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Caso JM

Dinámica del motivo de consulta:

Los padres de JM están muy preocupados por la falta de rendimiento escolar de su hijo. JM
asiste a un centro escolar, privado, situado en la misma zona del domicilio, donde acude
desde los cuatro años de edad. JM cursa 2.o de Primaria y desde el año anterior obtiene
calificaciones insuficientes. En el primer curso fue suspendido en junio en cuatro materias,
que tuvo que recuperar en septiembre, lo cual consiguió después de que un profesor
particular le ayudase en el trabajo durante los meses de julio y agosto. Los informes durante
el presente curso del colegio son insatisfactorios y califican a JM de «infantil y poco
maduro para su edad». En casa, JM presenta un comportamiento que sus padres consideran
normal, y en el mismo sentido informa el profesor particular que el niño tuvo durante el
verano. Los padres están desconcertados y acuden al psicólogo para que éste les aconseje
sobre cómo tratar al niño y, después de proceder a un estudio detallado de él, decida si
requiere algún tratamiento especial. Para ambos es importante que su hijo realice los
estudios con buenos resultados. [CITATION Fer13 \p 68 \l 3082 ]

Antecedentes familiares y generacionales de trastornos psicológicos y orgánicos:

La historia familiar de JM no presenta datos dignos de mención [CITATION Fer13 \p 69 \l


3082 ]

Prospección:

El evaluador, en su primera entrevista con JM, advierte que es un niño bien desarrollado
físicamente, comunicativo, con un lenguaje aparentemente normal que presenta una
escritura sin errores de omisión o trasposición pero con un trazado vacilante, con
irregularidades de dirección, dimensión y entre líneas, con errores ortográficos; sin
embargo, todo ello en los límites aceptables para su edad. Lee lentamente, pero sin cometer
errores groseros, y el nivel de comprensión lectora es adecuado. El niño informa de que el
«cole» no le gusta nada porque «la profesora le hace estar quieto mucho tiempo y le regaña
por todo»; prefiere mil veces los deportes que practica después del colegio y los fines de
semana. [CITATION Fer13 \p 69 \l 3082 ]

Impresión diagnostica:

La observación sistemática a través del Código de conductas perturbadoras de clase de


O’Leary presenta un 35 por 100 de «no atención a la tarea», un 37 por 100 de «respuestas
de orientación» y un 12 por 100 de respuestas de «levantarse de la silla». La observación
mediante la matriz de interacciones dio como resultado que el 80 por 100 de las conductas
perturbadoras del niño iba seguido de atención (negativa) por parte de la maestra, y el 20
por 100 restante, de «no atención». Por otra parte, el 100 por 100 de las conductas
facilitadoras de rendimiento fue seguido por la «no atención» de la maestra. Para ambos
tipos de observación fue calculado el acuerdo entre los dos jueces, obteniéndose acuerdos
para el Código de O’Leary de entre el 82 y el 90 por 100. Los acuerdos para la matriz de
interacciones oscilaron entre el 80 y el 88 por 100. La concordancia entre las dos pruebas
de medida de la inteligencia es notable, por lo que hemos de suponer que nuestros datos
presentan una adecuada validez convergente. Lo mismo ocurre con las dos pruebas a través
de las que se trata —grosso modo— de evaluar funciones psiconeurológicas. Esto se ve
también contrastado indirectamente por el análisis intrasujeto efectuado en el WISC, en el
que no aparece una distribución que haga sospechar la existencia de una disfunción
cerebral. Las hipótesis formuladas sobre JM han sido contrastadas debidamente, por lo que
pasamos a concluir que los déficit de rendimiento de JM no parecen estar asociados a un
bajo rendimiento intelectual o provocados por una disfunción cerebral. Por otra parte, el
escaso rendimiento escolar se contempla en relación con la desatención y otras conductas
perturbadoras en la clase, y no parece que el niño obtenga refuerzos por conductas
adecuadas y facilitadoras del rendimiento en clase. De estos resultados y, concretamente,
del análisis funcional efectuado respecto a qué es lo que mantiene actualmente las
conductas de desatención y otras conductas inhibidoras de rendimiento puede concluirse
que son las consecuencias ambientales las que parecen mantenerlas. Estas conclusiones,
que se han establecido a unos niveles de probabilidad aceptables, pueden ser comprobadas,
a su vez, mediante procedimientos experimentales, pasando a conformar una nueva
hipótesis que habrá de ser verificada experimentalmente mediante una intervención.
[CITATION Fer13 \p 76 \l 3082 ]

Trabajos citados
Fernández Ballesteros, R. (2013). Evaluación psicológica conceptos, métodos y estudio de casos.
Madrid: Pirámide.

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