Los colinomiméticos se clasifican en fármacos de acción directa e indirecta.
Los de acción directa son agonistas de los receptores muscarínicos, y los de acción indirecta inhiben la AChE, por lo que aumentan la concentración de acetilcolina en las sinapsis y uniones neuroefectoras colinérgicas, desde donde es fisiológicamente liberada. 1. Fármacos colinomiméticos de acción directa. A contexto de su estructura química, se clasifican en esteres de la colina y alcaloides (naturales y sintéticos). Los esteres de la colina pueden, a su vez, dividirse en dos grupos según que esta se una al ácido acético, como la acetilcolina y la metacolina (acetil-B- metilcolina), o al ácido carbamico, como el carbacol (carbamilcolina) y el betanecol (carbamil-B-metilcolina). En la molécula de acetilcolina se distinguen dos porciones relevantes para la actividad farmacológica: el grupo nitrógeno cuaternario, dotado de una carga positiva, y el grupo éster, que es el susceptible al hidrolisis por colinesterasas. La esterificación con ácido carbamico confiere a la molécula una menor sensibilidad a las colinesterasas, mientras que la metilación en posición B incrementa la selectividad muscarínica de los compuestos al tiempo que aumenta su resistencia al hidrolisis. Los alcaloides naturales y los compuestos sintéticos pueden contener un nitrógeno terciario o cuaternario. Así, la muscarina posee un nitrógeno cuaternario, mientras que la pilocarpina, la arecolina y la oxotremorina contienen uno terciario. - Farmacocinética Los esteres de la colina son aminas cuaternarias cuya carga positiva determina una pobre absorción enteral y muy baja difusión a través de barreras biológicas como la hematoencéfalica. Los alcaloides con nitrógeno terciario, como la pilocarpina, se absorben mejor en el tubo digestivo que los que poseen nitrógeno cuaternario, como la muscarina, y se distribuyen ampliamente en el organismo. No obstante, el betanecol presenta una suficiente absorción enteral que permite su utilización por vía oral para facilitar el vaciamiento de la vejiga urinaria. Debe recordarse que la muscarina, pese a su grupo de amonio cuaternario, es causante de no pocas intoxicaciones por consumo de setas (Amanita muscaria y algunas variedades de Inocybe y Citocybe). Por su similar estructura con la acetilcolina, la metacolina conserva cierta susceptibilidad a las colinesterasas (incluida la butirilcolinesterasa plasmática). La administración intravenosa de un bolo de acetilcolina origina efectos de breve duración (5-20segundos) y su administración subcutánea solo produce efectos locales. Por el contrario, el carbacol y betanecol, que son resistentes al hidrolisis por colinesterasa, producen efectos sistémicos prolongados tras la administración parenteral. Se eliminan por vía renal, acelerándose la eliminación de los compuestos de nitrógeno terciario al acidificar la orina. - Propiedades de los fármacos parasimpaticomiméticos de acción directa Fármaco Actividad Susceptibilidad Susceptibilidad a la tisular AChE Nicotínica Muscarínica Acetilcolina ++ +++ - +++ Carbacol +++ ++ Gastrointestinal y - urinaria Metacolina + +++ Cardiovascular ++ Betanecol - +++ Gastrointestinal y - urinaria Muscarina - +++ - - Pilocarpina - +++ Ojo, secreción - - Mecanismo de acción Los fármacos colinomiméticos de acción directa se comportan como agonistas de los receptores muscarínicos. Se han identificado cinco subtipos de receptores muscarínicos M1 a M5, que se encuentran ampliamente distribuidos por el organismo. La mayor parte de ellos se localiza en sinapsis donde la acetilcolina actúa como neurotransmisor, como las uniones neuroefectoras del sistema nerviosos parasimpático, los ganglios del sistema vegetativo y la medula suprarrenal. Además, están presentes en algunas sinapsis periféricas (unión neuroefectora de las glándulas sudoríparas) y del sistema nervioso central. Curiosamente, los receptores muscarínicos se encuentran también presentes en estructuras no inervadas, como las células endoteliales de los vasos (del tipo M3), donde promueven potentes acciones vasodilatadoras mediadas por NO. Estas acciones abarcan todos los lechos vasculares, incluidos el coronario y el pulmonar. Igualmente, existen receptores presináptios localizados en la propia terminación colinérgica o en los botones simpáticos, donde regulan la liberación de noradrenalina y acetilcolina, por lo que este tipo de fármacos también modifica indirectamente la función de los órganos inervados por el sistema nervioso autónomo. En general, los agonistas colinérgicos reproducen las acciones de la acetilcolina, pero la duración de su acción es mayor. - Efectos farmacológicos Las acciones de los colinomiméticos son fáciles de intuir si se recuerdan los efectos de una hiperestimulación parasimpática: crisis vagal que reproduce un incremento generalizado de la acetilcolina. Es de hacer notar aquí que, con independencia de su utilización clínica, los agonistas muscarínicos tienen un importante papel en investigación como herramientas farmacológicas. Acetilcolina Aparato cardiovascular. Los efectos directos de la acetilcolina sobre el aparato cardiovascular incluyen: a) vasodilatación arteriolar generalizada; b) disminución de la frecuencia cardiaca (efecto cronotrópico negativo); c) disminución de la velocidad de conducción (efecto dromotrópico negativo) en los nódulos sinusal (SA) y auriculoventricular (AV); y d) disminución de la fuerza de contracción cardiaca (efecto inotrópico negativo). La vasodilatación arteriolar se debe fundamentalmente a la activación de receptores muscarínicos del tipo M3 de las células del endotelio vascular. La activación de estos receptores favorece la síntesis y la liberación de NO que, a su vez, promueve la relajación de las células musculares lisas de los vasos. Al efecto vasodilatador de la acetilcolina también pude contribuir la inhibición de la liberación de noradrenalina desde las terminaciones nerviosas simpáticas vasculares, un efecto dependiente de la activación de receptores muscarínicos tipo M2. De manera similar a lo que ocurre en el sistema vascular, los efectos sobre el corazón se deben a una acción directa sobre las células cardiacas y a una modificación de la actividad y los efectos del sistema nervioso simpático a ese nivel. Los efectos directos sobre el corazón están mediados por receptores muscarínicos del tipo M2, y consisten en: a) aumento de la corriente de potasio IK (Ach) en las células auriculares y de los nódulos SA y AV; b) disminución de la corriente de entrada de Ca2 del tipo L, y c) disminución de la corriente activada por la hiperpolarización (Ir), responsable de la lenta despolarización diastólica (fase 4 del potencial de acción cardíaco) de las células automáticas. Todas estas acciones subyacen al efecto cronotrópico negativo de la acetilcolina, mientras que las dos primeras dan cuenta de la disminución de la contractilidad. Además, el aumento de la permeabilidad celular al K+ y la disminución de la entrada de Ca2+ producen hiperpolarización y reducción de la duración del potencial de acción de las células auriculares, con la consiguiente disminución del período refractario efectivo. Como consecuencia, la velocidad de conducción auricular puede incrementarse, lo cual explica la capacidad de los fármacos colinomiméticos y de la acetilcolina endógena liberada por reflejos vagales o por la acción de diversos fármacos (glucósidos digitálicos, etc.) para perpetuar o agravar el flúter y la fibrilación auriculares. Por el contrario, la acetilcolina enlentece la velocidad de conducción y prolonga el período refractario en el nódulo AV. De ahí la capacidad de los fármacos colinomiméticos de producir un bloqueo AV y de ciertos fármacos que incrementan el tono vagal, como los glucósidos cardíacos, de controlar la frecuencia ventricular durante el flúter y la fibrilación auriculares. Los efectos de la acetilcolina sobre el corazón se deben también al antagonismo de los efectos de la estimulación adrenérgica cardíaca y a la inhibición de la liberación de noradrenalina desde las terminaciones nerviosas simpáticas. La acetilcolina deprime la respuesta del corazón a las catecolaminas por contrarrestar el aumento de la síntesis del adenosinmonofosfato cíclico (AMPc) inducido por la activación de los receptores B1 adrenérgicos. El AMPc actúa a través de la proteincinasa A para incrementar la actividad de los canales de Ca2+ de tipo L y, consecuentemente, la entrada del Ca2+ y la contractilidad cardíaca. La importancia de este mecanismo en la regulación de la función cardíaca depende de la intensidad del tono adrenérgico. Así, en condiciones basales y debido también a la reducida densidad de receptores muscarínicos y de la inervación parasimpática ventricular, la estimulación vagal o la administración de acetilcolina producen un efecto inotrópico negativo con mínima repercusión en el volumen sistólico. Sin embargo, en situaciones en las que aumenta la estimulación adrenérgica (ejercicio físico, emociones fuertes, etc.), los efectos inhibidores de la acetilcolina sobre la contracción ventricular resultan mucho más pronunciados. La administración intravenosa de una dosis pequeña de acetilcolina produce vasodilatación arteriolar generalizada, hipotensión arterial y taquicardia refleja. Sin embargo, dosis mayores originan bradicardia y disminución de la velocidad de conducción a través del nódulo AV por un efecto directo sobre el corazón. El resultado de la interacción entre el sistema nervioso simpático y los fármacos colinomiméticos sobre la frecuencia cardíaca es difícil de predecir, pero dependerá de la concentración del agonista en el corazón y los vasos, y de la magnitud de los reflejos compensadores que también son modificados por estos fármacos al inhibir la liberación de noradrenalina por las terminaciones nerviosas simpáticas. Conviene finalmente señalar que la acetilcolina administrada en dosis altas activa receptores nicotínicos ganglionares, cuyos efectos sólo resultan evidentes cuando se bloquean las respuestas muscarínicas con atropina. En estas condiciones, la acetilcolina produce una elevación de la presión arterial debida a la liberación de catecolaminas por las terminaciones nerviosas posganglionares simpáticas y por la médula suprarrenal. Aparato respiratorio. La acetilcolina induce la contracción del músculo liso de las vías respiratorias y estimula la secreción de las glándulas de la mucosa traqueobronquial mediante la activación de receptores muscarínicos del tipo M3. El antagonismo farmacológico de este efecto tiene un prominente papel terapéutico, notablemente en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Aparatos digestivos y genitourinario. La estimulación vagal y, en menor medida, la administración de acetilcolina –debido su degradación por la colinesterasa plasmática- incrementan el tono y la amplitud de las contracciones peristálticas del tubo digestivo que, unidas a la relajación de esfínteres, promueven un notable incremento de la velocidad de tránsito intestinal. Esta acción se manifiesta en dolor cólico y en diarrea, que se potencian por la estimulación de la actividad secretora, particularmente la de las glándulas salivales y de la mucosa gástrica. Estos efectos están mediados fundamentalmente por receptores muscarínicos de los tipos M1, situados en las neuronas del plexo de Auerbach y en las células parietales gástricas, y M3, presentes en las células musculares lisas de la pared del tubo digestivo y en las glándulas salivales y de la mucosa intestinal. La acetilcolina incrementa el peristaltismo ureteral, contrae el músculo detrusor y relaja el trígono y el esfínter de la vejiga, favoreciendo la micción voluntaria. La acetilcolina tiene escasos efectos estimuladores sobre el útero humano. Ojo. La instilación de acetilcolina en el saco conjuntival induce, mediante la activación de receptores muscarínicos del tipo M2, la contracción de los músculos esfínter del iris y ciliar, con el resultado de miosis y acomodación para la visión cercana. La contracción del esfínter del iris facilita también el drenaje del humor acuoso en el canal de Schlemm, lo que justifica la utilización de los fármacos colinomiméticos en el tratamiento del glaucoma. Glándulas exocrinas. La acetilcolina incrementa la secreción de las glándulas sudoríparas, lagrimales y nasofaríngeas. Los receptores muscarínicos del tipo M3 son responsables de estos efectos. Esteres de la colina y alcaloides naturales y sintéticos Debido a su menor o nula sensibilidad a la AChE y a la butirilcolinesterasa, poseen mayor potencia y duración la acción que la acetilcolina; además, presentan un perfil farmacológico diferente. Aparato cardiovascular. Los efectos cardiovasculares de la muscarina y de la metacolina son similares a los de la acetilcolina. Por el contrario, el carbacol y el betanecol apenas ejercen efectos cardiovasculares en las dosis a las que modifican la función de otros aparatos, particularmente el digestivo y el urinario. La pilocarpina administrada por vía intravenosa produce una respuesta hipertensiva, excepcional entre los fármacos agonistas selectivos de los receptores muscarínicos. Este efecto ha sido atribuido a la activación de los receptores muscarínicos ganglionares del tipo M1. Aparato respiratorio. Estos fármacos producen efectos superponibles a los de la acetilcolina. La metacolina se utiliza en algunos países para el diagnóstico de asina bronquial. En personas normales este fármaco produce una moderada broncoconstricción; en cambio, en pacientes asmáticos, aun en períodos intercríticos desencadena el ataque asmático. Aparato digestivo y urinario. El carbacol, el betanecol y la pilocarpina presentan cierta acción selectiva sobre los aparatos digestivo y urinario en relación a sus efectos cardiovasculares. Cualitativamente, sus efectos son similares a los de la acetilcolina, aunque sólo el betanecol tiene algún uso clínico. La cevimelina (un agonista con cierta selectividad M3) puede utilizarse para incrementar la salivación y la secreción lacrimal. Ojo. Producen efectos análogos a los de la acetilcolina, pero más potentes y prolongados. Glándulas exocrinas. Los esteres de la colina y los alcaloides con efecto muscarino son potentes estimulantes de la secreción de casi todas las glándulas exocrinas (sudoríparas, salivales., lacrimales, nasofaríngeas, de las mucosas traqueobronquial, gástrica e intestinal y del páncreas exocrino). La pilocarpina destaca por sus potentes efectos sialogogo y diaforético. Sistema nervioso periférico y la placa motora del musculo esquelético. El carbacol presenta una importante actividad nicotínica, tanto sobre los ganglios autónomos como sobre los de la placa motora del músculo esquelético. La activación de los receptores nicotínicos ganglionares origina un potencial sináptico excitador rápido que desencadena el disparo de potenciales de acción en las neuronas posganglionares. Los efectos resultantes reproducen los de la activación de los sistemas nervioso simpático y parasimpático, con un predominio de los efectos del simpático sobre el aparato cardiovascular y del parasimpático sobre los sistemas digestivo y genitourinario. En el musculo esquelético, la administración de carbacol origina un potencial de placa motora que promueve la contracción muscular. La estimulación sostenida de los receptores nicotínicos por un agente como el carbacol, no hidrolizable por la AChE, conduce a la aparición de bloqueo por despolarización y parálisis fláccida. Sistema nervioso central. La administración intravenosa de pequeñas dosis de pilocarpina, muscarina, oxotremorina o arecolina produce activación cortical generalizada. Dosis superiores pueden producir temblor, hipotermia, estimulación del centro respiratorio, vómitos, convulsiones y coma. Distintos receptores (muscarínicos de los tipos M1 y M2 y una gran variedad de receptores nicotínicos) han sido involucrados en estos efectos. - Indicaciones terapéuticas Aparatos digestivo y urinario. La activación de los receptores muscarínicos puede ser una estrategia adecuada en el tratamiento de diferentes trastornos que cursan con depresión de la actividad del músculo liso digestivo y urinario, siempre que no exista obstrucción mecánica. Dichos trastornos incluyen el íleo paralítico, la distensión abdominal postoperatoria, la atonía y la retención gástricas y el megacolon congénito, en la esfera gastroenterológica, y la atonía vesical, la retención urinaria postoperatoria o posparto y algunos casos de vejiga hipotónica de origen miógeno o neurógeno en el ámbito de la urología. Entre los colinomiméticos de acción directa, el fármaco de elección para el tratamiento de estos procesos es el betanecol. Por otra parte, la pilocarpina, el betanecol y la cevimelina son fármacos útiles en el tratamiento de la sequedad de boca y para incrementar la secreción lagrimal asociada al síndrome de Sjogren o secundaria a la radioterapia de cabeza y cuello. Ojo. La pilocarpina es el colinomimético de elección (solo o asociado a un inhibidor de la AChE) en el tratamiento inicial del glaucoma de ángulo cerrado. Está igualmente indicada en el tratamiento del glaucoma crónico (de ángulo abierto) y en algunas formas de glaucoma secundario, así como para revertir la midriasis producida por atropina. Utilizada de forma alternante con fármacos midriáticos, se emplea también en la iritis para evitar la formación de adherencias entre el iris y el cristalino. - RAM Los efectos adversos de estos fármacos derivan de la activación excesiva de los receptores muscarínicos y nicotínicos y, por lo tanto, consisten en la exacerbación de los efectos farmacológicos ya descritos. Signos indicativos de toxicidad muscarínica son las náuseas, los vómicos, la diarrea, la salivación y sudoración excesivas, la disnea, la bradicardia y la vasodilatación cutánea. Estas manifestaciones son similares a las que se producen tras la ingesta de setas de los géneros Amanita e Inocybe, que contienen alcaloides con actividad muscarínica, y responden favorablemente a la administración parental de 0,5-1 mg de atropina por vía intramuscular o intravenosa.
2. Fármacos inhibidores de la acetilcolinesterasa
En los vertebrados existen dos tipos de colinesterasas, la AChE y la butirilcolinesterasa (seudocolinesterasa); ambas enzimas presentan una homología del 65%, pero su estructura molecular, su distribución tisular, su especificidad de sustrato y sus funciones son diferentes. La AChE existe en forma monomeérica y dimérica, aunque la mayor parte se encuentra formando tetrámeros. Su tasa de recambio es de unas 8-16 horas, tiempo que tarda en recuperarse tras una inhibición irreversible. La AChE se localiza en las sinapsis colinérgicas, tanto en la hendidura sináptica como en el interior de las terminaciones nerviosas, en el suero sanguíneo y en la membrana de los hematíes. Muestra una elevada selectividad por la acetilcolina y desempeña un papel esencial en la terminación de la acción de ese transmisor en los sitios donde se libera. . La butirilcolinesterasa se sinteriza en el hígado y se distribuye ampliamente en el organismo, encontrándose en el suero sanguíneo, hígado, piel, cerebro y músculo liso gastrointestinal. Cataliza la hidrólisis de la butirilcolina más rápidamente que la de la acetilcolina e interviene en el metabolismo de otros muchos fármacos dotados de enlaces tipo éster, como la succinilcolina o la procaína. El centro activo de la AChE comprende dos regiones diferentes: el sitio aniónico, cargado negativamente y constituido por el grupo carboxilo libre de un residuo de glutamato, y el sitio esterásico, constituido por el anillo imidazólico de un residuo de histidina y el grupo hidroxilo de otro de serina. De forma característica, el sitio aniónico atrae electrostáticamente a la carga positiva del grupo básico del sustrato (p. ej., la colina), mientras que el sitio esterásico interactúa con el grupo ácido (p. ej., ácido acético, carbámico, fosfórico, etc.) del sustrato formando un enlace covalente. El proceso catalítico de la acetilcolina comprende dos etapas: una primera que implica la hidrólisis de la acetilcolina con liberación de la colina y transferencia del grupo acetilo a la serina dando lugar a la forma acetilada de la enzima, y la segunda, que comporta la desacetilación mediante hidrólisis del enlace, con la consiguiente recuperación de su actividad. El proceso transcurre con extraordinaria celeridad (100 ms) permitiendo el adecuado funcionamiento de sinapsis rápidas como las existentes en la placa motora del músculo esquelético. Todos los fármacos anticolinesterásicos se unen a la AChE, si bien lo hacen de manera distinta en función de su estructura química. Así, los alcoholes simples, como el edrofonio, interactúan sólo con el sitio aniónico de la enzima. Esta interacción es rápidamente reversible, por lo que este compuesto produce una inhibición-por impedir el acceso de la acetilcolina al centro activo de la enzima-de la AChE de breve duración (2-10 minutos). Los derivados carbámicos son hidrolizados por la AChE de forma similar a como lo es la acetilcolina. Sin embargo, el enlace covalente formado entre el ácido carbámico y el sitio esterásico del centro activo resulta más resistente al hidrolisis que el formado con el grupo acetilo y el sitio esterásico del centro activo resulta más resistente al hidrolisis que el formado con el grupo acetilo. En consecuencia, la hidrólisis de los derivados carbámicos se produce lentamente, lo que con lleva un mayor tiempo de regeneración de la enzima y, por consiguiente, una inhibición más prolongada (30 minutos a 6 horas) de ella. Por último, tos compuestos organofosforados forman complejos con la enzima extremadamente estables. En algunos casos (ecotiopato), la regeneración de la enzima puede producirse de forma muy lenta (100 horas), mientras que en otros (diisopropilfluorofosfato) prácticamente no se produce, por lo que la recuperación de la actividad enzimática dependerá necesariamente de la síntesis de nuevas moléculas de la enzima a lo largo de varias semanas. La distinta velocidad de regeneración de la AChE tras el tratamiento con los diferentes fármacos anticolinesterásicos condujo a denominarlos, de forma algo simplista, como reversibles (alcoholes simples y derivados carbámicos) e irreversibles (compuestos organofosforados). Esta clasificación, aunque de gran importancia práctica, es meramente operativa y no implica la existencia de dos mecanismos de inhibición diferentes. Los anticolinesterásicos se clasifican en 4 grupos de acuerdo con su estructura química: a) alcoholes simples con nitrógeno cuaternario: endrofonio; b) derivados carbámicos constituidos por esteres del ácido carbamico y alcoholes con nitrógeno terciario o cuaternario; de aplicación clínica: fisostigmina (o eserina: alcaloide natural con nitrógeno terciario), neostigmina (o prostigmina) y piridostigmina (derivados sintéticos con nitrógeno cuaternario) galantamina (derivado sintético con nitrógeno terciario); e) derivados orgánicos del ácido fosfórico (organofosforados) que han tenido aplicación clínica como el ecotiopato, y d) otros inhibidores con estructuras químicas muy diversas: derivados de la acridina como la tacrina y derivados piperidímicos corno el donepezilo. - Propiedades farmacológicas de los anticolinesterásicos Los derivados del ácido carbámico con nitrógeno cuaternario (neostigmina y piridostigmina) y el edrofonio están cargados positivamente al pH fisiológico, por lo que atraviesan con dificultad las barreras celulares. En consecuencia, apenas se absorben tras la administración cutánea o conjuntival, y presentan una baja (< 10 %) biodisponibilidad por vía oral o inhalatoria. Los derivados carbámicos se metabolizan por esterasas plasmáticas y posteriormente son eliminados por excreción renal. Las aminas terciarias, como la fisostigmina, se absorben bien, con independencia de la vía de administración utilizada, y atraviesan la barrera hematoencéfalica. Administrada por vía parenteral, el efecto de la fisostigmina dura 2-3 horas, siendo destruida principalmente por las esterasas plasmáticas.
Los compuestos organofosforados, con excepción del ecotiopato que
porta un nitrógeno cuaternario, son muy liposolubles, absorbiéndose rápidamente a través de la piel, la conjuntiva, el pulmón y el tubo digestivo. Se distribuyen ampliamente, incluyendo el SNC, y son inactivadas por la acción de carboxilesterasas y paraoxonasas hepáticas y plasmáticas. Con independencia de la cinética de eliminación de estos fármacos, su efecto dependerá fundamentalmente del tiempo de recuperación de la actividad de las moléculas de AChE que generalmente implica la síntesis de nueva proteína, como se indica a continuación. Fármaco Biodisponibilidad Paso de barrera Unión a Semivida Volumen oral (%) hematoencéfalica proteínas eliminación distribución (%) (min) (L/Kg) Edrofonio - 60-110 0,8-1,6 Neostigmina <5 - 15-25 25-80 0,7-1,4 Piridostigmina <8 - 120-180 0,5-1,1 Rivastigmina 35-40 + 40 90-120a- 1,8-2,7 200b Donepezilo 100 + 96 3600-5400 12 Galantamina 85-100 + 18 360-480 2,6
- Mecanismo de acción y efectos farmacológicos
El efecto principal común a todos los anticolinesterásicos es el de inhibir la hidrólisis de la acetilcolina por la AChE. Ello se traduce en un incremento de acetilcolina en todos los lugares desde donde es liberada. Los efectos son los propios de la acetilcolina sobre los receptores muscarínicos y uniones neuroefectoras colinérgicas y son fácilmente deducibles si se recuerdan las acciones de la acetilcolina en los distintos órganos y sistemas. Su diana farmacológica fundamental es la AChE , si bien algunos compuestos pueden actuar igualmente como inhibidores de otras serín-hidrolasas, como la butirilcolinesterasa, la tripsina o la trombina, e incluso como agonistas o como moduladores alostéricos de los receptores nicotínicos. Los efectos de los fármacos anticolinesterásicos se deben al aumento de la concentración local de acetilcolina, que produce la activación de los receptores colinérgicos muscarínicos y nicotínicos, y se ejercen fundamentalmente en tres localizaciones: a) las sinapsis colinérgicas del sistema nervioso autónomo, que incluyen los ganglios vegetativos y las uniones neuroefectoras del sistema nervioso parasimpático, b) la placa motora del músculo esquelético y e) el SNC. Sinapsis colinérgicas del sistema nervioso autónomo. Los efectos en este caso son el resultado del incremento de la actividad de los órganos inervados por el sistema nervioso parasirnpático y de la estimulación, a veces seguida de depresión, de los ganglios autónomos. Los efectos sobre las vías respiratorias, el aparato digestivo y urinario, el ojo y las glándulas exocrinas son cualitativamente similares a los que se observan tras la administración de fármacos agonistas muscarínicos. Los inhibidores de la colinesterasa producen broncoconstricción e incrementan la actividad motora en los aparatos digestivo y urinario. Aplicados tópicamente sobre el ojo producen miosis de larga duración (horas e incluso días), acomodación para la visión cercana y reducción de la presión intraocular en pacientes con glaucoma. Los fármacos anticolinesterásicos incrementan la secreción de todas las glándulas exocrinas (sudoríparas, lagrimales, bronquiales, salivales, gástricas, intestinales y acinares pancreáticas). Los efectos sobre el aparato cardiovascular son complejos y en ellos intervienen múltiples mecanismos. Sobre el corazón, estos compuestos reproducen los efectos de la estimulación vagal, por lo que ocasionan bradicardia y disminución de la contractilidad auricular, ventricular, con la consiguiente reducción del gasto cardiaco. Los efectos sobre el tono vascular son considerablemente menores que los de los fármacos colinomiméticos de acción directa debido a la escasa o nula inervación colinérgica de la mayoría de los lechos vasculares. Por ello, dosis pequeñas de anticolinesterásicos apenas modifican Ja presión arterial, mientras que dosis elevadas producen una acusada hipotensión por un efecto bloqueante (bloqueo por despolarización) sobre la transmisión en los ganglios simpáticos y en el centro vasomotor del tronco del encéfalo. Placa motora del musculo esquelético. Los fármacos anticolinesterásicos aumentan el tiempo de permanencia de la acetilcolina en la placa motora del músculo esquelético. Como consecuencia, se incrementa la duración del potencial de placa, de forma que puede llegar a inducir la descarga de más de un potencial de acción. Este efecto se asocia a un aumento de la fuerza de contracción muscular, pero lleva aparejada la desincronización entre la actividad eléctrica del nervio motor y la del músculo esquelético, con el consiguiente riesgo de aparición de contracciones descoordinadas de las fibras musculares (fibrilaciones musculares). Los inhibidores de la AChE son particularmente eficaces para restablecer la transmisión neuromuscular en los casos que se halla afectada como consecuencia de una disminución de la densidad de los receptores nicotínicos, como en la miastenia grave, o de la ocupación de éstos por fármacos bloqueantes neuromusculares de tipo no despolarizante. En estas circunstancias, los anticolinesterásicos posibilitan que la acetilcolina se una y active los receptores nicotínicos necesarios para que el potencial de placa que se genere sea capaz de iniciar un potencial de acción. Sin embargo, una inhibición excesiva de la AChE conduce a la aparición de efectos adversos. Así, la acumulación sináptica de la acetilcolina produce, mediante la activación de autorreceptores nicotínicos, la despolarización de la terminación nerviosa de la motoneurona y el disparo de potenciales de acción que se conducen antidromicamente a través de toda la unidad motora, dando lugar a fasciculaciones musculares. Asimismo, la despolarización prolongada de la célula muscular puede ocasionar un bloqueo de la transmisión y parálisis por despolarización, al que en ocasiones sucede un bloqueo posrepolarización secundario a la desensibilización de los receptores nicotínicos. Finalmente, conviene mencionar que la neostigmina y otros derivados carbámicos con nitrógeno cuaternario ejercen también un efecto directo de tipo agonista sobre los receptores nicotínicos de la placa motora, que puede contribuir a incrementar su eficacia en el tratamiento de la miastenia grave. Sistema nervioso central. Los derivados carbámicos con nitrógeno terciario como la fisostigmina y la mayoría de los compuestos organofosforados atraviesan la barrera hematoencéfalica, produciendo efectos en el SNC. En dosis bajas ocasionan una estimulación generalizada y una sensación subjetiva de alerta. En dosis elevadas, la estimulación desemboca en convulsiones que preceden a la depresión respiratoria y al coma. - Indicaciones terapéuticas Aparatos digestivo y urinario. La neostigmina es el anticolinesterásico de elección en el tratamiento de muy diversos procesos, médicos y quirúrgicos, que cursan con parálisis intestinal o atonía de la vejiga urinaria. Al igual que los fármacos colinomiméticos de acción directa, está contraindicada en casos de obstrucción mecánica vesical o intestinal y cuando el déficit motor es consecuencia de una enfermedad inflamatoria intestinal o se acompaña de peritonitis. Miastenia grave. Ésta es una enfermedad neuromuscular caracterizada por debilidad y fatigabilidad de la musculatura esquelética. Está causada por una respuesta autoinmune mediada por anticuerpos y dirigida contra los receptores nicotínicos de la placa motora. Por ello, disminuye notablemente el número de receptores funcionales, lo que determina una reducción del margen de seguridad de la transmisión en la unión neuromuscular. Como consecuencia, el número de fibras musculares que se contraen en respuesta a una estimulación del nervio motor es menor (debilidad) y tiende a disminuir durante la estimulación repetida (fatigabilidad). Los pacientes se encuentran débiles e incapaces de mantener la actividad motora voluntaria durante períodos prolongados de tiempo. Los fármacos inhibidores de la AChE desempeñan un papel fundamental en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad debido a su capacidad para restaurar la transmisión en la unión neuromuscular y recuperar la fuerza muscular. Para el diagnóstico se emplea el edrofonio, un anticolinesterásico con duración de acción breve. Si el paciente padece miastenia grave, la administración intravenosa (2 mg) de este compuesto da lugar en el plazo de 1 minuto a un notable aumento de la fuerza muscular, que se mantiene durante 2-4 minutos. Para el tratamiento crónico de la miastenia grave se puede recurrir a la administración por vía oral de neostigmina, piridostigmina o ambenonio. La dosis de estos compuestos se ajusta de forma empírica, incrementándose hasta que se obtiene una respuesta óptima. Los anticolinesterásicos constituyen un tratamiento sintomático de la enfermedad. No modifican su curso temporal y, en consecuencia, pueden perder eficacia con el tiempo. Ello obliga a reajustar periódicamente la dosis en función de la respuesta clínica. En ocasiones, una sobredosificación puede conducir a una disminución de la transmisión muscular por bloqueo despolarizante, que se manifestará con síntomas-debilidad y cansancio (crisis colinérgica) - similares a los de la miastenia grave. El edrofonio también resulta útil para distinguir entre estas dos situaciones, pues agravará la primera y aliviará la segunda. Durante el tratamiento con inhibidores de la AChE pueden aparecer efectos dependientes de la estimulación de receptores muscarínicos (sialorrea, dolor abdominal, diarrea, bradicardia), que son controlables mediante la administración de atropina. Cabe señalar que existe una variante de miastenia de base genética por mutaciones en los receptores nicotínicos, en la que los agentes AChE no producen mejorías clínicas sustanciales. Otras medidas terapéuticas, como corticoterapia, inmunoterapia o plasmaféresis, son igualmente utilizadas. Ojo. La fisostigmina asociada a la pilocarpina se utilizó en el tratamiento inicial del glaucoma de ángulo cerrado. Otros anticolinesterásicos de acción más prolongada, como el demecario o el ecotiopato, se emplean en algunos países como fármacos de segunda línea en el tratamiento del glaucoma de ángulo abierto. Anestesia. Los anticolinesterásicos también se emplean para revertir la parálisis muscular postanestésica provocada por los bloqueantes neuromusculares de tipo no despolarizante. En esta indicación se prefieren la neostigmina y el edrofonio, que son administrados por vía intravenosa o intramuscular para conseguir un efecto más rápido. Intoxicación por anticolinérgicos. La fisostigmina, un compuesto que atraviesa la barrera hematoencefálica, resulta eficaz para revertir los efectos centrales y periféricos de la intoxicación por atropina y de altas dosis de otros fármacos (parasimpaticolíticos, antihistamínicos, fenotiazinas, antidepresivos tricíclicos, etc.) capaces de bloquear competitivamente los receptores muscarínicos. Dado que la fisostigmina no está desprovista de efectos adversos graves (convulsiones), su empleo debe reservarse para aquellos pacientes en los que los síntomas atropínicos (taquicardia supraventricular, elevación de la temperatura corporal, etc.) constituyan una amenaza para la vida. Enfermedad de Alzheimer. - RAM Son frecuentes durante el tratamiento de la miastenia grave cuando se ajustan las dosis para conseguir un efecto óptimo. Consisten en la exacerbación de sus efectos farmacológicos: fasciculaciones musculares, sialorrea, dificultad respiratoria, bradicardia, vómitos, molestias abdominales y diarrea. Cesan al suspender la medicación, y sólo en casos esporádicos resulta necesaria la administración de atropina y el empleo de medidas de soporte vital (ventilación mecánica, oxígeno, etc.).