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Carrera de medicina
Salud comunitaria IV
Revisión bibliográfica
Integrantes:
Natalia Amagua
Jacqueline Arguello
Dayana Cambisaca
Mireya Pinzón
Sthefania Rojas
Cristina Samaniego
Edison Sayay
Joselyn Silva
I. RESUMEN
La pandemia del COVID 19, ha traído consigo una serie de consecuencias a nivel
mundial, pues ha modificado completamente nuestro entorno, en todos los ámbitos posibles,
sanitario, económico y social; ante este hecho, la sociedad ha tenido que verse obligada a
tomar ciertas medidas de resguardo personal, para garantizar su integridad y su salud.
Ante estos cambios el ámbito social es el que más se ha visto afectado, pues al vernos
obligados inicialmente a entrar en un periodo de confinamiento, y posteriormente a mantener
el distanciamiento social de manera indefinida, ha logrado que nuestra salud mental se vea
notablemente afectada, pues la imposibilidad de retomar nuestra vida “normal” y el constante
miedo y amenaza a esta enfermedad han sido factores para llevar a un desequilibrio mental.
Dentro de los cambios más comunes que se han visto en la población durante la
pandemia, encontramos a los siguientes: estrés, ansiedad, depresión, suicidio, cambios
alimentarios, adicciones y ejercicio físico.
Dentro de estas, el punto clave para desencadenar una serie de eventos posteriores, es la
depresión, púes esta se ve notablemente afectada, debido a la perdida de seres queridos, del
trabajo, estancamiento de oportunidades y proyectos, o a su vez secuelas en su estado de
salud; estos eventos conjuntos a las pocas esperanzas de una solución definitiva de la
pandemia, producen que la depresión se agrave y esta pueda venir acompañada de episodios
de ansiedad, adicciones o incluso el suicidio.
Sin embargo, pese a que la salud mental se ha visto afectada de manera general en la
población, hay casos en los que las personas al verse inmersos en esta situación,
aprovecharon este tiempo para lograr hacer planes y utilizar el tiempo libre, creando hábitos
y costumbres positivas para su vida, como es el caso del ejercicio físico o el cambio de
patrones alimenticios.
II. INTRODUCCIÓN
La amenaza de una enfermedad ha preocupado tanto en nuestro entorno que nos hemos
visto obligados a llevar ciertas normas y a volverlas parte de nuestro diario vivir, tales como
evitar el contacto con otra persona, evitar multitudes, tomar distancia entre personas y demás
acciones que indirectamente, nos garantizan un grado de seguridad ante esta pandemia.
Sin embargo, adoptar estas nuevas medidas y el constante miedo al contagio, nos han
visto expuestos a aumentar nuestros niveles de ansiedad y ha ocasionado que nuestra salud
mental se vea notablemente afectada, pues nos volvemos más desconfiados a los
desconocidos, puede generar actitudes de xenofobia, obsesivo-compulsiva, aumentar niveles
de estrés, depresión, insomnio o incluso caer en vicios; así también, pudo colaborar en la
práctica de buenos hábitos como la práctica de ejercicio físico o mejorar patrones
alimenticios.
Estos patrones de cambio mental, ha influido de una u otra manera, con diferente
intensidad, en todas las personas de todas las edades, sin embargo, uno de los grupos más
afectados, han sido los jóvenes, pues al transformar todo su entorno social y educativo, han
sido quienes más cambios han tenido que someterse, enfrentando un mundo y sociedad
plenamente virtual, que han alterado no únicamente a su estilo de vida, sino a su
desenvolvimiento y capacidad educativa y profesional, pues pese a que la educación se ha
mantenido, la calidad de formación, se ha visto disminuida, debido a varios factores que
pueden o no involucrar directamente a la competencia integral del estudiante.
Es por esto que abarcar la influencia que ha tenido el confinamiento en la salud mental de
las personas, es de vital importancia, pues desde cierto panorama, es complicado retomar la
realidad pasada, pues tenemos constantes recordatorios que nos hace ver un enemigo
invisible recordándonos que existe el peligro, y pese a que de un modo u otro se ha logrado
adaptar a esta nueva realidad, aún falta mucho para llegar a un completo estado de equilibrio
mental.
III. DESARROLLO
1. REACCIONES ESTRESANTES
1.1.1 Estrés
Cabe destacar que en la actualidad vivimos en una sociedad que se impone la rapidez,
impaciencia y la ambición y en la que todo tiene que estar disponible al momento, gracias a
la biología del cuerpo humano que es capaz de adaptarse a estas situaciones es posible
sobrellevarlas, sin embargo, cuando 3se siente superado por las circunstancias, se origina un
desorden que deriva en trastornos. (Torrades, 2007)
(Perez, 2016)
La persona que este con estrés presenta varios cambios condutales tales como:
Problemas de memoria
Reacción de sobresalto
Dificultad para concentrarse
Pesadillas
Recuerdos fugaces (Fernandez, 2015)
(Gaeta, 2009)
1.7 Estrés en confinamiento por coronavirus
Las condiciones que acompañan a una pandemia incluyen distintas fuentes de estrés
para las personas. Los estudios sobre situaciones de estrés y emergencias permiten resumir
las principales variables implicadas en el impacto psicológico como las siguientes: el miedo
a la infección por virus y enfermedades, la manifestación de sentimientos de frustración y
aburrimiento, no poder cubrir las necesidades básicas y no disponer de información y pautas
de actuación claras. (Balluerka, 2020)
De acuerdo con el estudio de Sprang y Silman (2013), la población que ha vivido una
cuarentena durante enfermedades pandémicas es más propensa a presentar trastorno de estrés
agudo y de adaptación y dolor (el 30% con criterios de trastorno de estrés postraumático).
Trabajos informan del porcentaje de individuos que se ven afectados por dicho trastorno,
pero no se informa de otros posibles problemas que las personas puedan manifestar una vez
termine el confinamiento y que posiblemente afecten a un porcentaje mayor. Es esperable
que quienes tienen predisposición a manifestar determinados problemas, o que en el pasado
presentaron síntomas psicopatológicos específicos, tengan más riesgo de que dichos síntomas
afloren después de la cuarentena. El miedo al contagio, o incluso síntomas del trastorno
obsesivo-compulsivo, podrían ponerse de manifiesto en personas que han recibido un exceso
de información sobre la COVID-19 o información no adecuada a su edad, así como en
aquéllos que las rutinas de higiene para evitar el contagio han conseguido reducir su ansiedad
y miedo a la enfermedad. (Balluerka, 2020)
a) Aquellas que se pueden considerar afectaciones específicas por estar causadas por
uno o varios estímulos relacionados con el contexto de la COVID-19. Por ejemplo,
casos de personas con alteraciones emocionales o conductuales afectados por un
elevado estrés familiar. Nos referimos a situaciones donde la familia ha sufrido de
forma significativa por cuestiones económicas, sociales o de salud, incluyendo la
existencia de casos cercanos de contagio, hospitalización y duelo por el
fallecimiento de personas cercanas. (Balluerka, 2020)
b) Afectaciones de tipo inespecífico, en las que no es posible identificar un estímulo
desencadenante particular, más que el conjunto de cambios contextuales derivados
de la pandemia y del confinamiento. Pueden estar relacionadas con preocupación
de intensidad diversa y moderada sobre la salud, con el miedo al contagio propio
o de familiares, miedo o pesimismo respecto al futuro, sensación de vulnerabilidad
alta, malestar ante la incertidumbre, etc. (Balluerka, 2020)
2. DEPRESIÓN
Los expertos en salud mental coinciden en afirmar que la depresión por COVID-19 llegó
para quedarse. Especialistas afirman que la depresión aumentó por el COVID-19 y esto se
debe a que muchas personas están deprimidas porque perdieron salud, seres queridos, trabajo,
posibilidades en la vida, sueños y/o proyectos. Con la prolongación de la pandemia no saben
qué y cuándo los recuperarán. La cual se denomina depresión exógena y es producida por
elementos externos (Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga., 2020).
La depresión puede ser fácil de pasar por alto, especialmente en adolescentes, ya que los
adolescentes a menudo están de mal humor. Pero con la tristeza y la irritabilidad
comprensiblemente ampliadas durante esta crisis, las señales pueden ser aún más fáciles de
pasar por alto para los miembros de la familia, Del mismo modo, los adolescentes que tienen
dificultades para reconocer sus propios síntomas (Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga.,
2020).
En un estudio realizado el 14 % del total manifestaron tener afectaciones que los ubican
en este nivel. se lograron identificar algunos efectos derivados del aislamiento social, tales
como incremento del desaliento respecto a su futuro que viene acompañado de la pérdida de
placer e interés por las cosas que solían disfrutar; que sumado al aumento de las dudas al
momento de tomar decisiones, mayor sensación de cansancio físico e irritabilidad, junto con
sentimientos de culpa, que en algunas ocasiones han producido llanto como medio de
expresión, el cual terminan generando un panorama complejo. Adicionalmente, como
aspectos de mayor impacto se encuentran en al menos el 80 % de ellos que la tristeza ha
empezado a estar presente en mucho más tiempo del día, acompañado de la pérdida de
energía la cual compensa con el incremento en las horas de sueño, dificultad para mantenerse
concentrado en el desarrollo de una tarea y finalmente desórdenes alimenticios manifestados
principalmente en aumento del apetito (Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).
En el grupo de estudio el 3 % del total manifestaron tener síntomas asociados a este nivel.
Se resalta la pérdida del apetito que junto con la reducción en las horas dedicadas a dormir
generan aumento del pesimismo, sentimientos de tristeza, culpa e irritabilidad acompañado
de reducción en la concentración.
Según el estudio realizado en Colombia, con respecto al género las mujeres poseen
mayores porcentajes en los niveles de depresión mínima y leve, mientras que los hombres las
superan en los niveles de depresión moderada y grave, luego se podría afirmar que el
aislamiento social obligatorio ha afectado con mayor intensidad a los hombres. A demás de
acuerdo al estudio el grupo más afectado fue de 16 y 35 años (Núñez, Suárez, & Suárez,
2021).
Imagen N°6. Análisis de correlaciones entre las variables demográficas y los niveles de
depresión experimentado (Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).
2.8 Tratamiento
Hacer que los adolescentes reciban tratamiento para la depresión puede requerir
persistencia porque a menudo se sienten desesperanzados, y pueden tener dificultades para
creer que pueden mejorar. Pero el tratamiento realmente puede ayudar.
Otro desafío puede ser encontrar tratamiento, ya que la mayoría de los médicos no atienden
pacientes en persona durante la crisis. Pero muchos han comenzado a ver a los pacientes a
través de la telemedicina, en línea o por mensaje de texto o teléfono durante la crisis del
coronavirus, y la terapia a través de la telemedicina también ha demostrado ser efectiva
(Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga., 2020).
3. SUICIDIO
Según la OPS la pandemia del coronavirus puede llegar a agravar los factores de riesgo
de llegar a esa decisión, por lo que instó a las personas a hablar del tema de manera abierta y
responsable, a permanecer en contacto durante los periodos de distanciamiento físico y a
conocer las señales de alerta para prevenirlo.
Los recientes estudios con los que cuenta la Organización demuestran un aumento de la
angustia, la ansiedad y la depresión, en particular entre los trabajadores de la salud. Estos
síntomas, además de la violencia, los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de
sustancias y los sentimientos de pérdida, son factores importantes que pueden aumentar el
riesgo de que una persona decida quitarse la vida. (ONU, 2020)
La OPS advierte que la mayoría de los suicidios vienen precedidos de señales verbales o
de conducta. Entre ellos desatacan hablar sobre el deseo de morir, sentir una gran culpa o
vergüenza, o pensarse una carga para los demás.
Otros síntomas de alerta son sentirse vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir;
sentirse extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira; así como con un dolor
insoportable, ya sea emocional o físico.
Del mismo modo, también pueden ser señales de advertencia los cambios de
comportamiento como planificar o investigar formas de morir; alejarse de los amigos, decir
adiós, regalar artículos importantes o hacer un testamento; hacer cosas muy arriesgadas como
conducir con una rapidez extrema; mostrar cambios de humor extremos; comer o dormir
demasiado o muy poco; y consumir drogas o alcohol con más frecuencia. (ONU, 2020)
Si una persona cree detectar señales de advertencia de suicidio en ella misma o en alguien
conocido, debe buscar ayuda de un profesional de la salud a la mayor rapidez posible.
4. ANSIEDAD
4.1 Concepto
Las causas de los trastornos de ansiedad no son totalmente conocidas, pero pueden estar
implicados los siguientes factores:
La ansiedad suele ser una característica familiar. Los médicos creen que esta tendencia a
la ansiedad puede ser en parte hereditaria, pero también es probable que tenga un componente
aprendido al vivir con personas ansiosas (Barnhill, 2020).
El enfermo terminal también puede padecer ansiedad, como resultado del miedo a la
muerte, al dolor y a las dificultades respiratorias.
Algunas de las sustancias que pueden provocar ansiedad son las siguientes:
- Alcohol
- Estimulantes (como anfetaminas)
- Cafeína
- Cocaína
- Muchos de los medicamentos de venta con receta, como los corticoesteroides
- Algunos productos adelgazantes de venta libre, como los que contienen hierba de
guaraná, cafeína o ambos
La abstinencia de alcohol o sedantes, como las benzodiazepinas (utilizadas para tratar los
trastornos de ansiedad; véase la entrada apropiada en la tabla Fármacos utilizados para el
tratamiento de los trastornos de ansiedad), pueden causar ansiedad y otros síntomas, como
insomnio e inquietud (Barnhill, 2020).
4.4 Síntomas
4.5 Prevención
Practicar ejercicio físico de forma regular, en especial al aire libre, también ayuda a
despejar la mente y evitar los sentimientos ansiosos (Sanchez, 2020).
Del mismo modo, las técnicas de relajación ayudan a combatir la aparición de crisis. Se
pueden aprender de la mano de profesionales o de manera autodidacta, mediante libros y
material audiovisual de autoayuda (Sanchez, 2020).
4.6 Diagnóstico
4.6.1 Criterios diagnósticos:
Los trastornos de ansiedad se tratan con tratamiento farmacológico junto con terapia
psicológica cognitivo-conductual (Sanchez, 2020).
5.1 Problematica
Las alteraciones en los hábitos debido al confinamiento en su mayoría pueden tener
consecuencias negativas; entre las comunes están el riesgo de contraer enfermedades
crónicas, como la diabetes, metabólicas y respiratorias, debido a los ritmos circadianos.
Adicionalmente, (Barazzoni, et al. 2020) establecen que la cuarentena puede conducir a un
incremento en riesgos y condiciones crónicas de salud, aumento de peso, pérdida de masa
muscular, esquelética y fuerza, además de la pérdida de competencias inmunológicas.
(Can Koç y Serin 2020), en un estudio sobre los comportamientos alimenticios y los
estados de depresión en estudiantes universitarios durante el confinamiento, supieron
manifestar que los hábitos nutricionales se establecen según las características de la sociedad,
las condiciones de vida y el desbalance alimenticio. A consecuencia de estos se pueden
producir desórdenes alimenticios, siendo más presente durante la juventud por la mayor
cantidad de problemas sociales, mentales y físicos, por lo que el rango de edad más relevante
donde se presentan los desórdenes alimenticios o problemas relacionados es entre los 12 y
25 años.
En dicho periodo los alimentos más consumidos fueron los enlatados, pasta, harina,
huevos, leche y alimentos congelados. Hubo una disminución de ventas de productos frescos,
como frutas y verduras.
5.2.2 Chile
En Chile, (Caamaño, et al. 2020), realizó un estudio en 700 residentes en Chile, entre los
18 y 62 años. El cual revelo que se han tenido un bajo consumo de agua y alto de alcohol
(30% de la muestra lo consumió diariamente), además de la ingesta de comida chatarra/frita
entre 1 y 2 veces por semana (62,9% y 59,9%), las cuales contienen alto contenido de
azúcares, grasas saturadas y sodio, así como bajo o nulo aporte en micronutrientes, por lo
cual su peso corporal tuvo un aumento.
5.2.3 México
5.3 Análisis
Esto es especialmente importante para los enfermos crónicos, que son los más afectados
por «el enemigo». No obstante, esta cuestión no está resuelta y se requieren más estudios
para clarificar si algún tipo de ejercicio (cantidad, intensidad) aumenta la susceptibilidad a la
infección. Mantener un buen nivel de actividad física es clave para abordar la conducta
sedentaria, así como para mitigar el impacto psicológico de la cuarentena, ya que el
sedentarismo tiene un conocido efecto perjudicial en la función cardiovascular (S.K. Brooks,
2020).
Para mejorar la salud y el bienestar, la OMS recomienda los siguientes niveles de actividad
física en función de la edad:
Menores de 1 año
Todos los niños pequeños deben realizar actividades físicas de cualquier nivel de
intensidad durante al menos 180 minutos al día.
Los niños de 3 a 4 años deben dedicar al menos 60 minutos de ese tiempo a
actividades de intensidad moderada o alta (OMS, OMS, 2021).
Todos los niños y adolescentes deben practicar una actividad física de intensidad
moderada o alta durante un mínimo de 60 minutos diarios.
Al menos 3 días por semana, esto debe incluir actividades que fortalezcan los
músculos y huesos.
Hacer ejercicio durante más de 60 minutos diarios aporta beneficios adicionales para
la salud (OMS, OMS, 2021).
Todos los adultos deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física
de intensidad moderada, o al menos 75 minutos semanales de ejercicio de alta
intensidad.
Para obtener beneficios adicionales para la salud, los adultos deben incrementar el
tiempo de ejercicio hasta 300 minutos semanales de actividad física moderada o su
equivalente.
Para mejorar y mantener la salud del aparato locomotor, se deben realizar 2 o más
días por semana actividades que fortalezcan los principales grupos musculares.
Además, las personas mayores con problemas de movilidad deben realizar ejercicios
para mejorar el equilibrio y prevenir las caídas 3 o más días a la semana (OMS, OMS,
2021).
7. Tabaquismo
Se denominan productos del tabaco los que están hechos total o parcialmente con tabaco,
sean para fumar, chupar, masticar o esnifar. Todos contienen nicotina, un ingrediente
psicoactivo muy adictivo. El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo
de varias enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades pulmonares y
cardiovasculares. A pesar de ello, su consumo está muy extendido en todo el mundo. Varios
países disponen de leyes que restringen la publicidad del tabaco, regulan quién puede
comprar y consumir productos del tabaco, y dónde se puede fumar. (OMS, Organización
mundial de la salud, 2021)
Según revelan los datos del Estudio Framingham, los fumadores tienen mayor mortalidad
cardiovascular que los no fumadores y mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares, tales
como el infarto del miocardio y la muerte súbita, además de la incidencia de hipertensión
arterial. El consumo de cigarrillos es la principal causa de vasculopatía. Las elevadas dosis
de carboxihemoglobina en sangre están íntimamente relacionadas con el grado de
enfermedad. Dejar de fumar reduce significativamente el riesgo de padecer este proceso y
mejora considerablemente su pronóstico. (Lugones & Ramirez, 2006)
Las drogas fumadas (tabaco, cannabis, pasta base de cocaína, crack, entre otras)
ocasionan enfermedad respiratoria, con mayor susceptibilidad a infecciones virales y
bacterianas. El tabaquismo se ha asociado a un mayor riesgo para adquirir la infección por
CoV-2, así como un factor de peor pronóstico en el curso del COVID-19. El potencial riesgo
se extiende, además, al uso de cigarrillos electrónicos (vaping). El consumo grupal, en
ambientes frecuentemente mal ventilados, sin respetar las distancias recomendadas, así como
el hecho de compartir los dispositivos de consumo (cigarrillos, pipas) también incrementa la
transmisibilidad del virus. (Rodriguez, 2020)
7. Alcoholismo
En el cuadro 7 se indica la prevalencia del consumo de alcohol por sexo para la muestra
total y según las cuatro subregiones para el 2019 y durante la pandemia en el 2020. En
términos generales, la prevalencia es menor durante la pandemia en comparación con la del
último año.
Cuadro 7. Prevalencia del consumo de alcohol por subregiones durante la pandemia
Lugones, M., & Ramirez, M. (2006). Las consecuencias del tabaquismo . Revista cubana de
higiene y epidemiología.
Núñez, R. P., Suárez, A. A., & Suárez, C. A. (2021). Efectos depresivos del aislamiento
preventivo obligatorio asociados a la pandemia del Covid-19 en docentes y
estudiantes de una universidad pública en Colombia. Psicogente.
doi:https://doi.org/10.17081/psico.24.45.4156
S.K. Brooks, R. W. (2020). The psychological impact of quarantine and how to reduce it:
rapid review of the evidence. The Lancet.
Torrades, S. (2007). Estres y burn out. ELSEVIER, 26(10), 104- 107. Recuperado el 2021, de
https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-pdf-13112896