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Cada enzima tiene una región de su superficie llamada sitio activo, donde entra y
se une a un sustrato específico. Se forma así un complejo enzima-sustrato, que es
transitorio mientras dura la reacción. En el sitio activo se produce un
debilitamiento de algunos enlaces en la molécula del sustrato por diversos
mecanismos. El sustrato experimenta un cambio químico y los productos de la
reacción se liberan de la enzima. Las enzimas, tal como los catalizadores
inorgánicos, no son afectadas permanentemente o consumidas en las reacciones
en que participan. Actúan una y otra vez en la catálisis de la misma reacción. Las
propiedades de las enzimas están estrechamente relacionadas con el hecho de
ser proteínas y de actuar como catalizadores. Como proteínas, poseen una
conformación natural más estable. En una reacción catalizada por
una enzima, esta no reacciona químicamente con las sustancias sobre las que
actúa (llamadas sustrato), ni altera el equilibrio de la reacción: solo aumenta la
velocidad con la que esta se produce.
En términos generales, podemos señalar que en una reacción catalizada por
enzimas tenemos:
Hay dos modelos sobre la forma en que el sustrato se une al sitio activo de la
enzima:
b) El modelo del ajuste inducido señala que, en algunos casos, el sitio activo
adopta la conformación idónea solo en presencia del sustrato. La unión del
sustrato al sitio activo de la enzima desencadena un cambio conformacional, que
da lugar a la formación del producto.
Velocidad de reacción
La velocidad de las reacciones enzimáticas depende de varios factores, entre
ellos: la concentración del sustrato, la temperatura, el pH del medio, y la
presencia de inhibidores.
Algunos de estos son inhibidores que mantienen a la enzima en su forma
inactiva; en cambio, otros son activadores, que dan por resultado una enzima con
un sitio funcional activo.