de nosotros follando.

Matt asintió. —Lo planeé de esa forma. Puedes hacer lo mismo


cuando yo te joda después de la cena.

Calvin levantó la ceja ante la audacia del hombre. Pero en el


momento en que no estaba interesado en jugar duro para conseguir lo, sí
estaba interesado en que ambos lo disfrutaran.

—¿Listo?

—Oh, sí.

El mismo se posicionó en el orificio de Matt y lentamente empujó


hacia adentro, inclinando la cabeza hacia atrás para ver la escena desde el
espejo. La mano de Matt trabajó su longitud, su mandíbula floja, mientras
él, también, vio a Calvin entrar en él.

Aún con los ojos en el espejo, Calvin empezó a moverse, empujando


lento y profundo, fascinado por la visión de ellos. Podía ver sus propias
expresiones, sus propios movimientos. Algo que ni siquiera había
imaginado que estaría interesado ¿No le hacía eso un narcisista? Calvin no
lo sabía. Sólo sabía que ver su polla empujando dentro y fuera de Matt lo
ponía caliente.

Subió las piernas de Matt más arriba, doblándole casi en su mitad


mientras atravesaba su culo una y otra vez. La mano de Matt aceleró,
tirando más duro en su polla, llegando hasta a exprimir sus bolas. Su rostro
se sonrojó, con la frente perlada de sudor.

56
—Calvin, me voy a correr.

—Bueno, hazlo —exhortó.

El orgasmo de Calvin no cosquilleaba suavemente su columna


vertebral, se estrellaba a través de él, tan intenso y profundo como sus
últimas embestidas, incluso cuando pegotes de esperma blanco y opaco,
salieron disparados de la polla de Matt.

Se desplomó junto a Matt, ambos jadeando. Sus ojos se quedaron


cerrados.

—Mmm. Huelo la cena. —Matt dio una palmada en su culo y se


levantó de la cama.

Los ojos de Calvin se abrieron de golpe. —¿Me acabas de golpear?

—Sí —Matt dio una palmada en la otra mejilla.— Wow, eso es


divertido. Levántate y vístete, precioso. La cena está servida.

Poco tiempo después, se sentaron a la mesa del comedor de Matt


comiendo un humeante, y pegajoso pollo con queso y brócoli de cazuela.
Estaba sorprendentemente bueno.

—¿Cómo te fue el resto del día con tu abuela? —Matt preguntó


mientras tomaba un sorbo de su botella de cerveza.

—Bastante bien. Compró una bata y pijamas —Calvin sacudió la


cabeza, sonriendo afectuosamente.

—Me encanta que estés cerca de ella. Parece muy divertida. No


puedo esperar a que conozcas a mi familia.

La mano de Calvin se congeló cuando estaba a punto de colocar un


bocado de comida en su boca. Bajó la comida a su plato. Hizo una mueca.

—¿Qué?

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—Matt, —Calvin dijo lentamente:— Me gustas mucho, pero tengo
que decir, que simplemente no creo que esto sea algo que vaya a funcionar.

—¿Eh? —Matt sacudió la cabeza.— Amigo, acabas de decir que yo


te gustaba mucho.

—Sí, pero...

—Pero, ¿qué? —Puso su cerveza abajo y cogió la mano de Calvin—


No me alejes así. Sé que eres cauteloso en involucrarte conmigo, a causa
del hospital, y tal vez algunas otras cosas que no sé. Pero en lugar de
romper las cosas, antes incluso de que hayamos tenido la oportunidad de
realmente comenzar algo, ¿no puedes concedernos una oportunidad?

—Matt, no sé.

—Sé que no lo sabes. Es por eso que debes darnos esa oportunidad.
Vamos, Calvin. ¿Por favor?

Calvin apartó la vista de la súplica en los ojos oscuros de Matt y


exhaló lentamente. Cuando se volvió, sonrió. —Está bien. Nos daremos
una oportunidad.

58
Capítulo Ocho
Sólo dos semanas después, el fin de semana del Memorial Day 2, el
hermanastro de Matt, Nathan decidió tener una pequeña fiesta de barbacoa
en la casa que ahora compartía con el hermano de Calvin, Barnaby.
Naturalmente, eso significaba que Matt y Calvin estaban invitados. Matt
esperaba el día con entusiasmo, pero esperaba los planes que tenían para
ellos más tarde también. Después que la barbacoa hubiera terminado.

Fue en la tarde del sábado del fin de semana, y como quiso la suerte,
ninguno de ellos tenía que trabajar en el hospital hasta el domingo por la
noche. Durante las últimas dos semanas, habían pasado la mayor parte de
su tiempo libre juntos.

Matt estaba bastante seguro de que se había enamorado de Calvin.


Los sentimientos eran nuevos para él. Claro, que había tenido novios
serios. Incluso él único con el que había vivido brevemente. Pero ninguno
hizo que su corazón se acelerara, su estómago revoloteara, y sus
pensamientos constantemente fueran a la deriva en su mente de la manera
que lo hacía con Calvin.

Había descubierto que si Calvin podría evitar conducir, lo haría, por


lo que Matt los conducía, en su coche, por supuesto, a la barbacoa de
Nathan y Barnaby. Tuvieron que aparcar en la calle un poco abajo, porque
había invitado a toda la familia combinada de Matt y de Nathan, varios
compañeros de trabajo de la empresa, y a la abuela de Calvin y Barnaby.
Una cosa era segura, el lugar estaría concurrido.

Matt agarró la mano de Calvin, mientras caminaban por la calle a la


casa de Nathan. Su amante frunció el ceño y miró a su alrededor. —¿Te
aterra? No hay nadie alrededor, e incluso si lo hubiera, no estaría prestando
atención.

2
El Día de los caídos o Memorial Day es una fecha conmemorativa de carácter federal que tiene lugar en los Estados Unidos de
América el último lunes de mayo de cada año, con el objeto de recordar a los soldados estadounidenses que murieron en combate.
Inicialmente fue establecido para conmemorar a los soldados caídos de la Unión americana que participaron en la Guerra Civil
estadounidense, aunque luego de la primera guerra mundial fue extendido para rendir homenaje a todos los soldados
estadounidenses fallecidos en las guerras en las que participó ese país.

59
—Todavía hay una cierta animosidad hacia los homosexuales, Matt.
Sólo vale la pena ser cuidadoso.

—Bueno, creo que es una mierda, que ni siquiera pueda sostener a


mi novio de la mano cuando caminamos por la calle.

—Claro, tal vez lo sea, —Estuvo de acuerdo Calvin.

Matt sonrió, contento de que por una vez, Calvin no tratara de


protestar porque no fuera el novio de Matt. Había estado usando ese
término durante varios días y la mayoría de las veces conseguía una mirada
severa, o incluso a veces las palabras en el sentido de, —¿No es un poco
pronto para eso?

No para él, no lo era.

—Hey, ya era hora de que llegaran, —Barnaby gritó desde la puerta


de entrada. Acababa de dejar entrar a un par de invitados antes que ellos.

—Llegamos elegantemente tarde —dijo Matt.

Barnaby se echó a reír. —¿Estás seguro de que no estamos


emparentados? —Acercó a su hermano en sus brazos y le dio un mojado
beso con los labios pintados, en la mejilla.

Matt no podía dejar de sonreír ante la mirada de fingida repulsión en


la cara de Calvin. Barnaby le picoteó en la mejilla, también, a su paso por
la casa demasiado llena de gente. Matt decidió que la fiesta tenía que ser
idea de Barnaby. Dudaba que Nathan hubiera tolerado tal caos antes de que
el chispeante hombre hubiera entrado en su vida.

La mayoría de los invitados que ya habían llegado, habían salido


hacia el patio trasero. Rápidamente se dio cuenta de que su madre y su
padrastro estaban en el patio, sosteniendo unas margaritas de fresa.
También vio a sus dos medios-hermanos, Adrian y Steve, y el mejor amigo
de Steve de siempre, Drew.

—Parece que prácticamente toda la banda está aquí.

60
—Sí, toda una fiesta —dijo Barnaby con una sonrisa.— No podía
estar más feliz. Por supuesto, Nathan está en la cocina refunfuñando sobre
cuántas margaritas ha tenido que hacer.

—¡No me extraña! Lo que me recuerda. Dile que dos más. —Miró a


Calvin.— ¿Quieres una, bebé?

La mirada fresca y reprochable de Calvin se dibujó en su rostro


durante un segundo, pero luego sus labios se curvaron ligeramente. —Sí,
está bien.

—Salgamos afuera —Sacó a su amante al patio trasero donde varias


mesas y sillas habían sido colocadas. Eligió un par de sillas para Adrian,
Steve, y Drew.— Hey, todo el mundo. Quiero presentarles a mi novio
Calvin.

—Hey, se parece a su hermano —declaró Adrian. Inclinó la cabeza y


tendió la mano para estrechar la de Calvin.— Sólo un poco mayor. Soy
Adrian, el hermano pequeño de Matt.

—Encantado de conocerte.

—Y este es mi otro hermano, Steve, y su amigo, Drew.

—Puedo ver el parecido de tu familia también —dijo Calvin con una


sonrisa.— Encantado de conocerte, también, Drew.

Su hermano había sido amigo de Drew, más o menos de toda la vida.


Y cuando Drew se dio cuenta de que era gay, Steve le había pedido a Matt
que hablara con él. Drew era un hombre bajito, ligeramente joven, con un
oscuro cabello y ojos grandes y oscuros. Todos, incluyendo Matt, habían
sido muy protectores con él. Revolvió el pelo de Drew y señaló a la cerveza
en la mano. —¿Tienes la edad suficiente para beber?

—Ja, ja.

Se sentía bien estar aquí, con la familia y amigos, y Calvin. Matt


quería que fuera siempre así.

—Hey —dijo Drew, empujándolo.— ¿Quién es ese?

61
—¿Quién es quién? —Barnaby salió afuera llevando dos margaritas
de fresa. Se las entregó a Matt y Calvin.

Se volvieron para ver a Drew apuntando a un buen y bien vestido


hombre afroamericano buscando sentarse en una silla en la esquina del
patio hablando por un teléfono móvil.

Barnaby rodó los ojos. —Ese es Mark Stevens. Es el otro socio de la


firma con Nathan y Travis. Siempre está trabajando. Me sorprende que
incluso llegara.

Drew se asomó a su alrededor. — Es lindo.

—Sí, —estuvo de acuerdo Barnaby— Es gay, también. Pero


olvídalo, Drew. Tiene una relación.

—Oh —Drew se encogió de hombros y tomó un sorbo de cerveza.

—¿Con quién? —preguntó Nathan, que venía detrás de Barnaby.

— Con su trabajo, cariño. Obvio —Barnaby le golpeó con la cadera.

Nathan sonrió. — Sí, eso es bastante cierto.

—Hablando de eso —dijo Matt, tomando un sorbo de su margarita y


poniendo su otro brazo alrededor de la cintura de Calvin.— ¿Dónde están
Travis y Darrell? Pensé que eran los mejores amigos.

—Están en un crucero —dijo Nathan.

—Qué suerte.

Matt miró a su amante con sorpresa. —¿Quieres ir a una crucero?

Calvin se encogió de hombros. —He tenido la curiosidad.

Él sonrió. —Bueno, vamos por ello.

—Podemos ir juntos —dijo Barnaby, con entusiasmo.— ¿No sería


eso genial?

— Uh, —dijo Calvin lentamente.— Tal vez.

62
Matt besó su mejilla. —¿Quieres conocer a los parientes?

No quería presionar a Calvin, pero su madre y su padrastro estaban


en la otra parte del patio hablando con la abuela de Calvin. Los tres les
estaban mirando expectantes.

Calvin se puso rígido mientras les miraba, pero exhaló y asintió con
la cabeza. —Muy bien.

—Vuelvo enseguida —Matt llamó a los demás por encima del


hombro. Calvin abrazó a su abuela. — Hola, abuela.

—Hola a ti también —Ella le apretó— Me alegro de verte de nuevo,


Matt.

—A mi, también, Kay. —Sabía que estaba sonriendo como un tonto


cuando se volvió a presentar a su amante a su madre y a su padrastro, pero
infierno, nunca se había sentido tan bien presentándoles a alguien antes.—
Mamá, Joe, este es el doctor Calvin Lassiter. Es el hermano mayor de
Barnaby. Calvin, esta es mi madre, Bárbara, y mi padrastro, Joe Llewellyn.

—Señor, señora —Calvin estrechó sus dos manos, pareciendo de


algún modo como un hermoso maniquí, pero al menos no salió corriendo a
gritos desde el patio trasero.

—Estamos muy contentos de conocerte —dijo su mamá— Nos


hemos encariñado mucho con Barnaby.

Calvin asintió. —Sí, todo el mundo lo hace. Es difícil de resistir.

Matt apoyó su mano sobre el hombro de Calvin. —Así que, ¿de qué
estaban hablando? No me digas que de política, Joe.

Joe se sonrojó. —No. Bueno, un poco.

La abuela de Calvin y su madre se echaron a reír cuando comenzaron


a hablar del próximo verano y el calor que se suponía que iba a hacer según
los expertos, sintió que Calvin se relajaba bajo su mano.

63
Unas horas más tarde, cuando caía la tarde, Matt y Calvin se
dirigieron al apartamento de Matt. Habían sido incapaces de parar de
pensar acerca de lo que pensaba hacer a Calvin en cuanto estuvieran solos.
Había sido un día de diversión y Calvin se había relajado incluso lo
suficiente como para jugar al juego de las herraduras 3.

Cuando llegaron a su apartamento, Matt puso a su plan algo más de


movimiento. Agarró la mano de Calvin cuando se dirigió hacia el
apartamento.

—No tan rápido... de esta manera —Tiró de Calvin a la otra escalera.


Matt fue incapaz de mantener la sonrisa de sus labios, anticipando lo que se
avecinaba lo que hizo que su pulso aumentara y su polla se pusiera medio
dura.

Calvin frunció el ceño. —Esto dice acceso al tejado.

—Lo sé —Matt abrió la puerta de color turquesa en la parte superior


que llevaba al tejado. La vista de la ciudad desde allí era increíble.
Especialmente en días con menor niebla. Cerró la puerta después de que
Calvin diera un paso a través.

—¿Qué estamos haciendo aquí arriba? ¿Se les permite a los


residentes siquiera?

—Probablemente no. No pregunté —Matt lo arrastró hacia la pared


del patio que rodeaba el borde exterior.— Increíble ¿no?

—Es bonito, pero…

3
La he rradura o herrones es un juego tradicional. Consiste en lanzar unas herraduras de metal en forma de rodaja con una
perforación en el centro, desde 12 metros, sobre una barra clavada en el suelo que sobresale 1,20 metros, buscando insertarla s.
El juego puede ser individual o por equipos, y es ganado por quien introduzca más herraduras, o de no insertarse, quien más se
aproxime a la barra. Cada jugador lanzará 10 herraduras.

64
Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Calvin y le tiró contra
él para que Calvin pudiera sentir lo duro que estaba. —¿No puedes suponer
lo que estamos haciendo aquí arriba?

Calvin se puso tenso. —¿Qué? ¿Estás loco?

Él se rió y plantó sus labios en el pulsante cuello de Calvin. —


¿Dónde está tu sentido de la aventura?

—Pensé que te habías dado cuenta por ahora, que no tengo ninguno.

—Hmm. Pretendo cambiar eso. Necesitas más diversión en tu vida,


Cal. Esos momentos en los que puede ser Cal en vez de Calvin o el Dr.
Lassiter —Giró a Calvin en sus brazos, por lo que estaban frente a frente el
uno del otro.— Déjame joderte aquí y ahora.

Calvin sacudió su cabeza. —No podemos, la gente verá, lo sabrá.

—No lo harán. ¿Quién nos va a ver aquí? ¿Quién lo sabrá? —Le


besó en el lado de la boca de Calvin.— Ni siquiera tienes que quitarte la
ropa. Simplemente baja los pantalones hasta las rodillas. Cuando hayamos
terminado, podemos ir a mi apartamento y tomar una ducha.

—El sol de hoy debe de haberte frito el cerebro —dijo Calvin con
una pequeña sonrisa.

Pero fue esa sonrisa la que le dijo a Matt que había convencido a su
amante para eso. Incluso la más mínima sonrisa de Calvin lo calentó por
dentro. No, ninguna sonrisa de nadie más jamás lo haría.

—Sólo sucede, que tengo un condón en el bolsillo y un pequeño


paquete de viaje de lubricante. Muy prácticos envases —Sonrió
malvadamente y trazó la línea de la mandíbula de Calvin con sus labios.
Sintió un estremecimiento correr a través de su amante. Matt deslizó una
mano entre ellos y ahuecó la entrepierna del otro hombre, sintiendo su
creciente erección.

—Dios, creo que eres el demonio enviado para tentarme.

Matt se rió. —¿Sí? Me gusta el sonido de eso —Sus dedos bajaron la


cremallera de los pantalones caqui de Calvin, incluso cuando sus labios

65
dejaron pequeñas besos provocativos a través de la boca y las mejillas.—
Vamos, bebé, te quiero.

Calvin dejó escapar un suspiro entrecortado y se sacudió en los


brazos de Matt.

—Está bien, pero si alguien viene aquí, voy a tener que matarte.

—Trato —Matt giró a Calvin de cara a la pared.— Planta tus manos


en la pared bien firme. Yo me encargaré del resto.

Calvin hizo lo que dijo Matt y luego Matt llegó entre las piernas de
su amante para extenderlas un poco más lejos. Y apretó la polla de Calvin a
través de sus pantalones mientras estaba en ello.

Ya había desabrochado los pantalones, así que llegó a su alrededor


bajando los calzoncillos de Calvin lo suficiente para que su culo caliente
pudiera follarlo con facilidad. No pudo resistirse a azotar su mano en la
primera y perfecta pálida mejilla y luego en la otra. Calvin gimió.

—Te gusta eso, ¿eh? Definitivamente voy a tener que llegar a


nalguear ese culo tuyo más.

Matt desabrochó sus pantalones cortos blancos y los bajó a sus


rodillas. Casi había olvidado los elementos de mayor importancia y alcanzó
de nuevo los bolsillos de sus pantalones cortos por el condón y el
lubricante. Abrió el paquete del condón y lo rodó por encima de su
dolorosamente polla dura. La visión de Calvin agachado, sólo su culo y la
polla al descubierto en la azotea, casi lo hizo correrse justo después.

Después se roció con lubricante del pequeño paquete de viaje,


apretando algo directamente en el culo de Calvin antes de que frotara todo
sobre su vara. Matt deslizó sus dedos un par de veces para relajar a Calvin,
pero estaba más impaciente por reunir sus cuerpos.

—¿Listo?

—Uh-huh —Jadeó Calvin.

66
Ah, joder. Se obligó a pensar en cachorros muertos4 así no se vendría
de inmediato, ese simple jadeo, sonido de gemido de los labios de Calvin
fue casi su perdición.

Lentamente Matt entró en él, empujando apenas la punta. Sus dedos


bronceados, agarraron las caderas pálidas de su amante y se deslizó dentro
más profundo, pero iba solo una pulgada a la vez. El sudor corría en gotas
por su frente y tuvo que morderse prácticamente la lengua para seguir
bombeando su orgasmo rápida y furiosamente. Quería una lenta y fácil
jodida. Una que dejara huella sobre Calvin para siempre. Al menos, si se
salía con la suya.

Calvin movió el culo, empalando la polla de Matt hasta el final del


camino, frustrando su plan de inmediato para ir poco a poco. Con un
gemido parte frustración y parte de éxtasis, Matt se retiró y empujó hacia
adentro, profundamente y duro tanto como Calvin podía tomar. Lo montó
rudamente su cuerpo, al menos olvidando sus buenas intenciones, cuando
bombeó de nuevo el culo de Calvin una y otra vez.

Unos pocos apartamentos de muchos pisos había a su alrededor,


pisos por encima de ellos, y no podía dejar de preguntarse, incluso cuando
el orgasmo trató de hacerle que navegara hasta el borde de su control, si
alguno de ellos tenía ocupantes mirando abajo en la azotea su revolcón.
Descubrió que le gustaba pensar que sí.

—Matt —Calvin se quejó, volviendo a presionar fuertemente contra


él y poniéndose tenso, cuando su polla disparó globos blancos sobre la
pared de piedra.

Matt pronto se unió a él, gritando el nombre de su amante cuando su


liberación le desgarró.

Después de unos momentos de recuperar el aliento, salió del culo de


Calvin y cayó de rodillas. —Joder, eres caliente .

Calvin se echó a reír. —Y tú también, ¿pero podrías no gritar lo


suficientemente fuerte como para despertar a los muertos?

4
T érmino muy común en USA utilizado para suprimir el deseo.

67
Matt sonrió. —Lo siento. Bueno, no, no lo siento.

—Tenía la sensación de que no lo sentías —Calvin se subió los


pantalones.— ¿Podemos continuar esto dentro de tu apartamento? No
quiero que nadie envíe a la policía aquí para ver quién ha sido asesinado.

—Está bien, está bien, Jesús. Te pones gruñón después del sexo.
Ayúdame a levantarme.

Calvin se agachó para darle una mano para levantarse. A


continuación levantó los pantalones cortos de Matt y los volvió a abrochar.

—Así. Ahora, de verdad podría usar esa ducha.

—Bésame en primer lugar —Matt agarró la parte posterior de su


cabeza y la atrajo a sus labios.— Está bien, mandón, vayamos.

68
Capítulo Nueve
Calvin terminó de dar instrucciones a la madre del muchacho de
doce años que se había roto la pierna patinando a bordo de una patineta y le
entregó un portapapeles con un formulario de alta a Valerie.

—Parece cansado, doctor —Comentó Valerie.

—No he dormido mucho —admitió, pensando en el día anterior que


pasó con Matt. Después del sexo en la azotea, habían tenido sexo en la
ducha en el apartamento de Matt y más tarde sexo bajo el espejo.

Definitivamente no estaba durmiendo como solía hacer antes de que


hubiera terminado por tener un novio. Todavía no estaba seguro de cómo le
había pasado a él. Había luchado por empezar a salir con Matt y ahora no
podía dejar de preguntarse por qué había estado tan en contra de ello. Hasta
ahora, estar con Matt había sido fantástico. Había comenzado a sentir que
tal vez podría incluso estar enamorado.

—Tómese un descanso y consiga un té o algo, mientras tiene la


oportunidad. Le llamaré por el bíper si le necesito —la jefa de enfermeras
le aseguró.

—Gracias —. Se volvió a la esquina y se dio cuenta de un grupo de


enfermeras hablando cerca del puesto de enfermería. Entre ellos se
encontraba Matt. Los dos compartían un mismo turno raro esa noche. La
mayor parte de las últimas dos semanas no habían trabajado al mismo
tiempo. Ninguna de las enfermeras había notado que Calvin se acercaba a
la estación de enfermeras. Se detuvo en seco cuando captó la mención de
su nombre.

—Tengo que entregártelo, Walton, no pensé que pudieras hacerlo —


dijo Rick con una sonrisa.

—Yo tampoco —añadió Donna, riéndose.— Pero te lo has ganado


completamente.

—¿Ganado qué? —preguntó Matt.

69
—Como si no lo supieras. Está por todo el hospital que te lanzaste
sobre el Dr. Lassiter —Rick golpeó el hombro de Matt.— Amigo. Tienes
cuatrocientos dólares viniendo hacia ti. Inclinándose sobre la reina de hielo.
¡Tú sí que eres un hombre!

El corazón de Calvin le golpeó duro y le dolió el solo respirar. La


bilis se levantó. Louise metió un fajo de billetes en la mano de Matt. —
Pensé que el doc nunca se acostaría. Supongo que eres más hábil de lo que
todos pensábamos.

Enfermo del estómago, Calvin había oído lo suficiente de las viles


palabras. Giró sobre sus talones y corrió en dirección opuesta, con la
esperanza de que lo hubiera hecho hasta el baño de hombres a tiempo. Tan
pronto como entró, corrió a un compartimento y se lanzó.

No.

No podía ser cierto. Matt no podría haber tenido sexo con él para
ganar alguna retorcida apuesta. No podía ser una broma estúpida. Pero lo
era. Los había oído.

Calvin parpadeó para contener las lágrimas y se enjuagó y se secó la


boca. Dios, ahora se sentía como un tonto. Uno con el corazón roto.

Salió del baño y se dirigió a los ascensores que lo llevarían a la


cafetería.

—Aquí estás —dijo Matt, que venía detrás de él— He estado


buscándote.

Sus oídos zumbaban y golpeaban su cabeza. Calvin no podía mirar a


Matt. Volvió la cabeza, rezando para que el ascensor se diera prisa.

—Calvin, ¿estás bien? —Matt tocó su brazo y él se alejó.

Pulsó el botón del ascensor de nuevo, su garganta obstruyéndose. No


podría haber formado las palabras si lo intentara.

—Bebé —Matt trató de darle la vuelta.

—No —susurró Calvin, las lágrimas pinchando sus ojos.

70
—Hey, ¿Pasó algo? ¿Has perdido a un paciente?

Las puertas del ascensor se abrieron y Calvin corrió hacia adentro.


Pulsó el botón de cerrar la puerta frenéticamente. Cuando Matt fue a
entrar, Calvin negó con la cabeza.

—Por favor, déjame en paz. Lárgate.

Los ojos de Matt se abrieron como platos. —¿Qué?

—Mantente alejado.

Las puertas se cerraron finalmente en el rostro sorprendido de Matt.

Calvin se movía como un zombi cuando entró en la cafetería. Echó a


andar hacia el dispensador de agua caliente, moviéndose de forma
automática sin pensar, con sus acciones suficientemente rutinarias que no
requerían ningún esfuerzo. Escogió su bolsa de té verde sabor a menta
habitual, se lo metió en una taza llena de agua caliente, la llevó a la caja
registradora.

Se dirigía hacia su mesa de siempre en la esquina cuando Matt


apareció. Calvin se congeló en seco cuando Matt se acercó.

—Calvin, ¿podemos hablar, por favor?

—No aquí.

Matt asintió. — ¿Dónde, pues?

Su mandíbula se endureció, Calvin echó un vistazo a los pocos


ocupantes de la cafetería y luego caminó por el largo pasillo haciendo señas
a Matt que le siguiera. Sabía de una sala de descanso poco utilizada dos
pasillos abajo.

Calvin no quería tener esta conversación aquí. No quería tenerla en


absoluto, de verdad, pero Matt parecía decidido.

La habitación estaba vacía, como esperaba que fuera. Cerró la puerta


tras ellos. Se hizo a un lado cuando Matt intentó llegar a él.

71
Tragando, dijo tan rápido como pudo —Déjame hacer esto tan claro
como pueda. Déjame en paz, Matt. No quiero verte de nuevo.

—Oh, Dios mío. ¿Qué? ¿Por qué? —La cara de Matt perdió todo su
color.

—Tengo toda la intención de ver que nuestros horarios en el hospital


nunca coincidan —Calvin sacudió la cabeza.— Te pido que respetes mis
deseos y déjame en paz.

Matt se sentó pesadamente en un sillón cercano. —Yo-yo no


comprendo. ¿Por qué? Pensé... pensé...

—Yo sé lo que pensabas. Lo que tú y tus amigos pensaban cuando


todos se reían de mí —Calvin sintió su rostro arder con la humillación.—
Espero que hacer un tonto de remate de mí valiera la pena cuatrocientos
dólares.

—No —La expresión de Matt pasó de la conmoción a la de aflicción.


Se puso de pie.— Cariño, no es lo que piensas. No es así.

—No quiero escuchar nada de lo que tengas que decir. Guarda tus
estúpidas bromas de secundaria para alguien más —Calvin giró su espalda
a Matt, abrió la puerta y se marchó, ni una sola vez mirando hacia atrás.

Cuando terminó su turno a la mañana siguiente a las siete, Calvin no


quería ir a casa. Llamó a Barnaby. Sabía que siendo el Memorial Day su
hermano estaría en casa.

—Hola, B, soy yo —Se sentó en su coche en el estacionamiento del


hospital e inclinó la cabeza hacia atrás.

—¿Qué pasa? —Le preguntó su hermano.— Dios, suenas terrible.

—Tengo que hablar. Yo… Matt y yo rompimos...

72
—¿Qué? Oh, no.

—Sí. Es malo. ¿Puedo ir?

—Sí. Me libraré de Nathan. Lo enviaré a hacer compras a la tienda


por un rato.

Calvin asintió, aunque sabía que Barnaby no podía verlo. Las


lágrimas rodaron por sus mejillas y se las secó furiosamente. —Gracias,
chico. Te amo, B.

—Te amo, también. Te veré pronto.

—Sí. Adiós.

Todo el viaje a la casa de Barnaby se sintió como que estaba en


piloto automático. Calvin nunca se había sentido así. Tan roto. Por primera
vez, se había permitido el lujo de la esperanza. Algo que ni siquiera había
tenido cuando era niño. Ciertamente, no después de que su padre tratara de
matarlo. Pero sospechaba que ni siquiera lo había tenido antes de ese punto.

Y ahora se quedó pensando que la esperanza era para los tontos.

Calvin se detuvo en la acera frente a la casa de su hermano. Se dio


cuenta que el coche de Nathan no estaba en el camino de entrada por lo que
supuso que Barnaby lo había enviado como dijo que haría.

Barnaby había estado esperando por él, porque tan pronto como se
acercó a la puerta principal, se abrió. Sin decir una palabra, su hermano tiró
de él dentro de la casa en un abrazo. Calvin se aseguró de que fuera breve,
porque algo más y comenzaría a llorar como un bebé. Estaba a punto como
estaba ya, y Calvin no lloraba.

—Conseguí algún té verde de esos que te gustan, sólo para ti —


Barnaby anunció.— He hecho algo para ti.

Calvin forzó una sonrisa. Pensó que se le había resquebrajado su cara


al hacerlo, pero al menos había hecho algo de esfuerzo. —Gracias.

Barnaby lo miró con tristeza, tomó su mano y lo condujo a la cocina,


donde el té se estaba macerando. —Dime que pasó.

73
Calvin aceptó la taza de té después de que Barnaby hubiera quitado
la bolsa de té.

—Bueno, creo que Matt no era realmente para mí en absoluto.

— ¿Qué? No puedo creer eso.

Él asintió, obligándose a alejar el dolor lo mejor que pudo. —Es


cierto. Descubrí que todo era un juego estúpido.

Barnaby frunció el ceño. —¿De qué estás hablando?

Por un momento deseaba que la tierra se abriera y lo tragara.


Estúpido, por supuesto. La vida continuaría. Infierno, había sobrevivido a
algo peor cuando era niño que al corazón roto de los tontos que tenía ahora.

—Algunas de las otras enfermeras del hospital le apostaron 400


dólares a que no podía conseguir meter a la reina de hielo en la cama —
Cerró los ojos brevemente como auto-recriminación.— Ganó la apuesta,
¿no?

—¿Qué? —Barnaby se quedó mirando y luego sacudió la cabeza.—


¿Estás seguro?

Calvin asintió lentamente. —Los escuché hablando yo mismo.

—Yo... Dios mío. ¿Lo admitió él mismo?

—Bueno, claro, cuando estaba hablando con ellos. No sabía que yo


estaba escuchando. Después le dije que me dejara solo. No quiero verlo o
saber de él —Calvin puso la taza de té sin tocar en el mostrador. No la
quería, ni nada en ese momento.

—Lo siento mucho. Lo juzgué totalmente mal —dijo Barnaby,


abrazando a su hermano.

Las lágrimas obstruyeron su garganta tan de repente que casi se


ahogó. Apoyó la cabeza sobre el hombro de Barnaby.

—Yo también. Pensé... pensé que realmente me gustaba.

74
—Yo lo odio —Su hermano lo abrazó tan fuerte que Calvin pensaba
que la cabeza podría estallarle, pero no le importaba.— Quiero patearle el
culo.

Calvin se echó a reír. No podía evitarlo. La idea de que su flacucho


hermano pequeño pateara el culo de Matt era demasiado divertida. Y fue
justo lo que quería y necesitaba. Se apartó con suavidad y limpió una
lágrima de Barnaby fuera de su mejilla. —Shh, para. No llores por mí.
Estaré bien.

—Iré al hospital y patearé el culo a todos, —Barnaby prometió.

Él sonrió. —Estoy seguro. ¿Qué hiciste con Nathan?

—Justo como te dije, lo hice ir a la tienda.

—Es un día de fiesta. Deberían pasarlo juntos.

Calvin tomó su té y tomó varios sorbos. Sabía mejor de lo que


esperaba teniendo en cuenta cómo se sentía en ese momento. —Tengo que
ir a casa y descansar un poco antes del turno de esta noche.

—¿No puedes llamar por enfermedad?

—De ninguna manera. Soy médico. No puedo fallar a los pacientes


sólo porque dejé que un imbécil rompiera mi corazón. Eso no es ético —
Tomó varios sorbos más.— Lo creas o no, venir aquí y hablar contigo me
ha ayudado. Voy a estar bien, B, te lo prometo.

—Podrías descansar aquí —sugirió su hermano.

—Gracias. Te lo agradezco, pero no. Tengo que dejar de sentir


lástima por mí mismo.

—Bueno, incluso si ese idiota no fuera el tipo para ti, encontrarás a


alguien. Sé que lo harás.

Calvin negó con la cabeza. —Creo que voy a jurar dejar las
relaciones. Algunas personas están solas toda su vida y están bien.
Probablemente soy una de esas personas.

—Calvin…

75
—Déjalo Barnaby ¿Está bien? —Abrazó a su hermano brevemente.

—Gracias por el té. Te llamaré después del turno de mañana. Tal vez
podamos cenar o algo así.

Calvin se dio cuenta después de que llegó a su casa, que encontraba


casi imposible dormir. La conversación que escuchó seguía jugando en su
cabeza, y una vez cuando se quedó dormido, tuvo un sueño en el que se
reían y lo señalaban a dondequiera que fuera en el hospital, incluyendo a
Matt, quien en su sueño se había hecho un collar con sus cuatrocientos
dólares.

Finalmente se rindió y se dio una ducha. Acababa de salir de bañarse


cuando oyó su timbre sonar una y otra vez. Tiró de su bata y se fue a la
puerta principal, justo a tiempo para escuchar a Matt hablando desde el
exterior.

—Calvin, por favor, abre la puerta. Sé que estás en casa. Por favor.
Quiero explicarte.

Casi abrió la puerta. Su mano fue al pestillo, pero no llegó a


deslizarlo. Calvin negó con la cabeza. No se sometería a esto.
Probablemente, habían hecho otra apuesta a que Matt podría hacer de él un
tonto de nuevo.

—Por favor…

Cerró los ojos y deseó que su corazón se cerrara también a la


suplicante voz de Matt.

—Calvin —gruñó Matt.

Oyó un golpe contra la puerta, como si Matt lo golpeara con su


frente.

76
—Está bien, me iré —dijo Matt después de un momento de
silencio.— Pero no me rindo, Calvin. Yo sé que me odias. Sé que me lo
merezco. Pero no me rendiré hasta que me dejes hablar contigo.

Calvin excluyó las palabras y se dirigió hacia la parte posterior de su


dormitorio y cerró la puerta.

77
Capítulo Diez
Calvin se frotó los ojos, más cansado de lo que había estado en
mucho tiempo. Apenas había dormido durante los últimos dos días. Estaba
contento de que su turno casi hubiera terminado y tuviera los próximos tres
días libres. Pensaba dormir todo el tiempo.

—¿Está bien, Dr. Lassiter?

Ignoró la pregunta planteada por Donna. No quería una conversación


amable con una de las enfermeras que no tenían respeto por él como
médico o incluso como persona. Escribió notas en el cuadro del paciente
justo fuera del área del paciente, donde se estaba vistiendo.

—¿Doctor?

Su mandíbula se endureció, Calvin miró a la enfermera de pelo rojo.

—¿Qué pasa, Donna?

—Sólo pregunté si estaban bien. Parece un poco pálido.

Él la miró con su mirada más fría, con la esperanza de que recordaría


que era sólo una polla grande de la que burlarse. —Estoy bien.

—Doctor, ¿puedo hablar con libertad?

Por el amor de Dios.

—¿Se trata de un paciente?

—No.

—Entonces preferiría que sólo se adhiera al asunto, Donna. Estoy


muy ocupado.

Donna suspiró. —Yo sólo quería hablar con usted acerca de Matt.

—No tengo nada que decir para añadir carnada a su pequeño club.

78
Calvin se sorprendió cuando ella puso su mano en la manga. Estuvo
tentado seriamente zafarse, pero en vez de eso, simplemente la miró.

—Escuche, yo entiendo por qué está enojado y herido. Fuimos unos


idiotas inmaduros. La mayoría de nosotros nos damos cuenta de eso ahora.
Pero nunca pensamos lo suficientemente más allá para darnos cuenta de
que alguien realmente saldría herido. Y nos equivocamos acerca de Matt.

Él no respondió, sólo volvió a escribir en el formulario.

—Pensé que usted debería saber, rechazó el dinero. No lo aceptaría.


Matt nos llamó a todos imbéciles, dijo que usted era lo mejor que le había
pasado, y dijo que nos metiéramos nuestro dinero por el culo. Tal vez le
gustaría saberlo.

Le entregó los formularios de los pacientes sin decir una palabra.


Donna los tomó con una sacudida de la cabeza y se alejó. Calvin frunció el
ceño y miró su reloj. Sólo una hora para irse.

Su cabeza le daba vueltas y no podía pensar con claridad. No quería


pensar en Matt o cualquier cosa que dijera Donna. Apartándolo, Calvin fue
a buscar a la mujer que había llegado a con fuertes dolores de estómago.

Matt se acercó con su moto frente a la casa de Calvin. Estaba allí


para volver a intentarlo. No tenía muchas esperanzas en este punto, pero no
podía darse por vencido.

Probablemente completamente idiota e inútil. Calvin no quería saber


nada de él. Y no podía culparlo. Se odiaba a sí mismo ahora, también.

Los últimos días habían sido una tortura. Un par de veces, mientras
trabajaba con los otros médicos de emergencia, había visto a Calvin desde
la distancia. Para ver a su amante... ex amante... a través de la habitación y
saber que Calvin no quería tener nada con él, fue horrible. Calvin
claramente lo evitaba, y él sólo quería golpear todo lo que tenía a la vista.

79
Y era totalmente culpable.

Se acercó a la puerta del frente y tocó el timbre. —Calvin —llamó.

Como sospechaba, no hubo respuesta. Trató de sonar el timbre varias


veces. —Calvin, por favor. ¿Puedo hablar contigo? Una vez. Y luego te lo
juro, no te volveré a molestar. ¿Por favor?

Apoyó la frente contra la puerta como lo había hecho las dos últimas
veces. Las lágrimas pinchaban los ojos y la desolación se apoderó de su
corazón. ¿Cuánto tiempo más podría hacer esto? En algún momento iba a
terminar con un aspecto de patético acosador. ¿O había pasado ya a ese
punto?

Matt se enderezó cuando oyó el cerrojo deslizándose por la


cerradura. El corazón le latía tan fuerte que podía oír el latido correr.

La puerta se abrió con tanta lentitud que le recordaba a una de esas


viejas casas embrujadas de película. El medio esperaba que Vincent Price 5,
estuviera en el otro lado de la puerta. Pero no, Calvin se quedó allí, pálido,
con ojeras debajo de sus ojos azules. —Entra —susurró.

Tragando el nudo en la garganta, Matt trató de no dejar que la


explosión de esperanza le abrumara. Calvin todavía podría no querer saber
de él. Entró, y Calvin cerró la puerta.

Calvin se dirigió hacia la sala y lo siguió después. Sabía que estaba


muy cerca de rogar a Calvin que lo perdonara y, de hecho, no estaba por
encima de ello. No, en absoluto.

Su amante se sentó en el sofá y antes de que pudiera protestar, Matt


se sentó a su lado, casi encima de él en realidad. Tomó las manos de Calvin
en las suyas y estaba demasiado eufórico cuando Calvin no se apartó.

—Sé que te hice daño —susurró Matt.— Lo siento. Debería haberte


dicho acerca de esa apuesta estúpida. Yo sólo... nunca significó nada para
mí. Siempre se ha tratado de ti para mí. Nada de lo demás importaba.

5
Vincent Leonard Price, Jr. Fue un actor de cine estadounidense, conocido principalmente por las películas de terror .

80
Calvin no dijo nada, se limitó a mirar a Matt, un profundo dolor en
sus ojos. Le desgarró el corazón.

Matt sacudió la cabeza. —Ellos eran idiotas y yo también. Mi única


excusa era que no te conocía muy bien entonces. Sé que es estúpido y no
hace ninguna diferencia. Pero incluso entonces, supe que te quería, yo
quería seguirte de todos modos. Es por eso que no me importaba la apuesta,
porque eso no era por lo que te perseguía. La primera vez que te vi sentado
en la esquina de la cafetería tomando té verde, yo te quise.

Calvin bajó la mirada hacia sus manos entrelazadas. —Bueno, yo


creía que estabas realmente interesado en mí.

—Lo estaba. Lo estoy. Bebé, yo sé que soy un asno gigante. Me odio


a mí mismo. Fui jodidamente estúpido e inmaduro. Pero no tomé ese
dinero.

Su amante asintió. —Donna me lo dijo.

—Tú eres lo que quiero. Incluso si tú nunca quieres volver a verme


otra vez, no va a cambiar lo que siento. Te amo, Calvin. Y no me importa si
alguien piensa que es demasiado rápido o lo que piensen los demás de mí.
Sólo me preocupas tú.

—Después de todo, es difícil creerte. Es difícil confiar en ti.

—Lo sé. Sin embargo, haré cualquier cosa para convencerte. Nunca
he querido amar a nadie como te amo a ti. Por favor, dame una
oportunidad.

—Mi... mi padre supuestamente nos amó y mira lo que pasó —.


Calvin sacudió la cabeza.— No sé si pueda ser esa vulnerabilidad de
nuevo. Me dejé abrirme y luego.

Matt se puso de rodillas delante de Calvin. —Haré lo que sea que se


necesite para hacer las paces contigo. Te lo juro. Te amo tanto. No te haré
daño otra vez.

—¿Cómo puedes prometer eso?

81
—Te puedo prometer que nunca te haré daño a sabiendas —Tiró del
dobladillo de la camisa de Calvin para revelar sus cicatrices. Extendió sus
dedos sobre ellos.— Cuando veo estas cicatrices, pienso en cómo no
podrías haber estado aquí. Podría nunca haberte conocido. No puedo
imaginar qué vacía, mi vida habría sido si no te hubiera conocido. Nunca
he conocido a nadie tan bueno como tú.

Se levantó sobre sus rodillas hasta que su rostro estaba al lado del de
Calvin. Con la otra mano, rodeó la nuca de su amante y le atrajo a sus
labios. Los labios de Calvin se suavizaron bajo los suyos. Cerró su ojos, su
corazón martillando. —Te amo —dijo contra esos labios increíbles.

Un estremecimiento pasó por Calvin, y luego un suspiro. —Yo... te


amo, también.

Matt podría haber gritado de alegría. En su lugar, abrazó a Calvin


con fiereza.

—Gracias.

—Llévame a la cama —susurró Calvin.

Y ahora su pulso saltó por una razón completamente diferente. Él se


puso de pie y subió a Calvin con él. —Creí que nunca lo pedirías.

Tomados del brazo, se dirigieron a la habitación. Matt los detuvo un


par de veces para poder besar los labios suaves de Calvin. Nunca
conseguiría cansarse de ellos.

Cuando llegaron al dormitorio, se desnudaron el uno al otro poco a


poco, haciendo una pausa para los besos. Matt arrastraba besos a lo largo
de la línea de la mandíbula de Calvin hasta sus labios y viceversa. Quería
mostrar a Calvin lo mucho que lo adoraba.

Las manos de Matt se trasladaron por la espalda de Calvin a su culo


para ahuecar la redondez hermosa ahí. Algún día, pronto tenía la intención
de introducir a Calvin en las nalgadas. Tenía la sensación de que su amante
estaría dentro de eso.

82
Pero ahora, Matt quería hacer el amor. Para mostrar a Calvin lo
mucho que lo adoraba. Ya habría tiempo para la perversión. Calvin lo
amaba. Apenas podía creer que hubiera tenido tanta suerte.

—Acuéstate sobre tu estómago, bebé —dijo Matt, suavemente


empujándolo hacia la cama. Se acercó a la mesita de noche y sacó un
preservativo y lubricante. Más adelante, él hablaría con Calvin sobre las
pruebas para que pudieran deshacerse de los condones.

Se acostó al lado de su amante y volvió la cabeza hacia él para que


pudiera ahuecar su barbilla. —Te amo tanto. Voy a decírtelo tantas veces
que te vas a cansar de eso.

Calvin sonrió. —Dudo eso.

Matt cubrió la boca de Calvin con la suya propia, deslizando la


lengua entre los labios, buscando el calor húmedo en el interior. Si pasaba
el resto del día así, besando sin parar a Calvin, estaría contento.

La mano de Calvin se cerró sobre su polla dura. Su polla palpitaba,


ansiosa de encontrar el toque de la mano acariciando a lo largo de su
longitud.

—Dios mío, eres tan condenadamente buenos en eso —murmuró


contra los labios de Calvin. Sacó ese lleno labio inferior con sus dientes,
chupándolo en él. Apretó la mano de Calvin después de un momento y se
sentó lo suficiente para rodar el condón en su erección.

Inclinado sobre él, los labios de Matt se pegaron a la nuca del cuello
de Calvin, dejando su marca. Sonriendo cuando lo hizo. Probablemente
haría avergonzar a Calvin.

—¿De qué te estás riendo? —preguntó Calvin sospechosamente.

—Nada. Estoy muy feliz.

La lengua de Matt se arrastraba por la columna vertebral de Calvin,


encantado con su sabor. Llegó a las mejillas redondeadas de su amante y
lamió una línea a través de ellas.

Maldita sea, tiene un culo muy bueno.

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Su mano se cernía sobre un globo perfecto y trató de recordarse a sí
mismo que iba a esperar para empezar a golpear ese culo. Matt se mordió
labio. No podía ser culpado por un pequeño golpecito, ¿no?

¡Bofetada!

Calvin dio un salto y se quejó.

Oh, Dios.

Bofetada, bofetada, bofetada.

La mejilla se volvió de un tono claro de rosa y que casi se vino


enseguida. Matt tragó y alcanzó el lubricante. Tenía que estar en su interior.

Después de lubricar abundantemente el culo de Calvin y su propia


polla, Matt deslizó a Calvin sobre las rodillas. —Tócate a ti mismo, bebé.

Calvin asintió y alcanzó su polla y se le puso dura.

Joder.

Sus huellas se habían desvanecido en el culo pálido de Calvin, por lo


que dio un manotazo a cada mejilla un par de veces más. Las bofetadas y
los simultáneos gemidos rompieron el silencio en la sala.

Matt empujó la cabeza de su polla dentro de Calvin. Se detuvo sólo


brevemente en el anillo de músculos y luego se deslizó tranquilamente.

—Dios, sí —se quejó su amante.

Empezó a meter y sacar, acomodándose en un ritmo mientras Calvin


empujaba hacia atrás con su culo, todo el rato acariciando su polla. Sus
bolas golpearon una y otra vez cuando una vez más hizo suyo a Calvin.
Matt nunca quería parar... nunca quería dejarlo ir.

La mano de Calvin aceleró y pequeños chillidos salieron de sus


labios. Matt sabía que estaba cerca.

—Ven a mí, bebé. Quiero hacerte gritar.

Su amante se quejaba y bombeaba, tensándose y gritando el nombre


de Matt.

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—Síííííí —Suspiró Matt, jodiendo el culo de Calvin cuando su propia
liberación lo desgarró.

Varios minutos después, sostuvo a Calvin cómodamente junto a él.


Gracias a Dios que le había dado una segunda oportunidad. No dejaría
escapar esto. Nunca.

—Te amo —susurró contra el pelo de Calvin.

—Yo también te amo —murmuró Calvin dormido.

Matt cerró los ojos. Había conseguido lo que quería al fin. Es curioso
cómo no sabía que esto era lo que quería antes de que conociera a Calvin.
Pero ahora lo hacía. Quería a Calvin. Y sólo su corazón lo haría.

FIN

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Sobre el Autor
Shawn Lane cree que el amor y la pasión no conocen fronteras.
Shawn escribe ambas historias de amor erótico envolviendo a los hombres
en ambientes históricos o contemporáneos y romances inter-raciales entre
hombres y mujeres. Shawn está siempre a la búsqueda de nuevas historias y
nuevos personajes para crear, haciendo su vida en California.

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Coordinación del proyecto
Ramón Cinty
Traducción
Paqui
Corrección
Dalia
Edición, Diseño y formato
Visionepica
Limpieza de Portada
Clau

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos


no podríamos disfrutar de todas estas historias!

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