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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CHIMBORAZO

Facultad de ciencias de la salud

Carrera de medicina

Salud comunitaria IV

El confinamiento y su influencia en la salud de los estudiantes de la carrera de Medicina


de la UNACH

Revisión bibliográfica

Integrantes:

Natalia Amagua

Jacqueline Arguello

Dayana Cambisaca

Mireya Pinzón

Sthefania Rojas

Cristina Samaniego

Edison Sayay

Joselyn Silva
I. RESUMEN

La pandemia del COVID 19, ha traído consigo una serie de consecuencias a nivel
mundial, pues ha modificado completamente nuestro entorno, en todos los ámbitos posibles,
sanitario, económico y social; ante este hecho, la sociedad ha tenido que verse obligada a
tomar ciertas medidas de resguardo personal, para garantizar su integridad y su salud.

Ante estos cambios el ámbito social es el que más se ha visto afectado, pues al vernos
obligados inicialmente a entrar en un periodo de confinamiento, y posteriormente a mantener
el distanciamiento social de manera indefinida, ha logrado que nuestra salud mental se vea
notablemente afectada, pues la imposibilidad de retomar nuestra vida “normal” y el constante
miedo y amenaza a esta enfermedad han sido factores para llevar a un desequilibrio mental.

Dentro de los cambios más comunes que se han visto en la población durante la
pandemia, encontramos a los siguientes: estrés, ansiedad, depresión, suicidio, cambios
alimentarios, adicciones y ejercicio físico.

Dentro de estas, el punto clave para desencadenar una serie de eventos posteriores, es la
depresión, púes esta se ve notablemente afectada, debido a la perdida de seres queridos, del
trabajo, estancamiento de oportunidades y proyectos, o a su vez secuelas en su estado de
salud; estos eventos conjuntos a las pocas esperanzas de una solución definitiva de la
pandemia, producen que la depresión se agrave y esta pueda venir acompañada de episodios
de ansiedad, adicciones o incluso el suicidio.

Se conoce que desde el inicio de la crisis sanitaria el índice de suicidios ha aumentado


notablemente, pues debido al confinamiento, la angustia, depresión y ansiedad han sido uno
de los factores más fuertes para llegar a esta decisión, incluso en hogares en los que existe
violencia intrafamiliar o abuso de sustancias, al verse acentuado este determinante, se han
visto inversos en la idea de quitarse la vida.

Sin embargo, pese a que la salud mental se ha visto afectada de manera general en la
población, hay casos en los que las personas al verse inmersos en esta situación,
aprovecharon este tiempo para lograr hacer planes y utilizar el tiempo libre, creando hábitos
y costumbres positivas para su vida, como es el caso del ejercicio físico o el cambio de
patrones alimenticios.

II. INTRODUCCIÓN

La pandemia del COVID 19 conocida popularmente como coronavirus, se ha expandido


por todo el mundo, dejando una serie de secuelas que han transformado la realidad que
conocíamos y extrapolando completamente el servicio sanitario y económico. Sin embargo,
uno de los campos más afectados, ha sido el ámbito social, pues el efecto que ha traído
consigo, nos ha dejado un panorama completamente distinto

La amenaza de una enfermedad ha preocupado tanto en nuestro entorno que nos hemos
visto obligados a llevar ciertas normas y a volverlas parte de nuestro diario vivir, tales como
evitar el contacto con otra persona, evitar multitudes, tomar distancia entre personas y demás
acciones que indirectamente, nos garantizan un grado de seguridad ante esta pandemia.

Sin embargo, adoptar estas nuevas medidas y el constante miedo al contagio, nos han
visto expuestos a aumentar nuestros niveles de ansiedad y ha ocasionado que nuestra salud
mental se vea notablemente afectada, pues nos volvemos más desconfiados a los
desconocidos, puede generar actitudes de xenofobia, obsesivo-compulsiva, aumentar niveles
de estrés, depresión, insomnio o incluso caer en vicios; así también, pudo colaborar en la
práctica de buenos hábitos como la práctica de ejercicio físico o mejorar patrones
alimenticios.

Estos patrones de cambio mental, ha influido de una u otra manera, con diferente
intensidad, en todas las personas de todas las edades, sin embargo, uno de los grupos más
afectados, han sido los jóvenes, pues al transformar todo su entorno social y educativo, han
sido quienes más cambios han tenido que someterse, enfrentando un mundo y sociedad
plenamente virtual, que han alterado no únicamente a su estilo de vida, sino a su
desenvolvimiento y capacidad educativa y profesional, pues pese a que la educación se ha
mantenido, la calidad de formación, se ha visto disminuida, debido a varios factores que
pueden o no involucrar directamente a la competencia integral del estudiante.

Es por esto que abarcar la influencia que ha tenido el confinamiento en la salud mental de
las personas, es de vital importancia, pues desde cierto panorama, es complicado retomar la
realidad pasada, pues tenemos constantes recordatorios que nos hace ver un enemigo
invisible recordándonos que existe el peligro, y pese a que de un modo u otro se ha logrado
adaptar a esta nueva realidad, aún falta mucho para llegar a un completo estado de equilibrio
mental.

III. DESARROLLO
1. REACCIONES ESTRESANTES
1.1.1 Estrés

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como «el conjunto de


reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción». En términos globales se
trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia. Cualquier cambio o
circunstancia diferente que se presente ante nuestras vidas, como cambiar de trabajo, hablar
en público, presentarse a una entrevista o cambiar de residencia, puede generar estrés.
Aunque también dependerá del estado físico y psíquico de cada individuo. (Torrades, 2007)

Fisiológicamente un grado de estrés estimula al organismo para que se alcance el estado


basal de esta forma cuando el estímulo haya cesado. Se vuelve patológico cuando este
estimulo de presión se mantiene por largos periodos y llega a un estado de resistencia. Las
actividades que pueden llevar a un estado son en circunstancias como sobrecarga de trabajo,
presiones económicas (amenazas), llevando a un estado de incomodidad. Estas sensaciones
al mantenerse en el tiempo llevan al individuo a un agotamiento físico, psicológico, lo que
produce alteraciones funcionales y orgánicas del individuo. (Torrades, 2007)

Cabe destacar que en la actualidad vivimos en una sociedad que se impone la rapidez,
impaciencia y la ambición y en la que todo tiene que estar disponible al momento, gracias a
la biología del cuerpo humano que es capaz de adaptarse a estas situaciones es posible
sobrellevarlas, sin embargo, cuando 3se siente superado por las circunstancias, se origina un
desorden que deriva en trastornos. (Torrades, 2007)

1.2. Síntomas físicos

En una reacción de estrés se produce siempre un trastorno psicosomático: aquél que,


teniendo un origen psicológico, presenta síntomas fisiológicos y produce alteraciones a nivel
corporal. El trastorno psicosomático se caracteriza por el estado de tensión excesiva, en el
que siempre aparece la ansiedad. (Gaeta, 2009)

Tabla N° 1: Sintomas fisicos de estrés

(Perez, 2016)

1.3 Alteraciones conductuales

La persona que este con estrés presenta varios cambios condutales tales como:

 Conducta alimentaria irregular


 Abuso de drogas, fármacos y alcohol
 Conductas violentas como agresión, actitud defensiva y cinismo
 Absentismo laboral
 Inquietud
 Trastornos del sueño
 Lapsos de llanto

En ocasiones surgen conductas paradójicas defensivas, como el desarrollo excesivo


de aficiones, la dedicación creciente al estudio para liberarse de la rutina. (Torrades, 2007)

1.4 Alteraciones emocionales

Los principales cambios emocionales que presenta una persona son:


 Ansiedad
 Depresión
 Irritabilidad
 Baja autoestima
 Falta de motivación
 Dificultades de concentración
 Ira, temor, culpa
 Distanciamiento emocional
 Sentimientos de frustración profesional
 Deseos de abandonar el trabajo o actividades académicas. (Torrades, 2007)

1.5 Reacciones de pensamiento

 Problemas de memoria
 Reacción de sobresalto
 Dificultad para concentrarse
 Pesadillas
 Recuerdos fugaces (Fernandez, 2015)

1.6 Situaciones estresantes en adolescentes

La adolescencia es un periodo de cambios constantes, lo que genera inestabilidad. Es


una etapa que resulta crucial en el desarrollo vital, ya que, en ella, en gran medida se
configuran ideales de la vida que después van a construir la identidad personal adulta.
(Gatoigordobil, 2001). Estos cambios han evidenciado la aparición de problemas
emocionales, relacionados con los altos niveles de estrés a los que se encuentran expuestos,
ex poniendo su bienestar. Cada individuo dependiendo de la personalidad, determina si es un
suceso estresante, así que las teorías interaccionistas han conceptualizado al afrontamiento
como un proceso por el cual la persona aprecia o evalúa la situación y su relevancia para ella
en términos de amenaza o reto, valora los recurso y posibles respuestas que puede ofrecer y
elige una de tales respuestas a fin de lograr un cambio de dicha situación. De esta forma el
afrontamiento del estrés puede ser tanto condutal, mediante comportamientos activos que
permiten hacer frente a la situación, como incognito, suponiendo este último una
reformulación o replanteamiento del modo en que la situación es elevada. (Gaeta, 2009)

Las habilidades, afrontamiento, recursos y habilidades sociales de cada individuo para


resolver problemas, Las como las creencias, valores, limitaciones personales, ambientales y
el grado de amenaza percibido pueden utilizar varias estrategias para afrontar esta situación
de estrés. (Gaeta, 2009)

Tabla N°2: Estilos y estrategias de afrontamiento en adolescentes


(Frydenberg y Lewis, 1997)

(Gaeta, 2009)
1.7 Estrés en confinamiento por coronavirus

El confinamiento en el hogar es una situación sin precedentes recientes en nuestro


país, y es previsible que tenga un importante impacto en el bienestar físico y psicológico. La
paralización de la actividad económica, el cierre de centros educativos y el confinamiento de
toda la población durante semanas ha supuesto una situación extraordinaria y con múltiples
estímulos generadores de estrés. Durante el confinamiento, los dos factores que más afectan
al bienestar físico y psicológico son la pérdida de hábitos y rutinas y el estrés psicosocial, de
acuerdo con el primer estudio que analiza el impacto psicológico de la cuarentena por
COVID-19 en China. La interrupción de hábitos durante el confinamiento y la instauración
de otros poco saludables (p.ej. malos hábitos alimenticios, patrones de sueño irregulares,
sedentarismo y mayor uso de las pantallas) pueden derivar en problemas físicos. (Balluerka,
2020)

Las condiciones que acompañan a una pandemia incluyen distintas fuentes de estrés
para las personas. Los estudios sobre situaciones de estrés y emergencias permiten resumir
las principales variables implicadas en el impacto psicológico como las siguientes: el miedo
a la infección por virus y enfermedades, la manifestación de sentimientos de frustración y
aburrimiento, no poder cubrir las necesidades básicas y no disponer de información y pautas
de actuación claras. (Balluerka, 2020)

De acuerdo con el estudio de Sprang y Silman (2013), la población que ha vivido una
cuarentena durante enfermedades pandémicas es más propensa a presentar trastorno de estrés
agudo y de adaptación y dolor (el 30% con criterios de trastorno de estrés postraumático).
Trabajos informan del porcentaje de individuos que se ven afectados por dicho trastorno,
pero no se informa de otros posibles problemas que las personas puedan manifestar una vez
termine el confinamiento y que posiblemente afecten a un porcentaje mayor. Es esperable
que quienes tienen predisposición a manifestar determinados problemas, o que en el pasado
presentaron síntomas psicopatológicos específicos, tengan más riesgo de que dichos síntomas
afloren después de la cuarentena. El miedo al contagio, o incluso síntomas del trastorno
obsesivo-compulsivo, podrían ponerse de manifiesto en personas que han recibido un exceso
de información sobre la COVID-19 o información no adecuada a su edad, así como en
aquéllos que las rutinas de higiene para evitar el contagio han conseguido reducir su ansiedad
y miedo a la enfermedad. (Balluerka, 2020)

1.8 Situaciones de afectación psicológica que pueden darse durante y tras el


confinamiento.

a) Aquellas que se pueden considerar afectaciones específicas por estar causadas por
uno o varios estímulos relacionados con el contexto de la COVID-19. Por ejemplo,
casos de personas con alteraciones emocionales o conductuales afectados por un
elevado estrés familiar. Nos referimos a situaciones donde la familia ha sufrido de
forma significativa por cuestiones económicas, sociales o de salud, incluyendo la
existencia de casos cercanos de contagio, hospitalización y duelo por el
fallecimiento de personas cercanas. (Balluerka, 2020)
b) Afectaciones de tipo inespecífico, en las que no es posible identificar un estímulo
desencadenante particular, más que el conjunto de cambios contextuales derivados
de la pandemia y del confinamiento. Pueden estar relacionadas con preocupación
de intensidad diversa y moderada sobre la salud, con el miedo al contagio propio
o de familiares, miedo o pesimismo respecto al futuro, sensación de vulnerabilidad
alta, malestar ante la incertidumbre, etc. (Balluerka, 2020)

1.9 Estudios de estrés por el confinamiento

El primero consistió en una encuesta a 1.210 personas en la que el 53% valoraba el


impacto psicológico de la situación como moderado-grave, el 16% refería síntomas
depresivos entre moderados o graves, el 28% síntomas de ansiedad moderados o graves y el
8% niveles de estrés moderados o graves. Para la mayoría la principal preocupación (75%)
fue que sus familiares se contagiaran de coronavirus. (Balluerka, 2020)

En otro estudio con residentes de Wuhan y ciudades cercanas realizado un mes


después de que se declarara el brote de COVID-19, hallaron una prevalencia de síntomas de
estrés postraumático del 7% (Liu et al., 2020). En tercer lugar, el mismo grupo y con una
muestra más amplia de 2.091 personas, perteneciente a la China continental, hallaron una
prevalencia de síntomas de estrés postraumático agudo un mes después del brote de COVID-
19 del 4,6%. (Balluerka, 2020)
El primer estudio con población infantil española concluyó que el 89% de niños
presentaban alteraciones conductuales o emocionales como resultado del confinamiento
(Orgilés et al., 2020). Si tras la cuarentena se mantienen rutinas y hábitos saludables, y se
proporcionaron los apoyos necesarios por parte de los cuidadores, será esperable que la
mayoría de los individuos recuperen su funcionamiento normal (Barlett, Griffin y Thomson,
2020), si bien es posible que una minoría pueda necesitar apoyo psicológico tras el
confinamiento, especialmente quienes ya presentaban problemas psicológicos (p.ej. traumas
previos, ansiedad o depresión), trastornos del desarrollo, aquellos con cuidadores con
inestabilidad económica o psicopatología previa. En el caso de los niños separados de sus
cuidadores durante la epidemia o que han sufrido la pérdida de un ser querido serán más
propensos a presentar problemas psicológicos, miedo a la infección y ansiedad por
separación, por lo que posiblemente necesitarán atención psicológica especializada.
(Balluerka, 2020)

2. DEPRESIÓN

Los expertos en salud mental coinciden en afirmar que la depresión por COVID-19 llegó
para quedarse. Especialistas afirman que la depresión aumentó por el COVID-19 y esto se
debe a que muchas personas están deprimidas porque perdieron salud, seres queridos, trabajo,
posibilidades en la vida, sueños y/o proyectos. Con la prolongación de la pandemia no saben
qué y cuándo los recuperarán. La cual se denomina depresión exógena y es producida por
elementos externos (Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga., 2020).

2.1 Casos durante el confinamiento

Adolescentes con cuadros depresivos previos, que no habían tenido contacto


anteriormente con el servicio de salud mental, habían requerido hospitalización durante el
confinamiento, mientras otros que no tenían psicopatologías previas, o aquellos con síntomas
depresivos subsindrómicos, a raíz de la pandemia habían desarrollado psicopatologías
graves. Si antes podían distraerse de los pensamientos negativos saliendo con amigos o
practicando deportes o actividades culturales fuera del hogar, el confinamiento hizo que sus
preocupaciones y sensación de aislamiento se multiplicaran. De la misma forma, en los
servicios de urgencias del hospital se detectó un aumento en las tentativas suicidas por
precipitación (Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga., 2020).

2.2 Señales de depresión:

La depresión puede ser fácil de pasar por alto, especialmente en adolescentes, ya que los
adolescentes a menudo están de mal humor. Pero con la tristeza y la irritabilidad
comprensiblemente ampliadas durante esta crisis, las señales pueden ser aún más fáciles de
pasar por alto para los miembros de la familia, Del mismo modo, los adolescentes que tienen
dificultades para reconocer sus propios síntomas (Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga.,
2020).

2.2.1 Los síntomas de la depresión incluyen:


 Tristeza o irritabilidad inusuales y persistentes, incluso cuando las circunstancias
cambian
 Pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutaron; sentimientos de
anticipación reducidos
 Cambios en el peso
 Cambios en los patrones de sueño
 Pereza
 Autoevaluación negativa (“Soy feo. No soy bueno. Nunca haré amigos”.)
 Sentimientos de inutilidad, desesperanza
 Pensamientos o intentos de suicidio

2.3 Características asociadas al nivel de depresión mínima

En un estudio realizado el 76 % del total manifestaron tener síntomas asociados a este


nivel, En los cuales se atribuyen como efectos derivados del aislamiento social preventivo,
el experimentar: aumento de la tristeza en mucho más momentos del día, no disfrutar en la
misma medida de las cosas como lo sentía antes, sentirse más inquieto; lo que desencadena
mayor tensión, sensación de cansancio más frecuentemente y mayor dificultad para
mantenerse concentrado en el desarrollo de actividades; pero los rasgos más representativos
son la pérdida de sueño en el 39 % y el aumento del apetito en el 29 % de los casos (Núñez,
Suárez, & Suárez, 2021).

Imagen N°3. Descripción de los indicadores de la escala en el nivel de depresión mínima


(Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).

2.4 Características asociadas al nivel de depresión leve

En un estudio realizado el 14 % del total manifestaron tener afectaciones que los ubican
en este nivel. se lograron identificar algunos efectos derivados del aislamiento social, tales
como incremento del desaliento respecto a su futuro que viene acompañado de la pérdida de
placer e interés por las cosas que solían disfrutar; que sumado al aumento de las dudas al
momento de tomar decisiones, mayor sensación de cansancio físico e irritabilidad, junto con
sentimientos de culpa, que en algunas ocasiones han producido llanto como medio de
expresión, el cual terminan generando un panorama complejo. Adicionalmente, como
aspectos de mayor impacto se encuentran en al menos el 80 % de ellos que la tristeza ha
empezado a estar presente en mucho más tiempo del día, acompañado de la pérdida de
energía la cual compensa con el incremento en las horas de sueño, dificultad para mantenerse
concentrado en el desarrollo de una tarea y finalmente desórdenes alimenticios manifestados
principalmente en aumento del apetito (Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).

Imagen N°4. Descripción de los indicadores de la escala en el nivel de depresión leve


(Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).

2.5 Características asociadas al nivel de depresión moderada

En el grupo de estudio en Colombia el 6% del total manifestaron tener afectaciones que


los ubican en este nivel. De este grupo el 50% presento deseos suicidas y la pérdida del interés
hacía el sexo. Asimismo, manifiestan sentirse fracasados, llevándolos al punto de llorar (esto
se evidencia en el 53 % de los casos). Se destacan otras afectaciones adicionales como el
aumento del pesimismo, sentimientos de culpa, pérdida de interés, indecisión, irritabilidad y
cansancio físico; pero en al menos el 90 % de los encuestados ubicados en este nivel se ha
identificado la fuerte presencia de sentimientos de tristeza, pérdida de placer, concentración
y energía junto con una reducción del sueño que termina propiciando cambios en el apetito
los cuales se han manifestado en los dos casos extremos, por un lado el aumento en la ingesta
de alimentos mientras que en otros, ha sido la pérdida del interés por el consumo (Núñez,
Suárez, & Suárez, 2021).

2.6 Características asociadas al nivel de depresión grave

En el grupo de estudio el 3 % del total manifestaron tener síntomas asociados a este nivel.
Se resalta la pérdida del apetito que junto con la reducción en las horas dedicadas a dormir
generan aumento del pesimismo, sentimientos de tristeza, culpa e irritabilidad acompañado
de reducción en la concentración.

Imagen N°5. Descripción de los indicadores de la escala en el nivel de depresión grave


(Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).
2.7 Variables demográficas

Según el estudio realizado en Colombia, con respecto al género las mujeres poseen
mayores porcentajes en los niveles de depresión mínima y leve, mientras que los hombres las
superan en los niveles de depresión moderada y grave, luego se podría afirmar que el
aislamiento social obligatorio ha afectado con mayor intensidad a los hombres. A demás de
acuerdo al estudio el grupo más afectado fue de 16 y 35 años (Núñez, Suárez, & Suárez,
2021).

Imagen N°6. Análisis de correlaciones entre las variables demográficas y los niveles de
depresión experimentado (Núñez, Suárez, & Suárez, 2021).

2.8 Tratamiento

Hacer que los adolescentes reciban tratamiento para la depresión puede requerir
persistencia porque a menudo se sienten desesperanzados, y pueden tener dificultades para
creer que pueden mejorar. Pero el tratamiento realmente puede ayudar.

Otro desafío puede ser encontrar tratamiento, ya que la mayoría de los médicos no atienden
pacientes en persona durante la crisis. Pero muchos han comenzado a ver a los pacientes a
través de la telemedicina, en línea o por mensaje de texto o teléfono durante la crisis del
coronavirus, y la terapia a través de la telemedicina también ha demostrado ser efectiva
(Ozamiz, Santamaria, Picaza, & Idoiaga., 2020).
3. SUICIDIO
Según la OPS la pandemia del coronavirus puede llegar a agravar los factores de riesgo
de llegar a esa decisión, por lo que instó a las personas a hablar del tema de manera abierta y
responsable, a permanecer en contacto durante los periodos de distanciamiento físico y a
conocer las señales de alerta para prevenirlo.

Los recientes estudios con los que cuenta la Organización demuestran un aumento de la
angustia, la ansiedad y la depresión, en particular entre los trabajadores de la salud. Estos
síntomas, además de la violencia, los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de
sustancias y los sentimientos de pérdida, son factores importantes que pueden aumentar el
riesgo de que una persona decida quitarse la vida. (ONU, 2020)

Desde el inicio de la crisis sanitaria y con corte hasta el 3 de noviembre, a través de la


línea única para emergencias 9-1-1 se han reportado 220 suicidios y también se han recibido
429 alertas de intentos se suicidios/autolíticos.

Se conoce como conducta autolítica a la presencia persistente en un individuo de


pensamientos o ideas encaminadas a cometer suicidio. Autolítico es un término de la biología
que se aplica en la medicina y en la psiquiatría y en este ámbito se denomina intento autolítico
al intento de suicidio. (Ecu911, 2020)

Recuperado de: https://www.expreso.ec/actualidad/2020-ano-suicidio-pandemia-salud-mental-103306.html


3.1 Señales de posible suicidio

La OPS advierte que la mayoría de los suicidios vienen precedidos de señales verbales o
de conducta. Entre ellos desatacan hablar sobre el deseo de morir, sentir una gran culpa o
vergüenza, o pensarse una carga para los demás.

Otros síntomas de alerta son sentirse vacío, sin esperanza, atrapado o sin razón para vivir;
sentirse extremadamente triste, ansioso, agitado o lleno de ira; así como con un dolor
insoportable, ya sea emocional o físico.

Del mismo modo, también pueden ser señales de advertencia los cambios de
comportamiento como planificar o investigar formas de morir; alejarse de los amigos, decir
adiós, regalar artículos importantes o hacer un testamento; hacer cosas muy arriesgadas como
conducir con una rapidez extrema; mostrar cambios de humor extremos; comer o dormir
demasiado o muy poco; y consumir drogas o alcohol con más frecuencia. (ONU, 2020)

3.2 Causas prominentes

La depresión es la antesala del suicidio, Primero se manifiesta con el estrés, luego la


ansiedad. Las causas no son tan complicadas de entender, los seres humanos son seres
sociables y en este año eso se ha limitado, además que la violencia doméstica y el consumo
de estupefacientes ha aumentado considerablemente. Lo más grave es que las personas están
expuestas a un entorno convulsionado por la pandemia en el que incluso, no solo tienen que
soportar la muerte, sino una muerte sin despedidas. (ROBLES, 2021)

La epidemia de síndrome respiratorio agudo severo generada en 2003, se ha asociado al


aumento del 30 por ciento en las causas de suicidio por parte de las personas de 65 años y
mayores. Además, varios informes médicos han esclarecido que el 55 por ciento de los
pacientes recuperados permanecieron ansiosos, “eventos que están ligados directamente al
intento, ideas suicidas y al suicidio mismo. Por lo que sería plausible considerar que la
cuarentena tenga efectos que incluyan suicidio y autolesiones”.
3.3 Aspectos controversiales en la pandemia

El especialista ha constatado que, el abuso de alcohol, el consumo de sustancias, juegos


de azar en las redes, violencia doméstica y abuso infantil se ha incrementado en esta época,
donde los riesgos psicosociales como: desconexión social, falta del significado de la relación,
acoso cibernético, estrés económico, falta de empleo, duelo, pérdida, entre otros, han sido las
principales causas de agravantes en el estado de ánimo de la población.

3.4 Cómo prevenir el suicidio

En el ámbito personal, la prevención del suicidio pasa por la detección y tratamiento


tempranos de la depresión y de los problemas ocasionados por el consumo de alcohol. En el
caso de las personas que intentaron quitarse la vida anteriormente, hace falta realizar un
seguimiento.

Si una persona cree detectar señales de advertencia de suicidio en ella misma o en alguien
conocido, debe buscar ayuda de un profesional de la salud a la mayor rapidez posible.

Otras medidas para tener en cuenta en la prevención del suicidio son:

 Eliminar las barreras que dificultan el acceso a la atención en salud mental.


 Limitar el acceso a los medios para suicidarse.
 Brindar información veraz y apropiada sobre el tema en los medios de comunicación.
 Reducir el estigma asociado a la búsqueda de ayuda. (ONU, 2020)

4. ANSIEDAD
4.1 Concepto

El término ansiedad puede referirse a un síntoma, a un rasgo de personalidad o a un


trastorno. La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que nos permite ponernos alerta
ante sucesos comprometidos. En realidad, un cierto grado de ansiedad proporciona un
componente adecuado de precaución en situaciones especialmente peligrosas. Una ansiedad
moderada puede ayudarnos a mantenernos concentrados y afrontar los retos que tenemos por
delante (Sanchez, 2020).
4.2 Causas

Las causas de los trastornos de ansiedad no son totalmente conocidas, pero pueden estar
implicados los siguientes factores:

- Factores genéticos (incluidos antecedentes familiares de trastorno por ansiedad)


- Factores ambientales y del entorno (como el hecho de experimentar estrés o un
acontecimiento traumático)
- Perfil psicológico
- Estado físico

Un trastorno de ansiedad puede desencadenarse como una respuesta al estrés ambiental,


por ejemplo ante la ruptura de una relación importante o la exposición a un desastre que
amenaza la vida de la persona. El trastorno de ansiedad aparece cuando la respuesta al estrés
es desproporcionada o cuando la persona se ve desbordada por los acontecimientos (Barnhill,
2020).

Por ejemplo, algunas personas encuentran estimulante hablar en público; otras, en


cambio, temen hacerlo, y ante tales situaciones experimentan ansiedad, miedo, sudoración,
temblores y aumento de la frecuencia cardíaca. Pueden incluso llegar a evitar hablar en un
pequeño grupo (Barnhill, 2020).

La ansiedad suele ser una característica familiar. Los médicos creen que esta tendencia a
la ansiedad puede ser en parte hereditaria, pero también es probable que tenga un componente
aprendido al vivir con personas ansiosas (Barnhill, 2020).

4.3 Ansiedad causada por un trastorno orgánico o en relación con el consumo de


algún medicamento o droga

La ansiedad puede aparecer también debido a la existencia de un trastorno orgánico


general o por el consumo o la interrupción (abstinencia) del consumo de una sustancia. Los
problemas médicos generales que pueden causar ansiedad son los siguientes:

- Trastornos cardíacos, como insuficiencia cardíaca y anomalías del ritmo cardíaco


(arritmias)
- Trastornos hormonales (endocrinos), como una hiperactividad de las glándulas
suprarrenales (hiperadrenocorticismo) o el tiroides (hipertiroidismo), o por un tumor
secretor de hormonas llamado feocromocitoma.
- Trastornos pulmonares (respiratorios), como el asma y la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC)
- La fiebre también puede originar ansiedad.

El enfermo terminal también puede padecer ansiedad, como resultado del miedo a la
muerte, al dolor y a las dificultades respiratorias.

Algunas de las sustancias que pueden provocar ansiedad son las siguientes:

- Alcohol
- Estimulantes (como anfetaminas)
- Cafeína
- Cocaína
- Muchos de los medicamentos de venta con receta, como los corticoesteroides
- Algunos productos adelgazantes de venta libre, como los que contienen hierba de
guaraná, cafeína o ambos

La abstinencia de alcohol o sedantes, como las benzodiazepinas (utilizadas para tratar los
trastornos de ansiedad; véase la entrada apropiada en la tabla Fármacos utilizados para el
tratamiento de los trastornos de ansiedad), pueden causar ansiedad y otros síntomas, como
insomnio e inquietud (Barnhill, 2020).

4.4 Síntomas

La ansiedad puede aparecer de manera repentina, como en el caso de la angustia, o


gradual, en el transcurso de minutos, horas o días. La duración de la ansiedad es muy variable,
de pocos segundos hasta varios años. Además varía en intensidad, desde una inquietud apenas
perceptible hasta una verdadera crisis de angustia, durante la cual la persona puede
experimentar sensación de ahogo o de falta de aire, mareos, aumento de la frecuencia
cardíaca y temblores (Barnhill, 2020).

Los trastornos de ansiedad pueden provocar un intenso malestar e interferir


significativamente en la vida habitual de la persona, a veces de manera tal que conducen a la
aparición de una depresión. La persona afectada puede desarrollar un trastorno por consumo
de sustancias. De hecho, el riesgo de padecer depresión es al menos dos veces mayor en las
personas con trastornos de ansiedad (con excepción de algunas fobias muy específicas, como
el miedo a las arañas) que en la población general. A veces, las personas con depresión
desarrollan un trastorno de ansiedad (Barnhill, 2020).

4.5 Prevención

La ansiedad es un sentimiento normal de temor ante situaciones amenazantes o difíciles.


Según la Sociedad Española de Psiquiatría, se estima que 1 de cada 10 personas sufre algún
episodio de ansiedad en algún momento de su vida. La ansiedad por sí misma no es mala, ya
que nos alerta y nos motiva para hacer frente a los peligros. Se convierte en un problema
cuando los episodios de ansiedad son frecuentes, intensos y aparecen sin motivo aparente,
limitando a la persona en su día a día (Sanchez, 2020).

Para prevenir la ansiedad, es importante adoptar un estilo de vida saludable y evitar el


consumo de drogas y sustancias que la causan (cafeína, teína y drogas como el éxtasis, las
anfetaminas o el LSD) (Sanchez, 2020).

Practicar ejercicio físico de forma regular, en especial al aire libre, también ayuda a
despejar la mente y evitar los sentimientos ansiosos (Sanchez, 2020).

Del mismo modo, las técnicas de relajación ayudan a combatir la aparición de crisis. Se
pueden aprender de la mano de profesionales o de manera autodidacta, mediante libros y
material audiovisual de autoayuda (Sanchez, 2020).

4.6 Diagnóstico
4.6.1 Criterios diagnósticos:

Para evaluar si una persona sufre ansiedad, es recomendable descartar la existencia de


una enfermedad sistémica. Para ello, el médico debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

- Síntomas físicos que presenta.


- Historia médica y psicológica anterior del paciente y de su familia.
- Posibilidad de que sufra alguna enfermedad que genere trastorno de ansiedad.
- Influencia de tóxicos como la cafeína, el cannabis o la cocaína y otras drogas de
síntesis, desencadenantes de crisis de ansiedad y angustia en personas con
predisposición.
4.7 Tratamientos

Los trastornos de ansiedad se tratan con tratamiento farmacológico junto con terapia
psicológica cognitivo-conductual (Sanchez, 2020).

4.7.1 Tratamiento farmacológico

Se emplean, fundamentalmente, benzodiacepinas y ansiolíticos, que en todos los casos


son fármacos de prescripción médica (Sanchez, 2020).

4.7.2 Tratamiento psicológico

Mediante la terapia cognitivo-conductual, el terapeuta enseña al paciente a manejar la


ansiedad y a controlar los miedos, cuestionando su carácter irracional y sustituyéndolo por
formas de pensar más racionales (Sanchez, 2020).

5. CAMBIOS ALIMENTICIOS PRODUCIDOS EN LA PANDEMIA DEL


COVID-19

La pandemia producida por el SAR-COV-2, que se originó en China, en el mes de


diciembre del 2019, contribuyo al cambio en los comportamientos y conductas de los
individuos. Siendo uno de estos su conducta alimentaria, que se ha visto influida de gran
manera por el cierre de los servicios alimentarios que se presentaban con anterioridad. A
continuación, analizaremos cuales han sido los cambios más importantes que se han
presentado y como esto son determinantes en la salud de las personas. (Villaseñor et al.,
2021)

La conducta alimenticia se ve influenciada por factores tales como la cultura y los


recursos con los que cuenta la persona (dinero), además de aspectos emocionales, estados
de ánimo, preferencias hacia ciertos tipos de alimentos y hábitos de cada núcleo familiar,
haciendo que dicha conducta difiera de persona a persona. (Pérez et al., 2020)

5.1 Problematica
Las alteraciones en los hábitos debido al confinamiento en su mayoría pueden tener
consecuencias negativas; entre las comunes están el riesgo de contraer enfermedades
crónicas, como la diabetes, metabólicas y respiratorias, debido a los ritmos circadianos.
Adicionalmente, (Barazzoni, et al. 2020) establecen que la cuarentena puede conducir a un
incremento en riesgos y condiciones crónicas de salud, aumento de peso, pérdida de masa
muscular, esquelética y fuerza, además de la pérdida de competencias inmunológicas.

(Can Koç y Serin 2020), en un estudio sobre los comportamientos alimenticios y los
estados de depresión en estudiantes universitarios durante el confinamiento, supieron
manifestar que los hábitos nutricionales se establecen según las características de la sociedad,
las condiciones de vida y el desbalance alimenticio. A consecuencia de estos se pueden
producir desórdenes alimenticios, siendo más presente durante la juventud por la mayor
cantidad de problemas sociales, mentales y físicos, por lo que el rango de edad más relevante
donde se presentan los desórdenes alimenticios o problemas relacionados es entre los 12 y
25 años.

5.2 Estudios Realizados


5.2.1 España

En España se recolectaron datos del comportamiento del 23 de febrero – 29 marzo en el


cual se evidenció un incremento de 16,7% en la compra de productos comestibles y no
comestibles a nivel nacional, durante la primera semana después de decretar el aislamiento
respecto al 2019 (Bracale y Vaccaro, 2020); de igual forma, el estudio demostró que las
ventas online habían incrementado durante el tiempo de estudio (6 semanas) en más del
91,9% frente al año 2019.

En dicho periodo los alimentos más consumidos fueron los enlatados, pasta, harina,
huevos, leche y alimentos congelados. Hubo una disminución de ventas de productos frescos,
como frutas y verduras.

5.2.2 Chile

En Chile, (Caamaño, et al. 2020), realizó un estudio en 700 residentes en Chile, entre los
18 y 62 años. El cual revelo que se han tenido un bajo consumo de agua y alto de alcohol
(30% de la muestra lo consumió diariamente), además de la ingesta de comida chatarra/frita
entre 1 y 2 veces por semana (62,9% y 59,9%), las cuales contienen alto contenido de
azúcares, grasas saturadas y sodio, así como bajo o nulo aporte en micronutrientes, por lo
cual su peso corporal tuvo un aumento.

5.2.3 México

En México (Rios et al., 2021), se reportó que el 44,4% de la población femenina y el


47,1% de la población masculina encuestada, han sentido afecciones en sus conducta
alimentaria debido al confinamiento. El consumo de dulces y postres en el 39% de los
hombres y 51,6% de las mujeres, se notificó un aumento del consumo de bebidas azucaradas
y comida chatarra en alrededor del 30%. El 11,5% refiere un aumento en el consumo de
bebidas alcohólicas, y una disminución en la actividad física. Del total de participantes el
35.8% dijo haber reducido el consumo de alimentos saludables y solo el 25,6% de la
población estudiada incremento el consumo de comida chatarra.

5.3 Análisis

La población durante la cuarentena presentó dificultades económicas que conllevaron a


un cambio en los hábitos alimenticios, se identificó un aumento en el consumo de alimentos
y bebidas durante dicho periodo. Al analizar las correlaciones se presentó un incremento en
el consumo de productos como los postres y la carne roja. Este se manifestaría de manera
negativa en la salud de no hacerse con precaución debido a los altos niveles de azúcares,
grasas y otros componentes que, de consumirse en exceso, causarían enfermedades. Las
enfermedades más comunes que se producirían en este ámbito son, obesidad, agravamiento
de enfermedades cardiovasculares y la complicación de enfermedades crónico-degenerativas
como la diabetes.

6. EJERCICIO FÍSICO DURANTE EL CONFINAMIENTO

La pandemia de COVID-19 hace que muchos de nosotros permanezcamos en casa y


estemos sentados mucho más tiempo del habitual. A muchos nos resulta difícil seguir
practicando la actividad física acostumbrada. La situación es aún más dura para quienes no
suelen hacer demasiado ejercicio, un simple descanso breve en el que abandone la posición
sentada para hacer 3-4 minutos de actividad física ligera como caminar o realizar
estiramientos, ayuda a relajar los músculos y mejorar la circulación sanguínea y la actividad
muscular (OMS, OMS, 2021).

El ejercicio físico regular es beneficioso para el cuerpo y la mente. Puede reducir la


hipertensión, ayudar a controlar el peso y disminuir el riesgo de enfermedades del corazón,
accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2 y distintas formas de cáncer, enfermedades
todas ellas que pueden aumentar la vulnerabilidad a la COVID-19 (OMS, OMS, 2021).

Hay pruebas irrefutables de la función beneficiosa del ejercicio físico en la prevención


de enfermedades, como tratamiento coadyuvante en patologías crónicas y en el bienestar
psicológico. Además, el ejercicio también podría tener un efecto protector en el sistema
inmunitario, cuyo estado óptimo es crucial para responder de un modo apropiado a la
amenaza de la COVID-19 (G. Li, 2020).

Esto es especialmente importante para los enfermos crónicos, que son los más afectados
por «el enemigo». No obstante, esta cuestión no está resuelta y se requieren más estudios
para clarificar si algún tipo de ejercicio (cantidad, intensidad) aumenta la susceptibilidad a la
infección. Mantener un buen nivel de actividad física es clave para abordar la conducta
sedentaria, así como para mitigar el impacto psicológico de la cuarentena, ya que el
sedentarismo tiene un conocido efecto perjudicial en la función cardiovascular (S.K. Brooks,
2020).

6.1 ACTIVIDAD FÍSICA RECOMENDADA SEGÚN SU EDAD

Para mejorar la salud y el bienestar, la OMS recomienda los siguientes niveles de actividad
física en función de la edad:

Menores de 1 año

 Todos los bebés deben realizar ejercicio varias veces al día.


 En el caso de los bebés que aún no sean capaces de desplazarse por sí solos, esto
implica permanecer tumbados boca abajo al menos 30 minutos (repartidos a lo largo
del día, y siempre mientras estén despiertos) (OMS, OMS, 2021).
Menores de 5 años

 Todos los niños pequeños deben realizar actividades físicas de cualquier nivel de
intensidad durante al menos 180 minutos al día.
 Los niños de 3 a 4 años deben dedicar al menos 60 minutos de ese tiempo a
actividades de intensidad moderada o alta (OMS, OMS, 2021).

Niños y adolescentes de 5 a 17 años

 Todos los niños y adolescentes deben practicar una actividad física de intensidad
moderada o alta durante un mínimo de 60 minutos diarios.
 Al menos 3 días por semana, esto debe incluir actividades que fortalezcan los
músculos y huesos.
 Hacer ejercicio durante más de 60 minutos diarios aporta beneficios adicionales para
la salud (OMS, OMS, 2021).

Adultos mayores de 18 años

 Todos los adultos deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física
de intensidad moderada, o al menos 75 minutos semanales de ejercicio de alta
intensidad.
 Para obtener beneficios adicionales para la salud, los adultos deben incrementar el
tiempo de ejercicio hasta 300 minutos semanales de actividad física moderada o su
equivalente.
 Para mejorar y mantener la salud del aparato locomotor, se deben realizar 2 o más
días por semana actividades que fortalezcan los principales grupos musculares.
 Además, las personas mayores con problemas de movilidad deben realizar ejercicios
para mejorar el equilibrio y prevenir las caídas 3 o más días a la semana (OMS, OMS,
2021).

6.2 HÁBITOS ALIMENTICIOS

 Bebe agua a diario. Reducir o evitar el consumo de alcohol excesivo.


 Comer alimentos frescos y de temporada (en la medida de lo posible). Varias raciones
de verduras y de frutas diaria.
 Cocinar platos tradicionales sanos con proteínas animales: pescados, huevos y carnes
y proteínas vegetales: legumbres: potajes, cocidos
 Comer cereales enteros: arroz, pasta y panes integrales y frutos secos con moderación.
Utilizar grasas saludables como el aceite de oliva y evita los alimentos procesados y
precocinados.
 Moderar el consumo de azúcar y dulces.
 Reducir el consumo de sal en tus comidas (Alhambra-Borrás, 2019).

7. Tabaquismo

Se denominan productos del tabaco los que están hechos total o parcialmente con tabaco,
sean para fumar, chupar, masticar o esnifar. Todos contienen nicotina, un ingrediente
psicoactivo muy adictivo. El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo
de varias enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades pulmonares y
cardiovasculares. A pesar de ello, su consumo está muy extendido en todo el mundo. Varios
países disponen de leyes que restringen la publicidad del tabaco, regulan quién puede
comprar y consumir productos del tabaco, y dónde se puede fumar. (OMS, Organización
mundial de la salud, 2021)

6.1 Adicción al tabaquismo

El tabaquismo es factor de riesgo y a la vez una adicción compleja con componentes


físicos, psicológicos y sociales. Adicción es la necesidad compulsiva de volver a consumir
una droga para experimentar sus efectos, en el caso la nicotina, estimulación, euforia, placer,
aumento de la atención concentración y memoria, además de disminución de la ansiedad,
estrés y apetito. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM V)
cataloga el tabaquismo como una adicción, la nicotina es una de las drogas más adictivas que
existen, junto con la cocaína y la heroína, además demora 10 segundos en llegar al cerebro
cuando se fuma. La nicotina se relaciona con distintos sistemas de neurotransmisión en el
sistema nervioso central, es agonista de los receptores α4β2 de acetilcolina, siendo la unión
receptor- neurotransmisor de alta sensibilidad. Las vías neurofisiológicas más importes
implicadas en la dependencia por la nicotina son dopaminérgica (la más importante),
noradrenérgica, GABA-érgica, glutamatérgica y endocanabinoide. El síndrome de
abstinencia es una característica básica de la adicción, y es un conjunto de síntomas y signos,
físicos y psíquicos que aparecen como consecuencia de la interrupción, reducción o abandono
del tabaco. (Corvalán, 2017)

6.2 Tabaco y enfermedad

El daño provocado por el consumo de los productos del tabaco, principalmente la


inhalación del humo de los cigarrillos es múltiple: enfermedades cardiovasculares, bronquitis
crónica y enfisema, diversos tipos de cáncer, etc. La nicotina y el monóxido de carbono son
dos de las sustancias tóxicas que provocan daño cardiovascular. Sin embargo, el mayor efecto
perjudicial del tabaco se ejerce mediante acciones procoagulantes. Los 4 000 tóxicos que se
generan durante la combustión de las hojas del tabaco, a la vez que se destacan algunos de
los procesos patológicos que provocan. El tabaco contribuye a 40 % de las muertes
cardiovasculares y a 18 % de las cerebrovasculares. (Lugones & Ramirez, 2006)

Según revelan los datos del Estudio Framingham, los fumadores tienen mayor mortalidad
cardiovascular que los no fumadores y mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares, tales
como el infarto del miocardio y la muerte súbita, además de la incidencia de hipertensión
arterial. El consumo de cigarrillos es la principal causa de vasculopatía. Las elevadas dosis
de carboxihemoglobina en sangre están íntimamente relacionadas con el grado de
enfermedad. Dejar de fumar reduce significativamente el riesgo de padecer este proceso y
mejora considerablemente su pronóstico. (Lugones & Ramirez, 2006)

6.3 La pandemia del COVID-19 y el tabaquismo

En el contexto de la pandemia por COVID-19 resulta necesario comprender los


potenciales cambios en los patrones de consumo de alcohol, psicofármacos, analgésicos
mayores, y el uso experimental u ocasional de otras drogas depresoras, estimulantes o
perturbadoras del sistema nervioso central “para aliviar el displacer”. En condiciones de
aislamiento, el consumo puede verse agravado, lejos de una red socio-afectiva o de un
tratamiento adecuado, más aún cuando la evidencia muestra que en condiciones previas a la
pandemia, los usuarios problemáticos de drogas tienen mayores dificultades para acceder a
los servicios asistenciales. El aparato respiratorio, como órgano blanco del coronavirus,
puede verse afectado por las sustancias, ya sea por su vía de ingreso al organismo y forma de
consumo, así como por su toxicidad sistémica. (Rodriguez, 2020)

Las drogas fumadas (tabaco, cannabis, pasta base de cocaína, crack, entre otras)
ocasionan enfermedad respiratoria, con mayor susceptibilidad a infecciones virales y
bacterianas. El tabaquismo se ha asociado a un mayor riesgo para adquirir la infección por
CoV-2, así como un factor de peor pronóstico en el curso del COVID-19. El potencial riesgo
se extiende, además, al uso de cigarrillos electrónicos (vaping). El consumo grupal, en
ambientes frecuentemente mal ventilados, sin respetar las distancias recomendadas, así como
el hecho de compartir los dispositivos de consumo (cigarrillos, pipas) también incrementa la
transmisibilidad del virus. (Rodriguez, 2020)

7. Alcoholismo

El alcoholismo, o dependencia del alcohol, es una enfermedad crónica producida por el


consumo incontrolado de bebidas alcohólicas. Esta alteración interfiere en la salud física y
mental del individuo, así como en sus responsabilidades laborales, además de afectar también
al núcleo familiar y a la sociedad entera. El consumo de alcohol en exceso produce múltiples
problemas de salud en el individuo. Dentro de los problemas físicos podemos resaltar la
cirrosis hepática, alteraciones cardiovasculares, hipertensión, desnutrición, problemas
gastrointestinales y aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer. Si el consumo excesivo es
prolongado, pueden aparecer problemas nerviosos y mentales, e incluso daño cerebral
permanente. Otros problemas derivados del consumo de alcohol son el aumento de accidentes
de tráfico y de la violencia. Asimismo, el alcohol puede causar muertes por
sobredosis. (Portalfarma, 2017)

a. Prevalencia del consumo de alcohol durante la pandemia

En el cuadro 7 se indica la prevalencia del consumo de alcohol por sexo para la muestra
total y según las cuatro subregiones para el 2019 y durante la pandemia en el 2020. En
términos generales, la prevalencia es menor durante la pandemia en comparación con la del
último año.
Cuadro 7. Prevalencia del consumo de alcohol por subregiones durante la pandemia

Fuente: Organización panamericana de la salud


Se pudo evidenciar que durante el confinamiento hubo una disminución del consumo de alcohol
en la subregión Andina en la cual consta el Ecuador, en una comparativa del año 2019 y 2020 se
registró que el consumo disminuyo aproximadamente un 20%, por diversos factores como las
restricciones, confinamiento, desbalance económico y salud. Fuente especificada no válida.

8.3 BENEFICIOS PARA LA SALUD DE UN PROGRAMA DE EJERCICIO

8.3.1. MULTICOMPONENTE SALUD CARDIOVASCULAR

 Mejora el sistema cardiorrespiratorio.


 Provoca mejoras en la tensión arterial.
 Mejora el desempeño del corazón.
 Aumenta la capacidad de contracción y funcionalidad del músculo cardíaco
(Alhambra-Borrás, 2019).

8.3.2. SALUD MUSCULAR

 Reduce el riesgo de discapacidad y debilidad músculo esquelética.


 Mejora la fuerza y la flexibilidad.
 Aumenta la funcionalidad muscular (Alhambra-Borrás, 2019).

8.3.3 BIENESTAR PSICOLÓGICO Y COGNITIVO

 Aumenta la secreción de hormonas que se encargan de hacernos sentir bien y felices


(betaendorfinas).
 Mejora el bienestar y la satisfacción percibidos.
 Aumenta los niveles de hormonas que se encargan de regular la ansiedad, aumentando
la felicidad y mejorando el humor (norepinefrina y serotonina).
 Mantiene la irrigación cerebral y la cognición (Alhambra-Borrás, 2019).

8.3.4 COMPOSICIÓN CORPORAL

 Disminuye el tejido adiposo abdominal.


 Aumenta la masa muscular magra.
 Reduce el porcentaje de grasa corporal (Alhambra-Borrás, 2019).

8.3.5 CAPACIDAD FUNCIONAL

 Reduce el riesgo de caídas debido a un incremento de la fuerza, y mejoras del


equilibrio y la flexibilidad y como consecuencia se reduce el riesgo de fracturas.
 Mejora la funcionalidad en las actividades de la vida diaria.
 Reduce el riesgo de sufrir fragilidad y/o sarcopenia (Alhambra-Borrás, 2019).

8.4 Resumen de las recomendaciones de las principales instituciones sanitarias sobre el


ejercicio:
Fuente: (Rodriguez,2020).

ACSM: American College of Sports Medicine; AHA: American Heart


Association; CGCOM: Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos; COLEF: Consejo
General de la Educación Física y Deportiva; ESSA: Exercise & Sport Sciences
Australia; SEC: Sociedad Española de Cardiología; SEMED: Sociedad Española de
Medicina del Deporte; OMS: Organización Mundial de la Salud (World Health
Organization).
IV. Bibliografía
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