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TEXTO I
TEXTO II
Entre las grandes religiones que agrupan centenares de millones de fieles, es posible establecer
una diferencia; las que tienden a extenderse ganando prosélitos, y las que permanecen estáticas, con
tendencia a reducirse, o bien constituyen un círculo cerrado privado de un pueblo o una raza.
Así, a menudo tenemos noticias de que hombres eminentes se convierten al catolicismo, con
marcas enteras son evangelizadas por misiones y a nadie extraña que un senegalés se ordene sacerdote o
que el Papa unja obispo a un birmano, por ejemplo. Pero causaría sorpresa saber un francés se ha
convertido al mahometismo o que un indio se ha pasado al judaísmo. Estas dos religiones son
prácticamente exclusivas de una raza y el proselitismo que realizan se limita a sus propios conciudadanos.
No hay misioneros musulmanes entre los europeos. Forzoso es reconocer, también, que los misioneros
cristianos encuentran grandes dificultades para evangelizar políticas como por el fanatismo y cerrazón
de los propios creyentes.
Es preciso señalar también una gran división en el mundo actual: los creyentes y los no creyentes.
La negación total de Dios (ateísmo), va unida a una concepción puramente materialista de la vida,
de la historia y del mundo. El número de ateos conscientes, totalmente convencidos de que más allá de la
vida de nuestras propias fuerzas no existe poder espiritual que nos gobierne y a quien hayamos de rendir
cuentas, no es tan crecido como el de los pragmáticos y agnósticos, es decir, los convencidos de que la
vida se ha de vivir con la inquietud de cada día, sin preocuparse de problemas profundos cuya solución,
dicen, es imposible de hallar. Sobre el futuro, el más allá y la trascendencia de todo lo que existe, según
ellos, no sabemos nada. Por tanto, nada podemos decir sobre algo tan nebuloso que nunca podrá
esclarecerse.
6. En la actualidad la proporción de los pragmáticos y los agnósticos en relación a los ateos es:
TEXTO IV
El personaje más doliente de la escena griega, el desgraciado Edipo, fue concebido por Sófocles,
como el hombre noble que, pese a su sabiduría, está destinado al error y a la miseria; pero que al final
ejerce a su alrededor, en virtud de su enorme sufrimiento, una fuerza mágica y bienhechora, la cual sigue
actuando incluso después de morir él. El hombre noble no peca, quiere decirnos el profundo poeta tal vez
a causa de su obrar parezca toda ley, todo orden natural, incluso el mundo moral, pero cabalmente ese
obrar es el que traza un círculo mágico y superior de efectos que sobre las ruinas del viejo mundo pensador
religioso; como poeta, primero nos muestra el nudo prodigiosamente embrollado de un proceso, nudo que
el juez va desatando lentamente lazo tras lazo, para su propia perdición; la alegría genuinamente helénica
por esta desatadura dialéctica es tan grande, que sobre la obra entera se extiende por ese motivo un
soplo de jovialidad que quita por todas partes sus púas a los horrendos presupuestos de aquel proceso.
15. Sobre la tragedia Sofoclea, el texto nos muestra esencialmente: Ya sabes, leer
a) Un balance psicológico es conocer y,
b) Una evaluación tenue conocer es
c) Una profunda interpretación aprender.
d) Una crítica implacable
e) Una erudición musical