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Investiga y aplicar la norma APA evaluación : limites extensivos, la equidad art 12 cpc,

momentos de ejecución forzosa sustentados y argumentados con la norma


Ejecución forzada: Es cuando el deudor o ejecutado esta remiso al cumplimiento de la
sentencia transcurrido el lapso para la ejecución voluntaria se procederá a
la ejecución forzada siempre y cuando el ejecutado no haya cumplido voluntariamente
con la sentencia (Art. 526 C.P.C.)

con diferentes lecturas y citar autores minimos 2 fecha de entrega 14-04-2021

Es la materialización física y efectiva del mandato contenido en el fallo.

Necesidad de la intervención judicial. Concepto.

Para que exista ejecución de sentencia debe haber intervención judicial. El Estado a través de
los órganos jurisdiccionales, administra justicia en contra y por encima de la voluntad de los
particulares, quienes está en la obligación de cumplir el mandato contenido en el fallo ya sea
que lo haga voluntariamente de acuerdo a lo dispuesto en el Art. 524 del C.P.C., que estable
que una vez que la sentencia haya quedado definitivamente firme, el Juez a petición de parte,
impondrá un decreto ordenando su ejecución. En este decreto se le concederá al ejecutado un
lapso que no será menor de tres (03) días ni mayor de diez (10) días para que este cumpla
voluntariamente con la sentencia.

Pero si el demandado en ese lapso que le otorga la Ley no cumple voluntariamente con la
sentencia el Estado dispone de los medios para que se cumpla la sentencia a tenor de lo
dispuesto en el Art. 526 del C.P.C., el cual establece que transcurrido el lapso para el
cumplimiento voluntario se procederá a la ejecución forzosa.

Sentencias que aparejan ejecución.

? Transacción

? Son homologados por el tribunal

? Desistimiento

Presupuestos de ejecución.

1. Presencia de una sentencia definitivamente firme que apareje ejecución con efecto de cosa
juzgada.

2. Presencia o exigencia de la ACTIO JUDICATI.

3. Existencia de bienes propiedad del deudor sobre los cuales debe recaer la ejecución.

4. Inejecución o incumplimiento voluntaria del fallo por parte del deudor.


Actos asimilables a sentencias:

Las partes podrán en cualquier estado y grado del proceso de mutuo acuerdo celebrar actos de
composición voluntaria con respecto al cumplimiento de la sentencia los cuales son:

TRANSACCION (Arts. 255, 256 CPC);

CONCILIACION (257 CPC);

CONVENIMIENTO (Art. 263 CPC)

DESISTIMIENTO (Art. 263 CPC)

LAUDOS ARBITRALES.

Bienes excluidos de la ejecución. Art. 1.929 C.C.V.

Material de lectura . Sobre ejecución forzosa. Importante para el trabajo de la evaluación 3.


Leer es el éxito de nuestra investigación. No se acepta plagio de este material ya que es de la
universidad son trabajos de investigacion y puede ser penalizado. Solo es de lectura para luego
sacar un análisis sobre el tema. Lo voy a leer cada trabajo enviado. Si esta plagiado saldrá
reprobado. Lamentablemente. Si litigando sabrán cómo abogados que el plagio de trabajos
universitarios es un delito es para investigar y nutrirse académicamente. Saludos

Ajustemos el Cpc en el artículo 526 y otros. Buscar una sentencia sobre ejecución forzosa en el
ámbito civil y la agregan a su trabajo usándolo como análisis de dicho trabajo para
complementar la nota. Es obligatorio dicha sentencia.( sobre ejecución forzosa ) y porque se
acciona dicha ejecución. Gracias

Jurisprudencia
Preciso, por razones de mérito, citar la decisión emanada del JUZGADO PRIMERO DE
MUNICIPIO ORDINARIO Y EJECUTOR DE MEDIDAS DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO BOLÍVAR en donde se aclara con mucho tino que es la
competencia:
… es una potestad pública la actividad jurisdiccional, genérica de todo tribunal, y la
competencia es un poder específico para que el órgano jurisdiccional pueda intervenir
válidamente en los asuntos sometidos a su conocimiento. Con ello se puede definir a la
competencia en sentido procesal, como: “…la medida de la jurisdicción que ejerce, en
concreto, el juez en razón de la materia, del valor de la demanda y del territorio”. (Rengel,
Tomo I, p. 298). Para autores como Rocco, (citado por Ortiz, 2004, “Teoría General del
Proceso”, p.178) la competencia es la “porción del poder jurisdiccional que corresponde en
concreto a cada oficina (tribunal)”.
Por su parte, Alsina define a la competencia a nivel procesal como “la aptitud del juez para
ejercer su jurisdicción en un caso determinado”. (Tratado Teórico Practico de Derecho
Procesal Civil y Comercial, Organización Judicial Jurisdicción y Competencia, 2da. ed.,
Tomo II, Buenos Aires: Ediar Sociedad Anónima Editores).
Otros doctrinarios como Ortiz, definen a la competencia procesal como: “…la aptitud
material u objetiva establecida en la Constitución o la ley, constituida por esferas de vida,
sobre la cual, el órgano jurisdiccional puede actuar procesalmente…” (Teoría General del
Proceso, Frónesis, p. 177)… Ver sentencia completa
Conclusión
Repetimos, no para caer en tautología, sino para dejar bien claro que, en líneas generales, la
diferencia entre jurisdicción y competencia radica en que la primera es la potestad de
administrar justicia que poseen los jueces de la República y la segunda la medida o limites
de esa jurisdicción, en razón de la materia, cuantía y el territorio. Espero haber sido lo
suficientemente claro y haberte ayudado, nos vemos en una siguiente oportunidad.

Para algunos la diferenciación entre jurisdicción y competencia puede ser en extremo básica
y de hecho lo es, de allí precisamente la importancia de no cometer el tipico error de
confundir en la práctica estos términos que, aunque íntimamente relacionados, tienen un
significado distinto. Acompáñame a darle un vistazo a importantes aspectos del derecho
procesal y no seas de esos que confunden y dan un mal uso a la terminología jurídica:
Jurisdicción y Competencia
Definiciones
Para diferenciar jurisdicción y competencia, comencemos por definir estos términos a la luz
de la doctrina, para lo cual se vuelve imperioso citar al conocido autor Aristides Rengel
Romberg quien nos señala:
Jurisdicción
Puede definirse la jurisdicción en el sistema de la legalidad imperante en los Estados
civilizados contemporáneos, como la función estatal destinada a la creación por el juez de
una norma jurídica individual y concreta necesaria para determinar la significación jurídica
de la conducta de los particulares, cada vez que entre ellos surjan conflictos de intereses y
de asegurar por la fuerza, si fuere necesario, la práctica ejecución de la norma creada.
Hagamos algunas precisiones sobre esta definición: la función de administrar justicia
corresponde al juez, en nombre de la República y por autoridad de la ley, en tanto esta es
una función que atañe directamente a la soberanía del Estado y es este por medio del
sistema de administración de justicia, del cual es parte integrante el juez, quien la lleva a
cabo.
Consideraciones acerca de la regulación de la competencia y la tercería (Sala de Casación
Civil)

Sobre la base de las consideraciones anteriores y, para una mejor comprensión del asunto
planteado, esta Sala considera pertinente hacer ciertas reflexiones sobre la regulación de
competencia cuando no exista un órgano jurisdiccional superior común.
Del texto de los artículos antes transcritos se desprende, que en caso de que un juez se
declare incompetente por la materia o por el territorio para conocer determinada causa y
luego sea presentada una regulación de competencia, corresponderá entonces a la Corte
Suprema de Justicia (hoy Tribunal Supremo de Justicia), decidir sobre cuál juzgado
resultará competente para conocer el caso concreto, salvo que exista en la misma
circunscripción judicial un juzgado superior común jerárquico a los tribunales que pudieran
estar en conflicto, supuesto en el cual le corresponderá, a ese juzgado superior conocer y
dirimir la regulación de competencia o el conflicto negativo para conocer lo planteado.
Con referencia a ese asunto, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al
establecer el régimen de competencias del Tribunal Supremo de Justicia, en el artículo 266,
numeral 7, dispuso que son atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia “…Decidir los
conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios o especiales, cuando no exista
otro tribunal superior común a ellos en el orden jerárquico…”.
Esta regla de atribución de competencia se ha de utilizar de manera análoga en lo referente
a la regulación de competencia que surjan bien a solicitud de parte, bien por pedimento de
algún tribunal de oficio; maxime cuando se desarrolla la anterior norma en el artículo 31,
numeral 4, de la vigente Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, publicada el 29 de
julio de 2010, en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.991
Extraordinario, reimpresa en la Nº 39.522 del 1° de octubre de 2010.
En concreto, el artículo en cuestión, en su numeral 4 atribuye que es competencia común de
las Salas “…Decidir los conflictos de competencia entre tribunales, sean ordinarios o
especiales, cuando no exista otro tribunal superior y común a ellos en el orden
jerárquico…”.
De los anteriores planteamientos resulta visible que como el órgano jurisdiccional
declinante y al cual se declina tienen atribuida la misma competencia material y, se
encuentran ubicados en igual circunscripción, pero no existe un tribunal superior en común,
se hace evidente que esta Sala de Casación Civil es la idónea para conocer y dilucidar la
regulación de competencia que ahora ocupa su atención, al tener atribuida la materia civil,
mercantil y tránsito, aunado a su condición de conocer los casos a nivel nacional. Así se
declara.
III
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Hechas las precisiones anteriores, esta Sala considera oportuno indicar que la jurisdicción se
encuentra prevista en el encabezamiento del artículo 253 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, siendo la potestad de administrar justicia emanada de los
ciudadanos y se imparte en nombre de la República y por autoridad de la ley.
En este contexto se podría indicar, que no solamente es la potestad, sino que es también un
deber, si concatenamos lo dicho supra con lo postulado en el artículo 26 de la Carta Magna,
esto conlleva al axioma de la unidad jurisdiccional (postulado del estado de derecho), la
cual es la base de la organización y funcionamiento del poder judicial.
La anterior idea queda clara en el primer aparte del ya mentado artículo 253 de la Carta
Fundamental, pues el mismo aduce que le corresponde a los órganos del Poder Judicial
conocer de las causas y asuntos de su competencia mediante los procedimientos que
determinen las leyes, así como ejecutar o hacer ejecutar sus sentencias, siendo los órganos
del Poder Judicial el Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales.
Entonces si la jurisdicción emana de la soberanía, a través de los diversos órganos
jurisdiccionales, la misma se encuentra limitada por razones tales como ratione materiae (la
materia), ratione personae (las personas) y locus (el territorio); la primera relacionada si se
está ante acciones que afecte el derecho público (penal, administrativo, laboral, agrario,
entre otras) y derecho privado (civil, mercantil, tránsito, personas), el segundo según las
personas involucradas, bien como sujetos activos o pasivos (el Estado, niños, niñas y
adolescentes, adultos, personas jurídicas) y, por último lo relativo al sitio donde se ha de
dilucidar la controversia, donde se involucran varios factores, como domicilio, ocurrencia
del acto, así sucesivamente.
Con base a lo anterior, se ha de verificar de las actuaciones procesales a cuál de los órganos
jurisdiccionales le corresponde o no conocer del proceso planteado.
La tercería ha venido sosteniendo esta Sala de Casación Civil de la otrora Corte Suprema de
Justicia, en su sentencia del 9 de noviembre de 1967, que el “…legislador en los Art. (sic)
370 y 382 del C.P.C. (sic), como excepción al principio establecido en el Art. (sic)
136ejusdem (sic)…admite la intervención voluntaria y forzada del tercero…”. (G.F. N° 58,
2ª E. pág. 492).
En cuanto a la tercería la misma Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de
Justicia, en su sentencia del 22 de noviembre de 1990, juicio Promotora Dimay, C.A. contra
Karoly Menasrtobvic Michaly, exp. 89-0665, determinó que:
“…es una acción especial que, con más eficacia y mayor prontitud que la acción ordinaria,
les permitiría (a los terceros) defender sus derechos mediante demanda, acumulable, de ser
posible, a la del juicio principal, y con la eventualidad de lograr la suspensión de la cosa
juzgada o de condicionar la ejecución a la constitución de una caución a favor de
tercero…”.
El mentado criterio concuerda con lo expresado por la sala Constitucional de este Tribunal
Supremo de Justicia, en sentencia N° 848 del 28 de julio de 2000, juicio: Luis Baca en
amparo, Exp. 00-0529, que:
“…En cuanto a los terceros, el proceso puede afectarlos directa o indirectamente. Dentro
del derecho común, los terceros tienen en las tercerías la posibilidad para oponerse a los
efectos lesivos a su situación jurídica que le causen los fallos, actos u omisiones procesales,
que contengan infracciones a sus derechos y garantías constitucionales. Resulta una
cuestión casuística, de acuerdo a la posibilidad que la lesión se haga irreparable si no se
actúa de inmediato, optar entre la tercería posible o la acción de amparo…”.
En este contexto se ha venido pronunciado la actual Sala de Casación Civil, en el sentido
que la tercería es una institución procesal, mediante la cual se garantiza a cualquier persona
pueda intervenir en un juicio a fin de hacer valer sus derechos en causa en las cuales sus
intereses puedan verse afectados.
Esta misma Sala de Casación Civil, ha sostenido que para darle cualidad de parte a un
tercero, se tiene que éste ha interpuesto apelación, oposición o presentado demanda y la
misma sea admitida (Sentencia. N° 14 del 14 de febrero de 2000, ratificada en fecha 22 de
julio de 2002, juicio: Jesús Velásquez Villarroel y otros contra Juan Villarroel y otros).
En la causa que nos ocupa, se desarrolló el proceso por la demanda de cobro de bolívares
incoada por la persona jurídica denominada KACHINA REPRESENTACIONES, C.A.,
contra las sociedades mercantiles BBVA BANCO GANADERO, S.A. y BANCO DE
CRÉDITO DE COLOMBIA S.A. HELM FINANCIAL SERVICES, ante el Juzgado
Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el cual dictó sentencia definitiva.
Al Juzgado Superior Sexto en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas, le correspondió conocer en reenvío del recurso de
apelación y en la fase de dictar el fallo correspondiente, se le presenta una demanda de
tercería, por parte de los ciudadanos JOSEPH ANTAR MAKARI y MOUNA MAKARI DE
ANTAR, por lo que la juez procede a declararse incompetente, declinando en el juzgado
original de la causa, conforme lo dispone los artículos 371 y 375 del Código de
Procedimiento Civil.
Los ciudadanos JOSEPH ANTAR MAKARI y MOUNA MAKARI DE ANTAR, a través
de sus apoderados judiciales, presentaron demanda de tercería, a tenor del artículo 370,
ordinal 1° del compendio de normas adjetivas civiles venezolano, ante el Juzgado Superior
Sexto en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas; al considerar que tiene un derecho preferente al del demandante.
Continuando con esta idea, el artículo 371 del Código de Procedimiento Civil, prevé:
“…La intervención voluntaria de terceros a que se refiere el ordinal 1° artículo 370, se
realizará mediante demanda de tercería dirigida contra las partes contendientes, que se
propondrá ante el juez de la causa en primera instancia…”. (Destacado de la Sala)
Siguiendo lo reglado por el artículo 4 del Código Civil, al realizar una interpretación de lo
determinado por la norma transcrita, tenemos que es ante el juez de primera instancia de la
causa y no ante otro distinto que se ha de presentar la demanda de tercería.
Lo anterior queda ratificado con lo estatuido en el artículo 375 del Código de Procedimiento
Civil, al señalar:
“…Si el tercero interviniere después de la sentencia de primera instancia, continuará su
curso legal la demanda principal, y la tercería seguirá el suyo por separado.
Si se encontraren en segunda instancia para sentencia los dos expedientes, se acumularán
para que una sola decisión comprenda ambos…”.
Es decir, que si esa persona que no ha sido parte en el proceso, pero que tiene un interés
decide participar en aquel, haciéndolo una vez se ha dictado la sentencia definitiva, la
demanda de tercería ha de presentarla ante el juzgado de primera instancia que conociera de
la causa originariamente, siguiendo su propio derrotero, siendo solamente acumulable en
segunda instancia cuando tanto el juicio principal como la tercería se encuentran en la
misma situación adjetiva.
En este sentido, como corolario de lo expuesto, el competente para conocer de la demanda
de tercería presentada por los ciudadanos JOSEPH ANTAR MAKARI y MOUNA
MAKARI DE ANTAR, el Juzgado Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. Así también se
declara.
DECISIÓN
Con base a lo esgrimido, este Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana de
Venezuela en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y
por autoridad de la ley, declara: PRIMERO: La COMPETENCIA de esta Sala de Casación
Civil para conocer de la regulación de competencia presentada por los ciudadanos JOSEPH
ANTAR MAKARI y MOUNA MAKARI DE ANTAR, ante el Juzgado Superior Sexto en
lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas SEGUNDO: El órgano jurisdiccional COMPETENTE para conocer de la demanda
de tercería presentada por los ciudadanos JOSEPH ANTAR MAKARI y MOUNA
MAKARI DE ANTAR, en el juicio por cobro de bolívares, incoado por KACHINA
REPRESENTACIONES, C.A., contra las sociedades mercantiles BBVA BANCO
GANADERO, S.A. y BANCO DE CRÉDITO DE COLOMBIA S.A. HELM FINANCIAL
SERVICES es el Juzgado Noveno de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de
la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Remítase al mencionado tribunal las presentes actuaciones y, notifíquese al Juzgado
Superior Sexto en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
metropolitana de Caracas, conforme a lo dispuesto en el artículo 75 del Código de
Procedimiento Civil.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil, del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los diez (10) días del mes de marzo de dos mil diecisiete.
Años: 206° de la Independencia y 158° de la Federación.La
http://historico.tsj.gob.ve/.../196803-REG.000081-10317...

Litispendencia es una expresión española que se traduce como "litigio pendiente",


utilizada en Derecho para señalar que existe un juicio pendiente, entre las mismas partes
y sobre una misma materia.
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Consideraciones sobre los actos preparatorios, actos ejecutivos y la tentativa. Tentativa de
delito de violación (Sala de Casación Penal)
PONENCIA DEL MAGISTRADO SUPLENTE BELTRAN HADDAD.
En fecha primero de octubre de 1998, el Juzgado Superior Primero Accidental en lo Penal
de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui CONDENÓ al ciudadano XXX,
venezolano, natural de Caracas, mayor de edad, casado, economista, con cédula de
identidad N° 1.897.094 y domiciliado en Caracas, a cumplir la pena de DOS (2) AÑOS DE
PRESIDIO y a las accesorias legales correspondientes, por la comisión del delito de
VIOLACIÓN AGRAVADA CON ABUSO DE CONFIANZA EN GRADO DE
TENTATIVA, previsto en el artículo 375, ordinal 1°, del Código Penal, en concordancia
con los artículos 376, 394 y 80, primer aparte, ejusdem.
Contra dicho fallo anunció recurso de casación el abogado JOSÉ RAMOS ARVELÁEZ, en
su carácter de defensor definitivo.
Recibido el expediente en la extinta Corte Suprema de Justicia, el día 24 de noviembre de
1998, se dio cuenta en Sala de Casación Penal y el Magistrado designado Ponente informó
sobre la admisión del recurso.
Dentro del lapso legal formalizaron el recurso de casación los abogados RAFAEL PEREZ
PERDOMO y HECTOR PEREZ MORA, inscritos en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo los números 3.307 y 23.255, respectivamente, en su carácter de defensores
definitivos del procesado.
Declarada con lugar las inhibiciones de los Magistrados doctores RAFAEL PÉREZ
PERDOMO y ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS, se constituyó la Sala Accidental y
se designó ponente al Magistrado BELTRÁN HADDAD, Segundo Suplente de la Sala de
Casación Penal, quien con tal carácter suscribe la presente decisión.
Cumplidos, como han sido, los demás trámites procedimentales del caso, se pasa a dictar
sentencia, de conformidad con lo establecido en el artículo 525, ordinal 2°, del Código
Orgánico Procesal Penal y, a tal fin, se observa:
PUNTO PREVIO: Si bien se aprecia que en la formalización del recurso se citan
conjuntamente, como fundamento de la denuncia de fondo, dos ordinales de un mismo
artículo (4° y 6° del artículo 331 del Código de Enjuiciamiento Criminal), lo cual podría
ameritar denuncias por separado, resulta pertinente señalar que ambos ordinales se refieren
al mismo error de derecho denunciado respecto a la calificación jurídica, complementada en
el tipo penal con su agravación, y conocida como delito de VIOLACIÓN AGRAVADA
CON ABUSO DE CONFIANZA EN GRADO DE TENTATIVA, prevista en el artículo
375, ordinal 1°, del Código Penal, en concordancia con los artículos 376, 394 y 80, primer
aparte, ejusdem.
El ordinal 4° del artículo 331 del derogado Código de Enjuiciamiento Criminal se refiere al
error de derecho en la calificación del delito y es la regla de la cual deriva el ordinal 6° del
mismo artículo. De manera que en la fundamentación de la denuncia se vincula cada
argumento al principio de error de derecho en la calificación y, por consiguiente, existe
correspondencia entre la infracción denunciada y los dos ordinales del artículo que le sirve
de fundamento. En todo caso, se trataría de un defecto de formalización, pero que a tenor
del Código vigente ello no pasa de constituir una mera formalidad que el artículo 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela descalifica cuando expresa que “no
se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales”.
El principio constitucional consagrado en el artículo 257 hace posible que en las decisiones
judiciales prevalezca el derecho sustancial, más allá de las formas. De modo que ese
formalismo exagerado, o rigorista, que durante décadas sacrificó las normas de efectos
sustanciales, los derechos procesales y las garantías de los sujetos que intervienen en el
procedimiento penal, en la actualidad, y por efecto de la aplicación inmediata del citado
principio constitucional, dejó de ser obstáculo para la efectividad del derecho material, lo
que permite a esta Sala entrar a conocer y decidir la denuncia de fondo propuesta, sin la
interposición de una mera forma. ASÍ SE DECIDE.
Los impugnantes, con base en el artículo 331, ordinales 4° y 6°, del Código de
Enjuiciamiento Criminal, denuncian la infracción de los artículos 375, 376, 394 y 80 del
Código Penal, por error de derecho en la calificación del delito y de la agravación del
mismo. En su concepto, los elementos probatorios invocados por la recurrida para
demostrar el cuerpo del delito de violación, en grado de tentativa, no son aptos a tal fin, por
cuanto ninguno de tales medios demuestra el comienzo de ejecución del acceso carnal,
elemento típico de esta figura incompleta de delito. Tampoco son demostrativos del
propósito del culpable de consumarlo, supuestos fácticos indispensables de toda tentativa
delictual. En consecuencia -señalan los formalizantes- el sentenciador incurrió en error de
derecho en la calificación del delito previsto en el artículo 375 del Código Penal y en la
calificación de la agravante a que se refiere el artículo 376 ejusdem, e igualmente en la
aplicación del artículo 80 del mismo Código. En cita que hacen de Vincenzo Manzini,
señalan que la tentativa de violación “es posible siempre que consista en actos ejecutivos
idóneos y no equívocos dirigidos a realizar el acto carnal, como sería tumbar a la víctima
sobre el lecho levantándole el vestido y siempre también que no sean simples actos
lascivos”.
La Sala, para decidir, observa:
La recurrida dio por probado que el día diecinueve (19) de septiembre de 1997, en horas de
la noche, el ciudadano XXX, en compañía de una menor de 11 años de edad, se hospedó en
la habitación 505 del Hotel Puerto Playa, situado en la Urbanización Lecherías, Municipio
Urbaneja del Estado Anzoátegui. Acoge la recurrida lo relatado por la menor, en el sentido
de que, una vez en la habitación, le pidió que se desnudara, aparte de gestos y
manifestaciones en su comportamiento. La escena es narrada por la menor de la siguiente
manera: “...yo me senté en un sofá de la habitación, me dijo vente, vamos a dormir y me
había servido un refresco, me dijo toma, toma, yo tomé y lo demás se lo tomó él, fuimos al
cuarto, yo me iba a acostar y me dijo él, desnúdate, yo le dije por qué, que qué pasaba, y él
me dijo te vas a poner cómica, y me dio dos bofetadas en la cara, y me trató de quitar la
braga que yo tenía puesta, yo le dije que qué pasaba, y éste me dio dos cachetadas de nuevo
y fue cuando me arañó la cara, me volvió a dar otra cachetada, yo le dije que estaba bien
que me iba a desnudar, que iba a ir al baño, y me metí al baño y lo tranqué, le pasé seguro,
abrí la regadera para que él se distrajera, él empezó a llamar, yo le decía que ya iba a salir,
luego empecé a sacar los vidrios de la ventana del baño y salté por allí y caí en un
balconcito....vi a un muchacho que estaba fumando en el piso de abajo, yo grité, le pedía
auxilio,...”
Tales hechos, expuestos por la menor, carentes de sustentación probatoria, y que el
procesado nunca admitió, fueron calificados por la recurrida como constitutivos del delito
de violación agravada, en grado de tentativa, previsto en los artículos 375, ordinal 1°, en
concordancia con los artículos 376, 394 y 80, primer aparte, todos del Código Penal.
El artículo 80, en su primer aparte, del Código Penal define la tentativa en los siguientes
términos: “Hay tentativa cuando, con el objeto de cometer un delito, ha comenzado alguien
su ejecución por medios apropiados y no ha realizado todo lo que es necesario a la
consumación del mismo, por causas independientes de su voluntad”. Esta interpretación
contextual destaca tres exigencias importantes: a) un elemento objetivo, el comienzo de
ejecución, b) un aspecto subjetivo, el dolo o intención delictiva, dado por la expresión “con
el objeto de cometer un delito” y c) el empleo de medios apropiados. Es decir, la tentativa
es comienzo de ejecución de un delito determinado en el que el dolo es el mismo de la
consumación y los medios empleados deben ser los apropiados o adecuados para la lograr
consumar ese delito, vale decir, la idoneidad en el sentido de aptitud para lesionar el bien
jurídico protegido, en este caso la libertad sexual. El agente o autor, tal como lo afirma
Günther Jakobs, debe estar decidido al hecho, a la ejecución de la acción con sus
consecuencias pretendidas. Por esa razón sustancial, bien podemos decir que los deseos, los
pensamientos (cogitationis poenam nemo patitur), los requerimientos o los actos
preparatorios se mueven a extramuros del derecho penal y, por consiguiente, no son
punibles. En estos casos el agente sólo penetra en lo que no se compromete porque falta la
decisión “puesta en práctica”, entendida como el poner de manifiesto un dolo en el ámbito
de la prohibición típica. De modo que en la tentativa el tipo objetivo no se cumple
totalmente porque en este iter criminis no se llega a la consumación.
Se observa, en primer término, que la tentativa constituye una figura amplificadora del tipo
que se concreta cuando el sujeto activo comienza a ejecutar la conducta proporcionada a un
delito determinado, con medios apropiados para la consumación. Esta es la orientación que
nos indica la norma del artículo 80, primer aparte, del Código Penal. No se trata de que la
tentativa sea una parcela del delito tipo, sino una propia objetividad generada por actos
idóneos proporcionados a una finalidad delictiva. Ahora bien, lo que importa en esta
exposición es entender que los actos de ejecución están referidos a un determinado delito y,
por consecuencia, la tentativa, además de los actos iniciales de ejecución, precisa de la
intención directa de cometer ese delito determinado.
Sin embargo, la decisión de cometer un delito determinado lleva, en lo esencial, actos
exteriores que dependen de las exigencias típicas de ese delito. Son actos externos que
pueden ser objeto de castigo por lo jurídicamente relevante; pero también se producen otros
actos externos, como los actos preparatorios que son equívocos y por ello, como regla
general, no pueden ser castigados, al igual que los pensamientos. De manera que es difícil
en muchos actos externos justificar la potestad punitiva del Estado y el argumento está en
que no es suficiente la mera manifestación del designio criminal para decir y entender que
se ha penetrado en el ámbito de la prohibición típica. No es posible, entonces, castigar el
ánimo. Algo más, existen actos externos que, excediendo la mera manifestación de cometer
un delito, no son punibles, no pueden ser castigados, porque no tienen el comienzo de
actividad ejecutiva. Estos son los actos preparatorios como actos atípicos, no obstante la
existencia de actos de esta naturaleza que son atrapados por una ampliación de la tipicidad,
pero dejan de ser tentativa para convertirse en tipos penales independientes, como es el
caso, por ejemplo, del delito de conspiración que supone una resolución concertada entre
varias personas para destruir la forma política republicana que se ha dado la Nación
(artículo 132 del Código Penal).
Mucho antes en la doctrina, el jurista argentino Sebastián Soler expuso que “el concepto de
tentativa es un concepto relativo, condicionado por la figura del hecho final, de manera que
ciertos actos, que con respecto a determinada infracción son consumativos, pueden, a su
vez, constituir tentativa de otro y, por el contrario, puede un hecho estar previsto como
infracción menor con relación a otro y, sin embargo, no constituir tentativa del hecho más
grave (un abuso deshonesto puede ser tentativa de violación; pero puede no ser más que
abuso deshonesto); puede un mismo hecho constituir tentativa con respecto a cierto delito,
pero no serlo cuando el sujeto se proponía ejecutar otro (escalar una tapia puede constituir
tentativa de hurto; pero no tentativa de homicidio)…”
Cabe destacar en estas consideraciones, aparte del instante en que comienza la ejecución,
que los actos externos deben tener relación directa e inequívoca con el delito, pues sólo se
puede intentar alcanzar lo que se quiere alcanzar, como se ha expresado en el pensamiento
penal.
El fallo recurrido, para probar y determinar la tentativa de violación, indica textualmente
que: “...el hecho de haber ido a la casa de la madre de la menor y solicitar llevarla a
Caracas, por la confianza y el parentesco que había entre ellos, luego el hecho de habérsela
llevado a un hotel, el hecho de pedir auxilio la niña por la ventana del baño, lo cual se
encuentra plenamente probado, haberle realizado daños en la cara para dominarla cuando
ésta se negaba a sus pretensiones, el hecho de haber recibido ayuda de los empleados del
Hotel, así como del huésped, que dice la niña vio en el piso de abajo fumando y que fue la
persona que tocó la puerta de la mencionada habitación y el procesado le dijo que no pasaba
nada, .... lo que lleva a la convicción de este Juzgador, la perpetración del delito que se le
imputa al procesado...”
La tentativa tiene que definirse siempre por el fin, para luego precisar cuál es el grado de
objetivación que debe alcanzar en los actos externos la voluntad delictiva para penetrar en
los linderos del tipo penal. Por supuesto, estamos ante el problema de que la tentativa es un
tipo dependiente que no puede ser tratada con remisión a criterios generales, sino que hay
que verla en su vinculación con una prohibición típica en concreto, como sería el caso del
delito de violación. Lo contrario es ubicarnos en la línea lesionadora del principio de
legalidad. De ahí que para la tentativa es imprescindible un plan individual del autor y por
ello comienza con aquella actividad a través de la cual se pone en relación inmediata con la
realización del tipo penal.
Por consecuencia de lo anterior, el inicio de la ejecución está en línea directa con el plan
individual del agente, quien es la persona que conoce el momento en que su actuación toma
el rumbo de la ejecución de la prohibición típica. No podemos, sin esa consideración previa,
imaginarnos que una persona que ha ido a la casa de la madre de la menor para llevarla a la
ciudad de Caracas, o pernoctar con la menor en la habitación de un hotel de Lecherías, haya
puesto en actividad inmediata la perpetración de un acto carnal. Tampoco podemos
imaginarnos que una lesión en la cara de la menor nos conduzca a la convicción de haberse
producido una tentativa de violación.
Es posible que en el designio delictivo de XXX estuvo presente la realización típica del
delito de violación. Pero hasta allí, porque observamos que sus actos exteriores no lo
colocan en relación inmediata con el inicio de la acción delictiva, vale decir, el comienzo de
la ejecución.
Manifestarle o requerirle a la menor, como ella lo expresa, que se desnudara, no es un acto
inequívocamente dirigido a cometer el delito de violación, porque al igual que el hecho de ir
a la casa de la madre de la menor y solicitar llevarla a Caracas, o el hecho de llevarla a un
hotel, son actos equívocos en el sentido de que pueden conducir, tanto a la violación, como
a un acto lascivo o a un acto inocente. Esta conducta, narrada por la menor, no conforma la
tentativa del delito que se pretende, y se queda, sólo a lo más, en actos preparatorios ajenos
al comienzo de ejecución, a la intencionalidad requerida, y carecen de la univocidad, que es
la característica propia de los actos externos del actuar típico. En otras palabras, no se puede
deducir de la propia declaración de la menor que unívocamente el procesado perseguía el
acto carnal con ella como resultado de su acción, porque pudo no ser más que actos lascivos
o cualquier otro resultado distante del acto carnal.
Ha dicho Carrara, en su “Programa de Derecho Criminal”, que los deseos, los
pensamientos, las deliberaciones, aunque se manifiesten confidencialmente o a manera de
amenazas, de acuerdos o de instigaciones, no son tentativa. En fin, es posible la voluntad
delictiva, como se dijo, del ciudadano XXX, pero su acción no alcanzó el desarrollo
suficiente por haberse detenido en los momentos iniciales y equívocos.
De lo anteriormente expuesto, considera la Sala que la recurrida infringió los artículos 375,
376, 394 y 80, primer aparte, del Código Penal, por error de derecho en la calificación del
delito de violación en grado de tentativa y en la calificación de la forma agravada. La
denuncia de infracción de fondo, con fundamento en el ordinal 4º del artículo 331 del
Código de Enjuiciamiento Criminal, aplicado en este caso por mandato de la norma del
artículo 525 del Código Orgánico Procesal Penal, tiene por objeto las normas sustantivas o
descriptivas del tipo penal, y por ello esta Sala se ha visto obligada a examinar dentro del
iter criminis de la tentativa la diferenciación entre la ideación criminosa, los llamados actos
preparatorios y los actos ejecutivos, éstos últimos por ser los actos externos que logran
penetrar el ámbito de la prohibición tipificada. De manera que, realizado el estudio y
examen de las características de la descripción penal de la tentativa, como efecto de la
conjunción del tipo legal y el tipo conglobante, apreciamos que a ellas no corresponden los
hechos dados por probados en el fallo recurrido.
Es importante destacar que el artículo 376 del Código Penal determina una agravación de la
penalidad cuando el hecho se hubiere cometido con abuso de autoridad, de confianza o de
las relaciones domésticas, pero como los actos externos que da por probados la recurrida no
revisten las características de la tentativa de violación, mal puede esta Sala entrar a
considerar la forma agravada de la misma. En consecuencia, se declara con lugar la
denuncia de fondo propuesta por la defensa y, en atención a lo dispuesto en el artículo 467
del Código Orgánico Procesal Penal, es procedente absolver al procesado XXX del delito
de violación agravada en grado de tentativa. Así se declara.
Por cuanto la declaratoria anterior acarrea la absolución del procesado, la Sala se abstiene
de conocer de las restantes denuncias propuestas por la defensa.
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Accidental de
Casación Penal, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley, declara CON LUGAR el recurso de casación de fondo propuesto por la defensa,
ANULA EL FALLO recurrido en cuanto a la calificación jurídica dada a los hechos
imputados y, en consecuencia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 467 del
Código Orgánico Procesal Penal, ABSUELVE al procesado XXX del delito de violación
agravada en grado de tentativa, previsto en los artículos 375, en relación con el 376, 394 y
80, primer aparte, todos del Código Penal, materia de los cargos fiscales. ASÍ SE DECIDE.
Publíquese, regístrese y bájese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de Justicia, en
Sala de Casación Penal, en Caracas a los DIECISIETE (17) días del mes de JULIO del año
2.002. Años 192º de la Independencia y 143º de la Federación.
La Presidenta de la Sala,
BLANCA ROSA MÁRMOL DE LEON
El Vicepresidente Suplente,
JULIO ELÍAS MAYAUDÓN
El Magistrado Suplente y Ponente,
BELTRÁN HADDAD
La Secretaria,
LINDA MONROY de DÍAZ
BEH/Im.-
Exp. N° C-98-2323
VOTO SALVADO
Quien suscribe, Blanca Rosa Mármol de León, Magistrada de la Sala Penal del Tribunal
Supremo de Justicia, salva su voto en la presente decisión con base en las siguientes
consideraciones:
Primero: La sentencia recurrida:
El Juzgado Superior Primero Accidental en lo Penal de la Circunscripción Judicial del
Estado Anzoátegui en fecha primero (1°) de octubre de 1998, CONDENÓ al ciudadano
XXX, antes identificado, a cumplir la pena de DOS (2) AÑOS DE PRESIDIO más las
accesorias de ley por la comisión del delito de VIOLACIÓN AGRAVADA CON ABUSO
DE CONFIANZA EN GRADO DE TENTATIVA, previsto y sancionado en el artículo 375,
ordinal 1° del Código Penal, en concordancia con los artículos 376, 394 y 80, primer aparte,
ejusdem.
Segundo: Los hechos establecidos por la sentencia recurrida:
El mencionado Juzgado Superior en la sentencia impugnada dio por demostrado que el día
diecinueve de septiembre del año 1997, en horas de la noche, el ciudadano XXX, se
hospedó en la habitación 505 del Hotel Puerto Playa, ubicado en la Urbanización Lecherías,
Municipio Urbaneja del Estado Anzoátegui, en compañía de una menor de 11 años de edad,
quien entre otras cosas refirió que el procesado la llevó al hotel mencionado y le dijo que se
desnudara, que la abofeteó en varias oportunidades ante su resistencia y ella le dijo que
estaba bien, pero que iba al baño, allí se encerró y abrió la regadera, sacó los vidrios de la
ventana y salió, logró caer en un balconcito y pidió ayuda.
Tercero: De la Ley vigente para la fecha en que se cometió el hecho.
Como puede observarse, los hechos tuvieron lugar en fecha 19 de septiembre del año 1997,
fecha en la cual se encontraba vigente el Código de Enjuiciamiento Criminal, y el presente
recurso de casación fue interpuesto con base en el artículo 331 en sus ordinales 4° y 6° de la
referida norma adjetiva penal, aplicable en esa época.
Cuarto: De la Desestimación del Recurso
El recurrente fundamentó su denuncia en dos ordinales del mismo artículo 331 del Código
de Enjuiciamiento Criminal, lo que en efecto constituye un defecto en la interposición del
recurso, puesto que se trata de motivos que versan sobre error de derecho, los mismos se
refieren a instituciones jurídicas que ameritan ser motivadas por separado (calificación del
delito y calificación de circunstancias atenuantes o agravantes), dada la importancia de su
establecimiento en la sentencia y a los fines de la aplicación o no de un delito determinado
por una parte, y por la otra, en relación con las circunstancias agravantes o atenuantes
correspondientes.
Por ello, discrepo del criterio sustentado por la mayoría de los miembros de esta Sala Penal
Accidental, por cuanto considero que no debió admitirse el presente recurso, sino que debió
desestimarse por manifiestamente infundado, puesto que no cumplió con los requisitos
formales, esenciales y de ningún modo inútiles, que exigía la norma contenida en el artículo
331 del Código de Enjuiciamiento de Criminal, y la presente decisión va más allá de lo que
expresa el artículo 257 de la Constitución vigente, siendo que en el presente caso no
estamos en presencia de una formalidad no esencial, por el contrario, es menester
fundamentar separadamente cada motivo a los fines de su resolución, más aún, el legislador
separó los motivos allí señalados a los fines de que se fundamentaran específicamente cada
uno de ellos y de esa forma analizar cada denuncia por infracción de ley y su influencia en
el dispositivo de la sentencia.
Es de acotar que la jurisprudencia dictada por esta Sala Penal en cuanto a los recursos de
casación interpuestos bajo la vigencia del Código de Enjuiciamiento Criminal es reiterada
en establecer el criterio de que se declaraban perecidas las denuncias en las que se citaban
conjuntamente dos o más ordinales de los señalados en los artículos 330 y 331 ejusdem, por
no cumplir con los requisitos de interposición exigidos en el artículo 340 ibidem.
En tal sentido esta Sala ha reiterado:
“La fundamentación del recurso no cumple con las exigencias contenidas en el artículo 340
del Código de Enjuiciamiento Criminal, por cuanto el formalizante no expresa el respectivo
numeral del artículo 331 en el cual apoya su denuncia, sin que invoca dos numerales de la
misma disposición legal, sin fundamentar separadamente cada una de dichas denuncias,
convirtiendo así en promiscua su denuncia, lo cual produce como efecto el perecimiento del
recurso por lo que a esta denuncia se refiere.”
“...la cita conjunta de numerales sin distinguir los fundamentos que correspondan tanto a
uno como a otro impide conocer la base cierta en que se apoya el formalizante, toda vez que
no cumple con los requisitos exigidos por el artículo 340 ejusdem y equivale a falta de
cita...”.
En la actualidad procede declarar el recurso desestimado por manifiestamente infundado, de
conformidad con los artículos 465 y 525 del Código Orgánico Procesal Penal vigente,
relativos al recurso de casación y al régimen procesal transitorio. Esto es, en mi opinión, lo
que debió decidirse en la presente causa.
Quedan así expresadas las razones de mi voto salvado, fecha ut-supra.

COMPETENCIA
Esta Sala a los fines de determinar su competencia para conocer de la presente causa,
observa lo siguiente:
El artículo 336 numeral 10 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
establece como atribución de esta Sala Constitucional la revisión de “(…) sentencias
definitivamente firmes de amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes
o normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos establecidos
por la ley orgánica respectiva”.
Igualmente, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República Bolivariana
de Venezuela en el artículo 25 en sus cardinales 10 y 11 establece lo siguiente:
“Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:
…omissis…
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes que sean dictadas por los tribunales de la
República, cuando hayan desconocido algún precedente dictado por la Sala Constitucional;
efectuado una indebida aplicación de una norma o principio constitucional; o producido un
error grave en su interpretación; o por falta de aplicación de algún principio o normas
constitucionales.
11. Revisar las sentencias dictadas por las otras Salas que se subsuman en los supuestos que
señala el numeral anterior, así como la violación de principios jurídicos fundamentales que
estén contenidos en la Constitución de la República, tratados, pactos o convenios
internacionales suscritos y ratificados válidamente por la República, o cuando incurran en
violaciones de derechos constitucionales.
(…omissis…)”.
Ahora bien, por cuanto, en el caso de autos, se solicitó la revisión de la sentencia
definitivamente firme dictada por la Sala de Casación Civil de este Alto Tribunal, esta Sala
declara su competencia para el conocimiento de la misma. Así se decide.
IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
Asumida como fue la competencia de esta Sala Constitucional para conocer la presente
solicitud de revisión, se observa:
En el presente caso, se solicitó la revisión de la decisión N° 523 del 12 de agosto de 2015,
dictada por la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo de Justicia, que declaró sin
lugar el recurso de casación anunciado y formalizado por la representación judicial de la
hoy solicitante de la presente revisión, ciudadana Marión Christine Carvallo de Scardino,
contra la sentencia dictada el 17 de diciembre de 2014, por el Juzgado Superior Primero en
lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en el juicio de divorcio que instauró contra la referida ciudadana, el ciudadano
Francisco Pablo Nicolás Scardino Pelino, que había declarado sin lugar el recurso de
apelación ejercido por la representación de aquélla contra la sentencia dictada por el
Juzgado Vigésimo Séptimo de Municipio de la misma Circunscripción Judicial, el 1° de
octubre de 2014, que, a su vez, había declarado con lugar la solicitud de divorcio 185-A del
Código Civil y, en consecuencia, disuelto el vínculo conyugal existente entre los
mencionados ciudadanos y confirmó la sentencia apelada.
Ahora bien, el solicitante denunció que la decisión objeto de impugnación declaró sin lugar
el recurso extraordinario de casación “…sobre la base de una falta de ‘técnica casacional’,
con lo que vulneró sus derechos constitucionales a la tutela judicial efectiva, al debido
proceso, a la defensa, a la igualdad y a la seguridad jurídica, en primer lugar, por cuanto
supuestamente desconoció “la doctrina vinculante dictada por esta honorable Sala
Constitucional en su sentencia N° 1163 de fecha 18 de noviembre de 2010 que estableció,
con carácter vinculante, que es violatorio de la Constitución decidir de acuerdo con
interpretaciones formalistas que dificultan el acceso a la justicia y a la eficacia de la tutela
judicial efectiva”. Asimismo, incurrió en el vicio de incongruencia al desechar el alegato de
la cosa juzgada, planteado en la contestación de la solicitud de divorcio, institución ésta de
orden público. De otra parte, por cuanto incurrió en el vicio de inmotivación al realizar una
“falsa aplicación del artículo 3 de la Resolución No. 2009-0006 del 18 de marzo de 2009
emanada del Tribunal Supremo de Justicia”, relativa a la competencia de los Juzgados de
Municipio para conocer de asuntos de jurisdicción voluntaria o no contenciosa en materia
civil, mercantil, y familia; y, por último, por cuanto viola el criterio establecido en la
sentencia núm. 446 del 14 de mayo de 2014, que contiene una doctrina de carácter
vinculante establecida por la Sala.
Al respecto, cabe destacar que el ejercicio de la facultad de revisión establecida en el
numeral 10, del artículo 336 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es
discrecional. En efecto, la Sala señaló en la sentencia N° 93, del 06 de febrero de 2001,
(caso: Corpoturismo), que la facultad de revisión es: (…) “una potestad estrictamente
excepcional, extraordinaria y discrecional” (…), por ello, la misma decisión continúa
indicando que: (…) “en lo que respecta a la admisibilidad de tales solicitudes de revisión
extraordinaria esta Sala posee una potestad discrecional de admitir o no admitir el recurso
cuando así lo considere”. De este modo: (…) “la Sala puede en cualquier caso desestimar la
revisión (…) sin motivación alguna, cuando en su criterio, constate que la decisión que ha
de revisarse, en nada contribuya a la uniformidad de la interpretación de normas y
principios constitucionales” (…).
En este sentido, la discrecionalidad que se le atribuye a la facultad de revisión
constitucional, no debe entenderse como una nueva instancia y, por lo tanto, la solicitud en
cuestión se admitirá sólo a los fines de preservar la uniformidad de la interpretación de
normas y principios constitucionales o cuando exista una deliberada violación de preceptos
de ese rango, así como cuando se contraríen los criterios vinculantes de la Sala
Constitucional del Máximo Tribunal, lo que será determinado por la Sala en cada caso,
siendo siempre facultativo de ésta su procedencia.
Sobre la base del criterio transcrito, vistos los términos de la solicitud de revisión que fue
interpuesta, así como de la lectura del texto íntegro de la sentencia de la Sala de Casación
Civil cuya revisión se pretende, se comprueba que la primera denuncia de forma, esgrimida
por la hoy solicitante de revisión, estuvo circunscrita a delatar un asunto de estricto orden
procesal como fue que al momento de dar contestación a la solicitud de divorcio propuesta
por su cónyuge, con fundamento en el artículo 185-A del Código Civil, opuso la cuestión
previa de cosa juzgada con base en el artículo 346, ordinal 9° del Código de Procedimiento
Civil, defensa ésta que fue desestimada por el juez de alzada bajo el argumento de que se
trataba de un procedimiento especial de jurisdicción voluntaria, donde nuestro
ordenamiento jurídico no contempla la interposición de cuestiones previas, ya que está
referido a una incidencia tramitada conforme el artículo 607 eiusdem.
Sin embargo, en la sentencia de la Sala de Casación Civil objeto de revisión se consideró
que el alegato de cosa juzgada se centró en la existencia de otro proceso donde se señala se
dictó la sentencia que causó la cosa juzgada, por lo cual, conforme a la doctrina de dicha
Sala, la denuncia debió ser planteada por infracción de ley, no obstante, desestimó la
indefensión alegada aduciendo que la cosa juzgada fue desechada por el juez de alzada con
base en el razonamiento que consideró pertinente, por lo que si el recurrente no estaba
conforme con dicho pronunciamiento, debió dirigir en tal sentido su denuncia, y atacar el
razonamiento legal por el cual el juez la desechó, y no presentar una denuncia por defecto
de actividad.
Ahora bien, observa esta Sala que el razonamiento empleado por la Jueza Superior que
dictó la sentencia recurrida en casación para desestimar la defensa de cosa juzgada opuesta
por la hoy solicitante de revisión en el procedimiento de divorcio (185-A del Código Civil),
al que hizo alusión la sentencia de la Sala de Casación Civil, fue el siguiente:
“**De la cuestión previa del ordinal 9° del artículo 346:
La ciudadana Marión Christine Carvallo, sostiene que el actor por los mismos motivos y
con fundamento en los mismos hechos y disposiciones legales, en fecha 07.12.2012
pretendió, por ante el Juzgado Décimo Séptimo de Municipio de esta Circunscripción
Judicial, que se declarara judicialmente el rompimiento del vinculo conyugal que los unía,
siendo que el 20.01.2014, el Juzgado de la causa desestimó la pretensión del actor, razones
por las cuales de conformidad con lo establecido en el artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil opone la cuestión previa contenida en el ordinal 9° del – La Cosa
Juzgada-.
En este punto hay que destacar que nos encontramos con un procedimiento especial, donde
nuestro ordenamiento jurídico no contempla la interposición de cuestiones previas en los
procesos de jurisdicción voluntaria y especial conforme lo prevé el Tribunal Supremo de
Justicia en la sentencia Nº 446 de fecha 15.05.2014, ya que dichas defensas previas están
enmarcadas a los juicios donde la parte demandada en lugar de dar contestación a la
demanda interpone alguna de dichas defensas previas, caso distinto el de autos, en el cual
como se expresó anteriormente no hay cabida a la interposición de alguna defensa previa de
las previstas en el artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, ya que el presente
proceso, está referido a una incidencia tramitada conforme el artículo 607 eiusdem. ASÍ SE
DECLARA.
En tal sentido, la defensa previa propuesta por la ciudadana Marión Christine Carvallo, es
improcedente. ASÍ SE DECLARA”.-
Como puede observarse, la jueza de alzada si bien declaró improcedente la defensa de cosa
juzgada, no lo hizo con base en un juzgamiento sobre el mérito o fondo del asunto, sino por
el sólo hecho de haberse planteado dicha excepción o defensa como una cuestión previa,
asunto éste de estricto orden procesal que mal podía dilucidarse a través de una denuncia
por infracción de ley, por lo que la desestimación de la denuncia formulada por la
formalizante se fundamentó en una causa falsa o inexistente, lo que, en principio daría lugar
a la revisión del fallo de la Sala de Casación Civil que se impugna, por ser la cosa juzgada
una institución de orden público cuya infracción debe ser examinada y declarada de oficio,
es decir, con prescindencia de que el formalizante hubiese cumplido o no con la técnica
exigida en estos casos.
Igualmente observa esta Sala que la incongruencia negativa delatada por la recurrente en
casación estuvo referida a la falta de pronunciamiento por parte del Juzgado de alzada “…
acerca de las circunstancias que sustentan el alegato de cosa juzgada”, es decir, sobre los
aspectos sustanciales de fondo o mérito de la defensa opuesta, respecto de lo cual, se insiste,
no hubo un verdadero juzgamiento, el cual fue evadido mediante un argumento de índole
estrictamente procesal, esto es, que la defensa o excepción en cuestión no podía ser opuesta
como cuestión previa, por tanto, si bien hubo un pronunciamiento, el mismo estuvo
circunscrito al mecanismo empleado para su alegación (cuestión previa), formalismo que no
ha debido argüirse para eludir un pronunciamiento de índole sustantivo o de fondo en
relación con lo que se estaba planteando, por tratarse de una institución de orden público, lo
que, en principio también daría lugar a la revisión del fallo cuestionado.
Sin embargo, llama la atención de esta Sala que siendo la cosa juzgada unos de los aspectos
nodales en los que se cimentó la solicitud de revisión, los abogados de la solicitante, no
acompañaron junto con la misma copia certificada o por lo menos simple de la sentencia
dictada por el Juzgado Décimo Séptimo de Municipio de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, en fecha 20 de enero de 2014, en el primer proceso de
divorcio (185-A del Código Civil) iniciado por el cónyuge de su representada, ciudadano
Francisco Pablo Nicolás Scardino, a fin de que esta Sala pudiera juzgar sobre el particular,
con conocimiento pleno de causa, en relación con la existencia o no de la cosa juzgada
alegada y la utilidad o no de revisar la sentencia de la Sala de Casación Civil objeto de
impugnación para que emita una nueva decisión, no obstante, esta Sala, por notoriedad
judicial pudo constatar en el sitio web http://caracas.tsj.gob.ve/.../2165-20-AP31-S-2012-
011977..., que la misma es del siguiente tenor:
“REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PODER JUDICIAL
JUZGADO DÉCIMO SÉPTIMO DE MUNICIPIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS
SOLICITANTE: FRANCISCO PABLO NICOLAS SCARDINO PELINO, venezolano,
mayor de edad y titular de la cédula de identidad No. V-3.970.071.
APODERADOS JUDICIALES DEL SOLICITANTE: MARIA CAROLINA
SOLORZANO PALACIOS, ALFREDO ABOU-HASSAN F, ALVARO PRADA,
ALEJANDRO GARCIA PÉREZ y GABRIEL MORALES SANCHEZ, inscritos en el
Inpreabogado bajo los Nros. 52.054, 58.774, 65.692, 131.050 y 162.234, respectivamente.
CONYUGE REQUERIDO: MARIÓN CHRISTINE CARVALLO, venezolana, mayor de
edad, titular de la cédula de identidad Nº V-4.765.941.
MOTIVO: DIVORCIO (185-A)
SENTENCIA: INTERLOCUTORIA CON FUERZA DE DEFINITIVA.
EXPEDIENTE No. AP31-S-2012-011977
I
Se inició el procedimiento mediante escrito presentado en fecha 07 de diciembre de 2012,
por los abogados MARIA CAROLINA SOLORZANO PALACIOS, ALFREDO ABOU-
HASSAN F, ALVARO PRADA, ALEJANDRO GARCIA PÉREZ y GABRIEL
MORALES SANCHEZ, en su carácter de apoderados judiciales del ciudadano
FRANCISCO PABLO NICOLAS SCARDINO PELINO, todos identificados al inicio de
este fallo, quienes solicitaron ante este Tribunal el divorcio por separación de hecho por
más de cinco (5) años, conforme al artículo 185-A del Código Civil, es decir, ruptura
prolongada de la vida en común.
Alegaron los apoderados judiciales del solicitante, que en fecha 16 de septiembre de 1974,
su representado contrajo matrimonio con la ciudadana MARIÓN CHRISTINE
CARVALLO, antes identificada, por ante la Primera Autoridad Civil de la Parroquia
Nuestra Señora del Rosario del Municipio Baruta del estado Miranda, tal y como se
evidencia de Acta de Matrimonio Nº 398, Folio Nº 48, Tomo 2 de los Libros de Matrimonio
llevados por ante la referida autoridad Civil.
Que fijaron su último domicilio conyugal en la Quinta ubicada en la Urbanización Oripoto,
calle Falcón en la parcela distinguida con el Nº 16, Zona G, parcelamiento rural
Urbanización Oripoto, Jurisdicción del Municipio El Hatillo del estado Miranda.
Que se encuentran separados de hecho desde el mes de marzo de 2003, y no han hecho, ni
compartido vida en común, no existiendo entre ellos posibilidad alguna de reconciliación.
Que durante su unión conyugal procrearon un único hijo de nombre NICOLAS
SCARDINO CARVALLO, nacido en fecha 13 de febrero de 1975, hoy mayor de edad.
Continúan alegando que su representado y su cónyuge MARIÓN CHRISTINE
CARVALLO han permanecido separados de hecho y sin contacto alguno, por
aproximadamente nueve (09) años, y que ésta ha manifestado ante el Juzgado Décimo de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Transito y Bancario de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas, que a partir del año 2003 surgieron entre ellos
desavenencias que resultan difícil de solventar por no decir imposible, y que el ciudadano
FRANCISCO SCARDINO, se mudó del hogar conyugal desde ese año; y que por lo tanto
al haber quedado confesa la precitada ciudadana con tal declaración por ante una autoridad
jurisdiccional y como consecuencia de tal separación definitiva e irreconciliable, establecida
en forma irrefutable con base a las pruebas de confesión indicadas es por lo que solicitan
sea declarado el divorcio conforme al artículo 185-A del Código Civil.
Planteada así la solicitud de divorcio fundamentada en el artículo 185-A de nuestra ley
sustantiva, este Juzgado dictó auto en fecha 10 de enero de 2013, mediante el cual instó al
solicitante a realizar la solicitud up supra de manera personal o en su defecto por
mandatario debidamente autorizado, en razón de que el poder otorgado a los mencionados
abogados resultaba insuficiente por ser éste de administración y disposición y no un
mandato especial expreso para ejercer la solicitud de divorcio.
En fecha 24 de enero de 2013, compareció el abogado GABRIEL MORALES, inscrito en el
Inpreabogado bajo el Nº 162.234, en su carácter de apoderado del solicitante ciudadano
FRANCISCO PABLO NICOLAS SCARDINO PELINO, y consignó poder especial para
solicitar en nombre de su mandante la presente solicitud de divorcio.
En fecha 25 de enero de 2013, se admitió la solicitud de Divorcio fundamentada en el
artículo 185-A del Código Civil, ordenándose la citación del Fiscal del Ministerio Público,
y en fecha 07 de febrero de 2013, se ordenó la citación personal de la cónyuge ciudadana
MARIÓN CHRISTINE CARVALLO, a los fines de que compareciera para el tercer 3º día
de despacho siguiente a que constase autos su citación a los fines de que expusiera lo que
creyera conveniente respecto a la solicitud de divorcio planteada por su cónyuge.
En fecha 27 de febrero de 2013, compareció el ciudadano CARLOS PERNIA, en su
carácter de alguacil adscrito a este Circuito Judicial, y consignó mediante diligencia boleta
de citación librada a la ciudadana MARION CHRISTINE CARVALLO, debidamente
firmada, recibiendo en fecha 04 de marzo de 2013 las mismas resultas respecto a la Boleta
de Citación del Fiscal del Ministerio Público.
En fecha 04 de marzo de 2013, compareció el abogado GABRIEL MORALES SANCHEZ,
inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 162.234, en su carácter de apoderado judicial del
solicitante y requirió se aperture una articulación probatoria en razón de que la ciudadana
MARIÓN CARVALLO, no compareció en el lapso establecido, y existen suficientes
medios de pruebas que acreditan la ruptura de la vida en común entre ambos cónyuges.
Posteriormente, en fecha 14 de marzo de 2013, compareció el abogado RODRIGO
KRETZIEN, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 75.176, en su carácter de apoderado
judicial de la ciudadana MARIÓN CARVALLO, y solicitó se declare terminado el
procedimiento y en consecuencia el archivo del expediente por cuanto su mandante no
compareció.
Así las cosas, este Juzgado mediante auto de fecha 22 de marzo de 2013, declaró procedente
la solicitud formulada por el apoderado judicial del solicitante, y en consecuencia procedió
abrir una articulación probatoria de ocho (8) días conforme al artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil.
En fecha 9 de abril de 2013, compareció la abogada MARIA DEL MILAGRO DA CORTE
LUNA en su carácter de fiscal Nonagésima Séptima del Ministerio Público, y consignó
escrito, mediante el cual solicitó a este Juzgado se procediera al archivo del expediente y
declarar terminado el presente procedimiento. En esta misma fecha, compareció el abogado
RODRIGO KRENTZIEN, inscrito en el Inpreabogado bajo el Nº 75.176, y consignó
diligencia mediante la cual apeló del auto dictado por este Tribunal en fecha 22 de marzo de
2013.
En fecha 10 de abril de 2013, este Juzgado dictó auto mediante el cual procedió a oír la
apelación interpuesta por el apoderado judicial de la ciudadana MARIÓN CARVALLO. En
esta misma fecha, la parte solicitante consignó escrito de promoción de pruebas.
En fecha 12 de abril de 2013, el apoderado judicial de la cónyuge MARIÓN CARVALLO,
consignó escrito de alegatos.
En fecha 16 de abril de 2013, este Juzgado dicto auto mediante el cual emitió
pronunciamiento sobre las pruebas.
II
Vistas las actuaciones ocurridas en el presente asunto, este Tribunal en aras de emitir el
pronunciamiento respectivo observa:
Establece el artículo 185-A del Código Civil:
Artículo 185-A: “Cuando los cónyuges han permanecido separados por más de cinco (05)
años, cualquiera de ellos podrá solicitar el divorcio, alegando ruptura prolongada de la vida
en común…
…Si el otro cónyuge no compareciere personalmente o si al comparecer negare el hecho, o
si el Fiscal del Ministerio Público lo objetare, se declarará terminado el procedimiento y se
ordenará el archivo del expediente”. (Resaltado del Tribunal).
De la norma transcrita se observa, que el Legislador patrio estableció una serie de
requisitos, para la procedencia de la solicitud de divorcio basada en la ruptura prolongada
de la vida en común, a saber, la demostración de la existencia del vínculo conyugal cuya
disolución se persigue; que ambos cónyuges reconozcan que han permanecido por más de
cinco (05) años separados de hecho, y finalmente, que el Fiscal del Ministerio Público, no
hiciere oposición a la solicitud de divorcio.
Consta del examen de los autos que presentada como fue la solicitud de divorcio por uno de
los cónyuges, y tramitada conforme a derecho la misma, el otro cónyuge, compareció a
través de su apoderado judicial y manifestó oposición a la presente solicitud. Circunstancia
que permite declarar en este acto, que no se verifican en el asunto bajo estudio, los extremos
requeridos para la procedencia de la solicitud presentada, toda vez que, por una parte, no se
evidencia la conformidad que debe existir entre los cónyuges; y por la otra, el Fiscal del
Ministerio Público, expresó su opinión, señalando que la oposición de la cónyuge debe
interpretarse como una negativa a los hechos esgrimidos por el solicitante, por lo cual
corresponderá al ciudadano FRANCISCO PABLO NICOLAS SCARDINO PELINO,
intentar su demanda por el procedimiento contencioso y no de jurisdicción voluntaria. Y así
se decide.
III
Por todos los razonamientos anteriormente expuestos, este Juzgado Décimo Séptimo de
Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
Administrando Justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por
autoridad de la Ley, declara:
PRIMERO: Se declara TERMINADO EL PRESENTE PROCEDIMIENTO de DIVORCIO
185-A interpuesto por el ciudadano FRANCISCO PABLO NICOLAS SCARDINO,
identificado al inicio de este fallo; y en consecuencia, se ordena el archivo del expediente.
SEGUNDO: Dada la naturaleza del fallo, no hay especial condenatoria en costas”.
De la sentencia antes transcrita, comprueba esta Sala que el Juzgado Décimo Séptimo de
Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, declaró
terminado el procedimiento de divorcio iniciado por el ciudadano Francisco Pablo Nicolás
Scardino en contra de la hoy solicitante de revisión, por el simple hecho de haberse opuesto
esta última a la solicitud, no emitiendo pronunciamiento alguno sobre el fondo o mérito del
asunto, por tanto, mal puede sostenerse la existencia de una cosa juzgada que dimane de
dicha decisión en relación con los hechos que la motivaron, por lo que no tendría ninguna
utilidad que esta Sala Constitucional revise y anule el fallo de la Sala de Casación Civil que
fue expedido con motivo de la segunda solicitud de divorcio interpuesta por el mencionado
ciudadano. Así se decide.
Por último, esta Sala no evidencia violación alguna derivada de la supuesta falta de
aplicación del artículo 3 de la Resolución Núm. 2009-0006del 18 de marzo de 2009,
emanada de la Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justicia, ni la supuesta transgresión
del criterio vinculante sentado por la Sala Constitucional acerca de la interpretación
efectuada, a través de su sentencia Núm. 446 del 15 de mayo de 2014, en torno al precepto
legal contenido en el artículo 185-A del Código Civil, que establece:
“Los juzgados de Municipio conocerán de forma exclusiva y excluyente de todos los
asuntos de jurisdicción voluntaria o no contenciosa en materia civil, mercantil, familia sin
que participen niños, niñas y adolescentes, según las reglas ordinarias de la competencia por
el territorio…”.
Del referido instrumento se desprende que hubo una ampliación del ámbito de competencial
de los Juzgados de Municipio y se les atribuyó expresamente un elenco de solicitudes de
carácter no contencioso, dentro de cuya categoría puede situarse las solicitudes de divorcio
basadas en el artículo 185-A del Código Civil, no obstante el potencial carácter contencioso
que puede caracterizar a una solicitud de este tipo. Es decir, que a pesar de un eventual
debate controvertido que derive de una solicitud de divorcio con fundamento en dicha
norma, no pierde ésta su naturaleza de jurisdicción voluntaria que obligue al juez o jueza de
Municipio a desprenderse de la causa.
En este sentido, es preciso para esta Sala hacer evidente la naturaleza jurídica del
procedimiento que surge del artículo 185-A del Código Civil, que no es otro que un
procedimiento de jurisdicción graciosa, voluntaria, donde las partes, en virtud de una
situación particular, la ruptura prolongada de la vida en común por más de cinco años, le
solicitan al juzgador o juzgadora que decrete el divorcio; donde, desde luego se ha
reconocido una eventual contención, en caso de que alguna de las partes, contra quien se
dirige la solicitud niegue el hecho y demuestre que no es cierta la circunstancia alegada, es
decir, la separación que daría lugar al decreto de divorcio. En este sentido, la aludida
decisión de esta del 14 de mayo de 2014 Sala dejó sentado:
“Ahora bien, este carácter potencialmente contencioso del proceso de divorcio consagrado
en la norma contenida en el artículo 185-A del Código Civil, se erige sobre la base según la
cual, cada parte tiene la carga de probar sus respectivas afirmaciones de hecho, razón por la
cual, adquieren importancia las manifestaciones del derecho constitucional a la prueba que
informa a todo proceso judicial, cuyos alcances ha tenido oportunidad de ser desarrollados
por esta Sala Constitucional, a través de una jurisprudencia prolífica y diuturna.
En ese sentido, destaca entre muchas, la decisión de esta Sala del 14 de abril de 2005, caso:
Jesús Hurtado Power y otros; en el sentido siguiente:
“…la defensa garantiza a las partes la posibilidad de probar sus alegaciones, y tal garantía
se satisface si se dan en el proceso las siguientes facilidades: 1) la causa debe ser abierta a
pruebas (sea mediante una declaración expresa o por la preclusión de un lapso anterior); 2)
las partes deben tener la posibilidad de proponer medios de prueba; 3) las pruebas sólo
serán inadmitidas por causas justificadas y razonables, sin que estas causas sean de tal
naturaleza que su sola exigencia imposibilite el ejercicio del derecho; 4) debe ser posible
practicar la prueba propuesta y admitida, y, por último, 5) el juez debe valorar la prueba
practicada (ver: A. Carocca Pérez, Garantía Constitucional de la Defensa Procesal, J.M.
Bosch Editor, Barcelona, 1998, pp. 276-306)”. (Negrillas del presente fallo).
En similar tenor se cita lo establecido en la sentencia dictada el 1° de agosto de 2005,
recaída en el caso: Vicente Emilio Hernández, en la cual esta Sala asentó que:
“el Tribunal Constitucional español ha señalado al respecto lo siguiente:
‘Con base en la amplitud con que se encuentra redactado el artículo 24 de la CE el Tribunal
Constitucional ha declarado (STC 151-90, de 4 de octubre, FJ 3) que ‘el derecho a la
prueba’ es un derecho fundamental que emana del Derecho a la tutela judicial efectiva…
(STC 212-90, del 20 de diciembre FJ 3)...”. (Negrillas del presente fallo).
Es por ello que el proceso de divorcio contemplado en el artículo 185-A del Código Civil,
tal como concluyó el Juzgado Vigésimo de Municipio de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas –en la sentencia recurrida de la cual conoció por
avocamiento la Sala de Casación Civil–, ciertamente es un proceso judicial de carácter
contencioso y lógicamente admite la posibilidad de que el solicitante tenga derecho a
comprobar a través de cualquier mecanismo y/o medio de prueba, los hechos, alegaciones y
oposiciones que se presenten a través del mismo. Admitir lo contrario, no solamente
implicaría dejar en poder de una de las partes la posibilidad de poner fin a un proceso por su
simple voluntad en perjuicio del peticionante de tutela judicial, sino además implica ceder
ante el anacronismo de una norma anterior a la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, texto supremo que propugna la progresividad de los derechos constitucionales,
más aún respecto de aquellos vinculados con aspectos sociales, la institución de la familia,
el estado y capacidad de las personas, así como el debido proceso y la tutela judicial
efectiva.
Además, la calificación del procedimiento como contencioso o de jurisdicción voluntaria no
está sujeta a la existencia o no de una articulación probatoria. Así, el artículo 11, aparte
único, del Código de Procedimiento Civil, prevé que en los asuntos no contenciosos, en los
cuales se pida alguna resolución, los jueces deben obrar con conocimiento de causa y, al
efecto, pueden exigir que se amplíe la prueba sobre los puntos en que la encuentren
deficiente y aún requerir otras pruebas que juzguen indispensables, todo sin necesidad de la
tramitación de la causa por vía de procedimiento judicial ordinario. Para tal fin, el
mecanismo idóneo debe ser la articulación probatoria prevista en el artículo 607 del Código
de Procedimiento Civil”.
De tal modo que, no deviene el Juez de Municipio incompetente por la eventual contención
que pudiera generarse a partir de la apertura de una articulación probatoria para demostrar
uno de los hechos relativos a la solicitud, pues el procedimiento en cuestión no pierde su
naturaleza, y en consecuencia son los Juzgados de Municipio, siempre que no existan entre
los cónyuges hijos menores de edad, los órganos competentes para conocer de dichas
solicitudes de divorcio, aun cuando se abra la articulación probatoria a que se refiere el
precedente jurisprudencial. Así se declara.
Por último, considera esta Sala que lejos de ser desacatado el criterio establecido en la
varias veces mencionada sentencia de esta Sala, núm. 446/2014, el Juez de Alzada, Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, contra cuya sentencia fue ejercido el recurso de casación
decidido por la Sala de Casación Civil, a través del fallo que se pretende revisar, aplicó la
interpretación contenida en la misma, e hizo efectivos los enunciados allí expuestos, con la
finalidad de materializar el supuesto normativo contenido en el artículo 185-A del Código
Civil, cuando decretó el divorcio, ante la ruptura prolongada de la vida en común por más
de cinco años. Así se decide.
Ello así, y visto que en el presente caso no se verifican los supuestos que se enuncian en el
artículo 25 numerales 10 y 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, como
lo es el desconocimiento de la jurisprudencia vinculante de esta Sala, la aplicación
retroactiva de un criterio jurisprudencial ni la infracción de derecho constitucional alguno,
se declara NO HA LUGAR la presente solicitud de revisión de la sentencia número 523,
dictada por la Sala de Casación Civil el 12 de agosto de 2015, realizada por la ciudadana
MARIÓN CHRISTINE CARVALLO DE SCARDINO, asistida de abogado, a propósito del
juicio de divorció que instauró el ciudadano Francisco Pablo Nicolás Scardino Pelino contra
la solicitante.
V
OBITER DICTUM
Encuentra esta Sala necesario establecer, a propósito de la competencia de los Juzgados de
Municipio para conocer de las solicitudes de divorcio fundadas en el artículo 185-A del
Código Civil, cuando no hubiesen hijos menores o discapacitados a cargo de los cónyuges
que, en virtud de tratarse de una solicitud de jurisdicción voluntaria, dichos órganos
judiciales son competentes, conforme a lo dispuesto en el artículo 3 de la Resolución
N°2009-0006 del 18 de marzo de 2009 emanada de la Sala Plena de este Tribunal Supremo
de Justicia, que dispone que: "Los Juzgados de Municipio conocerán de forma exclusiva y
excluyente de todos los asuntos de jurisdicción voluntaria o no contenciosa en materia civil,
mercantil, familia sin que participen niños, niñas y adolescentes, según las reglas ordinarias
de la competencia por el territorio...".
Así, con base en la referida Resolución se ha ampliado el ámbito competencial de este tipo
de Tribunales para conocer de aquellos asuntos señalados en la norma, que no comporten
una controversia entre partes.
En este sentido, los cónyuges pueden tramitar y los Tribunales de Municipio tienen
competencia y pueden recibir las solicitudes de 185-A y separaciones de cuerpo y de bienes,
de conformidad con lo dispuesto en los artículos 189 y 190 del Código Civil, siempre que
no existan hijos menores de edad o discapacitados a su cargo; sin que pierdan competencia
por el carácter contencioso que adquiera la solicitud, a tenor de lo previsto en las sentencias
446 y 693 de esta Sala Constitucional.
Ahora bien, esta Sala Constitucional inspirada en los principios relativos al libre desarrollo
de la personalidad y la tutela judicial efectiva, consagrados en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela dictó sus fallos Núms. 446 del 15 de mayo de 2014 y
693 del 2 de junio de 2015, que se expresan en el libre consentimiento y la posibilidad de
obtener un fallo que resuelva de manera satisfactoria la pretensión de divorcio planteada
judicialmente.
Por otra parte, advierte la Sala que el artículo 8 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Especial de la Justicia de Paz Comunal, publicada en laGaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 39.913 del 2 de mayo de 2012, facilita a los cónyuges una
solución expedita y sin trámites la disolución del vínculo, a través de los jueces y juezas de
paz, al permitirles comparecer de mutuo acuerdo a solicitar el divorcio.
En efecto, este instrumento normativo, de reciente data, que regula las competencias de los
jueces y juezas de paz comunal, preceptúa en su artículo 8:
Los jueces y juezas de paz comunal son competentes para conocer:
…omissis…
8.- Declarar, sin procedimiento previo y en presencia de la pareja, el divorcio o la
disolución de las uniones estables de hecho cuando sea por mutuo consentimiento; los
solicitantes se encuentren domiciliados en el ámbito local territorial del juez o jueza de paz
comunal; y no se hayan procreado hijos o de haberlos, no sean menores de 18 años a la
fecha de la solicitud.
De tal modo que, el Legislador le ha conferido con esta Ley a los Jueces y Juezas de Paz la
competencia para divorciar a aquellos cónyuges que de mutuo acuerdo lo pretendan, sin
necesidad de que previamente se decrete una separación de cuerpos y la espera de un año
para obtener el divorcio, o de que se les exija como requisito previo la separación de hecho
por más de cinco años, tal como lo establece el artículo 185-A del Código Civil, antes por el
contrario, ha establecido la posibilidad de que los mismos sean divorciados sin más trámite
que comparecer ante un juez y así solicitarlo siempre que no haya hijos menores o
discapacitados.
No obstante, se observa que a los fines de la aplicación de la norma especial, en aquellas
comunidades donde no se hayan constituido los jueces y juezas de paz comunal, serán los
jueces y juezas de Municipio competentes en los territorios que se correspondan con el
domicilio conyugal los que ejecuten esa competencia, a tenor de la atribución de
competencia que realiza el artículo 3 de la ya citada Resolución de la Sala Plena No. 2009-
006, visto el carácter no contencioso de estas solicitudes de divorcio por mutuo
consentimiento. Así se establece.
VI
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela por autoridad
de la ley, declara:
PRIMERO: NO HA LUGAR la solicitud de revisión de la sentencia número 523, dictada
por la Sala de Casación Civil el 12 de agosto de 2015, realizada por la ciudadana MARIÓN
CHRISTINE CARVALLO DE SCARDINO, asistida de abogado, a propósito del juicio de
divorció que instauró el ciudadano Francisco Pablo Nicolás Scardino Pelino contra la
solicitante.
SEGUNDO: Se ORDENA la publicación del presente fallo en la Gaceta Judicial de la
República Bolivariana de Venezuela y se destaque en el portal web de este Tribunal
Supremo de Justicia, con la siguiente mención en su sumario:
“Sentencia de la Sala Constitucional que reconoce la competencia de los Tribunales de
Municipio, en aquellas Circunscripciones Judiciales donde no existan Jueces y Juezas de
Paz Comunal, para conocer y decidir solicitudes de divorcio por mutuo consentimiento,
conforme a lo dispuesto en el artículo 8 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la
Justicia de Paz Comunal”.
Publíquese y regístrese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los 18 días del mes de diciembre dos mil quince (2015).
Años: 205º de la Independencia y 156º de la Federación.
La Presidenta,
GLADYS M. GUTIÉRREZ ALVARADO
Vicepresidente,
ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES
Los Magistrados,
FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ
LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO
MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN
CARMEN ZULETA DE MERCHÁN
Ponente
JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

Analisis: El código de procedimiento civil, es un instrumento legislativo, que viene a


regular diferentes instituciones procesales relacionadas con derechos patrimoniales, estado
y capacidad de las personas, entre otras. Este cuerpo legal adjetivo es la norma supletoria
por excelencia, todas las leyes procesales vigentes en el país refieren al código de
procedimiento en todo aquello que no esté regulado por ellas, por ello su importancia y
delicado tratamiento al momento de tomar la iniciativa de reformarlo.
La reforma del Código de Procedimiento Civil fue propuesta por la Magistrada de la Sala de
Casación Civil Yris Armenia Peña Espinoza, hace ya varios años, donde reunió a varios
procesalistas para elaborar un anteproyecto, el cual una vez depurado y revisado por los
demás Magistrados de la Sala de Casación Civil, fue presentado a la Asamblea Nacional en
el año 2014, todo esto con fundamento en lo establecido en el numeral 4° del artículo 204
de nuestra Constitución, en razón, que el actual código de procedimiento civil es una ley
preconstitucional que no cumple con las garantías y postulados constitucionales actuales, y
por lo tanto, no adecuado a la realidad venezolana. Esta iniciativa no solo es desde el punto
de vista procesal, sino también, atendiendo al perfil del Juez en un Estado Democrático y
Social de Derecho y de Justicia, es decir, proactivo, humanista, accesible, visible, y
comprometido con la sociedad.
Esta reforma viene a diseñar de forma integral y sistemática los cambios necesarios,
adaptando el procedimiento civil en general, a los principios y garantías constitucionales
establecidas en el artículo 257 de nuestra Constitución con el fin de lograr la simplificación
del proceso civil, mediante procedimiento breves, orales (tendencia actual), expedito,
público, donde se promuevan los medios alternativos de resolución de conflictos, sin
formalismos inútiles o dilaciones indebidas, garantizando así con el cumplimiento del
debido proceso (art. 49 constitucionales) y la tutela judicial efectiva (art. 26 constitucional).
2. Fundamento constitucional de la reforma
La principal razón de la reforma es adaptar la ley adjetiva civil, a lo consagrado en nuestra
Ley Fundamental, por ello, toma como base los siguientes artículos:
Artículo 2 (Estado Social de Derecho y Justicia)Venezuela se constituye en un Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los
derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Artículo 26 (Tutela Judicial Efectiva)Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o
difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente. El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones
indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.
Artículo 49 (Debido Proceso)El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones
judiciales y administrativas; en consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la
investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por
los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios
adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del
debido proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y en la ley.
2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las debidas
garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente por un tribunal competente,
independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o no
pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones
ordinarias o especiales, con las garantías establecidas en esta Constitución y en la ley.
Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni
podrá ser procesada por tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto.
5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí misma, su
cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y
segundo de afinidad.
La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos
como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los
cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
8. Todos podrán solicitar del Estado el restablecimiento o reparación de la situación jurídica
lesionada por error judicial, retardo u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o
de la particular de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de la magistrada, el
juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
Artículo 257 (Justicia Expedita)
El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las
leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y
adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la
omisión de formalidades no esenciales.
Artículo 269 (Descentralización del Poder Judicial)La ley regulará la organización de
circuitos judiciales, así como la creación y competencias de tribunales y cortes regionales a
fin de promover la descentralización administrativa y jurisdiccional del Poder Judicial.
3. Fuente legales que sirvieron para la creación del anteproyecto de reforma del Código de
Procedimiento Civil
Dentro de las fuentes legales tenemos las nacionales las cuales son: Ley Orgánica Procesal
del Trabajo; Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes; Ley de
Procedimiento Marítimo; Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativo; y el Código
Orgánico Procesal Penal. Las leyes antes mencionadas tienen en común su oralidad como
sustituto del proceso escrito, son leyes dictadas bajo la vigencia de nuestra Constitución
actual y además poseen procedimientos expeditos para la resolución de conflictos.
También, fueron consultados leyes procesales de otros países y del derecho comparado
como el Modelo del Código Procesal Civil para Iberoamérica; Código General del Proceso
Uruguayo; Código de Procedimiento Civil del Ecuador; Código de Procedimiento Civil de
Colombia; Ley de Enjuiciamiento Civil Española; entre otros.
Por ultimo y no menos importante, fueron examinados los criterios jurisprudenciales
emanados por las Salas Constitucional y Civil del Tribunal Supremo de Justicia, con el fin
de tomar las interpretaciones del código de procedimiento civil en armonía con nuestra
Constitución de 1999, e incluir los nuevos criterios que en materia procesal se manejan en
la actualidad.
4. Principios que inspiran la propuesta de reforma del Código de Procedimiento Civil
ü Principio de constitucionalidad del proceso: el artículo 2 del proyecto establece que los
jueces son garantes del cumplimiento de los valores, fines y principios constitucionales, que
aplicados al proceso, sirva de instrumento para la realización de la justicia.
ü Principio de oralidad: es la tendencia actual en Venezuela, que los procedimientos sean
orales para lograr así la justicia expedita, logrando una comunicación más directa y personal
del juez con los justiciables. Comentan los autores Gianni Egidio Piva y Alfonzo Granadillo
que “El procedimiento oral es infinitamente superior al escrito porque asegura en máximo
grado la inmediación, es decir, el contacto directo y simultáneo de los sujetos procesales
con los medios de pruebas en que debe basarse la discusión plena de las partes y la decisión
del juzgador”[1].
ü Principio de concentración: la Sala Constitucional de Costa Rica ha dicho que el principio
de concentración “es característica intrínseca del juicio oral, dado que las pruebas
presentadas se registran -por así decirlo- en la memoria de los jueces y partes, lo que
implica que éstas deben tomarse sin solución de continuidad entre ellas para prevenir
olvidos. La oralidad, entonces, supone la concentración, en lo que difiere del procedimiento
escrito que favorece la dispersión de la actividad procesal, dado que, por su misma
naturaleza, los plazos para recibir prueba y los establecidos para dictar sentencia
generalmente no se cumplen”.
ü Principio de inmediación: Como lo ha dicho la Sala de Casación Penal (Sentencia Nro. 67
del 03/02/2000) “El Principio de inmediación constituye un requisito procesal
impretermitible para los jueces que han de conocer la causa, en cualquiera de sus grados,
promover y presenciar el debate oral, garantía fundamental del fallo”. El principio de
inmediación le permite al juez ser testigo de cada una de las fases procesales, para así poder
tener el suficiente conocimiento y convencimiento para dictar una sentencia enmarcada en
la verdad.
ü Principio de publicidad: Sobre este principio vale la pena citar ampliamente un estudio
que realizo la Sala Constitucional en sentencia N°2489 del 18/12/2006[2], la cual nos
señala:
Mediante el adjetivo “público”, incorporado al derecho fundamental a un juicio con todas
las garantías del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en realidad, nuestro sistema ha establecido una garantía de necesaria observancia, cual es la
de que el juicio al que todo acusado tiene derecho ha de ser público, no sólo para él mismo,
quien ha de poder presenciar todas las sesiones, sino también para todos los miembros de la
sociedad que quieran asistir a su realización. Respecto a la garantía de la publicidad, vale
precisar siguiendo doctrina especializada que: “de las actuaciones procesales es una
conquista del pensamiento liberal. Frente al procedimiento escrito o -justicia de gabinete-
del antiguo régimen, el movimiento liberal opuso la publicidad del procedimiento como
seguridad de los ciudadanos contra el arbitrio judicial y eventuales manipulaciones
gubernamentales en la constitución y funcionamiento de los tribunales, así como medio para
el fortalecimiento de la confianza del pueblo en sus tribunales y en tanto que instrumento de
control popular sobre la justicia.Como consecuencia de tales postulados ideológicos, el
derecho a ser juzgado mediante un -proceso público- y ante un tribunal imparcial pasó a
plasmarse en la parte dogmática de las Constituciones europeas, siendo la primera, en
nuestra historia constitucional {española}, la de Cádiz de 1812 (art. 302) y la última, la
vigente (arts. 24.2 y 120). (Vicente Gimeno Sendra, Víctor Moreno Catena y Valentín
Cortés Domínguez, Derecho Procesal Penal, 3 Edición 1999, Editorial Colex).
Por proceso público, debe entenderse aquel en el que la ejecución o práctica de las pruebas
o actos se realiza mediante la posibilidad de permitirle el acceso físico a los recintos de la
audiencias, no sólo a las partes (imputado, defensa, fiscal del Ministerio Público, víctima y
querellante), sino a todas las personas que tenga interés en presenciar dicha audiencia, y,
salvo justificadas excepciones, al público en general. El autor italiano Luigi Ferrajoli, valora
la publicidad como una garantía instrumental o secundaria y sostiene que ésta es “la que
asegura el control, tanto externo como interno de la actividad judicial, toda vez que con ella
los procedimientos de formulación de hipótesis y de determinación de la responsabilidad
penal tienen que producirse a la luz del sol, bajo el control de la opinión pública y, sobre
todo, del imputado y su defensor” (Ferrajoli, Luigi, Derecho y Razón, Editorial Trotta,
Madrid, 1995, p. 616). En efecto, sin duda la publicidad dentro del contexto del juicio oral y
público, viene a coadyuvar a que el imputado será juzgado con todas las garantías del
debido proceso. En ese sentido, el autor argentino Luis García sostiene que: “la publicidad
contribuye a la satisfacción de ese interés, pues el juicio propiamente dicho se realiza a los
ojos de todos, y no al amparo de la oscuridad que puede encubrir la arbitrariedad” (García,
Luis M. Juicio Oral y Medios de Prensa. El debido proceso y la protección del honor, de la
intimidad y de la imagen. Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1995, p. 17).
La publicidad como se ha dicho, no se refiere únicamente a la participación de los sujetos
indispensables para la realización del juicio, sino a la posibilidad de que terceros –público-,
se encuentren presentes durante el desarrollo de la audiencia. En definitiva, ésta –la
publicidad- se constituye en un medio de garantía de justicia, pues no sólo sirve para
constatar que los jueces cumplen eficazmente su contenido, sino también para corroborar el
comportamiento y solidaridad social de los testigos y otros medios de pruebas, en sus
actuaciones ante los tribunales.
5. Principios que regirán el nuevo proceso civil según el proyecto de reforma
Principios del proceso Artículo 6. El proceso civil debe atender, entre otros, a los siguientes
principios:
1. Celeridad procesal. La justicia se administrará lo más brevemente posible y el Estado así
debe garantizarlo. Todos los integrantes del sistema de justicia de acuerdo al principio de
corresponsabilidad están obligados a evitar la ocurrencia de incidencias con fines dilatorios.
2. Concentración. En el juicio civil la audiencia debe iniciar y concluir el mismo día. Si ello
no fuere posible, continuará en el día posterior más próximo posible.
3. Oralidad. El juicio se formará en audiencia oral y solo se admitirán las formas escritas
previstas en este Código. El órgano de profesionalización del Poder Judicial implementará
los programas necesarios para garantizar que los profesionales del derecho con discapacidad
auditiva participen en el proceso en condiciones de igualdad.
4. Publicidad. Los actos orales del proceso se celebrarán en forma pública. Se reservarán
aquellos actos o actuaciones procesales cuando este Código u otras leyes así lo disponga, o
el tribunal motivadamente así lo decida, por razones de seguridad, moralidad o protección al
honor, a la reputación o a la intimidad de alguna de las partes, en estos casos, no le es dado
a las partes, a los terceros, a los auxiliares de justicia o a los funcionarios o funcionarias
judiciales hacer del conocimiento público los actos o datos que se hayan sido declarados
como reservados. Todos los actos y autos deben constar en el expediente correspondiente.
5. Inmediación. El juez o jueza que ha de pronunciar la sentencia debe presenciar el debate
y la incorporación de las pruebas de las cuales obtiene su convencimiento, salvo los casos
en que la ley permita la comisión judicial para la evacuación de algún medio probatorio
necesario a los fines de la demostración de los hechos controvertidos.
6. Contradicción. Las partes y los terceros intervinientes tendrán garantizadas las
oportunidades de alegación, de prueba y de impugnación de los actos procesales.
7. Simplificación. Los actos procesales serán breves y sencillos, sin ritualismos,
formalismos o requisitos innecesarios.
8. Derecho de acceso a la jurisdicción. Toda persona goza del derecho de acceso a los
órganos jurisdiccionales, a los fines de obtener mediante un proceso simple y expedito, la
tutela judicial efectiva de sus derechos e intereses.
9. Ética. Toda actuación en el proceso civil debe estar orientada por los valores de
solidaridad humana, la realización colectiva de la individualidad, la corresponsabilidad en la
gestión pública, la justicia y la equidad en la aplicación del derecho, la vocación de servicio,
entre otros valores que refundan la Nación venezolana.
10. Medios alternativos de resolución de conflictos. Salvo en las materias cuya naturaleza
no lo permita o se encuentre expresamente prohibido por la ley, el juez o jueza promoverá
la utilización de medios alternativos de resolución de conflictos, como la conciliación, la
mediación y el arbitraje, establecidos en la Constitución y en la normativa sobre justicia de
paz comunal.
11. Cooperación jurídica internacional. Con el objeto de garantizar un efectivo acceso a la
justicia en el contexto internacional y resguardar en general los derechos humanos, la
jurisdicción civil acoge el principio de cooperación jurídica internacional, de conformidad
con la Constitución, los tratados internacionales suscritos y ratificados por la República y la
legislación venezolana, preservando siempre la soberanía nacional.
6. Aspectos novedosos del nuevo Código de Procedimiento Civil
1. Se sustituye el principio de la escritura por el principio de oralidad (principios de
inmediación y concentración).
2. La jurisdicción y la competencia son vistos como asuntos procesales que deben ser
revisados por el Juez en la audiencia preliminar.
3. Se otorgar amplias facultades al Juez, como por ejemplo de incorporar pruebas al
proceso.
4. Cambio de paradigma en la figura del Juez, más proactivo, humano, al servicio del
justiciable, y verdadero director del proceso, es sintonía al deber de actuación en un Estado
Social de Derecho y de Justicia.
5. Se incluye la creación de los Circuitos Judiciales Civiles de acuerdo al artículo 269
constitucional (será explicado ampliamente más adelante).
6. Se incorpora la figura del despacho saneador en dos momentos procesales diferentes, el
primero al interponerse la demanda, y luego cuando queda determinada la controversia.
7. Se incorpora la defensa pública, para quienes carezcan de recursos económicos.
8. Se implementan medios alternativos de resolución de conflictos (mediación en la primera
fase).
9. Se dejan atrás la interposición de cuestiones previas las cuales dilataban el proceso, ahora
se propondrán cuestiones preliminares las cuales serán resueltas en la audiencia preliminar.
10. Eliminación de la perención breve.
11. Unificación de los procedimientos.
12. Grabación de las audiencias.
13. Se elimina el recurso de hecho.
14. La Sala de Casación Civil es la que se pronuncia sobre la admisibilidad o no del recurso
de casación.
7. Organización y funcionamiento de los tribunales civiles
Por mandato del artículo 269 constitucional, en el proyecto del código crea y organiza los
tribunales civiles en circuitos judiciales, existiendo entonces Tribunales de Municipio y
Tribunales de Primera Instancia, los cuales serán unipersonales y tendrán el primer grado de
conocimiento y las Cortes de Apelaciones, las cuales serán colegiadas y tendrán el segundo
grado de conocimiento.
8. Conclusión
El proceso civil, debe ser un proceso dinámico, que se debe adaptar a los principios,
derechos y garantías consagradas en nuestra Ley Fundamental, en especial a la tutela
judicial efectiva, al debido proceso, y a la actuación del juez como director del proceso
acorde con los fines de un Estado Social de Derecho y Justicia. Por ello, para lograr una
justicia expedita, sin formalismo ni reposiciones inútiles, es necesario crear un nuevo
proceso civil donde reine el principio de la oralidad, relacionado a su vez con los principios
de inmediación, concentración y publicidad, los cuales son la clave en un procedimiento
eficaz para lograr así una justicia verdadera en el menor tiempo posible.
Ahora, la reforma del código de procedimiento civil, es un trabajo de gran investigación, de
análisis complejo, y se debe hacer uso del tiempo con prudencia, ya que siendo el código el
más utilizado en los procesos en general, no se debería permitir errores en cuanto a su
reforma. Además se debe tener por norte la Equidad, porque si al juez se le dan poderes
amplios este debe actuar con equidad para no parcializarse a una de las partes y así dictar
sentencia viciadas en ultra petita.
La reforma es necesaria, se ha comprobada que los juicios orales son más cortos que
aquellos donde rige el principio escrito, que la inmediación y concentración le permite al
juez un conocimiento amplio para lograr así una decisión justa, que las cuestiones previas
dilatan el proceso por lo cual, transformadas en cuestiones preliminares resueltas en la
audiencia preliminar, se podría continuar con el proceso de forma inmediata.
En fin, ahora toca la segunda discusión del proyecto donde posiblemente el órgano
legislador, seguirá depurando y analizando todo el procedimiento civil en conjunto, para así
lograr un nuevo código que cumpla con nuestra actualidad constitucional de manera
efectiva
Analisis: El código de procedimiento civil, es un instrumento legislativo, que viene a
regular diferentes instituciones procesales relacionadas con derechos patrimoniales, estado
y capacidad de las personas, entre otras. Este cuerpo legal adjetivo es la norma supletoria
por excelencia, todas las leyes procesales vigentes en el país refieren al código de
procedimiento en todo aquello que no esté regulado por ellas, por ello su importancia y
delicado tratamiento al momento de tomar la iniciativa de reformarlo.
La reforma del Código de Procedimiento Civil fue propuesta por la Magistrada de la Sala de
Casación Civil Yris Armenia Peña Espinoza, hace ya varios años, donde reunió a varios
procesalistas para elaborar un anteproyecto, el cual una vez depurado y revisado por los
demás Magistrados de la Sala de Casación Civil, fue presentado a la Asamblea Nacional en
el año 2014, todo esto con fundamento en lo establecido en el numeral 4° del artículo 204
de nuestra Constitución, en razón, que el actual código de procedimiento civil es una ley
preconstitucional que no cumple con las garantías y postulados constitucionales actuales, y
por lo tanto, no adecuado a la realidad venezolana. Esta iniciativa no solo es desde el punto
de vista procesal, sino también, atendiendo al perfil del Juez en un Estado Democrático y
Social de Derecho y de Justicia, es decir, proactivo, humanista, accesible, visible, y
comprometido con la sociedad.
Esta reforma viene a diseñar de forma integral y sistemática los cambios necesarios,
adaptando el procedimiento civil en general, a los principios y garantías constitucionales
establecidas en el artículo 257 de nuestra Constitución con el fin de lograr la simplificación
del proceso civil, mediante procedimiento breves, orales (tendencia actual), expedito,
público, donde se promuevan los medios alternativos de resolución de conflictos, sin
formalismos inútiles o dilaciones indebidas, garantizando así con el cumplimiento del
debido proceso (art. 49 constitucionales) y la tutela judicial efectiva (art. 26 constitucional).
2. Fundamento constitucional de la reforma
La principal razón de la reforma es adaptar la ley adjetiva civil, a lo consagrado en nuestra
Ley Fundamental, por ello, toma como base los siguientes artículos:
Artículo 2 (Estado Social de Derecho y Justicia)Venezuela se constituye en un Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los
derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Artículo 26 (Tutela Judicial Efectiva)Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de
administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o
difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente. El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones
indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.
Artículo 49 (Debido Proceso)El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones
judiciales y administrativas; en consecuencia:
1. La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo estado y grado de la
investigación y del proceso. Toda persona tiene derecho a ser notificada de los cargos por
los cuales se le investiga, de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios
adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del
debido proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y en la ley.
2. Toda persona se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario.
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las debidas
garantías y dentro del plazo razonable determinado legalmente por un tribunal competente,
independiente e imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o no
pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones
ordinarias o especiales, con las garantías establecidas en esta Constitución y en la ley.
Ninguna persona podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni
podrá ser procesada por tribunales de excepción o por comisiones creadas para tal efecto.
5. Ninguna persona podrá ser obligada a confesarse culpable o declarar contra sí misma, su
cónyuge, concubino o concubina, o pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad y
segundo de afinidad.
La confesión solamente será válida si fuere hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos
como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes.
7. Ninguna persona podrá ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los
cuales hubiese sido juzgada anteriormente.
8. Todos podrán solicitar del Estado el restablecimiento o reparación de la situación jurídica
lesionada por error judicial, retardo u omisión injustificados. Queda a salvo el derecho del o
de la particular de exigir la responsabilidad personal del magistrado o de la magistrada, el
juez o de la jueza; y el derecho del Estado de actuar contra éstos o éstas.
Artículo 257 (Justicia Expedita)
El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las
leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y
adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la
omisión de formalidades no esenciales.
Artículo 269 (Descentralización del Poder Judicial)La ley regulará la organización de
circuitos judiciales, así como la creación y competencias de tribunales y cortes regionales a
fin de promover la descentralización administrativa y jurisdiccional del Poder Judicial.
3. Fuente legales que sirvieron para la creación del anteproyecto de reforma del Código de
Procedimiento Civil
Dentro de las fuentes legales tenemos las nacionales las cuales son: Ley Orgánica Procesal
del Trabajo; Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes; Ley de
Procedimiento Marítimo; Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativo; y el Código
Orgánico Procesal Penal. Las leyes antes mencionadas tienen en común su oralidad como
sustituto del proceso escrito, son leyes dictadas bajo la vigencia de nuestra Constitución
actual y además poseen procedimientos expeditos para la resolución de conflictos.
También, fueron consultados leyes procesales de otros países y del derecho comparado
como el Modelo del Código Procesal Civil para Iberoamérica; Código General del Proceso
Uruguayo; Código de Procedimiento Civil del Ecuador; Código de Procedimiento Civil de
Colombia; Ley de Enjuiciamiento Civil Española; entre otros.
Por ultimo y no menos importante, fueron examinados los criterios jurisprudenciales
emanados por las Salas Constitucional y Civil del Tribunal Supremo de Justicia, con el fin
de tomar las interpretaciones del código de procedimiento civil en armonía con nuestra
Constitución de 1999, e incluir los nuevos criterios que en materia procesal se manejan en
la actualidad.
4. Principios que inspiran la propuesta de reforma del Código de Procedimiento Civil
ü Principio de constitucionalidad del proceso: el artículo 2 del proyecto establece que los
jueces son garantes del cumplimiento de los valores, fines y principios constitucionales, que
aplicados al proceso, sirva de instrumento para la realización de la justicia.
ü Principio de oralidad: es la tendencia actual en Venezuela, que los procedimientos sean
orales para lograr así la justicia expedita, logrando una comunicación más directa y personal
del juez con los justiciables. Comentan los autores Gianni Egidio Piva y Alfonzo Granadillo
que “El procedimiento oral es infinitamente superior al escrito porque asegura en máximo
grado la inmediación, es decir, el contacto directo y simultáneo de los sujetos procesales
con los medios de pruebas en que debe basarse la discusión plena de las partes y la decisión
del juzgador”[1].
ü Principio de concentración: la Sala Constitucional de Costa Rica ha dicho que el principio
de concentración “es característica intrínseca del juicio oral, dado que las pruebas
presentadas se registran -por así decirlo- en la memoria de los jueces y partes, lo que
implica que éstas deben tomarse sin solución de continuidad entre ellas para prevenir
olvidos. La oralidad, entonces, supone la concentración, en lo que difiere del procedimiento
escrito que favorece la dispersión de la actividad procesal, dado que, por su misma
naturaleza, los plazos para recibir prueba y los establecidos para dictar sentencia
generalmente no se cumplen”.
ü Principio de inmediación: Como lo ha dicho la Sala de Casación Penal (Sentencia Nro. 67
del 03/02/2000) “El Principio de inmediación constituye un requisito procesal
impretermitible para los jueces que han de conocer la causa, en cualquiera de sus grados,
promover y presenciar el debate oral, garantía fundamental del fallo”. El principio de
inmediación le permite al juez ser testigo de cada una de las fases procesales, para así poder
tener el suficiente conocimiento y convencimiento para dictar una sentencia enmarcada en
la verdad.
ü Principio de publicidad: Sobre este principio vale la pena citar ampliamente un estudio
que realizo la Sala Constitucional en sentencia N°2489 del 18/12/2006[2], la cual nos
señala:
Mediante el adjetivo “público”, incorporado al derecho fundamental a un juicio con todas
las garantías del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en realidad, nuestro sistema ha establecido una garantía de necesaria observancia, cual es la
de que el juicio al que todo acusado tiene derecho ha de ser público, no sólo para él mismo,
quien ha de poder presenciar todas las sesiones, sino también para todos los miembros de la
sociedad que quieran asistir a su realización. Respecto a la garantía de la publicidad, vale
precisar siguiendo doctrina especializada que: “de las actuaciones procesales es una
conquista del pensamiento liberal. Frente al procedimiento escrito o -justicia de gabinete-
del antiguo régimen, el movimiento liberal opuso la publicidad del procedimiento como
seguridad de los ciudadanos contra el arbitrio judicial y eventuales manipulaciones
gubernamentales en la constitución y funcionamiento de los tribunales, así como medio para
el fortalecimiento de la confianza del pueblo en sus tribunales y en tanto que instrumento de
control popular sobre la justicia.Como consecuencia de tales postulados ideológicos, el
derecho a ser juzgado mediante un -proceso público- y ante un tribunal imparcial pasó a
plasmarse en la parte dogmática de las Constituciones europeas, siendo la primera, en
nuestra historia constitucional {española}, la de Cádiz de 1812 (art. 302) y la última, la
vigente (arts. 24.2 y 120). (Vicente Gimeno Sendra, Víctor Moreno Catena y Valentín
Cortés Domínguez, Derecho Procesal Penal, 3 Edición 1999, Editorial Colex).
Por proceso público, debe entenderse aquel en el que la ejecución o práctica de las pruebas
o actos se realiza mediante la posibilidad de permitirle el acceso físico a los recintos de la
audiencias, no sólo a las partes (imputado, defensa, fiscal del Ministerio Público, víctima y
querellante), sino a todas las personas que tenga interés en presenciar dicha audiencia, y,
salvo justificadas excepciones, al público en general. El autor italiano Luigi Ferrajoli, valora
la publicidad como una garantía instrumental o secundaria y sostiene que ésta es “la que
asegura el control, tanto externo como interno de la actividad judicial, toda vez que con ella
los procedimientos de formulación de hipótesis y de determinación de la responsabilidad
penal tienen que producirse a la luz del sol, bajo el control de la opinión pública y, sobre
todo, del imputado y su defensor” (Ferrajoli, Luigi, Derecho y Razón, Editorial Trotta,
Madrid, 1995, p. 616). En efecto, sin duda la publicidad dentro del contexto del juicio oral y
público, viene a coadyuvar a que el imputado será juzgado con todas las garantías del
debido proceso. En ese sentido, el autor argentino Luis García sostiene que: “la publicidad
contribuye a la satisfacción de ese interés, pues el juicio propiamente dicho se realiza a los
ojos de todos, y no al amparo de la oscuridad que puede encubrir la arbitrariedad” (García,
Luis M. Juicio Oral y Medios de Prensa. El debido proceso y la protección del honor, de la
intimidad y de la imagen. Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1995, p. 17).
La publicidad como se ha dicho, no se refiere únicamente a la participación de los sujetos
indispensables para la realización del juicio, sino a la posibilidad de que terceros –público-,
se encuentren presentes durante el desarrollo de la audiencia. En definitiva, ésta –la
publicidad- se constituye en un medio de garantía de justicia, pues no sólo sirve para
constatar que los jueces cumplen eficazmente su contenido, sino también para corroborar el
comportamiento y solidaridad social de los testigos y otros medios de pruebas, en sus
actuaciones ante los tribunales.
5. Principios que regirán el nuevo proceso civil según el proyecto de reforma
Principios del proceso Artículo 6. El proceso civil debe atender, entre otros, a los siguientes
principios:
1. Celeridad procesal. La justicia se administrará lo más brevemente posible y el Estado así
debe garantizarlo. Todos los integrantes del sistema de justicia de acuerdo al principio de
corresponsabilidad están obligados a evitar la ocurrencia de incidencias con fines dilatorios.
2. Concentración. En el juicio civil la audiencia debe iniciar y concluir el mismo día. Si ello
no fuere posible, continuará en el día posterior más próximo posible.
3. Oralidad. El juicio se formará en audiencia oral y solo se admitirán las formas escritas
previstas en este Código. El órgano de profesionalización del Poder Judicial implementará
los programas necesarios para garantizar que los profesionales del derecho con discapacidad
auditiva participen en el proceso en condiciones de igualdad.
4. Publicidad. Los actos orales del proceso se celebrarán en forma pública. Se reservarán
aquellos actos o actuaciones procesales cuando este Código u otras leyes así lo disponga, o
el tribunal motivadamente así lo decida, por razones de seguridad, moralidad o protección al
honor, a la reputación o a la intimidad de alguna de las partes, en estos casos, no le es dado
a las partes, a los terceros, a los auxiliares de justicia o a los funcionarios o funcionarias
judiciales hacer del conocimiento público los actos o datos que se hayan sido declarados
como reservados. Todos los actos y autos deben constar en el expediente correspondiente.
5. Inmediación. El juez o jueza que ha de pronunciar la sentencia debe presenciar el debate
y la incorporación de las pruebas de las cuales obtiene su convencimiento, salvo los casos
en que la ley permita la comisión judicial para la evacuación de algún medio probatorio
necesario a los fines de la demostración de los hechos controvertidos.
6. Contradicción. Las partes y los terceros intervinientes tendrán garantizadas las
oportunidades de alegación, de prueba y de impugnación de los actos procesales.
7. Simplificación. Los actos procesales serán breves y sencillos, sin ritualismos,
formalismos o requisitos innecesarios.
8. Derecho de acceso a la jurisdicción. Toda persona goza del derecho de acceso a los
órganos jurisdiccionales, a los fines de obtener mediante un proceso simple y expedito, la
tutela judicial efectiva de sus derechos e intereses.
9. Ética. Toda actuación en el proceso civil debe estar orientada por los valores de
solidaridad humana, la realización colectiva de la individualidad, la corresponsabilidad en la
gestión pública, la justicia y la equidad en la aplicación del derecho, la vocación de servicio,
entre otros valores que refundan la Nación venezolana.
10. Medios alternativos de resolución de conflictos. Salvo en las materias cuya naturaleza
no lo permita o se encuentre expresamente prohibido por la ley, el juez o jueza promoverá
la utilización de medios alternativos de resolución de conflictos, como la conciliación, la
mediación y el arbitraje, establecidos en la Constitución y en la normativa sobre justicia de
paz comunal.
11. Cooperación jurídica internacional. Con el objeto de garantizar un efectivo acceso a la
justicia en el contexto internacional y resguardar en general los derechos humanos, la
jurisdicción civil acoge el principio de cooperación jurídica internacional, de conformidad
con la Constitución, los tratados internacionales suscritos y ratificados por la República y la
legislación venezolana, preservando siempre la soberanía nacional.
6. Aspectos novedosos del nuevo Código de Procedimiento Civil
1. Se sustituye el principio de la escritura por el principio de oralidad (principios de
inmediación y concentración).
2. La jurisdicción y la competencia son vistos como asuntos procesales que deben ser
revisados por el Juez en la audiencia preliminar.
3. Se otorgar amplias facultades al Juez, como por ejemplo de incorporar pruebas al
proceso.
4. Cambio de paradigma en la figura del Juez, más proactivo, humano, al servicio del
justiciable, y verdadero director del proceso, es sintonía al deber de actuación en un Estado
Social de Derecho y de Justicia.
5. Se incluye la creación de los Circuitos Judiciales Civiles de acuerdo al artículo 269
constitucional (será explicado ampliamente más adelante).
6. Se incorpora la figura del despacho saneador en dos momentos procesales diferentes, el
primero al interponerse la demanda, y luego cuando queda determinada la controversia.
7. Se incorpora la defensa pública, para quienes carezcan de recursos económicos.
8. Se implementan medios alternativos de resolución de conflictos (mediación en la primera
fase).
9. Se dejan atrás la interposición de cuestiones previas las cuales dilataban el proceso, ahora
se propondrán cuestiones preliminares las cuales serán resueltas en la audiencia preliminar.
10. Eliminación de la perención breve.
11. Unificación de los procedimientos.
12. Grabación de las audiencias.
13. Se elimina el recurso de hecho.
14. La Sala de Casación Civil es la que se pronuncia sobre la admisibilidad o no del recurso
de casación.
7. Organización y funcionamiento de los tribunales civiles
Por mandato del artículo 269 constitucional, en el proyecto del código crea y organiza los
tribunales civiles en circuitos judiciales, existiendo entonces Tribunales de Municipio y
Tribunales de Primera Instancia, los cuales serán unipersonales y tendrán el primer grado de
conocimiento y las Cortes de Apelaciones, las cuales serán colegiadas y tendrán el segundo
grado de conocimiento.
8. Conclusión
El proceso civil, debe ser un proceso dinámico, que se debe adaptar a los principios,
derechos y garantías consagradas en nuestra Ley Fundamental, en especial a la tutela
judicial efectiva, al debido proceso, y a la actuación del juez como director del proceso
acorde con los fines de un Estado Social de Derecho y Justicia. Por ello, para lograr una
justicia expedita, sin formalismo ni reposiciones inútiles, es necesario crear un nuevo
proceso civil donde reine el principio de la oralidad, relacionado a su vez con los principios
de inmediación, concentración y publicidad, los cuales son la clave en un procedimiento
eficaz para lograr así una justicia verdadera en el menor tiempo posible.
Ahora, la reforma del código de procedimiento civil, es un trabajo de gran investigación, de
análisis complejo, y se debe hacer uso del tiempo con prudencia, ya que siendo el código el
más utilizado en los procesos en general, no se debería permitir errores en cuanto a su
reforma. Además se debe tener por norte la Equidad, porque si al juez se le dan poderes
amplios este debe actuar con equidad para no parcializarse a una de las partes y así dictar
sentencia viciadas en ultra petita.
La reforma es necesaria, se ha comprobada que los juicios orales son más cortos que
aquellos donde rige el principio escrito, que la inmediación y concentración le permite al
juez un conocimiento amplio para lograr así una decisión justa, que las cuestiones previas
dilatan el proceso por lo cual, transformadas en cuestiones preliminares resueltas en la
audiencia preliminar, se podría continuar con el proceso de forma inmediata.
En fin, ahora toca la segunda discusión del proyecto donde posiblemente el órgano
legislador, seguirá depurando y analizando todo el procedimiento civil en conjunto, para así
lograr un nuevo código que cumpla con nuestra actualidad constitucional de manera
efectiva

CÓMO SE REDACTA UNA DEMANDA DE AMPARO…?


POR MARCO ANTONIO BAÑOS AVENDAÑO
Una de las principales peticiones que se le han hecho al Colegio de Amparo “Dr.
Ignacio Burgoa Orihuela A.C”. es que se implementen “Talleres” para el aprendizaje
del “ juicio constitucional de amparo” a través de casos concretos, por eso es que ahora
la Presidencia Ejecutiva a mi cargo, ha implementado un Taller denominado: Técnica
para la Redacción de una Demanda de Amparo”, destinada a alumnos, abogados,
autoridades, y cualquier interesado en esta materia de amparo, como una respuesta a
estas inquietudes, por eso es que se ha estructurado un programa de cinco módulos, que
contiene los aspectos más importantes del juicio de Amparo, a través de sus secretos o
de sus claves que han hecho de nuestro amparo una institución procesal defensora de los
Derechos Humanos, un medio de defensa un tanto inexpugnable, difícil de comprender
para los principiantes o para los profanos de la materia.
Pero esto no es novedoso, ya que el problema radica desde las Universidades o
Instituciones de Educación Superior que imparten la Carrera de Derecho que han hecho
de la materia de “Amparo”, una materia terciada en lugar de que se impartiera todos los
días, y con un programa adecuado, básicamente con antecedentes curriculares en las
materias de Derecho Constitucional, Derechos Humanos y ahora la materia inédita de
Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Sin los principios básicos de estas materias, en estas épocas resultaría difícil
comprender el juicio de amparo, porque hay que recordar que esta materia ha tenido
grandes transformaciones y reformas, la nueva ley de amparo de 2013, aunque
gramaticalmente pareciera que es idéntica a la anterior ley de amparo de 1936, en nada
se parece, o sea, su interpretación debe de ser a la luz del contexto actual de los
“Derechos Humanos” y sus implicaciones garantistas de nuestro siglo XXI.
Por eso es que, el Colegio a mi cargo decidió estructurar un plan metodológico de
enseñanza de esta materia y se concretó este Taller que será impartido a cargo de uno de
sus integrantes que pertenece a nuestro Colegio y que se ha caracterizado por la
rigurosidad de sus críticas en esta materia. Pero lo más importante es que se destinarán
más de 15 horas para que durante cinco sábados a partir del 31 de octubre hasta el 28 de
noviembre de este año 2015, que se impartirá en la Escuela Secundaria No. 6 “Gregorio
Torres Quintero” en el Barrio de Xochimilco, en esta Ciudad, en el cual no se ha
escatimado esfuerzo, y se ha preparado con gran detalle un material audiovisual y un
gran número de demandas en distintas materias para que le sirvan a los alumnos en la
redacción de una demanda de amparo, que conozca como se prepara un juicio de
amparo, como se proyectan los distintos conceptos de violación, para no incurrir en
yerros que hagan del amparo una trampa procesal en lugar de que sea un medio de
defensa constitucional.
Hay que precisar que este Taller ya había sido instrumentado desde hace varios años,
pero nunca pudo llevarse a cabo, ya que han hubieron distintos cambios en las leyes,
principalmente con la vigencia de la nueva Ley de Amparo de 2013, entre otras
reformas constitucionales de importancia, pero ahora es un buen momento para empezar
con los aspectos más importantes de esta Institución más bella que nuestro país le ha
aportado a la humanidad en materia de Derechos Humanos.
El Colegio de Amparo Dr. Ignacio Burgoa Orihuela, honra de esta manera la memoria
del ilustre Maestro Universitario que lleva su nombre, el cual en este año 2015, se
cumplirá su octavo aniversario del aniversario de su desaparición física, aunque para
nosotros el “maestro vive”, no ha muerto, sigue con nosotros y seguiremos honrando su
nombre, como a el le hubiera gustado hacerlo con “academia”, porque el fue ante todo
un académico, así nos enseñó, así seguiremos siempre en nuestro Colegio de Amparo,
predicando con el ejemplo y resaltando los valores del “maestro” Burgoa.
Nada mejor que un Taller de Amparo como a él le hubiera gustado, que en estas fechas
hace falta, a través de un Taller, porque la palabra enseña pero el ejemplo arrastra, por
eso para frenar el abuso de poder, la arbitrariedad, la prepotencia, lo que el Maestro
Burgoa siempre combatió a través de la razón y el derecho, con el que enfrentó al poder
y a los poderosos, y por eso nunca les tuvo miedo, los encaró con la ley en la mano,
hasta el último de sus días, a través del Juicio de Amparo. Así también, el siempre dijo
que nada mejor que acariciara sus oídos que alguien le dijera “maestro”, siempre supo
enseñar, por eso es que nos dejó tres Obras monumentales para abrevar su sapiencia: 1.-
El Juicio de Amparo. 2.- Las Garantías Individuales y 3.- Derecho Constitucional
Mexicano, ninguna ha sido superada por los talentos de estos tiempos.
El citado Taller de Amparo será impartido a la luz de sus enseñanzas y de sus sabios
consejos, para las nuevas generaciones, para los que quieran defenderse de los actos
arbitrarios del poder, para los que quieran desentrañar las claves de la ley de amparo de
2013, y ganarle a las autoridades a través de este juicio. Por eso el Colegio de Amparo
se ha esmerado en brindarle a los asistentes un interesante programa de capacitación,
para que se perfeccionen en esta materia y salgan adelante en estos juicios que la mayor
parte o se niegan o se sobreseen por una mala técnica de defensa.
Uno de los principales problemas para su aprendizaje es la falta de cultura de estudio y
lectura de los alumnos, por eso es que el Colegio ha pugnado a través de las
Instituciones de Educación Superior para que promuevan este hábito y se les facilite su
estudio en esta materia que implica muchos conocimientos para su ejercicio profesional.
El amparo ha sido considerado una materia reservada para una élite de profesionistas,
cuando esto no es así, cualquier persona lo puede comprender, pues, éste es un recurso
sencillo, rápido y eficaz, según fue concebido desde su creación y en la propia CIDH, y
en los instrumentos internacionales que lo han acogido, incluyendo a Asía, pues, hasta
1990 las provincias de Macao y Cabo Verde en China, lo adoptaron con el mismo
nombre: AMPARO, por eso es que no es concebible que los mexicanos no sepamos de
que se trata tan bella Institución, limita los abusos del poder, hace corregir a los jueces
sus determinaciones, procura justicia a los que la solicitan e invocan la constitución,
redactar un amparo conforme a las reformas es lo novedoso, traducirlo al lenguaje llano
y eficaz, para que un juez federal otorgue justicia, es la virtud de esta institución.
En este Taller se pretende hacer con sencillez amparos, que sepamos como se utiliza en
la vida real, sin los elitismos con que se nos presenta la materia de amparo en la praxis.
Los esperamos a partir del sábado 31 de octubre en la Esc. Sec. No. 6 “Gregorio Torres
Quintero” Barrio Xochimilco, en esta Ciudad de 10 hrs. a 13:0 horas, facebook: Ignacio
Burgoa Orihuela
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LAS LLAMADAS TELEFONICAS EN EL DERECHO PENAL VENEZOLANO

Sentencia del T.S.J. sobre el valor probatorio de la relación de llamadas telefónicas:


En sentencia de fecha 16 de agosto de 2013, la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia hizo en la parte motiva una serie de pronunciamientos que bien
merecen la pena tomar en cuenta, uno de los mas resaltantes tienen que ver con el valor
probatorio de la relación de llamadas telefónicas entrantes y salientes que son
promovidas constantemente para fundar el acto conclusivo de acusación en el proceso
penal.
Al respecto, de la siguiente manera se pronunció la Sala:
“…En otras palabras, como la relación de llamadas no permite determinar el contenido
de la comunicación, no resulta un medio adecuado y por tanto necesario para conocer lo
conversado, de allí que no emerge de aquella la convicción de que en esas
comunicaciones el ahora accionante giró las instrucciones a otros para que cometieran
los delitos, como supuesto contenido de las conversaciones telefónicas, lo cual pasa a
ser sólo un indicio y, en consecuencia, no acredita que el mismo haya participado en los
hechos investigados por los cuales fue acusado o, al menos, que haya dado la orden para
que se cometieran los delitos…”.
De igual manera resulta menester citar otros extractos del contenido de la decisión del
máximo tribunal que son igualmente importantes, por ejemplo con respecto a la
pertinencia y la utilidad de los medios de prueba promovidos en la acusación tenemos:
“…En efecto, de la revisión del escrito acusatorio no puede apreciarse la utilidad de
algunos medios de prueba, pues no se advierte la existencia de una relación lógica entre
el medio de prueba ofertado y la conducta del imputado como objeto de aquel o bien
como hecho que se pretende acreditar, esto es, la idoneidad del medio propuesto para
generar la convicción o certidumbre de los hechos investigados como fundamento de la
acusación…”
Con respecto al ejercicio de la acción penal por parte del Ministerio Público se expone
que:
“…Por otra parte, en respeto al debido proceso y con el propósito final de desentrañar la
verdad de lo ocurrido y determinar a los posibles responsables, la Vindicta Pública debe
cumplir con su obligación de actuar apegado a la ley, de forma objetiva, técnica y
ponderada, al utilizar los medios de prueba y señalar los elementos de convicción de
indubitablemente emergen de ellos, sin agregar apreciaciones ajenas a los mismos, que
puedan dar paso al uso inapropiado y abusivo de la acción penal contra quienes solo
existen indicios que son insuficientes para acreditar los hechos investigados…”.
En lo que se refiere a la labor del Juzgador, resalta que:
“…De allí que el Juez de Control, en la oportunidad de admitir la acusación, también
debe tener presente que las solas declaraciones de los funcionarios policiales que actúan
en la investigación penal de un caso no arrojan elementos de convicción, por sí solas,
sobre la responsabilidad penal de una persona, pues constituyen meros indicios de
culpabilidad, que no comportan fundamentos serios para acusar.
Así lo ha sostenido reiteradamente la Sala de Casación Penal en su doctrina
jurisprudencial, específicamente, en sentencia número 345 del 28 de septiembre de 2004
señaló expresamente lo siguiente:
“El solo dicho por los Funcionarios Policiales no es suficiente para inculpar al
procesado, pues ello, solo constituye un indicio de culpabilidad”.
Es preciso entonces, que se presenten medios de prueba de los cuales emerja la
convicción en el juzgador sobre la participación de la persona investigada en la
realización de una conducta tipificada como delito para determinar si la acusación es
admisible.
Sobre este punto, la Sala considera oportuno insistir en que toda acusación fiscal o
querella presentada ante el órgano jurisdiccional, debe sustentarse en medios de prueba
legalmente obtenidos y suficientes para arrojar elementos de convicción sobre la
responsabilidad penal del acusado y, por su parte, el Juez de Control está en la
obligación de verificar la pertinencia e idoneidad lógica y objetiva de cada medio
probatorio ofrecido, para acreditar el hecho objeto de la misma, en particular y, en
general, la comisión del hecho punible por parte de un sujeto determinado, de modo
contrario, la acusación no resultaría admisible, por no estar basada en fundamentos
serios para el enjuiciamiento público de una persona y no cumplir con lo previsto en el
artículo 326 del Código Orgánico Procesal Penal vigente para aquel entonces, ahora
artículo 308 eiusdem…”.
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