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El existencialismo es una corriente filosófica que surge a finales del siglo XIX, su centro es la
existencia humana en sí misma, siendo más importante el existir que el ser, es decir, la esencia no es
lo esencial, y la existencia es la esencia del existencialismo. El conocimiento empírico genera la
realidad de la existencia, y se persigue encontrar respuestas a preguntas creadas hacia esta
existencia.
Gabriel Marcel: Su existencialismo es cristiano, y para él la filosofía se centra en la búsqueda del ser,
el cual nunca es puramente objetivo, y de dar un sentido o rol al humano en el mundo, de esta manera,
nuestra existencia viene con una misión, donde se le suma su pensamiento cristiano sobre que la
naturaleza del hombre es sentirse atraído hacia el mal.
Karl Jaspers: Su existencialismo dice que existir conlleva una mezcla entre tener una conciencia y
espíritu incomprensible, y la vivencia de situaciones tanto modificables como “situaciones límite” (sobre
las que no tenemos poder, cómo la muerte y el sufrimiento), y son estas las que nos llevan a
concientizar sobre nuestra existencia. Es un existencialista cristiano, y afirma la existencia de este ser
divino con el cual tenemos una relación de trascendencia.
Nietzche: Existencialista ateo, creía que la creencia en Dios nacía de la necesidad de darle
explicación a fenómenos y esperanza al humano bajo la miseria y sufrimiento, y dice que la creencia
en algo superior como un Dios no afectará en la búsqueda de respuestas al significado de la vida.
Soren Kierkegaard: Dice que la existencia del humano no es por sí mismo, sino que existe junto a la
esperanza de salvación al entregarse a Dios, lo que la hace subjetiva. Es un existencialismo que
aborda la libertad del humano destinada a la fe, ya que es la manera de encontrar respuestas y sentir
una existencia digna.
Martin Heidegger: Su existencialismo es contemporáneo, y dice que el hombre es el dasein (ser-ahí,
ser en el mundo), lo que significa que somos arrojados al mundo solo para existir, y a partir de
experiencias vamos moldeando nuestra propia existencia lo que derivará en nuestra visión del mundo
y de la vida misma. A partir de esto, el humano puede o no descubrir a Dios.
Albert Camus: Para él el esfuerzo del humano en buscar razones y respuestas al significado de la
existencia es absurdo y que interiorizar la idea de que la vida tiene sentido finalmente termina en
fracaso, ya que no existen respuestas a la búsqueda de ese sentido. No hay motivos para existir, y si
los hay, son totalmente subjetivos a la realidad propia y creada para tener una identidad. La existencia
será plena cuando aceptemos que no hay necesidad de explicarla.