Nombre del estudiante(s): Julián Eduardo Miranda López
Nombre del trabajo: Eicosanoides y dolor.
Fecha de entrega: 4 de junio de 2021
Campus: Villahermosa
Carrera: Lic. QFBT
Materia: Farmacología Clínica
Semestre: 6to
Nombre del docente: Pascual Pedraza Montero
Eicosanoides y dolor. Los eicosanoides son un grupo de autacoides, es decir, “fármacos endógenos” con variadas actividades regulatorias sobre el organismo; entre estos podemos encontrar a las prostaglandinas, prostaciclinas, leucotrienos, tromboxanos, entre otros ácidos grasos, derivados principalmente del ácido araquidónico (AA), un lípido que se encuentra en las membranas celulares y es transformado por tres principales vías: la vía de las ciclooxigenasas (COX), que produce prostaglandinas y tromboxanos; la vía de la lipooxigenasa (LOX), que produce leucotrienos; y la vía de las monooxidasas del citocromo P-450, que sintetiza prostaciclinas y lipoxinas. Igualmente, el AA puede ser transformado, a través de la interacción con radicales libres, que los transforma a isoprostanos. En estos últimos, los eicosanoides se suelen presentar en los procesos inflamatorios, los cuales son la respuesta innata del organismo ante alteraciones patológicas, como la presencia de agentes extraños, daño y muerte tisular y tumores. La inflamación tiene cinco características, las cuales son calor, rubor, edema, perdida de función y dolor, este último debido a que sustancias como las prostaglandinas, leucotrienos y citocinas del sistema inmune interaccionan con las neuronas nociceptivas. Estas neuronas son una variedad de aferencias nerviosas que detectan múltiples y únicos estímulos externos, a través de neurotransmisión con glutamato, que detectarán calor, frio, estrés mecánico y presión. Los componentes principales de la inflamación aumentarán la sensibilidad de estos, principalmente los térmicos de calor y de estrés mecánico, principalmente por la acción en canales iónicos, los cuales son activados por transductores de señales como los eicosanoides, después de su señalización de proteínas G, de manera directa. Las enzimas COX (1 y 2) son sintetizadas por diferentes genes, tienen estructuras y pesos similares, pero variaciones en sus sitios activos que causen las diferencias entre ambas. La COX-1 es una enzima constitutiva, es activada por hormonas y produce prostaglandinas y tromboxanos para la regulación y homeostasis. La COX- 2, por otro lado, es inducible, generada durante respuestas inmunes y procesos inflamatorios, a través de moléculas como las citocinas (interleucinas, TNF-a), y hormonas. Las prostaglandinas que se producen son PGE2, PGD2, PGI2, y tromboxanos como TXA2. La enzima LOX se encuentra en leucocitos y células sanguíneas como las plaquetas, y sintetiza leucotrienos. El principal leucotrieno involucrado en la respuesta inflamatoria es el LTB4, funcionando como quimiotáctico, que acentúa el llamado de células blancas, liberación de quimiocinas y posterior actividad en las células, aumentando la cantidad de eicosanoides, aunque otros leucotrienos importantes son los LTC4, LTD4 y LTE4, que participan en el broncoespasmo y secreción de moco, exacerbadas durante los procesos asmáticos. Estas dos principales rutas de metabolismo de AA estarán relacionadas al dolor, pero dependerán principalmente de la COX-2, LOX y de los receptores a los que los eicosanoides productos se unan, así como de las respuestas que generen en el organismo. Respuestas que favorecen al dolor, producidas por estos productos son la vasodilatación, la quimiotaxis, la agregación plaquetaria, desgranulación leucocitaria, generación de superóxidos (PGD2, LTB4), interacción directa con nervios nociceptivos (PGI2) y contracciones musculares (PGF2). Como se aprecia, estos eicosanoides retroalimentan la respuesta inmune, que a su vez, acentúa su liberación, causando inflamación y por consiguiente, dolor. El organismo regula la inflamación, igualmente, a través de algunas de estas prostaglandinas en receptores diferentes, que causaran efectos contrarios como inhibición de la desgranulación mastocítica y leucocitaria e inhibición funcional de linfocitos T, evitar generación de citocinas proinflamatorias, vasoconstricción y agregación plaquetaria. Referencias. Pedrajas Navas, José Mª., & Molino González, Ángel M.. (2008). Bases neuromédicas del dolor. Clínica y Salud, 19(3), 277-293. Recuperado en 04 de junio de 2021, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130- 52742008000300002&lng=es&tlng=es Zegarra Piérola, Jaime Wilfredo. (2007). Bases fisiopatológicas del dolor. Acta Médica Peruana, 24(2), 35-38. Recuperado en 04 de junio de 2021, de http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1728- 59172007000200007&lng=es&tlng=es Fernández, L. P., González, M. A., Cerro, L. J. C., Hernández, L. I., Sánchez, M. M. Á., & Pérez, P. A. (2018). Velázquez: Farmacología Básica y Clínica (Edición: 19, 2017) (4.a ed.). Editorial Médica Panamericana. Abbas, P. L. (2015). Inmunología Celular Y Molecular (8.a ed.). Elsevier España, S.L.U. Julius, D., & Basbaum, A. I. (2001). Molecular mechanisms of nociception. Nature, 413(6852), 203–210. doi:10.1038/35093019