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Alexis Bellorín
TEMA 1
UNIFORMIDAD DE LA VIDA
Figura 1. Total de especies reconocidas por los científicos y de especies que se estima que existen pero
que aún no han sido descritas.
Figura 3. Organismos tan diferentes como un erizo de mar, un ratón y un alga marina son formados
todos por células y almacenan en un mismo tipo de molécula (ADN) la información hereditaria que
guiará la transformación de una única célula primordial de su ciclo de vida (el cigoto) en un organismo
multicelular. Modificado de Alberts et al. 2002. Molecular biology of the cell. Garland Science.
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Así, puede decirse que las ciencias biológicas como un todo son un contraste
constante de dos temas recurrentes: la asombrosa variedad en los detalles y
particularidades que muestran las especies e individuos (esto es, la ‘biodiversidad’) y,
a la vez, la asombrosa constancia que muestran en sus mecanismos fundamentales (la
‘biouniformidad’).
1. La vida tiene una estructura definida. Los seres vivos pueden ser entendidos
como ‘máquinas’ con una estructura altamente compleja y especializada que
les permite usar energía y materiales de su ambiente para realizar una suma de
funciones de síntesis y de degradación de compuestos (metabolismo) y
eventualmente producir copias de sí mismas. La unidad básica de esta
estructura son las células (Figura 4).
2. La vida tiene una química única asociada con esta estructura. La vida, tal
como la conocemos, tiene una química basada en compuestos de carbono, los
más importantes de los cuales tienen una estructura polimérica, es decir, son
moléculas grandes (polímeros) que se construyen a través de la unión de
moléculas más simples o pequeñas (monómeros; Figura 5).
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Figura 4. Tres de los niveles de organización estructural-funcional de los seres vivos: moléculas,
organelos y células. Cada nivel es altamente complejo y posee propiedades únicas.
Figura 5. Moléculas altamente complejas como el ADN (la molécula más grande y compleja que
conocemos) son polímeros, formados por la unión de muchas moléculas más pequeñas y de
propiedades más o menos similares conocidas como monómeros. Los monómeros del ADN son
los desoxirribonucleótidos.
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3. La vida se replica con alta fidelidad. Las células producen copias de las
moléculas que las constituyen y, eventualmente también producen copias de sí
mismas, con la finalidad de perpetuarse en el tiempo. Este proceso de
formación de sus moléculas constituyentes y de nuevas células se produce de
acuerdo a los lineamientos contenidos en un tipo particular de polímeros que
es capaz de almacenar información hereditaria y que es transferido
prácticamente sin cambios de una generación celular a otra (ácidos nucleicos)
(Figura 6).
Figura 6. Pingüinos emperadores (padre e hijo). Aun en las condiciones ambientales más duras, uno de
los objetivos fundamentales de los seres vivos es conseguir dejar progenie.
Figura 7. Pez dragón, un pez relacionado con los hipocampos del Pacífico, en el que la selección
natural favoreció una aletas y proyecciones en forma de algas para que el pez desapercibido de los
depredadores.
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Figura 8. Un colibrí tomando “combustible” o alimento (nectar) de una flor. ese combustible le
permitirá entre otras cosas agitar las alas con un ritmo tan rápido como lo hacen.
Las células como tales fueron descubiertas en el siglo diecisiete con los primeros
microscopios. El científico inglés Robert Hooke (1635–1703) fue el primero en darles
esta denominación, al observar cortes muy delgados de corcho a través del
microscopio y notar que este tejido vegetal estaba dividido en numerosos
compartimientos o pequeños espacios, a manera de un panal de abejas, que él llamó
‘células’ (Figura 9).
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Figura 9. Dibujos originales de Leeuwoenhoek y R. Hooke sobre células en el siglo XVII. Con
microscopios rudimentarios estos grandes descubridores mostraron que la materia viva era una materia
celular. Abajo, dibujos modernos de una célula bacteriana y de una célula vegetal.
formas de vida conocidas por lo que se considera como un hecho y una de las
características más importantes de los seres vivos.
Figura 10. Los padres de la “teoría celular”: Matthias Schleiden, Theodor Schwn y Rudolph Virchow.
Básicamente, aunque existe une enorme diversidad en los detalles, puede decirse que
todas las células poseen una misma estructura fundamental: una membrana
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Figura 11. Los dos patrones básicos de célula. En las células procariontes el material hereditario no está
encerrado en un compartimiento diferenciado o núcleo; estas células son más pequeñas y
estructuralmente más simples, sus componentes básicos son una membrana plasmática, un citoplasma,
los ribosomas y el material hereditario:. En las células eucariontes el material hereditario se encuentra
encerrado dentro de un compartimiento específico, el núcleo, rodeado por una envoltura de doble
membrana perforada por poros nucleares. Además de la membrana plasmática, citplasma, ribosomas,
núcleo y material hereditario, las células eucariontes contienen una serie de organelos de membrana,
como el retículo endoplasmático, el aparato de Golgi, las mitocondrias, entre otros.
Las células son muy diversas en cuanto a tamaño y forma. Por ejemplo, las células
más pequeñas que se conocen miden apenas 0,05 µm (esto es, 0,00005 mm), en tanto
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que las células más grandes alcanzan una decena de centímentros y son visibles a
simple vista. Existen organismos que son formados durante toda su vida por una única
célula que realiza todas sus funciones vitales. Estos organismos se conocen como
unicelulares (Figura 12). Por otra parte, existen organismos que son formados por
muchas células, que actúan de forma altamente integrada. Estos organismos se
conocen como multicelulares (Figura 13). Por ejemplo, uno de los organismos
multicelulares mejor conocidos, el ser humano, es constituido por más de 200 tipos
diferentes de células.
Figura 12. Las bacterias son organismos unicelulares, en los que cada ‘individuo’ es compuesto por
una única célula durante toda su vida. Así mismo, las bacterias son por lo general sumamente
pequeñas. La fotografía de la izquierda es una toma de la punta de un alfiler con el microscopio
electrónico de barrido. En la figura del medio se muestra una ampliación de la punta, donde se ven las
diminutas bacterias en forma de bastón (bacilos) en color amarillo. La fotografía de la derecha es una
ampliación aún mayor donde se observan las células aisladas.
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Figura 13. Los seres humanos somos organismos multicelulares, compuestos por miles de millones de
células, las cuales están altamente especializadas en funciones específicas y funcionan
coordinadamente. Las células nerviosas producen los pensamientos, la memoria, transmiten órdenes a
los músculos, etc. Las células del músculo cardíaco producen las contracciones y dilataciones del
corazón. Las células sanguíneas transportan oxígeno a los tejidos, nos protegen contra infecciones, etc.
Las células del intestino delgado absorven los nutrientes necesarios para nuestro funcionamiento y
crecimiento. Modificado de National Institute of General Medical Sciences. 2005. Inside the cell.
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Figura 14.
Figura 15.
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Figura 16.
Figura 17..
Las moléculas orgánicas se denominan de esta forma, porque se pensó por algún
tiempo que sólo podían ser producidas por los organismos vivos y que eran
gobeARNdas por leyes físicas y químicas diferentes de las que gobieARNn la materia
inanimada. Sin embargo, actualmente se sabe que muchos compuestos orgánicos
pueden ser producidos de forma no biológica (inclusive, pueden ser producidos
artificialmente en el laboratorio sin la presencia de células) y, lo más importante,
actualmente es un hecho completamente demostrado que las moléculas orgánicas y
las células como un todo están sujetas a las mismas leyes físico-químicas que
gobieARNn al mundo no viviente.
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Las moléculas orgánicas son constituidas básicamente por átomos de carbono unidos
entre sí por enlaces covalentes, junto con otros átomos, en particular hidrógeno,
oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre. Probablemente, no es por casualidad que la vida
se basa en compuestos de carbono. Por una parte, el carbono es notable entre todos los
elementos químicos por su propiedad de formar enlaces covalentes lo suficientemente
fuertes con otros átomos de carbono, produciendo cadenas largas a manera de
‘esqueletos’, las cuales pueden ser ramificadas o no ramificadas, y también con forma
de anillos. Los enlaces covalentes que unen los átomos de carbono pueden ser del tipo
simple, doble y hasta triple (Figura 18).
Figura 18. Versatilidad de enlaces del carbono. El carbono puede formar enlaces covalentes (en rojo)
simples, dobles y triples, con otros átomos de carbono o con átomos de otros elementos. Modificado de
Garret y Grisham. 1999. Biochemistry. Harcourt College Pub.
Por otra parte, otra propiedad importantísima para la vida del carbono es que puede
formar enlaces covalentes con más elementos químicos distintos que cualquier otro
átomo. Estos átomos diferentes, forman los denominados ‘grupos funcionales’, los
cuales les confieren un amplio rango de propiedades físico-químicas a las moléculas
orgánicas (Figura 19). Estas dos propiedades fundamentales del carbono hacen que
las moléculas orgánicas tengan una amplísima variedad de formas tridimensionales,
de tamaños y de propiedades. De hecho, las moléculas más grandes y complejas que
conocemos son algunas moléculas orgánicas producidas por las células, como el ADN
o las proteínas.
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Figura 19. Algunos de los grupos funcionales comunes en las biomoléculas. La letra R representa una
cadena lateral cualquiera. Modificado de Nelson y Cox. 2004. Lehninger principles of biochemistry.
W.H. Freeman.
Figura 20. Las células construyen muchos tipos diferentes de biomoléculas a partir de unos cuantos
bloques de construcción fundamentales o monómeros, de forma análogo como en el lenguaje escrito se
construyen miles de palabras diferentes a partir de unas pocas letras. Modificado de Nelson y Cox.
2004. Lehninger principles of biochemistry. W.H. Freeman.
Figura 21. Los monómeros que constituyen el ADN o nucleótidos C, T, G y A, y un fragmento de una
banda hipotética de ADN mostrando el esqueleto azúcar-fosfato. Modificado de Passarge. 2001. Color
atlas of genetics. Thieme.
Figura 22. Ejemplo hipotético de una banda de ADN donde se observa que los azúcar-fosfato forman el
esqueleto, y que las bases nitrogenadas, que sobresalen de este esqueleto como los dientes de un cierre,
son quienes identifican cada nucleótido y de esta manera, de acuerdo a su orden o secuencia lineal,
identifican a cada molécula de ADN y la información que éstas contienen. Modificado de Garret y
Grisham. 1999. Biochemistry. Harcourt College Pub.
(siempre A se une a T y viceversa, G se une a C y viceversa). En las células, las bandas que constituyen
una molécula aparecen en la forma de doble hélice. Modificado de Alberts et al. 2002. Molecular
biology of the cell. Garland Science.
Los enlaces que se establecen entre las bases de una banda y otra (conocidos como
puentes de hidrógeno) son uniones débiles comparadas con los enlaces covalentes
azúcar-fosfato, y esto permite a las dos bandes de ADN ser separadas una de otra sin
que se rompan sus esqueletos. Cada banda entonces puede servir como un molde, en
la forma descrita anteriormente, para la síntesis de una nueva banda de ADN
complementaria y de esta forma se forma el nuevo ADN de la célula, conservando la
secuencia de bases preexistente, la cual puede ser mantenida de una generación
celular a otra y de esta forma se convierte en información hereditaria. Por ello, este
tipo de replicación del ADN se conoce como semi-conservativa, por cuanto cada
molécula de ADN posee una banda molde heredada de una molécula anterior y una
banda formada de nuevo (Figura 25).
Figura 25. La replicación de una molécula de ADN es semiconservativa, dado que las nuevas
moléculas que se forman poseen una banda de la molécula ‘parental’ y una banda nueva, basada en la
banda parental. Modificado de Alberts et al. 2002. Molecular biology of the cell. Garland Science.
es igual en todos los seres vivos, que conduce a la producción de otros tipos de
polímeros cruciales para la célula: el ARN y las proteínas. El proceso comienza con
una polimerización de acuerdo a un molde llamado transcripción, en la cual
segmentos de la secuencia de ADN son usados como moldes para guiar la síntesis de
moléculas más cortas de otro ácido nucleico: el ARN o ácido ribonucleico. Más
tarde, en el proceso más complejo de traducción, muchas de esas moléculas de ARN
sirven como guías para la síntesis otra clase de polímeros completamente diferentes,
las proteínas (Figura 26).
Figura 26. El ‘Dogma Central de la Biología’ es el proceso de flujo de la información genética, el cual
es igual en todas las células. La información es almacenada en el ADN, de donde se transcribe a otro
ácido nucleico (ARN), a partir del cual se traduce en proteínas, las cuales llevan a cabo funciones
específicas en la células (enzimas, proteínas estructurales, anticuerpos, etc.). Modificado de Alberts et
al. 2002. Molecular biology of the cell. Garland Science.
Figura 27. Ejemplo hipotético de una banda de ARN donde se observa que los azúcar-fosfato forman el
esqueleto, y que las bases nitrogenadas, que sobresalen, como en el ADN. LA diferencia principal,
además de la presencia de uracilo en el ARN en vez de timina y de ribosa en vez de desoxirribosa, es
que las moléculas de ARN no aparecen en la forma de moléculas dos bandas formando una doble
hélice, sino moléculas formadas por una sola banda. Modificado de Garret y Grisham. 1999.
Biochemistry. Harcourt College Pub.
El mismo segmento de ADN puede ser usado repetidas veces para guiar la síntesis de
muchas moléculas transcritas de ARN idénticas. Así, mientras los archivos de
información genética de la célula en la forma de ADN son fijos estables, los
transcritos de ARN son producidos masivamente y son descartables una vez usados.
El rol primario de la mayor parte de esos transcritos es servir como intermediarios en
la transferencia de información genética: ellos sirven como ARN mensajero (ARNm)
para guiar la síntesis de proteínas de acuerdo a las informaciones genéticas
almacenadas en el ADN (Figura 28).
Figura 28. El ADN es una molécula generalmente estable dentro de la célula vida que contiene toda la
información de las proteínas y otros compuestos que debe formar la célula. A partir de este gran
archivo se construyen muchas copias de una región de interés (por ejemplo, el gen para una
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determinada proteína) en la forma de moléculas menores y menos estables de ARN. Si estas últimas
por alguna causa sondegradadas, información aún estará disponible en el archivo central de ADN.
Modificado de Alberts et al. 2002. Molecular biology of the cell. Garland Science.
La información en la secuencia del ARN mensajero (el ARN que es transcrito para
guiar la síntesis de proteínas) es leída en grupos de tres nucleótidos a la vez, es decir,
cada triplete de nucleótidos, o codón, especifica o codifica a un único aminoácido en
la proteína en formación. Dado que existen 64 codones posibles (o 4x4x4), pero
únicamente 20 aminoácidos, necesariamente en muchos casos un mismo aminoácido
es codificado por varios codones diferentes. Así mismo, existen codones que no
codifican aminoácidos, sinó que indican el inicio o la parada del proceso de síntesis.
El conjunto de codones que especifican cada uno de los aminoácidos, así como el
inicio o el final de la síntesis de proteínas se conoce como código genético, y es una
de las características más conservadas y uniformes entre todas las formas de vida
(Figura 29).
Figura 30. Estructura general de los aminoácidos. Modificado de Passarge. 2001. Color atlas of
genetics. Thieme.
Figura 31. Formación de un enlace peptídico entre dos aminoácidos. Modificado de Passarge. 2001.
Color atlas of genetics. Thieme.
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Figura 32. Formación de un polipéptido formado por cuatro residuos de aminoácidos (metionina, ácido
aspártico, leucina y tirosina). Modificado de Alberts et al. 2002. Molecular biology of the cell. Garland
Science.
Las cadenas laterales de los residuos de aminoácidos, dado que tienen diferentes
propiedades químicas, determinan en conjunto las propiedades y la estructura general
de la proteína. De hecho, las proteínas, conocidas también como polipéptidos,
creadas por la unión de aminoácidos en una secuencia particular, se doblan dentro de
una forma tridimensional específica, adquiriendo conformaciones estructurales
altamente elaboradas (Figura 33). Debido a la gran variedad de estructuras que
pueden adquirir las proteínas, ellas poseen numerosas funciones en la célula, por
ejemplo: participar en las reacciones químicas que forman parte del metabolismo
celular, mantener la estructura celular, generar movimiento, funcionar como señales
sensitivas, etc. Cada molécula de proteína realiza una función específica de acuerdo a
su secuencia de aminoácidos especificada genéticamente. Las proteínas, después de
todo, son las moléculas que ponen la información genética de la célula en acción.
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Figura 33. Las cadenas laterales al determinar la conformación tridimensional, determinan las
propiedades y la función de las proteínas.
Muchas proteínas poseen sitios activos en su superficie, los cuales debido a los
aminoácidos que los forman, son reactivos de una forma muy específica sobre
determinados tipos de moléculas, haciendo que se formen o se rompan enlaces
covalentes en la molécula sustrato sin que la proteína sufra cambios en el proceso.
Esas proteínas, conocidas como enzimas, se unen temporalmente con una alta
especificidad a otras moléculas y actúan como catalizadores, acelerando una reacción
o cambio químico en éstos sin sufrir ellas cambios químicos durante el proceso
(Figura 34). De esta forma las enzimas dirigen la vasta mayoría de los procesos
químicos en la célula y son fundamentales para la existencia de la vida. Por ejemplo,
las enzimas catalizan a muchas de las reacciones químicas más importantes para la
vida, como aquellas por las cuales se sintetizan nuevas moléculas de ADN y la
información genética se transcribe de ADN a ARN, y se traduce luego de ARN a
proteínas.
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Figura 34. Las proteínas, debido a la diversidad de propiedades físico-químicas de los 20 aminoácidos
que las componen, pueden aduirir diversas estructuras tridimensionales y cumplir muchas funciones
vitales. En el caso de las enzimas, las cuales son catalizadores biológicos que aceleran las reacciones
celulares, éstas poseen sitios activos específicos que catalizan determinadas reacciones. Modificado de
Alberts et al. 2002. Molecular biology of the cell. Garland Science.
Figura 35. Los tipos de sistemas que existen en termodinámica. Las células y los organismos son
sistemas abiertos (que intercambian energía o calor, así como materia, con el entorno). Modificado de
Garret y Grisham. 1999. Biochemistry. Harcourt College Pub.
Otros organismos obtienen su energía del mundo no viviente. En este caso existen dos
tipos: los fotótrofos y los litótrofos. Los fotótrofos absorben energía luminosa del sol
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(‘photo’ en Griego significa luz) a través del proceso de fotosíntesis y la utilizan para
convertir a la materia inorgánica (en general dióxido de carbono o CO2) en materia
orgánica. Entre estos organismos se incluye a las plantas y algas, así como varios
tipos de bacterias, y son la base de la abrumadora mayoría de los ecosistemas. Los
organismos fotótrofos producen a partir del mundo no viviente la mayor parte de la
materia orgánica que circula por la biosfera y al mismo tiempo son la puerta de
entrada de la mayor parte de la energía que hace posible la vida.
Los litótrofos, por último, son organismos que son capaces de obtener energía a partir
de sustancias inorgánicas ricas en energía a través de su oxidación exergónica en
algunos ambientes particulares altamente energéticos (‘lithos’ en Griego significa
piedra; es decir, organismos que se alimentan de minerales). Este tipo de estrategia
alimenticia, conocida como quimiosíntesis, únicamente es realizada por algunos
grupos de bacterias que viven en habitats poco familiares o inhóspitos o para los
humanos (como el suelo, calderas volcánicas, sedimentos de lagos, en el fondo del
mar, etc.), de manera que son poco conocidas, aunque son una muy parte importante
en los ciclos biogeoquímicos de varios elementos en la biosfera y, en algunos habitats
no iluminados por la luz solar, son los principales productores de materia orgánica.
Figura 36. Tipos de organismos de acuerdo a la fuentes de energía y de carbono que usan en su
metabolismo . Aunque la mayoría de los fotótrofos son autótrofos, algunos procariontes son fotótrofos
porque usan energía luminosa, y heterótrofos, porque usan materia orgánica como fuente de carbono.
Bibliografía recomendada
Alberts, B. et al. 2004. Molecular biology of the cell. Garland, Science.
Solomon, E.P., Berg, L.R. y Martin, D.W. 2001. Biología. McGraw Hill. Mexico DF,
Mexico. 1237 p.