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HONORABLE MAGISTRADO

JULIÁN HERNANDO RODRÍGUEZ PINZÓN


SALA DE DECISIÓN PENAL
TRIBUNAL SUPERIOR DE BOGOTÁ
CIUDAD

REF.: RAD. 2023-03391


RESPUESTA ACCIÓN DE TUTELA.

JAIME ENRIQUE GRANADOS PEÑA, en mi condición de defensor principal del


doctor ÁLVARO URIBE VÉLEZ, dentro del radicado 11001600010220200027600,
acudo, con el acostumbrado respeto, ante la Honorable Sala, a fin de
pronunciarme respecto de la acción de tutela promovida por IVÁN CEPEDA
CASTRO en contra de la Fiscalía Décima Delegada, ante la Corte Suprema
de Justicia, por considerar que se está vulnerando el debido proceso y los
derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación.

I. CONSIDERACIONES

Honorables Magistrados, de antemano y con el respeto acostumbrado,


solicito que se NIEGUE el amparo solicitado, lo anterior por las siguientes
razones:

1. Ha sido constante, en este asunto, la intención del accionante de que mí


representado sea acusado. Ello, en principio y conforme al rol que
desempeña la alegada víctima, no es reprochable ni ilegítimo. Sin
embargo, tal aspiración, en el presente asunto ha llevado a que se
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pretenda desconocer los aspectos más básicos del sistema acusatorio,
queriendo trasladar, así, competencias al Juez de Tutela para que defina
aspectos propios de la Fiscalía y del Juez de Conocimiento.

En efecto, del propio texto de su solicitud de amparo, se evidencia como


en el pasado el accionante pretendió que, vía acción de tutela, se
ordenara a la Fiscalía General de la Nación presentar escrito de
acusación en contra del doctor ÁLVARO URIBE VÉLEZ.

Tan particular tesis, como se reconoce por el accionante, fue rechazada


contundentemente en fallos de tutela proferidos por este Tribunal y por
la Sala de Casación Penal, quienes le aclararon al accionante que, por
mandato constitucional, una decisión de esa naturaleza sólo le compete
a la Fiscalía General de la Nación.

Dicha postura, ante el pedimento de otra de las alegadas víctimas, el


doctor EDUARDO MONTEALEGRE LYNNET, fue mantenida por este Tribunal
mediante la decisión de segunda instancia del 29 de septiembre de 2023,
en donde se indicó:

“b. En todo caso, como ya se explicó en una tutela de


este mismo caso, declarada improcedente por
incumplimiento de requisitos de viabilidad y confirmada

íntegramente por la Corte Suprema557, un juez no


puede ordenarle a la Fiscalía acusar. Se trataría de una
inaceptable intromisión en los roles que cada parte
asume en el sistema procesal penal
colombiano.”(Énfasis suplido)

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No obstante lo anterior, ahora el accionante pretende que, indirectamente
y también por la vía de la tutela, se termine por forzar al nuevo Fiscal del
caso pare que, sí o sí, acuse al doctor ÁLVARO URIBE VÉLEZ.

Tal planteamiento, que no sólo desconoce la esencia del sistema


acusatorio, parte del equívoco de considerar, como lo estima el
accionante, que un Fiscal debe proceder a acusar en caso de que el Juez
de Conocimiento niegue una o varias solicitudes de preclusión.

Por ello, no podemos llamarnos a engaños, si bien la pretensión se enfoca


en impedir que el nuevo Fiscal pueda adelantar nuevos actos de
investigación, dentro del término establecido en el artículo, en realidad lo
que se persigue es que fuerce una acusación. Así, sin sonrojo, lo reconoce
el accionante:

“Sin embargo, mediante el ejercicio de esta acción no


pretendo que el juez de tutela le ordene a la Fiscalía
Décima Delegada ante la Corte Suprema de Justicia
que presente escrito de acusación, porque al final de
cuentas es esa la obligación de la Fiscalía General de la
Nación, si los jueces le niegan las preclusiones
solicitadas.” (Énfasis suplido)

Por ello, lo pretendido por el accionantes es que el Juez de Tutela lleve al


Fiscal a un escenario -sin salida- en donde su único camino sea acusar.
Me explico: si se ordena por el Juez de Tutela que la Fiscalía no es
competente para seguir adelantando labores de investigación de facto
le están impidiendo superar los vacíos probatorios existentes y, por ende,

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le están negando la posibilidad de que pueda volver a pedir la
preclusión, si así lo estima procedente, ya que bastaría indicar que la
situación probatoria del caso no ha variado, en nada, siendo en ese
escenario, al que aspira el accionante, imposible postular la preclusión.

2. En realidad, Honorables Magistrados, en este caso no existe ninguna


vulneración al debido proceso, ni al principio de legalidad, ni hay
irrespeto a las formas propias del proceso penal. Lo que realmente se
presenta es una visión amañada de la norma y de lo dispuesto en algunos
fallos judiciales precedentes.

Así, el cuestionamiento del accionante se resume en que,


supuestamente, el Fiscal Décimo Delegado ante la Corte Suprema de
Justicia se está arrogando el término de (90) noventa días dispuesto en el
artículo 294 de la Ley 906 de 2004, a pesar de que este sólo opera en una
ocasión y ya fue cubierto cuando la actuación fue de conocimiento del
Fiscal Tercero Delegado ante la Corte Suprema de Justicia. Tal postura,
sin embargo, es equivocada. Veamos:

Lo primero que debe decirse es que el artículo 294 dispone lo siguiente:

“Vencido el término previsto en el artículo 175 el fiscal


deberá solicitar la preclusión o formular la acusación
ante el juez de conocimiento.

De no hacerlo, perderá competencia para seguir


actuando de lo cual informará inmediatamente a su
respectivo superior.

En este evento el superior designará un nuevo fiscal


quien deberá adoptar la decisión que corresponda en
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el término de sesenta (60) días, contados a partir del
momento en que se le asigne el caso. El término será de
noventa (90) días cuando se presente concurso de
delitos, o cuando sean tres o más los imputados o
cuando el juzgamiento de alguno de los delitos sea de
competencia de los jueces penales del circuito
especializado.

Vencido el plazo, si la situación permanece sin definición


el imputado quedará en libertad inmediata, y la defensa
o el Ministerio Público solicitarán la preclusión al Juez de
Conocimiento.”

Como puede verse, esta norma tiene la siguiente estructura:

• El artículo 175 establece que la Fiscalía tiene un primer término para


solicitar la acusación o la preclusión.

• Si se vence el término del artículo 175, sin que el Fiscal presente escrito
de acusación o solicite la preclusión, el Fiscal a cargo del caso pierde
la competencia y se debe designar un nuevo Fiscal.

• Una vez designado, el nuevo Fiscal a cargo cuenta con un segundo


término, de 60 o 90 días, según sea el caso para definir si presenta
acusación o solicita la preclusión.

• Si se vence este segundo término sin que el Fiscal haya tomado una
decisión de acusar o de solicitar la preclusión, el imputado queda en
libertad y tanto la Defensa, como el Ministerio Público, quedan
habilitados para pedir la preclusión.

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En ese orden de ideas, es claro que los términos establecidos en los artículos
175 y 294, son para que el Fiscal decida entre presentar el escrito de
acusación o solicitar la preclusión.

Debe entonces, precisarse que dichas normas NO regulan lo concerniente


al caso que, dentro de dichos términos, la Fiscalía solicite la preclusión ante
el Juez de Conocimiento y éste decida negarla.

Efectivamente, lo que sanciona el artículo 294 es una actitud omisiva por


parte del Fiscal, frente a dos posiciones que son de su resorte exclusivo:
acusar o solicitar la preclusión.

Ahora bien, cabe preguntarse ¿qué sucede si un Fiscal cumple con su deber
y solicita la preclusión, pero esta es negada por el Juez de Conocimiento?,
y qué sucede si esto sucede dos, o más, veces?. Significa ello, como lo
plantea el accionante, que la Fiscalía pierda capacidad investigativa?

Sin duda, si se hace una lectura sistemática de las normas concretas, de los
principios rectores y de los precedentes judiciales, es claro que NO le asiste
razón al accionante por las siguientes razones:

En primer término, porque la Fiscalía se debe ceñir al principio de objetividad


y tiene una misión, constitucional, en procura del establecimiento de la
verdad de los hechos denunciados.

En tal virtud, basta remitirse a los profundos argumentos dados por la Sala de
decisión Penal de este Tribunal, en fallo de tutela del 22 de mayo de 2022,
en donde se expone como precisamente estos deberes derivados de los
principios rectores del Código de Procedimiento Penal y de la propia
Constitución, impiden negarle a la Fiscalía desarrollar su trabajo, más aún

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cuando la preclusión es negada por encontrarse aspectos pendientes por
ser corroborados:

“Por tanto, la fiscalía, en pleno uso de las facultades que


le confieren la Constitución y ley, y en el estado en el que
se encuentra el proceso, no solo está habilitada para
continuar la investigación, sino que, con ocasión de los
reproches destacados por la misma juez, y en virtud del
principio de objetividad, surge como un categórico
imperativo esclarecer los hechos atribuidos.

(…)

Pero, además, una interpretación como la que se


sugiere en la acción promovida podría sacrificar,
precisamente, los derechos de las víctimas a la
reparación, a la justicia y, especialmente a la verdad. En
efecto, lo que se propone es que, ante una investigación
deficiente, como lo catalogó la juez del circuito, el fiscal

deba acusar. Esto podría resultar paradójico21.” (Énfasis


suplido)

Entonces, nótese como esta Corporación no descarta la posibilidad de


adelantar actuación investigativa, con posterioridad a una decisión que
niega la preclusión, más aún considera que ello es lo procedente cuando
se trata de casos de investigación deficiente o inconclusa.

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Ahora bien, en ese mismo fallo, el Tribunal, analizó lo concerniente al término
que podría emplear la Fiscalía para desarrollar estas labores de verificación,
posteriores a la negativa de la preclusión.

Así, con acierto, el Tribunal destaca que, en todo caso, la actuación


investigativa de la Fiscalía no puede ser indefinida y por ello, dado a que en
el caso concreto se había presentado cambio de Fiscal, aplicó
analógicamente el término establecido en el inciso tercero del artículo 294:

“6.19. Por otro lado, se cuestionan los términos que la


Fiscalía estaría empleando para tal finalidad. Sin
embargo, en opinión de esta Sala, dado el cambio de
fiscal deben operar los términos del artículo 294 de la Ley
906 de 2004, esto es, que cuenta con 90 días en el
presente caso para adoptar la decisión que en derecho
corresponda, a partir de la designación, por tanto,
tampoco habría lugar a perjuicio irremediable por
dilaciones injustificadas.

(…)

Por tanto, la interesante interpretación propuesta por los


accionantes podría conducir, al final, a la negación del
esclarecimiento de estos hechos en los que, por cierto,
las víctimas también pueden contribuir, por iniciativa

propia, como lo ha explicado la jurisprudencia30. De ahí


que la solución propuesta por la sala, de interpretar de
forma axiológica el artículo 294 podría resultar
congruente con el mandato de la obtención de la

verdad31.

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(…)

Sin embargo, esta etapa procesal no puede quedar sin


término establecido. Por lo cual, con fundamento en el
artículo 294 del Código de Procedimiento Penal, se
exhortará a la Fiscalía para que, en un plazo no mayor a
noventa (90) días contados desde que el Fiscal Tercero
Delegado ante la Corte Suprema recibió el caso,
determine si solicitará preclusión o radicará escrito de
acusación en contra de ÁLVARO URIBE VÉLEZ, todo bajo
el principio de objetividad ya mencionado y sin que se
entienda que tal alternativa esté sujeta a cualquier tipo
de arbitrariedad.” (Énfasis suplido)

3. No le asiste razón al accionante cuando afirma, sesgadamente, que ese


término de 90 días se concedió por una única vez y que, por ende, el
Fiscal Décimo se está arrogando un término al que, supuestamente, no
tiene derecho.

Efectivamente, el accionante echa de menos que el término de 90 días,


sugerido vía exhorto, tenía como finalidad que el Fiscal Tercero Delegado
ante la Corte Suprema de Justicia determinara si presentaba acusación
o solicitaba preclusión, cuestión que, valga decir, fue cumplida por ese
funcionario dentro de dicho marco temporal.

Empero, lo dicho en el respectivo fallo de tutela no impone, como lo


desea el accionante, que la Fiscalía General de la Nación no pueda
desplegar actos de investigación posteriores en caso de que la
preclusión, como en efecto sucedió, fuera negada nuevamente.

Lo anterior, ya que:

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• Ello no se desprende del sentido literal del fallo.

• El fallo no anticipó que la preclusión fuera negada nuevamente,


luego el término del exhorto no cobijaba lo que pudiera suceder
si tal hipótesis se daba.

• Las razones dadas por el fallo para conceder los 90 días al Fiscal
Tercero son, perfectamente, extrapolables para que el nuevo
Fiscal, quien se encuentra en una situación similar, cuente con el
mismo término.

4. La situación que se le presenta al Fiscal Décimo Delegado ante la Corte


es similar a la que motivó a que su homologo, el Fiscal Tercero, pudiera
adelantar labores investigativas en el término del inciso tercero del
artículo 294.

Efectivamente, omite el accionante poner de presente que, así como


sucedió cuando se negó la primera solicitud de preclusión, en la decisión
que definió la segunda petición de preclusión la autoridad judicial
determinó que existían, dudas, hechos no corroborados y evidencias
pendientes de obtener.

Así se desprende de la decisión de segunda instancia, proferida por esta


Corporación, el 29 de Septiembre de 2019, en donde se afirmó:

“A lo largo de la decisión se pudo observar que en todos


los eventos existen algunos vacíos probatorios que
hacen que el Tribunal no pueda llegar al nivel de
conocimiento exigido para revocar la decisión de

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primera instancia y, de esta forma, decretar la
preclusión.

(…)

5. En lo que hace referencia a la imposibilidad de


desvirtuar la presunción de inocencia, la Sala precisó
una serie de elementos demostrativos que, si así le
interesa a la Fiscalía, podrían ser obtenidos
razonablemente en pro de una labor investigativa más
completa que permita subsanar los vacíos probatorios
que sean identificados.”

Es más, nótese que el accionante, quien conoce la decisión, omitió


informar en su solicitud de amparo que de forma explícita el Tribunal
reconoció que era legítimo que, después de la decisión, la Fiscalía
pudiera continuar con su actuación investigativa:

“En todo caso, la Fiscalía podrá evaluar, dentro de su


autonomía y sus facultades constitucionales y legales, si
ha de continuar investigando, o si, por el contrario, en
algunos de los eventos pueda adoptar otra alternativa,
por ejemplo, la posibilidad de definirlos de fondo a partir
de una valoración detenida de la prueba construida en
un debate abierto, con participación de las partes y en
un escenario de plena confrontación y contradicción de
los medios de conocimiento que allí ellos presenten.”

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5. Por las razones expuestas en precedencia es claro que no hay
vulneración alguna al debido proceso, pues, la actuación que viene
adelantando el Fiscal Décimo tiene pleno respaldo en la misión
constitucional que debe cumplir, tiene aval en decisiones judiciales y es
una actuación razonable, ya que no se está desplegando de forma
excesiva, ni irracional, sino en el marco de un término perentorio, dado
por la ley para situaciones análogas.

6. Como se explicó la actuación de la Fiscalía no desconoce los derechos


de las víctimas, por el contrario, como bien lo explicó esta Corporación
en el fallo de tutela del 22 mayo de 2022, negar la posibilidad de que se
aclaren en este momento procesal, a través de la investigación, los
puntos donde existen dudas o vacíos supone la negación de los
derechos de las alegadas víctimas, particularmente el derecho a la
verdad. Más aún, si se tiene en cuenta que con posterioridad a la
presentación del escrito de acusación la Fiscalía pierde la competencia
investigativa, quedando vedada para solventar los puntos de duda que
han reconocido las autoridades judiciales.

7. No se acreditó, en la acción de tutela, que la Fiscalía esté dilatando la


actuación, pues, en su conjunto, los tres Fiscales que han asumido este
caso, bastante complejo, no han asumido actitudes omisivas, sino que
han desplegado múltiples actos de investigación conforme a: (i) los
múltiples actos no desplegados por la Sala Especial de Instrucción de la
Corte Suprema, y (ii) los vacíos o pendientes destacados por las
autoridades judiciales que negaron, en las dos ocasiones, la preclusión
solicitada.

8. No existe perjuicio irremediable, pues, el Fiscal Décimo, con


proporcionalidad, sin exceso alguno y siguiendo los lineamientos de este
Tribunal, optó responsablemente por resolver lo de su competencia en un

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término, dado por la ley, que por demás es racional si se tiene en cuenta
las características fácticas del caso (donde se incluyen siete episodios
distintos), el cúmulo excesivo de evidencia y las actividades probatorias
pendientes.

9. La afirmación sobre la supuesta estrategia dilatoria tendiente a la


prescripción de la acción penal, no deja de ser una simple, e
irresponsable, especulación por parte del accionante, sin que ningún
hecho sustente tal actuación.

Por el contrario, los tres funcionarios de la Fiscalía que han asumido el


caso, han resuelto lo de su competencia dentro de los términos legales,
siendo claro que han sido otras las causas para que las audiencias de
preclusión se prolonguen, entre otras por intervenciones excesivas y
desmedidas por parte de algunos de los intervinientes, como lo destacó
este Tribunal en la decisión del 29 de septiembre de 2023.

También, resulta desmedido asegurar que el objetivo de la Fiscalía es


presentar tantas solicitudes de preclusión, de forma sucesiva, como sean
necesarias para lograr la prescripción, pues, ello parte de una asunción
temeraria sobre lo que hará el Fiscal Décimo en el futuro, cuando éste
apenas ha indicado que examinará el caso, adelantará las labores
pendientes, para decidir si opta por acusar o si pedirá nuevamente la
preclusión.

Además, debe decirse que el término de prescripción, aún en las


equivocadas cuentas del accionante1 o en las reales, no se configuraría
mientras se surten los noventa días ni en época próxima al mismo,
quedando descartado el riesgo al que se alude.

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Si bien no es competencia del Juez de Tutela definir el momento en que prescribiría la acción penal,
pues ello le corresponde a un Juez de Conocimiento, es claro que si se hizo una equiparación entre
la indagatoria y la imputación, el término debería correr desde el momento en que se materializó la
indagatoria y no desde el pronunciamiento que equiparó ambos institutos.
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Por demás, olvida el accionante que la interrupción del término de
prescripción, que lo redujo a la mitad, fue producto de la posición de las
alegadas víctimas al promover la equivalencia de la indagatoria con la
imputación.

II.PETICIÓN

Por lo anteriormente expuesto, solicito respetuosamente a la Sala que


falle desfavorablemente las pretensiones de la presente acción de tutela,
reconociendo que no se presenta ninguna vulneración a los derechos
fundamentales invocados.

Atentamente,

JAIME ENRIQUE GRANADOS PEÑA


C.C. No. 19.439.307 de Bogotá
T.P. No. 39.927 del C. S. de la J.

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