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".MUSEO HISTÓRICO"
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BAJO LA DIRECC!ON DE
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EL
"MUSEO HISTÓRICO"
PUBLICACION TRIMESTRAL
ILUSTRADA Y DESCRIPTIVA
ADOLFO P. CARRANZA
BTTEK OS AIRER
ESTABLECIMIENTO DE 11ifPUESIONER IJE GFILLEJn!O KRAFT,EDITOR-CUYO 1124
189G
DOCUMENTOS OFICIALES
Señor Ministro :
:205
Confío en que la poblaciln1 nacional que tanto favor ha diR-
pensado al «l\fuseo Históricon, eomo lo prueba el crecido núme-
ro de visitantes qne á él asisten, no me negará sn contingente
para el logro de tan alto propó:;ito, y antes de un año habré
n.copiado los elementos suficientes para asegurar que el edificio
Re construya indefectiblemente. Si esto no sucediera, contra to-
das mis esperanzas, la cesión del terreno qneda»á sin efecto.
Espero que V. E., apreciando las razones que dejo apun-
tadaR, se servirá poner en conformidad á lo que pido en benefi-
cio de tan simpática Institución.
Saludo á V. E., con mi consideración.
AHOJ,J<'O P. CARRANZA.
Señor Ministro :
~57
del mausoleo del General San Martín, en la catedral. Concurre
también, por <lisposic;ón superior, un gendarme de policía, du-
rante las horas que el «Museo» está abierto al público.
La vigilancia 8e prnctica con algmrn diti<;ultad, pues el edi-
ficio comprende 10 salas: 6 en la planta baja y 4 en la alta, co-
municadas, entre sí, por grandes arcos ó abérturas sin puertas
para facilitar el tránsito por ellas, y además 4 torreones que
ocupan los ángulos y sirven para escritorio y habitacioaes de los
guardianes; pero están ubicadas de tal modo, qne los cuidadores
se ven obligados á recorrer continuamente !<is salas para aten-
der á muchos puntos á la vez. Convendría, pues, y sería eco-
nómico, la asistencia <le una guardia militar que podría rendirse
con pocos hombres, <le cualquier.t de los cuerpos de la guarni-
ción, no solamente por las causas arriba señaladas, sino por lo
aislado del local, la necesid;id de vigilancia permanente y la
respetabilidad que debe darse á este Instituto.
El mausoleo del General San Martín, se conserva en per-
fecto estado y se atiende á él con asiduidad. En los días so-
lemnes ó fiestas, en que la catedral es abierta al público, el en-
cargado hace guar<La permanente hasta que i:;e cierran las puer-
tas. Había proyectado para ser colocado en los nichos laterales,
hoy vacíos, los bnstos fundidos en bronce de los generales To-
mas Guido y Juan Gregorio de Las Heras, y volveré oportuna-
mente con esta solicitud linte el Superior.
Para <lar idea clara del movimiento progresivo <le! ccMnseoii,
~era conveniente anotar el número de los objetos con que abrió
suR puertas, en cada una de las casai:; que tmcesivamente ha
ocupado, desde su fundación, y ei:; como sigue :
Se inauguró el 30 de Agosto de 1890.
Calle Esmeralárt 848, con. . . . . . . . . . . . l!Jl objetos
Calle Moreno 330, aumentó. . . . . . . . . . 93 "
258
Estas cifras muestran un progreso rápido, debido á que
todavía existen piezas importantes en poder ,le f!articulares y fue-
ra del país muchas que recoger, reclamar ó comprar, que irán
ingresando gradualmente; aparte de las colecciones privadas, pa-
ra cuya adquisición se requieren mayores desembolsos que los que
pueden hacerse con la suma votada por el Congreso á estos fines.
Entre los objetos adquiridos, este año, conviene citar algu-
n0s de importllncia, que figuran dignamente en la colección del
Establecimiento, tales como la colección de cuadros, 29, pintados
por el capitán Cándido Lopez, representando escenas y episodios
de la guerra del Paraguay, adquiridos en propiedad por el G. N.
El retrato original ele fray Gabriel Arregui, obispo de Buenos
Aires y 11 más, de gran formato, al óleo todos, de padres mi-
sioneros de San Francisco, en el Paraguay, y que se conservaban
en el convento de esta advocacion en Córdoba. El retrato del
general Gregario Araoz de Lamadrid. - Otro del general
Hilarión de la Quintana. La bandera del 1er. regimiento de la
caballería argentina, en la guerra del Paraguay. Retrato del
general Blanco Encalada, á la pluma, en su lecho de muerte.
Arbol genealógico del adelantado del Río de la Plata don Juan
Ortíz de Zárate. La e:-;cuadra argentina al mando del general
Brown, a1 frente de Montevideo, cuadro al óleo por el coronel
Murature. Una cama del siglo pasado que perteneció á la
familia de Escalada. Una pistola que usó el coronel Juan
Pascual Priugles. Retrato al óleo del cirujano del ejército pa-
triota que pasó los Andes, don Francisco de Paula Ramiro y
del coronel José Montes de Oca. Una colección numismática
compuesta de 73 piezas, medallas y condecoraciones de cobre y
plata. uEI Monasterion, mortero fundido en Buenos Aires, en
1813. Otros tres fundidos en Sevilla, el siglo pasado. Dos ca-
ñones españoles de li37 y 175fl y otro de menor calibre, fundi-
do en Buenos Aires en 1859. Un grabado representando la ba-
talla de Suipacha. La espada del coronel don !\fanuel Dorrego,
y el uniforme del general José M. Paz. Un piano fabricado, en
Londres 1804, para la señora de Ezcurra.
Como una enumeración más extensa haría molesta la lectu-
ra de este informe, me limitaré á lo consignado, agregando que el
«l\f useon tiene comprometida la adquisición de una miniatura ori-
ginal del ilustre libertador José de San Martín, existente en el
Perú, la que vendrá pronto á enriquecer sus anaqueles.
:ló9
El método adoptado para facilitar al público el exámen de
las cosas expuestas, es la confección de breves catálogos impre-
sos, en que están numerados y clasificados por orden de salas,
los que se distribuyen gratuitamente y en profusión, aumentán-
dose, en cada edición, los objeto& nuevos qne se hayan recibido.
Estos tienen el doble propótüto de facilitar el estudio de lo qne
desea examinarse y difun.!ir datos históricos y fechas notables.
UJtimamente, y para celebrar el aniversario de nuestra
emancipación política, se distribuyeron, en los días 24 y 25 de
JHayo, 3.000 retratos grabados del general J c.sé de San l\fartí11,
de don Nicolás Rodríguez Peña y de la jnnta gubernativa de
18i0.
El «l\Iuseo Histórico>> es por sn índole, el más favorecido
en el país con el concurso del pueblo, que acude numeroso, en
los días de visita, no solo nacionales sino extranjeros, á contem-
plar con admiración y respeto esas reliquias del pasado, que un
sentimiento muy justificado de patriotismo ha conseguido reu11ir
para ejemplo de los que nos sucedan en la vida de progreso y
engrandecimiento á que está destinada la República.
A él concurren los niños de las escuelas, en días deterrr.i-
nados, por disposición del Superior Consejo de Educación, así
como también los solclados de nuestro ejército. En el tiempo que
abraza este informe, han asistido en corporación 15 e:;cuelas de
niñas y varones con sus maestros, siendo difícil señalar el míme-
ro de niños que asisten en agrupaciones, por inspiración propia.
En libros especiales ~e regi:;tran las firmas <le todos aquellos
viRitantes que voluntariamente qnieran hacerlo, de modo que ano-
taré estas cifras, de:;de la inauguración hasta Diciembre de 1895,
en la certidumbre de que el número real de concurrentes trivlica
esta suma:
En 1890 Desde Agosto 30 en que se inauguró 2569 firmas
)) 1891 4610 ))
)) 1892 4941 "
» 1893 ~stu vo clausurado 4 meses por la 1rneva
instalación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2754 ii
)) 1894 6357
))
)) 1895 5950
))
260
América. En el tiempo que comprende este- de Mayo 6 de 18%
á la fecha - se han registrado 5787 firmas.
Me es grato poder manifestar aqní, que el «Mnseo» ha. pres-
taoo su contingente á los historiaoores, facilitando copias al edi-
tor señor Lajouane, de retratos (le próceres, para una obra qne
pronto debe editRr y al señor Stein, del mismo modo, pan la
publicación de retratos, con motivo de las fiestas pátrias.
La biblioteca americana qne doné al Establecimiento cons-
tante de 1000 volumenes, ha aumentado su número, pero falta el
local apropiado para establecerla, y me veo obligado á conservRr
la en mi casa particular, sin facilidad de inventariarla y formar
el catálogo, como desearía, dificultando con esto los trab!ljos <le
cansnlta y manteniendo en mi poder lo que al Establecimiento
pertenece, y esta es otra de las razones que me impulsan á poner
de relieve la necesidad de adquirir nn local propio para el uMn-
seo».
ComJ V. E. sabe, dos importantes publicaciom,s corren á
cargo del Establecimiento editadas ambfls por la imprenta y lito-
grafía de G. Kraft, con arreglo á contratos especiales celebrados
con el qne suscribe debidamente antorizad0fl por el Ministerio, á
saber:
Los acuerdos del extingnido Cabildo <le Buenos Aires, de
loR que se han concluido los tomos so y 9° y están en prensa el
70 y el 10°. La eclición se hace en volúmenes de 300 p{.ginas
esmeradamente impresos y conservando la ortografía de los ma-
nuscritos originales, por indicación de versados historiadores, á
quienes consulté al respecto.
La segunda publicación el «Museo Histórico», lleva edita-
rlos dos tomos y parte del tercero, repartiéndose trimestralmente
una entrega de 60 paginas, en papel fino y trabajado con todo
e;omero. Para dar idea de su interés, extractaró el ín<lice de lo
publicado hasta la fecha.
El señor teniente general B. Mitre, acompaña el retrato del
general Juan Gregorio de Las Heras, con una biografía de est.e
distingnido jefe de los ejércitos de la independencia.
El señor doctor Angel J. C11rrwnza, hizo dos trabajos relati-
vos el primero á la lámina de Oruro regalada al Cahilclo y a
Liniers, por hs jornadas del año 1806 y 18u7, y el segundo, á la
taija famosa qne laR dam!ls de Potosí obsequiaron al general Bel-
grano en 1813.
:fül
El señor José Juan Biedma, escribió sobre el escudo de la
Asamblea general constituye de 1813 y las biografías de los co-
roneles de la independencia Martín Lacarra y .Juan P. Pringles.
El señur Clemente L. Frcgciro, redactó los apuntes biográ-
ficos d~l precursor rle la independencia Hipólito Vieytes.
El señor doctor Manuel F. Mantilla, labró la del inolvidable
Nicolás Rodríguez Peña.
El señor doctor Maximino Ciímus 1 una biografía del general
Matías Zapiolft.
El señor doctor Adolfo Saldías, relató la historia de la má-
quina infernal enviada al dictador Rosas.
El señor José Antonio Pillado, la bíografía del general Gui-
llermo Carr Beresford, historió la bandera ele la expedición nor-
te del ejército de los Arnleis, el estandarte real de Buenos Aires,
y 1605 y algunos otros.
Y finalmente el Director del «Museo Histórico,, dió á luz
la foja de servicios y biografías de los generales ,José de San
Martín, Manuel de Escalada y comandante Miguel Caxaraville,
dejando los trabajos de otros escritores, sin mencionar, para no
hacer demasiado extensa esta nota,
Por cuenta del ((Museon se han publicado también un folle-
to conteniendo todo lo que vió la luz pública en homenaje del
general Sucre, vencedor <le Ayacucho, con motivo de su cente-
nario, otro con los documentos relativos á la repatriación de los
restos del prócer de la independencia 1fon Nicolás Rodríguez Pe-
ña. Una edición de retratos de este, otra igual del general José
de San Martín, otra de la .Junta revolucionaria de 1810 y otra
de don Juan Antonio Alvares de Arenales.
Independientemente de esto, he creído, de mi deber, pro-
mover la celebración de los centenarios de hombres ilustres y
distinguidos jefes de nuestra independencia, tales como Pringles,
Lamadrid, Pacheco, Ramos, Caxaraville, Barcala y Lugones, y la
trasladación de los restos de algunos de ellos á su provincia natal
como los de LamatlriJ. He colocado placas conmemorativas de
esas ceremonias en sus sepulcros, así como también la puesta última-
mente, el 24 de Mayo, en la casa donde nació el precursor de
la Independencia don Nicolás Rodríguez Peña, con el permiso
de la familia y ante un notable concurso de personas, levantá11-
dose una acta, firmada por los presentes, que se com;ervará en
el «Museo.» Estos trabajos en los que he creído interpretar el
sentimiento nacional, se han llevado á cabo como actos de repa-
ración y justicia olvidados, tal vez, por las circunstancias anor-
males que ha. atravesado el país.
Con motivo de la formación <lel Censo Nacional y á solici-
tud de su Comisión Directiva, he presentado, en 1 o de Enero,
una reseña historiando la vida y progresos de este Instituto, fa-
cilitando, de esta manera, los datos que aquella Comisión ha creí-
do necesitar á los efectos de su cometido.
El presupuesto de esta repartición fijado por 'ley del Con-
greso, en 2030 ~ mensuales, se divide en 1030 $ destinados al
pago de sueldos y 1000 $ para adquisiciones, impresiones y gas-
tos, los que se invierten y de cuyo ·gasto doy cuenta mensual-
mente á la Contaduría General.
Dando por terminada esta exposición tengo el placer de
saludar al señor Ministro con la mayor consideración.
ADOL1W p. CARRANZA.
Sefíor Ministro :
Am>LJ<'O P. CARRANZA.
Señor Ministro :
26"
treinta días, elevo á la consideración de V. E. la solicitud que me
ha sido presentada por el auxiliar de este Establecimiento don
Pedro I. Caraffa, quien desea obtener permiso por. tres meses y
cuya antigüedad y procederes en el desempeño de su empleo lo
hacen acreedor á que le sea despachada favorablemente.
Así mismo creo que las aptitudes del f.eñor Luis Pillado
Pord, á quien propone para que interinamente lo desempeñe en
su ausencia, son satisfactorias y me permito, por tanto, e1:1perar,
que si V. E. no tiene inconveniente, quiera autorizar su interina-
to con goce del sueldo que corresponde á aquel empleado, comu-
nicándolo así á la Contaduría General, á sus efectos.
Saluda á V. E. con toda consideración.
Anm,Fo P •. CARRANZA.
Distinguido Señor :
·PEDRO l. CARAFFA,
Señor Ministro :
264
dos banderas por el valiente coronel argentino M artin Lacarra, --
entonces, jefe de aquella plaza.
Ha llegado á mi conocimiento, que t>llas existen aún deposi-
tadas en la iglesia de aquel pueblo, y consideranrlr¡ que los tro-
feos de épocas gloriosas para la patria, deben tener adecuada y
segura colocación en el Establecimiento á mi cargo; por razones
propia.- del instituto, que excuso manifestar aquí, vengo á solici·
tar de V. E., quiera, si a;;í lo estima justo, disponer lo necesario
á efecto de que me sean entregadas con tal propósito, por inter-
medio del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ó en la for-
ma que crea conveniente
Las gloria8 nacionales son comunes á 'todos los argentinos,
y ~sos trofe~s que honran el valor y patriotismo de los hijos de
aquel pueblo benemérito, deben sostenerse en el «Museo Históri-
co)), ccn orgullo, para ejemplo y emulación de los que nos suce-
dan.'
Esperando una resolución favorable á este pedido, saludo
á V. E., con la mayor consideración.
ADOL1''U p. CARRANZA.
Distinguida señora :
Anor,1''0 P. ÜARRANZA.
265
del año de mil ochocientos noventa y seis, reunidos en el pórtico
del templo de San Francisco, el señor Ministro General de Go-
bierno don Pablo Lascann, doña Benjamina Martinez hija del
guerrero de la Independencia don Luis Beltrán Martinez y de-
más deudos de éste, y un numeroso público que presenció el
acto de la colocación de la placa de mármol donada por el se-
ñor Adolfo P. Carranza, en su carácter de Director del «Museo
Histórico N acionalH, como un homenaje póstumo á la memoria
del citado guerrero, habi1mdo tenido lugar dicho acto,· después
de una ceremonia religiosa, con asistencia de la Guardia de Cár-
celes y la banda de música Provincial, cerrandose el mismo con
un discurso del señor Ministro haciendo el elogi(I de la vida del
guerrero. Con lo que .terminó, firmando todos los presentes, por
ante mí Escribano Público de Gobierno, de que doy fé. - Pablo
Lascano, Benjamina Martinez, Teodosia Martinez de Roldán, Gus-
tavo Martinez, Luis Beltrán Martínez, Mariano Gorostiaga, Adol-
fo Sánchez, J. M. Arias Moreno, M. Argañarás, Adolfo Sosa,
Ramón A. Pinto, F. Aliaga, A. Corbaláu, E. Ph. García, S. Ba-
rrionuevo, .luan F. Borges, R. Caro!, M. Gallardo, José Arias,
J. Voget, IHmael Bravo, Segundo R. Araujo, Manuel del O. Her-
nández, G. Sayago,_ E. Garmendia, S. Lugones, O. F. Urtubey,
Nicanor Roldán (hijo), F. Gaspar Lopez, Durval J. García, A. B.
Saavedra.-Ante mí, J. N. Oisneros, Escribano Público de Go-
bierno.
La placa es de mármol y lleva esta inscripción:
EN MEMORIA
rle los libertadureo de Montevideo c11 1814 y de los restauradore• del orden e11 Hll7.
1785-1833.
Señor Ministro :
266
para con nuestros más ilustres conciudadanos de la época de la
independencia.
Al efecto inicié y se llevaron á cabo las repatriaciones de
los restos de los generales Martín Rodriguez, Galvan, Olazábal
y coronel J. J. Quesada, de Montevideo, y los de don Nicolás
Rodriguez Peña, de Chile; como he conmemorado los centenarios
de los nacimientos de nuestros próceres, que han encontrado eco
simpático de patriotismo, en diversas provincias y en la capital
de Ja república.
Consecuente con aquel propósito, vengo á solicitar de V.
E. que si tiene á bien dé curso á esta nota. á fin de que la le-
gación ¡trgentÍilct en el Perú, recabe del gobierno de aquel pids
el permiso necesario para traer oportunamente los restos del doc-
tor Monte agudo y dt los coroneles Manuel José Soler y Pedro
Conde. Los de 108 primeros están en Lima y los del último en
Sayan, µróximo á aquella ciudad.
V. E. sabe que la personalidatl de Monteagudo es dema-
siado conocida para pretender demostrarlo cuando lo han hecho
ya nuestros historiadores, y la registran los anales de cuatro re-
públicas, en las que le tocó figurar en primera escala. En cuan-
to á los segundos, son dos guerreros, de los vencedores en Chile
y del ejército libertador del Perú. Conde, en quien según el de-
creto del presidente Torre Tagle-«la patria perdió en él un va-
liente servidor cuyo nombre no debe traerse á la memoria sin
gratitud" -falleció durante la segunda campaña de la Sierra en
1821-Soler muere días después de la batalla de Ayacucho en la
alta categoría de jefe de estado mayor de Bolívar, que le llamó
ccbravo y virtuoso>J. y que lo hace acreedor á que la tierra que
fué su cuna conserve sus cenizas.
Al hacer este pedido, debe extrañarse, quizá, que no in-
cluya en él al general Necochea, pero es que considero que los
de él están bien en el Perú, como los de Las Heras en Chile, Ron-
deau en Montevideo, Pereyra Lucena en Bolivia, como jalones
del paso de los ejércitos de la revolución de Mayo, por medio
continente, para atestiguar en los tiempos que los que á ellos
pertenecían, eran dignos del cariño y la admiración de los pue-
blos que recorrieran, rompiendo las cadenas con que estaban
oprimidos:
Los pueblos que mantienen sus tradiciones de gloria y sa-
ben honrar á los que las obtuvieron, se hacen grandes en la paz·
267
como lo fueran en Ja guerra y la República Argentina, que dió
generosa la sangre de sus hijos en holocausto á la idea qne ini-
ció la emancipación americana, tiene que cumplir un deber im-
perioso recogiendo del vasto escenario que fué teatro de su es-
fuerzo y de su acción, el puñado de polvo, que animó en horas
sublimes del patriotismo, el corazón de los abnegados y de los
valientes que yacen dispHs0s á todos los vientos, donde se agitó
la bandera nacional.
Saluda á V. E. con toda consideración.
AnoL.1<'0 P. CARRANZA
268
Casa de Rodriguez Peña
ACTA
269
PALABRAS DEL SF.~OR VEDTA
................................................ (1)
Más tarde á la religión incomparable del patriotismo; aquí
se ensayó el gran drama de 1810, magníficamente desenvuelto en
seguida, según dij'o Sarmiento, en la calle, en el Cabildo, en el
ejército, en las provincias, en Chile, en la América entera .... y
aquí venimos nosotros, y aquí vendrán los que nos sucedan, á
buscar, como en la cuna de nuestros más caros recuerdos, las
grandes· inspiraciones y los poderosos impulsos que deben ilumi-
nar y alentar, en torto tiempo, la mente y el corazón de los ar-
gentinos.
Esta casa es y será por siempre sagrada. Han de detenerse
vencidos ante ella todos los elementos de destrucción desatados y
todas las exijencias rtel progreso invasor. Pero asi, y mo.desta
como es, desplomariase de seguro con estrépito, conmoviendo el
suelo de América y ocultando trás el polvo de sus ruinas el sol
del año 10, el día en que nos hubiéramos hecho indignos de lla-
mar á esta puerta, en demanda de nuestras glorias pasarlas. Ello
quiere decir que no han de temblar jamás los muros de este san-
tuario, consagrado por la posteridadi y sobre el cual la mano de
un patriota, el señor Adolfo P. Carranza, Director del Museo His-
tórico Nacional, ha grabado la inscripción eterna reclamada.
Las sombras de Vieites. Castelli y Moreno pueden descen-
der tranquilas y confiadas á esta casa, que es siempre la casa de
Rodríguez Peña, al rededor de la cual hace guardia permanente
el patriotismo argentino. Rodríguez Peña los recibirá en todo
tiempo, para hablar del pasado, comentar el presente y soñar en
el porvenir, en el mismo sitio de la última y memorable entre-
vista, - aquella de que salió la revolución á la calle, al Cabildo,
al ejército, á las provincias, á Chile, á la América entera ....
270
Centenario del guerrero de la Independen-
cia, coronel Lorenzo L ugones
271
y Santia.go del Estero, debe hacerla iniciando ese acto de repa-
ración que veríá con agrado el pueblo argentino.
El 10 de Agosto próximo es la fecha indicada para ello y
si Vd. cree que él pue1la merecerlo, Rírvase avisármelo para con-
tribuir en la medida de mis fuerzas, á la realización ele un acto
que será gratísimo para su pueblo.
Traeremos sus restos para depositarlos en digno sepulcro, en
Santiago, reimprimiremol:l sus «Apuntes)) con una biografía que
no dudo escribirá Biedma, con el celo y competencia de que es
capaz, y saludaremos su centenario, en medio de una época de
paz y nobles anhelos, de restablecimiento y prosperidad para
Santiago.
Sé que me dirijo a un convencido, hombre inteligente y
patriota, lo que me excusa estenderme, para que comprenda cuan-
to bueno se consigue con esta obra que es estímulo, deber, jus-
ticia y lección para los hombres y para los pueblos.
Lo saluda, su affmo. amigo y S. S.
Arlolfo P. Carranza.
272
Que venga aunque muerto, con sus armas de combate á
fijarse en la tierra que le dió inspiración. Que venga á hacernos
centinela en estos días precursores de algo que fermenta en el
fondo del sentimiento nacional, para que á su presencia se rea-
nimen las legiones y se multipliquen los héroes de su estirpe.
Ya tiene 'fucumán á su Cambronne, quinta esenciado, que
V d. y yo condujimos en ruidosa apoteósis, y puede permitirnos
trasladar al nuestro para que nos seh dado ajustarle el salario
que ganó con tanto denuedo.
El señor Gobernador acoje con simpatía la idea de celebrar
el centenario del coronel Lugones, y me encarga decirle que
sólo esper i el momento oportuno para darle formas.
Mientras tanto, considéreme en acción y crea que ~acaremos
fuerzas de flaqueza8 para realizar el noble pensamiento de que
es Vd. autor.
Le envía un apro.ton de manos y se ofrece como siempre su
amigo affo.
Pablo Lascano.
Departamento de (3obiel'110.
8autia.go tlcl Estero, Febrero 22 de 18!Ui.
OONSIDERANDO:
273
5. 0 Que la memoria ilustre de este guerrero es gloria espe·
cía! de esta provincia y su Gobierno está en el deber de presen·
tarla como ejemplo de patriotismo.
El P. E. de la Provinei,a -
DECRETA:
Ministerio de Gouierno.
Santiago del Estero, }'ebrero 25 de 189 '· \!)
Al señor
Buenos Aires.
Pablo Lascano.
274
Buenos Aires, Marzo 17 de 1896.
Señor Ministro :
DESIDERIO LuG'oNEs.-MARIANO DE
VEDIA.-·· ADOLFO P. CARRANZA.
A la H. Legislatura de la Provincia,
2i6
Al mismo tiempo se encargaba al señor José Juan Biedma,
de la redacción de un trabajo histórico que reasuma la vida y
los hechos de tan distinguido servidor.
El coronel Lugones nació en esta provincia y sirvió en los
ejércitos de la patria desde el despuntar de la revolución, con·
currieudo á su comienzo y á su final
Proclamado benemérito á la patria en grado heróico dos
veces por el general Belgrano, su acciún ha debido ser y ha sido
distinguida en todo el transcurso de la lucha épica y el P. E.
crée que realiza un acto de justicia iniciando la idea de perpe-
tuar su recuerdo en el día en que precisamente cumple el héroe
su centenario.
Honrar la memoria de los grandes próceres ha sido en todas
las épocas un culto que los pueblos han celebrado en medio de
solemnidades tocantes.
De este modo se ha querido consagrar que las buenas accio-
nes, los servicios remarcables hechos en holocausto de la patri<1,
no perecen jamás y que los que se sacrificaron por ella vivirán
eternamente en el recuerdo de la'! generaciones.
El legado de nuestros mayores, es al presente, un vasto país
libre y rico, tal como lo imaginaron. Para ello derramaron su
sangre, disiparon su haciendfl y entregaron su vida en la magna
contienda; y hoy que usufructuamos tantos beneficios, justo es
también que los recompem•emos con el sentimiento de la gra-
titud.
La provincia de Santiago, debe perpetuar la memoria del
coronel Lugones, y ninguna ocasión será más propicia que la del
l O de Agosto próximo, día en que nació, hace cien añc•s.
La Comisión nombrada ha presentado el programa de la
fie~ta; y el P. E. cumple con el deber de dirijirse á V. H. re-
comendando el adjunto proyecto de ley, autorizando los gast~
que demande la ejecución del mismo.
El P. E. no duda que las H. H. Cámaras, prestarán á este
asunto la atención que merece, tratando de que el proyecto sea
sancionado á la brevedad posible, pues el tiempo urje y toda
dilación no hará sino disminuir el brillo que la fiesta debe tener.
Dios guarde á V. E.
ADOLFO RUIZ.
PABJ,O LASCANO.
278
El Senado y Cámara de Diputados, etc., sanciona con fuerza de -
~
LEY:
Art. l. 0 Autorízase al P. E. para invertir de rentas genera-
les hasta la suma de 6.000 $ m 'n. en las fiestas <lel centenario
del coronel de la Independencia, Lorenzo Lugones.
Art. 2.° Comuníquese, etc.
SEÑOR GOBERNADOR:
SEÑORAS : CONCIUDADANOS :
27i
Lorenzo Lugones es su más genuina expresión en las tres
campañas libertadoras sobre el Alto Perú.-De los ve1fcedores en
Yuraicoragua, presentó sus armas al izarse nuestra bandera afian-
zada por la victoria; participó de la sombra que empalidecieron
sus colores en las tristes jornadas de V ilcapugio, de Ayohwma y
de Sipe-Sipe; y es de los últimos que guerreó, distinguido y es-
forzado, en las altiplanicies y escabrosidades de aquel territorio
qne formaba part:e del extenso vireinato austral.
Aspiraciones intensas y pesares, glorias y desastres, goces
y miserias, todo eso conmovió su noble corazón en los mejores
años de su vida, en aquellos hermosos tiempos en que la patria
se bastó para darse su emancipación polític11 y tuvo alientos y
brazo generoso para ayudar á los demás.
Y cuando en época posterior las contiendas civiles le a>'fo·
jaron de ella, emigrado y perseguido, fué allí Illismo, al país tes-
tigo de sus servicios y su valor, á esperar en el infortunio y el
olvido, el día suspirado de su regreso al hogar.
Y volvió tras largos añoi:i de ausencia, con ¡¡u físico des-
truido por el tiempo y las penurias del destierro, pero agitando
siempre dentro de sn ser aquellos sentimientns y aquella altivez
que ni las tiranías, ni la indiferencia, ni una angustiosa situación
pudieron modificar.
Valeroso para afrontar el peligro de las armas, lo fué tam-
bién para arrostrar las peripecias de la fortuna.
Los acontecimientos de 1852, le volvieron á la República y
entró á ella con el contingente de sus virtudes cívicas, de su
buena voluntad y de su fé patric.;ia, para afianzar en la Consti-
tución la nacionalidad, de la qne en medesta escala había sido
creador.
Hoy, al cumplirse cien años de sn nacimiento, cuando San-
tiago del Estero, victima también como él de largos despotismos,
levanta ese monumento á su memoria, po-:lemos declarar que Lu·
gones es el alma de su pueblo en las expansiones por l!' libertad,
y que el acto reparador de este día repercute y extremece el co-
razón de todos los argentinos.
El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, interpretando
ese mismo sentimiento que se mantiene vibrante en aquella frac·
ción del territorio nacional, ha querido unirse á esta fiesta, y me
es altamente honroso ser el éco de sus votos fraternales y de sim-
patías al saludar el bronce que anima la fisonomía guerrera dtil
278
Lugones y exalta su nombre, qne es todo un emblema, porque
hay en su personalidad una moral y es una lección útil y fecunda
para cuantuH vivan y germinen dentro de las grandes fronteras
de la patria.
219
desaparecen en silellcio como Mariano Escalada con la conciencia
del deber cumplido, cuando no les toca en suerte ser víctimas
cuyos nombres ilumina la historia y recoge la posteridad enter-
necida.
« Aquí descammn las cenizas de uno de los héroes de nues-
tra epopeya nacional y podemos acercarnos hasta ellas, para ma-
nifestar en este día los sentimientos patrióticos del alma y el tri-
buto de gratitud á sus buenos servicios en la época de la revo-
lución.
« Cien años han pasado desde que vió la luz en esta ciu-
dad y cuando son destruidos los muros del hogar que fué su cuna,
su persona y sus hechos se rememoran para demostrar de una
manera elocuente, que de hoy en más el olvido no será una som-
bra que oscurezca su sepulcro.
ACTA
280
rouje-Luis Pillado Ford-Ernesto Carranza-Fernando Lozano
A. G. Carranza Mármol-Adriano E. Rossi Bernabé E. Peder-
nera - M. J. Medrano - Julio E. Benites-Mercedes Zelaya -
Narciso Estrada-Guillermo Maschwitz - Rafael N. Corvalán -
Elíseo F. Lestrade-Eduardo O. García- -Angel Aguilar.
281
en cuyas empinadas travesías se arremolinaban las nieves como
las arenas en el desierto africano, soportando con energía el fdo
intenso de las cordilleras ó los rayos abrasadores del sol ecua-
torial, sin que la desnudez y el hambre aminorara sus bríos.
Y todo esto, señores y señoras, grabado en las páginas de
oro de nuestra historia, lleva los 11ombres de Pedernera y sus
numerosos compañeros á lo sublime, á lo mitológico, y es por efl"O
que he dicho que hay que contemplar esas vidaR en sus engarces
para mejor apreciar la pureza de sus intenciones, el brillo de sus
hazañas.
Pero aun en nuestras mismas luchas civiles, que espíritus
mal impresionados nos han enrostrado como vicios de raza, sin
darse cuenta que con muy contadas ex:cepciones, son evoluciones
que han precedido siempre á la organización ó constitución de
todas las sociedades, el general Pedernera se divisa en un grupo
numeroso de clignos y eminentes ciudadanc.s, combatiendo tenden-
cias mal aveniclas con las ideas democráticas proclamadas que
pretendían reabilitar preponderancias de familias ó círculos con
prerogativas señoriales, ó para anonadar las ambiciones de cau-
dillos brutales que pretenclian imponerse como mandones á la
República, pudiéndose qecir del noble adalid que siempre se
mostró valiente, siempre leal, siempre abnegado.
Más aparatosas debían ser, señores, estas ceremonias en los
centen~rios de nuestros héroes, para dejar impresa en la imagi-
nación de los que no ojean las páginas de la historia, cuán gran-
dioso es el pasado de nuestra patria, qné hombres tan abnegados
tuvo, fomentando así el sentimiento de una noble emulación.
¡Gloria al ilustre general Pedernera, héroe de nuestra eman-
cipación y nuestra organización política!
Y séame permitido ahora un sincero elogio al señor Carranza,
Director del Museo Histórico Nacional, cuya patriótica iniciativa
nos proporciona la ocasión á venir aquí á cada momento á discutir,
si con tristeza por lo que hemos sido y no somos, con la espe-
ranza de que en nuestras generaciones resurgirán aqueHas nobles
tendencias de raza genuina.
282
LAMINA XXVII
Distiuguida señora:
283
entregarle á la patria lo que es de ella, lo que es símbolo de su
antigua gloria, de su acción benefactora en la guerra de la
emancipación americana.
Animado de propósitos patrióticos y persuadido de que no
apelo en vano á un sentimiento que debe palpitar perenne en sn
corazón por la tierra de sus amores y de sus ascendientes, vengo
á rogar á V d. haga donación al Museo Histórico, en nombre de
su señor padre, del sable que recibió, como una prueba de satis-
facción por la firmeza con que sostuvo el honor de la República
contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de
humillarla.
A la espera de su contestación, para repetir esta misma
en carácter oficial, tiene el honor de saludarla con toda 8U con-
sideración.
ADOLFO P. CARRANZA.
Novic111hre 20 de 1R~6.
Bueno8 Aires.
Apreciable señor.
(1) Con fecha 20 de Diciembre fué dirigida esta misma nota, en carácter oficial,
al sefior Máximo Terrero, con algunas modificaciones de forma.
284
á mi esposo, y como fácilmente lo comprenderá Vd. mucho le
cuesta á él, como á todos nosotros, hacer el sacrificio de clespren-
dernos de ella. Es esta la razón por la demora de mi contesta-
ción á su pedi:io. Al fin mi esposo, con la entera aprobación
mía y de nuestros hijos, se han decidido en donar á la Nación
Argentina este monumento de gloria para ella, reconociendo que
el verdadero lugar del sable del libertador debiera ser en el
seno del país que libertó. Por lo tanto, puede Vd. señor Ca-
rranza, contar con que al recibo del pedido oficial que V d. ofrece,
la contestación será el envio del Sable.·
Mandaremos también dos objetos históricos que penHamos
serán de valor para el «M~seo Histórico Nacional».
En unión con mi esposo y nuestros hijos, saludamos á usted
cordialmente, y soy su atenta segura ser:vidora.
Sr. Ministro:
28ú
Capital de la República y creo así, por que nada mas propio que
las autoridades y el pueblo se preparen á recibir tan dignamente
como lo merece ese sable que es el símbolo glorioso de la in-
dependencia americana. El representa los grandes días de la
revolución de Mayo y sus proyecciones en la acción libertadora
sobre las que hoy son cinco Repúblicas soberanas y constituidas.
El pueblo argentino y la América toda, lamentaba sin du-
da la ausencia de un objeto que es la encarnación más pura y
más noble de sus entusiasmos, de sus sacrificios y de sus ideales
en la empresa de la redención de un mundo y el establecimiento
de su emancipación política.
Al efecto, y salvo la más autorizada opinión de V. E., me
permito indicar á más de lo ya manifestado, la conveniencia que
habría en tributHle honores en la forma que expreso en se-
guida:
Se trasladará en el buque designado por el Gobierno una
comisión Civil y Militar que lo recibirá en Montevideo para en-
tregarlo en manos del Sr. Presidente de la República.
Se ·le tributarán los honores de Teniente General, formando
el ejército desde el punto de desembarque hasta la casa del Go-
bierno Nacional.
Se declarará día feriado en toda la República, izándose
la bandera nacional en los edificios público5 é invitándose á las
autoridades provinciales para que hagan las demostraciones que
creyeren más dignas del suceso qne se conmemora.
Saluda á V. E. con su mayor. consideración.
ADOLFO P. CARRANZA
BANDERA DE AYOHUMA
LA BANDERA DE AYOHUMA
No. 1 136 del Registro
287
Buenos Aire•, Junio '.!2 de lS!lG.
Señor Mim"stro.
Legación
de la
República Argentina
288
Aunque las banderas encontradas eran dos, una azul y Llanca
y otra azul y roja, y sobre las dos se ha bfa iniciado la negociación
para recuperarlas, he crcido prudente, para conseguir la argenti-
na, deferir al pedido que el gobiemo Boliviano me ha hecho de
dejar en su pocler la azul y rojü, i10 sólo porque 110 teniendo esta
los cokres nacionales y pudiendo considerarse mas bien como
bandera de nr1 cuerpo auxiliM, creía qne debía acceder al justo
pedido de un gobierno y pneblo amigo con el que hemos luchad.o
por Hua misma cam;a y cnyos sacrificios hemos compartido.
Imposible habría sido, señor Ministro, la obtención de las
dos bancleras, pnes el pneblo boliviano las había ya incorporadn
á S<IS recuerdos históricos, y be tenido que luchar con muchas
dificnltades para poder conciliar nuestro deseo con !os del go-
bierno boliviano, porque si bien no eran consideradas estas ban-
deras como trofeos de guerra, estaba en el espíritu del gobierno
conservarlas como reliquias de un pasado glorioso.
He pedido ya al señor l\finistro de Relaciones Exteriores
se sirva darme mia copia legalizada del acta labrada en Colque-
chaca, en la que brjo el jnramento <le forma, el señor Arrieta, á
quien me refiero en el acta firmada por mí, declara la forma en
que fueron encoutradas las Lancle,.as y los antecedente,,; recogidos;
oportunamente me será grato enviar ese ejemplar á V. E. como
complemento del actR que remito.
Con este motivo saludo á V. E. con mi mas distinguida
c0nsideración.
•
ALmrnTo BLANCAS.
Es copia:
Ricardo J. Pardo.
ACTA
((Señor Ministro:
BENJAMIN FIGUEROA
290
El Excmo. señor Cano manifestó ios sentimientos que am-
man al Gobierno de Bolivia para atender con deferencia toda
solicitud de la República argentina, y eu especial la relativa á
la devoh1ción de las dos banderas mencionadas en el despitcho
preinserto y en la relación del presbítero don Primo Arrieta, ex-
cnra de la parroquia Macha, del Depa.rtamento de Potosí, conte-
nida en una carta dirigida al oficial mayor de Relaciones Exte-
riores, don Telésforo Aguirre, cuyo texto dice:
ccPotosí, 24 de Noviembre de 1892.-Era el año 1885, en
que yo servía de párroco en el curato de Macha; entre los mu-
chos anexos de la parroquia hay dos, uno llamado Pumpuri y
otro Titirí (mineral de fabulosa tradición por sus rizqueas) '. éste
está situado sobre el camino principal do Macha á Potosí, y
aquel muy desviado. Con motivo de asear las capillas de ambos
anexos, saqué los cuadros antiquísimos que estaban en las pare-
des del altar mayor respectivo, y encontré las banderas clavadas
en la pared y que antes no se veían por estar tapadas con los
cuadros. Ser banderas de seda, asi como ocultas y estar ensan-
grentada una de ellas, llamó mi atención y consulté con los ca-
pilleros, indios ambos muy ancianos, los cuales me dijeron: en
m:e::;tra infancia supimos que tuvo lugar una batalla en Charav-
vitú, entonces era tiempo del rey, en la cual tuvo mucha inter-
vención nuestro cura. Los amigos del cura perdieron y persi-
guieron á éste, que pasó desde entonces sus dias entre nosotros
sin llegar sino incógnito alguna vez al pueblo de Macha. Este
fué quien trajo estas banderas y las colocó en el lugar en que
las vemos, desde entonces nadie las ha toeado. Consultada la
historia patria, dice: que el 13 de Noviembre de 1812, (si mal
no recuerdo), tuvo lugar la ultima acción de armas de Belgrano
en Ayohuma, punto que está á media legua de Charayvaitú: dice
también que Belgrano, ~n_t~~ y d~s.e~~ _de la derrota, vivía en la
casa parroquial de Macha. Consultado los libros parroquiales de
la fecha, resulta: que el cura entonces era nn Aranivar, sobre el
cual hay de particularidad de que firma los libro8 del registro,
justamente hasta el día ante8 de la batalla de Ayohuma, y después
sin diligencia alguna los deja y sigue firmando el teniente de
cura- 8eñor Laguado. Más aun, hay partidas de matrimonio fir-
madas por Aranívar y estas pocas en 108 Anexos y nunca en el
pueblo de Macha. Es indudable que Aranívar anduvo prófugo
en esos días y época en que de la torre pendían los cadáveres
391
de Araneivia (el muru) y de otros. Con tales datos recogí las
banderas que después me reclamó el subprefecto On<lar.za, á
quien no se las dí; <leposité sí por orden del Arzobispo en la
Munici¡Jalidad, y de aquí pasaron á Sucre á la capilla de Gua-
dalupe. En Colquechaca se levantó acta de mi entrega y ine
hicieron jurar las noticias que llevo referidas á vuelo de pluma.
Las banderas son de color azL1l y blanco y rojo y azul" ...... .
Agregó que perteneciendo dichas banderas al ejército auxi-
liar enviarlo al Alto Perú por el Gobierno del Río de la Plata,
bajo el comando <lel ilustre general Belgrano, á sostener la glo-
riosa guerra de la independencia colonial, experimentaba verda-
dera complacencia en acceder á la reiterada petición de S. S. el
señor Alberto Blancas, encargado de Negocios ad-interim de la
Argentina, entregando nna de las bancleras mencionadas en este
acto, sin embargo de que su Gobierno y la República Boliviana
habrían deseado mantener entre :,;ns recuerdos históricos tan va-
liosos objetos, que simbolizan los esfuerzos comunes empleados
por ambos pneblos, en favor de la cansa americana. Que al des-
prenderse de nna 1le ellas, reconociendo que no son trofeo8 de
guerra qne podían <00n·e8pon,lerle á Bolivia, á pesar de haber
siclo halladas en su ~melo, 8ll Gobierno prest.a homenaje á las
cordiales relaciones que cultivan Bolivia y la Argentina y á los
fraternale8 vínculn8 qne la8 1me11.
En fe de lo cual, firmaron clo:,; ejemplares de un mismo
tenor.
EMJ<}'l'J<:RIO CANO.
Es copia fiel.
Ricardo J. Pardo.
ADOLFO P. ÜARRANZA.
293
LA ESTA TU A DEL GR-~L S. MARTIN
)) )) ))
'' ancho 1 )) 50 1)
ACTA
:fü-l
LAMINA XXIX
:.!!Jó
Martín, el brazo, el pensamiento y la idea de la inde-
pendencia, duerme todavía en extranjera playa; pero sus
compatriotas, deseando inmortalizar el nombre del sol-
dado que en medio de la nieve de los Andes, paseaba
triunfante el pabellón azul y blanco para ir á <lar li-
bertad á cuatro repúblicas, quieren que su noble figura
se presente á los ojos del pueblo, en el momento que
éste canta sus triunfos y sus victorias. Allí, sentado
majestuosamente sobre su caballo, San Martín se pre-
senta reflejando aquellos días de pasada gloria, en que
al frente de sus «granaderos á caballo> se batió por
la independencia y por la libertad de la patria argen-
tina. La independencia le contó en el número de sus
soldados. La libertad levanta un monumento á su me-
moria. En este estado, los señores de la comisión de-
positaron en la urna que tenían preparada al efecto, la
medalla que para este acto le destinan, con otras más
como una manifestación de respeto á su inmortalidad.
Así quedó concluído este acto, que firmaron el Exmo.
señor Presidente provisorio y demás señores expresados,
con los testigos que lo fueron el señor brigadier general
don Enrique Martinez, el señor brigadier don Matías
Zapiola y el señor general don Lucio Mansilla, deposi-
tando también la presente para la debida constancia á
presencia de mí el autorizante, de todo lo que doy fe.
Bartolomé J11itrc-Mariano Josc, obispo de Buenos
Aires - Eduardo Costa-Juan A. Gclly y
Obes - Norberto de la Riestra - José M.
Zapiola-Enrique Martínez- Luáo JJians,illa
-Joaquín Cazón-Constantino Santa María
--Santiago Albarracin-Manuel Aguirre-
Hilari6n Medrana-Leonardo Pereyra.
-Ante mí:
Ado?fo Baldías,
E•cribano Público y de Número.
;\CUERDO
Bueno¡;¡ Aires, Julio J 1 de 1862
Señores:
298
Tres Hepúblicas lo han aclamado como al padre
)' fundador de su independencia y de su libertad.
Su geografía política ha señalado ocho repúblicas
independientes dentro del círculo trazado por su espada
victoriosa.
El mundo entero lo ha reconocido como al pnmer
génio militar del uuern mundo.
La América lo ha de<'larado á la par 11e Bolirnr,
el lihertlidor de medio mundo, con quien eomparte la glo-
ria de haber sido el apóstol arruado de la rernlueión ame-
riea1rn, que hizo flamear sus bamleras victoriosas desde
el Atlá.ntico hasta el Pacífico, y desde Valdiria hasta
la lín('a del Ecuador, marcada por sus volcanes encendidos.
La historia ·ha consignado e11 sus páginas eternas
sus inmortales triunfos de San Lorenzo, Chacabuco y
Maipú, sn atrevido paso de los Audes, su memorable
espedieióu al Perú.
La justicia póstuma de los pueblos ha eomprendi-
do al fin en el gran Capitan y el hábil político, al
hombre superior á las arnbieiones. vulgares, que supo
dirijir la fuerza con inteligencia y con vigor y usó del
poder con moderación y con firmeza para hacer servir
todo al triunfo de la grarnh~ y noble causa á que ha-
bía consagrado su espadn, su corazón y su cabeza.
Por fit1, señores, la moral humana ha recojido de
su vida Pl bello Pjemplo de un hombre, que levantado
por sus trabajos y por su génio al apogPo del poder y
de la gloria, dt>scif'mle voluntariamente de él, sin debi-
lidad y sin enojo; comprendiendo quP había llenado su
misión, y no queriendo ser un obstáculo al tiempo de-
finitivo á qnP había consagrado su vida. Este ejem¡1lo
únieo en la Am?riea del Sud, y que solo puede ser
comparado con el de Washington. levanta y dignifica
su figura moral romo hombre público.
299
Tales son sus títulos á la adminwió11 y á la gra-
titu<l de la posteridad, y tales son los motivos que
reunen á. un pueblo eu torno de HI estatua de bronct>,
cerrando con este acto el período de la ingratitud, y
abriendo el de la rPparaeión q ne le deLfo mos.
La obra de la reparación ha sido h·uta y tardía,
pero segura.
Por veinte años su nombre y su gloria ha sido
votada á la ingratitud ó al olvido, repro<"hándole corno
un erimen el que 110 pidiese li111os11a eorno Belisario !
Cuando abandonó al Perú, trayendo eonsigo el
estandarte que P1=:ja110 había llevado para esclavizar al
Imperio de los Incas, la ealumnia y el insulto coLanle
le persiguieron por la espalda, y aú11que no faltaron
para honor del Perú, voces valientes y generosas que
se levantaron en su honor y Pll s11 dt>fonsa, emmdo él
no ejercía ya influencia alguna en ::iq11ella Hep(1hlica,
el insulto y la calumnia empañó por el momento la
corona del Libertador.
Al recorrer solitario el camino qne poco antes
había cruzado seguido de lejio11es valerosas, de qne su
génio era el alma, a.penas pudo merecer de Chile una
hospitalidad precaria y pasagera amargada por el de-
nuest'.); y desde entonces Chile horró de su historia
por el espacio de veinte aííos el nombre del fundador
de su independencia:
En las grandeR festividades nacionales qne la re-
memora han, en loR anivenmrios de l:iR lmtallns de Cha~
cabnco y Maipú que la aseguraron, en las mismas
harnleras que flotaban al \'iento de la libertad eo1Hptis-
ta<la por el génio y la espada de San Martin, acm1di-
lla1ülo las !ejiones argentinas y chilenas, ('¡ nombre de
San Martin brillaba hn solo por su m1sm1cw.
Al regresar á la pá.tria, al Yolver al punto de
partida, de donde había salido ocho años antes al fren-
te de sus valerosos "Granaderos á caballo", el gene-
ral San Martiu, el capitan ilustre de tres Repúblicas, no
tenía donde pasar revist H e11 el ej?r('ito argentino; y el
gran ciudada110 de medio mundo se encontró despojado
de los derechos de la ciuchttlanía e11 su propia pátria,
porque la humilde aldea adomle había abierto ;::;us ojos
á la luz del dín, era un mo11ton de ruinas!
Y ya que hemos hablado de la ingn1tit11d pública y
estamoR aquí haciendo un acto de rf'paraeión, lo diré todo,
porque todo debe decirse cuando los pueblos lern11tan rno-
11urneutos póstumos á. la memoria de snH grandes hombre;:::.
Condenándose voluntariamente el general San .Mar-
tín al ostracismo, con una fuerza de alma y una sere-
nidad de espírit11 de, que hay pocos <:;jem plos en la his-
toria, sintió á los eineo años de ausencia la necesidad de
volyer á respirar el aire <lf~ la tierra natal. Llegó al
huerto de Buenos Aires el <lía doce de Febrero, aniver-
sario de sus gloriosos tiempos de San Lorenzo y Cha-
cabuco y en las puertas de su pátria encontró este
letrero : ".Ambigüedades.
"El general San Martín ha vuelto á sn país á los
cinco años de ausencia, poco de::;pués de haber sabido
qne 8e hablan heeho las pnces con el Emperador del
Brasil.'' El primer Capitnn mnerienno era así apostro-
fado de cobarde por sus miRmos compatriotas, precisa-
mente en el momento en qne se celebraban doR gran-
des elfo:;;; de gloria qne lmbfo dado :í. sn pátria !
El general San Martín, al recibir este saludo, vol-
v10 á. :;;;u destino con dignidacl y en silencio, sin pisar
la tierra que venía buscando, y se fué para no volver
más, para morir lejos de nosostros, esperando tranqui-.
lamente el fallo justiciero de aquell::t posteridad á que
había apelado en otro tiempo.
301
Se ha dicho muy bien, que la respuesta de San
Martín en aquella ocasión, había sido dada dos mil
años antes por la boca de Scipión, insultado por sus
compatriotas en el aui versario de una de sus gran-
des batallas: "En un día como este salvé á Roma.
Vamos al templo á dar gracias á los dioses tutelares
del Capitolio, para que siempre teng1rn generales que se
les parezcan." Pero San Martin, ni dió esta respues-
ta, ni mandó grabar como aq nel grande horn bre sobre
su sepulcro: Ing1·ata pdtria, uo lendrd.~ 1wis huesos.
La respuesta nos la ha dado. modesta y generosamente des-
de la tum ha. ~~l dejó escrito en su testamento:" Quie-
ro que desde el lugar en que muera se me conduzca
al cementerio, pero deseo que mi corazón descanse en
el de Buenos Aires.''
Al fin, señores, despnés de aquella larga y tene-
brosa noche de ingratitud y de olvido, la gloria de
San Martin se ha levantado como una estrella del cie-
lo americano.
La república del Per(í, la primera que le decretó
eu vida una estatua, ha glorificado dignamente su me-
moria, y ha atendido generosamente á. sus descen-
dientes.
Chile, que dunmte parte de su destierro, lo consi-
deró como al generalísimo de sns ejércitos, ahoná.ndol(~
el sueldo que su. pátria no se creía en el deber de
darle, ha sido la primera que lta realizado el pensa-
miento de erigirle una estatua, que inmortalice sn me-
moria pa.ra los presentes y los venideros.
Y Buenos Aires por último, presi<li<la por su mu-
nicipalidad, asociada. al pueblo y al gobierno en repre-
sentación de su pá.tria agradecida, ha erigido tam bien
una estatua ecuestre, ci ncela<la en el bronce, para per-
petuar dignamente el recuerdo <le sus altos hechos, y
.\"==) presentarlo á la admiración de los presentes y venideros,
montando un caballo del metal <le suR cañones, que no
se fatigará <le llevarlo Robre sus hombros, como no se
fatigará. jamás el génio de la gloria de levantar en al-
to su corona cívica y militar, de luces y de laureles.
El breve espacio que llena ese soberbio pedestal de
mármol, será. el único pedazo de tierra que San Martín
ocupará. en eRta tierra libertada por sns esfuerzos,
mientras llega el momento que sus huesos ocupen otro
petLno de tierra en ella !
Pero su uom bre, pero el recuerdo de su génio, pero sus
altos he('hos, y los resultados de sus generosos esfuerzos,
ocuparán el corazón y la memoria de sus compatriotas!
Debémosle este homenaje de gratitud. póstuma,
nosotros, sus compatriotas, los herederos legítimos de
su nombre y de su gloria, á quienes legó su corazón
al morir; porque si San Martin es verdaderamente
grande, considerado corno hombre americano, pnra quien
la revolución del nuevo Continente no tuvo fronteras,
tiene ademá.s títulos especiales á. nuestra gratitud, con-
si<lerándolo puramente del punto de vista de la histo-
ria y de la nacionalidad argentina.
Él fué quien templó las armaR de la revolución
argentirni, por me<lio de la severa disciplina, prometien-
do su dirección á la consumada ciencia militar.
Él fué el representante de la acción externa de
la revolución argentina, concretada en un vasto plan de
campaña que ahogaba toda la América del Sud, en sus
atrevidas combinaciones á traves de mares y montafías.
Í~l fué el propagador infatigable de los princ~ipios
de la revoluci0n de Mayo en los pais(~S <1ne libertó su
espa<la, inoculando en ellos el espirítu varonil y demo-
crático, que presidió á. rrnestros primeros trahr~os de
organización política..
300
Él fué quien en los momentos más angm;tiosos
de nuestra revolueión, cuando la América sucumbía ba-
jo el peso de las armas españolas, y todo parecía per-
dido, impulsó al Congreso de Tncumán á declarar nnes-
tra independencia en 1816, y su espada, á la par de la
de Belgrnno, fué la primera que se levantó para sos-
tenerla, y la única que la selló con tres grandes vic-
torias.
É~I fué el que reveló á la República Argentina el
secreto de su poder y de sn fuerza, da!ldo vuelo á su
gé11io militar en el exterior, en los n10nH;mtos en que,
devorada en el interior por la ~marquía y por h:is ma-
las pasiones, apenas piuecia tener fuerza para sostener-
se así misma; y gracias á esa fé robusta que lo animó
entorn:es, fuimos redentores de pueblos; gracias á. ellm<,
las banderas argentinas pa:~earon en triunfo la A m(riea
clPl Snd, y salvando con nuestros sacrificios á medio
mundo, nos sal vamos á. nosotros mismos.
Por eso tambien le debemos nn monumento más
duradero aún <¡ne ln estatua 1¡11e vamos á inangnr~1r
en sn honor, pon¡ue al fin los metales y las piedras
son rnateriak•s fá<"ilcs para la mano del tirmpo, que
pue<lc eon vertirlo en polvo, m ien trns rpw el recuerdo de
las grandC's naciones es irnperPtc<ll,l'O y 110 se horra ja-
111Ít:-; ele b m0rnoria de los ho1n hrPR.
1>ebémoRlf' la orgm1iza('iún y la consolidaciím clP-
finitivn 1fo la Hq1í1bliea ¡hge11ti11n, ,\. la cpw <·ornrngrí1
su vid:i, su µ;{>nio y sus :ifanes, pnrn qne su 1íat.ri:1 no
S<' m1wst.n' inforior :í. l:is glnrias <pw
\>I le <lit\ y p:ir:1
qne Rean cumplidos los yotos de loR padres dP mwstra
i 11depemlencia.
Eo sin dmfa u11 feliz augurio para la nacionalidad
argentina, que In estatua rh_.l grandP homhrP que más
cnmpliclnnwntc la simboliza, Re levante por los esfner-
zos generosos del pueblo de Buenos Aires, en mom.en-
tos en que el mismo pueblo pene de pié y consolida
la base de la patria común.
Si el bronce se animara, sin duda que el general
San Martin se estremecería de gozo, cuando pudiese
contemplar, como en este momento, en torno suyo, á
todos los miembros de la gran familia argentina, reu-
nidos en paz y libertad, y realizando después de me-
dio siglo de trabajos y de infortunios, la grande obra
á que consagró su vida.
Mientras tanto, y mientras llega el momento en
que organizada definitivamente la República Argentina
podamos colocar á. su frente la estatua del general Bel-
grano, que divide con San Martin las páginas de nues-
tra historia y el corazón de los argentinos, porque el1os
son los dos grandes hombres de acción y pensamiento
de nuestra revolución, saludemos en ese bronce que vá
á descubrirse, la noble y la inmortal efigie del fundador
de tres repúblicas, del vencedor de San Lorenzo, de
Chacalmco y Mm'jní, del primer Capitan del nuevo
mundo, del ilustre generalísimo argentino, el general
don José de San Martin ".
Descorrido el velo y después de oirse el Himno
Nacional y los hurras de la concurrencia., el Brigadier
General Enrique Martinez, pronunció el siguiente dis-
curso:
"SBÑORES:
305
Estos monunw11tos, señores, son constnnte recner-
do de loR tiempoR adquiridos para fnndar nuestra eman-
cipación, y sin·e11 tnmhien para qne {¡, sn vista los co-
razoneR de la juveniwl e~ten siempre inspirados por el
amor á la libertad.
El general San Martin señores, era nna de nuestrnR
capacidades militares. Sus triunfos lo han demostrn<lo,
pero poseia á más 1111 tacto político con el qne Rabía
condncir los pueblos que ocnpaba con su ~jército: así
es que la República Chilena y la Permurn, recnel'<lm1
el nombre de este General con veneración: mm 0ra rná.s
señores, pues tenfa tal abnegación en todos los momen-
tos en que se trata¡se de los intereses del pueblo, que
para él no había sacrificio que no estuviese dispuesto
á ~jecutar; por nllo fué <).lle cuando considerí>, que s11
prestigio no podía ya contener pretensiom•s exajr>radas
(sino haciendo uso de la fuerza), d~jó el mando del
ejército y se retiró á. Europa á. hacer nna vida privada:
sin embargo él deseab:1 morir en sn patria, y cuando
consideró oportuno regresar á ella, lo h:zo, pero uno
de los acontecimientos (le nuestras revoluciones lo obli-
gó á volverse á. Europa. Allí terminó sus días, pero
desde hoy su memoria será bien durahle.
SenHible eR, señores, en los momentos qn0, algunos
gobiemoH de Europa ensayan establecer una monarquía.
en l\Iéxico (.y se dice (1ue igual suerte se destina á las
demás secciont>s de América), no se hallen entre noso-
tros esos guerreros ilustres, Belgrano y San Martín, para
que sus const;jos viniesen á. llenar nuevamente los cora-
zones de nuestra j11vm1tnd de ese fiwgo sagrado de que
se inflamara los que se <'lWonfraro11 el 2:) 110 l\Iayo
de 1810.
Por mi parte st>ñores, 1lesde qne he leido lo que
publican m1estros periódicos que se está ejecutando en
306
México, tengo en m1 imaginac10n las palabras que en
el primer Club que se estableció en Buenos Aires, pro-
nunciú el doctor ~fontel-lgndo, al a1Ju11ciarse una espe-
dición española al Río de la Plata: con ellas terminaré
mi discurso:
"Y si por nuestra eterna desgracia estamos sen-
tenciado::; á ser víctimas de la opresión, perezcan ellos
en vísperas de la nuestra".
En representación de la :Municipalidad, uno de sus
miembros, el doctor Cosme Béccar, pronunció este dis-
curso:
e Señores:
307
los de una naturaleza salvaje, en que los hielos son
tan eternoe como el cielo de donde vienen· y los cubre,
para dar la libertad á un pueblo postrado después de
esfuerzos que sólo sirvieron para que sus opresores re-
machasen aún más las cadenas eon que lo aherrojaban.
San Martín preparó los elementos con que debía
emancipar á dos repúblicas, sellando la independencia
de un mundo: y, repetiré sus palabras después de la
Marengo sudamericana, la batalla de Chacabuco: cQué-
dale al ejército de los Andes la gloria de haber hecho
en 24 días una campafüt pasando las cordilleras más
elevadas del globo, concluyendo con los tiranos y dando
la libertad á Chile ».
¡Cuanta gloria, en verdad, se refüda 8obre el ilus-
tre guerrero que llevó á cabo tamaña empresa!
La aciaga noche de Candia Rayada, la precursora
de la inmortal Jfai¡ni; la expedición al PeríÍ, cruzando
el Océano para libertar el imperio de los hijos del Sol
y destruir á los dominadores de América, son títulos
de gloria imperecedera que irán realizándose á medida
que las gcneracio1H's (JllP lo recuerdan allmiradas, yeu-
gan alejándose de los tiempo8 en qu.e homéricas haza-
ñas tales se cum plierou.
Y si grande fuisteis,. ínclicto varón, co1110 (:apitán,
no lo fuisteis menos cuando venciendo los intnrcses de
algunos y preocupaciones de rnuchos, lcva11t:1sü·is :í las
clases desheredadas, abaticn(lo e8a estúpida desigualdacl
que convierte á los unos en amos para reducir á los
otros á esclavos.
Tu memoria será eu la posterillacl blasón de 110-
hle orgullo para todo8 los que tienen c11tnsimm10 por la
gloria de su patria y por el geuio lle sus héroes.
Por eso es que el pueblo tndo se reune hoy al
pie del monumeuto que te co111ucmorn. Felices de ha-
308
berlo hecho: hemos ejecutado un acto de justicia ofre-
ciendo á, todos los ciudadanos un modelo en el que
deber{in buscar las más grandiosas aspiraciones y feli-
citémosnos. doblemente al mismo tiempo que rindamos
al Se1· Supremo votos de gratitud, porque ha permitido
que Bueno:; Aires, el primer pueblo en la revolución,
haya sido también el primero en enaltecer las gloria:;
de la má:; prominente figura de aquélla, deparando a:;í
el Dio:; de lo:; de:;tinos á, e:;ta gran ciudad una inicia-
tiva, c1ue hoy como :-mtes, la hará acometer gigantescas
empn::;as, porque son irresistibles las fuerzas de sus
hijos, cuando se trata de lo grande y digno para la
patria..
¡General San Martín! que tu cabeza profunda y
tn potente brazo, sean ~jida tutelar para la suerte fu-
tll!'a de la gran República Argentina, c¡ue hoy te rinde
una ovación digna de ella y de tí ».
30U
y la guardia de honor que le lrnce el pe<1ucño resto
de los nilientes que, á su voz, :,.;e preeipitaba11 á la
muerte y regaban con sn sangre los laureles de que
iban á coroJHlTS(\ oh~dezco al seHtiruiento de adrnira-
ci6n q ne producen los recnerdm; hist6ricus y me incli110
ante este cnadrn de reli<¡uias do111i11ado por la l'statua !
¡Padre y fundador de tres 11acio1H'S ! ve11cedor e11
..Zl:faipú y prilller :-iitio del Callao, el represeuta11te del
Perú os saluda.
¡ Espfritu del pruner Capitán general del Perú!
enciende una \'ez má.s 1u f1wg•> sagradu en el corazón
de la América independiente para que leva11te su en-
tusiasmo y sea una, fuerte é invencible.
Conciudadano8 :
810
ni las mas excelsas virtudes, sino á traves del l':5pacio que
separa las agitaciones y los azares de sn vida, de las
regiones serenas de la inmortalidad á que se encumbran.
Diría, sí, las empresas, la intrepidez, las victori::is
del adalid que ahora ensalzamos, su consagración exclu-
siva y ardiente al triunfo de la emancipación de la
América; le presentaría batallador infatigable, imperte-
rrito sostenedor de nn eterno principio, en medio de
los desiertos; en la fragosidad de los montes, bajo di-
versas zonas: en la heróica patria de Láutaro ó en el
imperio de los Incas, siempre y en todas partes, siendo
el ídolo de sus soldados y de sus compafíeros, fllle le
siguieron con i11quebrantable constancia y gentil brio
en esa caballeresca y encarnizada lucha, de que brota-
ron naciones, empefíada co11tra los hijos del Cid y de
Pela.yo, euérg;icos dominadores de e:-;te Continente.
Referiría en fin, con la autoridad de los años y
la sanción de la historia, que conflictos arnistró, que
estupendos trabajo:-; acometió su arrojo; con cuanta
bizarría y denuedo guió las hnestes argentinas desde el
Plata á las fértile::; orillas del Ruimac, donde tuvo el
orgullo de haber enrollado á la sombra de nuestra
bandera republicana el regio· estandarte de Pizarro.
Pero esa. estatua dice más en su mudez á la ima-
ginación del pueblo, que lo que la palabra humana
pudiera 11nnca espre::;ar. Sin embargo, esta es más du-
radera que los má.s sólidos monumentos y que los
imperios: prevalece sobre sus rumas á despecho del
olvido y de los siglos.
No trepidemos pues en rememorar agradecidos lo
que debe América y esperialrnente esta República, al
general dou .José de San Martín, y mientras los altos
magistrados interpretan el sentimiento público; que viene
la juventud á deponer como una ofrenda ante esa efi-
311
gie las frescas guirmiJdas de las musas, sea permifülo
tambieu hablar á los ancianos, cnya voz el eco postrero
de la generación que se aleja, perdiéndose entre el es-
trépito de la que avanza á. sucederla, rozagante y ufana
de sn herencia por sobre el campo enriqueódo, donde
apenas restan rezagados algunos veteranos inválidos de
la Independencia Americana.
¿Y quién mejor que ello::i podría11 recordar la nwg-
nífica epopeya á que asistieron?
¿Quién con más profundo entusiasmo e11al tecer la
fama del esclarecido campeón, que los que le conocieron
y le amaron, y á quienes condujo á la victoria en los
días brillantes de la robusta edad?
¡Qué tiempo! Qué recuerdo! Qué hazañaR! ¡Porten-
toso despertar de cien pueblos enardecido':l por una
aspiración infinita de espansión y progreso!
¡Oh guerreros Argentinos! ¡Oh inmarcesiLle gloria!
El desierto, las cordilleras, el mar, no fueron ¡su-
ficientes barreras para detener el paso de los libres.
San Martín iba á su frente, sn noble caballo de guerra
estampó su casco sobre la cresta de los Andes, y á
~jemplo de los más renombrados capitanes de la anti-
güedad, sn genio militar, sn fortuna münna, correspon-
dieron espléndidamente á la causa mas grande que hayan
defendido los hombres.
La obra de Colon estaba Ü1completa, pon¡ue un
mundo no merece ese nombre sino cuallllo se presenta
á las edades dueño de su propio destino, ennoblecido
por la libertad y abriendo su seno á las simientes fe-
cundas de la civilización.
Los argentinos sintiero11 la fuerza. de esta venhid
profética. Ella se grabó en el fondo de los YHlientes
corazones. Buenos Aires se e11cargó de proclamarla,
dando el grito precursor ele nuestra. Inclepencle11cia.
312
Jamás la voz de un pueblo encontró un eco más
sublime. Su pensamiento se difundió rápidamente. No
es más veloz el rayo.
Entre los mas apartados territorios del continente
establecióse, al influjo de la nueva propaganda una
corriente eléctrica de ideas generosas.
A pesar de las enormes distancias que los separaban
se entendieron, se armonizaron para cumplir la ley de
su destino, que les llamaba á una existencia indepen-
diente y feliz.
Confundiéronse sus votos, sus armas, sus esfuerzos,
su sangre. La América sabe si fuimos avaros de la
nuestra.
Para los esforzados obreros <le nuestra Indepen-
dencia no tenfa límites el sacrificio, ni la Patria hori-
zontes. La Nación Argentina, leuanlárulo1w á la faz
de la ticr1·a, hizo resonar suti clarines en llanos y
montañas por los ámbitos del nuevo mundo, llena de
bélico ardimiento, lanzose la primer:;, á los comhates
de la libertad con un puñado de valientes que consi-
guieron (eterna prez de su memoria) el darla á tres
Repúblicas.
En esa época el brazo ejecutaba sm tardanza lo
que ideaba la mente.
¡Qué soberbia exuberancia de vida, la que incen-
dió todos los espíritus, estremecí füdo el santuario de
todos los hogares! Qué ebullición creadora! Qué fiebre
de geiwrosas conquista:-;! Qué aurora resplandeciente de
un gran día, iluminarnlo ]a;;; sombras, eu que se oculta
el porvenir <pie guarda á las Naciones jóvenes el te-
soro de snFI promesas y de sus esperanzas.
De aquí; de esta misma plaza, donde la multitud,
palpitm1te de~ emoción y de santa alegría, contempla la
imágen del general San Martin, Fartieron, adiestrados
313
por él en el' no ble E;jerc1c10 de las armas, la segunda
falange de guerreros, destinados t'í llevar adelante la
empresa de ema11cipar n11 m1111do. Eran los Granade1·os
á Caballo!!
Habían jurado vencer ó morir. Pocos volvieron!
Sus huesos confundidos con los de muchos otros bra-
vos soldados de la libertad, pueden ellcontrarse entre
las breñas del Chimborazo y de Pichi11cha, y desde
las riberas de nuestros grandes ríos hasta el pié de los
volcanes del Ecuador.
Ah!; Porqué fué tau breve el término de 1a jor-
nada señalado á tantos héroes por aquel que tuvo al
viento entre sus manos, que recogió las aguas como
un 1nanto, que levantó los lindes de la tierra !
Pero, sin duda que su espíritn, ardiendo, eu el co-
razón de sus hijos, derramándose con la luz de los
cielos, se regocija al verse representado por la sombra
de su Jefe en esta fiesta de la r·atria, reconocida á sus
eminentes servicios.
También la América eutera se lleuará de júbilo,
al saber el tributo que rinde esta ciudad á su ilustre
adalid.
Más esa deuda de gratitud no será plenamente
satisfecha, sino cuando la República, restablecida de
sus rudos quebrantos, preseute á la8 Naciones un es-
pectáculo en armonía con la grandeza de la obra de
que fué el general Sau 1\fartin uno de los más pode-
rosos fundadores. Entonces crecerá en la historia su
imponente figura. 8us acciones se medirán al compás
del resultado que dieren en el trascurso del tiempo ;
y ese resultado ha d~ ser grande, pese al génio de la
anary_ ufa y de la discordia.
Abramos, compatriotas, nuestras almas á la espe-
ranza, que como suave luna alumbra con inefable cla-
314
ridad la senda á veces árdua del progreso y de la fe-
licidad de las Naciones.
Demos acogimiento á los pensamientos fratemales
que noP vienen <le lo alto con la armonía melancólica
del tiempo que pasó. Hoy es un día de reparación,
un día de contento, un día de justicia.
Entretanto, conservando la antigua lealtad, la an-
tigua fé, inclinémonos con respeto á la presencia de ese
bronce, qnc sim holiza bmta gloria, modl?lado por la más
hella rlP las artes. Queda la mnistnd mismn Pclipsada
y sil<>1wiosn n11te lns manifestaci01ws entusiastns dt'I
pueblo, nnsioso de <•.011ocer á nuestro General hasta e11
sus facciones varoniles y en su gnlhmln. apostnrn; y
que Pse recuerdo, sirviendo de perpétuo estímulo al
¡)ntriotiR1110 J. al l1onor, venga :í. HllRtitnir y á })orrHr
la palabra ingratitud, <>11 f~I lihrn de oro de la Rt>pÍl-
hli<·a Arge11tina.
El comandante de la gmmlin d<~ vcternnos, el ge-
11en1l D. Lneio í\Iansilla :·mhiú al t:dila(lo, é inclinando
su espada haeía la Estatua del general San Martin
dijo:
315
que dieron la emancipac10n de Chile y la creación de
las Repúblicas del alto y bajo Perú.
Está pues, vuestro busto enfilado á las calles de
Chacabuco y \1aipú, lugares gloriosos <le vuestro valor
y pericia en las batallas de estos nombres. En estb
momento, os admiran con respeto, y os recuerdan co-
mo á nuestro maestro, algunos de los que os han so-
brevivido, y entre los que se cuenta vuestro subalter-
no y contemporáneo, que os saluda reverente, el gene-
ral comarnfante de la Guardia de Honor.
DISPOSIOIÓN DE LA COMITIVA
Y DE LOS CONCURltENTES OFICIALES EN EL TAHLAIJO,
EN EL ACTO DE LA CEREMONIA.
316
TESTAMgNTO DE SAN MARTIN
muerte, sin que para asegurar este don que hago {¡, mi
liermana y sobrina sea necesario otrn Hipoteca que la
<'onfiam:a qne me asiste de que mi Hija y sns herede-
ros rumplirá.n religiosamente esta mi voluntad.
:1º El sable qne me ha :icompañado en toda la
g1wrra de la independenria de la A mériea del Sud, le
seríÍ entregado al general de la República Argentina
don Juan Mnnuel de Rosas, como una prueba de la
satisfacción, que como Argentino he tenido al ver la
firmeza eon que lrn sostenido el honor de la República,
contra las injustas pretensione~ de loP Extranjeros qne
trataban de lmmillarla.
4º Prohibo el que se me haga ningun género de
funeral, y desde el lugar €n que falleciese se me con-
ducir(!, directamente al Cementerio sin ninguu acom-
pañamiento, pero sí desearía el que mi corazón fuese
depositado en el de Buenos Aires.
Gº Declaro no deber ni haber jamás debido nada
á nadie.
Gº Aunque es verdad que todos mis anhelos no
han tenido otro objeto que el bien de mi Hija amada,
debo confesar que la honrada conducta de esta y el
constante cariño y esmero que siempre me ha mani-
festado, han recompensado con usura todos mis esmeros
haciendo mi vejez feliz : Y o la ruego continúe con el
mismo cuidado y contracción la educación de sus Hijas
(á las que abrazo, con todo mi corazón) si es que á
su vez quiere tener la misma feliz suerte que yo he
tenido: igual encargo hago (¡, su Esposo, cuya honradez
y hombrfa de bien no ha desmentido la opinión que
había formado de él, lo que me garantiza continuará
haciendo la felicidad de mi Hija y Nietas.
7° Todo otro testamento ó disposición anterior al
presente queda nulo y sin ningun valor.
Hecho en Paris á veinte y tres de Enero del año
mil ochocientos cuarenta y cuatro y escrito todo él de
1111 puño y letra.
Artículo Adicional.
318
hayan realizado las recompensas y honores con que
me honró sn primer Congreso.
DONADA POR Ef, CORONEL JUAN FRANCISCO VIVOT Y SEÑORAS CÁRMF.N Y ÜATAUNA VIVOT,
JOSEFA VIVOT D~: ARROTEA Y ENRIQUETA ALAIS DE ·VIVOT.
320
LAMINA XXX
PLANCHA CONMEMORATIVA
DI.; LA
3:J3
llazgo casual de su piedra fundamental-circunstancia
que nos ha puesto la pluma en la mano para examinar
el caso.
En efecto, á principio::; de noviembre último, re-
moviéndose el piso (con motivo de las obras de salu-
bridad) de una de las habitaciones bajas <le la casa
espaciosa, señalada en la calle Defensa, con el número
585-easón de aspecto señorial, conocido en tiempo de
la colonia por de Aoix, el mismo que adquirido en
182-± por el comereia11te catalán don Juan Vendrells y
Vivot-~de doña Tomasa Larrazábal de Aoix, pertenece
hoy al señor Arrotea-chocó de improviso el pico del
jornalero, con un objeto extraño, resistente, incrustado en
la base de uno de los muros maestros que dan á la
calle de Mexico, y los que teniendo más de un metro
de espesor, sostienen techos de bóveda. Bien pronto,
con general sorpresa, se extrajo una curiosa plancha de
plomo dulce, ya muy injuriada por los años, la cual
descansaba entre dos losas, encontrándose e1~ una pe-
queña cavidad hacia el centro de una de éstas, algunas
moneditas de plata contemporáneas.
Revistada la peregrina lámirnt, al ser donada al
Museo Histórico Nacional, resultó con un diámetro de
cuarenta y dos centímetros de alto por treinta y cinco
de ancho; siete milímetros de grueso y pesando doce
kilos netos. En el campo de la misma, aparecen nueve
renglones irregulares, siendo su~ letras toscamente abier-
tas á punzón, algunas en líneas dobles y otras simples,
sin el menor atributo.
El idioma empleado en la inscripción exhumada, es el
latín, pero un latín tan bajo, defectuoso y vulgar, que peca
gravemente contra las leyes de la gramática y del buen
gusto, que no se han respetado en lo mínimo. Con se-
mejante antecedente que salta de bulto, vamos á ensa-
yar descifrarla, sin que sen posible guiarnos por regla
ni precepto alguno filológico, porque es sencillamente lo
que se llama nn latín macarrónico, bárbaro.
LITERAL-
ANNO D. 1727
Sub Benix I'. M. Hispa,
Reah Plw. VD d Diony.
Brúeíio, Operam dedidlm
ic monasterio
RESTAURANDO-
ANNO DOMINI 1727
Suú úonis 1mtroci11 iis Munificentissúnae Hispaniae
Rege PMlippo V., Doctor Dominus Dionysúrs
Brieeño, dedit operam
Huic Monasterio.
***
325
De tal manera, el tiempo, ese encHrgado de correr
el velo á los arcanos, luyendo las envolturas que los
ocultan ó disipando las tinieblas que los rodean-des-
lizados casi dos siglos, acaba de proyectar luz intensa
sobre ese hecho caído ya en olvido, con la exhibición
inesperada de un testigo presencial, si bien mudo, pero
que autoriza voces de verdad, al comprobar que el
fundador Briceño, colocó en 1727, la primera piedra
de la obra á que nos referimos, vale decir, tres años
después de su retorno de los reinos de España; siendo de
presumir, lo fuera poco antes de su deceso, según el esta-
do casi embrionario en que d~jó aquella, levantánd@e
apenas algunas varas de los cimientos, no obstante el
empeño que puso en llevarla adelante sin economizar
sacriffoio alguno, presintiendo quizá su próximo fin,
cuya fecha exacta permanece toda vía incógnü.a, así co-
mo la edad que tendría entonces un eclesiástico tan ejem-
plar y cuyos despojos merecían entrelazarse con el lirio
inmaculado y la fragante azucena, emblemas de la gen-
tileza del corazón y la suavidad del sentimiento.
Transcurridos varios años de inacción á causa de
aquel snceso lamentable, el brigadier Salcedo que ha-
bía reemplazado á. Zavala en el gobierno de Buenos Aires,
y hallándose el obispado en sede vacante por muerte
del Illmo. Juan de Arregui - displiso se prosiguieran
las obras del empezado templo, previo reconocimiento enco-
rnenda~o al hermano jesuita Primoli, quien informó que el
terren'.) era. de suficiente capacidad y s'ólidas las paredes-
por lo que determinó el Gobernador se aprovechase lo
edificado. Hecha que fué la almoneda, era adjudicada
dicha obra al ca pitan Jnan de N arbona, quien debería
sujetarse en todo al plano del P. Blanqui. Aprobado
el remate, extendida la escritura pública de obligación
con las cláusulas ajustadas y dado fiador en forma, el
326
nuevo asentista que pasaba por individuo de cierto in-
flujo por haber intervenido en la edificación del con-
vento de Recoletos-repre8entó á. Salcedo sobre la con-
veniencia que habría en cambiar de sitio-observando
que el escojido por el fundador, estaba en la parte ba-
ja del pueblo y la<> paredes no soportarían la carga
correspondiente, además ele ser el terreno relativamente
escaso, puesto que no pasaba de media manzana.
Dada intervención al Cabildo secular, sostuvo este
las conclusiones del hern~ano Prímoli-basándose sobre
todo, en la R. Cédula que le fué <lirijida desde San
Il<lefonso, á 29 de julio de 1736-refrendada por don
Migu~l de Villanueva -mandando " ... que la fundación
"se hiciese y concluyese en el sitio que la empezó Bri-
ceño ... " por ser esta su determinada voluiltad-quien, se-
gún inventarios y testamento exhibido por su albacea
D. José Cipriano Herrera, presidente de la Real Au-
diencia de Charcas, insumió la pingüe suma de setenta
y nueve mil pesos en alhajas y paramentos destinados
á la iglesia de Santa Catalina, que debía erijin;:e en el
local designado por el fundador con arreglo á su últi-
ma y expresa disposición.
A pesar <le todo, el hecho fué, que se resolvió
abandonar definitivamente lo edificado y el administra-
dor del futuro convento de Monjas, puesto de acuerdo con
N arbona, que había concertado la obra á destajo, pero que
tampoco la vería terminada-compraron á fines de 1737
por la cantidad de dos mil ochocientos pesos, hacía el canto
norte de la ciudad, una manzana completa de terreno,
ó sea una cuadra de ciento cincuenta varas de frente
por otra de fondo, de la quinta de los Cueli, en el ba-
rrio recio del Retiro, distante siete cuadras directas de
la iglesia Matriz y Plaza mayor, donde al acabarse el
año de 17-±5, con r<>ligiosas costeadas desde Córdoba,
se inauguraba solemnemente el zarandeado monasterio
<le Briceño, quien solo calculó gastar en él, treinta y
dos mil pesos-mientras que Narbona, por el contrato
celebrado, percibió casi el <loble-á saber, unos cincuenta
y tres mil pesos, utilizando asimismo, gran cantidad
de cal, maderamen, herramientas, clavazón, adobe coci-
do, esclavos y cuanto juzgó servible del edificio desam-
parado en cierne tras largas peripecias-el que conti-
nuó como propiedad del convento á la par de otras,
legadas también por el fundador para que redituasen
en benefit'.io de la comunidad, sin excluir las de su pa-
dre lejítimo que recayeron en él por herencia.
Ahora, nos preguntaremos, cuál fué Ja ra.z6n para
que no se respetase la volundad del fundador de aquel
establecimiento de piedad, al trasladarlo de sn planta
primitiva, ~ambiándole hasta su advocación, contra el
mandato perentorio del Soberano?
Parece raro, ciertamente, que en una era en que
florecía el ascetismo, se hubiera dado poca importancia
á este ca:;io tan delicado de conciencia-no llenándose
las miras del bienechor Briceño, que abandonando su
patria y las comodidades del hogar, arrostró las furias
oceánicas en brazos de la fe y del celo más ferviente,
para continuar por años su propaganda laudable en el
otro hemisferio, bregando á la sombra de su moralidad,
significación y caudal-sin escatimar súplicas, empeños,
ni dádivas generosas, hasta lograr el ideal que le em:
bargaba... Y si, al desaparecer de entre los vivos, cuan-
do era más necesaria su acción, pudo perturbar algún
pensamiento mundano las postreras efusiones de su al-
ma piadosa-el recuerdo de las fatigas sobrellevadas por
el esplendor de la religión heredada de sus mayores,
debió confortarle á la vez contra las ironías del destino,
colmándolo de du1ces esperanzas }J vislumbrar en el
32d
futuro, aquel titulo duradero de celebridad que le ha-
ría exclamar-Non omnis moriar ! ...
~-.
329
SUMARIO
DEL
TO JY.:[ O III
PÁGINAS
ILUSTRACIONES
PÁGINAS