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Impugnación del Auto de Sobreseimiento: opinión del

Fiscal Superior como requisito de procedibilidad y


facultades del actor civil

POR
ROBERTO CARLOS REYNALDI ROMÁN
 
 -
FEBRERO 6, 2017

Sumario: I. La confusión de la Corte Suprema; II. Primera doctrina: la posición del Fiscal
Superior en audiencia; III. Segunda doctrina: legitimidad del actor civil para apelar la
decisión de Sobreseimiento

I. La confusión de la Corte Suprema

En la Casación 187-2016 Lima, la Sala Penal Permanente de la Corte


Suprema fijó como doctrina jurisprudencial dos supuestos: I) Ante un
auto de sobreseimiento de primera instancia, contrario al requerimiento
de acusación, es el requerimiento del Fiscal Superior que predomina, en
virtud al principio acusatorio y de jerarquía en la función fiscal, no siendo
requisito que el requerimiento del Fiscal Provincial sea también por
sobreseimiento, y; II) La ausencia de oposición del actor civil al
requerimiento de sobreseimiento, al no constituir un requisito, no impide
que recurra en apelación.

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proceso común en la excepción».

Tal razonamiento sin embargo, resulta contrario a los principios de


legalidad procesal, congruencia recursal, derecho a la tutela procesal
efectiva y condiciones de ejercicio válido de la acción. Al parecer, la
Suprema entendió todo al revés, lo cual no implicaría mayor incidencia
que la de una decisión casatoria recaída en un caso concreto, sino fuera,
por la [cada vez más] impulsiva tendencia a establecer como precedente
vinculante o doctrina jurisprudencial, todos los casos que le son
sometidos a su conocimiento.
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II. Primera doctrina: la posición del Fiscal Superior en audiencia

En cuanto a la primera doctrina, la Suprema Corte, ha establecido que, en


atención al principio de jerarquía, la opinión del Fiscal Superior en
audiencia de apelación de auto de sobreseimiento, prima sobre cualquier
discrepancia del Fiscal Provincial [de darse el caso] y resulta vinculante
para el Tribunal de Apelaciones. Sin embargo, tal posición no obedece a
ningún desarrollo interpretativo, ni sucede a alguna justificación
argumentativa por parte del Tribunal Supremo. Parece más una opinión
intuitiva, ya que no sigue un orden sistemático de aplicación normativa, ni
discierne sobre las instituciones jurídicas comprometidas. Ergo, la Corte
decidió únicamente por “sentido común”, circunstancia que prima
facie no implica ilegitimidad, pero puede abrir paso a la arbitrariedad,
cuando se desconocen principios y derechos procesales, como veremos
más adelante. Es por ello, que la exigencia al máximo Tribunal de justicia
de un país, respecto de la justificación de sus decisiones, es mayor, y
más aún, cuando se atreve a construir doctrina jurisprudencial, que
vincula a las demás cortes de la Nación.

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audiencia, motivación y elementos de la prisión preventiva .

Comenzando, no se trata de un problema de jerarquía [como principio


que rige las decisiones del Ministerio Público], ni mucho menos del
carácter vinculante del dictamen del Fiscal Superior, como parece asumir
sin más la Corte Suprema. Se trata más bien [siendo muy enfático], de
resolver un recurso de apelación interpuesto por el agraviado o actor civil,
dependiendo del caso. Para ser más preciso [y más enfático aún], se trata
de responder los agravios invocados por la parte legitimada para
interponer el recurso de apelación. Y la pregunta es ¿En qué momento, se
legitimó la exigencia de la opinión o dictamen del Fiscal Superior en
audiencia de apelación, para poder resolver el recurso? ¿Cuál es el
conducto jurídico–procesal que establece como requisito de
procedibilidad vinculante para el Tribunal, una pretensión [introducida en
audiencia] del Fiscal Superior, respecto de la conformidad o
disconformidad, con la decisión de sobreseimiento?

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Veamos, el Juez puede decidir por el sobreseimiento de la causa, en los


siguientes supuestos: 1) Fundando el requerimiento fiscal de
sobreseimiento; 2) Fundando el requerimiento del imputado, ante una
pretensión acusatoria y; 3) Fundando de oficio un sobreseimiento, ante
causal manifiesta.

En el primer supuesto, esto es, cuando el sobreseimiento lo pide el Fiscal


Provincial, y la decisión es apelada por el agraviado o actor civil
[legitimidad que éste último no tiene, como se verá más adelante], el
Fiscal Superior no es parte recurrente ni recurrida, por lo que su posición
en audiencia de apelación [si es que asume una], no puede vincular al
Tribunal revisor, ello por cuanto, se estaría permitiendo que por primera
vez y de forma sorpresiva [en audiencia], se introduzca una pretensión
oral y procesalmente atípica, por parte de sujeto no legitimado, el cual ha
sido emplazado para la audiencia, sin ser portador de una pretensión
válida. Permitir o [peor aún] exigir una pretensión vinculante por parte del
Fiscal Superior, implica descargar el contenido de la decisión a favor del
Ministerio Público, cuando lo que se exige es la respuesta por parte del
Juez. Con tal proceder [no previsto legalmente], el Juez de apelaciones
estaría dejando de administrar justicia u otorgar tutela a la parte apelante,
infringiendo lo previsto en el artículo 139.3 de la Constitución Política,
pues no respondería a los agravios invocados por la parte legitimada,
sino que siempre estaría vinculado a la posición fiscal. En resumen, una
práctica de tal naturaleza, implica una sustracción a la resolución del
contenido de la apelación, o lo que es lo mismo, no responde a los
agravios invocados por la parte, delegando [si cabe el término] tal tarea al
Fiscal Superior.

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En el segundo y tercer supuestos, cuando el Fiscal Provincial formula
acusación y el Juez sobresee la causa de oficio o a petición de parte,
pueden presentarse dos situaciones: La primera, que el Fiscal apele la
decisión judicial y la segunda, que se conforme con tal decisión de
archivo [situación que se presentó en la Casación en comento]. En el
primer caso, resulta evidente que el Fiscal Superior, actuará en audiencia
de apelación, siendo portador de una pretensión válida, por lo que
buscará la revocación de la decisión inicial; sin embargo, cuando el Fiscal
Provincial no apela la decisión, sucede lo mismo que en el primer
supuesto ya desarrollado, esto es, que el Fiscal Superior no tiene
pretensión y, de adoptar una posición en audiencia, únicamente servirá
como argumento que podrá tener en cuenta el Tribunal revisor, como
consecuencia del debate contradictorio, pero jamás como un dictamen
vinculante que reemplaza la resolución, la cual que debe responder los
agravios expresados en la apelación.

El legitimar [de forma irregular por cierto] un dictamen oral vinculante, por
parte del Fiscal Superior [quien ha llegado a la audiencia de apelación sin
ninguna pretensión], vacía de contenido, la naturaleza del recurso de
apelación [por parte del fiscal provincial]. En efecto, ya resulta irrelevante
si la decisión de sobreseimiento, es impugnada o no por el titular de la
acción penal, lo importante es que llegue a revisión del tribunal de
apelaciones, por cualquier vía, para que la decisión sobre la continuación
del proceso, se encomiende al Fiscal Superior. Luego, es indiferente el
recurso fiscal.

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Con tal proceder, se trasgrede igualmente el principio de congruencia


recursal, pues los agravios deben estar contenidos en la apelación
interpuesta, los mismos que deben ser objeto de debate y merecedores
de una respuesta [positiva o negativa]. El Tribunal de Apelaciones, no
puede sustraerse a otorgar tutela, descargando la responsabilidad a lo
opinado en audiencia por el Fiscal Superior o, lo que es lo mismo,
delegando la facultad de la decisión al Ministerio Público.
Al parecer, lo que la Suprema Corte quiere establecer, es un trámite de
forzamiento de la acusación por analogía, el cual está previsto en el
artículo 346 del NCPP. Sin embargo, la Constitución Política [art. 139.3]
prohíbe apartarse del procedimiento pre-establecido o crear
procedimientos distintos a los legalmente previstos. En efecto, la figura
del forzamiento de la acusación, implica la discrepancia judicial con el
contenido del requerimiento, siendo el Juez de Investigación
Preparatoria, quien luego del debate en etapa intermedia, quien tiene que
emitir resolución, dando razones para discrepar del requerimiento de
archivo, dando paso a la disposición del Fiscal Superior.

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El punto es que el Juez debe resolver el recurso planteado y responder


los agravios invocados, y no distraer su atención, en lo opinado por el
Fiscal Superior, para sustraerse de la resolución de la controversia,
señalando que el Fiscal es quien decide sobre la continuación del
proceso; invocando para ello [de forma falaz por cierto], argumentos
sobre la vigencia del principio acusatorio, titularidad de ejercicio de la
acción penal o peor aún, de jerarquía funcional. Tal procedimiento no
está previsto legalmente, mientras que la Constitución obliga al Juez a
otorgar tutela procesal efectiva a quien plantea una pretensión.

Peor aún, resulta lo decidido por la Corte Suprema en la Casación Nº 413-


2014 Lambayeque, al establecer que ante la revisión de una sentencia
absolutoria, cuando el único impugnante sea el actor civil, debe
verificarse la conformidad en audiencia del Fiscal Superior, circunstancia
que impide al Tribunal revisar el fondo del asunto y no tiene otra opción,
que confirmar la absolución [F.J. 21 a 23].

Tal decisión no sólo es equivocada, sino incluso prevaricante. En efecto,


la Corte ha establecido que la Sala Penal de Apelaciones no puede
otorgar tutela, cuando el Fiscal Superior no manifiesta disconformidad
con la sentencia absolutoria, o lo que es lo mismo, ha establecido como
requisito de procedibilidad, para resolver la apelación, la opinión,
dictamen o posición discrepantes del Fiscal Superior en audiencia. Sin
embargo, de conformidad con lo previsto en el artículo 407 del NCPP, el
ámbito del recurso que corresponde al actor civil, no tiene ninguna
implicancia en la pretensión del Ministerio Público.

En efecto, de acuerdo a lo previsto en el artículo 11 del NCPP, cuando el


agraviado se constituye en actor civil, cesa la legitimidad del Ministerio
Público para intervenir en el objeto civil del proceso. Si ello es así ¿qué
razonamiento le da autoridad a la Corte Suprema, para establecer que la
posición del Fiscal Superior en audiencia, se constituye en una valla
procesal que se debe superar, para atender los agravios de quien
legítimamente persigue el objeto civil del proceso? Es evidente la
confusión en la que incurre la Suprema, cuando establece requisitos de
procedibilidad no previstos, se aparta del procedimiento legalmente
establecido y finalmente, desconoce las condiciones de legitimidad e
interés para obrar que están claramente definidas por la Ley.

Lo propio sucede con el auto de sobreseimiento, siendo que si el actor


civil interpone el recurso, y sólo puede perseguir el objeto civil por
mandato de la norma, la pregunta es ¿porqué la opinión en audiencia del
Fiscal Superior, impide el pronunciamiento sobre el objeto de apelación?
Recuérdese que, de conformidad con el artículo 12.3 NCPP, tanto el
sobreseimiento como la sentencia absolutoria, no impiden el al Juez,
pronunciarse sobre el objeto civil.

Nótese entonces, que no se trata de un problema de doble conformidad


fiscal [que sólo está pensando pata el forzamiento de la acusación], ni de
un principio de jerarquía, ni menos de la vigencia del principio acusatorio.
Se trata más bien, de la vigencia del principio constitucional, de tutela
procesal efectiva, o de la obligación que tiene el Juez de dar respuesta a
los agravios invocados por las partes legitimadas.

III. Segunda doctrina: legitimidad del actor civil para apelar la decisión de
Sobreseimiento

En lo que se refiere a la segunda doctrina, señala la Corte que “La


ausencia de oposición del actor civil al requerimiento de sobreseimiento,
al no constituir un requisito, no impide que recurra en apelación”. La
cuestión aquí, pasa más por entender, cómo es que el actor civil puede
recurrir del objeto penal, cuando está impedido de hacerlo de
conformidad con el artículo 407 del NCPP. Me explico, cuando hay actor
civil constituido, el Ministerio Público, únicamente podría pedir el
sobreseimiento respecto del extremo penal, pues el ejercicio de la acción
civil, le corresponde únicamente al primero.

En principio, la constitución del agraviado en actor civil, le otorga


legitimidad para perseguir la reparación civil, ante el Juez penal. Ello
implica, que es el actor civil, quien tiene que formular su pretensión y sólo
puede impugnar la decisión judicial que rechaza el objeto civil. Al
respecto, el artículo 12.3 NCPP, es claro al establecer que: “la sentencia
absolutoria o el auto de sobreseimiento no impedirá al órgano
jurisdiccional pronunciarse sobre la acción civil derivada del hecho
punible válidamente ejercida, cuando proceda”.

La pregunta es entonces ¿a quién le corresponde ejercitar acción civil? o


¿quién es el titular de la acción civil en el proceso penal? De conformidad
con el artículo 11 del NCPP, la titularidad de la acción civil, le corresponde
al Fiscal, mientras el agraviado no se constituya en actor civil,
circunstancia que de presentarse, cesa la legitimidad del Ministerio
Público en este extremo. Ergo, en los casos en los que haya actor civil
constituido, corresponde a éste entablar demanda ante el Juez Penal,
pretendiendo el resarcimiento del daño, derivado del delito. De tal forma,
que las decisiones judiciales que recaigan en su pretensión, como actor
autónomo y diferenciado del Ministerio Público, son pasibles del recurso
que corresponda, por parte del actor civil, como sujeto legitimado.

La pregunta es entonces ¿qué relevancia tiene la oposición o no, del actor


civil respecto del requerimiento de sobreseimiento del Fiscal? Debe
establecerse con nitidez, que si el actor civil no formula su pretensión
resarcitoria, no se manifiesta ejercicio válido de la acción civil, siendo que
dicha circunstancia, jamás legitimaría al actor civil, para recurrir la
decisión sobre el objeto penal, del cual ha sido requerido su
sobreseimiento.
Desarrollemos esto. Una vez que el agraviado es constituido en actor civil
[en forma y oportunidad], adquiere la legitimidad del ejercicio de la acción
civil, por lo que como tal, le corresponde en la etapa intermedia, presentar
su demanda de indemnización, tal como el Fiscal formula su acusación,
respecto del objeto penal. Ello implica, que dicha demanda, también
tendrá que ser puesta en conocimiento de los demás sujetos procesales,
para que realicen las observaciones y requerimientos que correspondan.
Sólo así, se puede evidenciar un ejercicio legítimo de la acción civil.

Ahora bien, si respecto del objeto penal, el Fiscal solicita el


sobreseimiento de la causa, tal decisión, no tiene implicancia ni injerencia
respecto de la acción civil ejercitada, la cual merece una respuesta por el
Juez, sea esta favorable o desfavorable para el actor. Continuando, si el
Juez de Investigación Preparatoria, funda el requerimiento del Fiscal y
archiva el caso, el actor civil, no puede recurrir tal decisión, pues de
conformidad con el artículo 407 NCPP, sólo está legitimado para recurrir
el objeto civil. Ello no implica, ausencia de tutela para el actor civil, pues
respecto de su pretensión válidamente ejercida, siempre obtendrá una
respuesta por parte del Juez. Finalmente, de no haber interpuesto la
demanda correspondiente, no habrá ejercicio válido de la acción civil, lo
que no impide que siga un proceso extrapenal.

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