0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
32 vistas12 páginas
Los fármacos antagonistas muscarínicos bloquean los efectos de la acetilcolina al antagonizar los receptores muscarínicos en el sistema nervioso parasimpático y otros órganos, lo que causa efectos parasimpaticolíticos. La atropina es el prototipo y afecta la función de órganos como las glándulas salivales, bronquiales y sudoríparas antes que los sistemas genitourinario y gastrointestinal. Estos fármacos pueden diferir en su selectividad por los subtipos de receptores muscarínic
Los fármacos antagonistas muscarínicos bloquean los efectos de la acetilcolina al antagonizar los receptores muscarínicos en el sistema nervioso parasimpático y otros órganos, lo que causa efectos parasimpaticolíticos. La atropina es el prototipo y afecta la función de órganos como las glándulas salivales, bronquiales y sudoríparas antes que los sistemas genitourinario y gastrointestinal. Estos fármacos pueden diferir en su selectividad por los subtipos de receptores muscarínic
Los fármacos antagonistas muscarínicos bloquean los efectos de la acetilcolina al antagonizar los receptores muscarínicos en el sistema nervioso parasimpático y otros órganos, lo que causa efectos parasimpaticolíticos. La atropina es el prototipo y afecta la función de órganos como las glándulas salivales, bronquiales y sudoríparas antes que los sistemas genitourinario y gastrointestinal. Estos fármacos pueden diferir en su selectividad por los subtipos de receptores muscarínic
Los fármacos impiden los efectos de la acetilcolina mediante el
antagonismo de los receptores colinérgicos muscarínicos tanto a nivel de las uniones neuroefectoras del sistema nervioso parasimpático (EFECTO PARASIMPATICOLITICO), como en los ganglios autónomos, la medula suprarrenal, SNC, glándulas sudoríparas, y todos los lechos vasculares. Los órganos inervados por el sistema nervioso autónomo difieren en su sensibilidad a los antagonistas muscarínicos. La potencia de la atropina (PROTOTIPO DE ANTAGONISTA MUSCARINICO), modifica la función de dichos órganos en orden decreciente: glándulas salivales, bronquiales y sudoríparas; musculo liso de los sistemas genitourinario y gastrointestinal; sistema de excitación-conducción del corazón; musculatura intrínseca del ojo; glándulas de secreción gástrica y ganglios vegetativos. La atropina presenta similar afinidad por todos los subtipos de receptores muscarínicos, el orden de sensibilidad referido está determinado por la distinta importancia del tono parasimpático en la regulación funcional de los diferentes órganos. La mayoría de estos fármacos posee una moderada selectividad por los distintos subtipos de receptores muscarínicos (M1-M5) que se manifiesta mediante una sensibilidad relativa de los diferentes órganos distinta a la enunciada por la atropina. Además, algunos antagonistas muscarínicos en dosis elevadas bloquean también receptores nicotínicos, llegando afectar la transmisión en los ganglios vegetativos y en la placa motora del musculo esquelético. - Origen y clasificación Los fármacos antagonistas muscarínicos se dividen en: a) Alcaloides naturales b) Derivados semisintéticos c) Compuestos sintéticos (producidos en su totalidad en laboratorio) A su vez los derivados semisintéticos y sintéticos pueden presentar estructura terciaria o cuaternaria en función del número de sustituyentes del grupo amino de su molécula. - La atropina (d,l hiosciamina) y la escopolamina (l-hioscina) son alcaloides naturales, con estructura de ésteres orgánicos de un ácido aromático, es el ácido trópico, y una base nitrogenada terciaria (la tropina en el caso de la atropina) y (la escopamina en el de la escopolamina). Los isómeros l de ambos alcaloides son, al menos, 100 veces más potentes que los isómeros d. - Los derivados semisintéticos con estructura terciaria se obtiene por esterificación de la base natural con diferentes ácidos orgánicos. Tenemos entre ellos la homatropina, que es el éster de la tropina y el ácido mandélico. - Los compuestos sintéticos con amina terciaria difieren de los anteriores en su estructura química; entre ellos está la pirenzepina, la diciclomina (dicicloverina), la tropicamida, y la benzatropina. - Compuestos con estructura cuaternaria se caracterizan por la existencia de un segundo grupo metilo unido al átomo de nitrógeno y comprenden moléculas tanto sintéticas como semisintéticas, como el glucopirrolato (glicopirronio), la metilatropina, la metilescopolamina, el ipratropio y el tiotropio. - Propiedades farmacocinéticas Los alcaloides naturales y la mayoría de los antagonistas muscarínicos con nitrógeno terciario se absorben bien por el tubo digestivo y se distribuyen ampliamente en el organismo, atravesando la barrera hematoencefálica y la placentaria y accediendo a la leche. Por otro lado, los fármacos con estructura cuaternaria se absorben en el tubo digestivo (solo el 10-30% de la dosis administrada por vía oral) y se distribuyen lentamente a través de las barreras orgánicas. - La atropina tiene una semivida plasmática de 2 horas, sus efectos desaparecen rápidamente de todos los órganos, excepto el ojo, donde persisten durante más de 72 horas. La atropina se elimina por el riñón sin metabolizar. - La escopolamina sufre el efecto de primer paso hepático que reduce su biodisponibilidad al tiempo que determina una mínima excreción urinaria en forma activa cuanto se administra por vía oral. Con una semivida de eliminación muy corta (2,5 horas) y la producción de efectos adversos dependientes de la concentración plasmática han limitado su utilización clínica tanto por vía oral como parenteral y favorecido el desarrollo de formulaciones para la administración transdérmica (parches cutáneos), su concentración máxima suele alcanzarse 8 horas después de la colocación del parche. - Mecanismo de acción Los antagonistas muscarínicos se unen al sitio ortostérico de los receptores muscarínicos (antagonistas competitivos), pueden actuar como antagonistas puros y como agonistas inversos. Se debe a que los receptores muscarínicos se encuentran acoplados a proteínas G, entonces se encuentran constitutivamente activos. En la mayoría de tejidos, muestran mayor potencia para antagonizar el efecto de la administración de los agonistas muscarínicos que la acción de la acetilcolina endógena. Es consecuencia de la elevada concentración que la acetilcolina liberada desde las terminaciones nerviosas alcanza en las sinapsis y de la mayor dificultad de los compuestos exógenos para acceder a ella. Los antagonistas muscarínicos pueden diferir en su afinidad relativa (orden de potencia) por los diferentes subtipos de receptores muscarínicos. Así, la atropina y la escopolamina presentan similar afinidad por todos los subtipos, mientras que otros antagonistas muestran una clara selectividad sobre algún subtipo determinado (eje., MT3-MT7 y el receptor M1). Además, cuando se emplean en concentraciones uno o dos órdenes de magnitud superiores a su constante de afinidad por los receptores muscarínicos, la mayoría puede actuar por otros mecanismos, por lo que sus efectos son indicativos de una mediación colinérgica cuando se usan en las concentraciones apropiadas. - Acciones farmacológicas de los alcaloides naturales de la belladona: Atropina y Escopolamina. 1. Sistema nervioso central Atropina y escopolamina, difieren de sus efectos en el SNC, en razón de la mayor dificultad de la atropina para acceder a este órgano. La atropina en dosis terapéuticas, produce solo una ligera estimulación central con mínima alteración de las funciones cerebrales / en dosis elevadas, la atropina produce un cuadro de excitación acentuada, con alteraciones del comportamiento (nerviosismo, irritabilidad y desorientación), alucinaciones y delirio / en dosis muy altas, este cuadro se exacerba y es seguido de depresión, parálisis bulbar, colapso circulatorio, insuficiencia respiratoria, coma y muerte. La escopolamina en dosis terapéuticas, causa una depresión del SNC acompañada de amnesia anterógrada y alteraciones del sueño / no obstante, en ocasiones puede originar un efecto contrario, similar al de la atropina. La escopolamina ejerce también un efecto anticinetósico probablemente a través del bloqueo de las vías que conectan el aparato vestibular con el centro del vómito en el tronco del encéfalo. 2. Aparatos digestivo y genitourinario Ejercen un efecto acusado sobre la motilidad y de menor intensidad sobre la función secretora del aparato digestivo. En dosis que producen un bloqueo completo de los receptores muscarínicos, la atropina y la escopolamina no suprimen la actividad contráctil y secretora gastrointestinal, que se conserva gracias a la acción de diversos mediadores de índole neural y endocrina, de procedencia local (neuronas aminergicas y peptidergicas de los plexos mientericos, células enterocromafines). La secreción salival es muy sensible a los antagonistas muscarínicos, que reducen la secreción salival basal como la inducida por estímulos neurogenos o químicos. La secreción gástrica es inhibida con menor eficacia y solo durante periodos breves de tiempo, viéndose más afectado el volumen total que la concentración de ácido (al inhibirse la secreción tanto de ácido clorhídrico como de bicarbonato), pepsina y mucina. La atropina y la escopolamina reducen en mayor grado la secreción basal que la estimulada por alimentos, nicotina o alcohol. La acción antisecretora acida de estos compuestos carece de utilidad clínica / el efecto sobre la secreción pancreática e intestinal es mínimo. La motilidad digestiva se afecta desde el estómago hasta el colon, se observa una reducción del tono, frecuencia y amplitud de las ondas peristálticas, con enlentecimiento del vaciamiento gástrico y del tránsito intestinal / la inhibición de la motilidad es transitoria y se recupera al cabo de 1-3 días de iniciar el tratamiento. Sobre la motilidad de las vías biliares el efecto es escaso e inferior al producido por otros relajantes del musculo liso, como los derivados de la papaverina. En las vías urinarias la acción es débil, y consiste en la relajación de la musculatura lisa de la pelvis renal, cálices, uréter y vejiga urinaria / estos efectos tienen utilidad en el tratamiento de cuadros espasmódicos de origen inflamatorio y neurológico de las vías urinarias, pero implican el riesgo de inducir retención urinaria en personas con hiperplasia prostática. Los efectos sobre los órganos genitales son insignificantes. 3. Sistema cardiovascular Principal efecto de la atropina en el corazón es el incremento de la frecuencia cardiaca. Como consecuencia del bloqueo de los receptores M2 cardiacos aumenta el automatismo del nódulo sinusal (SA) y la velocidad de conducción en el nódulo auriculoventricular (AV); siendo efectos más pronunciados cuanto mayor sea el tono vagal del individuo, en el caso de los adultos jóvenes. El efecto taquicardizante es con frecuencia precedido por una bradicardia de corta duración atribuida al bloqueo de receptores M1 presináptios inhibidores de la liberación de acetilcolina por las terminaciones nerviosas parasimpáticas (autorreceptores), lo que daría lugar a un aumento de la liberación de acetilcolina y de su efecto en el corazón. La escopolamina produce bradicardia, de origen central. La atropina se utiliza en pacientes con infarto de miocardio para aliviar la bradicardia sinusal o el bloqueo AV. La acción de los alcaloides naturales sobre la musculatura lisa vascular es escasa y variable. La mayoría de los vasos sanguíneos no reciben inervación directa del sistema nervioso parasimpático y que las fibras simpáticas colinérgicas dilatadoras de los vasos del musculo esquelético apenas intervienen en la regulación del tono vascular en ese territorio. Dosis elevadas de atropina y escopolamina relajan los vasos sanguíneos de la piel, especialmente en las zonas más proclives al enrojecimiento. 4. Aparato respiratorio Producen relajación directa de la musculatura lisa bronquial mediante el bloqueo de los receptores M1 – M3. Sin embargo, el efecto broncodilatador que se observa tras la administración de los antagonistas muscarínicos es el resultado de su accion tanto sobre los receptores M1 – M3 de las fibras musculares como sobre los M2, inhibidores de la liberación de acetilcolina por las terminaciones colinérgicas del árbol respiratorio y, por consiguiente, del balance entre los efectos contrapuestos de ambos tipos de receptores sobre el tono bronquial. La atropina y la escopolamina reducen la broncoconstricción inducida por los agonistas muscarínicos y por los fármacos anticolinesterásicos, así como la producida por histamina, bradicinina e icosanoides; que dependen de la activación de un reflejo vagal. La capacidad de inhibir de manera directa o indirecta los efectos broncoconstrictores de muy diversos mediadores inflamatorios constituye su utilización en el tratamiento de EPOC. La atropina y la escopolamina reducen la secreción de las glándulas mucosas de la nariz, faringe, laringe, tráquea y bronquios, siendo útiles para prevenir la secreción excesiva como la que ocurre durante la anestesia general (por la intubación y el uso de determinados anestésicos inhalatorios). 5. Glándulas sudoríparas Dosis bajas de atropina o escopolamina reducen la producción de sudor estimulada por la acetilcolina liberada por las terminaciones de las fibras simpáticas que inervan las glándulas sudoríparas. El efecto origina piel seca y caliente, que se asocia con un incremento de la temperatura corporal tras la administración o cuando la temperatura ambiental es elevada. 6. Ojo Reducen la contracción del esfínter del iris y del musculo ciliar provocando dilatación pupilar (midriasis) y parálisis de acomodación (ciclopejía). La visión se vuelve borrosa, aparece fotofobia y disminuye el reflejo pupilar a la luz y la convergencia de los ojos. Los efectos se originan después de su administración local o sistémica, si bien cuando la aplicación se realiza directamente en el saco conjuntival los efectos aparecen más lentamente y se prolongan durante varios días. Los antagonistas muscarínicos producen dilatación pupilar sin pérdida de la acomodación. Tienen efectos sobre músculos intrínsecos del ojo, los antagonistas muscarínicos elevan la presión intraocular al dificultar el drenaje del humor acuoso e, incluso, desencadenan un ataque de glaucoma de ángulo estrecho en individuos predispuestos (con cámara anterior del ojo poco profunda). - Derivados sintéticos y semisintéticos de los alcaloides de la belladona Los alcaloides de la belladona de origen natural presentan como inconvenientes su falta de selectividad, ya que no discriminan entre los diferentes subtipos de receptores muscarínicos, y su elevada accesibilidad a todos los tejidos, incluyendo al SNC; por ello, se ha intentado conseguir derivados que actúen sobre un órgano determinado (en particular el aparato gastrointestinal, las vías respiratorias y el ojo) y que no atraviesen la BHE, y carezcan de efectos sobre el SNC. Derivados con nitrógeno cuaternario La síntesis de antagonistas muscarínicos con nitrógeno cuaternario se ha dirigido a conseguir una acción circunscrita al tubo digestivo o las vías respiratorias; algunos de los compuestos obtenidos son derivados semisintéticos de los alcaloides de la belladona, como la metilescopolamina y la metilhomatropina, otros son enteramente sintéticos como otilonio, ipratropio, tiotropio, trospio, el glucopirrolato, el aclidinio y el umeclidinio. Se diferencian de los alcaloides naturales por su pobre absorción intestinal, bronquial y conjuntival, su escasa penetración en el SNC y, una notable potencia para bloquear los receptores nicotínicos. Esta última característica implica una mayor capacidad para interferir en la actividad de los plexos nerviosos mientericos, alcanzando una mayor selectividad sobre el tubo digestivo. Como consecuencia de esta acción mixta, muscarínica y nicotínica, origina también efectos adversos atribuibles al bloqueo ganglionar, como impotencia, hipotensión postural, y en caso de intoxicación grave, parálisis muscular esquelética; se absorben mal tras la administración oral, apenas difunden a través de la conjuntiva y no atraviesan la BHE, careciendo de efectos sobre el SNC. La actividad antiulcerosa gástrica y duodenal de estos compuestos es inferior a la que presentan otros fármacos que actúan por mecanismos diferentes (antagonistas de los receptores H2 de la histamina o inhibidores de la bomba de protones). Algunos se emplean con fines espasmolíticos, solos o asociados a analgésicos menores y a otros espasmolíticos de acción directa. El ipratropio se absorbe mínimamente desde los pulmones o el tubo digestivo, por lo que administrado por vía inhalatoria presenta una acción circunscrita a la boca y las vías respiratorias, útil en el tratamiento del broncoespasmo agudo o crónico. Al disociarse lentamente de los receptores, el tiotropio, el glucopirrolato, el aclidinio y el umeclidinio ejercen una acción más prolongada que el ipratropio, por lo que resultan de elección en el tratamiento de mantenimiento de la EPOC. La propantelina y el trospio añaden el bloqueo ganglionar a su acción antagonista muscarínica inespecífica. Se han utilizado en el tratamiento de la incontinencia urinaria, aunque su eficacia es menor que los derivados con nitrógeno terciario. Derivados con nitrógeno terciario Su capacidad para acceder al SNC, algunos fármacos de este grupo, como la benzatropina y el trihexifenidilo, se emplean en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y para reducir los efectos extrapiramidales de los fármacos antipsicóticos. Su capacidad para relajar el musculo liso visceral destacan la oxifenciclimina, la diciclomina, el flavoxato y la oxibutinina. Además, este grupo incluye fármacos de especial utilidad en oftalmología, como la homatropina, el ciclopentolato y la tropicamida. Administrados en forma tópica, su efecto queda limitado al iris y a los músculos de la acomodación y es de menor duración que el de la atropina o la escopolamina. Antagonistas selectivos La pirenzepina presenta alta afinidad por receptores muscarínicos del subtipo M1, baja afinidad por el M2 e intermedia por el M3, por lo que se ha utilizado en el tratamiento de la ulcera péptica. Su acción antisecretora gástrica se debe fundamentalmente al bloqueo de receptores M1 de las neuronas posganglionares de los plexos intramurales del estómago. Debido a que atraviesa lentamente la BHE, carece de efecto a nivel central. Además, efectos como la sequedad de boca o la visión borrosa es relativamente baja con las dosis terapéuticas. La telenzepina es análogo de la pirenzepina con similar selectividad por los receptores del subtipo M1, pero 4-10 veces más potente. Estudios manifiestan el valor terapéutico de la pirenzepina y la telenzepina en la EPOC, debido a su capacidad para inhibir la broncoconstricción mediada por el sistema nervioso parasimpático. La tripitramina y la darifenacina son antagonistas selectivos de los receptores muscarínicos M2 – M3, con utilidad para reducir la bradicardia colinérgica (M2), la actividad contráctil del musculo liso o las secreciones glandulares (M3). La mayor selectividad para un subtipo de receptor muscarínico la presentan dos toxinas peptídicas, la MT3 (subtipo M4) y la MT7 (subtipo M1), procedentes del veneno de la mamba negra. - RAM Debido a la amplia distribución tisular de los receptores muscarínicos, la administración de antagonistas muscarínicos para modificar la función de un órgano o sistema corporal origina casi siempre efectos no deseables en otros territorios orgánicos. Así, la midriasis y la cicloplejía podrán ser efectos deseables en determinadas exploraciones oftalmológicas, pero constituirán efectos adversos cuando los antagonistas muscarínicos se administren para reducir la secreción o la motilidad gastrointestinal. Por otra parte, pueden también ocasionar efectos adversos relacionados con el bloqueo de otros receptores, como los nicotínicos o los de histamina H1. De forma análoga, diversos compuestos cuya acción principal no es colinérgica (antipsicóticos fenotiazínicos, antidepresivos tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, antihistamínicos, etc.) pueden dar lugar a efectos adversos por bloqueo de los receptores muscarínicos. Las reacciones adversas dependientes del antagonismo de los receptores muscarínicos suelen presentarse agrupadas en dos síndromes: el anticolinérgico central y el anticolinérgico periférico, pueden aparecer de forma concurrente o aislada. Así, los derivados cuaternarios producen un síndrome anticolinérgico periférico caracterizado por presentar todas las manifestaciones propias del bloqueo parasimpático, pero ninguno de los efectos centrales de la atropina. Síndrome anticolinérgico El diagnostico se basa en la observación de signos de parálisis y abolición de la secreción en los órganos inervados por los nervios parasimpáticos y en la reversión de la sintomatología mediante la administración de anticolinesterásicos como la fisostigmina. Según la intensidad del cuadro pueden diferenciarse varios grados: 1. A nivel periférico Primer grado: sequedad de boca, inhibición de las secreciones traqueobronquial y sudorípara, rubefacción, estreñimiento y bradicardia. Segundo grado: visión borrosa, fotofobia, midriasis, taquicardia, hipertermia y anormalidades en la función cardiaca. Tercer grado: cursa con fibrilación auricular, retención urinaria e íleo dinámico. 2. A nivel central Primer grado: cambios en el humor y ataxia. Segundo grado: disminución de la atención y pérdida de memoria. Tercer grado: confusión, agitación, convulsiones, alucinaciones y delirio, coma. La atropina es un fármaco seguro en adultos siendo los niños y ancianos los grupos de población en los que los efectos adversos adquieren mayor gravedad. Los niños son más proclives a desarrollar hipertermia tras la administración de atropina. Se han descrito intoxicaciones en niños que han sido tratados con antidiarreicos que contienen difenoxilato y atropina o a los que se le han colocado parches de escopolamina para prevenir la cinetosis. Los niños pueden experimentar efectos adversos como consecuencia de la instilación conjuntival de antagonistas muscarínicos que, tras haber atravesado el conducto nasolagrimal, son absorbidos sistémicamente desde la mucosa nasal o desde el intestino si son deglutidos. En los ancianos, la hiperplasia prostática y el deterioro cognitivo son los principales factores predisponentes a la toxicidad por atropina y otros fármacos antimuscarínicos. El tratamiento por intoxicación de la atropina es de tipo sintomático y consiste inicialmente en la realización de lavados gástricos, para limitar su absorción intestinal, y en la administración de fármacos anticolinesterásicos que atraviesen la BHE, se suele emplear la fisostigmina en inyección intravenosa lenta de 1-4 mg en adultos, y de 0,5-1 mg en niños, que debe repetirse 1-2 horas después, por su rápida metabolización. En caso de existir estimulación central se recurre a la administración de diazepam para producir sedación y controlar las convulsiones, evitándose las dosis altas en fin no de agravar la depresión central que aparece tardíamente en la intoxicación por atropina. - Contraindicaciones Están contraindicados los fármacos antagonistas muscarínicos en pacientes con glaucoma, retención urinaria y obstrucción gastrointestinal. - Indicaciones terapéuticas 1. Sistema nervioso central