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ALGUNAS NOTAS SOBRE HEIDEGGER

El existencialismo es una corriente filosófica en la que se ha categorizado a pensadores tan dispares


como Søren Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Simone de
Beauvoir, Albert Camus, Miguel de Unamuno, Gabriel Marcel, el psicólogo Karl Jaspers, el escritor
Fiódor Dostoievski o el director de cine Ingmar Bergman.
Todos estos autores tienen en común su focalización en la naturaleza de la existencia humana: la
búsqueda del sentido como motor de una vida auténtica, para lo cual destacaban la importancia de
la libertad individual. También los unieron sus críticas a la abstracción y a la concepción del
pensamiento como aspecto central.
Martin Heidegger negó su vinculación con la filosofía existencialista; de hecho se han distinguido
dos periodos en su obra, y el segundo de ellos no se puede clasificar dentro de esta corriente de
pensamiento. No obstante, las propuestas y los objetos de estudio de su primera etapa tienen un
carácter existencialista evidente.
La principal obra de Heidegger es “Ser y tiempo”. En ella el autor trata de responder a una pregunta
clave: ¿qué significa exactamente “ser”? ¿En qué consiste la existencia?
En torno a esto afirma que no es posible separar el sentido del ser de un contexto espacial y
temporal determinado; así, habla de la existencia humana como “Dasein” o “ser-en-el-mundo”.
A diferencia de lo que planteaban Descartes y otros autores previos, Heidegger consideraba que las
personas no somos entes pensantes aislados del mundo que nos rodea, sino que la propia
interacción con el entorno es un aspecto nuclear del ser. Es por esto que no es posible dominar el
ser e intentar hacerlo lleva a una vida carente de autenticidad.
En consecuencia, la capacidad humana para pensar tiene un carácter secundario y no debe ser
entendida como aquello que define nuestro ser. Descubrimos el mundo a través del ser-en-el-
mundo, es decir, de la existencia en sí misma; para Heidegger la cognición es tan sólo un reflejo de
ésta, y por tanto también lo son la reflexión y otros procesos similares.
La existencia no depende de la voluntad, sino que somos “arrojados” al mundo y sabemos que es
inevitable que nuestra vida termine. La aceptación de estos hechos, así como la comprensión de
que somos una parte más del mundo, permite dar sentido a la vida, que Heidegger conceptualiza
como el proyecto del ser-en-el-mundo.
Al contrario de lo que sucede con las cosas, el ser humano, al ser un Dasein, es posibilidad antes
que realidad. El ser humano no existe de una forma pura y aislada sino que desde el primer
momento en que intenta comprenderse y autodeterminarse se encuentra ya en relación.
Es aquí donde podemos ver claramente el significado de la palabra Dasein: ser o estar aquí. Se trata
del ser humano en tanto que insertado en un contexto de cosas y personas, un mundo, que le
precede y que condiciona su existir, su trascenderse a sí mismo como proyecto.
El Dasein, al ser tiempo, es siempre un poder ser, y nunca está completo.

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EXISTENCIALISMO
MOVIMIENTO FILOSÓFICO DEL SIGLO XX

LA EXISTENCIA ES EL CENTRO DE TODA LA REFLEXIÓN FILOSÓFICA

Introducción

Cuando los filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión sobre la existencia
como el tema filosófico fundamental no se refieren a la existencia como categoría abstracta, ni a la
existencia de las cosas o realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta.

Algunas características son: rehúyen el pensamiento especulativo y prefieren el método


fenomenológico. También critican el uso de la razón matematizante para la comprensión de la
realidad humana. Atienden básicamente a la dimensión de la finitud en el mundo humano: la
temporalidad, la muerte, la culpa, la fragilidad de la existencia, la responsabilidad, el compromiso,
la autenticidad, la subjetividad, la libertad,...

El existencialismo comienza en el período de entre guerras y tiene su máximo momento de


esplendor tras la segunda guerra mundial, particularmente en Francia. Es habitual señalar a Søren
Kierkegaard (1813-1855) como un precursor de esta corriente; el propio Jean-Paul Sartre (1905-
1980), en su obra “El existencialismo es un humanismo”, destaca dos versiones en este movimiento:

• el existencialismo católico: Karl Jaspers (1883-1969) y Gabriel Marcel (1889-1973);


• el existencialismo ateo: en donde sitúa a Martin Heidegger (1889-1976) y a su propia
filosofía.

Existencialismo de Sartre

Toda existencia carece de sentido y la vida es un absurdo, “una pasión inútil” en palabras de Sartre,
negando cualquier finalidad, cualquier dirección y cualquier esencia de la misma. El hecho de que
no hay ninguna esencia, lo demuestra precisamente el reconocimiento de esta existencia y de la
libertad en la que se desarrolla la existencia del ser humano, continuamente condenado a elegir. El
ser humano, nace de esta libertad y este es el único fundamento de la existencia.

Como ateo radical, niega la existencia de Dios. Sin Dios, un ser eterno, desaparece también la idea
de una esencia eterna a la que una divinidad le ha dado existencia. El ser humano no ha sido creado
por Dios ni constituye la actualización de una esencia pensado por él. El existir, no viene después de
la esencia, sino todo lo contrario. Es la existencia la que precede a la esencia. Porque la esencia, el
“ser” es producto de la existencia humana, de su voluntad. Lo que es el ser humano se va
construyendo a medida que va existiendo.

La libertad es clave en el pensamiento sartreano, entendida esta como fundamento de la vida y de


la esencia humana, que se va realizando a medida que el ser humano se hace; es, al mismo tiempo
su mayor desgracia, ya que no puede dejar de ser libre, está condenado a ser libre.
"Quiero decir que, por definición, la existencia no es la necesidad. Existir es estar ahí, simplemente;
los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero jamás se les puede deducir. Hay quienes, creo, han

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comprendido esto. Aunque han intentado superar esta contingencia inventando un ser necesario y
causa de sí. Ahora bien, ningún ser necesario puede explicar la existencia: la contingencia no es una
máscara, una apariencia que se puede disipar; es lo absoluto y, en consecuencia, la perfecta
gratuidad. Todo es gratuito, este jardín, esta ciudad y yo mismo".

“El existencialismo es un humanismo”

En esta famosa obra, Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes rasgos:

1) Es un ateísmo consecuente. Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene


esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; la existencia precede a la esencia.
2) El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus
proyectos, su preocupación por la realización de su ser.
3) El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres.
4) La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación.
5) Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en
la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más.
6) Reivindica la intersubjetividad.
7) Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”.
8) Permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se
inventan, no todos tienen el mismo valor.
9) Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori.
10) El existencialismo es un humanismo. Declara que no hay otro legislador que el hombre mismo y
reivindica el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.

El existencialismo de Heidegger versus el Humanismo de Sartre


Este es el punto donde radica la diferencia entre ambos: en la defensa del humanismo que realiza
Sartre y que Heidegger rechaza.
Para Sartre, el verdadero humanismo sólo podría ser existencialista.
Ahora bien, la identificación entre el existencialismo y el humanismo dio pie a la aparición de un
texto notable, la Carta sobre el “Humanismo” de Martin Heidegger, el primer documento del
pensamiento de Heidegger publicado después de 1945.
Escrito en 1946 como carta abierta a Jean Beaufret, su discípulo más importante en la escena
filosófica de Francia después de la guerra. Beaufret había planteado a Heidegger la pregunta: “¿De
qué manera puede darse de nuevo un sentido a la palabra humanismo?”. Heidegger abordó la
pregunta para responder al escrito de Sartre.
Porque Sartre, después de su conferencia pronunciada el 29 de octubre de 1945, se convirtió en una
figura de la cultura europea, del que todos hablaban y debatían. Sartre había ofrecido una respuesta
a una sociedad colapsada por las barbaries nazis.

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Ante esta posición, Heidegger realiza su crítica al “humanismo”. Dice que el hombre no puede
imaginarse a sí mismo como el principio, el centro y la meta de todo lo que es. En todo caso, si lo
afirma, será sólo una ilusión. Todo humanismo es metafísico. Porque obstaculiza la emergencia de
un preguntar más originario y radical: un preguntar des-centrado con respecto del hombre mismo.
Para Heidegger, lo que el ser humano tenga de esencial es consecuencia de una solicitación que no
reposa en sí mismo, que no procede de él. Lo esencial del ser humano no está “en” él, sino, al
contrario, en su estar fuera de sí.

Conclusión
Tanto Sartre como Heidegger ponen la existencia humana como centro de la reflexión filosófica. El
“aquí y ahora”, el presente, es lo que cuenta.
Sin embargo, Sartre insiste en la libertad humana, en que somos dueños de nosotros mismos, en el
humanismo como existencialismo. Mientras que Heidegger ahonda en el carácter contingente y
frágil del ser humano, que se encuentra arrojado al mundo, y que no puede imaginarse a sí mismo
como principio y meta.

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EL ESTRUCTURALISMO DE LÉVI-STRAUSS

Introducción
La antropología estructuralista es una corriente teórica de la antropología que sostiene que los
fenómenos sociales pueden ser abordados como sistemas de signos o símbolos, por lo cual el
antropólogo debe tener cuidado en no tratarlos ni única ni principalmente como sucesos, sino
también como significaciones.

Claude Lévi-Strauss es considerado el fundador de esta escuela. Consideraba que existen en todas
las culturas humanas profundas e inmutables estructuras que hace que en todas ellas se puedan
encontrar pares de conceptos opuestos homólogos, como por ejemplo, la idea del bien y del mal.

Consideró que cuando hablamos no estamos pendientes de las reglas gramaticales pese a que las
aplicamos; de esa misma forma, no somos conscientes del trabajo que ejercen las estructuras
sociales en nuestra vida diaria. El tema de las estructuras tiene un claro precedente en Durkheim.

Qué son las estructuras


Por estructura podemos entender todos aquellos aspectos propiamente humanos que se
encuentran presentes en todas las culturas aunque varíen en apariencia y que explican cómo se
comporta y conforma la diversidad cultural del planeta. Todas las culturas tienen lenguas, todas
tienen un sistema de vínculos de parentesco, todas tienen una religiosidad, pero no todas
comparten la misma lengua, forma de ver el parentesco y creen en los mismos dioses

Lévi-Strauss consideraba que estos elementos tenían un alcance universal y que habrían existido
durante toda la historia de la humanidad, estando entre ellos la capacidad de los seres humanos de
percibir y describir la realidad de forma dicotómica en múltiples cuestiones.

El estructuralismo
Desde la antropología estructuralista se sostiene que la gente piensa en términos binarios
mayormente opuestos y que cada cultura puede ser entendida en base a estos términos contrarios.

El estructuralismo utilizó el análisis de las prácticas y las creencias culturales, así como las
estructuras fundamentales del lenguaje y la clasificación lingüística, para identificar los bloques de
construcción universales del pensamiento y la cultura humanos. Esta corriente filosófica ofreció una
interpretación fundamentalmente unificadora e igualitaria de las personas de todo el mundo y de
todos los orígenes culturales.

El concepto de antropología estructural de Lévi-Strauss tenía como objetivo unificar, a nivel de


pensamiento e interpretación, las experiencias de los grupos culturales que viven en contextos y
sistemas muy variables, desde la comunidad indígena que estudió en Brasil hasta los intelectuales
franceses de la Segunda Guerra Mundial. Los principios igualitarios del estructuralismo fueron una

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intervención importante porque reconocieron a todas las personas como fundamentalmente
iguales.

Lévi-Strauss sostenía que todas las personas usan las mismas categorías básicas y sistemas de
organización para dar sentido a la experiencia humana, independientemente de la cultura, el origen
étnico u otras categorías sociales. Se centró en demostrar la unidad psíquica del ser humano y a la
cultura como un sistema de comunicación simbólica. Para Lévi-Strauss la etnología permite dar
testimonio de que la manera en que vivimos no es la única posible.

Infuencias
La obra de Lévi-Strauss está fuertemente influida por el pensamiento de Freud.

Es de Marx de quien aprende la importancia de las condiciones de la existencia para comprender la


mente humana, pero recibiÓ tres grandes influencias Mauss, Boas y Thompson.

Críticas al estructuralismo de Lévi-Strauss


Las críticas vinieron por la rigidez de las estructuras universales que el autor plantea. Se aboga por
un enfoque más hermenéutico del análisis cultural.

También llegaron críticas desde los nuevos marxistas y desde la antropología simbólica de la mano
de Clifford Geertz, quien criticó que no Lévi-Strauss no tenía en cuenta los factores históricos ni
tampoco la dimensión emocional del ser humano.

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LA MUERTE DEL HOMBRE
SEGÚN FOUCAULT
“El hombre no es el problema más antiguo ni el más constante que se haya planteado el saber
humano”

El concepto de que el hombre es una invención de fecha reciente aparece en Las palabras y las
cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, obra del filósofo francés Michel Foucault.

Según Foucault, no hay verdades permanentes, sino que todo cambia a lo largo de la Historia. Las
ideas tienen su genealogía, su desarrollo y su muerte. Así como Nietzsche anunció la muerte de
Dios, Foucault anuncia la muerte del hombre. La Historia no tiene un sentido, ni un fin, ni un
progreso. La genealogía trabaja a partir de la diversidad, la dispersión, la coincidencia y los hechos
accidentales. La genealogía no busca restablecer la continuidad de la historia, sino restituir los
sucesos en su singularidad.

Para Foucault, el nacimiento del hombre es algo muy reciente: aparece en la Edad Clásica, cuando
se apaga la transparencia del discurso. La finitud del hombre reemplaza la infinitud de Dios.
Este nacimiento conlleva una muerte inevitable: La muerte del hombre que es una muerte,
según Foucault, epistemológica. El hombre morirá como sujeto, como agente de la historia.

Lo que hace Foucault es proponer una historia de los modos de ser del lenguaje. El hombre aparece
cuando el discurso de apaga, y el hombre morirá cuando el ser del lenguaje reaparezca.

A Foucault le interesa la manera en la que nuestro discurso, nuestra forma de hablar y de razonar
sobre las cosas, se ve configurado por una serie de reglas, en gran medida inconscientes, que surgen
de las condiciones históricas en las que nos encontramos, y que enmarca nuestra manera de pensar
y hablar sobre el mundo.

Dado que las reglas y condiciones cambian con el tiempo, también se modifica nuestro discurso, por
lo que se necesita una «arqueología» para desenterrar tanto los límites como las condiciones de la
manera en que la gente pensaba y hablaba del mundo en épocas anteriores. No se pueden tomar

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los conceptos que utilizamos en el contexto actual (por ejemplo, el de «naturaleza humana») y dar
por sentado que valen eternamente, y que todo lo que se precisa es una «historia de las ideas» para
trazar su genealogía.

Para Foucault, creer que nuestras ideas actuales se pueden aplicar de forma fructífera a un período
histórico anterior, es una noción equivocada: las maneras en las que usamos los términos
«hombre», «género humano» o «naturaleza humana» son ejemplos de esto.

Foucault no sólo considera que esta idea del «hombre» es una invención reciente, sino también que
se trata de una invención que está acercándose a su fin.

Sobre Foucault
Foucault fue un pensador que se interesó por las instituciones, los excluidos y los marginados, la
sexualidad, y por las condiciones de los saberes, los poderes y los discursos de la cultura occidental.
La historia por la cual Foucault se interesa es la historia de las problematizaciones. Foucault puso en
cuestión todos los sistemas de poder, y denunció el control y el abuso de poder en psiquiátricos,
prisiones, escuelas y en el sistema.

Savater, en su libro La aventura de pensar, escribe: “Foucault tal vez no sea lo que tradicionalmente
se considera filósofo, pero, en nuestra época, la idea de ‘filósofo a la clásica’ irremediablemente ha
cambiado. Hoy aquellos que hacen filosofía también se dedican a la sociología, la economía y la
literatura. Son ensayistas, observadores y estimulantes de la reflexión humana. En ese sentido, son
filósofos. Y así fue Foucault, un gran escritor, un estilista singular, un finísimo y minucioso analista
de ideas y detalles profundos”.

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