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Comunidad Ganancial
Comunidad Ganancial
Concepto:
Es la sociedad que por disposición expresa de la ley, existe entre marido y mujer desde el
momento de la celebración del matrimonio hasta su disolución, en virtud de la cual se hacen
comunes de ambos los bienes gananciales, de modo que después se partan por mitad entre ellos o
sus herederos, aunque el uno hubiese traído más capital que el otro.
Esta definición ha sido criticada porque viene a equiparar la sociedad conyugal con la sociedad de
gananciales y si bien es cierto que están íntimamente relacionadas al punto de que no existir
sociedad conyugal no existiría sociedad de gananciales, solo regula el aspecto económico o
patrimonial de la sociedad conyugal, mientras que esta comprende también las relaciones
personales.
Caracteres:
2. El haber común de los esposos está limitado en principio a las ganancias o beneficios adquiridos
a título oneroso por cualquiera de los conyugues o por ambos durante el matrimonio. Los bienes
adquiridos antes del matrimonio corresponden al adquiriente. Por esta razón se dice que hay tres
patrimonios: el de la esposa, el del esposo; y el común de ambos. Conviene aclarar que solo hay
dos patrimonios el del esposo y el de la mujer; y que el tercero se ha denominado como un tercer
patrimonio para comprender mejor la estructura. Los bienes comunes en realidad no forman una
entidad patrimonial distinta a la del marido y la mujer y los bienes que la integran deben estar a
nombre de uno o de otro y a cada uno de ellos le pertenece la mitad de esos bienes.
3. Comienza precisamente el día de la celebración del matrimonio y cualquier estipulación en
contrario es completamente nula (Art. 149 C.C.)
Bienes de la comunidad:
Se consideran en principio comunes todos los bienes que los esposos adquieren conjunta o
separadamente durante el matrimonio por actos a título oneroso; estos son (Art. 156 C.C):
1. Los adquiridos durante el matrimonio con el caudal común, bien se haga la adquisición a
nombre de la comunidad o al de uno solo de los conyugues. (Art. 156, Ord. 1 C.C.).
2. Los obtenidos por el trabajo, profesión oficio, industria o sueldo de los conyugues. (Art. 156, Ord
2 C.C.)
3. Los bienes donados o prometidos a uno de los conyugues por razón del matrimonio (y sus
accesorios), aun antes de su celebración, a menos que el donante exprese su voluntad en
contrario (esta es expresión al principio de que son bienes propios de los conyugues los que
adquiera por causa lucrativa, aun durante el matrimonio) (Art. 161 C.C.)
4. El aumento de valor de los bienes propios derivado de mejoras hechas con dinero de la
comunidad, o por industria de los conyugues (Art. 163 C.C.).
5. Los frutos, rentas en intereses devengados durante el matrimonio, procedente de los bienes
comunes y de los peculiares de cada uno de los conyugues (Art. 156 Ord. 3 C.C.).
6. Se presume que pertenece a la comunidad todos los bienes existentes mientras no se pruebe
que son propios de algunos de los conyugues (Art. 164 C.C.).
b. Título oneroso.
a. Por herencia.
b. Por legado.
c. Por donación.
d. Por cualquier otra causa lucrativa (excepto las donaciones con ocasiones del matrimonio).
a. Por permuta.
b. Por retracto.
d. Derechos de autor.
Administración de la comunidad:
1. Gestión del activo común: en conformidad con lo dispuesto en los Artículos 168 y 169, C.C. cada
conyugue administra por si solo los bienes de la comunidad que hubiere adquirido con su trabajo
personal o por cualquier otro título legítimo. Pero para enajenar a título gratuito u oneroso o para
agravar los bienes gananciales cuando se trata de inmuebles, derechos o bienes muebles
sometidos al régimen de publicidad, acciones, obligaciones cuotas de compañías, se requerirá el
consentimiento de ambos conyugues, sin embargo el juez podrá autorizar a uno de los conyugues
para realizar por si solo sobre los bienes comunes, alguno de los actos para cuya validez se
requiere el consentimiento del otro, cuando este se encuentre imposibilitado para manifestar su
voluntad y los intereses del matrimonio y de la familia así lo impongan, igualmente, el juez podrá
acordar que el acto lo realice uno de los conyugues, cuando la negativa del otro fuere injustificada
y los mismos intereses familiares y matrimoniales así lo exijan.
En ambos casos, la comunidad de gananciales responde con sus bienes de tales deudas y
obligaciones, aunque hayan sido contraídas por uno solo de los conyugues.
En los demás casos, en que cada conyugue puede administrar por si solo los bienes de la
comunidad que hubiere adquirido con su trabajo personal o por cualquier otro título legítimo, la
legitimación en juicio para los actos relativos a esta administración corresponde al conyugue que
los haya realizado.
Libertad de administración y de disposición por acto oneroso: cada conyugue tiene la libre
administración y disposición de sus propios bienes
Administración por uno de los conyugues de bienes propios del otro: los actos de administración
que uno de los conyugues ejecute por el otro, con la tolerancia de este, son válidos (Art. 155 C.C.)
Cargas de la comunidad conyugal:
Se denominan cargas de la comunidad de gananciales, las obligaciones que en definitiva deben ser
soportadas de por mitad entre ambos conyugues, aunque la deuda respectiva la haya contraído
uno solo de ellos. Estas son (Art. 165 C.C.):
Deudas contraídas por alguno de los conyugues, cuando estos puedan obligar a la comunidad:
serán aquellas que nacen de la actuación de alguno de los esposos como administrador de la
comunidad.
Réditos e intereses que afectan bienes propios y comunes: los réditos y los intereses vencidos
durante el matrimonio, a que estuvieran afectos tanto los bienes propios de los esposos como los
comunes, se consideran carga de la comunidad de gananciales.
Gastos de conservación y reparaciones menores de bienes propios: las reparaciones menores y los
gastos de conservación llevados a cabo durante el matrimonio en los bienes propios de alguno de
los conyugues, son también cargas de la comunidad.
Donaciones hechas de mutuo acuerdo por los conyugues a los hijos comunes: cualquiera que sea
el motivo, siempre que sean de mutuo acuerdo, a sus hijos comunes. Si os bienes de la comunidad
no alcanzan, los esposos responden con sus bienes particulares por partes iguales (Art. 166 C.C.).
La naturaleza jurídica y los caracteres de la comunidad conyugal así como los principios que la
gobiernan, son muy diferentes de los de la comunidad ordinaria. Los principales rasgos
diferenciales son los siguientes:
En la comunidad conyugal a cada uno de los esposos le corresponde la mitad de los bienes
comunes, mientras que en la comunidad ordinaria del derecho con copropiedad puede ser
infinito.
La comunidad de gananciales debe estar integrada por dos personas que deben ser marido y
mujer, en la ordinaria puede haber cualquier número de comuneros, sin ningún vínculo familiar.
Los conyugues no pueden disponer libremente de sus bienes comunes (a menos que se disuelva
por la ley); los comuneros ordinarios si.
La comunidad de gananciales se disuelve al fallecer uno de los conyugues; la ordinaria no, pues los
derechos del comunero fallecido pasan a sus herederos.
La ley señala en forma taxativa las causas disolución de dicha comunidad y por tratarse de una
materia de orden público, cualquier pacto o comienzo en contrario es absolutamente nulo (Art
173 C.C).
Ausencia declarada de una de los conyugues: la simple no presencia de uno de los esposo, no
determina la disolución de la comunidad de gananciales; tampoco produce este efecto la ausencia,
meramente presunta. Es indispensable que exista sentencia firme de declaración de ausencia (Art.
421 y sig. C.C.). Ahora bien, a suceder tal cosa, automáticamente termina el régimen de la
comunidad, aunque la decisión aludida no lo señale así de manera expresa.
De ese cambio en la posición jurídica de las partes respecto de los bienes comunes, deriva una
serie de consecuencias, entre las cuales debemos destacar:
a. El producto del trabajo, profesión, industria, oficio o arte de cada uno de los conyugues o ex
conyugues, pertenece en exclusividad a quien lo obtiene, a partir de la fecha de la disolución de la
comunidad (ya no es común).
b. Desparece la comunidad cobre los frutos, rentas e intereses procedentes de los bienes propios
de cada esposo o ex esposo, devengados o producidos desde la fecha de extinción del régimen de
comunidad.
c. Cesan los derechos del marido y de la mujer, respectivamente, de administrar los bienes
comunes que antes se encontraban confiados a su gestión, de acuerdo con las previsiones de los
artículos 168 al 172 C.C.
d. Una vez extinguida la comunidad de gananciales, cada conyugue o ex conyugue se hace único
propietario de los bienes que adquieran.
e. La situación de comunidad ordinaria que surge entre los esposos o ex esposo, (o sus herederos)
al disolverse la comunidad de gananciales, no puede afectar a terceros extraños.
Acabamos de indicar que disuelta la comunidad conyugal de gananciales, los esposos o los ex
esposos o (sus herederos respectivos) quedan en situación de copropiedad ordinaria respecto de
los bienes comunes. En tal estado pueden continuar todo el tiempo que deseen, pero más tarde o
más temprano habría que proceder a la liquidación respectiva.