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Gestion de Personal y Habilidades Directivas
Gestion de Personal y Habilidades Directivas
TRABAJO FINAL
Programa formativo:
Coaching y Gestión de equipos.
Bloque:
1. Gestión de personal y habilidades directivas
Enviar a: arearrhh@eneb.es
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1.
En el caso de Exotic Fruits, nos encontramos con un típico ejemplo de herencia
de la dirección de una empresa familiar: en este caso es el dueño y gerente quien
le cede sus funciones a su esposa, pero es también frecuente que pase a los
descendientes. También resulta prototípico que la persona que “hereda”
semejante cargo no sea consciente de la gran responsabilidad que conlleva y
desconozca los entresijos de la empresa, más allá de un conocimiento superficial
e irreal, ya que -normalmente- las cosas desagradables no se suelen enseñar.
Aun y si se tratara de una persona aplicada, con años de experiencia siguiendo
la estela de su predecesor, el cambio supondría un golpe para la empresa, ya
que los caracteres personales influyen en la forma de hacer las cosas, además
de que los tiempos cambian y las circunstancias cambian con ellos.
En el caso que nos ocupa, sucede lo que suele suceder cuando la persona
entrante no has sido suficientemente formada para el cargo: esta cae en el
autoritarismo al verse incapaz de llevar a buen puerto su tarea, decide encerrarse
en sí misma y nombra una mano derecha que dé la cara por ella en las
situaciones incómodas y se muestra inflexible con todo lo que no sea su idea de
cómo tiene que funcionar la empresa y cuál debe ser el comportamiento de los
trabajadores.
El personal, por su parte, dentro de una reacción general mala a la situación, se
comporta de maneras distintas según su rango, experiencia y carácter personal.
De entrada, el hecho de que un familiar del antiguo gerente herede el cargo sin
tener experiencia ni formación ya despierta recelos entre los trabajadores, sobre
todo entre los más veteranos y -entre estos- en los que puedan ostentar cargos
de responsabilidad, ya que pueden sentirse preteridos: ellos, que tanto han
hecho, sudado y sufrido por la empresa se ven desplazados de lo que sería una
jerarquía natural por una persona cuyo mayor mérito es ser la esposa del gerente
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jubilado. Ya de por sí, la situación se presta a que Silvia sea recibida con muchos
recelos y mirada con lupa.
Aparte de este hecho, debemos tener en cuenta un factor importante: la
costumbre. El personal se había acostumbrado al trato y las maneras del anterior
gerente, y -por muy buena que fuera- la nueva dirección siempre supondría un
trauma, más grande o más pequeño. Por lo que se explica en el enunciado, las
maneras de Silvia no han sido las mejores ni las más eficientes, lo que sin duda
ha hecho que el lógico roce de adaptación haya derivado en continuos problemas
entre el personal y la dirección, de manera que han entrado en juego factores
hasta ese momento impensables: presión sindical, dejadez de funciones,
sanciones, falta total de comunicación personal, etc.
Todo esto influye muy negativamente en el personal, que siente que ha pasado
de ser una pieza importante del engranaje a ser algo que está ahí gracias a la
magnanimidad de la dirección y que puede ser sustituido por otro trabajador sin
que la empresa ni los compañeros sufran por ello en lo más mínimo.
Como consecuencia de esta situación, se han gestado diferentes bloques,
agrupados por su manera de reaccionar a todo esto. Por un lado están los que -
valiéndose de su experiencia y de que un despido les beneficiaría
económicamente- optan por no trabajar o incluso trabajar mal para que la
empresa salga perjudicada. Otros, por su parte, forman un grupo impensable
unos meses antes por sus caracteres porque es bien sabido que nada une más
que un enemigo en común. Estos optan por la vía sindical y por ayudarse
mutuamente a pasar el trauma diario que les supone trabajar bajo las órdenes
de Silvia. Y los más han optado por una actitud sumisa, en la que acatan las
órdenes de la dirección por miedo a perder sus empleos y por ende su fuente de
ingresos, aun sabiendo que están siendo sometidos a unas condiciones -en
algunos casos- ilegales y que rozan lo inhumano.
Dado este panorama, la lógica impulsa a pensar que los días de Exotic Fruits
están contados, ya que se trata -además- de una empresa que no posee una
gran estructura en los campos de innovación, estrategia o gestiones
comerciales, por la sencilla razón de que -al no tener una fuerte competencia- no
los necesitaba y por tanto los descuidó. De esta forma , no cabe pensar que un
bache de adaptación a la nueva gerencia pueda verse compensado con una
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situación laboral: no olvidemos que ante una dirección que se niega a escuchar
y comunicar caben muchas otras acciones antes de bloquear la producción, ya
que esto -además- está perjudicando a otras personas que trabajan allí y que no
tienen ninguna culpa de nada, y que pueden encontrarse en una situación igual
e incluso peor que los “saboteadores”. Este tipo de situaciones no suelen acabar
bien para nadie: la empresa se puede ver forzada a cambios de organización,
sanciones e incluso despidos, y los trabajadores pueden sufrir presiones de la
gerencia, de otros compañeros, etc. Carolina y Miguel basan su fuerza en la
veteranía, que hace que un despido le resulte a la empresa excesivamente
costoso y también poco recomendable, al no existir otras personas que puedan
suplir su marcha con garantías, pero olvidan que -a la larga- un despido costoso
hoy es mucho más rentable que un mal trabajador en el tiempo, y que hay otros
compañeros que pueden estar en condiciones de sustituirles o que la empresa
puede encontrar buenos candidatos externamente. En todo caso, esta figura del
empleado “no trabajador” es bastante común en casi todas las empresas, en
mayor o menor medida, máxime cuando desde la dirección se impulsan acciones
poco coherentes con los derechos de los trabajadores, ya que en este tipo de
caracteres laborales se busca siempre el más mínimo resquicio de mala praxis
por parte de la empresa para justificar cualquier acción o comportamiento a nivel
laboral -e incluso personal- de los trabajadores.
El segundo grupo también es prototípico de las medianas y grandes empresas:
unos cuantos trabajadores “hacen piña” en torno a un objetivo común, mejorar
sus condiciones laborales, pero acaban yendo mucho más allá. Sólo hablan
entre ellos, disfrutan del tiempo libre en el trabajo en grupo, buscan la
información sindical y legal necesaria y la comparten sólo entre ellos, dan la
espalda a los demás trabajadores, sobre todo a los que no tienen más remedio
que aceptar las condiciones que impone la empresa, etc.
En este tipo de grupos siempre se establece una jerarquía que viene marcada
por los caracteres personales y las circunstancias particulares: suele haber un
“encargado” para cada tema, según su mismo interés y posibilidades y, como en
la vida exterior, existen todo tipo de formas de vivir la situación. Nos
encontramos, así, con personas que se dejan llevar por otras que son más
decididas o impulsivas o, simplemente, pueden tener acceso a los recursos
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