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UCAMI – FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

CARRERA: MEDICINA

MATERIA: PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO HUMANO

FICHA DE CÁTEDRA: NEUROPLASTICIDAD

INTRODUCCIÓN

El estudio científico de los fenómenos humanos conlleva problemas


epistemológicos derivados del dualismo orgánico-psíquico de los cuales el más
grave es la oscilación explicativa reduccionista del comportamiento humano por
un todo orgánico o un todo psíquico. En medio de estos extremos se consideró
la superposición de ambos fenómenos, siendo la hipótesis emergentista (las
sinapsis neuronales causan la psiquis) ampliamente aceptada en la comunidad
científica. Sin embargo, la afirmación de que la actividad psíquica es producida
por la actividad del sistema nervioso no explica suficientemente las relaciones e
interdependencias que ocurren entre lo orgánico y lo psíquico.

El desarrollo de un ser humano cumple un plan básico que se ejecuta a


medida que el individuo interactúa con su entorno. Desde este punto de vista la
importancia del contacto humano, la intersubjetividad y la educación en los
primeros años de vida es crucial para un desarrollo saludable.

En el estudio del desarrollo humano la hipótesis emergentista enfatiza con


fuerza los aspectos madurativos del sistema nervioso para explicar la adquisición
de las funciones psíquicas, a menudo, restándole importancia a los fenómenos
vinculares y de la red social.

La cátedra propone caracterizar el desarrollo del individuo humano como un


proyecto de alta complejidad y dinamismo donde se reconocen las relaciones
sistemáticas entre los diversos componentes esenciales de la naturaleza
humana: genoma, psiquismo, sociedad y cultura. En esta ficha de cátedra se
presentan: el concepto de plasticidad neuronal, los mecanismos biológicos y
ambientales que la sustentan, y su importancia para el estudio del desarrollo
psicológico del ser humano.

NEURODESARROLLO

Existen dos grandes hipótesis sobre el funcionamiento del sistema nervioso


y de cómo este procesa información: la hipótesis localizacionista sostiene que
cada función psicológica se procesa en una región específica del córtex cerebral;
y la hipótesis holista sostiene el argumento de que múltiples regiones se integran
en el procesamiento de las funciones psicológicas. En la actualidad esta última
hipótesis se ha reformulado y se cree que el sistema nervioso se organiza como
una red con puntos nodales, de manera que la actividad psíquica se procesa con
el trabajo de todo el sistema nervioso y con la incidencia de nodos críticos para
cada función, pero funcionando otros nodos de manera accesoria. Las funciones
psíquicas superiores tienen su base en la interacción de estructuras cerebrales
altamente diferenciadas, cada una de las cuales hace un aporte al sistema total,
cumpliendo funciones propias. A esta forma de funcionamiento se le denomina
procesamiento distribuido en paralelo.

Por el avance de las neurociencias y las tecnologías ligadas a la imagen hoy


podemos reconocer con precisión las estructuras y la organización del sistema
nervioso humano. Los cuerpos de las neuronas se agrupan formando núcleos y
proyectan sus axones (vías o tractos) para conectar con otras neuronas; y se
observó que estas conexiones, “este cableado”, siguen un orden que se realiza
por etapas durante el desarrollo del individuo. Los estudios en el campo de la
biología del desarrollo sostienen que el sistema nervioso se construye en la
medida en que un ser vivo interactúa con el ambiente. En los genes se encuentra
el plan básico de cómo se construye un ser humano, pero este plan se ejecuta
en interacción con el medio. El sistema nervioso se termina de construir
socialmente, de afuera hacia adentro.

Para la cría humana el período de inmadurez en su desarrollo significa un


riesgo y al mismo tiempo una ventaja. Un riesgo porque implica una gran
dependencia del progenitor para sobrevivir (alimentación y protección), una
ventaja porque se habilitan vías de estimulación que exigen flexibilidad y se
traducen finalmente en una capacidad adaptativa mayor.

El desarrollo cerebral se puede dividir ampliamente en fases. Para los


mamíferos, la primera fase es en el útero y refleja una secuencia genéticamente
determinada de eventos que puede ser modulada por el ambiente materno. Las
principales etapas aquí son la generación y migración de neuronas. La segunda
fase es en gran medida posnatal, un período en el que la conectividad emergente
del cerebro es muy sensible a estímulos ambientales y también a los patrones
de actividad cerebral producida por experiencias anteriores.

Estos son períodos críticos o sensibles del desarrollo cerebral y los eventos
que ocurren durante estos períodos influencian el cerebro a través de la vida y
tal vez tengan una influencia transgeneracional.

Todo este proceso puede ser modificado por diversas situaciones y/o agentes
externos. El cableado básico del sistema nervioso central está genéticamente
preprogramado. Su torneado final a lo largo de la infancia y adolescencia
depende en gran medida de la experiencia. Hay períodos (ventanas) de alta
plasticidad en los que la experiencia más o menos deja su impronta.
NEUROPLASTICIDAD

La noción de plasticidad está presente en la Filosofía, las Artes, la Ingeniería


de los materiales, la Biología, etc. En Medicina, a principios del siglo XX, se
comienza a hablar de plasticidad celular y plasticidad del sistema nervioso. Si
bien esta idea ya tiene sus años, no fue hasta la década del ´70 que las
investigaciones comenzaron a arrojar resultados compatibles con este modelo.
En el año 2000 Erick Kandel recibe el premio Nobel por haber demostrado
experimentalmente que la experiencia modifica la estructura sináptica en
animales con sistema nervioso simple.

En el terreno de las ciencias de la salud el concepto de neuroplasticidad está


fuertemente ligado a la rehabilitación neuropsicológica. La neuropsicología es
una disciplina que estudia el funcionamiento psíquico normal y alterado en su
correlación con el sistema nervioso; su interés principal consiste en esclarecer
como están representadas las funciones psíquicas en el cerebro. A principios del
siglo XX se pensaba que el daño estructural del cerebro era irreparable y que
ese daño derivaría inevitablemente en secuelas neurológicas. Claramente la
visión que se tenía entonces es de un sistema nervioso estático. Hoy sabemos
que el cerebro tiene una extraordinaria habilidad física y funcional para cambiar
o reconfigurar su estructura en respuesta a estímulos ambientales, la demanda
cognitiva o la experiencia conductual.

También a partir del siglo XX la neuropsicología infantojuvenil se interesa por


el neurodesarrollo; iniciando estudios en profundidad sobre la adquisición y
gestión de habilidades en los diferentes dominios, cognitivo y motor, defendiendo
la participación de lo genético y la crianza del individuo durante el desarrollo.

PLASTICIDAD CEREBRAL

El término plasticidad deriva del griego plaistikós y significa formación,


propiedad de cambiar de forma. En Medicina tiene distintas connotaciones, como
“capacidad de aprender, recordar y olvidar”, “posibilidad del cerebro de ser
moldeado por la experiencia” y “habilidad para reorganizarse y recuperarse de
una lesión”. En Neurociencias plasticidad se refiere a la capacidad neuronal de
alterar su estructura y función en respuesta a una variedad de estímulos externos
e internos.

En los niños los procesos de plasticidad han sido muy estudiados,


demostrándose que a una edad temprana la capacidad de organización y
reorganización neuronal es mayor que en la edad adulta. Un ejemplo de esto es
la capacidad y mayor facilidad de aprender una segunda lengua o a ejecutar un
instrumento musical. También los niños tienen una mayor capacidad para
recuperarse de lesiones cerebrales. Aunque esta plasticidad favorecida por la
edad puede tener efectos negativos si en estas etapas tempranas de la vida no
se cuenta con el estímulo adecuado, pudiéndose producir un desarrollo anormal
de las funciones relacionadas con ese estímulo. Esto se incrementa en los
períodos críticos del desarrollo, en los que el sistema nervioso se encuentra
especialmente sensible a la presencia o ausencia de estímulos. Un ejemplo de
esto es la deprivación sensorial primaria por alguna patología; si esta se trata de
manera satisfactoria durante la primera década de la vida puede ser revertido el
problema.

Existen varias formas de plasticidad cerebral a las que podemos caracterizar


de la siguiente manera. La plasticidad para el desarrollo involucra la capacidad
del cerebro joven para adquirir nuevas funciones y conocimientos; la plasticidad
adaptativa (o para recuperar) que implica la restitución y reorganización de
funciones perdidas o alteradas por una lesión; y en un sentido negativo, la
plasticidad excesiva y la plasticidad alterada, producidos por alteración de las
cascadas intracelulares o por las formas de vinculación perturbadas.

Los mecanismos biológicos involucrados en la plasticidad son numerosos e


incluyen desde el nacimiento de nuevas neuronas a la muerte neuronal
programada (apoptosis). El cerebro humano al nacer tiene una sobreproducción
de neuronas que luego se reducen durante la vida posnatal. Los mayores
cambios están relacionados con la reorganización sináptica y no con el número
de neuronas. Esta reorganización de las sinapsis (plasticidad sináptica) implica
cambios en el balance entre excitación e inhibición, entre potenciación y
depresión de larga duración, cambios en la excitabilidad de la membrana y
cambios anatómicos; estos últimos son los que necesitan de tiempo más
prolongado.

PLASTICIDAD SINÁPTICA

La plasticidad sináptica es el proceso por el cual las sinapsis son modificadas


en su estructura y funcionamiento en respuesta a la experiencia, estímulos
ambientales, modificaciones fisiológicas o lesiones. Estas modificaciones
producen cambios en la potencia o la eficiencia de la transmisión sináptica y son
la base neural de procesos como el aprendizaje y la memoria, es decir, la
incorporación de una experiencia transitoria en una huella permanente. La
plasticidad sináptica es la llave para el desarrollo temprano de circuitos
neuronales; si esta fuera perturbada puede generar alteraciones del desarrollo.
Los mecanismos fisiológicos implicados en la plasticidad sináptica van desde la
potenciación o facilitación hasta los cambios anatómicos.

¿QUÉ CONTROLAN LOS GENES Y QUÉ CONTROLA EL AMBIENTE EN EL


DESARROLLO?

La lectura del genoma es selectiva: la información genética se va extrayendo


hasta construir el organismo. La epigenética explica cómo en la etapa prenatal
el recambio de los factores de transcripción para construir el sistema nervioso es
intenso si se compara con la estabilidad de los factores utilizados en la vida
adulta. Después del nacimiento, los factores de transcripción se mantienen
relativamente estables hasta la quinta o sexta década de la vida, momento en el
que otra vez la corteza vuelve a diversificar la lectura del genoma. Los estudios
epigenéticos sobre el desarrollo temprano y el envejecimiento aportan
evidencias sobre la importancia del ambiente para la ejecución de lo que está
escrito en el genoma.

El campo de la epigenética estudia las marcas de lectura que limitan la


información disponible en una generación celular. Algunas de estas marcas son
altamente sensibles a condiciones ambientales, como la salud de la placenta, el
grado de estrés de la madre, los cuidados maternales al momento del
nacimiento, la alimentación perinatal y otros.
ENCUENTRO Y DISCUSIÓN CON LA TEORÍA PSICOANALÍTICA

Ansermet y Magistretti (2007) consideran al hecho psíquico y al hecho


biológico como dos realidades distintas, incomparables, pero que pueden
encontrarse alrededor de la huella dejada por la experiencia.

La plasticidad demuestra que la experiencia deja una huella en la red


neuronal: ese conjunto de sinapsis facilitadas y activadas en conjunto. La
experiencia da forma, o bien, la red toma esta forma que la experiencia le da.
Algunas huellas son de carácter inconsciente y provienen de asociaciones de la
experiencia actual con información almacenada en los distintos tipos de
memoria.

Todas las experiencias se asocian con un estado somático (nivel afectivo -


motor), pero no todas se asocian a una representación verbal. El ser humano
necesita de la intervención de otro que lo introduzca en un mundo de lenguaje,
preexistente. Al principio es otro el que realiza la decodificación de las
necesidades del sujeto, para luego ser el propio sujeto el que extrae los
significantes del mundo, participando en su propio devenir.

Los autores plantean una paradoja: todo se conserva, pero al mismo tiempo,
todo se transforma. El fenómeno de la “reconsolidación mnésica” demuestra, al
menos experimentalmente, que la huella, una vez reactivada, puede modificarse
a corto plazo. La huella puede debilitarse, desconsolidarse, asociarse con otras
huellas, introduciendo una discontinuidad en el proceso mnésico que abre al
cambio. En otras palabras, lo que está determinado es lo indeterminado, lo
imprevisible. Estamos biológicamente determinados para no estar
completamente biológicamente determinados. Estamos abiertos a la
contingencia.

BIBLIOGRAFÍA

Álvarez González, M. A., Trápaga Ortega, M. y Morales Valiente, C. (2013)


Bases neurales del proceso cognitivo – afectivo. En Principios de neurociencias
para psicólogos. Buenos Aires: Paidós.
Ansermet, F., Magistretti, P. (2007) Neurociencias y Psicoanálisis. Cuadernos de
Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente. SEPYPNA. 43/44. 5-16

Kolb, B., Whishaw, I. (2006) Desarrollo y Plasticidad del cerebro. En


Neuropsicología Humana. Madrid: Edit. Médica Panamericana.

Arroyo, H. (2017) La plasticidad cerebral y los trastornos del neurodesarrollo. En


Neuropsicología infantil. Fejerman, N. y Grañana, N. (comps.) Buenos Aires:
Paidós.

Suburo, A. M. (2017) Desarrollo normal y patológico de la corteza cerebral. En


Neuropsicología infantil. Fejerman, N. y Grañana, N. (comps.) Buenos Aires:
Paidós.

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