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Ángel Estrada
El fallo trata sobre el alcance de las facultades del ENRE (Ente Nacional
Regulador de la Energía Eléctrica), atribuidas por el art. 72 de la ley 24.065.
Se discutió si la atribución del ENRE para resolver “toda controversia” entre las
empresas distribuidoras y los usuarios comprende o no los reclamos de daños y
perjuicios de estos últimos contra las concesionarias. Ese tipo de reclamos
incluye desde el procedimiento probatorio, la determinación del tipo y alcance
de responsabilidad hasta el cálculo de la indemnización.
La cuestión debatida contenía, además, un punto central a determinar: si la
pretensión deducida por la actora implicaba un asunto destinado a ser resuelto
con arreglo a las prescripciones del Código Civil o si, en cambio, se trataba de
un asunto sustancialmente regido, en forma excluyente, por el régimen
estatutario del marco regulatorio y las cláusulas del contrato de concesión, es
decir, por el derecho administrativo.
La Corte, habla sobre la atribución de funciones jurisdiccionales a órganos
administrativos (es el caso de los entes reguladores). Además de recordar lo
que se dijo en “Fernández Arias”, la Corte indica que, el principio de división de
poderes queda a salvo si: a) los organismos de la Administración que ejercen
funciones jurisdiccionales son creados por ley; b) su independencia e
imparcialidad están aseguradas; c) el objetivo económico y político tenido en
cuenta por el legislador para crearlos es razonable y d) que sus decisiones
estén sujetas a un control amplio y suficiente.
Como novedad, la Corte enfatiza en el principio de especialidad. Dice que hay
una diferencia bien marcada entre lo que constituye el marco regulatorio y del
contrato de concesión -regidos por el derecho administrativo- y las relaciones
patrimoniales que vinculan al concesionario con los usuarios -gobernadas por
el derecho privado-.
La Corte dice que la atribución del ENRE de “resolver toda controversia”
prevista en el artículo 72 de la ley 24.065 no puede constituir una delegación
total de facultades jurisdiccionales, ni tampoco versar sobre cuestiones de
derecho patrimonial privado, como es un reclamo de daños y perjuicios entre
usuarios y concesionarios.
Concluye que la disputa no puede ser resuelta por aplicación del régimen
estatutario que conforma el marco regulatorio del servicio público de
electricidad “para cuya administración fue creado especialmente el ente
respectivo.
“Delfino y Cia.”
En este caso se apelaba una multa impuesta por prefectura a un buque por
arrojar residuos en el agua. Aquí, la propia ley atribuía la posibilidad de aplicar
multas dentro de un máximo y un mínimo que ella misma señalaba, mientras
que el decreto señalaba detalles y montos. Lo que se discutía en este caso, era
la constitucionalidad de la multa y el reglamento, pues a criterio del
accionante, se violaban los Arts. 18, 67 inc. 11º, 12º y 28º y 86 inc. 2º.
La Corte dijo que “existe delegación cuando la autoridad investida de un poder
determinado, hace pasar el ejercicio de ese poder a otra autoridad o persona
descargándola sobre esta”
Distingue la delegación para hacer la ley y la de conferir cierta autoridad al
poder ejecutivo o cuerpo administrativo, a fin de reglar los pormenores y
detalles necesarios para la ejecución de aquella. En este caso, la ley permitía la
delegación y a la vez el poder ejecutivo estaba habilitado para dictar
ordenanzas y reglamentos definiendo pormenores y detalles.
La corte expresa que estos reglamentos son tan obligatorios para sus
habitantes como si sus disposiciones estuvieran en la ley, siempre y cuando se
encuentren dentro de las limitaciones establecidas en el inc. 2º del Art. 86 CN.
Municipalidad de Rosario