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La grandes del Liderazgo se mide en términos de servicio, y Jesús mismo fue el mejor ejemplo
(Mateo 10:45).
Servir es uno de los énfasis principales que encontramos en la Biblia. Existen más de 1.400
referencias al servir en sus diferentes acepciones. Es obvio que las personas más usadas por Dios
son las que están más dispuestas a ser servidores. Servir es un estilo de vida, una actitud, una
relación. Servir, con voluntad propia, por el bien del otro, perfecciona al que sirve, solo un ser
humano que se posee así mismo, puede darse libre y responsablemente a otra persona, servir a
alguien, es muestra de gran riqueza interior, porque la auto donación voluntaria para ayudar a los
demás, hace que el ser humano sea más hombre, pues se auto posee a tal grado que es capaz de
servir a los demás consciente y libremente, logrando que al servir el ser humano se autor realice.
Si usted puede llevarse bien con la gente, puede ser un líder eficaz. El liderazgo es lo que se
hace en relación con las personas, no algo que se “hace a” o “por” su gente. El liderazgo relacionado
con el crecimiento de la iglesia no es nada más que trabajar “con” y “por medio” de las personas para
llevar a cabo la Gran Comisión. Por lo tanto, las personas de la iglesia son los recursos de mayor
importancia para el crecimiento. Para ser un líder eficaz, se tiene que creer en el valor de las
personas. Estas no son objetos o simplemente trabajadores para ser mandados.
No son objetos en los cuales ensayamos nuestras técnicas o “peones de ajedrez” para ayudar al
pastor a alcanzar sus metas de crecimiento. Son personas únicas, creadas a la imagen de Dios. Son
tesoros preciosos confiados a mayordomos; y, por consiguiente, la meta de cada líder debe ser la de
capacitar a cada individuo para cumplir su potencial dado por Dios. Esto a la vez es una
responsabilidad tremenda y una oportunidad. Líder tiene la oportunidad y la responsabilidad de
ayudar a otros individuos a desarrollarse.
II. DIMENSIONES DE SERVICIO.
El concepto de siervo en el Nuevo testamento tiene dos facetas: Actuar en beneficio de los demás y
someterse a un amo.
· El primero está representado por la palabra griega Diakonos, empleada muchas veces a través de
todo el Nuevo Testamento, traducida la mayoría de las veces como “Servidor”, significa también
“Ministro” y “Diacono” (2 Corintios 6:4; Colosenses 1:25; 1 Timoteo 3:12). El énfasis está en servir
como una acción, hacer algo en beneficio de alguna otra persona.
· La otra dimensión de la sumisión está representada por la palabra griega Doulos, empleada aun
con mayor frecuencia para referirse al pueblo de Dios. Se traduce como “Siervo” en sentido de
“esclavo” (Filipenses 1:1; Efesios 6:6; 1 Pedro 2:16). Ese Doulos enfatiza la idea de sumisión.
Para los primitivos cristianos, Jesucristo era Señor (Kyrios) y Amo (Oikodespotes), y se gozaban
en reconocer la posición que tenían como sus esclavos.
· Una tercera palabra griega con el sentido de ministro es Litourgos, que conlleva la idea de alguien
que ha sido puesto para un servicio especial al Estado. Cuando se emplea para referirse a los
cristianos, el énfasis está en la responsabilidad que les ha sido dada por Dios (Romanos 15:16).
¿Quién quiere ser Doulos, Diakonos o un Litourgos?
Usted no puede guiar a las personas a menos que las ame verdaderamente. He visto cantidad de
líderes que tienen muchos dones, pero fracasaron en puestos de liderazgo porque no tenían corazón
para la gente.
El servicio, tal como se presenta en la Biblia, es algo radicalmente opuesto a los valores del mundo.
El creyente que ama a Dios debe despreciar ese falso sistema de valores. En el Reino de los cielos
él es un esclavo, un siervo ¿Qué derecho tiene un esclavo? ¿Sueldo, relaciones, tiempo libre,
autoridad, opciones? Ninguno de ellos. El esclavo no tiene absolutamente ningún derecho. Depende
completamente de la benevolencia de su amo. Solamente los que realmente estén dispuestos a
servir, estarán listos para desplegarse juntamente con Dios en el establecimiento de su Reino.
Las personas con las que vamos a tratar en los hogares están ansiosas, deprimidas, solas,
amargadas, atadas, endemoniadas y con muchas otras necesidades. Nosotros somos los
encargados de ayudarlos, a la vez que los conducimos con amor a los brazos amorosos de Jesús.
Comprometámonos a servir a los Santos y a los Amigos y veremos nuestros ministerios
prosperados, engrandecidos y exaltados por nuestro Señor Jesucristo.
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