La pubertad es controlada por hormonas, y estas hormonas afectan tus sentimientos tanto como a tu cuerpo. Durante la pubertad, tus emociones pueden intensificarse y magnificarse (sentirlas más fuertemente). Es normal atravesar cambios repentinos de La pubertad puede ser una etapa de confusiones en tu vida. Tus emociones parecen estar fuera de control. Un minuto te sientes en la cima del mundo y al segundo sientes que estás en lo más profundo de un pozo. Sentirse de esta manera no es fácil pero no tienes que hacerlo solo/a. Conversa con otros adultos en quien confíes para que te ayuden a sortear tus emociones. Tus padres, abuelos, tíos, primos, hermanos, hermanas, maestros y consejeros; todos pueden darte contención y apoyo. Encontrar actividades que te diviertan y mantengan saludable te ayudará a manejar el estrés y las emociones, y a liberar energía extra. Existen muchas maneras de expresar tus emociones y sentirte bien contigo mismo, como por ejemplo, hacer actividad física, escribir, música, hacer algo de arte o hablar con tus amigos. CAMBIOS EMOCIONALES: La llegada de la pubertad y adolescencia desencadena el desarrollo de los órganos sexuales secundarios en tu cuerpo. Estos cambios pueden ser internos o externos como por ejemplo –entre otros- el desarrollo de los pechos y la aparición de las curvas en la mujer y del pelo facial y crecimiento de la manzana de Adán y cambio de voz en los hombres. Los cambios en tu cuerpo pueden confundirte y más, cuando no sabes bien a bien lo que está sucediendo. Y esto se empeora cuando te da pena hablar sobre el tema y nada más te empiezas a preocupar. Es importante que hables acerca de estos cambios con tus padres. No te quedes con dudas. CAMBIOS DE HUMOR Los cambios de humor son comunes y la mayoría de las veces se los debes a los cambios hormonales que tendrás en esta etapa de tu vida. Por un momento te sientes relajado y con ganas de razonar y al momento siguiente, por cualquier cosa, pierdes el control y ya estás enojado. El enojo es una de las emociones que sientes con más fuerza, tanto, que en ocasiones piensas que hasta odias a tus padres. Siempre toma un tiempo para analizar estos “brotes” y trata de ir aprendiendo a dominarlos. La inteligencia emocional no se hereda, se va aprendiendo.