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Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires

Divertimentos Acuáticos S. A. c. Municipalidad de General Pueyrredón •


04/11/1997
Publicado en: LLBA 1998 , 10
Causa: B.51.148
Cita online: AR/JUR/2893/1997

Sumarios

1 - La indemnización de los daños producidos por el actuar legítimo del Estado, en el


caso revocación anticipada de una concesión administrativa de un bien de dominio
público por razones de interés público, debe ser integral por lo que corresponde
indemnizar el lucro cesante sufrido por el actor, en virtud de lo establecido en los arts.
14 y 17 de la Constitución Nacional y 21 inc. 2º de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Adla, XLIV-B, 1250) que garantizan el derecho de propiedad y
disponen que ninguna persona puede ser privada de sus bienes sin indemnización justa
(Del voto de la mayoría).

2 - Si bien corresponde hacer lugar al lucro cesante pretendido por el actor por la
revocación anticipada de una concesión administrativa de un bien de dominio público
por razones de interés público ya que lo afectado es justamente la explotación de la
actividad desarrollada por el actor, en la determinación de su monto habrá que actuar
con suma prudencia pues se trata de resarcir los daños ocasionados en el cumplimiento
de funciones administrativas lícitas (Del voto de la mayoría).

3 - No cabe aplicar, por vía de interpretación analógica, el criterio restrictivo respecto a


la indemnización del lucro cesante previsto en las leyes expropiatorias al caso de la
revocación anticipada de una concesión administrativa por razones de interés público,
toda vez que una de las limitaciones de la aplicación de la analogía es su empleo cuanto
el término de comparación tiene solución legal es excepcional (Del voto de la mayoría).

4 - En el caso de la revocación anticipada de la concesión administrativa de un bien de


dominio público por razones de interés público debe acogerse el rubro pretendido como
lucro cesante pues, precisamente, la propiedad afectada por la extinción antes de tiempo
del contrato administrativo se vincula íntimamente con la posibilidad de explotación de
la actividad respectiva (Del voto de la mayoría).

5 - Si el derecho que da sustento a la demanda recae sobre un acto administrativo lícito,


en el caso revocación anticipada de una concesión por razones de interés público, la
reparación de los respectivos daños y perjuicios ha de quedar limitada al daño
emergente, excluyéndose el lucro cesante (Del voto de la minoría).

6 - En el caso de revocación anticipada de una concesión administrativa por razones de


interés público, a los efectos de la fijación de la indemnización, corresponde aplicar por
analogía las normas establecidas para la expropiación, por lo que debe excluirse el lucro
cesante como rubro indemnizable (Del voto de la minoría).

7 - Si el particular pretende la indemnización de daños y perjuicios por la revocación


por razones de interés público de la concesión de un bien de dominio público, no le es
exigible la impugnación de dicho acto administrativo, por lo que el consentimiento de la
ordenanza que revocó la concesión no obsta el reclamo de la indemnización,
configurando ello un típico supuesto de responsabilidad de la administración pública
por acto lícito.

8 - Dado que la responsabilidad del Estado por acto lícito, en el caso revocación
anticipada de una concesión de un bien de dominio público por razones de interés
público, no puede disciplinarse por normas del derecho privado porque ante el Estado
actuando conforme a derecho fallan todos los preceptos del Cód. Civil atinentes a la
responsabilidad por conductas ilícitas y tampoco puede aplicarse lisa y llanamente la ley
de expropiaciones, corresponde atenerse a las circunstancias de cada caso para
pronunciarse acerca de la procedencia del lucro cesante pretendido (Del voto de la
mayoría).

9 - El derecho del accionante a ser indemnizado del daño causado por el acto
administrativo legítimo de revocación de la concesión de un bien de dominio público
por causas de interés público, se asienta en la garantía de inviolabilidad de la propiedad
(art. 17, Constitución Nacional), en tanto al ser suprimido antes de tiempo el derecho
incorporado a su patrimonio en el marco del contrato administrativo celebrado se
cercenó la posibilidad de su ejercicio durante el período anteriormente pactado (Del
voto de la mayoría).

TEXTO COMPLETO:

La Plata, noviembre 4 de 1997.


1ª ¿Es fundada la excepción de incompetencia del tribunal para conocer y decidir en
la causa? 2ª En su caso ¿es fundada la oposición a la procedencia formal de la demanda?
3ª En caso negativo ¿es fundada la demanda? 4ª En su caso ¿qué indemnización
corresponde fijar?
1ª cuestión.-El doctor Negri dijo:
1. La Municipalidad demandada sostiene que la pretensión indemnizatoria por los
daños y perjuicios que se dicen derivados de la revocación de una concesión, es ajena a
la competencia contencioso administrativa pues no constituye un caso de vulneración de
derechos administrativos. Manifiesta conocer la sentencia de este tribunal recaída en
causa Ac. 31.832 que invoca la actora, insistiendo no obstante en la incompetencia
aludida.
2. La referida causa se radicó en esta Suprema Corte en virtud del recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley deducido por la Municipalidad de General
Pueyrredón contra la sentencia de la alzada que, al revocar la de 1ª instancia, rechazó la
excepción de incompetencia de jurisdicción entonces opuesta por ella también en
calidad de demandada. En la sentencia recaída el 10 de mayo de 1983 sobre el mismo
objeto litigioso que el configurado en la presente, esta Corte estableció que la pretensión
resarcitoria de la accionante era propia de la competencia originaria del tribunal en
materia contenciosoadministrativa en tanto mostraba su antecedente en un contrato
típicamente administrativo, con lo que, en definitiva, acordó razón a la excepcionante en
punto a la incompetencia de la justicia ordinaria para entender en el asunto (ver fs.
163/165 del expediente Letra E-64.652, radicado ante el Juzgado de 1ª Instancia en lo
Civil y Comercial Nº 7 de Mar del Plata, agregado por cuerda).
De tal modo, la excepción ahora opuesta es, no sólo manifiestamente infundada, si
no también abiertamente contradictoria con la opuesta por el mismo municipio en el
proceso tramitado ante la justicia ordinaria por la misma causa, razón por la que cabe su
desestimación con costas a la excepcionante en virtud de subsumirse su conducta
procesal en autos en el supuesto previsto en el art. 17 del Cód. de Procedimiento de lo
Contenciosoadministrativo. Voto por la negativa.
El doctor Pisano dijo:
I. Adhiero a los fundamentos expuestos por el doctor Negri, en tanto resuelve
desestimar el planteo formal a la demandada articulado por la Municipalidad de General
Pueyrredón.
II. No obstante ello, discrepo con el juez preopinante en punto a la valoración de la
conducta procesal desarrollada por la accionada, y juzgo que las costas debe ser
soportadas en el orden causado (art. 17, Cód. de Procedimiento de lo
Contenciosoadministrativo). Voto por la negativa.
Los doctores Laborde, Hitters, Pettigiani, de la Cruz y Bissio, por los fundamentos
dados por el doctor Negri, votaron la primera cuestión por la negativa, con la salvedad
formulada en materia de costas por el doctor Pisano las que deben ser por su orden (art.
17, Cód. de Procedimiento de lo Contenciosoadministrativo).
2ª cuestión.- El doctor Negri dijo:
También debe rechazarse la oposición a la procedencia formal de la demanda
fundada en su interposición extemporánea.
1. La adjudicación a la accionante de la unidad recreativa de Punta Cantera en la
Municipalidad de General Pueyrredón fue resuelta -juntamente con otras mediante
ordenanza Nº 4473 de fecha 13 de marzo de 1979 (art. 2º última parte, fs. 1 y vta., exp.
adm. 15.200, alcance 1; fs. 188, principal); celebrándose el contrato de concesión con
destino a la explotación de juegos acuáticos, por el término de 5 años (8/11/78 al
31/8/83; fs. 2 del mismo alcance).
En el mes de diciembre de 1979 la Dirección de Vialidad, al informar acerca de un
proyecto de remodelación de la Avda. Martínez de Hoz de Mar del Plata, señaló que era
necesario, para liberar la traza, disponer -para principios de marzo de 1980 de la
superficie ocupada por el entretenimiento instalado por la accionante. De tal modo, en el
mes de febrero de 1980, el organismo provincial insistió en su pedido de liberación de
la traza (fs. 6 siempre del mismo alcance); y el 26 de marzo de 1980, mediante
ordenanza Nº 4632, se revocó por razones de interés público la concesión otorgada a la
firma Divertimentos Acuáticos S.A., intimándosela a entregar la unidad fiscal
completamente desocupada dentro de las 48 horas de notificación de la misma. La
ordenanza fue notificada el 28 de marzo del mismo año.
2. Sin cuestionar la real existencia de las razones de interés público invocadas por el
municipio para revocar la concesión, la sociedad demandada remitió un telegrama
intimando la previa indemnización de los daños y perjuicios -en la que incluye
expresamente el lucro cesante y requiriendo, a ese fin, la determinación de una fecha
para practicar inventario de las inversiones realizadas (fs. 16 alcance 1). El fracaso de
tal gestión (ver telegrama de la directora de servicios turísticos del municipio que se
limitó a desestimarla por improcedente) condujo a la promoción de una causa por daños
y perjuicios ante la justicia ordinaria (ver informe de fs. 22 vta.) que concluyó con la
declaración de incompetencia a que se hizo referencia en la cuestión anterior.
Entonces la accionante promovió un formal reclamo, el 4 de julio de 1986, que
tramitó por alcance 2 de las mismas actuaciones. En el trámite de ese reclamo dictaminó
la asesoría letrada del municipio considerando que la petición resultaba totalmente
improcedente y extemporánea, en la inteligencia de que se trataba de una "pretensión de
impugnar la ordenanza que dispuso la caducidad de la concesión...notificada a
Divertimentos Acuáticos S.A. con fecha 26 de mayo de 1980" (fs. 134, en realidad el
mes es marzo); y con tal precedente, se dictó el dec. 1232 de fecha 17 de setiembre de
1986 que rechazó el reclamo indemnizatorio sobre la base del mismo argumento (fs.
135, siempre del alcance 2).
3. La excepción ahora opuesta se sustenta en dos órdenes de fundamentos:
a) En primer lugar, que el dec. 1232 se notificó mediante cédula librada el 8 de
octubre de 1986 y diligenciada el 9 de octubre de 1986; mientras que la demanda se
dedujo el 24 de noviembre de 1986, pasados los 30 días hábiles que fija perentoriamente
el art. 13 del Cód. de Procedimiento de lo Contenciosoadministrativo.
b) Asimismo, en que el dec. 1232 rechazó además por extemporáneo el reclamo,
sobre la base de que la ordenanza que dispuso la caducidad de la concesión sin
indemnización alguna fue notificada el 26 de mayo de 1980 y "está consentida desde
muchos años atrás".
4. Entre el 9 de octubre de 1986 y el 24 de noviembre del mismo año, no transcurrió
el plazo de 30 días hábiles exigido por el art. 13 del Cód. Procesal en la materia. En
efecto: descontando en el cómputo los días en que el tribunal dispuso suspensión de
términos mediante resoluciones 278, 280, 305, 312, 317, 323 y 332 del mismo año y la
circunstancia de que el 19 de noviembre fue día no laborable en el Departamento de La
Plata, el plazo para interponer la demanda en el caso venció el 18 de diciembre; razón
por la cual a la fecha de interposición de la demanda (24 de noviembre), la accionante
se encontraba plenamente habilitada a ese fin. En este aspecto, por ende, la excepción
resulta infundada.
5. Tampoco es procedente la oposición a la procedencia formal de la demanda
aduciendo extemporaneidad de conformidad a la segunda argumentación reseñada.
El consentimiento de la ordenanza 4632 de fecha 26 de marzo de 1980, por la que se
revocó por razones de interés público la concesión de la unidad fiscal, en manera alguna
obsta al reclamo de daños y perjuicios que se efectuara en sede administrativa y que se
plantea ahora en sede judicial. Por el contrario, lo habilita, configurando un típico
supuesto de responsabilidad de la Administración Pública por acto lícito. Resulta
evidente que si el particular pretende la indemnización sobre la base de la licitud del
acto, de ningún modo le es exigible su impugnación.
En virtud de lo expuesto, corresponde desestimar la oposición a la procedencia
formal de la demanda sustentada en su extemporaneidad. También en esta cuestión, por
lo insustancial de los argumentos suministrados por la demandada, corresponde
imponerle las costas en los términos del art. 17 del Cód. de Procedimiento de lo
Contenciosoadministrativo. Voto por la negativa.
El doctor Pisano dijo:
I. Comparto los fundamentos expresados por el doctor Negri en punto al rechazo de
la oposición formal al progreso de la acción.
II. Sin perjuicio de ello, disiento con la calificación de la conducta procesal
desarrollada en el expediente por la Municipalidad de General Pueyrredón.
Juzgo que en esta cuestión no se ha configurado el supuesto al que alude el art. 17
del Cód. de Procedimiento de lo Contenciosoadministrativo y por ello las costas deben
imponerse en el orden causado. Voto por la negativa.
Los doctores Laborde, Hitters, Pettigiani, de la Cruz y Bissio, por los fundamentos
dados por el doctor Pisano, votaron la segunda cuestión también por la negativa.
3ª cuestión.- El doctor Negri dijo:
1. La ordenanza municipal Nº 4632 del 26 de marzo de 1980 se dictó en virtud de la
"solicitud presentada por la Dirección de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas de
la Provincia de Buenos Aires...para obtener la liberación de la nueva traza de la
avenida...actualmente afectada por la unidad fiscal recreativa de Punta Cantera...".
Como consecuencia de tal solicitud se revoca la concesión anteriormente otorgada para
la explotación de esa unidad fiscal, invocándose concretamente "razones de interés de
público"; y se intima a entregar la unidad fiscal completamente desocupada dentro de
las 48 horas de su notificación (fs. 13, expediente 15.200-A-1978, alc. 1).
En este esquema, la entrega de la unidad como consecuencia de la revocación de la
concesión -sin perjuicio de ser consecuencia de un acto legítimo dictado en virtud de los
antecedentes que informan las actuaciones administrativas lesiona una situación jurídica
anteriormente adquirida al amparo del contrato celebrado para la explotación del predio.
Así configurados los antecedentes, el fundamento del derecho del accionante a ser
indemnizado del daño causado por el acto administrativo legítimo se asienta en la
garantía de inviolabilidad de la propiedad (art. 17, Constitución Nacional), en tanto, al
ser suprimido antes de tiempo el derecho incorporado a su patrimonio en el marco del
contrato administrativo celebrado, se cercenó la posibilidad de su ejercicio durante el
período anteriormente pactado (doctrina causa B. 47.871, "Yabra", sentencia del
22/10/85; conc. Corte Suprema de Justicia de la Nación en causas "Galanti, Carlos A. c.
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires" -LA LEY, 1989-A, 4 (G-613.XXI) del
22/12/87; "Beccan, Manuel de Jesús c. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires", 9
de mayo de 1989; "Jucalán Forestal Agropecuaria S.A. c. Provincia de Buenos Aires"",
23 de noviembre de 1989; "Columbia S.A. de Ahorro y Préstamo para la vivienda c.
Banco Central", 19 de mayo de 1992 y concs.).
Así lo consideró por otra parte el dictamen de Asesoría Letrada obrante a fs. 7 de las
actuaciones administrativas citadas (alc. 1) y el consiguiente proyecto de ordenanza
propuesto a fs. 8 mediante el que -por incorporación de un art. 2º luego suprimido se
encomienda a las Secretarías de Economía y Hacienda y Turismo realizar con la firma
actora "las tratativas tendientes a la evaluación y fijación de la eventual indemnización
pertinente". Luego, ratificado el dictamen a fs. 12, la ordenanza se sanciona en
definitiva sin referencia alguna a la indemnización.
2. En el procedimiento promovido a partir del reclamo documentado a fs. 1/10 de las
actuaciones administrativas (alc. 2), la administración municipal nada dijo acerca de la
procedencia o improcedencia de la pretensión reparatoria que ahora nos ocupa ya que -
como se vio en el tratamiento de cuestiones anteriores la decisión se circunscribió a la
procedencia formal del reclamo con una equívoca conclusión acerca de una supuesta
pretensión impugnatoria de la ordenanza que revocó la concesión.
En cuanto a la contestación de la demanda agregada a fs. 146/150 de esta causa, se
limita a intentar su desestimación por las cuestiones formales ya votadas negativamente,
guardando total silencio sobre la pretensión indemnizatoria. En efecto: a fs. 147 vta.,
una vez concluido el tratamiento de las cuestiones formales por ella introducidas, la
Municipalidad aborda directamente la negativa de la real existencia de los daños
invocados por la actora sin suministrar argumento alguno referido a la procedencia
sustancial de la indemnización misma. Ello importa, lisa y llanamente, consentir la
ilegitimidad de la resolución impugnada judicialmente en cuanto denegó el reclamo de
daños y perjuicios sin fundamento preciso en este aspecto.
3. Por las razones expuestas, juzgo que cabe hacer lugar a la demanda y anular la
resolución denegatoria impugnada judicialmente. Las costas se imponen a la accionada
porque no suministró argumento alguno, ni en sede administrativa ni en sede judicial,
acerca de la improcedencia sustancial de la pretensión indemnizatoria ahora acogida
(art. 17, Cód. de Procedimiento de lo Contenciosoadministrativo). Voto por la negativa.
El doctor Pisano dijo:
I. Adhiero a lo expuesto por el juez del primer voto.
II. No obstante ello, discrepo en lo atinente a que las costas deban ser soportadas por
la demandada.
La actividad procesal de la Municipalidad de General Pueyrredón no puede ser
encuadrada en el supuesto establecido por el art. 17 del Cód. de Procedimiento en lo
Contenciosoadministrativo, y por tanto se deben ser soportadas por su orden (art. 17,
Cód. de Procedimiento en lo Contenciosoadministrativo). Voto por la afirmativa.
Los doctores Laborde, Hitters, Pettigiani, de la Cruz y Bissio, por los fundamentos
dados por el doctor Pisano, votaron la tercera cuestión planteada también por la
afirmativa.
4ª cuestión.- El doctor Negri dijo:
I.1. La empresa actora reclama judicialmente la indemnización del daño emergente y
del lucro cesante. Con referencia al primero, y remitiéndose al pliego de bases y
condiciones de la licitación Nº 1/78, acápite "unidad fiscal recreativa", sostiene que
realizó grandes inversiones no recuperadas a saber: construcción de tres canales con
forma de pista inclinada de sección trapezoidal con un recorrido de 120 metros de largo
y con una pendiente aproximada del 6% en los que circula agua a fin de permitir el
desplazamiento; construcción de una pileta de 35.000 litros de capacidad al pie de los
referidos canales; construcción de vestuarios, duchas y baños para damas y caballeros,
depósito de materiales y administración; parquización del terreno aledaño, playas de
estacionamiento, cerco perimetral y área de terraza de observación. Destaca que las
obras a realizar incluían máximos detalles de exigencia en la construcción, con un plazo
máximo de ejecución de 90 días el cual, a su criterio, elevaba los costos por encima de
los habituales. Lo estima, al 31 de mayo de 1980, en la suma de $a 23.015,18 y reclama
su actualización hasta el momento del efectivo pago.
2. La Municipalidad niega los trabajos que se dicen realizados para la instalación así
como el costo de los mismos. Afirma que se trata de "precaria mampostería asentada en
arena, sin ningún valor de recupero, y que el costo de la demolición es mayor que el de
los escombros que quedaron luego de ella, añadiendo que "la actora retiró toda la
maquinaria o aquello que era desmontable".
3. Ambas partes ofrecen prueba pericial vinculada con este rubro, pronunciándose el
perito oficial ingeniero civil, a fs. 253/255 de autos. En respuesta a la propuesta de la
parte actora determina, con específica referencia al valor de las obras realizadas, un
monto total de las inversiones calculado a enero de 1979, de $ 102.440.000 (los traduce
a 10,24 australes en valores a la misma fecha). Y en respuesta a la propuesta de la parte
demandada desafecta la maquinaria, instalaciones e implementos desmontables
retirados antes y después del inventario, arribando a una suma de $ 90.825.000 también
a valores del mes de enero de 1979 (los traduce a 9,08 australes en valores a la misma
fecha). Las ampliaciones de fs. 300 y 313 sólo explicitan las razones por las que arribó a
la conclusión antes dicha, conclusión cuya impugnación por la demandada -concretada
finalmente en el alegato de fs. 332/ 334 no se encuentra suficientemente fundada para
permitir la descalificación de la opinión del profesional designado. En efecto: la
circunstancia de que la actora careciera de documentación o constancias contables
acerca de los gastos efectivamente realizados en la construcción de las obras luego
demolidas, no impide al perito la determinación del real valor de las mismas por otras
vías técnicas de comparación; sobre todo, cuando la demandada no ha negado la real
existencia de las obras limitándose en autos a cuestionar su valor.
4. Por las razones expuestas corresponde acoger el rubro del daño emergente así
estimado el que, traducido en su valor al 31 de marzo de 1991 (art. 8º, ley 23.928)
resulta de $ 142.284, suma ésta a la que se deberá adicionar un interés del 6% anual por
el período en que se computa la actualización monetaria.
II.1. La decisión relativa al lucro cesante resulta de mayor complejidad,
fundamentalmente porque la discusión acerca de la aplicación lisa y llana de la ley de
expropiaciones a supuestos análogos (conf. causa B. 47.871, "Yabra", antes citada) que
excluye de indemnización a este rubro (art. 8º, ley 5708), ha sufrido variantes según los
casos de que se trate. Y ello, por cierto, teniendo en consideración que -como ya lo
recordáramos la responsabilidad del Estado por acto ilícito no puede disciplinarse por
normas del derecho privado porque ante el Estado actuando conforme a derecho fallan
todos los preceptos del Código Civil atinentes a la responsabilidad por conductas ilícitas
(CS, "Motor Once S.A. c. Municipalidad de Buenos Aires", 9 de mayo de 1989 -LA
LEY, 1989-D,25; conc. esta Suprema Corte en causa B. 49.350, "Delta Plata S.A. e
Iezzi Ottonello y Cía. S.A. c. Municipalidad de Vicente López", 13 de octubre de 1987).
Este tribunal en un primer momento, y por mayoría, receptó la doctrina de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en causa "Cantón" (fallo del 15 de mayo de 1979 -LA
LEY, 1979-C, 219; conc. CS, "Motor Once S.A. c. Municipalidad de Buenos Aires", 9
de mayo de 1989 -LA LEY, 1989-D, 25 y desestimó el lucro cesante considerando
aplicable la ley de expropiaciones al supuesto de responsabilidad administrativa por
actividad lícita (causa B. 47.871, "Yabra", citada). En la votación minoritaria registrada
en este precedente ya se destacaba la existencia de un nuevo fallo de la Corte Nacional
que se apartaba de esta analogía estricta -"Sánchez Granel Obras de Ingeniería S.A. c.
Dirección Nacional de Vialidad", 20 de setiembre de 1984 (LA LEY, 1985-A, 88) en
favor de una indemnización plena que abarcaba el lucro cesante entendido como "las
ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades objetivas debida y
estrictamente comprobadas". Luego de un cambio de criterio anticipado por una nueva
conformación mayoritaria del tribunal -se dice anticipado porque en el caso concreto no
se debatieron lisa y llanamente supuestos de lucro cesante (B. 49.350, "Delta Plata S.A.
e Iezzi Ottonello y Cía. S.A.", 13 de octubre de 1987) esta Suprema Corte aceptó la
indemnización del lucro cesante en la reparación de perjuicios derivados de una obra
pública que alteró el equilibrio hídrico del sistema (causas Ac. 45.556, "García,
Ezequiel P.", 11 de agosto de 1992, DJBA, 143-239; Ac. 48.095, "La Menza, Vicente S.
y otros", 18 de mayo de 1993; conc. CS, "El Inca de Huges S.A.A.", E-264 XVIII, 11 de
agosto de 1987; "Alzaga de Lanusse, María J. y otros", 12 de mayo de 1988).
2. De tal modo, es válido en este aspecto atenerse a las circunstancias de cada caso
para pronunciarse acerca del rubro pretendido. En el caso resulta acertado su
acogimiento pues, precisamente, la propiedad afectada por la extinción antes de tiempo
del contrato de concesión se vincula íntimamente con la posibilidad de la explotación de
la actividad respectiva (analógicamente, art. 64 inc. e), ley 6021; v. mi voto en B.
50.682, "Carstone S.A. y Ravinovich", sent. 20/12/94).
Claro está que en la determinación de su monto habrá de tenerse en cuenta, amén de
la ponderación de las pruebas producidas, la doctrina judicial que manda actuar con
suma prudencia cuando se trata de resarcir los daños ocasionados en el cumplimiento de
las funciones administrativas (CS, "Galanti", 22 de diciembre de 1987 -LA LEY, 1989-
A, 4) sobre la base de que "al resarcirse el sacrificio individual no debe perderse de vista
que la satisfacción del interés público constituye un mandato imperativo de la
comunidad al Estado e importa, indudablemente, un beneficio para cada uno de sus
integrantes que, en ese sentido, no pueden pretender eximirse completamente de la
carga particular que supone, necesariamente, la realización del bien común" (CS, "in re"
"Galanti" citada -LA LEY, 1989-A, 4).
3. La actora entiende que al revocarse anticipadamente la concesión se la privó de la
explotación por tres temporadas (desde el 1º de diciembre al 31 de marzo), razón por la
cual estima que el lucro cesante resulta determinable estableciendo las ganancias que se
hubiesen producido durante las mismas, sobre la base del detalle de ingresos y gastos
correspondientes al período 1º de noviembre de 1978 al 31 de marzo de 1980. Destaca,
en este marco, que hubo un crecimiento real, constante y significativo de la venta de
entradas a medida que se conocían por el público los juegos instalados. Asume un límite
o techo de la explotación equivalente a un total de 1.305.000 lanzamientos (se refiere a
los toboganes instalados) en el plazo en que se privó de explotar. A ello resta los gastos
operativos aunque considerando que debía mediar en el futuro una reducción de costos
atento a la mayor experiencia comercial que se tendría en años posteriores.
Al responder la demanda, el municipio se limita a invocar la improcedencia de
reparación del lucro cesante con cita de los precedentes jurisprudenciales ya evaluados,
sin efectuar ninguna apreciación eventual para el supuesto de que el tribunal decidiese
su acogimiento. No obstante, ofrece prueba al respecto.
4. La actora acreditó por vía informativa el flujo turístico de la ciudad de Mar del
Plata durante los años 1979 a 1983 (del oficio agregado a fs. 205 surge un nivel
constante) y la autenticidad de los formularios impositivos acompañados como
documental. La demandada, por su parte, la discriminación entre días lluviosos y
soleados en las temporadas 1981/1982.
Giradas las actuaciones a la Dirección General de Asesorías Periciales, el perito
contador designado en autos se expidió a fs. 269/272. Estimando un porcentaje de
gastos del 26% -según el cuadro de resultado de los ejercicios 78/79 y 79/80 determinó
la ganancia probable para los sucesivos períodos entre diciembre de 1980 y marzo de
1983 (respuesta a la prueba actora). También se pronunció en términos estadísticos,
frente al requerimiento de la demandada, teniendo en cuenta que la utilidad posible
esperada en una inversión de riesgo es normalmente el 12% sobre el capital invertido,
efectuando, sobre tal base, el cálculo de la renta de las cinco temporadas del contrato
(anexo fs.272).
Corrido traslado a las partes cuestionaron: la actora, la determinación del valor
unitario de las entradas y el porcentaje estadístico de utilidad empleada para una
inversión de riesgo en nuestro país: la demandada, por los elementos tomados en cuanta
al realizar las proyecciones y, en general, por la omisión en responder puntos de su
parte. El perito contador insistió, básicamente, en sus conclusiones anteriores aclarando,
sin embargo, con relación a las diferencias que arrojan los sistemas de cálculo de
ganancias propuestos por ambas partes (12% de rentabilidad hipotética sobre el capital
invertido y 74% de utilidad bruta sobre recaudación), que ambos adolecen limitaciones.
A fs. 337 se limita a aclarar el signo monetario que cabe para las anualidades a que se
refiere a fs. 319 vta., señalando que corresponde a pesos argentinos.
5. Por ello, teniendo en cuenta las pautas doctrinarias adoptadas inicialmente a los
efectos de la determinación del monto reparatorio en concepto de lucro cesante y,
esencialmente, el dictamen del experto con sus explicaciones posteriores que imponen
limitaciones a las fórmulas propuestas por ambas partes para obtener el importe de las
ganancias dejadas de percibir durante el período en que se vio privada de la explotación
-teniendo especialmente en cuenta en lo que se refiere a la parte actora que por principio
general el proceso judicial no se instaura para asegurar matemáticamente los resultados
de una inversión no efectivizada que en su realidad hubiere podido padecer riesgos
imponderables muy alejados de aquella seguridad, juzgo prudente fijar un importe que
respete razonablemente la oscilación entre las sumas máximas a obtenerse por una y
otra vía (arts. 165. Cód. Procesal y 25. Cód. de Procedimiento en lo
Contenciosoadministrativo) y que en valores vigentes al 31 de marzo de 1991
establezco en $ 65.000 para cada una de las tres temporadas (art. 8º, ley 23.928) sumas
éstas a las que deberá adicionárseles un interés del 6% anual desde el 31 de marzo de
1981, 1982 y 1983, respectivamente y por el período de la actualización monetaria.
III. Las sumas que se detallan en los acápites I y II de la cuestión en tratamiento
devengarán a partir del 1º de abril de 1991 los intereses liquidados exclusivamente
sobre el capital reajustado (art. 623, Cód. Civil), de acuerdo a la tasa que pague el
Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a 30 días vigentes en los
distintos períodos de aplicación hasta el efectivo pago (arts. 8º, ley 23.928; 622 y 623
del Cód. Civil; causas Ac. 43.448; B. 52.676; B.49.245 y concs.). El importe definitivo
deberá abonarse dentro de los 60 días (art. 163, Constitución provincial), previa
integración de la tasa de justicia (arts. 250 inc. a), Cód. Fiscal y leg. complementaria
vigente).
Las costas por esta cuestión en tratamiento se imponen en el orden causado (art. 17,
Cód. de Procedimiento en lo Contenciosoadministrativo). Así lo voto.
El doctor Pisano dijo:
I. Adhiero a los fundamentos del doctor Negri
en el punto I de su voto.
II. Disiento con las razones que expresa en el punto II, puesto que en lo tocante al
lucro cesante solicitado por la actora, considero que en autos se trata de la reparación
por la extinción de un derecho de origen y naturaleza administrativa, procediendo
reparar la concreta situación acaecida.
En tal sentido, siguiendo la opinión de Miguel Marienhoff (LA LEY, 1991-C,
1080/68), podemos afirmar que si el derecho que da sustento a la demanda reparadora
reconoce su origen y naturaleza civil y comercial, la recomposición ha de ser integral,
computándose tanto el daño emergente como el lucro cesante. Mas si el agravio
recayera sobre un derecho de índole administrativa la reparación de los respectivos
daños y perjuicios ha de quedar limitada al daño emergente, excluyéndose el lucro
cesante.
De esa forma, conforme expresara esta tribunal en reiterada jurisprudencia (B.
47.871, "Yabra", A. y S., 1985-III-242; B. 49.312, "Promenade", sent. 20/3/90), voto
por hacer lugar a la reparación exclusivamente del daño emergente. Así lo voto. Costas
por su orden (art. 17, Cód. de Procedimiento en lo Contenciosoadministrativo).
El doctor Laborde dijo:
I. Disiento parcialmente del criterio expuesto por el doctor Negri.
La "revocación" por razones de interés público de la concesión de la unidad fiscal
recreativa, que se dispusiera por ordenanza 4632/80 demuestra la configuración de un
caso de actividad lícita de la administración.
En efecto, la actora era titular de una concesión de uso (v. contrato de fs. 2, expte.
adm. 15.200-A-78, Alc. 1) cuya caducidad declaró la ordenanza mencionada con el
consiguiente cese de la actividad: desmantelamiento de las obras, ordenamiento y
relleno del predio al estado anterior para su entrega a la Municipalidad, etc. (fs. 13,
expte. adm. cit.).
Considero que la "revocación" -en los términos expuestos por el juez del primer voto
provocó consecuencias patrimoniales para la contratista, la que debió desactivar la
explotación, desmantelando las obras, con evidente perjuicio para su patrimonio.
En tales condiciones -como lo ha resuelto esta Corte se torna indemnizable el daño
provocado siempre que el mismo sea efectivo, individualizado, evaluable
económicamente y se ajuste al concepto de "sacrificio especial", en el sentido que incida
sobre ciertos individuos y supere los pequeños daños derivados de la convivencia (B.
47.871, "Yabra", 18/5/82; B. 49.312, "Promenade", 20/3/90; B. 50.682, "Carstone",
sent. del 20/12/94).
En esa línea de pensamiento, el tribunal ha reconocido la reparación patrimonial
exclusivamente del daño emergente (B. 47,871, "Yabra", sent. del 22/10/85; A. y S.,
1985-III-248; B. 49.312, "Promenade", sent. del 20/3/90).
El fundamento del derecho del administrado a ser indemnizado se asienta en la
garantía de inviolabilidad de la propiedad (art. 17, Constitución Nacional). En tal
inteligencia lo que la Constitución Nacional establece respecto a la indemnización en
materia de expropiación, constituye un principio general de derecho, aplicable a
hipótesis en que un derecho patrimonial cede por razones de interés público
(Marienhoff, "Tratado de derecho administrativo", t. II, p. 629, 2ª ed.; LA LEY, 1980-B,
817; ED, 6280, 22/7/85, p. 1).
Juzgo entonces que corresponde aplicar -en lo referente a la fijación de la
indemnización las normas análogas establecidas para el juicio de expropiación (art. 16,
Cód. Civil). Y ellas desde siempre han excluido el lucro cesante como rubro
indemnizable (art. 8º, ley 5708).
Dichas normas son particularmente aplicable al "subjudice" cuyos antecedentes son
ilustrativos al respecto: el acto administrativo que origina el reclamo (caducidad de una
concesión de uso de bienes del dominio público) se origina en un proyecto de la
Dirección Provincial de Vialidad de remodelación de la Avda. Martínez de Hoz de Mar
del Plata que requería, para liberar la traza, disponer de la superficie otorgada por las
instalaciones del entretenimiento montado por la firma accionante. Ello evidencia que la
situación de autos guarda analogía con otras contempladas por la ley provincial de
expropiaciones 5708 (v. arts. 14 y 16 de la misma).
En tal sentido la Corte Suprema de Justicia nacional ha tenido oportunidad de
resolver que la concesionaria de un casino expropiado no puede reclamar indemnización
por las eventuales ganancias que habría dejado de percibir como consecuencia de la
caducidad anticipada de la concesión. No puede invocar, al respecto las normas del
Código Civil y sólo le corresponde percibir la indemnización que autoriza la ley para el
supuesto de tercero afectado por la expropiación (CS, abril 5 de 1968, publicado en ED,
23-534 -LA LEY, 131-440).
Sobre tales bases entiendo que no puede ser atendido el reclamo del accionante a que
se le indemnice por las ganancias que pudo percibir durante el lapso no transcurrido del
período de la concesión ya que aquél no es sino una variante del lucro cesante cuyo
resarcimiento veda expresamente la referida legislación (art. 8º "in fine", ley 5708).
II. Por tales razones y con el alcance indicado, juzgo que corresponde hacer lugar a
la reparación exclusivamente del daño emergente. Así lo voto. Con costas por su orden
(art. 17, Cód. de Procedimiento en lo Contenciosoadministrativo)
El doctor Hitters dijo:
Adhiero al voto del doctor Negri y a mayor abundamiento, señalo que:
1. Liminarmente destaco que el objeto de la pretensión actoral está direccionado a
obtener el cobro de la indemnización en concepto de daño emergente y lucro cesante a
causa de la revocación por razones de interés público de la concesión para la
explotación de la unidad fiscal Punta Cantera, otorgada oportunamente por la
Municipalidad de General Pueyrredón.
Se trata, entonces de la revocación anticipada de un contrato de concesión de uso de
un bien del dominio público por motivos de oportunidad o conveniencia, cuyo
fundamento teleológico reposa en la superioridad de los fines del Estado sobre los del
particular.
Ahora bien, producida la extinción de la concesión con invocación de la mentada
causal, resulta obvio el derecho del particular a ser indemnizado, toda vez que cuando la
administración infiere un daño ha de responder por las consecuencias derivadas del
mismo, aun cuando el acto que lo origine no sea ilícito en el sentido civilista del
vocablo.
Es decir, que el caso "sub examine" debe analizarse a la luz de los principios que
informan un supuesto especial de responsabilidad objetiva del Estado, o tal cual dice
Spota, responsabilidad en sentido lato, como deber jurídico del Estado que le obliga a
resarcir los daños sufridos por el particular, en razón de un acto en sí legítimo, pero
incompleto por no haberse previsto la condigna reparación ("Responsabilidad
extracontractual del Estado", JA, 1943-III-3).
Así lo ha interpretado la Corte Suprema de Justicia a partir del pronunciamiento
dictado el 22/12/75, "in re" "Los Pinos S.A. c. Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires" (Fallos: 293:617 -LA LEY, 1976-B, 300), admitiendo desde entonces la
responsabilidad del Estado por su obrar lícito.
2. Reconocida, tanto por la doctrina, como la jurisprudencia, la obligación del Estado
de responder por las consecuencias dañosas de su actividad "lícita" -con fundamento en
los postulados del Estado de Derecho, la cuestión controvertida en autos se centra en
determinar el "quantum" indemnizatorio, es decir, si la reparación debe ser integral, esto
es comprensiva tanto del daño emergente, como del lucro cesante.
Sobre el particular, el análisis de la doctrina legal del Máximo Tribunal de la Nación
exhibió, en un principio, una postura negatoria respecto a la admisión del lucro cesante,
con fundamento en que "la reparación debe atender, ante la falta de normas expresas
sobre el punto, al modo de responder establecido en instituciones análogas (art. 16, Cód.
Civil), debiendo aceptarse en la especie que la expropiación es la que guarda mayor
semejanza con el supuesto planteado, por el ámbito en que se desenvuelve. De ahí que
sus normas resulten viables para determinar el perjuicio sufrido por la demandante, no
siendo procedente las propias del derecho común relativas a la responsabilidad civil ("in
re", "Cantón, Mario E. c. Gobierno nacional s/ ordinario", fallada el 15 de mayo de
1979, entre otras -LA LEY, 1979-C, 219).
Este criterio se mantuvo invariablemente hasta que en la causa "Sánchez Granel,
Obras de Ingeniería S.A. c. Dirección Nacional de Vialidad", fallada el 20 de setiembre
de 1984, la Corte marcó un nuevo rumbo en punto a la extensión del resarcimiento que
debe acordarse a un contratista del Estado, decidiendo que "es principio recibido por la
generalidad de la doctrina y la jurisprudencia, nacionales y extranjeras, el de la
responsabilidad del Estado por sus actos lícitos, que originan perjuicios a particulares.
Este principio se traduce en el derecho a una indemnización plena por parte del
damnificado, que no se refiere a la mera posibilidad de ganancias no obtenidas ni
constituye enriquecimiento sin causa para el acreedor o una sanción para el
responsable". Aclarado que "frente a una rescisión contractual unilateral, por parte del
Estado, no caben ser aplicadas analógicamente las normas y principios de la
expropiación en punto a la no procedencia del reclamo por lucro cesante, ya que la
expropiación supone una restricción mediante una ley del Congreso valorativa de la
utilidad pública del bien sujeto a expropiación" (Fallos: 306:1409 -LA LEY, 1985-A,
89; doctrina ratificada "in re" "Cadesa, S.A. c. Estado nacional A.N.A. s/ Daños y
perjuicios", C. 44.XXII, sentencia del 21 de marzo de 1989, consid. 6º).
Si bien en la causa "Motor Once S.A. c. Municipalidad de Buenos Aires", fallada el
9 de mayo de 1989 -LA LEY, 1989- D, 25, se observa que ese cuerpo jurisdiccional
vuelve a su postura clásica (con disidencia del doctor Petracchi), en pronunciamientos
posteriores, nuevamente reconoce el lucro cesante con motivo del daño ocasionado por
el Estado en la ejecución de obras públicas requeridas para el cumplimiento de
funciones estatales.
Así, en la causa "Jucalán Forestal, Agropecuaria S.A. c. Provincia de Buenos Aires s/
Daños y perjuicios", (del 23/11/89), sostuvo que "los actos ilícitos producidos por el
Estado no lo relevan de la obligación de resarcir los perjuicios sufridos por particulares
que se hubiesen derivado de aquellos, por lo que no puede limitarse al daño emergente
con exclusión del lucro cesante, esto es, de las ventajas económicas esperadas de
acuerdo a probabilidades objetivas debida y estrictamente comprobadas. Tal principio
se traduce en el derecho a una fuerza mayor, en el eventual marco contractual
vinculante, o una ley específica que dispusiera lo contrario en algún caso singular".
Añadiendo que "tratándose de la responsabilidad del Estado por sus actos lícitos que
causan perjuicios a particulares, no cabe omitir la reparación del lucro cesante mediante
la pretendida aplicación analógica de la ley de expropiaciones".
Esta doctrina se reitera en posteriores pronunciamientos ("Cachau, Oscar Jos c.
Provincia de Buenos Aires s/ Daños y perjuicios" y "Don Santiago S.C.A. c. Provincia
de Buenos Aires s/ Daños y perjuicios", fallados el 16 de junio de 1993; "Seoane,
Remigio y otra c. Provincia de Buenos Aires s/ Daños y perjuicios", ambos de fecha 2
de julio de 1993; "Fernández Badie, Julio A. c. Provincia de Buenos Aires s/ Daños y
perjuicios" del 28 de julio de 1994, entre otros).
De la reseña jurisprudencial efectuada, se observa que en materia de responsabilidad
del Estado derivada de sus "actos lícitos", la Corte Suprema Nacional se orienta hacia la
admisión del lucro cesante, con fundamento en el principio jurídico de la integridad de
la indemnización, apartándose de la clásica hermenéutica que receptaba la aplicación
analógica de la solución expropiatoria; si bien -y esto me parece importante destacarlo
la procedencia de dicho rubro queda supeditada a la circunstancia de que "se privare al
acreedor de ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades objetivas,
debida y estrictamente comprobadas" (Fallos: 297:280; 307:933; 306:1409 -LA LEY,
1985-A, 89; t. 149, XXI, "Tecniyes, S.A. c. Balcón S.A.", sentencia del 14 de marzo de
1989), máxime cuando en la materia, los jueces deben actuar con suma prudencia
verificando si efectivamente se han producido los daños alegados, a fin de evitar que la
solución a la que arriben no resulte manifiestamente irrazonable" (Fallos: 308:1049 -LA
LEY, 1986-E, 335, y 2612).
A la luz de los precedentes citados que comparto, entiendo que la temática abordada
debe resolverse siguiendo el principio de reparación integral, suscribiendo la tesis según
la cual el reconocimiento del lucro cesante no debe ser negado "ab initio".

Ello, pues si bien es cierto que "la responsabilidad por actividad lícita del Estado
tiene carácter complejo por la ausencia de normas específicas que regulen la materia y
por inaplicabilidad de las normas sobre la responsabilidad civil que tiene como
presupuesto normal la antijuridicidad" (causa B. 49.350, sent. del 13/10/87, "Delta Plata
S.A."), no puede desconocerse que el derecho es uno, el edificio jurídico es único y
coronado por la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales que revisten su
misma jerarquía (art. 75 inc. 22, Carta Magna); estas normas supremas son el elemento
aglutinante y la base sobre la cual reposa todo el ordenamiento legal.
Tal como lo señaló Morello, la procedencia del deber de resarcir en esta vertiente del
derecho público, muestra la disociación de un obrar lícito del Estado, que entra en
colisión, sin embargo, con sus fines, porque su primera misión es garantizar el
patrimonio de sus habitantes. Desde tal perspectiva la garantía superlegal que trasciende
del art. 17 de la Constitución Nacional, no sólo se hace efectiva a través del régimen
expropiatorio, sino, además, mediante la cobertura de los daños que se causan al
particular y que éste, obviamente, no está en la obligación de absorber y soportar. La
hipótesis se asienta, pues, en el marco comprensivo de la "responsabilidad" por acto
lícito en donde, en la búsqueda de una causa atributiva del deber de compensar, se
encuentra el mejor fundamento en la garantía que constitucionalmente acuerda
protección patrimonial a las situaciones en que sobreviene un deterioro económico
particularizado, un verdadero sacrificio que no tiene por qué ser asumido y menos de un
modo exclusivo, por los afectados (Morello, Augusto Mario, "Compensación del Estado
por daños originados en su accionar lícito", ED, 120-887).
Por tanto, interpreto que en el marco jurídico que brinda ese ordenamiento superior
debemos hallar la solución de la cuestión controvertida. Así los arts. 14 y 17 de la
Constitución Nacional garantizan la inviolabilidad de la propiedad y concordantemente
el art. 21 inc. 2º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reafirma tal
postulado esencial al expresar que "Ninguna persona puede ser privada de sus bienes,
excepto mediante el pago de indemnización justa...".
En tal orden de ideas es pertinente recordar que el Máximo Tribunal Federal desde
antiguo se ha pronunciado acerca del alcance del patrimonio cuya inviolabilidad
garantiza la Constitución, expresando que "El término propiedad, cuando se emplea en
los arts. 14 y 17 de la Constitución o en otras disposiciones de ese estatuto comprende,
como lo ha dicho esta Corte, todos los intereses apreciables que un hombre pueda
poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad. Todo derecho que tenga un
valor reconocido como tal por ley, sea que se origine en las relaciones de derecho
privado, sea que nazca de actos administrativos (derechos subjetivos privados o
públicos) a condición de que su titular disponga de una acción contra cualquiera que
intente interrumpirlo en su goce, así sea el Estado mismo, integra el concepto
constitucional de propiedad" (Fallos: 145:307; 184:137; 195:66 -LA LEY, 29-697;
294:152; 300:143 -LA LEY, 1979-C, 618; 305:1045, entre otros).
La amplitud con la cual la Corte ha conceptualizado a la propiedad y la garantía de
indemnización justa que acuerda el Pacto de San José de Costa Rica a toda persona que
es privada de sus bienes, constituyen el fundamento básico que legitima el principio de
reparación integral, que incluye al daño emergente y al lucro cesante, entendiendo este
rubro, en su exacta acepción como la probabilidad objetiva, debida y estrictamente
comprobada de las ventajas económicas justamente esperadas, conforme a las
circunstancias del caso.
Es decir "la reparación del lucro cesante no se apoya, pues, en una simple posibilidad
de ganancia ni constituye un enriquecimiento sin causa para el acreedor o una pena para
el que debe abonarla, y menos "un beneficio para el particular por causa de la utilidad
pública", ya que reemplaza en el patrimonio del afectado aquello que legítimamente se
le había incorporado por la actividad desplegada y los elementos de trabajo y capital
armonizados en el empeño. En la concepción estricta tampoco cabe aceptar que la
indemnización del lucro cesante signifique un beneficio sin necesidad de trabajar ni que
genere un pago sin causa, conceptos estos sólo válidos para las ganancias conjeturales y
no para el referido lucro cesante en su concepción correcta" (Guastavino, Elías P.,
"Indemnizaciones por la actividad lícita lesiva del Estado", ED, 118-190).
Ello, porque "indemnizar" significa dejar indemne a la víctima, compensarla
económicamente para restaurar la integridad de su patrimonio (Leguina Villa,
"Responsabilidad del Estado y de las entidades públicas regionales o locales por los
daños causados por sus agentes o por sus servicios públicos", Revista de Administración
Pública (R.A.P.), p. 34, Nº 92, Madrid, 1980.
Por tanto, juzgo que la reparación de los perjuicios causados debe ser integral, con
prescindencia del carácter del obrar estatal o de su imputabilidad, ya que la
indemnización no se mide por la culpa, sino por el daño producido.
Finalmente, destaco que si desde la vertiente constitucional se impone el aludido
principio de reparación plena, no cabe aplicar a la cuestión abordada, por vía de
interpretación analógica, el criterio restrictivo del lucro previsto en las leyes
expropiatorias, toda vez que una de las limitaciones que siempre se han reconocido a la
aplicación de la analogía, es su empleo cuando el término de comparación que tiene
solución legal es excepcional (Linares, Juan Francisco, "El caso administrativo no
previsto y la analogía jurídica en la jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación",
(LA LEY, 24-178).
Debe indemnizarse de acuerdo a lo expuesto en los puntos I, II y III del voto del
doctor Negri a los cuales adhiero. Así lo voto. Costas por su orden (art. 17, Cód. de
Procedimiento en lo Contenciosoadministrativo).
El doctor Pettigiani dijo:
I. Por los fundamentos de los doctores Negri e Hitters, doy mi voto en el mismo
sentido.
II. Sin perjuicio de ello y a mayor abundamiento cabe señalar con respecto al
eventual reconocimiento de la reparación patrimonial del lucro cesante, que dejo
supeditada la procedencia en su caso de dicho rubro, a la circunstancia de que "se
privare al acreedor de ventajas económicas esperadas de acuerdo a probabilidades
objetivas, debida y estrictamente comprobadas" (CS, Fallos: 297:280; 307:933;
306:1409 -LA LEY, 1985-A, 89; t. 149-XXI, "Tecnyes S.A. c. Balcon S.A.", sentencia
del 14/3/89), debiendo ser la apreciación sumamente prudente y restrictiva dada la
finalidad de utilidad pública que normalmente llevan ínsitos los actos estatales.
Asimismo deberá verificarse la efectiva producción del daño alegado a fin de evitar que
se llegue a resultados manifiestamente irrazonables (CS, Fallos: 308:1049 -LA LEY,
1985-A, 89 y 2612).
Habiéndose acreditado en el "sub judice" los extremos requeridos a los fines de la
procedencia del rubro en cuestión juzgo que el mismo debe ser reconocido. Así lo voto.
Costas por su orden (art. 17, Cód. de Procedimiento en lo Contenciosoadministrativo).
Los doctores de la Cruz y Bissio, por los fundamentos dados por los doctores Negri e
Hitters, dieron el suyo en igual sentido.
Por los fundamentos expuestos en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace
lugar a la demanda entablada, anulando los actos administrativos impugnados,
reconocimiento el derecho de la actora al cobro de la indemnización en concepto de
daño emergente y lucro cesante, de acuerdo a las pautas señaladas precedentemente y
condenando a la demandada al pago de la liquidación pertinente en el plazo de 60 días
(art. 163, Constitución Provincial).
Las costas se imponen en el orden causado (art. 17, Cód. de Procedimiento en lo
Contenciosoadministrativo). - Héctor Negri.- Alberto O. Pisano.- Elías H. Laborde.-
Juan C. Hitters.- Eduardo J. Pettigiani.- Eduardo M. De La Cruz.- Enrique E. Bissio.

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