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IMPACTO DEL EJERCICIO FISICO

EN EL CEREBRO

AUTOR

JOHN UMBARILA PRIETO Ph.D.

Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo “CIID”


Fundación Innovación y Ciencia por Colombia “FICC”
investigacion@fundacionficc.org
Móvil: 301 429 0334

Ph.D. en Ciencias Biomédicas (Neurociencias)


MSc. en Ciencias Básicas Médicas (Neurociencias)
Licenciado en Educación Física
Estudios en Antropología.

 Evaluador Experto de Colciencias en Ciencias Básicas de la Salud


 Experiencia docente desde el preescolar hasta la educación superior de
postgrado.
 Investigaciones en Actividad Física y Neurociencias

PUBLICACIONES MÁS RELEVANTES:

 “Cytoarchitecture of the human prefrontal cortex: Areas 10m, 11o and


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transcallosal, Vol 47, No 2 (2016) >
IMPACTO DEL EJERCICIO FISICO EN EL CEREBRO

La Motricidad y el Origen del Cerebro

En neurociencias se acepta la idea que el cerebro es una estructura que


evolucionó, se desarrolla y funciona con base en la motricidad. ¿Cuál es el origen
y para qué sirve el sistema nervioso? Rodolfo Llinás (2003) explica que la única
razón por la cual los seres vivos multicelulares poseen cerebro es para poder
moverse de manera inteligente, esto conllevaría un mayor beneficio, poder
sobrevivir ante las dificultades de un entorno cambiante, el hecho de tener cerebro
permite poder representar el mundo exterior y así predecir los cambios futuros,
propios y del ambiente, para actuar en beneficio de la propia vida, dice Llinás, las
plantas no tienen cerebro y los animales lo tienen, son dos filosofías de vida que
permiten vivir de modo distinto con sus pro y sus contras, así, las plantas no
poseen cerebro y pueden ser más vulnerables a los cambios ambientales, sus
escalas de tiempo y espacio son muy diferentes a las de los animales, estos
pueden huir y resguardarse de los peligros pero la obtención de energía para vivir
les exige un mayor esfuerzo, en contraste, las plantas dependen de los elementos
más simples y abundantes, luz, aire y agua, prácticamente no es necesario
moverse para hallarlos, por lo tanto no necesitan cerebro.
El Cerebro y el Cuerpo son Indisociables

Existe una interdependencia ontogenética y filogenética entre el movimiento y el


cerebro, esto se puede afirmar no solo por la hipótesis de Llinás, sino en general
por los hallazgos de las neurociencias, por ejemplo, en la década del noventa el
neurocientífico Antonio Damasio (1997) propuso la hipótesis del “marcador
somático” que básicamente se refería a la interacción entre el estado mental
cognitivo y el estado orgánico corporal y a la influencia que a su vez estos dos
ejercen sobre la actividad cerebral para la toma de decisiones. Investigaciones
recientes han identificado con mayor precisión un correlato anatómico en el
cerebro de la homeostasis corporal, el centro de procesamiento de información del
estado corporal se encuentra en una región de la corteza cerebral conocida como
la ínsula, allí se integran las sensaciones interoceptivas por medio del sistema
nervioso autónomo y aparentemente se genera la actividad cerebral relacionada
con la toma de decisiones, la ínsula es un elemento estructural importante de las
redes cerebrales más activas durante la toma de decisiones (AD (Bud) Craig,
2009), con esto se confirma que el cerebro y el resto del cuerpo constituyen un
organismo indisociable, tal como lo expresó Damasio (1996). Actualmente,
numerosos estudios han mostrado efectos estructurales y funcionales del ejercicio
físico en la organización neuronal, los datos se han obtenido tanto por
observaciones de la actividad cerebral por medio de electroneurofisiología, de
neuroimagenes en humanos como por estudios neuropsicológicos y de datos de
laboratorio con base en experimentos con animales.

Efectos Estructurales y Funcionales del Ejercicio Físico Sobre el Cerebro

Macroestructuralmente se han observado cambios en la sustancia blanca y la


corteza cerebral, esto es relevante desde el punto de vista funcional y filogenético,
por cuanto se sabe que a mayor complejidad en la estructura cortical mayor es la
complejidad en los comportamientos de los mamíferos, en este mismo sentido
Marín Padilla (2001) dice que la corteza cerebral en los mamíferos representa una
innovación frente a otras especies, y su conformación en estratos obedece a
adquisiciones superpuestas a las ya existentes, estas adiciones evolutivas en
realidad son el reflejo del aumento de la complejidad de las necesidades motoras
del animal, así, el último estrato establecido en la región motora de la corteza
cerebral se relaciona con las actividades motoras aparentemente exclusivas del
ser humano, como el lenguaje, la escritura, la pintura, la risa, la mímica y el
deporte. En cuanto al efecto del ejercicio en la microestructura del sistema
nervioso, se ha evidenciado neurogénesis, gliogénesis, sinaptogénesis y
angiogénesis (Thomas, Dennis, Bandettini & Johansen-Berg, 2012), es decir,
formación de nuevas neuronas en áreas específicas del encéfalo; proliferación de
nuevas células gliales, fundamental para los procesos metabólicos, estructurales e
inmunológicos de las neuronas; creación de nuevos contactos sinápticos
promoviendo cambios en la interacción entre las neuronas con base en
modificaciones de la morfología y función de las neuronas; y generación de
nuevos vasos sanguíneos, en especial a nivel de la microcirculación sanguínea,
permitiendo mayor actividad neuronal por un mayor aporte de oxígeno y glucosa al
aumentar el flujo regional de sangre, lo que se traduce en mayor cantidad de
energía, esto es primordial, pues las neuronas son las células que más consumen
energía de todo el organismo. A nivel biomolecular también hay datos sólidos,
todas las evidencias llevan a considerar que el ejercicio físico tiene impacto en las
estructuras intracelulares del sistema nervioso, en especial el ejercicio aeróbico en
ambientes enriquecidos conduce a la expresión de genes que a su vez promueven
cambios permanentes de diverso tipo (Cai, Chan, Yan & Peng, 2014), todos estos
cambios que suceden tras el ejercicio físico indican que existe una relación a
diferentes niveles con lo que se conoce como plasticidad neuronal. Los estudios
del comportamiento han exhibido modificaciones en la memoria, en el control
cognitivo (Hillman, Erickson & Kramer, 2008), en la toma de decisiones, en la
atención y en la creatividad como consecuencia del ejercicio físico (Oppezzo &
Schwartz, 2014). En general con el ejercicio físico se han observado cambios en
los aspectos cognitivos y emocionales de diverso tipo (McMorris & Hale, 2015).
Prácticamente no hay discusión sobre la relevancia de los datos que se han
obtenido en neurociencias para el deporte formativo, no obstante estos
conocimientos no son directamente extrapolables a la práctica deportiva, y se
necesita crear un cuerpo de conocimientos “puente” entre dichas áreas.

Descubrimientos Recientes de las Neurociencias que Relacionan el


Movimiento y el Cerebro

Otra clase de datos también aportados por las neurociencias pueden tener
impacto en la enseñanza y el aprendizaje del deporte formativo, por ejemplo, el
descubrimiento de la existencia de un sistema denominado “neuronas espejo” en
el lóbulo frontal de los primates (Rizzolatti, Fadiga, Fogassi & Gallese, 1999), el
cual se ha demostrado sirve para entender la intencionalidad y los movimientos de
las otras personas, en la corteza cerebral del que observa sucede algo más allá de
una representación mental, en realidad la actividad neural es como si estuviera
moviéndose con su propio cuerpo pero sin accionar los músculos, por eso se
denomina sistema “espejo”, se cree que ayuda a los aprendizajes por imitación,
tanto motrices como emocionales y cognitivos, lo que permitiría comprender las
actitudes de los otros (Lago-Rodríguez, Cheeran, Koch, Hortobagy & Fernandez-
del-Olmo, 2014). Se conocen también diversos estudios relacionados con la edad,
los cambios a través de la vida del sistema nervioso y la consecuente evolución e
involución de las funciones emergentes como el lenguaje y la motricidad
(Voelcker-Rehage & Niemann, 2013). Los estudios del impacto del ejercicio físico
en la función y la estructura cerebral al inicio se realizaron principalmente en
personas mayores de 60 años de edad, los estudios de Colcombe y Kramer
(2003) y de Colcombe et al. (2004) fueron contundentes, se observaron cambios
estructurales en el cerebro asociados a mejoría en las funciones cognitivas, otra
serie de estudios más recientes realizados en niños y jóvenes han mostrado la
relación existente entre la condición física, el ejercicio físico con diferentes tipos de
intensidad en diferente clase de ambientes, incluso correlacionando la actividad
deportiva y el ejercicio aeróbico simple con habilidades académicas y el
desempeño en pruebas de control cognitivo (Raine, Lee, Saliba, Chaddock-
Heyman, Hillman & Kramer, 2013; Haapala et al., 2014; Tomporowski, McCullick,
Pendleton & Pesce, 2015; Davranche, Brisswalter & Radel, 2015).

Aprendizaje Motor, Hábitos y Adicción

Los aprendizajes implícitos tanto los asociativos como los motores y de hábito son
la base del aprendizaje de los deportes y subyacen en circuitos neurales que al
menos implican tres estructuras cerebrales, la amígdala, los núcleos de la base y
la corteza prefrontal, estos mismos circuitos del aprendizaje de hábitos hacen
parte de lo que se conoce como el sistema de gratificación y recompensa,
asociados al comportamiento hedonista y a su vez a las adicciones de todo tipo
(Correa, 2007). En los mamíferos con mayor coeficiente de encefalización,
incluyendo los humanos, la mayoría de comportamientos motores son aprendidos,
es decir que se adquieren y se perfeccionan por medio de la práctica, al inicio los
movimientos son voluntarios, conscientes y con alto grado de error, se realizan
con una participación mayoritaria de la corteza frontal, a medida que se repiten los
movimientos, es decir con la práctica, la actividad neural se hace más relevante en
las regiones subcorticales, es decir, los núcleos de la base y el cerebelo (Morgado,
2005), cuando se consolida la automatización de los movimientos se pierde
consciencia de lo que se hace pero se adquiere destreza en la ejecución, esto
significa que el aprendizaje ingresa al ámbito de la memoria implícita, mientras en
la fase inicial pertenecía a la memoria explicita. Cuando se quiere hacer un
movimiento novedoso y/o flexibilizar el hábito adquirido es necesaria la
participación de los circuitos de la memoria explicita y de la voluntad por medio de
la corteza prefrontal. Anatómica y funcionalmente las conductas adictivas se hallan
en el contexto de los hábitos, significa que son acciones aprendidas no cognitivas
dominadas por circuitos subcorticales, es decir que son respuestas automáticas a
ciertos estímulos, por lo tanto la adicción es un hábito inflexible y compulsivo
(Mcfarland & Ettenberg, 1999).

Funciones Ejecutivas, Ejercicio Físico y Desempeño Académico

El mantenimiento, la flexibilidad, la monitorización, la planificación y el control o


inhibición son conductas que las neurociencias cognitivas definen como las
funciones ejecutivas, estas se relacionan con la construcción de planes y
programas con metas definidas, lo que exige un procesamiento neural particular
que se genera desde la corteza prefrontal, con el cual se dirigen, organizan y
controlan los procesos de otras regiones del cerebro, además se verifica el
cumplimiento de tareas inhibiendo todo lo que pueda interferir con los objetivos
preestablecidos (Somerville & Casey, 2010; Sastre, Merino & Poch, 2007). Es
importante asimilar estos conocimientos para poder entender el impacto de las
investigaciones sobre los efectos del ejercicio físico en el control cognitivo como
parte de las funciones ejecutivas durante la niñez y la adolescencia, en resumen,
las funciones ejecutivas son primordiales en el aprendizaje y procesamiento de
información novedosa porque permite regular la cognición y actuar con
intencionalidad, considerar y organizar distinto tipo de acciones, tomar decisiones
y planificar el futuro teniendo en cuenta el pasado, en definitiva a los niños y
adolescentes unas funciones ejecutivas optimas, sobre todo el control cognitivo,
les sirve para rendir en la escuela y adaptarse a la sociedad (Sastre, Merino &
Poch, 2007; Pedrero, Rojo, Ruiz, Llanero & Puerta, 2011).

Los Niños, los Adolescentes, el Ejercicio Físico y el Cerebro

Las investigaciones sobre el efecto del ejercicio físico en el cerebro hasta hace
poco se han enfocado en la población infantil y adolescente, principalmente se ha
estudiado el impacto en la vida escolar, allí se ha evaluado el rendimiento
cognitivo tomando como base el desempeño académico, Castelli, Hillman, Buck &
Erwin (2007) hallaron que existe una relación positiva entre la condición física y el
desempeño académico en matemáticas y en la lectura en niños de tercer y quinto
grado de primaria, la capacidad aeróbica se relacionó positivamente mientras que
la fuerza muscular y la flexibilidad no tuvo ninguna relación, lo que sugiere
diferencias de acuerdo al tipo de aptitud física. Otros estudios como el de Coe,
Pivarnik, Womack, Reeves & Malina (2006) mostraron que tan solo con tres días
de actividad física intensa los niños de sexto grado lograron mejorar su
desempeño en matemáticas, lectoescritura y en ciencias. Hillman, Pontifex, Raine,
Castelli, Hall & Kramer (2009) hicieron un estudio en el que 20 niños de 9 años
realizaron una caminata de 20 minutos a un 60% del máximo estimado de la
frecuencia cardiaca empleando una cinta caminadora a motor eléctrico, se
observó que las pruebas de control cognitivo mejoraron cuando se aplicaban
después de hacer ejercicio en comparación a cuando las realizaban sin trabajo
físico previo, las pruebas de control cognitivo aplicadas consistieron en evaluar la
inhibición de distractores durante pruebas de atención y la flexibilidad cognitiva
para resolver problemas relacionados con cálculos matemáticos. Estos datos son
de gran importancia si se tiene en cuenta que desde el punto de vista del
neurodesarrollo los niños preadolescentes tienen menor control cognitivo que los
adultos y se encuentran en periodo de crecimiento por lo tanto el ejercicio puede
influir de manera permanente en el desarrollo de este tipo de función neural.

Un estudio de Soga, Shishido & Nagatomi (2015) con 55 adolescentes japoneses


de 15 a 16 años de edad mostró que el ejercicio de intensidad moderada
caminando sobre una cinta caminadora al 60% de la máxima frecuencia cardiaca
influye positivamente en tareas de control cognitivo, sin embargo en un segundo
grupo donde la intensidad fue del 70% algunos datos no fueron consistentes, esto
se podría explicar por medio de los estudios que muestran cambios importantes
en los cerebros de adolescentes, algunas diferencias se han observado en el
desarrollo de las regiones subcorticales en estas edades, Somerville, Hare &
Casey (2011) muestran con pruebas de control cognitivo y resonancia magnética
que los adolescentes cometían mayor cantidad de errores ante distractores de tipo
emocional que los niños preadolescentes y los adultos, esto se correlacionó con
una mayor actividad en uno de los núcleos de la base, el estriado ventral, este
núcleo está fuertemente vinculado a los circuitos emocionales de gratificación –
recompensa que hacen parte de la formación de hábitos y las adicciones, estos
circuitos son uno de los principales objetivos del control cognitivo por parte de la
corteza prefrontal, de otra parte se sabe que la corteza prefrontal logra madurar
hasta los 25 años aproximadamente (Elofson, Gongvatana & Carey, 2013),
prácticamente se puede decir que los adolescentes toman gran parte de sus
decisiones de manera emocional y de forma diferente a los niños y a los adultos,
algunos autores explican que la manera en que se conforma el cerebro de los
adolescentes durante su desarrollo los hace vulnerables al adoptar conductas de
riesgo y sobre todo lo hacen cuando se acompañan con otros adolescentes
(Gardner & Steinberg, 2005). Diversos estudios sobre tratamientos de la adicción
se están realizando utilizando intervenciones de orden cognitivo con resultados
efectivos en algunos aspectos, su beneficio elocuente no sorprende si se
entienden los datos neurobiológicos expuestos con anterioridad. Los estudios
neurocientíficos sobre los efectos del ejercicio físico en el control cognitivo puestos
en el ámbito del deporte formativo conducen a plantear en el contexto de la ciencia
la construcción de modelos de enseñanza y aprendizaje, en los cuales la
intervención educativa tendría un mayor grado de predictibilidad en sus resultados,
al menos en cuanto a la interacción entre la emoción y la cognición, la toma de
decisiones, el desempeño académico y otra serie de comportamientos
relacionados con la integralidad de los niñas, niños, adolescentes y jóvenes
escolares.

De otra parte, es necesario profundizar en algunos datos interesantes arrojados


por ciertos estudios que han mostrado que existe diferencia entre los resultados
en las pruebas de ejercicio físico y rendimiento cognitivo de acuerdo al género,
siempre a favor de las niñas; también es importante aclarar la influencia que tiene
la intensidad del ejercicio realizado y algunas variables psicológicas como la
autoestima y la depresión (Esteban-Cornejo, Tejero-Gonzalez, Sallis & Veiga,
2014).

REFERENCIAS

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