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El arte rococó refleja la forma de vivir de un grupo muy selecto de Francia del siglo 18, que se

trataba de monarcas y sus familiares que vivían bajo la riqueza del país, acosta del trabajo del
pueblo, trata de una división de clases sociales tan marcado que a mediados del siglo surge el
movimiento del neoclasicismo, ……. Que es otro tema pero ….busca la eliminación de las
injusticias de la monarquía, exigiendo la caída de este sistema político y la implementación de
la democracia, entrando en un largo periodo de conflictos socio políticos en Francia, el cual se
conoce como La revolución Francesa.

El rococó se consideraba una extensión del Barroco sin embargo en la actualidad ha ganado
autonomía. Este estilo artístico era preferido por la aristocracia y la clase media alta y se
caracterizaba por ser decorativo con elementos atractivos, íntimos y delicados, recogiendo los
elementos irregulares del barroco pero traduciéndolo a una nueva sensibilidad.

El Rococó constituyó un estilo efímero, Nunca ha gozado de buena fama – además se ha


considerado superficial y frívolo

o Causas:  

El rey Luis XIV  14 de Francia decía –“El Estado soy yo”– ya que él era el que representaba al
absolutismo politico,

o Causas:  

o Fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes,

o Diferencias políticas entre los Estados absolutos y parlamentarios.

o La Burguesía comienza a poner los cimientos del capitalismo.

o Inconformidad, angustia en la clase baja el individuo.

se despertaba con público. Unas cien personas tenían el honor de ser invitadas a su


acicalamiento matutino. Pelucas desaforadas, toneladas de encajes y, por supuesto, sus
famosísimos zapatos de tacón. Versalles era un teatro y el Rey Sol ejercía de director de escena
y de actor principal. Marcaba qué era apropiado vestir y cómo comportarse, y, a través de la
Académie Royale, qué se debía pintar y esculpir.

El rey Luis 14 representaba al absolutismo politico, tenía una estética asociada. El Barroco
exaltado era la más apropiada para elevar al monarca al estatus de astro brillante e
inalcanzable. En 1717, dos años después de la muerte de Luis XIV, Jean Antoine Watteau
presentaba una obra para ser aceptado en la Académie. La pieza gustó, pero había un
problema: no se adaptaba a ninguno de los géneros que las normas consideraban aceptables.
La solución fue crear uno nuevo.

El Rococó constituyó un estilo efímero, circunscrito apenas al reinado de Luis XV, el sucesor
del Rey Sol. Nunca ha gozado de buena fama –pocas las exposiciones, comparadas con otros
movimientos– por ser , además considerado superficial y frívolo y excesivamente decorativo.
Pero es indudable que el Rococó tiene un lugar en el arte, puesto que reflejó a la perfección
varias décadas de la historia francesa.

Luis XV había heredado la corona de su bisabuelo el Rey Sol, pero carecía de la habilidad y
obsesión por el control de este.

Watteau ingresó en la Académie como “pintor de fêtes galantes”. La fiesta galante era la
plasmada en Embarque para Citera. Francia inauguraba así un nuevo estilo, el primero
eminentemente galo desde los tiempos del Gótico: el Rococó.

Opuesto al Barroco

Fue un suspiro tan frágil como delicadas y sensuales sus figuras. 

El Rococó constituyó un estilo efímero, circunscrito apenas al reinado de Luis XV, el sucesor
del Rey Sol. Nunca ha gozado de buena fama –pocas las exposiciones, comparadas con otros
movimientos– por ser , además considerado superficial y frívolo y excesivamente decorativo.
Pero es indudable que el Rococó tiene un lugar en el arte, puesto que reflejó a la perfección
varias décadas de la historia francesa.
Contexto Historico Social, Contexto POLITICO Y MILITAR, EL
CULTERALISMO, historia, Reinado

El s.XVIII supone un momento de cambio profundo causado por la crisis del Antiguo
Régimen y la aparición de la Ilustración, corriente intelectual basada en la razón, la
vuelta a lo clásico y la crítica política y social a los postulados del Antiguo Régimen,
defiende la libertad del individuo, la igualdad de los hombres. Este pensamiento será
tomado por la burguesía que protagonizará  la Revolución Francesa de  1789, 
consecuencia  de  la  oposición  de  clases  medias  y  populares  a  un  sistema  político-
social dominado por la aristocracia para pasar a un sistema liberal, con participación de
los ciudadanos en los asuntos políticos y la igualdad de todos ante la ley.

Desde el poder real se intentó una regeneración con la influencia de la Ilustración se


acometen reformas encaminadas  a  favorecer  a  los  súbditos,  así  aparece  el 
Despotismo  Ilustrado,  sin  embargo  las aspiraciones burguesas eran de carácter
revolucionaria.

En el aspecto artístico se pasa de un barroco tardío durante los reinados de Luis XV y


Luis XVI,, Estilo Rococó, aristocrático y frívolo al  Estilo Neoclásico relacionado con la
Ilustración, la razón y la vuelta a los elementos clásicos. El objetivo de este estilo era
exaltar el bien cívico, la moral, el bien común.  Los revolucionarios ven en el Neoclásico
la derrota de la aristocracia y sus salones.

El  redescubrimiento  de  la  Antigüedad  Clásica  vino  potenciado  por  los 
importantes  hallazgos arqueológicos como los de Herculano y Pompeya. Van
surgiendo las Academias, éstas subrayan el valor de las normas clásicas, desprecian el
Barroco y defienden el “Buen gusto”.El centro del Neoclasicismo es Francia, pero su
influencia se extiende a toda Europa y afecta a todas las formas artísticas.

En el desarrollo y extensión del nuevo estilo dentro la sociedad francesa, jugó un papel
clave la influencia de Jeanne Antoinette Poisson, marquesa de Pompadour y amante
del rey. Su interés por el arte que, como aficionada, practicaba asesorada por François
Boucher o Quentin de La Tour, se transmitió a las clases acomodadas de París. 1730
fue el periodo de mayor vitalidad y desarrollo del Rococó en Francia. El estilo se inició
en la arquitectura y llegó al mobiliario, la escultura y la pintura (de entre los trabajos
más significativos, encontramos los de los artistas Jean-Antoine Watteau y François
Boucher). El estilo Rococó se difunde sobre todo gracias a los artistas franceses y a las
publicaciones de la época.

Fue rápidamente acogido en la zona católica de Alemania, Bohemia y Austria, donde se


fusiona con el Barroco germánico. En particular al sur, el Rococó germánico fue
aplicado con entusiasmo en la construcción de casas y palacios; los arquitectos a
menudo adornan los interiores con «nubes» de estuco blanco.

En Italia, el estilo tardobarroco de Francesco Borromini y Guarino Guarini evoluciona


hacia el Rococó en Turín, Venecia, Nápoles y Sicilia, mientras el arte en la Toscana y
en Roma se mantiene todavía fuertemente ligado al barroco, pero con sus
características básicas muy marcadas.

En Inglaterra, el nuevo estilo fue considerado como «el gusto francés por el arte». Los
arquitectos ingleses no seguirían el ejemplo de sus colegas continentales, a pesar de
que la platería, la porcelana y las sedas sí estuvieron fuertemente influenciadas por el
Rococó. Thomas Chippendale transformó el diseño del mobiliario inglés mediante el
estudio y la adaptación del nuevo estilo. William Hogarth contribuyó a crear una teoría
sobre la belleza del Rococó; sin referirse intencionadamente al nuevo estilo, afirmaba
en su obra Análisis de la belleza (1753) que la curva en S presente en el Rococó era la
base de la belleza y de la gracia presente en el arte y en la naturaleza.

La crisis social  y económica

En el siglo XVII, España  sufrió una grave crisis  demográfica, consecuencia de la


expulsión de casi  300.000 moriscos y de la mortalidad provocada por las
continuas  guerras, el  hambre y la peste.

La sociedad  española del siglo XVII era una sociedad  escindida: la nobleza y el clero
conservaron tierras y  privilegios, mientras que los campesinos sufrieron en todo su 
rigor la crisis económica. La miseria en el campo  arrastró a muchos campesinos hacia
las ciudades, donde  esperaban mejorar su calidad de  vida; pero en las ciudades se
vieron abarcados al ejercicio  de la mendicidad cuando no directamente a
la delincuencia.

Por otra parte, la jerarquización y el conservadurismo social dificultaban el paso de un


estamento a otro y sólo  algunos burgueses lograron acceder a la nobleza. La única 
posibilidad que se ofrecía al estado llano  para obtener los beneficios que la sociedad 
estamental concedía a los estamentos privilegiados era  pasar a engrosar las filas del
clero. Este hecho, unido al  clima de  fervor religioso, trajo como consecuencia que
durante el siglo  XVII se duplicara el número de eclesiásticos en  España

La decadencia política y  militar

El siglo XVII fue para España un  período de grave crisis  política,  militar, económica y
social que terminó por  convertir el Imperio Español en una potencia de  segundo
rango dentro de Europa. Los  llamados Austrias menores -Felipe III, Felipe IV y Carlos 
II- dejaron el gobierno de la  nación en manos de ministros de confianza o validos 
entre los que destacaron el duque de Lerma y el conde-duque de  Olivares.

En política exterior, el duque de Lerma, valido  de Felipe III, adoptó una política
pacifista y  logró acabar con todos los conflictos  heredados del reinado de Felipe II.
Por el contrario, el  conde-duque de Olivares, valido de Felipe VI, incolucró de  lleno a
España en  la guerra de los  Treinta Años, en la que España  sufrió graves derrotas
militares.

Durante la segunda mitad del siglo, Francia  aprovechó la debilidad militar española y 


ejerció una continua presión expansionista sobre  los territorios europeos regidos por
Carlos II. Como consecuencia  de esta presión, la Corona española perdió  buena parte
de sus posesiones en Europa, de modo  que a principios del  siglo XVIII el Imperio
español en Europa estaba  totalmente liquidado.

En política interior, la crisis no fue  menos importante. El duque de Lerma procedió a


la  expulsión de los moriscos (1609), con lo que se arruinaron  las tierras de regadío del
litoral levantino, y  permitió la generalización de la corrupción  administrativa.
Posteriormente, la política centralista  del conde-duque de Olivares provocó
numerosas  sublevaciones en Cataluña, Portugal, Andalucia,  Nápoles y Sicilia. La
rebelión catalana fue  sofocada el año 1652, mientras que la sublevación  portuguesa
desembocó en la independencia  de ese país (1668).

Barroco literario en España

El siglo XVII y el auge de las premisas barrocas  coincidieron en España con un brillante
y fecundo  período literario que dio en llamarse Siglo de Oro.  Estéticamente, el
barroco se caracterizó, en  líneas generales, por la complicación de las formas  y el
predominio del ingenio y el arte sobre la armonía de  la naturaleza,  que constituía el
ideal renacentista.

Entre los rasgos más significativos del barroco  literario español resulta relevante la 
contraposición entre dos tendencias denominadas  conceptismo y culteranismo, cuyos
máximos representantes  fueron, respectivamente, Francisco de Quevedo y Luis de 
Góngora. Los conceptistas se preocupaban esencialmente por  la comprensión del
pensamiento en  mínimos términos conceptuales a través de  contrastes, elipsis y otras
y otras figuras literarias. Por el  contrario, los culteranos buscaban la delectación de
una  minoría culta mediante el recurso a metáforas,  giros e hipérboles, con
modificación de las  estructuras  fraseológicas, en busca del máxismo preciosismo. 
Característica del barroco hispánico  fue también la contraposición
entre realismo e  idealismo, que  alcanzó su máxima expresión en la que  estaría
llamada a convertirse en una de las cumbres de la  literatura  universal, El ingenioso
hidalgo don Quijote de la  Mancha (primera parte, 1605; segunda, 1615), de Miguel
de  Cervantes.

En toda la obra poética de Góngonra, figura destacada del culteranismo, se halló


presente el brillante estilo que lo hizo famoso, cargado de neologismos y complicadas 
metáforas. Más sencillo en su primera etapa, a partir de los poemas mayores –Fábula
de Polifemo y Galatea (1612) y Soledades (1613)- se acentuaron sus artificios y
el  carácter culto y minoritario de su poesía.  Fue ensalzado por unos y ferozmente
atacado por otros en su época. Entre los más sobresalientes seguidores de Góngora se
cuentan Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, autor del poema
mitológico La gloria de Niquea (1622), y Pedro Soto de Rojas.

Como el de Góngora, el estilo de Quevedo es estructuralmente complejo, aunque


utilizó siempre un lenguaje llano y no vaciló en ocasiones en recurrir a un tono procaz y
brutal. Los temas que lo inspiraron fueron muy variados: morales,  satíricos, religiosos,
de amor, etc., y  en el desarrollo de  todos ellos subyace una concepción angustiada de
la  condición humana, común a obras tales como la novela  picaresca titulada La vida
del Buscón, llamado don  Pablos (1626), o la alegoría Sueños  (1627).

En esta época se distinguió además una línea clasicista diferenciada en dos corrientes
básicas: la escuela  sevillana, en la que destacó Rodrigo Caro, y la escuela aragonesa,
cuyos representantes de mayor entidad fueron los hermanos Bartolomé Leonardo y
Lupercio Leonardo de Argensola, cultivadores de una lírica doctrinal y moralizante.

En el ámbito de la prosa narrativa del período barroco halló su marco la figura de


Miguel de Cervantes Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha sido
considerado unánimemente como la gran figura a lo largo de la gestación y
la evolución de las letras españolas.  En el Quijote, Cervantes creó el prototipo a partir
del cual nacería al novela moderna.  Concebida en principio para satirizar
las novelas de  caballerías, los dos protagonistas de la obra, don Quijote y  Sancho, han
perdurado como símbolos de dos visiones  enfrentadas del mundo: la idealista y la
realista.

Otras obras relevantes de Cervantes, siempre ensombrecidas por la universal


dimensión del Quijote, fueron las Novelas ejemplares (1613) y Los trabajos de Persiles
y  Segismunda, novelapublicada póstumamente en 1617.

La novela picaresca, que arrancaba del Lazarillo, alcanzó un notable auge y sirvió para
denunciar la pobreza y la injusticia social del gran imperio español. El  Guzmán de
Alfarache (1599-1604), de Mateo  Alemán, se caracterizó tanto por su amarga  sátira
de la sociedad como por  su hondo pesimismo. Paralelamente ofreció reflexiones
moralizantes, elemento del que carecían las restantes novelas picarescas. Destacaron
entre ellas es Buscón, de  Quevedo; la Vida del escudero Marcos de Obregón  (1618),
de Vicente Espinel; y El libro de  entretenimiento de la pícara Justina (1605), de 
Francisco López de Úbeda.

A las fórmulas teatrales que se ofrecían al público en el siglo XVI se impuso la que
alrededor de 1590 fijó Lope de Vega, creador de la comedia española.  Sus premisas se
caracterizaron por el quebrantamiento de las tres  reglas aristotélicas del teatro 
clásico (unidad de acción, tiempo y  espacio), la división de la comedia en tres actos (en
vez  de cinco) y , en general, la liberalización de la estructura de  la pieza dramática. Los
ideales que se exaltaban eran el monárquico y el religioso, y los sentimientos más
manifestados, el amor y el honor. De extraordinaria fecundidad, Lope fue el escritor
español con el que más llegó a identificarse el pueblo. Entre las creaciones
representadas con mayor profusión cabe citar Fuenteovejuna,  Peribáñez o el
comendador de Ocaña, El  caballero de Olmedo y La dama boba. Como era de esperar,
dado su éxito, tuvo gran número de seguidores.

La otra gran figura del drama del Siglo de Oro fue Pedro Calderón de la Barca, quien
comenzó siguiendo de cerca el modelo de la comedia de Lope, pero en su madurez,
aunque sin modificarlo sustancialmente, aportó ciertos rasgos personales. Su obra se
caracterizó por el enfoque más meditado de los asuntos, la preferencia por lo
ideológico o simbólico y la construcción más rígida de las piezas teatrales. En la técnica
escénica alcanzó un virtuosismo notable. Los dos grupos más  importantes de
la producción calderoniana son las comedias de  enredo y los dramas, históricos,
filosóficos y  religiosos, entre los que destacaron La vida es sueño,  El alcalde de
Zalamea y El mágico prodigioso

El culteranismo

El culteranismo, representado por Góngora, se preocupa, sobre todo, por la expresión.


Sus caracteres más  sobresalientes son la latinización del lenguaje y el  empleo 
intensivo de metáforas e imágenes.

La latinización del lenguaje se logra fundamentalmente mediante el uso intensivo del


hipérbaton y el gusto por incluir cultismos y neologismos, como, por ejemplo, fulgor,
candor, armonía, palestra.

La metáfora es la base de la poesía culterana. El encadenamiento de metáforas o


series de  imágenes tiene el objetivo de  huir de la realidad cotidiana para instalarnos
en el universo  artificial e idealizado de la poesía.

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