Está en la página 1de 3

CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS

Las clasificaciones necesarias de los contratos no tienen la importancia que


tenían en Derecho Romano. ¿Por qué? bueno en él era necesario saber en
qué categoría debía clasificarse un contrato, para determinar la acción que le
correspondía.
Gaudemet dice que en derecho francés el interés practico de la clasificación
de los contratos ha disminuido, y que el Código Civil en los arts. 1102,1106
indican tres clasificaciones (dar, hacer o no hacer alguna cosa) que es
necesario conocer:
 Contratos sinalagmáticos
 Unilaterales;
 Contratos a título oneroso
 A titulo gratuitito
 Contrato conmutativos
 Aleatorios.

Utilizaremos las clasificaciones que nos ofrecen los profesores Mazeaud y


Mazeaud, quienes consideran que por ser ilimitado el número de los
posibles tipos de contrato, no cabría emprender su enumeración, sino que es
preciso agruparlos por categorías.
Para clasificar los contratos, pueden ser considerados:
10 en cuanto a los requisitos de forma
20 en cuanto a los requisitos de fondo
30 en cuanto a su contenido
40 en cuanto a su interpretación

Clasificación según sus requisitos de forma.


Contratos consensuales, solemnes y reales. Las formalidades que se exijan o
no para la validez de los contratos constituyen los elementos que debemos
tomar en consideración para calificar a un contrato de consensual, solemne o
real.

Contrato consensuales.
El con sensualismo. Los contratos consensuales son aquellos que se forman
por el solo consentimiento de las partes contratantes, se dice que el “solo
consensus obligat”, el solo consentimiento obliga.
Estos contratos constituyen el principio de nuestro derecho y por lo tanto el
derecho común en materia de contrato.
Se funda en el principio del consensualismo, según el cual la voluntad es
suficiente para crear un contrato.
El código civil de manera expresa no establece cuales son los contratos
consensuales, sin embargo, de las disposiciones contenidas en los art 1108 y
1134 se desprende cual fue la intención de sus redactores al establecer el
principio del consensualismo. En el art 1108 c.c. donde solo se fija las
condiciones de fondo para la validez de los contratos.

Cuando el código civil ha querido exigir otros requisitos que no sean los
establecidos por el mencionado art. 1108, de manera expresa lo establece,
como lo ha hecho por ejemplo, con la donación donde exige en el art. 931
para su validez la intervención de un notario, como lo ha hecho para la
prenda o el deposito que exige la entrega de la cosa para la formación del
contrato.

De lo anterior resulta que todos los contratos en nuestro derecho son


consensuales.
El concepto general de obligaciones concebido por el Código Civil descansa sobre una
base diferente de el que existía en el Derecho Romano. Ya que en este, en sus inicios, la
voluntad humana por sí sola no era suficiente para crear obligaciones; ya que esta le era
necesario valerse de ciertos modos y formas prescritos por el derecho civil. Nuestro
derecho se sentó en sentido de la autonomía de la voluntad, según el cual por regla
general, la voluntad, según el cual por regla general, la voluntad puede por sí misma crear
obligaciones, salvo ciertos casos excepcionales. Los redactores del código civil
“desformalizaron” los contratos y las obligaciones en sentido general, y consagraron como
principio dominante en materia civil y comercial el principio del consensualismo. Tal como
ha sido admitido hoy en día por la doctrina: redactores han visto en el consensualismo el
corolario de la autonomía de la voluntad.

Inconvenientes que presenta el consensualismo es en cuanto a la prueba de las


obligaciones, pues siendo el contratante perfecto entre las partes con su sola voluntad, no
queda vestigio o prueba del mismo; principalmente en aquellos casos donde la obligación
consistente en el pago de una suma de dinero tiene un valor por encima de los treinta
pesos, cuya prueba debe presentarse por escrito.

En nuestro derecho el principio del consensualismo es tan dominante que en el art. 1138
del cód. C. relativo a las obligaciones de dar dispone que la obligación de entregar la cosa
es perfecta, por solo consentimiento de los contratantes , que hace al acreedor
propietario y pone a su cargo aquella desde el instante en que debió entregársele, aun
cuando no se haya verificado la tradición.

También podría gustarte