Está en la página 1de 70

¡ ~---­ - - -------- - - - - - - - - ·-- - - - ----------~ ¡

l
1
J

1
\

1
EL
: 1

".MUSEO HISTÓRICO"
PUBLICACION TRIMESTRAL
1 ;

ILUSTRADA Y DESCRIPTIVA 11 ' 1

BAJO LA DIRECC!ON DE

ADOLFO P. CARRANZA

TOMO I - ENTREGA 3•

1 i~
:~

~' 1 ::
- BUENOS AIRES
'"·'

ESTABLECDflEN'l'O DE Df PRE~!ONE~ DE fHJir,!,ElU!O KllAFT, EDITOR -CUYO 112-1 '~


1 ;'
_, 1

~f 1s92 rf
~~ ~1
P,, "'"'"""1'"""''C' i@'úr•nii1lm11• Oir•ID•""'""'"ll''' , '" "' "~'"' "'"'! ' ' " '" '" '"''"'mrm11.1ii'lll!Wl!""!I"'""'"""'''""'"" '"l!'"'""'""'"'""wi1~""ii'"íl'"Wlll'""É'Wíimmpiilh!tffii11<1or,h•" -~
1
SUMARIO

PÁfHNA

DOCUlllRN'l'OS Ok'ICIAl.1<8 .................. ;:.................................................................... 12\J


NlCOl.AS UODRH1UEZ PF.SA.................................................................................. Ul7
CATR!M~OFR~~ DE CUIPAl:ÍA DICL GF.N~~RÁT. SAN MARTIN ... :....................... 185

I L- U S T R A C I O N ES

PÁCHN ..\!

RF.TRATO DE Nrcor.As RomimuEz Px;;'A, (Cromo-litografia) ................... 136


CATRE-COFRE DE CAMPAS A DEI. OENKRAI. SAN )fARTrN, ( Fototipla)ft.. l&l
EL

".MUSEO HISTÓRICO"
PUBLICACION TRIMESTRAL

ILUSTRADA Y DESCRIPTIVA

BAJO LA DIRECC!ON DE

ADOLFO P. CARRANZA

TOMO I - ENTREGA 3•

BUENOS AIRES
ESTABLECDflEN'l'O DE DfPRE~!ONE~ DE fHJir,!,ElU!O KllAFT, EDITOR -CUYO 112-1

1892
DOCUME:NTOS QFIClALES

Buenos Aires, Dickmure 9 de 1892.

Señor Director del MusEt>. HrsTÓRH'O

MuY SEÑOR MIO:

He sabido que V d. tiene la intencion <le publicar nn Catá-


logo ilustrado del Mma:o H1sTÚRICo y vengo á solicitar la impre-
:;ion y edicion de esta obra en la forma siguiente:
1º·-Los auales <lel Museo Histórico aparecerán por lo me-
nos cada tres meses en entregas de cincuenta páginas.
2º.-Su formato será como ol de los "Trofeos de la Recon-
quista" el texto con tipo cuerpo 12 y las notas cuerpo !), guar·
dando :;iempre completa uniformidad.
3". - Cada entrega llevarú por lo menos dos láminas, ya sea
en cromo, fototipia, litografía ó cualquier otro sistema que más
convenga á las ilustraciones que :;e publiquen.
4°.-La redaccion estará á cargo del MusJ<:CJ.
:J. - Los ga:;tos <le reproduc.icion é impresion :;erá por cue!lta
del Editor.
G". - La venta será de cuenta y rie:;go <lel solicitante al
precie• dé dos pesos cincuenta centavos, mas ó menos la entrega.
7º.-El MusEo H1sTúRH.:o teridrs
cada entrega.
.. opcion ú diez ejemplares de
..
8°- Cualquier .dificultad qno surgiera, se resolverá por medio
de nn ¡trbitro que será nombrado de comun acuerdo.
\.lº. -- La resolncion de dicho arbitro será decüiiva é mape-
lable.
Esperando que Vd. encontrará buena mi propuesta y la ele-
vará al señor Ministro del Interior para la resolucion que má:;
convenga, le :;aluda atentamente.
Gunr,1m~w E.RAFT.
Buenos Aires, Dioiembre 15 de l 891.

Señor Jfinistro:
El señor Kraft me ha· presentado la solicitrnl adjunta, por la
que se comproirete á publicar los anales del Mm-mu H1sTÚRICO sin
exigir ninguna remnneracion, ni gravámen al Establecimiento.
Considero qne sn propnesta es mny aceptable y hasta venta-
josa, y me permito recomendarla á la conciideracion de V. E. pi-
diéndole me antorize para formular nn contrato qne elevaré
oportunamente para ;;n aprobacion.
Saluda á V. E. atentamente.

ADOL.FO p. CARRANZA

A. S. E. el Señor Ministro del Interior


DOCTOR Jos}; V.· ZAPA'l'A.

Considerando : Que la presente propuesta no ongmará ero-


gacion alguna al fisco y que son aceptables las bases en que se
ofrece imprimir y publicar los anales del l\:IusEo H1s'!'ÓR1co.

RE RESUELV:f<: :

Vuelva este Expediente á la Direccion del l\:lusEO HISTÓRICO


para que las bajo condiciones que se indican en la propuesta de
f<., proceda á formular con el interesado el correspondiente con-
trato que someterá á la aprobacion del P. E.

ZA!' ATA

Señor Ministro :
En cumplimiento de la resolucion anterio1·, elevo adjunto el
proyecto de contrato formulado con el señor Guillermo Kraft,
para la publicacion de los anales del Establecimiento á mi cargo.
Saluda á Vd. atentamente.

ADOL:I!'O P. CARRANz;A.
Bueno' Aires, Enero 15 de 1892.
CONTRATO

El señor <lon Adolfo P. Carranza como Director del MusEo


H1sTÓRJco, por nna parte y el señor <lon Guillermo Kraft por otra,
celebran el siguiente contrato :
Primero : D. Guillermo Kraft se compromete á imprimir los
Anales del Mus1w HrsTirnrco, que aparecerán trimestralmente.
Segundo : Su formato será como el de los "Trofeos de la
Reconquista", el texto con tipo cuerpo 12 y las notas cuerpo 9,
guardando siempre completa uniformidad.
Tercero : Cada entrega llevará por lo menos dos láminas.
ya sea en cromo, fototipia, litografia ó cualquier otro sistema
que más convenga á las ilustraciones que se publiquen.
Cuarto: Los gastos de la impresion como el :beneficio de
la publicacion de la presente obra son del señor Guillermo Kran·
Quinto : La redaccion esta á cargo del Establecimiento.
Sexto : El mismo tiene opcion á diez ejemplares de cada
entrega.
Sétimo : El señor Guillermo Kraft se reserva el derecho de
suspendel' la publicaciou, si no tuviera aceptacion por parte del
público.
Firmamol:' dos ejemplares de igual tenor en Buenos Aires el
doce de Enero de mil ochociento noventa y dos.
ADOLl"O p. CARRANZA
GUILLERMO KRA1'"1'

Buenos Alr~s, Enero '!:l de 18~2.

Visto lo expuesto, el proyecto de contrato adjunto y los


informe8 producidos.
El Presidente Provisorio del H. Senado en ejercicio del
l'. E. N.
DECRETA:
Art. 1°.-Apruébese el adjunto contrato celebrado entre el
Director del MusEO HISTÓRICO y el señor Guillermo Kraft, quien
se compromete á imprimir y publicar por su cuenta los anales del

131
MusEo HunúRico en la forma y condiciones establecidas en el
contrato referido.
Art. 2°. Publíquese, imiértese en el R. N. comuníquese y
vuelva para su cumplimiento á. la Direccion de su procedencia.
NOUGUES
.Josf.: V. ZAl'ATA.

Bneuos Sircs, Febrero 1,·, tle Jl<!J2.

Sdíor Mini:;tro :
Nacionalizado el Mus¡.;o H1sTúmco por resolucion del Supe-
rior Gobiern0, justo es que en él se encuentren guardados todos
aqnellos trofeos y reliquias que conmemoran al pueblo argentino
la época gloriosa de sn emancipacion, y teniendo conocimiento
el que :rnscribe de que existen en las diferentes Provincias, al-
gunos, dignos bajo todos conceptos de ser conservados y reunidos
en la Capit,tl de la República, vengo á solicitar con tal motivo
la autorizacion para recabar de los diferentes gobiernos y otras
autoridades, todos cuantos objetos convPngan ú tales propósitos.
El viaje qne próximamente haré, da oportunidad á esta Comi-
Hion que creo de mi deber desempeñar personalmente y cuyo
éxito depende de la eficacia con que V. E. influya en el sentido
indicado.
Tengo el :1grado de saludar Ít V. E. con mi mayor com1ide-
rac1011.
AnoJ.Fo P. ÜARRAXZA.

A. S. E. el Señor Mi11i:-;tro del Interior


nocToR Jusi:: V. ZAPATA.
Buenos Aires, Agosto 14 ele 189~.

:<1•1/or J/i11istrn:

La primera expedición 11uxiliar que mandó la .Junta revoln-


c10narrn argentina de 1810 fué hasta las m:'trgene8 del Desagna-
e1ern y en el combate ae Yuraycora.qua fné herido y poco despues
falleció en Viaclrn, el comandante Felipe Pereyra de Liwena, cn~·o
nombre, como Y. E. sabe, está inscripto en la pirámicle ú Ma:vo dA
esta Capital.
Ahora bien, 108 resto,; ele aquél benemérito sold~,Go, es posi-
ble que se encnentret1 en el Cementerio de ese pueblo y rnego
lt V. E. se sirva investigarlo. Al mismo tiempo me permito soli-
citar ele V. E. me avise si habría iucouveniente en que se levan-
tase uu pequeño mounmento sobre el campo de Yuraycoragua
donde se inscriba el nombre de Pereyra de Lucena y la fecha
clel combate en que tomó parte. Debajo 8e guardarían sns des-
pojos, si es que 8e eucneutra1i.
Nería ·m1a colmnua ·111oclc-8ta, por el estilo ele 108 leg1rnrios c¡ne
existen en aquel p:iis.
Creo que el Gobierno Boliviuuo no po1Hhú inc;onveniente á
la cc,mnemorcicióu de 1111 hecho ele armas de la guerra de la In-
depenrle11cia, 11i á lns 110nras que ú uuo ele sns héroes Sfl le
desean trilmtar.
Agradec;t>ré á V, E. loi:; pasos que dé con tan patriótico ob-
ieto y que se sirva c;ontestarme.
SallHla á V. E. con toda consicleración

AllOLFO P. CAltl(AXZA

.1 S. R. rl Sr. Jfinislro J>lrn1jiotc11ciario ?/ .Rnriado Kctmonli11111·i11


rfr lrr Repú/Jlim .lr!Jenti11rr e11 Boliri11 DOCTOR BEt>.JA:111x FrnuERO.\

130
T.A ivT VL
NICOLÁS RODRIGUEZ PEÑA
No. 336 del Regish'o
PINTADO Pon JOSÉ r;1L EN SANTIAGO DE CHILE EL 12 DE DICIEMBRE DE 1817

Mi< le J ,OG metro <le alto por 0,82 metro <le ancho. - Depo~itado J>Or tiempo in<l<'ler-
mina<lo por su hija la fwiinra -catalii1;L Ho!lrignpz Peña. 1lc Cazon el 3 dt• oe·
tuhre <le 1890.

El desarrollo lento de la vida social y econom1ca


de las colonias del Rio de la Plata creó despacio la
fuerza propia que los pueblos I1ecesitan para existir por
sí solos; no actuó en ello la iniciativa consciente del
hombre con ideas preco11ocidas: él se preocupaba úni-
camente del problema inmediato á su bienestar dentro
del régimen imperante; operaba el fenómeno cumpij-
miento de la ley sociológica del arraigo y crecimiento
humano en comarcas distantes del punto de orígen, bajo
fa acción de cansas fisiclls de influencia ineludible v de o)

las cornliciones de la existencia en nn teatro nuevo.


Sin pensarlo y sin compreHderlo, parnlelamellte á su
progreso las coloni;1s se formaban <liferentes de España
y aflojaban poco á poco· los vínculos que las unían a.
ella á medida que necesitaban menos ele su auxilio y
eo11stm1te apoyo y tanto <·orno iban sohresalieI1do é
irnpo11i(.111lo:'le en todas las mauifestaciones de la ac-
tiYi<lad d carncter y los aulwlos propios 11acidos de su
ncre<'entmniento. A los prilleipios del siglo había ya
elementos eon que ensayar un cambio de régimen; pero
sobre ellos peRaha si11 violen<'iu hiriente la tradición,

lil7
la \'i<la era relativamente Lonancihl~ y por eso mngnno
los tomó en cuenta formal; :que sin una· causa inme-
diata de trascendencia general no se producen las reac-
ciones de los pueblos. La potencialidad criolla pmiaha
así como desconocida de sns mismos poseedores, por-
que 110 hahfa tenido ocasión de mostrarse y menos de
prnhar hasta donde podfa llegm· ('ll las grandes empre-
sas, y con ser vigorosa y ·apta para ahrir con C>Jiito fe-
liz horizontes de trnnsformaC'ión radical - segun lo evi-
11e11ci6 (kspnés - estaba en completa sombra, esperando
al genio <1ue la. sacaría á figurar ó f'l acontecimiento
qne la pondría en juego. Cierto es que aun le faltaba
madurez perfoeta; pero, en relación al estado ele las de-
1w1s colonias sud-americanas y de la misma ERpa.ña, la.

vitalida<l del H.io de la Plata y la fisonomía singular


dn sus pueblos constituían fuerzas propias de importan-
tancia, que bastaban para terminar con el sistema de
1lependencia de un pais remoto.
La codicia inglésa, ofendiendo de frente y con ar-
mas sentimiento:-: de honor, provocó la revelación <lel
poder de la.s colonias, t.rocandose por sus efectos no
previsto:': cu bien que no puede ser ol vidfldo al men-
cionar los factores inmediatos de la condensación de la
idea de la inrlepeudencifl. La necesida1l de libertarse
de enernigo extrangero sin contar para ello con <~l go-
bierno inepto (1ue facilitó la co11quista y sin espera.nz:1
1le anxilios de E:-:paña, puso en la Ruperfide d1~ l:t
vida activa la inteligencia, el anhelo y la pote11cia po-
pnlar, y se vió qrn· uo solo eran suficientes para eas-
·tigar la ofonsa n~1·i biela, venciendo y rindiew.lo á. los
invasores y repeliendo co11 gloria uua segunda <~xpe<li­
ción de refuerzo, sino (pw trnnbieu podían c·imentnr 3;
desenvolver eorrecta mente u11 poder público 1k eompo-

138
sieión y tendencias ge11uinamente propias, inspirado e11
las con w~nieneias reales de Ja en1lnci6n progresista de
1-os gohemados. Desde entonces prineipi6 c•l doble mo-
vimiento <pie condujo {t la independeneia, á. ;o.;nher; el
de las ideas y trabajo político reservado, qnc agitaban
y seníau los hombres tle pensamiento, - y d <le las
masas popnlnrcs como fuerza eficiente <fo gobierno.
Ninguna de ambns corrie>ntes fué artífiC"ial: los <'il•men-
tos primordiales <l<' ellns venían de antiguo, fonna<los
por el <lesarrollo de la s<wiahilidad, y aquella era la
(.poca <le los fruto:-;.
Al <lespertarniento del espiritu criollo siguió m1
tiempo <l<' i11eicrto color histórieo, qne tanto partieipa ha
dt> In \·ida antigua como del :-;enti1nie11to mievo: p<•rio-
do de elaboración de cl'isis t1·as<·<>1Hk·ntal dmante <·l cual
los sucesos notables y lrn; in:-;ignificnntes de ca<lct <lia
refü;j:dmn confnmli<lo;-; y ren1C'ltos, sin dt>mareaci1ín <fo
c·mn pos. los ef<'dos alterirnti vos y a lg11 nas vece:; simul-
tiÍ tH·os de tendencias i11crnH:ilialilPs, que natnrnlmeute
l>11s<·a han predominar. El eoloniaje gastado y desacre-
dit:1do por d tiempo y los <lesaeierto;-; seutía que se
:1proxi111aha sn fin y p]'(H'11rnha sostern~rse <~ll medio de
la:-: pritllPrns claridades de la democrncia argentina, Yaga
toda \'Í:1 en sus prnp(>sito:-:, pern briosa y adi ya en Rll
labor prcpnrntoria, más fatal qne co11s<·!e11te. El cua-
dro confm,;o era ](1gico por In fülta de ma<lurcz de
i<l<·n:-: (~ll los represenbmt(·s <lel ('spiritu tnmsfornrndor y
la agonía i1H_'\'itabh~ del r(gimcn C'olonial; pero fn( tnm-
:-:itorio. La im·on:-:tn neia de lo:-: heehos, da n<lo rnm bo
<·n•ntrntl ;Í. la Yilla, a pn•mió ií. lo:-: C'riullos ú ddinir su
SÍÍll<lCi(111 OS('.llJ'<l, .'° el :tnltt•lo <le H~l' elara Sil SllCrte es-
tim11){Í ií los pensadores y ho1nhres dirigente:; en el sen-
tido de condensar lns ;1spin1eiones en nn programa prac-

139
tico de prmc1p10s y de acc10n á cuyo triunfo conver-
gieran todos los empeños. Cuando en eso se tradujo
la agitación nacida después de la invasión ]Jlglésa, teó-
ricamente quedó resuelto el derrumbamiento del colo-
niaje; lo que restaba hacer para llegar á la fundación
de un Estado independiente correspondía ya al desarrollo
de los acontecimientos.
Fué Pll ese tiempo de extraños y mtHlablPs sucesos que
aparec10 en el escenario político DON N1cor,.\s Ronní-
rn'EZ PEÑA, {¡, la par de Belgrano, Vieytes, Castelli,

Moreno y demás próceres de la ernanriparió11 amerirmrn


cuyo teatro füú el Rio de la. Plata. Tenía 33 años,
( 1808) edad en que la inteligencia y el caracter ya se
consolidan y el espíritu cnenta provechosas lecriones de
experiencia; poseía fortum1, pingüe para la epoca; per.:
tenecía á familia principal calificada de noble; y por
educació11, cualidades morales y relaciones era criollo
granado. Había nacido en Buenos Aires el 30 de abril
de 177 5, siendo bautizado en la parroquia de la Pie-
dad el dia 1º de mayo del mismo año bajo el nombre
de Nicolá.s Santiago (lJ e Su padre, don Alonso Isi-
» doro Rodríguez de la Peña, fnú durante muchos nños
» Comandante general de la frontera del norte de San
» .Juan y fundó una colonia militar v un Fnertc en lo

(1) En el lihro 1inrroqnial de In l'\Iercc<l corrrf:pnndientc :í. 1706 se enruentra la


partirla de hant.i~mo fle l\..,.i1·nlris .llm iann, naeiclo <.·l 12 <l<• 0<'111hre de aq_nel afir), hijo
legn11110 <le don ,-\lon~o T~i1loro HrnlrÍ.!.rnc:t. <le la Pc•iía y doiía Damia11a. Vmws. Todos
han erC'ícln ha:::ta. hoy IJlW rlil'ho a:-:i<'nlo e::: el 1lel iiaeirnientu rl< 1lon Xil·ol;ís Hodrígncz
1

Pciía, 1·11anclo e:-: Pl du 1111 l1ermano ~11.Yo l{ll<' fallN~i<í niilO .Y c•n n·cncrcln 111'1 1·11:11 ~<· le
]111:-:0 Pl mi:-:1110 lH'illlt'l' JHHnl11·p. llon :\i1·ol:i:-: Sa11li:1go mu-ir'> en la 1111i111a palt·nrn, cle~­
lHl'-':' 1'11,'l"il, dondl' ¡;:1· l'l'llllÍall !11~ ]i:driot;i:-: ele i\lay:•, :-:iluada l1oy c·n la 1·:111•' ('altao, ~·
l·orno ella perknccía cntOJH'I':' :í l:i parroquia dv \;¡ 11it·dail, f't1ti lia11iizad1) t 11 la i.!.!·lc;-;ia
de dicho nornl>re por el 1·11ra Fnnwi:o:t'n .Ja,-it·r Zarn11di(1. En ]~O.) c.\pidi.i tri'.-; t'O[lia:-:
del a:-:it•nto d;:~ lia11ti:-:mo <'l parrnl·<i )fo1111d <';1."trn :\· <':1n·a.!.!·a, ;i ]•{·dido del 111i ...:mo
don '::\iPolú:-:, c111c necesitaba <le <•lla~ ¡1ara. ~ll 1·:1...:arnicril,i, cl"t·d11ndD t':-:u :1i10: (·11pia:-:
l.:·1.rnlizada:-: 11ue ~e cnnBcrnlll eu Jl()(kl' de la :-:t'f1111·a ('alalin;1 .l:odri~·11í'Z l'vlia r\(• ('az1111,
hija dPI procer, ~- 111w he1110~ tl>nido :l. la. d:-:ta 111:•n·c·d ;'t. la dt·l't'l'C'Jlv.i:1 dt· la di~!ingtlida
(la.uta.

140
> que hoy es Valle Fertil. Durante sn rnan::;ión en
" aquella provincia, casóse con doña Damiana Funes,
> dP la familia de PRte apellido en Córdoba. > (1) Am-
bos eran americanos de « origen noble y sangre lim-
pia, > (2) descendiente el primero del teniente veterano
Alonso Rodríguez de la Peña (español) y dofüi .Tuana
Maria Caceres (porteña).
La primera inclinación de don Nirolás fué la ear-
rrra de las armas: terminados su::; estudios ele humani-
dades en el Colegio de San ( \irlos sentó plaza de ca-
<letc en el regimiento 1!'1;jo ele infantería ele Buenos
Aires; pero la dejó á los dos años y meses por el co-
mercio, figurando, sin embargo, después, hasta la Revo-
lución, como alferez ele Blandn1gu('s sin servicio activo·
Cuando adquirió un capital emprendió trabajos indus-
triales que le dieron la fortnua gastada en la emanci-
pación de la patria. Una de sus empresas fué la ja-
bonería ele la calle Agüero, hoy V eneznela, establecida
en casa de su propiedad situada en la manzana 186
(3), la misma que los historiadores y cronistas llaman
« jahonería ele Vieytes, " célebre porque allí se reunían
algnnas veces los patriotas soñadores de libertad. Viey-
tcs era socio industrial de Peña en la mencionada fá-
brica. La amistad estrecha que presupone esa vmcn-
lación de intereses, antes y durante ella, explica la

(1) LA CRÓNICA, tomo 2, núm. 5. Pel'io<lico político y literario n·rladatlo en


f:.antiago tlc Chile vor D01ningo ]i,, Ha.rmi<'nto.
12) La señora. Catalini1 H.odrignez. Peña de Cazon eonsPrril. el vroc·e~o informa·
ti ni 1lc nohlcia ~· limpieza <le sangre (le Sllf: antepasado;;<.
(3l Tanto el nmnbrc de la eallc eorno la nbicaciún de la. .ia!Joncría. constan en
la « 'l'a:mdún de la. obra. tlc carpía t.ería <le la .ialionería 1k 1lon ); icohi.s Pena, h~eha .~
pedimento de su urn.ier » por el mae~tro mayor ..\fanuel ('hant<•yro en jnlio de 1811;
la que original hemo;-: \'i:-:to.
No ]Wetendcmos dcsantorizar lo 1p1c ~oln·~~ an1ho:-; vuntos dice nnestrn erudito
y <lü;tingniflo. amigo <lon Clmncntc L. Frcgciro en :;u iutcre~aute estudio tlc Vieyte~.
p3blicado en l:L ~pg-111Hla entrega. <lel .!\IUSEO HISTÓRICO; simplemente qnerémos con-
serntr el 1nocl() u~a(lo entonc:e~ para tle~iguar la ealle <le ht ja.honcrict hi::;tóri('a.

141
marcha nniforme de ambos por los senderos políticos
:í pesar de que sus caracteres y temperamentos fueron di-
ferentes. La escnela pr:íctica 1lel esfuerzo y de la obser-
vación per.,;onal adornó :í, Hom:ícrnEz PEX~I.. con las
nptitncles no generales en Sl!s contempor:íneos salicloR
de las rnÜyersidades de Cónloha .'· ChHqnisaca, en unión
(fo los cuales actuó; pues comproba1lo está que los hom-
bres forma1los por sí ó que más ocasión han tenido ele
(;jercitar solos 8U8 fac11ltade:;.; son los 1m;jorcs eono1~c1lo­
rcs de la vida y los más serenos y :-;1~guros elementos
de la sociechvl en la dirección de lo:-; negodos píi.blicos.
Con solo haber trasladado al teatro políti<"o sn camlal
de experiencia y su ciencia en homlires y cosas, fué en
todo de los que Yiernn rnás clm·o .v el único de incan-
sable acti vidacl y de espíritu siempr1• <•nt<~ro. Lo qHe
hizo para merecer bien de In posteri1la1l está cnglohado
en cuanto hay de gr:uHle en nuestros origenes de pue-
blo independiente; pero el cun1lro genern l no le os1·11-
rece, le muestra eo11 sus 1•ontornos propios, simp<ttico,
incm1furnliblc ~' emineute.
Al lle\'arse al terreno de los hechos las asp1rne10-
11es ele los criollos, ninguna idea fija y común agrupó
en los prineipios :í, los m:ís arn11zados; el trato social
facilitó que se juntasen en centro que semejaba un co-
mité político, empujados por la fuerza oculta que mo-
YÍH Ja reacción ,.:ocial y atrnidos los unos hacia los
otros por la ley de las afinidades. P11Pstos así en el
camino de ln lahur conjunta, trataron los negocios l,ú-
blieos con la intimidad espansiYa de ln amistad sin-
cera y de la <.:onfiauza mutua, y poco :í, poeo fneron
combirnrndo ideas, que los e:'ltrcchaban de m:ís en más,
y planes que los comprometieron solidariamente. No
pudo haber sido de otro modo, porque de esa suerte

142
nacen en todas partes los partido:-; político:-;, muy espe-
cialmente los que tieuen la misión de terminar con el
orden establecido. Atribuir á determinado personaje la
idea madre que reunió en los principios á los patrio-
tas tle Mayo, ó la iniciativa lle agruparlos para elaLo-
rnrla, e:-; a partarsc tlc la venlad histórica; la prne-
ha eouduyeute de que la reYolueión de ]a iudepe11-
deucia fué el res1tllado y 110 el oríg(']l de la uuióu y
bueua inteligencia de ellos, In dá el hecho notorio que
únicamente á los fines de la crisis, 24 de Mayo de
H\l O, armonizaron todos respecto de la fórmula que de-
liía predominar, habiéndose notado hasta entonces du-
da:-; y fi.uduacioue:-; en muchos.
l\·rteneeen al proceso evolutivo de la aspiración
eriolla el concurso prestado á Liniers para sostener:-;c
eu el 111amlo contra la resistencia de los peuinsulare:-;,
Ja favorable acogida que hallaron las indicaciones de
ernancipaeión de Berresford, y el proyecto de coronar
regente ó reina del Rio de la Plata á la princesa Car-
lota .Toaquina de Borbon, hermmm de Femando VII.
Don ~nturnino Hodriguez Peña y don Manuel Helgnnw
fueron lo:-; promotore¡.; cándido:-; íle la (1ltirua idea y :-;m;
osados y tenace8 servidores. Se ha dicho que nox Xr-
cods Rom:ímmz PExA, Castell:, Vif'ytes, Passo y Pueyr-
redo11 « la aceptaron con calor » y q ne tra bnjaron por
concertar los medios lle llernrla á termino feliz,; pero
don Nicolás Rodríguez Peña negó siempre su participa-
c10n en semejante plan, y aseguraba <1ue él, Passo y
l\fon'no reprobarnn á Castelli y Belgnmo que lo patro-
cinasen. (t> El tal proyecto fracasó tristemente, cunl
lo merecfo, aplastado por la rn isma opinión eriolla;

(11 HISTORIA DE LA HEPÚBLICA "\RGENTINA por Vieeute Fi<lel Lopcz, tomo 2.


página 314, nota 2.
pero lo gastado en él de actiYidad y celo, lo compro-
metido á punto de no poderse retroceder, y lo que su-
girió y enardeció rectamente al gobierno propio, fueron
picas demoledorns del poderío peni11sular y estimulas
de precipitación para 21 sentimiento revolucionario ya
eneamado. Los sucesos, más lógicos que los hombres,
en ese caso, prese11tm·o11 11u(•rns fuerzas de sazón á. la
idea de In inclepend.:'ncia como única solueión :-mlrndorn.
La mala suerte de España en su resistencia á, la inva-
ción francesa vino de refuerzo decisivo; y por si eso,
que era. todo, no hubiese colmado á los escrupulosos,
las torpezas del partido peninsular, especialmente el ra-
dicado en Montevideo, borraron de los espíritus hasta
las sombras remotas.
Los contemporá,neos del alzamiento de J\fayo y
los historiadores convienen en que DON NwoLÁs RoDRÍ-
GUEz PEÑA fné el alma de la acción revolucionaria
después de haber sido un factor tenaz y de largas vistas
en la elaboración de las· ideas precursoras; sn fortuna
y su influjo fueron puestos sin tasa ni condiciones al
servicio ele la causa redentora, y en el seno del núcleo
dirijente de lo:-; agitados y revueltos elementos políticos
y militares que derrocaron el colonü~e, era foco de
perenne calor y luz, que lo sostenía y nutría con gene-
roso y viril aliento. RODRÍGUEZ PEÑA y Castelli com-
parten la gloria del convencimiento profundo, del
entusiasmo consciente y de la resolución inquebrantable
en las reuniones donde se trataba nada menos que de
los destinos de un pueblo; pero mayor peso tenía la
autoridad del primero y mayor y más atractiva era su
consagración á, la empresa comun. Las cualidades que
le dieron ese poder y valimiento en medio de Belgrano,
Vieytes, Passo, Castelli, Donado, Darregueira, Alberti,

lH
Terrada, Jrigoyen y Chiclana, algunos de ellos de ca-
beza superior ii la suya, fueron las que caracterizan ii
m1 político de acción y prá.ctico, eonocedor del medio
en que actúa, (Jll8 no pierde la :'lerenidad ni el rumbo
en el laberinto de la intriga y de los hechos, por gra-
ves ú inesperndos <¡ue sean, que irn<la reserva en la
luelw, por egoísmo, y <prn en todo y sobre to(lo imprime ii
su actividad el canícfor imperso1ial del bien público
perseguido. Del conjunto de estas condiciones ninguno
hubo entonces como él, dueño además de recursos pe-
cuniarios, de bienes y comodidades que allanaban los
obstá<~nlos de las diversas esferas sociales. En todas partes
tenía puesta la mano impulsora de la reacción con la
Yista siempre clavada en la solución del gran problema,
atemperando los impulsos precipitados de los entusias-
tns teóricos, dando nen·io ii los moderados, combinando
sensatamente los resortes disponibles para el golpe de
efecto infalilJlc a~unque no fuese inmediato. Su casa,
situada cerea de San Miguel, y su quinta eran los
prineipales lugares de los c011ciliábulos; y para que los
patriotas estuviesen garantidos durante las reuniones
contra los actos de fuerza, ideó y realizó un gasto con-
siderable é improductivo de construcción en la quinta,
que cohonestase á 1a vista de la autoridad la aglome-
racion allí de gente, que servía de guardia bien armada
bajo el ropaje de trabajadores. Inflexible en sus ideas,
no lo t•ra para los medios de hacerlas triunfar, sin des-
cender empero á los rechazados por el honor; iba ú, su
objeto en línea recta ó quebrada, según ln imposieióu
del momento, lógico en todas las maniobras con su
propósito fundamental y ganando constantemente posi-
ciones al enemigo. En él se equilibraban las pasiones
y tendencia::; de la época, dando el promedio la energía

11.J
Y el entusiasmo que no aventuran, los serv1c10s gene-
rosos y focuu<los que se impo1ien, la influencia <l ue {¡,
nadie oscurece y á todos su·ve.
El impulso atrevido del círculo en que R.oDitÍCHTEZ:
PEÑA lucía sus eualidatles contuvo la dcmolici(m del
poder criollo <1uc Cisneros trufa como programa de
gobierno, alecciouallo por los peninsulares; sin lo ewil
hubiera sido má:-: dificil y acaso muy tardío el <leseula-
ce del 2:3 de Mayo de 1810. Ante los peligros de lH
restauración del estado de cosas anterior á las invasio-
11es inglésas, Ro1mÍGUEZ PEXA se pronunció resuelta-
mente por la resistencia armada. al nuevo Virrey y la
formación de un gobierno transitorio que garantiese lm~
corn1uistas criollas, aum¡ue para ello hubiere de e::rnee-
derse algo á. la mo11arquía borbónica. La resistencia impli-
caba ruptura del vínculo colonial, pon1ue, una vez dado
el paso, llevaría fatalmente á la independencia eompleta;
y la transac('iú11 eo11 lo:-: Borbones cm el medio evolu-
tivo del m01m·nto, 11uc gar:rntfo aquella ~, aseguraba el
éxito futuro. El plan fué eminentemente práctico ." de
verdadero estadi:,;ta: entonces alÍn i10 lmbfa seguritlad
de triunfar con la:-: pretensiones int<'grns de los pa-
triotas. Merced :í. t·se a nmce, que muchos (•aliíica ban
de insensato, pero qne resnlt<> salYador, operó:-:c un
movimiento serio en las fuerzas afine:-: <1ne sncnmbiría11
bajo el nue\'o gobierno, arribándose por trammcciúu :.í
que 110 se innovarían los hechos existentes, y quedando
evidenciado el curso indetcnihle de la rernluciú11. Cis-
neros 110 fué resistido; pero t¡jereió el poder cautivo ele
los criollos.
La i11surre<·ción de l\Iayo completó n<1uella victoria
política de RODRÍGUEZ PEÑA y sus amigos. Conocida
la extinción de hecho del gobierno español por el ava-

JJ[;
salbrniento de los ejércitos franceses, la pas10n revolu-
c10narrn salió á la calle sin escrúpulos, atrevida y
exigente, con caudillos civiles que la dirigían y con
reg11rnentos y batallones que la proclamaban en los
cuarteles; todo á impulrn de las desiciones y trabajos
del núcleo « cuyo nervio era don N rcor,c\R RoDidHUEZ
PEÑ,\ » (IJ L({ Espaiia había ('(ulucado; el pueblo pe-
día la deposición del Virrey; las corporacioue::; política::;
110 atinaban rumbo; los peuiusnlarcs, <·<m1pletmneute
dominados, enrn impotentes; los conscrvadun·H patriotas
tluctuabau; pero á travfs <le ese desconcierto <1ue el
torrente desbordado <Teaba, los promotores del estallido
enderesabau enérgicamente hombres y cosas luícia su
ideal, comprometiendo y arrnstrándoloR al rigor de fas
angustias. Pasada la primera ráfaga de pavor, reaccio-
naron los e;:;píritrn:> timoratos, qne siempre se atraviesan
en el camino <le los pueblos para torcer los rumbos
reformadores con transacciones enervante8, y maquinaron
destruir el movimiento por medio de uua solución apa-
rentemente ventajosa á los criollos, pero en reali-
dad fundamentalmente coutraria á. sus propósitoH. La
fórmula engañosa gan6 algurn1H infltwncias é introdt~jo
<'ierta discorda1ieia <·ntre los patriota;:;, surgiendo de allí
dificultades que 110 existieran á ser todos del temple y
la madurez de criterio de Romümrnz PEÑA, quien, a6n
sin 1-iaavedra al frente de la poderosa IA•gi611 patricia,
sostenía que debía marchar adelante la revoluciúu. En
preseneia del inesperado trastorno, que afectaba la uni-
dad de acción de los patriotas, indispensable al buen
l-xito, la serenidad enérgica de . RoDRÍGlTEZ PEÑA con-
tribuyó en primera línea á la conjuración del peligro.

(1) HISTORIA DE BELGRANO, por B. Mitre, tomo l.

117
Durm1te los cuatro dias anteriores al 25 de l\fayo fué
::;u casa el laboratorio del incendio popular y de los
planes políticos; el poder del dia estaba allí. ]~l, á la
vez que por sus agentes, entre los que descollaba Be-
ruti, mantenía la presión popular en las calles, plazas
y cuarteles, intenenfa en las negociaciones abiertas
para frustrarlas ó adelantarlas según las conveniencias,
y discutía con pasión comunicativa y bríos de alma
entera las cuestiones debatidas en el seno de los pa-
triotas, sin bastar nada á) ofuscarle, sin estremar propo-
siciones ó medios que pudiesen dificultar el anhelado
acuerdo sobre una fórmula prática. Ese doble y abru-
mador trabajo, sin descanso de un momento, en horas
de prueba solemne, destacó su figura del cuadro de sus
compañeros; ninguno llegó á su altura, ni tampoco hubo
quien pudiese merecer como él, por las obras de tmton-
ces, los honores del de:,;prendimiento personal, Lle la
pureza de lm; intenciones y del convencimiento del
triunfo. Moreno, Belgrano, Castelli, Vieytes, Passo tu-
vieron acción menos ámplia en el movimiento. El ga-
lardón de aquellas fatigas fué digno de ellas: el 2;) de
1}fayo de 181 O: la realización del ensueño criollo
arraigado en RoDRIGUEZ PEÑA tal vez más que en nin-
guno.
Corre por cierto que el mismo dia de la instalación
de la ,Junta Gubernativa en el Fuerte de los Virreyes,
don N ICOL,(s RomtÍGUEZ PEÑA borraba de su apellido
el de la aristocrático recibido de sus progenitores, vasa-
llos de un Rey, repudiándolo por deprimente de la
nuern vida; y de ello se ha hecho mérito como rasgo
caracteristico de las ideas democráticas del prócer. Ese
detalle de sn vida antecedió á la revolución triunfante;
desde que salió de la potestad paterna. suprimió el de

Ho
la de abolengo; de :,;uerte que lo señalado en dicho
de::mpego á una vanidad sistemada debe remontarse á
sus primeros años y decir:-;e que inició su edad viril
rompiendo ya ataduras españolas.
Romámrnz PEÑA no fignró en la primera Junta
Gubernativa por razolles deductivas <1ue le enaltecen.
La lista de los miembros que la formaron fhé hecha
por el fogoso Luis A. Beruti, agente conocido suyo, en
la misma plaza del Cabildo, el <lia 2ii, segun m10s, (Il
en la casa de aquel, la noche anterior, segun otro:,; (~J.
No es aventurado suponer que RouIUGUEZ PExA la
sugirió ó cuando meum; que fué consultado- ó que Be-
ruti tuvo presente sns ideas y de:-;eos al confeccionarla,

y en em1l<1uiera de esto:-; enso:-; no debía él figurar por
delicadeza y aún pur nwti vo político, puesto que habría
dado márgell á sospecha:-; malignas respecto á, sus ver-
<laderas intenciones. Y el supuesto se convierte casi en
verdad probada relacionando el significado de la compo-
sición de la Junta con el anhelo de RoDmuuEz PEÑA.
' Aun<1ne dotado de gran energía, era hombre positivo
<1 ue aceptaba el entusiasmo como auxiliar poderoso,
pero r1ue daba má:,; importancia á, las combinaciones
política:-; y á la :,;ólida orgauización de lo:,; elementos
que debían apoyarlos; por eso se inclinaba á los me-
dios pacíficos y seguros antes que apelar á las ar-
mas,,, l::¡ <1ue son contingentes. Esto era precisamente
lo que traducía en nombres propios la foita de Be-
rnti: un conjunto de hombre:,; que aunaban las ten-
dencias de los patriotas, sin aparieueins hirientes para
los peuinsula.res, sin colorido de cambio radical, que

11) HISTORIA DE BELGRANO, por B. Mitre, tomo l. ca¡iítu\o VIII.


(~) RESEÑA HISTÓRICA DE LOS SUCESOS DE MAYO, por el general 'l'onut' Hui<lo,
vublicada en En el Plata eientítieo y literari<P, tomo 6.
(:I¡ HISTORIA Dlé llELGRANO, tomo y capítulo cita<io•.

IJ\J
levantase resistencias eu el resto del virreinato, no con-
sultado: .á modo de transacción conservadora entre la
revolución y el régimen colonial, con las mismas bases,
perfeccionadas, sometidas por los sostenedores de la
vieja autoridad; á pesar de lo cual terminaba realmen-
te el vasallaje. Un hecho de tal significado distaba
mucho de la inexperiencia política de Beruti y ele sus
:ilcances mediocres; no es presumible tampoco que na-
ciera de un rapto genial, por que revela combinación
hábil, relativamente perfecta, que implica meditación
prévia; y puesto que Bernti recibía inspiración de Ho-
DRÍGUEZ PEÑA y el pemmmiento practico de este se
halla vaciado eu la eomposición de la .Junta, y él, que
merecía figurar en ella, uo figura, debe lógicamente
atribuírsele la iniciativa. De sus titulos á uu puesto eu
el go bieruo dió prueba la Junta misma, llamándole á
ocupar la primera vacante que dejó en ella el falleci-
miento de Alberti, ocurrido en enero de 1811.
Una vez que el poder cayó á manos de la Revo-
lucióu, la política de los patriotas avanzados volvió á
tomar el impulso radical de su pensamiento genuino:
la independencia; Moreno era su ariete en la .Junta y
el sol de las ideas en la prensa. Las apariencias guar-
da(las no engañaban ni á los cándidos, porque los he-
chos mostraban la reali<la<l. El gobierno y las tropas
criollas marchaban !i. paso de carga bajo el predominio
altivo y atreYido de la falange valiente, y de dia en
dia se levantaban murallas insalvables entre la España
y sus antiguas colonias en forma de victorias militares
irrenunciables, de progresos de la razon pública, de
amor á la libertad en los pueblos, de actos trascenden-
tales gue importaban arrojar el guante de un duelo á
muerte. El momento fué propicio á ese empuje sober-

151)
bio; pero no se le habría visto tal vez si de antemano no
hubiese existido en sus autores el pernmmiento ·maduro
de fundar una nacionalidad. Los peligros de -un nuevo
gobierno son siempre grandes, y entonces lo _fueron
especiales y temibles por la época, la clase de líotnbres
<prn encabezaron la reacción peninsular y la relatíva
limitación de medios de los patriotas. Esa fué, sin em-
bargo, la situación hábilmente explotada por los avan-
zados para arrastrar á los conservadores en servicio· de
sus propósitos, y merced á las o:;mdías se conjuraron
las tormentas enemigas, se hizo palpable á las masas
la necesidad de combatir á los realistas para ser felices,
y quedó como verdad encamada la existencia de una
Patria distinta de la España. Existe inédito el proyecto
de organización institucional en que Mariano Moreno
reflejó fielmente el espíritu vivificante de aquella acción:
trabajo de reforma completa y de concepción robusta,
<1ne abarca todo el rneca11ismo de un gobierno demo-
crático indepfmdiente, y que, Ralvad(J por casualidad,
sirve hoy de comprobante luminoso contra los que nie-
gan á los inmortales de Mayo la gloria de haberse
lanzado á la empresa con la finHP resolución (k cons-
titnir 1m Estado soberano.
No hay á <pw detallar los hechos <fol <J_Ue pode-
rnos llnnrnr período torrencial de la Revolución Argentina;
constan en las historias de los escritores qne han estn-
<liado el cuadro completo de esos tiempos. Todos ellos
ttwieron el concurBo importante de don N 1coL.fo Ro-
nRfrw1·:z PE~A desde las filas tlel pueblo como director
de inicintfras enérgicas tle opinión, capitalista cuya
bolsa estnha á diP.posieión <lel gobierno y especialmente
como el cindadano de más confianza para con11s10nes y
asuntos delicados. Sin tener los honores del poder le

151
alcanzaban las responsabilidades mayores y se consa-
graba á la cosa pública á igual del más comprometido
funcionario. Fué por eso que, cuando la Comisión con-
sultiva de la Expedición Auxiliar al Perí1 mostró debi-
lidad sentimental y no cumplió inmediatamente la ór-
den de c:;jecutar á Liniers, Concha, Allende y demás
promotores de la contra-revolución del Interior, la Junta
Gnbenwtirn designó á RonRÍGUEZ PE~A para acompa-
ñar al rncal Castelli, encargado de cumplir la órden, á
fin de que la autoridad del representante del gobierno
fuese robustecida con la de la opinión. « Daban á esta
elección mayor valor la circunstancia de ser Liniers y
PEÑA amigos muy íntimos » m. Un sacrificio por la
Patria! Caracteriza el temple de los designados, cierto
(letalle de lo que pasó en la ,Junta. Leída la nota don-
de el coronel Ocampo explicaba los motivos de no haber
<;jecutado la sentencia de mnerte, dijo Moreno con
arrebato: ce Lo que esa ComiRión merece es traerla con
barras de grillos y deportarla á ·Patagones » - «Pero,
¿,quien se atreve á cumplir la ónlen?» - le preguntó
uno. « Yó! »-contestó Rin vacilar el Secretario; y luego,
diriji(.ndnse á Castell i, agregó: ,, Vaya V., que ha dicho
es capaz de fusilar á su padre por sal vnr á la Pa-
trin! » (~J. Condenan estos raptos grandiosos loR que no
sienten amor patrio verdadero, ni son capa<'es <1c sacri-
ficioR; pero contra sus teorías está, la vida de todos los
pueblos durante las crisis (jlW derrumban desde los ci-
mientos, y entre nosotros se encuentra la Patria fm1-
clada por aquellos hornhres. Fu0ron entonces de necesidad
suprema la~ prueh~1~ hrróieas (lel Yalor moral, que á laR

( 1) LA CRÓNICA, Ylt eita<l:t.


('.?) Referencia de don Jnlian AlYarez al grnera.I B. l\lit.rr, :í. qnic>n ~P la hrmo:::.
ohlo en t·a~a del Dr. Angel .J. Cananza.

1G2
veces tortura más al qne lo traduce en hechos terribles
que al paciente, y que tiene en perspectiva la injusticia
ó la ingratitud de los beneficiados. La muerte de Li-
nier::; y sus compañeros era durísima imposición de los
sucesos; ellos mismos obligaron á que se la diesen. Y
precisamente porque el caudillo de la Reconquista y de
la Defensa gozaba del cariño de los patriotas debe
ponderarse como ejemplar la ofrenda de sentimientos
delicados y de reputación histórica que Castelli y Ro-
nRímmz PEÑ.\. hicieron á la Patria. «Qué fuímos crue-
les! " - decía don N rcoL,(s RODRÍGUEZ PEÑ.\. 1 aludiendo
al juicio del historioclor realista Torrente - « Vaya con
el cargo! Cualquiera otro, debiéndole á la Patria lo que
nos habíamos comprometido á darle, habría obrado del
mismo modo. Lo habímnos jurado todos: y hombres de
nuestro temple no podían echarse atrás. Ahí tienen una
Patria que no está ya en compromiso de serlo. La
salvarnos corno creíamos que debíamos salvarla. Había
otros medios? Asi sería: nosotros no los vimos, ni
creímos que con otros medios fuéramos capaces de ha-
cer lo (¡ue hicimos" C1>. ¡Cómo no aplaudir y agrade-
cer el númen y la intrepidez de aquello:;; varones, si
ellos abrazaban la gloria del sac1-ificio para que otros
cosechasen el fruto de sus inmolaci0110s!
Cuando la Rernlnción dominó el vasto territorio
del virreinato, la discordia principió á desconcertar la
unidad del partido patriota. El peligro común había
:-;ido fuerza de cohesión para confundir á todos en la
neci(m irn;;pirada por los avanzados; pero, á la sombra
del período difícil, los conservadores, homhres al fin,
fueron tentndos por la envidia, el deseo de supeditar y

( 1) HrnTOltIA DE LA REl'(BLlCA AH.GENTINA por Yil'entc Fi(lcl Lopez, tomo 3,


11:i.gina. 248.

153
las preocupaciones ane1as, y no tuvieron la suficiente
fuerza de Yolnntad ó la claridad del juicio político
necesatio para rechazarlas. Esos gérmenes nocivos cre-
cieron en proporción al sucesivo alejamiento de los
riesgos inminentes y á medida que la regularidad del
nuevo estado de cosas incitaba de más en más con los
honores del gobierno. ¡A <1ué ocultarlo! Tamhien
entorn·f~s, corno ahora y siempre, en todas parteH, hubo
una cansa generatriz de egoísmo personnl que dió á la
política nuevas· fa-:es. Racionalmente no tenían por qu(.
chocar Saavedra y Moreno dentro del programa ele la
Hevolución, pues este era uno solo; políticamente no
convenía el antagonismo, porque la causa se (lebilitaha
en los principios ante un enemigo compacto y fuerte,
exponiendo sériame,ite el éxito feliz de las jornadas
realizadns. Chocaron, sin embargo, cuando Moreno y los
avanzados dirigían con brillo los negocios y nada mejor
hal¡fa que pedir ni hacer. ~ería temerario atribuir el
hecho á ideas reaccionarias en Raavedra v sus amigos,
,. L

y es perfectamente natural elarlc por causa las'" pasiones


y deseos del anhelo del poder; que no otro suele ser
el orígen de las luchas de los partidos y de las riva-
lidaeles ele los políticos. El primer resultado tlcplornble
de tan prernatnrn colllo injm.:tificable pugna foé la :mn-
larit'in de la influenria de .Moreno, la suplantación el<>
los pntriotas ele su temple con frios, déhiles ó ele re-
ciente data, el cambio del primitivo personal del go-
bierno, la detención brusca <lel impulso qne llnrn1Jan
las eosas; todo ello combinado eu los sombras por in-
trigas y a('omodos personales y consumado de sorprrsa
bajo la presión ficticia ó real, pero invocada, de cierta
parte de las fuerzas (le la Capital
Las espinas brotaron presto. Uno de los mltores
dé la perturbaeión, el deán Fm1e:,;, acaso el más empe-
<'ina<lo de t0tlos, dice que <lesde mtonccs « fné dcster-
rndo del :,;eno de la .Junta el secreto de los negocios,
la celeridad de In acción y el vigor de su ternpera-
ment o l 1J. Fué, pues, un desquicio lo que reemplazó ii
la obra de los genuinos precursores y netore¡;; <le Mayo,
y estos no podían mirar con desdén un <lerrnmlwmieuto
f;('m<;j:rnte; <1tw «juramentados <~stahun de hncer libre
á la Patria y no enm hon1bres <le echarse atras , segón
decía RonRÍGUEZ PEÑA. Frente por frt'nte al mwro or-
ganismo desparpajado fundaron los patriotas una So-
1·iedad política <le propagamla y discusión á.mplia para
mantener vi\"<) el calor revolucionario .de la opi ni(m,
arraigar f'll el pueblo ideas d(~ gobierno democráti!'o y
cooperar á la labor ofieial en el rum Lo de las cow1 uis-
tas aleanzadaR; iniciando de ese modo la Yicla de un
partido orgánico. Era la reaparición del centro diree-
ti vo de la Hevo lución sin Moreno, C,tstelli y Bel grano,
ausentes, pero con l{omÚGUEZ PE~A, que representalia
la tradieióu m:Ís encumbrada, pnra y prestigio¡;;a, y
Yieytes, Azcuénaga, Lai rea, Fren<"h, Bernti. (¿ue Ro-
rn: ÍGP EZ PE~ A fué allí' el miswo c·arácter Y la misma
a.ctivida<l que en lu:-; pasados tiempo:-, 110 hay á que
decirlo, y que ;,;u puesto era el primero, se impone ló-
jieame1lte. )Jiembrn de la Jnntn, influyente en la opinión,
eo11 servicios diRti ngnidos y ¡;;acrificios 11ota bles, á en-
hierto d<~ sospechas malignas y de todos respeta<lo y
querido, Rll personalidad no tenía igual y t>lla sola has-
ta lvt :í demostrn r el hien intencionado <>s píritn reparativo
<fo la ,'.'o<'i~·dad Pafriótica. La Sf'llkatc•z le incliealm
<·omo intermcdi:1rio Ílnieo de laf< <lor-; foerzas r-;1.·pnrndas;

155
él lo comprendió así y ensayó modo de armonizarlas
sin alterar los componentes del gobierno, pero sí dán-
doles el aliento perdido, recogido por el pueblo: solu-
ción que hubiera remediado el error hasta donde era
posible detener sus efectos. Infortunadamente, había
echado largas raíces el ofuscamiento en la mayoría de
la Junta y esta atropelló ciega, con torpeza imperdom1-
bh>, apelando iil motín militar y al tumulto, organizados
por el mismo gobierno, para destruir la Soricdrul I'a-
t!'iótiw y expulsar del poder á RonnímTEZ PEÑA y
sns cooperadores. La opinión fu(> vencida por la fuerza;
el patriotismo noble y generoso fu(> avasallado por la
despreciable ambición personal. Las escenas de la re-
vnelta oficial del 5 y G de abril de 1811 deshonraron
al pronunciamiento de Mayo: tanto, que el mismo Tor-
rente, historiador realista, que se goza en las desgracias
ele los patriotas, formula este juicio: « La fuerza se
hizo superior á, toda refiexi<Ín política y salió triunfan-
te con escándalo de las personas más semmtas, que
veían en tamaño atentado Pl jó-men de nuevos alboro-
tos, capaces <le sepultar <'ll ruinas aqnel naciente Esta-
<lo )) (tJ. Don Nrcor, ..\s RonRÍGFEZ PE~.\ se hallalm en
<'l Fuertc> cuando los tumultuarios llegnron allí, encabe-
zados por jefos de cuerpo y alcald0R, pidiendo á gritos
sn deposición y la de Vieytes, Larrea y Azcnénnga.
Sereno nfront/1 la horrnsca como en los días que juga-
ba la cabeza eontra el coloniaje, y encarándose con uno
<le los directores del esciin<lalo, Je dijo: «Un dia llc>ga-
rá qne los qne han deshonrado la Revoluci(m, atrope-
llnndo á, las autoridades :' ahricn<lo la puerta á, la
irnnr<plÍa, 110 s0pnn <lornle poner la cara d0 vergüenza,

1t) I-Irt:TOJtIA ffF. LA Rl·~\'OLlJCIÓN H1s1'.\~0-.A:MEIU<~AX.\ por .:\Jariano Torrcntr,


tomo ] ' v:í:.dna llif1.

HiG
perseguidos por la execrac1011 pública» (1 1• RoDHÍGUEZ
PEXA, Yieytes, Larrea y Azcuénaga fueron inmediata-
mente destituidos y remitidos presos á la guardia fron-
teriza de Lujan, siguiéndolos el coronel French, el te-
niente coronel Bernti, el doctor Ramon Vieytes, don
(Jervasio Posadas y don Agustín Donado. El gobierno
quedó huérfano ele próceres de :Mayo!
Quince dias despues, RonRÍGPEz PE~A recibió en
la cÍircel de Lujan pasaporte de (lesticrm por tiempo
in(leterminado, « con prevención de marcha inrn¡;<liata,
permitiéndosele únicamente el tiempo muy preciso para
su apronto » (~); el punto del confinamiento era Gua11-
<lac:il, desierto andino de la jurisdicción de San .Tnmi,
donde estaría rigurosamente Yigilado por las autorida-
des provinciales ce sin permitirle correspondencia con
prrsona alguna de las provincias, <le la Capital ú otro
pnchlo ,, (::i. )fucha debía ser sn valía cuando tanto
ensafiamiento prorncaha! l>nró la crne]dad hnRta el 19
de setiembre, en cuya fecha se ]e concedif> residir P11
l\Ien<lozn ó ~an .Tnan, á. RU eleceion; (I) y el destierro
tennin6 el 1º dr octubre del mismo a fío, por decreto
gubenwtin) qne declm·<í no habc1·8c coinprohado, ni aún
iur1irado, f'l menor rl'Ímf'n contra los 1·nrrtfc"q drp11csto.~ 1''l.

(!) L.A. Cnó~ll'A, ya t·itatla. EL ahttli(lo en el texto e:-. don ;\lartin Hotlrig11cz,
(
1
Parmic:ir1to que un ~t, <h· 1\1.ayo, en l\1ontcvi(lco, 1lnrantc la tiranía dP Ho:-:a:-:,
11l'lll':t,
vario:-; j1),·cnc8 argcntino8 cmigr:uloB moralizaban 8olirc a.<111clla y la8 rcvolneiones
q11e hal1íau traillo :i Ho~a:-:. «(,(luién :-:l~ría el malnltlo que hizo la }lrimera rc\·oln<'ión,
para 11uildt'eir :-::n nornhre? tlecía uuo; y dt•rnlo :í. Ja. 1li:;:ta.ncia, ¡1a:-:ecirnlo:-:c eahizlmjo en
l'l patio de :-!n l'a:-:a, al andano g'('J\<'l"al ~\fa.rtin Ro1lrignc;1,, :-:e propu:-:it•ron ~alir <ll• la
dtula intrrrog:irnlolc. ;,(~11ién fné C'l pri111r1·0, Don l\fartin, que hit.o rcnlhl(·ionrs en
But·no:-: ;\in·:-:·!-- le prcg-11J1taron-dl11ié11 fné el ¡irimcro'!)>-rPpiti1'> él, d(':-:t·orn·t•rtrnlo -.. 'Sí!
qnil;ll f11é el mal nulo!" ---iYo! l'Ollf(';-:ti'>Je¡.: <·on voz; terrible; y, 1l:írnlo.-:r \"Uelta, cm·en<'•~l'
1'11 :-:IL piez;a, de 1lornle no le \'ieron :-:alir ha:ita. el 11ia siguiente.
C-'l A !~CHIVO GEXEH.AL DE LA NACIÓ~--1811-/1 1,-,)//f,.ras nú111. 3(), ori.1.dnal.
C> AtWHIYO flENERAL nI~ LA N.\CIÓX - lSl 1 - ·''lfn .llro11, núrn:-:. -~7 :.· ;)~,
oriµ:inak:-:.
1-') Aw~HI\'O <+ENEJ:.\L !>!~LA N.\CIÓN---UHl-Srui .Juon, núm. rí~.
C·) (~.\ZET,\ PE B1:E:\'OS \ ll~Es, 111'1111. !_i~l, afio 1811.

1G7
.Mientras RoDRIGUEZ PE:Ñ'A sufrió resignado la
desgracia, la ineptitud de sus perseguidores le vengaron
de la injusticia. Dueños absolutos del gobierno y sin
ninguna resistencia en el pueblo, los revolucionarios de
abril no organizaron una administración regular, no
concertaron planes consolidati vos de la independencia,
no demostraron con instituciones viables que lo:-; ex-
cluidos y per:-ieguidos anhela han realmente quimeras;
dentro y fuera del poder caminaron á, tientas, golpeán-
dose en todas partes, ora movidos por las incoherencias
políticas del deán Funes, suficiencia vnni<losa y estéril,
ya llev<tdos por la pasión de acrecentar el influjo de
Saavedra. La decadencia notoria que eso produjo fué
agravada con el desastre de Huaqui y Ynraycoragua, el
fracaso de la expedicion al Paraguay, los atrevimientos
felices de la escuadrilla española, y, sobre todo, el des-
contento popular de rugido sordo á modo de prepara-
cion volcánica. 1Tna evolnciún despe,jó transitoriamente
los peligros inminentes: la. Junta maltrecha se transfor-
mó en Poder B)eczdi'.1•n de tres miembros y Jnnfo
Consci'Ntdora, e pe<'ic d<> dimarn h;jislativa, omnímoda.
Poco duró la armouía de ambos ctwrposº; el roce ine-
\·itable de sus facultades creó nntagonismos; y como el
Triunvirato buscó apoyo en la opini(111 y se lo presta-
ron sinceramente los veneiclos y desterrados de abril,
la Jw1ta Co11s('r1•adnra sucumbí(> en nombre del arbi-
trario que sns miem hros implantaron, y ~í manos de
sus hechuras. El camhio encauzó un tanto la desorde-
nada dirección (le los negocios, pero d<:;jó subsistentes
los Yicios fnndamentn les qtw le precedieron. Los trinn-
Yiros cometieron el error de gobcrnnr dentro del excln-
si vismo partidista y ('Oll marcnda. ternlencia al nntorita-
rismo omnipotente, y Pso defrm1d(, cspenmzas, entibió

150
el concnrso de la opm1011, 6 hizo pensar en los medios
ele imponerles las exijencias ele la rnzon p6hlica. Ro-
DRÍ<i\TEZ PEÑ_\ y demás principales de la extingnida
Sociedad Patrióti:w iniciaron la reacc10u opositora.
Nne,Tos elementos de pensamiento y de espada había
ya entonces en igual corriente: ~an l\Iartín, Al vear y
i\Ionteagmlo. La conjunción de todos para independizar
y con.stituir lib1·cmcntc la _América fué l:t Lól1A DE
I.1.\UTAHo, cuerpo que desde el principio dejú seutir sn
mano poderosa. El Triunvirato, en vez de amoldar su
política á la situación, echó mano de rec:nrsos veda-
dos, precipitando así una crísis radical, y fu6 depuesto
por el pueblo y la fuerza armada el :-) de octubre de
181 ~' 11ombránclm;e un gobierno provisorio ele tres miem-
bros con el marnlato expreso lle convocar dentro de
tres meses una Asamblea General de las Provincias,
(1ue sa11cionaría. Ja Constitttc:io1: del Estado {ll.
Lo8 tres óudadanos designados para ejercer las
funciones de primera a1Jtorida!l del país, fueron « las
personas más digw1s del sufüigio público » según el
texto del aeta del Cabildo: honor insig11e, expresamen-
te declarado, que merecieron el doctor .Juan ,fosé l'asso,
don N1coL.\s RoDHÍGUEZ PERA y el doctor Antonio Al-
varez de Jonte. HoDRÍGUEZ PENA no se hallaba eu la
Capital; asuntos político8 le habían llevado á .Mendoza.
La circuustnncia de la ausencia abona su merecimiento
y preBtigio; distante del suceso, estaba presente en el
cariño y la confianza de sus conciudadanos, satisfacción
que solo gozan los hombres superiores ya indiscutibles.
Al regresar de Mendoza encontró en 1-\an Luis que
don l\Ianuel Ignacio Molina, uno de la mayoría que le

( 1) ll1.;u1snw NACIONAi,, lomo 1, 11ú11L 375.

ló:J
expuld) de la .funta, había sido constituido en prisión
por la autoridad local, de su cuenta, para congrnciarse
talvez la voluntad de los que suponía resentidos con
61; le trató con dulzurn, le libró ele mortificaciones, y
su mismo acl,·ersario escribió, para honra de ambos,
e::;ta prneba de la belleza moral del nuevo gobernante:
« Satisfecho de la integridad de don N rco1,Á:-: Rmrní-
UCEZ PEÑA, con los conocimientos que ha tomado del

a:,,;unto, será uu firme apoyo de la justicia de mi can-


sa » <1l. El que asi retribuía crueles ofensas políticas y
en tan alto concepto era tenído por sn adversario, tomó
posesión del gobierno el dia :i ele noviembre de 1812.
El verdadero pen:,,;amiento de los próceres de Ma-
yo volvía otra vez ii dominar en el poder. Nada nuevo
formuló el movimiento del ¡...; de octnbre en relación á lo
<1ne Moreno y los anrnzados habían tratado de implantnr
desde la instalación de la primera .Junta Uuliemativa;
las graneles idea::; y lo:,,; medios de realizarlas proclama-
dos por los políticos, el pueblo y las tropas eran rea-
pariciones lle las ideas y los medios que los conserva-
dores desalojaron violentamente ele la escena, para mal
de todos. La constancia de los reformadores veueiclos en
diciembre de 1810 y abril de 1811 deHeuvolvió el
criterio públfro al calor de los ideales claros que tenían
y por evolución natural de la~ cosas que tienden á su
er1uilibrio retornaron los sucesos al primitivo rurn Lo,
único racional y salnidor. Por eso no es en todo justo
lo ,que un escritor ilustre dice de los <1ue sustitnyero11
á los triunviros depuestos, á saber; «Tornados los unos
y los otros, en su mérito respectivo, no hay como po-

( 1 ) A.ItCHlVO GE~.EltAL llE LA NACIÓN--]8]2---i...., mi l¿ui><, ofü:io autógrafo de don


1

..._\Januel lg11acio .l\folina, dirigido al gobierno con fecha. 28 de ocinhrc de 1812.

lüU
uer e11 parn11gón á lus ;:;ue(':-;ure:-; con los mitecesore:,; » m.
Por mnd10 (1ne sea nuestro respecto, y lo e:,;, á. Pneyr-
redón y Hi vmla via ( llcpuestos) es indiscutible q ne hasta
los fines de 1812 uo demostraron tener el tacto político y
el convencimiento de Hon1:ímmz PEXA denfro del pro-
,r¡rama de la imlcpendel/(·ia y para la fundación de
una dcnwc}'(ícia rcprcsc11tatil'a, y que mientrm; el
último no perdió jamás su fé en el pensamiento de
:;\layo, ni cesó un momento de trabajar por su triuufo,
aquellos recorrieron caminos tortuosos, sin fórmula:,;
preci:-;a:,;, y trabaron los progre:-;os de la Hevolución. Hay
eomo parangonar á RorrnÍGllEZ PE~A, durante iH1uel
momeuto hi:,;tórico, eo11 Pueyrredón ó H,i va da via, pur-
ll lle el uno a:,;eeudi{¡ al poder en virtud de haber
eornprobado la experieneia y el adelanto moral del pne-
Llu que· lo pernado y drfeudillo :,;icmpre por él era la
exigencia de la Revolucióu, la lógica inflexible de Mayo,
-y lo:,; otro" cayeron por razon contraria. Y donde
e:-;tuvo la mayur sen:-;atez del tiempo, el criterio político
más certero, la penetración más honda de los aconteci-
miento:-;, debió .indudablemeute hallar:,;e tambien la :,;u-
perioridad del e:,;tadista.
Difíeil es determinar con exactitud cuál es la parte de
iniciativa y de responsabilidad de un hombre en go-
bierno:,; colecfr;os cuyos miembros :,;un de igual gerar-
qnfa, proce<len conjm1tamente, tienen iguales propósito:,;,
piensan de la misma manera y :,;e desempeñan con
armonía irreprochable; la individualidad llesaparece ante
el público y la historia; solo se ven los hechos del
grupo como si emanasen de una sola cabeza y una :,;ola
voluntad. En este caso se encuentra la labor adrninis-

(1J l-l1STUlUA It.E L.\ REPÚBLIL'A ARUE;\TlN.\., pur \'il'eutc l.'. Lo11c1,, tomu 4
pügina ~74.

lGl
tratin1 y política de RoDRÍGUEZ PEÑA. Aunque sn emác-
ter y sns antecedentes pueden ser motivos de i11 1 lucció11
¡mm señalar por suyos muchos actos del triunvirato de
octubre, la verdad quedaría en eluda y esto reetrne de
penetrar en semejaute camino. Hay, pués, que exhibirle
en el conjuuto.
A dos grnndes problern:ts concentró su lali01: d
gol¡i{;mo del t-i octubre, ii saber; veHcer al enemigo y
coHstituir el organísm0 institucional del país. Carla m10
de ellos era complexo y grave hasta en los detalles. El
primero tenfo por obstiiculos, del lado enemigo, el fuer-
te poder militar flllC guerreaba con la base de Monte-
video, la dominacióll de los rios y costas por la escua-
drilla española, la ocupal'.ÍÓn del territori<1 del norte por
el ejército rnnúeroso (~e Lima, sitiado en Salta, y, del
lado de los patriotas, la pobreza del erario, el pequeño
número y el mal estado de las tropas, desnudas, impa-
gas y no bien urganizadas, l<t falta de armas, la deca-
dencia del comercio; el segundo imponía orillar atinada-
rnente los inconvenientes del estado social, aun defectuoso
para la democráeia práctica, y las consecuencias de los
sucesos políticos anterioref', ii fin de que la razon serena
y la voluntad real de los pueblo:;; die:;;en una solución
estaulc. Las batallas del OeN1'.to y Salta y el combate
de San Loren:zo dijeron en notas vibrantes de Yictoria
cuánta :fué la habilidad, la consagración y la energía
del gobierno <1ne preparó el modo de resta blerer el
predominio de las armas de la Patria. De capacidad
política dióse tarnbien prueba distinguida. Ni ódios ni
exclusiones preocuparon á los gobernantes; ámplias ga-
rantías teuían los derechos personales y cívicos; los
mismos hombres de la situación pasada desempeñaron
destinos importantes; ninguna sugestión partió de los
mandatarios para el nombramiento de los miembros de
la Asamblea Constituyente, y cuando de algunas provin-
eias les llegaron consnltns sobre el particular, las recha-
zaron por violntorias <1el deher. La eleceiún libre de los
Constituyentes y la instalación de la Asamblea corona-
ron esa obra de orden, de sabia templanza y de orga-
niziwi(m <1i. « La po¡mlaridnd y las grandiosas esperanzas
que d0spertú la npnrieiú11 de la _,\sarnblea en todas las
provmcias cultas del Rio de la Plata, han dE;jado nn
rastro tan profundo en el sentimiento sano y liberal del
país, que su l>poca pasa con razón como uno de los
pcri0<los más fecundos y más brillantes de la historia
nacional. Algo nsí como mm visión luminosa del por-
venir, brotó de suyo de todos los ánimos; la satisfac-
ci(m plÍ hlica q ne produjo, le reconcilió las resistencias
parciales que el movimiento (de octubre) había provo-
cado cu sn oríjen, y pudo creerse con razón qne la
i11stalnci•Ín de la Asmnblea fh~nernl ConRtitnyente ern
el tfrmino <fo t0<l:ts las :m1higiiedades, la Yictoria asegu-
rada <le la cnusa de la Trnlepernleneia, la consolidación
del únlen pol1tico m1eio11:il y 1:1 elansnra del periodo
revolncion~rio )> <~>.

Ro1>RÍG l 'EZ PE~A


y sns eolegas realizaron cou
hrillo <le gloria <:>l progrnma de gobierno que se tra-
zaron, y etrnmlu depnsieron en nw110s de la AsarnLlea
Genernl Constituyente la :ilta investidura recibida di-
reetmneute del pueblo, por « residir en ella la repre-
RPntaci(m y <;icrcieio de la soherm1ía de las ProvineiaR
lTnidas del Hio de la Pinta », pndieron decir con ver-

( 1) No f¡ucda lJien en un c·nadro de 1•ineelflllas generales f:obrc los ¡mntos mÜ-1:'


~aliPDÍC8 lle los r1críodos ()lll' abarta la Yida. pühlic-:t. de RonrnGU.EZ PEÑA, el detallar
lo~ artos de admini~traeión .r 1lc gobierno.
n HISTOHIA l•E l..\ Hm·h:J.l('A AJ:<:F.~Tl:\.\, ¡10]" Yk<•JJte F. Lopcz, tomo 4,
página 341.

Jl);J
dad que « se lisonjeaban de haber llenado el voto pú-
blico». Esa envfrliable satisfacción del deber cumplido
con la honra insigne de heehos imperecederos fné
exornada en Ro1mÍGFEZ PE~A por los sufragios de los
representantes de los pueblos, nombrándole primer vocal
del Supremo Poder Ejeeutivo permanente (lJ, creado por
ley constitucional.
La Asamblea inn1lucró en sus funciones las facul-
tades de una constituyente y las de un congreso cogo-
berrnrnte, iniciando de ese modo el gobierno parlamen-
tario bajo auspicios peligrosos. En su carácter de
constituyente proclamó <le hecho la independencia na-
cional: todas sus leyes corresponden á la soberanía
de nn Estado libre y llevan el sello de grandeza
de una democrácia adelantada inconciliable con el
régimen social é institucional de España. Como
cuerpo gubernamental se mantuvo dentro de los po-
deres legislativos y políticos de un congreso ordina-
rio, cooperando á la acción del ejecutivo y fiscalizan-
dole, pero con facultades reservadas que la erigían en
autoridad superior. La dualidad de carácter facilitaba
la omnipotencia de la Asamblea, porque no había con-
trapeso á su voluntad, esta sola era su pauta, y es
universal y constante la tendencia política de supeditar;
afortunadamente, cerca de un año duró la aspiración
impersonal de patriotismo nobilísimo que desde Mayo
impulsó á la mayoría de los diputados, y ello mediante
hubo equilibrio en la actuación de las fuerzas guberna-
mentales. Las dificultades surgieron cuando los nuevos
factores de la tradición de Mayo adquirieron influjo

(') Sesion ele! 10 ele fcLrcro ck JRJ:l - RonnmrEz FEÑA fné elegido por 18 me·
~e:::, müximun tlc la:-: funt'iones tlc un YO('al, <'l doetor .Jo~é .Julian Perez por 12 meses,
r el doctor Antonio Alntrez de Jonte por (i meses.

IG.l
preponderante y la desvirtuaron en provecho de sus
ambiciones.
Al lado de la época hrillante de la Asamblea, el
Snprf'mo Poder ~jccntiYo atravf'sÓ valiente el período
crítico que le formaron los apuros de la administración,
los contrastes de la guerra, los conflictos de las exigen-
eias diplomáticas, la descomposición de los elementos
campesinos y <·l desvío de~ lok partidos. Acosaron algo-
bieruo, por toclos los vientos, enemigos poderosos del
órden, de la libertad y ele la independencia, como si
nna 1trn110 oculta los hnbiese recogido, disciplinado y
echn<lo Robre la Hevolución para exterminarla. No hnbo
tiempo de reposar ni de meditar eon serenidad la de-
fensa. LoR golpes mortales fueron sucesivos. A la ~mar­
qnía gaueha encalH•zada por Artigas 8iguió la indisci-
plina ele] ejéreito sitiador ele Montevideo; mientras eso
comprometía el prestigio de la autoridad y debilitaba
la ofonsirn sobre la plaza, esta recibía auxilios impor-
tantes <le Espafü1, m1eva expedición penínsular se anun-
ciaba, la Córte portuguésa se mostrn ba amenazante; y
cuando en medio de tales rigores se creía compensar-
los con los trimifos del Ejército dd Perú, las de-
rrotas ele Vilcapugio y Ayourna y la marcha de los
vencedores en persecución de los restos escasos de las
tropas de la Pátria hicieron poco ménos que desespe-
rante Ja situación del gobierno. Dura, cruel suerte! Pe-
ro no quebrantó la entereza del Supremo Poder Ejecu-
tivo, ni 8e vió á uno de sus miern Lros flaquear en el
combate rudo. Nuevos batallones y regimientos se le-
vantaron con actividad pasmosa como principio de un
nuevo ejército en la Capital; otros, comisiones científi-
cas y artillería de grueso calibre reforzaron el sitio de
Montevideo; algunas divisiones lijeras operaron sobre

Hi5
las hordas de J\rtigas, resguardando acantonamientos
militares los pueblos del litoral uruguayo; San Martín
marchó al norte' eon tropas frescas y el mando en jefr
del <:;jército que sn génio organizó en reemplazo del
perdido; se crearon recursos extraordinarios; el tino
conjuró la complicación portuguésa; el corso fué fomen-
tado á falta de marina de guerra; se trazó el plan de
organización de la escuadra nacional, y no obstante
faltar «hombres, buques, jarcias, cables, lonas, artillería,
pólvora. y aun fusiles ll, con «celeridad y sigilo JJ se
puso mano á. la obra que más tarde dió el laurel na-
1•.J,l de 1814 y prodttjo la rendición de Montevideo.
Así contuvo el gobierno la ola de las calamidades, sin
haber descuidado, por otra parte, ninguno de los pri-
mordiales deberes de la administración pública en sus
relaciones con las necesidades permanentes del país;
pues fundó la Escuela de Medicina y Cirujfa, creó la
Intendencia de Cuyo, estableció el sistema a(luanero,
acuñó oro y plata, protegió el comercio y las industrias
en la medida que las circunstancias lo permitían, res-
tableció en las provincias el órden civil y político
<; Yiciados por los sucesos de la guerra y los males ine-

Yita hles de la reYolución :>, implantó las reformas judi-


ciales y eclesiásticas sancionadas por la Asamblea, re-
glamentó el transporte de la correspondencia, fomentó la
Biblioteca pú blicn, estableció la guardia nacional. Si
grandes fueron los contrastes, grandes tambien se mos-
traron los gobernantes que les pusieron diques, eviden-
ciando una vez más que RoDRÍGl'Ez PEÑA y sus
colegas no eran hombres de echarse atrás, ni de inti-
midarse.
Que la Asamblea y la Lógia de Lautaro ayuda-
ron eficazmente al Supremo Poder Eiecútivo, no amenª

Hi6
gua el mél'ito distinguido de la intrépida compol'taeión.
En tiempos más recientes, de mayores elementos Y'
progreso q t:e entonces, con el concurso de Congresos y
centros políticos, se ha visto á otros gobiernos sucum-
bir por causas menos graves que aquellas del año trece,
ó temblar y querer huir ante amenazas; y esto com-
prueba que la cooperación de fuerzas distintas á las
propias del Gobierno ~jecutivo nada ó poco significa
cuando los hombres qne tienen la dirección de los ne-
gocios carecen de la intelijencia y del temple de los
verdaderos estadistas.
ªLa experieucia del nHmdado ew;eñó al ~upre­
mo Poder Ejecutivo que para dar el impulso que re-
querían los sucesos y el tono que los asuntos públicos
exigían, era indispensable la concentración del poder
en una sola mano» ('J; pern no 8iendo de sus facultade8
proceder á la reforma, convocó extraordinariamente á la
A8amblen, que estaba en recoso, y le snmetió el pensa-
miento. E8 el único caso de nuestra historia -- rarísi-
mo en otro:-: pa~8es -«de que un poller constituido para
regir á 108 pueblos se <l~ja ver solicitando la creación
dí:' otra ,\_utoridad lllle le subrogase en su:-; grandes
funeiulle:-:. Contra el eBpíritu de todo euerpu y eontra
la prope118iÓn natural de todo:-; 108 ll lle mandan por
ensanchar sus prerrogativas, los triunviros deseaban
verlas pasar á otras manos rolmstecitlas por una cons-
titución má:-; análoga á la:-; circunstancias'>. n ;. Fué ab-
negación eon:-;ciente de amor patrio ó cobardía disfra-
zada de ab1wgacióu'! Un paso <pie tendía á radicar el
perfoccio11a111iento inBtitucional <1ue la ciencia política

(1) fü, REIHCTOlt 1m J,A AsA~lllLEA, número Hl, llknoaje del i'iupremu l'odcr
Ejecutivo Lle ~l 1lc enero de 1814.
(2) .Mensaje citado.

167
de nuestros días ha confirmado como el mejor, en esen-
cia, para adquirir mayores fuerzas de gobierno y poder
dar á la lucha por la independencia nuevos y pujantes
bríos, sacrificando sus autores los honores del mando,
por que ellos debían ceder ante las exigencias públi-
cas, es comprobación evidente de grandeza eívica, de
sabiduría politica. La Asamblea adhirió al proyecto
después de dos dias de lliscusión, concentrando la po-
destad ejecnti va en un Dirc(~to1' Su1n·emo asesorado de
un Consejo de Estado y cuyos actos debían ser re-
frendados por Ministros 8ecretarios. «La unipersonali-
dad del gobierno acercaba la autoridad á las condicio-
nes republicanas, haciendo efectiva la responsabilidad de
los mandatarios, dándole un título que rompía abierta-
mente con los precedentes monárquicos, nacionalizando
má.s la representación del poder y haciendo más pal-
pable el hecho de que el gobierno de la República era
una emergencia de la soberanía del pueblo. » ("J
En la provisión del. nuevo gobierno, HooRíu n;z
PE~A fué nombrado Presidente del Consejo de Estado.
Aunque dicho puesto seguía inmediatamente á la ge-
rarquía de Director y una de las funciones á él anexas
era la de « suplir JJ al jefe del Estado eu los casos de
« enfermedad grave », la realidad política lo hacía pa-
sivo, á modo de lujoso reposo con exterioridades de
actividad dirigente. La organización del cuerpo daba
ese resultado: lo formaban los trc.~ ministrns, c1rntro
ciudadanos designados por el Director, un secretario
nombrado por el mismo y el Presidente; lo cual equi-
valía á una representación genuina del Director, que de
hecho era ~1sí tambieu Consejo de Estado. Tal conjun-

(') Hl>iTOlllA DE BE!.GRAN"O ]JOr B. l\litre, !01110 2, ]Jágina H.


to no podía ser contrapeso de gobierno, aparte <le que
sus atribnciones se reducían á «abrir los dictámeneíl
que el Supremo Director tuv1:ere á bien pedirle en los
negocios de mayor gravedad y elevar d fo considern-
ci6n del mismo los proyectos que considerase de utili-
dad y conveniencia del Estado», siendo el único deber
del Director << consnltarle sobre las negocrnc1ones que
hubiere entablado de paz, guerra y comercio con las
córtes extranjeras» ei,
La rendición de Montevideo sacó á RooRÍGUEz
PEÑ'A ele su honorífico descanso para retornarle á la
vida activa. Las condiciones especiales de la ciudad re-
conquistada y de la campaña oriental levantada por el
« traidor» Artigas contra el gobierno rec1uerían una
reorganización completa de la provineia, doude todo de-
bía crearse y dirijirse de acÍlerdo con lo fondado desde el
año 181 O por la Revolución. Mano firme, in telijencia y
madurez política exigía la obra, que era de reparación de
males •v de asimilación de fuerzas hasta entonces cou-
trarias. El Director Posadas la confió á RonRÍGFEz
PE~A, nombrándole su Delegado Edraordinetrio. « La::;
delicadas circunstancias en que se halla ese pueblo -
decía el Director al general Alvear, comunicándole la
designación - y la necesidad de trabajar activamente
en re.~titnir la tranquilidad y el buen órden que la
oposición sostenida en e~e punto eontra la causa de la
Pátria a lt>jó á su::; habitantes, me han decidido :.í des-
pachar ii ese destino en clase de mi Delegado Extraor-
dinario eu11 el mando político y militar de la Provin-
cia Oriental del Rio de la Plata al Pretiidente del

( 1) Ley 1le lleforma al E::;tatntu Provh;orio del ~uprc1uo <iobicrno 1' - imblicachL
en el número l\J riel REDACTOR de la Asamblea.

16D
Consejo de Estado coronel don NrcoL.Cs PE~A. Bajo
este con~epto y luego que dicho mi delegado se pre-
sente en dicha ciudad, lo hará V d. reconocer en el
~jército de su mando como .Jefe de fo.~ annas del Es-
tado en esa provincia, haciéndole prestar obecliencia y
guardar laR consideraciones que son debidas á su ca-
rácter elevado, comunicándole los acontecimientos y
avisos conducentes para el acierto <le sn importante
cargo» (t) RonRÍGCTEZ PE~A partió en la corbeta de
guerra « Zefiro », llevando en clase de asesor y auditor
general de guerra á. don Estévan Agustín Gazcon y de
secretario á don Manuel Moreno; llegó á Montevideo
el 18 de julio de 1814, donde le recibieron « con tocla
la magnificencia que correspondía á. su alta representa-
ción, » y en el mismo día t•rnüi posPsión del man-
do ·• 2 l
El Delegado se dió cuenta exacta de la :-;ituacióu
<1ue tomaba y ht abordó con firmeza. <: Empiezo á to-
car - <lecía eu nota lle ~O de julio - qnc la em-
presa de poner en tono los negocios públicos de un
pueblo que acaba de salir de las manos del enemigo,
<1ne por tantos modo:-; lo ha oprimido, es en realidad
muy difícil; pero si parn abrir este á.rduo camino bas-
tase el sacrificio de todos mis esfuerzos, podría. desde
luego anticipar un feliz resultado » ::,, Artigas y los
realistas se daban de manos, como que á las poBtrime-
rías <lel sitio abrió Vigodet negociaciones de alianza
con el caudillo selvático para a.tacar de cousuno al
~jército patriota, y después de ocupada la plaza uno y

(1) AJ:CH!VO GB:-<EJL\L l>E L.\ NACIÚX - l~l4 -d'rovinda l lri1•11tal --Nota uri·
ginal de !l de julio.
(") GAZETA llfINISTEIUAL, número 11:). año 1814 -~ EXTRAO!llHKAltIA llfINISTE·
Rl.\T. del lúncs 2fí de julio rlc 1814.
i"; EXTIL\Ol:DJNAHL\ .Mt:-llSTEHJ.\T, <lel lúm·' 2'1 <le julio 1lc rnl l.

11\J
LAM .VII
otros resistieron al nuevo órden de cosas, aquél con las
armas y éstos desde sus posiciones en el Cabildo, por
la intriga y la sugestión malig1~a al pueblo, que lo em-
pujaba hácia las corrientes de la anarquía, ya que de
otro modo no podían vengar su derrota. RODRÍGUEZ
PE~A brindó á todos con la paz y la concordia de
hermanos. Artigas, maltrecho en sus correrías, cedió
eon reser\'as mentales lle futura felonía, terminando por
ese lado las atenciones graves del Delegado. Los rea-
listas se mostraron rehacios en su mal<1uerencia y obli-
garon á separarlos de las funciones públicas y ÍL hacer
pesar sobre ellos las mismas cargas que sus iguales
habían soportado en el resto del país. Era defensa y
equidad. ¿.Por qué serían ellos más considrn·ados que
los de Buenos Aires, Corrientes, Córdoba y demás ¡me-
blos, cuándo eran los qne más sacrificios impusieron y
todavía persistían en terquedad? Un autor de cierta
«Historia clel Urugnny ;>, de tal suficie11cia que dá ÍL
RoJ>RÍutmz PE~.\ gobemamlo ÍL Montevilleo cuando aun
no se había movido de Buenos Aires, dice que el De-
legado Extraordinario <<se hizo sentir por sus desma-
nes y confi:,;cadones de bienes, á tal punto <ple la ciu-
dad llegii á parecer una provincia cou<p1i:,;ütda; <1ne lo:,;
e:,;pañoles fueron las víctimas del nuevo sistema y no
:,;ólo soportaron el saqueo sino que á veces fueron lle-
vado::; á la drccl y teni<los en ella eou barra:,; de gri-
llos,, (''. (:También :,;e t•alurn11ia en la po:,;teridad? Triste
ufieio ! Quien así afirma lo que 110 e:,; verdad, con de-
liberatlo intento - pué:,; :,;i conoce la historia debe
eonstarle lo eontrario, y :-;i la ignora no lrn debido in-
ventarla para lanzar irnputat·ioue:,; depre:,;irns - llama

(1) HrnTO!tIA DNI. UlWGUAY por Vietor Arre¡¡uine,


libertador á Artigas y califica de dominación porteña
el sometimiento de Montevideo al gobierno nacional de
las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Esto mata
aquello ante la sensatez; no necesita otra defensa la
intelijente, lógica y eficaz administración de RODRÍGUEZ
PE~A. La correspondencia oficial cambiada entre el
Delegado Extraordinario y el Director· pone muy alto
las dotes administrativas y políticas de aquél y prueba
cuán fecunda fué su laboriosidad en relación á las ne-
cesidades vitales de los gobernados y á los grandes
propósitos de aumentar el poder militar de la Pátria á
fin de tomar nuevamente la ofensiva por el norte y
emprender la reconquista de Chile en. RODRÍGUEZ PE~A
dió cima feliz á sn misión (t los fines tle agosto de 1814
y regresó á Buenos Aires con lo,,; méritos de nuevos
servicios eminentes, ch~jando bien constituido y respetado
el gobierno de la Provincia Oriental.
Libre el gobierno de las preocupocioncs del orien-
te urnguayo se propuso echar sobre los realistas del
PcrÍl el ejército <lel norte reforzado con vence(lores <le
l\Iontevideo, y sobre los de Chile las tropas organiza-
das en Mendoza, tambien aumentadas con cuerpos bien
provistoR y armados, merce<l á los recnr:-;o:-; qne Ronm-
GUEz PEXA remitió de su gobernación; {t, e8e ohjeto
marcharon al norte batallones y regimientos y se pre-
paró la gran campaña que debía abrirse en 108 prime-
ro~ me8es de 1815. Pero todo encalló á eau8a de
rnievos estallido;,; de anarquía gaucha y de escáudalo8
militares. El indómito y pérfido Artiga8 levantó otra

,~ 1 ) Xo 11oclemo,:-; t.·;;lwliar ;i, fornlo l'~te punto por la li111itaei1ín del espaeio de
tJLH' (lbµoncmos y la. írnlolc (le nuc:-;tro trah:L.io, qnc c ..: un l1D:::Htne.io general y l'<Lpidu.
El ARCHIVO GENEHAI, DE LA NAClON" p~,:-:;cc la doeume1ltttciün comprobatoria.
del texto, en el tomo "Provincia Oriental" 1814.

172
vez contra la autoridad nacional las masas semi-bárba-
ras de la provincia recientemente pacificada, y tenientes
suyos invadieron de sorpresa las ele Corrientes y Entre
Ríos, incorpor;indolas por la fuerza á la tormenta des-
quiciadora. El incendio, aunque grave, no habría con-
movido el poder del gobierno si menguadas pasiones no
hubiesen producido el escándalo militar de amotinarse
el Ejército del Perú, movido por su general y princi-
pales jefes, para resistir al decreto directorial que dió
al general Ccírlos de Alvear el comando superior de
dichas tropas. Este suceso reveló á las claras que el
espíritu del desórden había minado el organismo que
ménos debía contaminarse, arrebatando á la autoridad
del Director la base de su respetabilidad, y (1ue no le
era posible sostenerse contra sem~jante ataque. Posadas
renunció.
La situación empeoró, habiendo podido ser me;jo-
rada. El pronunciamiento del ejército del norte no fné
un hecho aisla(lo: respondía á reacción política fomen-
tada por ciudadanos y militares principales contra la
preponderancia que el general Alvear había conseguido
sobre la Asmnblea y que tendía á un personalismo ex-
duycnte y omnímodo. Producido el e;.;cándalo del ej ér-
cito, más altanero con eso Artigas y retirado Posadas,
el remedio al mal estaba en nombrar un Director que
alejase de la opinión y del ejército los motivos (ple
calentaban y desbordaban la reacción, y que fuera capaz
de gobernar con imparci<tfülad. El doctor Alvarez de
.Jonte y otras personas de su clase iniciaron trabajos
en este 8entido á favor de la carnlidatnra tle don N1-
cod:-; RoDRÍGTEz PE~.\, y algunos del Ejército del
Perú escribieron asegurando que el mismo ciudadano
era uno de los designados por el general Rondeau para
el cargo de Director ni, El partidismo pudo más sm
embargo que la sana política, y se cometió el error de
elevar al general Alvear, que era como atizar la hoguera.
Es el caso de aplicar lo que l\facaulay dice cuan-
do juzga la actitud de l\Iilton en presencia de los ex-
cesos de los revolucionarios iugléses. «El mal estaba
hecho; lo prudente, lo patriótico era atenuarlo. El pro-
pio impulso <1ne nos hubiera vedado elejir á Alvear,
nos habría movido, una vez nombrado, á defemlerle y
preservarle de los transportes del servilísmo. Por amor á
las libertades públicas hubiéramo8 deseado qne no se
hiciera lo que la opinión desaprobaba; más, tambieu,
por amor á la independencia y á las libertades públi-
cas hubiéramos querido que la nación lo aprobase» <21 •
Así proce<lió RonRÍGFEz PExA. Disconforme con los
propósitos de Al vear desde que se manifestaron, pero
« sin arbitrio, ni facultad, como Presidente del Consejo
de Estado, para impedir los nwlc:-; (¡t\e 110talm », á, pe-
:-;m· lle que el 11uevo Director po<lía recelar <le (.1 como
<le un rival por haberse iniciado sn eandidatura en
opo~ición á la de aquél - lo <1ue le imponía mucha
cautela - 110 perdió momento de influir con la per-
s1wl·ióu en el espíritu dd Dired.ot', <- lmbiundo proc11ra-
<lo penetmrle <le la verdad y díclwle varia:-; veces la
imposibilidad en que se hallaba de sostenerse :-;in obrar
de un modo !¡ne agnulase á. la opinión, á. pesar de la
fuerza» il). So enm l'tmst;jo8 y crn¡wño:-; de la clase de
los de RoDHiGl:Ez PE~,\. lo que Alvear quería de 108 hom-
bres, sino :,;ometimiento i11eondieio1rnl á. su rnlu11tad; no

(') PJ\OCESO CO;>;TRA LA AsA~IJ:LEA 1· Los lllllE•TOJ~¡.;,; i'osAnAs Y ALl'EAR,


"l'uaaerno :J,·· 1815.-An:/ifro {_/,~1u:nd d(: lrt .Y,u:i1J11.
(') MACAULAY - <Estu<lios literarios - :lli/lon.
(") PROCESO citado.

174
se entendieron por consiguiente, y el prócer de Mayo se
retiró del brillante iluso cuyos errores no pudo atenuar
011 bien (fol país, único mó,·il que le retenía rn rl rR-
c0nario del dia. A muchos signific(> Alrnar Rn d0Rco11-
teuto; PE~A no aparece por aquí, se ha metido en la
cancha m, decía un día al coronel Alvarez ThómaR,
í]Ue d0s1mt:'is le <l01Toró.
Alt:;jado dd movimiento pnllti('O qtH' precipit/J el
derrumbamiento <le 1815, RoDRÍGUEz PEÑA hizo toda-
vía esfuerzos patrióticos en la hora crítira para evitar
mayores dP.sastres. El 12 <le abril, <lia sigtli0nte al de
la noticia del pronunciamiento <le Alvarez ThómaR, se
trasladó con el doctor Valentín Gomez al campamento
Los Ol1"vos, donde estaba Alvear preparándose para
marchar sobre aquél, y ambos le aconsejaron y le pi-
dieron que desistiese y renunciara el mando militar y
el gobierno; Alvear les contestó que ya estaba en ello,
para lo que había escrito al gobernador intendente ge-
neral Miguel E. Soler. Con tan plausible nueva regreRÓ
á combinar los medios de la solución conciliatoria, pués
el Consejo de Estado y el Ayuntamiento tenían favo-
rables informes de las e venladeras miras » de Alvarez
'l'hómaR, y, <·orno medida. prévia, don .Juan Larrea fué
comiRionado á Holicitar de Alvear que e no hostilizaR0
ni tomase medidas violentas contra las tropas subleva-
das» mientras don Nicolás Herrera redactase la remm-
eia que le encargó aqm~l, y ella fuese aceptada; pero
Larrea rnlvi(J del campamento eon la noticia de que
el Director « no solo no cedía á la insinuación sino que
ya se hallaba perplt:;jo en renunciar ». Entonces partió
nuernmente HooRÍGFEz PEÑA acompañado de los doc-

lío
tores l\fanteagudo y Alvarez de J onte y don Tomás
Guido para nuevos consejos y nuevas súplicas; «más
fneron en vano las razones, porque hallaron <¡ue Alvear
era totalmente opne:4o :í sus id0as, no ol1stantc las refl<'·
xiones y convencimientos tan palmarios que se le hicie-
ron, llegando al extremo de decirles que marcharía con
sus tropas y los llernría con ~I; por lo que, desesperados
de prnler conseguir los fines qne se habían propuesto, se
retiraron del campamento» O>. La terquedad de AlYear
produjo el levantamiento de la Capital y la reasunción
del gobierno en el Ayuntamiento, nuevo conflicto que el
delirante Director depuesto pretendió destruir marchando
sobre la ciudad. En la emergencia, RoDRIGUEZ PEÑA
ofreció sus servicios al general de la plaza, Soler, y al
Cabildo, los cuales, con aprobación del pueblo, que asistía
á las deliberaciones de la Sala Capitular la tarde del 16
de abril, le comisionaron ante Alvear para disuadirle
de su última locura. Le encontró en la resolueión de
entrar en la madrugada del 17, por el « bajo», porque,
habiendo aparentado dirijirse por Flores, calculaba que
todas las defensas de la ciudad estarían dispuestas de
rse lado. Hízole ver que se equivocabn, que no había
punto descuidado, « afíadiéndole cuantas reflexiones le
pudo sugerir su celo por el país á fin de hacerle temer,
hasta arrancarle la esperanza única que tenía ». Alvear
se contuvo. RonRÍGUEZ PE~A instruyó de todo á Soler
y le pidió que solicitase la ndquiesencia del Cabildo para
el embarque del ex-Director en un buque inglés, á fin
de evitar que las angustias de aquél le hicieran cqm-
binr de resolución y se lanzase á, un ataque desesperado:

\ 1) PnocEso rita<lo.

11ü
solicittld prudente que fué aceptada y cuya efectividad
puso fin al conflicto u>.
Ingrato pngo recibió RomtÍGUEZ PEÑA. Ri bien 1n
opinión cliscreta hizo plena jnRticia á su patriotiRrno y
honradez política, el gobierno revolucionario le implicó
en las acusaciones <le supueRtos crímenes y traiciones
<prn el partidísmo vengativo atribuyó á la "facción de
Alvear '" y en <·lase clt• deli'.ncuente é; cuyo menor hecho
le hacía acreedor á la última pena» - segun el crite-
rio inquisitorial de uno de los personajes del dia (2) -
fué constituido en prisi6n á raíz de los sucesos y so-
metido á un tribunal expresamente creado con el título
de Comisión ()ivil de .Justicia para encausar á los
miembros de la Asamblea y del Directorio; tribunal de
orígen inícuo y de naturaleza ultrajante á la justicia.
Mientras así atropellaron los vencedores los derechos y
el honor . de ciudadanos ilustres, se humillaban por otro
lado á los piés del prototipo clel <lesórden y la barba-
rie, Artigas!
Brotan colores en el rostro, de vergüenza y de in-
dignación, al leer al voluminoso proceso instruido por
la Comisión Civil de Justfr·ia. « La mostruosa creacióll
<lel ódio » pretendió convertir ell crhncnes las opinio- <(

lles disidentes de los patriotas caídos », porque no ha-


bía delincuencia real que castigar, pero ni con eso pudo
evitar que cada una de las páginas de las declaracio-
nes y de las confesiones con cargo reYelase la inculpa-
bilidad de los encausados en contraste con el cinismo
de los jueces. La séntencia definitiYa füé más inícua

( 1) PROCESO citado. - '.Manifiesto del Exmo. Ayuntamiento de Buenos Aires


eobre la feliz rnolneión del lü de abril de 1815•', fecha 30 de abril - Publicación
suelta.
(') PROCE80 dtmlo. lJitlárnen del doetor .Manuel Vicente de .Maza, fecha 9 de
octubre 1lc 1815.

171
que el proceso mismo; los Jiwces que la dieron. pare-
cían inquisidores del « Santo Oficio ». El gran delito
comprobado y penado fu(> el de faC<'ión l'riniinal del
1:n.r1ra lo y rcbcld<' Cdrlos d <' Afrf'a r; p<>rn compro hado
« por la voz pública y por el ,·oto general de todas las
provincins ,, : confesión paladinn de la inocencia de los
J'f'O.~ y del lll<lihrio di' la justicia. Por tal Niminalid({(l
y «para ser t'scannentH<los », Posaclas, l\Iont0agmlo,
\Tieytes y el doctor Y alenti11 Gomez fueron condena-
dos á ser « expatriados <Í destinos ultramarinos en la
Europa con la correspondiente partida de registrn q uc
act'editase sn expulsióu » del territorio argentino. El
delito inmediato en grado de culpabilidad fué el il~fti~jo
en la opin1'.ón: atrocidad de que se responsabilizó en
primera línea <Í don NrcoL.\s HonnÍGl'Ez PEÑA, conde-
nándole á destierro «fuera de los territorios de las
Provincias Unidas y que habían sido de la Unión,
atendiendo hts necesidades lle restahlecer el órden y
eornmltnrnlo la tranquilidad pública >' en. ne la misma
naturaleza fueron los drmás delitos! El gobierno, prévia
complicidad del asesor genernl doctor .T mm ,José Passo,
confirmó la inquisitorial se11te11('ia, « rc>serv<Ímlose afla-
dir las c·alidades qne m<Ís <1s<'g11rnse11 la e,jeeu<'ÍÓ11 » c~J.
La eansa <le la <'<mdena de Honníu nEz PE5L\
equivalía á nna corona cívica. Hombre como él, que
ha hía cruzado todo el período de Ja revol ueión mez-
dado siempre <'ntre los faetor0s principaleí' d0 la g1wr-
rn, In política y el gobierno, y <Í qnien sus :ulrnrsarios
cnwl0s no pncliero11, sin <~mlinrgo, acnsnr ele otra falla
que su i1~fl~jo cu la opin Í<í11, tmÍH en el motivo <le

( 1) Sentencia tlc Ja. Comhdún Ci\'il de Justicia 1ml1lil·atla l'll la }1_,'xtraordinaria,


1fr lhlotoÑ ~1Í"in-H
<lel rniénolt 2 tle ag-n~to 1k 18Li.
1 :-:

(2 ) ltlem itlem.

178
sn senteneia la prueba concluyente de su patriotismo
intachable, de su pureza indiscutible, de su valimiento
eminente.
« Por equidad » se le hizo á RoDRIGUEz PEÑA, la
concesión de cumplir la pena e11 la Provincia de San
.Tnan. Allí esperó la instalación del Congreso de Tu-
cmnan, término incierto fijado al destierro; pero cuan-
(lo éste~ llegó y él regresó il Buenos Aires, .. el mismo
dia del arribo recibió nueva in:,;tantíinea · órden de salir
desterrado, ine(p1í voca demostración de <J ue su sombra
eclipsaba á muchos luminares de la ép<wa. Desde aquel
tercer destierro puede decirse que la Revolución y don
N JCOL.(s RODRÍGUEZ PEÑA no vol vieron á encontrarse
en su camino» Cll; el gran ciuda<lano puso fin á su
vida política. Vuelto á San Jmm pasó á radicarse en
Chile después de la batalla de Chacabnco, y en el pais
hermano redimido por las armas argentinas vivió ale-
jado de los negocios políticos, rodeado del cariño de
los extranjeros y totalmente olvidado de su patria, que
tanto le debía y que hasta hoy ha sido ingrata con su
memoria ilustre.
Aunque 110 había hecho campañas militares, Ro-
DRÍ<HIEz PE~A era Coronel de ejército, rango alcanzado
gradualmente desde el de teniente de « Caballería de la
Pátria », obtenido en junio de 1810, por sus servicios
distinguidos en la formación de varios cuerpos, en co-
misiones militares importantes y en la organización de
ejércitot1 como miembro del gobierno y cooperador suyo
cnamlo no lo fué. Conociernlo su competencia en asun-
to¡.,; de guerra, el director Posa<las le ofreció el alto
puesto de «Inspector Genernl lle todas las tropas del

('¡ LA CRÓNICA ya citada.

17~
Estado », prefiriéndole á generales y jefes acreditados, y
como él declinase el honor conforme había declinado el
de Intendente de la Paz en 181 O y el gobierno ele
Mendoza y San Luis á mediados de 1812, el Director
pasó nota especial al Cons~jo ele Estado á fin ele que
« se lt hiciese admitir »: insistencia que prueba el mé-
rito del solicitado, pero que no venció su resolución Cll.
A juzgar por sus hechos y la confianza que su inteli-
gencia inspiraba, llenaba las condiciones de un excelente
oficial de Estado Mayor en el Yerdadero sentido ele
esta in:-;titución en los ejércitos europeos. Su graduación
militar no fué, pués, un favor sino una posición lejiti-
mamente ganada; y tan la reconocieron así los que le
persiguieron, que no osaron desp0jarle de ella como lo
hicieron con otros en la sentencia de la Comisión Mi-
litar de 1815. Pero tambien á ella tuvo que renun-
ciar cuando la perversidad de los hombres lo expatrió
por ilustre. Hé aquí los términos del retiro acordado
por el gobierno: «Atendiendo á los méritos y distin-
guidos servicios que ha rendido á la Pátria el Coronel
de ejército don NícoLÁS RoDRÍGUEz PEÑA, y á solicitud
suya., he venido en concederle su licencia y absoluta
separación del servicio con goce de fuero y uso del
uniforme designado á los de su clase » <2J.
Treinta y seis años vivió RODRÍGUEZ PEÑA en el
ostracismo, sin que una sola queja se escapase de sus
h1bios, « ni una solicitud á los gobiernos de su pátri<J,
pidiendo el re::;arcimiento de la fortuna tan á tiempo y
tan productivamente sacrificada, fuese jamás á despertar
el recuerdo de su nombre en los que gozaban ó abu-

( 1) PP.OCESO )'a citado, «Cuaderno 3,,.


(') ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. Libro 82 ele "Despachos, Títulos y Cé-
dulas", página 181.

18U
saban de los bienes de los hombres, <le las glorias que
redituaban. La longanimidad era igual al sacrificio, y la
conciencia de la grandeza de su obra superior á laR
retribnciones y recompensas» (1). Participaba, no obs-
tante, con el pensamiento y las emociones fuertes de
su alma ardiente de todas las peripecias de la Pátria
de sus ensueños, como si en ella estuviese actuando
con el desinter(s y la nobleza que la sinió. « No lle-
gaba noticia aciaga que no le quitase nno de sus dias,
ni buenas 11nevas que no le hicieran saborear la existen-
cia, abandonándose á transportes de alegria» (2). Muerto
para la política, era sin embargo su corazón altar de
amor pátrio, del que se elevaban préces é incienso por
la libertad argentina. « La noticia de la batalla de
Caseros volvióle á la Yida sus primeros años, creyfo-
dola el último vencimiento que la Revolución alcanzaba
para reposar ya de vacilaciones tan prolongadas; el in-
terés apasionado de los días más floridos de su juven-
tud, se vió relampaguear en su alma >> C3 1• La gloria del
dia era proyección de la suya, y la Pátria libre y cons-
tituida realizaba el juramento de 181 O. Esa felicidad
fné cruelmente turbada por la nube que obligó la re-
sistencia de Buenos Aires, y entonces, « en medio del
decaimiento en que se consumía, era fácil volverle á la
vida, como con aromas estimulantes, comunicándole al-
gun suceso reciente, brillando sus ojos de alegría si era.
auspicioso á la causa de la libertad argentina » :4l.
El dia 3 de diciembre de 1853 · falleció don Nr-

(1) DOMINGO F. SARMIENTO. -·- J>ite11r:so pronunciadv al (lc¡Jo:-;itar~e lo~ n':-:to~


de RODRÍGUEZ PEÑA cu el Ccmenk·rio U-encral ¡{p ~antiago~Puhlit·wlo en La f'nínir·o,
núnwro 5, torno ~-
?) SARMIENTO, di:.;curso cita.1lo.
tR) SARMIENTO, dhwlll'SO citaílo.
(4) SARMIENTO) dit:ieur::;o titado.

181
cor,.(s RODRÍGUEZ PEÑA en la ciudad de Santiago. Era
el último sobreviYiente de loR iniciadores de la Revolu-
ción Argentina, Rakadora y luego aliada de la Chilena,
había 8ido el « nervio del 2 5 de :Mayo de 181 O, se
j,

había arruinado en el armamento de la expedición <le


San l\fartín al Perí1, y, co11 todo, frialdad glaeial Jel
gobierno chilrn10 é irnlifonmtismo ingrato <lel pueblo
rodearon lo:'\ dPspojos <kl americm10 f•Rdareci<lo; solo
la amista<l particular rindi(1 tributo <l<> carifw al que
merecía la Vf'Iwración de todo el continente redimi<lo
por las ideas y lo¡;; e8fuerzos <le que fné gigante obrero.
¿Por qué olvidó Chile su deber? Unicamente la fosa,
que ni al enemigo se niega, le debió el gran patrieio!
Es caso de honor para los argentinos recojer esas ee-
mzaR.
" Si fuera real la creencia en la metempsicosis -
decía Sarmiento sobre la tumba de Rmrnímmz J=>EÑ A
- y dado af hombre público eseojer el alma que hu-
biese de animarle, yo pediría que su alma fuese la rni::i
y mis destinos foesen idénticos :í los suyos». Lo mis-
mo pueden repetir c1mlltos :-;ientan la fascinación de la
gloria sin penumbra,; eouquistada por el sacrificio, la
virtud cívica y el honor en lucha ruda para que arn11C't'
el progreso humano, porque niuguna existeneia la di(>
superior en fulgorf's :í la del PHil\rnRo de lo8 patriotas
del afio diez.
l\I. F. l\IANTIJ,J,A.
S embre de 1892.

Hl2
LAM. VIII.
CATRE-COFRE DE CAMPAÑA
DEL

GENERAL SAN MARTIN

DOXAPO J>Olt EL TENIESTE (lJ.:'.\l·:IUL IL\l~T411,ll:\I(: :'llJTJ:J·: EL J • f)E Jnqo DE IS~Jl)

Hallándose SAN l\IARTIN en cierta ocasio11, en 1111


grupo de oficiales españoles y en presencia (le Napo-
leon, éste detuvo en él sn mirada y ncercárnlosele hrus-
camente, tomóle nn boton de sn casaca y ley(> Pll altn
voz: - ¡MURCIA!
« Ern el nombre ele sn Regimiento, leido por <·I
génio de la guerra. » ( 1 )
.................. · .............. .
Fué tal vez en esta ocasion y (¡ne en presencia de
este. monarca, tuvo aqnel el momento feliz, de pensar
para sí: qne si la Europa tenia nn Napoleo11, capa7.
de trasponer los Alpes, tambien la An1{>riea tenia 1m
,JosÉ DE S.\.X M.utTr:v, capaz de hazafías tan grnndes pero
con ambiciones 111as nobles, cual eran las d(': Asq~11rar
la libertad de .~u patria - Restaurar iÍ Chile por el va-
lor en Chacabuco - y llevar mas tan](! su bandera
emancipadora :tl t.ro110 de los Incas.

En 25 de Mayo de i810, las Provincias Ullidas


del Río de la Plata, habian lanzado su grito rernlu-

(1) Bartolomé Mitre - Historia de San l\fartin.

186
c10nar10, grito al cual, no podía permanecer indiferente
el digno hijo de Yapeyii, abandonando poco después
las glorias y honores que le ofreciera la Península, para
trasladarse á América, pues Jos1:; DE SAN MARTIN, << 1Va-
da prefir1:ó rnas q1te la Z,ibertad de sn Patria. (1)
En Octubre de 1811, el distinguido soldado de
Baylén, abandollÓ la España, pasando á la Grm1 Bre-
taña despues de la sangrienta batalla <le AlbuPra, en
cuyo campo ganó las precillmi de Teniente Coronel;
pues 110 era justo, continuara por ma:-; tiempo prestando
el contingente de su brazo y de su sangre, en los
ejércitos de los opresores de la patria.
Cinco meses despues, el !) de Marzo de 18 l 2,
llegaba á la rada de Buenos Aires la fragata « George
Canning, :.. conduciendo á su bordo un distinguido grnpo
de oficiales, los qne conjuntamente> con nueRtro hérou,
venían á poner su inteligencia ó su espada al servicio
de la patria, y algunos de los cuales revistaron despues
en el mas glorioso regimiento que se haya creado en
América el de Granaderos á Caballo formado por el
1Jaleroso soldado de A1jo.nilla, á cuyo frente se pasea-
ra por el nuevo mmHlo, cubriéndolo de las mas grnn-
de.-; hazañas y <le bs mas puras glorias militares.
Planteado ya el Regimiento y posesionados sus
soldados ele los deberes que el honor y la disciplina
militar les imponían, todo lo cual, les babia sido bien
inculcado por su gefe, la oportunidad de probar el tem-
ple de sus subordinados, no tardó en presentársele,
y el 3 de Febrero de 1813 en las barrancas de San
Lorenzo; se mostraban dignos de quien los manda ha.
El campo de la accion qnedaha regatlo con la sangre

(1) Leyenda. <le su retrato piuhulo por .José Uil en P.antiago <le Chill' el aiio
1818, existente hoy en e] «l\fnseo Hist6rico)).

186
generosa del. bravo correr.tino, Sargento .JUAN B.rnTISTA
CABRAL, por salvar la vida de su Coronel.

En Agosto de 1814, SAx M:ARTIN era nombrado,


Goherna<lor Intendente de Cuyo, puesto del cual se
hizo cargo en Setiembre del mismo año. Fué allí á.
:-;u solicitud convencido, que ese sería el cuartel gene-
ral del que debía J_:>artir la bandera reclentora que :-ms
legiones llevaran mas tarde hasta la línea del Ecnador.
Sn catre de campaña formaba parte de su modes-
tísimu equipage, el cual no desdecía en un ápice de la
escesi va modestia, tal vez perjudicial, que observó du-
rante toda su vida, tanto pública como privada, pero en
completa armonía con su generosidad y abnegacion.

Hemos llegado á, Meudoza .Y es aquí donde uuestrn


primer Roldado, se revela, en la formacion del Ejército
de los Ancles, el mismo que debia abrirle las puertas
de la inmortalidad. Describir la actividad que despliega
y como se multiplica para estar en todo y hacerlo todo,
no es ele este trabajo. Él :-;e crea recursos de todas
partes con· aquel entusiasmo que habia sabiclo infiltrar
á los Cnyanos, consiguiendo enardecerles su patriotismo,
dejfü1doles entrever las glorias que alcanzarían con la
reconqui::;ü1 de Chile. Las señoras se despojaban <le sus
alhajas, siendo su esposa la que primero se desprende
de las suyas. Cuyo le entregó dinero, ropas, alimentos,
arrieros, caballos, mulas, etc. Liberta esclavos para ha-
cer soldados, establece telares p~1rn vestir el ejéreito,
fábricas de salitres, polvora, armas etc. Dirige per:,;o-
nalme11te las construcciones del earnpmuento. Inicia la
guerra de zapa etc. pero todo esto, sin descuidar al
mismo tiP,mpo, la eleccion del hombre para el puesto,
lo que verificaba con aquel ojo certero que lo distin-
guia. Frny Luis Beltran es el m~ior ~jemplo de su
tino espccialísimo, pero 110 hemos <le ser 11osotros segu-
ramente, siendo los menos autorizados, los que nos he-
mos de poner e11 esta labor, mucho menos, cuando se
Ita escuchado ni. la palabra de ltorn hres mc;jor prepa-
rados.
E11 llwtlio <le esta acti \·idad tan n~nladt~rarneuü~
e;-;l'.epeio11al, su vida era perfectamente metódiea y or<le-
m1<.lu, apesar de robarle sus cuartos de hora á los que
tenia destirnHlos par:t el tlescanso, e: pensando en atra-
.
n~::;ar e::;w; i11111ensas rnontaflas » v consultando con sn
almohada los medios por los cuales debia \'encer al ene-
migo evitando al rnayor derramamiento de sangre.
El dia 5 de Enero de 1817 las tropas abandona-
ban su campamento del « Plumerillo » en direccion á
la ciudad de Mendoza y á. las diez de la mañana de
ese dia en la Iglesia dt) la Matriz, en medio del cla-
moreo del pueblo, repiques de campana:-:, y Yivas á la
patria, el ejército de los Andes, .nmABA Pon mos Y J,.\
. .
PATRIA, SOSTENElt SU BANDERA 3JUIUENDO EN SU DEFENSA,
.

El l f) de Enero, el grueso del ejército ponfase en


marcha á, crnzar los Andes para libertar á Chile. En
plena Corclillern, ambas divi8iones tuYieron algunos en-
cuentros con el enemigo, los cuales no fueron sino pre-
cursores, de la tremenda derrota que sufrió el ejército
reafü;ta el memorable 12 de Febrero de 1817, en la
cuesta de CH ACABUCO.
Nombrado á raiz de estos sucesos el general O'Hi-
ggins, Director Supremo del Estudo de Chile, despues
de la renuncia del General de los Andes, del cargo de
Gobernador con facultades extraordinarias con que an-
teriormente se le aclamara, aquel mandó preparar para
éste, un alojamiento digno de su huesped y al efocto

188
le foé nrreglada la casa dc'l Obispo situada en la plaza
principal de Santiago, con todas las comodidades, pero
poco amig1> S.\x MARTIX de salir de sus hábitos, conti-
nuaba en ella su virla, como en pleno campa.mento, y
usaba allí su catre de campaña, desechando la cama
lujosa rp1e se le tenia nreparnda. ( 1 )
No conceptuamos sea del caso mencionar aquí, des-
pnes de la c61Phre jornada, el cíunnlo (le circunstancias y
accidentes que 1nediaro11 en el trascurso del resto delafío 17.

En los comienzos del año 1818, el t;jército patrio-


ta sufrió, en la noche del 1f) de Marzo, la sorpresa de
ÜANCHARIL\ YADA y es perfectamente conocido, que entre
las pérdidas que este contraste causó, fué que el ene-
nngo se npoderase del equipage del General en gefe,
entre el que estaba su catre de campaña. Poco tiempo,
debia cimar esta pé>rdida, pues diez y seis días despues
( 5 de Abril) era recuperado en la. gloriosa jornada de
MAYPÚ. Chile quedaba con ella, restaurado y libre para
8lempre.
Cuenta la tnulicion, cpw cuando el catre-cofre de
8AN l\L\HTTX cayó en poder de lo;,; realistas en CANCHAR-

IL\ L\IU, llevaba en su intPrior, unas Gien onzas de oro,


las cuale:-; fueron encontradas al ser recuperado en MAY-
PrÍ. No tenemos conocimiento de documento alguno que
justifique esta version, y en c'l exiimen prolijo que en
el catre hemos verificado, no encontramos el mas in-
significante detalle, que pueda dar lugar ii sospecha, ni
mucho menos :Í justificarla.
Hasta aquí llegan nuestras investigaciones sobre
el histórico catre y tan solo nos resta agregar, que

(1) General 'l'orn:.i.~ t;ui<lo. l>rimer eomhatc (le la inarina. chilena..


Hed::ita <le llncno:-- Aire~. Tomo :)11 •
cuando regresó de Lima, lo trajo consigo y se lo ·llevó
á Europa al dejar la Amfrica para siempre.
En su ostracismo n>luntario y ya en la última
época de su vida, babia sustituido su catre de campaña
por otro de fierro n1<1s sólido pero igualmente mo-
desto. ( 1 )
En 1864 el señor <lon Mariano Balearcc, hijo po-
lítico del Gran Capitan, y :í. la sasou Ministro Ar-
gentino en París, envió al 8r. Teniente general don
Bartolomé l\fitre, y como obsequio de alta estimacion,
el catre-cofre de campaña <1ue sirviera al primer sol-
dado de la patria.
El señor general Mitre :'le sirvió donarlo al Mu-
seo Histórico Nacional, doncle :'le conserva con la pro-
lijidad y estimacion qne merecen sus reliquias y las de
su brillante legion de valiente:,;.

Su construccion es la siguienü~:
Cofre ó baúl de madera pintado de negro, con
cantoneras de laton clavatlas. Tapa de cuero forrada
interiormente en cotin listado azul y blanco, y una bolsa
para ropa en la parte interna. Esüi tija cÍ, la eaja una
armazon de bronce que se pliega hácia adentro, sujetán-
dole antes de cerrar con una correa y hebillas. En la
armazon, está tendida una lona doble (blanca) Sl~jeta
con piola comun y en condiciones fáciles para su cam-
bio ó mutacion.
No tiene marca de fábrica ni inscripcion alguna si
se esceptúa en la cara exterior del frente una chapa
ovalada de bronce con la de +: ]\fr. St. l\Iartin; » y es
del mismo carácter al que figura en el tomo 17 página
56 de la Historia de España por Lafuente.

(~) Vicuña, Mackenna. }~l <ienera.l ~an l\htrtin. Hcrclaeione::; íntima:-3. Biblio-
tec-n ro1>ular de Buenos Aires. Tomo ~".

l ~JU
Sus medidas son:
Largo ele la cama ........................ 1 111. 8;") e.
~.\ncho id id ........................ () » 70 c.
Alto del baúl abierto ............ o )) B8 c.
» id cerrado ......... )) o -!;) c.
Ancho... ............................................ O ,, n;i c.
Ese es el catre de campaña del Libertador de me-
dia América meridional.

EDU;\.HUO ÜRTIZ B.\l"L\LlJO.

~ctiemhrc de 1802.

lUl
La lámína 7" representa al señor NIGOLA!:
RODRIGUEZ PEÑA en los últimos años de sL
vida, en Chile.

LA DIRECCION.
ÍNDICE
DEL

TOMO PRIMERO

PÁGINAS

PROSPECTO .......................................................................................................... . 3

DOCPMEN'l'OS SOBRE J,A, ('10-:AC'JON Y NACION,\LIZACIOX DEL MUSEO

IIIS'J'ÓI~i<.~O........................................... .......... ................................. .................. ¡;

~AN MARTT!ol ............................................................................................................. 1:1

LA r ..~!\TTNA VE 01n:1w, por el dorfO/' Angel Jw~tiniano Carranw............ 25


EsPADAS nJ<: r.A l~POCA tor.oXIAL ¡ior .Jos1; Antonio Pillado....................."" 5H

PonT~~cn1PTl'!iL ...................................................................................................... 6G

~1EMORIA PRESENTADA AL SEXOR MINlSTIW DEL J~T~RlOR fli


J)o<.:t:MK:XTOS Ol<'Jl'JALES .................................................................... . il

ESlTDO DE LA. A8A~IBLJ<~A GENERAL CO:SS1'ITUYF.N1'E DE tsrn, por


.Jos/ .! . Birdnza ............................ :............................................... .. 75

RREYES ::"lOTICJAS ACHRCA DE f,A YIDA Y ESCRITOS DE DON JUAN

H1P6r.1TO VlEYTES, pnr Clr111ente L. Fregeiro ......................................... 101

DO('l'.MENTOS Ol<'ICIAJ.ES........................................................................................ 12~

:\!COLAS RODU!Ot:EZ PESA, p01· el do1·tor Jlanuel 1''. .l!rtnlilla.................. J3i

CATRR-cOFHE 1m C~\MPA~.\ mn. <rnl<oEHAL SAN l\JAH.TlN, por Eduardo


lirlix Brrnoah/u ...................................................................................................... 185

f)OCl'MJ<:r\TOS OFICIALES .................................................... ,................................... 19i")

LA !'llA{lUINA J:!'<lFEHXA L, ]·01' rl doctm· Adolfo Salrlios .................................. 2tlH

LA E'1'ADA y 1n, AN1'lW.JO n>: R>:HE8FORll, por José A. Pillado.............. ~11

Fr. (;1>::-.:1-:HAL í'::Al'IULA, 11or el tlrJf'for Jla.ri1ni1w Cúmus................................ :!f.i;J


ILUSTRACIONES

PÁ01NAS

HETHA'TO DEL r.E.NERAL .10~1~: I>E SAN MARTIN, (Cromo-1.itngrnfin).... 1:!

J,A LÁMINA nF. 0Ri·no, (!'l'Omo-Litogrnfia).................................................... 2~

.ESP,,ADAS DE LA f:POCA ('OLONJAJ,, (Fototipfrt) ............................................ i)H

Escuno DE LA ASAMBUl::A OE~ERAL CoNSTITl..JY.ENTE DE 1813 (Cromo-

litografia) , ....... :.................................................................................... ................ i'J


R>OTRATO nF. DON .Tl'AN H1r6J.JTO VIEYTE8, (Crnmo-litoµ;rafia)............. JOO

RETRATO llF. DON NlCOLAS IlODRIGt:E7. PK'< A, (Cromo-lilogTatia).......... J:llj

RETRATO DF: DON N!COL.\S RODRIGUE7. PEXA, (F'ototipío) ....................... 171


C.ATRE·COl"RE nF. C'Al\IPAXA DEL GEXERAL SAN MARTIN, (Fototipfa).... 184.
J,A MAQl'INA 1'n'ERNAL, Fototipía .................................................................... ~02

HF.TRA'fO DF.L <;ENERAI, BER>:sFORD, Fototipfa.............. ............................ ~10

E8PADA Y ANTJW.ro DE IlEREHFORn, IJitogratia .......................................... ~lJ

HE'fRATO m:r. <;EN>:RAT. JM(: MATIAS ZAPIOLA, (Fototipfa) .................... :fü4

También podría gustarte