Está en la página 1de 3

TEXTO ÚNICO DE PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS (TUPA)

CONCEPTO

El TUPA es el Texto Único de Procedimientos Administrativos, que se debe de aprobar cada dos
años obligatoriamente.

El TUPA es un texto de la administración que sirve como guía de acción de todas las actividades
inherentes a una determinada entidad con o sin personería jurídica (o sea organismo u órgano,
respectivamente). Por tanto, no es de naturaleza normativa o reglaria, sino de administración, por
lo que no podrá variar restringir válidamente ningún alcance propiamente normativo reglario
constitucional, legal o reglamentario bajo ninguna circunstancia. Si lo hace primarán las
disposiciones de mayor o igual jerarquía.

OBJETIVO DEL TUPA

Sin lugar a dudas el objetivo principal del TUPA es que cada administrado sepa, que tipo de
trámites se hacen en cada institución, que requisitos son exigidos para la realización completa de
cada trámite la indicación y el monto de los pagos por concepto de derecho de trámite.

Así como también contar con un instrumento que permita unificar, reducir y simplificar de
preferencia todos los procedimientos (trámites) que permita proporcionar óptimos servicios al
usuario.

APROBACIÓN DEL TUPA

Se aprueba por Resolución Jefatural de Jefatura Nacional que es nuestra norma interna de mayor
jerarquía.

ALGUNOS CONCEPTOS CONTENIDOS EN EL TUPA

Concepto de acto administrativo.- Son actos administrativos, las declaraciones de las entidades
que, en el marco de normas de derecho público, están destinadas a producir efectos jurídicos
sobre los intereses, obligaciones o derechos de los administrados dentro de una situación
concreta.

No son Actos Administrativos:

Los actos de administración interna de las entidades destinados a organizar o hacer funcionar sus
propias actividades o servicios. Estos actos son regulados por cada entidad, con sujeción a las
disposiciones del Título Preliminar de esta Ley y de aquellas normas que expresamente así lo
establezcan.

Calificación o aprobación automática.- Son procedimientos que no requieren evaluación previa,


sólo se ajusta el trámite en exigir al administrado los requisitos establecidos, sólo los formalidades.
En este tipo de procedimiento no se establecen los recursos impugnativos oponibles.

En este tipo de procedimientos, la solicitud es considerada aprobada desde el mismo momento de


su presentación ante la autoridad competente para conocer, siempre que cumpla con los
requisitos y entregue la documentación completa, exigidos en el TUPA de la entidad.
REDACCIÓN OSCURA Y REDACCIÓN VAGA (vaguedad léxica)

La ambigüedad y la vaguedad se parecen en que ambas son muestras de lenguaje impreciso. Sin
embargo, hay una diferencia entre ellas. Palabra o expresión ambigua es la que tiene más de un
significado. Palabra o expresión vaga es aquella cuyo significado no es claro. El lenguaje ambiguo
nos enfrenta a varios significados, entre los que no es fácil determinar el correcto. La vaguedad
nos enfrenta con la tarea de ir en búsqueda del significado. La frase “¡Ese libro es tremendo!”,
sería ambigua. “¡Qué libro!… ”, Sería vaga.

La ambigüedad se debe a veces a la falta de un contexto conocido. Pero una vez establecido éste,
el significado se hace claro (“Le entregó la carta” es una expresión ambigua hasta que sabemos
que es el cartero el que realiza la acción y no el mozo del restaurante). Distinto es el caso de las
palabras vagas, algunas de las cuales son siempre vagas, independientemente del contexto en el
cual se encuentran, porque su significado no es solamente indeterminado sino indefinido.

Por ejemplo la definición de la palabra “rico”, no establece cuánto dinero o bienes debe tener una
persona para ser calificada correctamente como una persona rica)

En muchos casos la vaguedad no se debe a la falta de claridad de la palabra o expresión, sino al


uso que ha tenido en diferentes épocas “finas”, “elegantes”, “grandes”. Otras palabras son vagas
porque han ido adquiriendo muchos significados, por lo que han perdido la precisión que una vez
tuvieron (“arte”, “democracia”, “progreso”, “cultura”). Finalmente existen algunas palabras que
son a la vez ambiguas y vagas, como por ejemplo “artista”.

VAGUEDAD.

(La) falta de precisión en el significado (designación) de una palabra se llama vaguedad: una
palabra es vaga en la medida en que hay casos en los que su aplicabilidad es dudosa; o, por decirlo
en términos lógico-matemáticos, no es decidible sobre la base de los datos preexistentes, y sólo
puede resolverse a partir de una decisión lingüística adicional. Si nos proponemos hacer una lista
de palabras vagas, probablemente tardaremos mucho: como la piedra de toque de la vaguedad
consiste en imaginar algún caso dudoso y la imaginación es inagotable, veremos que
prácticamente todas las palabras son vagas en alguna medida.

Tomemos como ejemplo:

Una palabra bien conocida, como “libro”, que se refiere (más o menos, y aquí está la dificultad) a
un conjunto de muchas hojas impresas, encuadernadas juntas y con cubierta. Y empecemos a
imaginar problemas:

a) ¿Muchas hojas? ¿Cuántas? Un conjunto de dos hojas no sería llamado libro, pero, claro está,
dos hojas no son muchas. ¿Cinco hojas, entonces? ¿Diez? Doscientas hojas pueden hacer un libro.
¿Y ciento cincuenta, ochenta, sesenta? Un conjunto de cincuenta hojas ¿es un libro o un folleto? Si
es un folleto, ¿qué tal si suponemos cincuenta y cinco? Aquí llegaremos inexorablemente a algún
número que nos parezca dudoso.

b) ¿Impresas? En la Edad Media había libros escritos a mano. Claro que ésta también es una forma
de imprimir, en sentido amplio. ¿Y si es perforado en sistema Braile para ciegos? ¿O sino todas las
hojas están escritas, sino sólo la mitad? Además, ¿no existen también libros en blanco, donde las
hojas están dispuestas para ser llenadas por su dueño con un diario personal, por ejemplo?
c) ¿Encuadernadas? Esto no quiere decir necesariamente cosidas: hay libros en los que las hojas
van unidas con ganchos. Un conjunto de trescientas hojas con una perforación en la esquina y
unidas por un simple alambre ¿sería un libro? ¿Y si las hojas estuviesen sueltas, pero debidamente
numeradas y contenidas en un estuche de cuero con el nombre de la obra en la cubierta?

d) El requisito de llevar cubierta da lugar para reflexiones semejantes, que dejaremos al lector
imaginar por su cuenta.

AMBIGÜEDAD.

Si la designación de las palabras suele resultar insuficiente en gran número de casos, la situación
se complica cuando una palabra tiene dos o más designaciones. La condición de una palabra con
más de un significado se llama polisemia o, más comúnmente ambigüedad. “Vela”,

Por ejemplo:

Se puede designar un cilindro de cera con un pabilo en su interior que sirve para iluminar, un
lienzo que se ata al mástil de una nave para aprovechar la fuerza del viento, o bien la actitud de
alguien que cuida a una persona o cosa durante la noche.

Desde luego, la ambigüedad de una palabra no constituye una vacuna contra la vaguedad, sino
que tiende a multiplicarla. Una palabra ambigua puede ser vaga (y generalmente lo es) en cada
una de sus distintas acepciones.

En el ejemplo ya apuntado, podríamos dudar sobre si una camisa, amarrada por un náufrago al
mástil de su improvisada balsa, es una vela; o si un cirio, habida cuenta de su gran tamaño, puede
ser llamado vela; o si corresponde decir que pasó la noche en vela un juerguista que llega a su casa
a las nueve de la mañana, borracho y con una media de mujer colgando de un bolsillo.

También podría gustarte