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MAIRA ALEJANDRA JULIO ACOSTA

COD: 20191252007
ADMINISTRACIÒN DE LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

ENSAYO BASADO EN EL PAPEL DE LAS EMOCIONES NEGATIVAS


EN EL TRASTORNO CARDIOVASCULAR

Iniciare mi ensayo explicando ¿Qué es el estrés?; El estrés es la respuesta


automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan
aterrador o angustiante en nuestra vida y nuestro entorno, en constante
cambio, nos exigen continuas adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés
es necesaria.

Muchas veces, tendemos a creer que el estrés es consecuencia de


circunstancias externas a nosotros, cuando en realidad es un proceso de
interacción entre los eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas,
emocionales y físicas. Cuando la respuesta de estrés se interponga, en nuestra
salud, nuestro desempeño académico o profesional, e incluso nuestras
relaciones personales o de pareja entenderemos que el estrés es perteneciente
a nuestro entorno habitual.

Basándonos en el artículo papel de las emociones negativas en el trastorno


cardiovascular Podemos determinar que entre el estrés y la enfermedad
cardiovascular se puede analizar desde dos puntos de vista: el primero,
considerando el estrés como agente causal o inmediato en el inicio y desarrollo
de la enfermedad; y el segundo, considerando a enfermedad como
acontecimiento productor de estrés en la persona, como agente estresor.

El estrés puede ser la causa de diferentes enfermedades

Al analizar el estrés como posible agente activo en la causa de la enfermedad


se pueden considerar hipótesis, especulaciones e investigaciones referidas a
las relaciones entre los estímulos psicosociales estresantes:

Es decir que el estrés produciría cambios en el sistema biológico que afectan a


la salud, Ia respuesta fisiológica al estrés es una activación generalizada del
organismo que implica una liberación de hormonas (sobre todo, catecolaminas
y corticosteroides) por el sistema endocrino. Los niveles elevados de estas
hormonas tienen efectos negativos sobre el sistema cardiovascular,
conduciendo a la formación de placas de ateroma en la pared de Ios vasos,
reduciendo el calibre de las arterias y produciendo cardiopatía isquémica, que
se manifiesta principalmente como angina de pecho o infarto de miocardio. Por
otro lado, la liberación de sustancias puede alterar el funcionamiento del
sistema inmune.

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En el caso de que se produzca una relación directa entre estrés y enfermedad,
hay que destacar la importancia que tiene la vulnerabilidad biológica previa.
Probablemente ni el estrés por sí mismo, ni la vulnerabilidad por sí misma,
pueden explicar la enfermedad, y sea la interacción entre ambas situaciones la
responsable del desarrollo de algunas enfermedades.
En el caso de la ruta indirecta, el estrés afecta a la conducta, provocando
cambios en ella, que, a su vez, inquietan la salud de la persona. Por ejemplo, el
hombre que sufre divorcio puede dejar de comer correctamente, dormir mal,
beber alcohol, fumar cigarrillos, etc., todo lo cual va en detrimento de su salud,
y puede conducirle a la enfermedad. Diferentes investigaciones han
demostrado que las personas que sufren altos niveles de estrés tienden a
realizar comportamientos que aumentan su posibilidad de caer enfermos o
tener accidentes (Wiebe v McCallum, 1916). Se trata, como se ve de
comportamientos realizados para afrontar el estrés, que diariamente tienen
eficacia a corto plazo, pero que producen unos efectos negativos a largo plazo.

Se puede decir que el estrés puede producir una conducta de enfermedad,


aunque sin producir realmente enfermedad. Este es el caso cuando el estrés
genera una variedad de síntomas (ansiedad, depresión, fatiga, insomnio, fallos
de atención, emociones, irritabilidad, miedo, fluctuación de ánimo, confusión o
turbación, pensamientos: excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y
tomar decisiones, olvidos, preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos,
excesivo temor al fracaso. Conductas: tartamudez u otras dificultades del
habla, llantos, reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato brusco a los demás,
rechinar los dientes o apretar las mandíbulas; aumento del consumo de tabaco,
alcohol y otras drogas; mayor predisposición a accidentes; aumento o
disminución del apetito Cambios físicos: músculos contraídos, manos frías o
sudorosas, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, perturbaciones del
sueño, malestar estomacal, gripes e infecciones, fatiga, respiración agitada o
palpitaciones, temblores, boca seca. etc.). Algunas personas interpretan estos
síntomas como "signos" de enfermedad y llevan a cabo conductas de
enfermedad", como buscar tratamiento y ayuda médica.

La enfermedad es un proceso de deterioro que daña el funcionamiento


biológico y/o psicológico y/o social de una persona y que puede llegar a
conducir a la muerte. En la mayoría de las sociedades y culturas se otorga a la
salud un valor muy alto. Por lo tanto, la aparición de la enfermedad en la vida
de una persona trae con sigo una situación de crisis, un acontecimiento
estresante, en mayor o menor medida produce un impacto en la vida de la
persona y un cambio de su comportamiento y modo de vida habitual,
generando una situación de desequilibrio, que es, en último extremo, lo que
cabe denominar situación estresante.
Los eventos externos como generadores de estrés no necesariamente deben
ser muy notorios o intensos, sino que pueden “acumularse” en sus efectos
hasta que llegamos al límite. La manera en que interpretamos y pensamos
acerca de lo que nos ocurre afecta a nuestra perspectiva y experiencia de
estrés. De manera que con frecuencia es nuestra interpretación lo que genera
(o potencia) una reacción negativa de estrés, más que el evento o situación a la
que nos enfrentamos.

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Existen investigaciones donde sea considerado que ciertas enfermedades
pueden producir por el estrés, con mayor probabilidad que otras, reacciones
emocionales y complicaciones psicológicas. Así, Lipowski (1967) comprobó
que las infecciones virales (por ejemplo, la hepatitis) suelen ir seguidas de
depresión. Castelnuovo y Tedescu (1961) reseñaron muchos otros tipos de
enfermedad ligados significativamente con la depresión: problemas cardíacos,
colitis ulcerosa, asma, neuro dermatitis, anemia, desórdenes endocrinos y
tumores malignos.

Ante cualquier síntoma relacionado con el estrés debemos tener en cuenta


estrategias para afrontar este, buscando la prevención o control de los excesos
en las demandas procedentes de entorno o de nosotros mismos.

• Relájate. Realiza actividades que te permitan renovarte física y


psicológicamente: descanso, vacaciones, deportes y actividades de ocio,
técnicas de relajación.
• Haz ejercicio. Las actividades físicas como caminar, nadar, o incluso
limpiar el cuarto, reparan nuestras fuerzas y nos reaniman.
• Mantén una dieta saludable. Evita la automedicación y el abuso de
cafeína, alcohol y comidas.
• Sé asertivo. Establece límites, aprende a decir que «no». Suspende las
actividades que son menos prioritarias, es decir, “escoge tus batallas”.
• Organiza tu tiempo. Prioriza y estructura tus actividades y expectativas.
• Intenta mantener expectativas realistas. Esperar demasiado de uno
mismo o de los demás, exigirte perfección o ser inflexible con las
prioridades puede generar mucha frustración.
• Comparte tus emociones. Busca alguien con quien conversar y expresar
tus emociones, tanto la risa como la pena y la rabia.
• Anticipa las situaciones estresantes y prepárate. Imagina la situación (el
examen o la entrevista, por ejemplo) y practica tus respuestas y
reacciones para estar preparado.
• Ordena tu espacio personal. Limpia y arregla tu cuarto y tu mesa de
estudio. Cambia tu ambiente físico de manera que te ayude a trabajar y
descansar mejor.
El estrés es un asesino silencioso, que sin darnos cuenta destroza nuestro
cuerpo, sin tener regreso alguno.

Las enfermedades cardiovasculares, son frecuentes en personas que sufren


estrés crónico o agudo.

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