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COMPETENCIA

COMPETENCIA

La palabra competencia tiene su origen etimológico


en el latín “competere” que significa corresponder o
pertenecer. A su turno y, desde un punto de vista
jurídico, el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española precisa que la competencia es la
atribución legítima a un juez u otra autoridad para el
conocimiento o resolución de un asunto.
Usualmente decimos que la Jurisdicción constituye
el poder-deber del Estado de administrar justicia y
ésta es indivisible. Sin embargo, dada la extensión
territorial de los Estados y la multiplicidad de
conflictos jurídicos que han de conocer los
tribunales, se hace necesario entregar a cada juez el
conocimiento específico de un asunto sin que otro
magistrado pueda entrar al conocimiento de aquél
una vez que la causa ya se radicó en el primero.
Por eso decimos que la competencia es exclusiva de
un juez y excluyente respecto de cualquier otro.
Eduardo Couture al referirse a la relación jurisdicción
- competencia en su obra Fundamentos del Derecho
Procesal Civil señala que la competencia es una
medida de jurisdicción. Todos los jueces tienen
jurisdicción, pero no todos tienen competencia para
conocer en un determinado asunto.
Añade que un juez competente es, al mismo tiempo,
juez con jurisdicción, pero un juez incompetente es
un juez con jurisdicción y sin competencia. Concluye
afirmando que la competencia es el fragmento de
jurisdicción atribuido a un juez.
El artículo 108 del Código Orgánico de Tribunales
define a la competencia señalando que es “la facultad
que tiene cada juez o tribunal para conocer de los
negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de
sus atribuciones”.
A esta definición legal habría que añadir que la
competencia no sólo es una facultad del Estado, sino
que, como en el caso de la jurisdicción, constituye
también una obligación de éste conforme el principio
de inexcusabilidad contenido la Carta Fundamental y
en el artículo 10 inciso 2° del Código Orgánico de
Tribunales.
2.-ELEMENTOS QUE DETERMINAN LA
COMPETENCIA

Como es imposible en la vida práctica que un solo


tribunal pueda conocer de todos los negocios
judiciales que se producen en el país, se han creado
distintas jerarquías de tribunales y entre ellos se
reparten las atribuciones de acuerdo a las reglas de
competencia.
Estas reglas tienen por objeto distribuir los distintos
litigios entre los diversos tribunales.
Por otra parte, el legislador ha considerado ciertos
elementos o factores, conforme a los cuales
distribuye al trabajo judicial entre los distintos
tribunales. Ellos son el territorio, la materia, el fuero
y la cuantía.
1°. El Territorio
A este elemento alude el artículo 7, según el cual, los
tribunales sólo pueden ejercer su potestad en los
negocios y dentro del territorio que la ley les hubiere
respectivamente asignado.
Todo tribunal tiene una extensión territorial
determinada, dentro de la cual debe ejercer sus
funciones. De aquí que la competencia del juez se
encuentra limitada por el territorio.
2°. La Materia

Se puede definir la materia diciendo que es la


naturaleza del negocio sometido a la decisión de un
tribunal o aún, en casos especiales, el objeto o clase
del mismo, que puede ser civil, mercantil, laboral,
penal, constitucional, etc.
En este factor el legislador considera más bien la cosa
litigiosa, que a la persona misma.
3°. El Fuero
El fuero es la calidad o dignidad que tienen ciertas
personas, y en cuya virtud los asuntos en que ellos
tengan interés, no son conocidos por los tribunales
que ordinaria o naturalmente le correspondería
conocer, sino que ese conocimiento pasa a otro
tribunal de superior jerarquía o a través de un
procedimiento distinto.
4°. La Cuantía
El artículo 115 señala que en los asuntos civiles la
cuantía se determina por el valor de la cosa
disputada; y en los asuntos criminales se determina
por la pena que el delito lleva consigo.
3.-Orden de aplicación de estos factores de la
competencia
El primero que se examina es la cuantía. Pero ella,
puede estar modificada por la materia, y ésta puede
ser alterada por el fuero.
Luego de la aplicación de estos tres factores se aplica
el factor territorio que va a señalar que tribunal
dentro de una determinada jerarquía va a conocer el
asunto.
4. REGLAS GENERALES DE COMPETENCIA
Estas reglas, se aplican a todo tribunal sea ordinario,
especial, arbitral.
Las reglas generales de la competencia son:
A. Regla de la radicación o fijeza;
B. Regla del grado o superioridad;
C. Regla de la extensión;
D. Regla de la prevención; y
E. Regla de la ejecución.
A. REGLA DE LA RADICACION O FIJEZA
Radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un
negocio ante tribunal competente, no se alterará esta
competencia por causa sobreviniente. (Art. 109)
La radicación o fijeza consiste en el efecto de hacerse
irrevocable la competencia de un órgano
jurisdiccional para conocer de un asunto que se
encuentra en la esfera de sus atribuciones,
cualesquiera que sean los hechos posteriores que
importen modificar los elementos que se tuvieron en
cuenta para determinar la competencia absoluta y
relativa de ese órgano jurisdiccional.
En materia penal, la radicación se produce cuando el
juzgado de garantía empieza a conocer de los hechos
sin plantear una contienda de competencia.
En materia civil, la radicación se produce con la
notificación legal de la demanda al demandado.
Si la demanda se presenta ante un tribunal
relativamente incompetente, la radicación se
produce una vez contestada la demanda, sin reclamar
de la incompetencia del tribunal.
Causa sobreviniente es aquella que se produce
después que el asunto ha quedado radicado ante un
tribunal competente.
B. REGLA DE LA GRADUALIDAD
Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de
un juez inferior para conocer en primera instancia de
un determinado asunto, queda igualmente fijada la
del tribunal superior que debe conocer del mismo
asunto en segunda instancia. (Art. 110)
C. REGLA DE LA EXTENSION
El tribunal que es competente para conocer de un
asunto lo es igualmente para conocer de todas las
incidencias que en él se promuevan. (Art. 111)
Lo es también para conocer de las cuestiones que se
susciten por vía de reconvención o de compensación,
aunque el conocimiento de estas cuestiones,
atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un
juez inferior si se entablaran por separado.
D. REGLA DE LA PREVENCIÓN O DE
INEXORABILIDAD
Siempre que según la ley fueren competentes para
conocer de un mismo asunto dos o más tribunales,
ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento
bajo el pretexto de haber otros tribunales que puedan
conocer del mismo asunto; pero el que haya
prevenido en el conocimiento excluye a los demás,
los cuales cesan desde entonces de ser competentes.
(Art. 76 C. P. de la R. y Art. 112 C. O. T.)
E. REGLA DE LA EJECUCION
La ejecución de las resoluciones corresponde a los
tribunales que las han pronunciado en primera o en
única instancia. (Arts. 113 y 114)
Se trata del poder de imperio que permite a los
tribunales hacer ejecutar lo juzgado ante ellos.
Esta regla admite las siguientes excepciones en que
la ejecución no corresponde a dichos tribunales:

1°. La ejecución de las sentencias penales y de las


medidas de seguridad previstas en la ley procesal
penal es de competencia del juzgado de garantía que
haya intervenido en el respectivo procedimiento
penal;
2°. Los tribunales que conozcan de la revisión de las
sentencias firmes o de los recursos de apelación, de
casación o de nulidad contra sentencias definitivas
penales, ejecutarán los fallos que dicten para su
sustanciación y pueden también decretar el pago de
las costas adeudadas a los funcionarios que hayan
intervenido en su tramitación, reservando el de las
demás costas para que sea decretado por el tribunal
de primera instancia; y
3°. Siempre que la ejecución de una sentencia
definitiva hiciere necesaria la iniciación de un nuevo
juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que
menciona el inciso primero del artículo precedente o
ante el que sea competente en conformidad a los
principios generales establecidos por la ley, a
elección de la parte que hubiere obtenido en el pleito.
5.-Principales Clasificaciones de la
Competencia
1.- Competencia Contenciosa y no Contenciosa
La competencia contenciosa es aquella que tiene un
juez en el contexto de un proceso para que conozca,
juzgue y ejecute el conflicto jurídico existente entre
las partes. La competencia voluntaria, en cambio, es
aquella que la ley entrega a un tribunal a fin de que
emita un pronunciamiento respecto de la petición del
solicitante, sin que exista por ello, una controversia
entre partes.
En términos generales, la competencia no
contenciosa es propia de conflictos de naturaleza
civil. En materia criminal, en cambio, la intervención
del juez oral en lo penal siempre supone la existencia
de un conflicto, pues su competencia arranca de la
controversia planteada en el auto de apertura de
juicio oral.
2.- Competencia Absoluta, Relativa y Específica
La competencia absoluta es el conjunto de reglas que
determinan el tipo y la jerarquía del tribunal que la
ley ordena que conozca de un determinado asunto.
Conforme a estas reglas, en consecuencia, podremos
determinar si el tribunal que debe conocer es uno
constitucional, ordinario, extraordinario, especial o
arbitral y, si entre estos existen tribunales de diversa
graduación o jerarquía, conforme a estas mismas
reglas se podrá precisar cuál de estos tribunales habrá
de conocer del asunto. Los factores para determinar
la competencia absoluta, como veremos más
adelante, son la materia del asunto, la cuantía del
mismo y el fuero personal.
La competencia relativa, en cambio, es aquella que
tiene por finalidad precisar qué tribunal dentro de un
tipo o jerarquía es el que debe conocer del asunto
determinado a objeto de que sea resuelto por ese
tribunal. La existencia de la competencia relativa
presume, pues, haberse ya determinado la
competencia absoluta.
En efecto, sucede que muchas veces con la sola
aplicación de las reglas de competencia absoluta no
basta para determinar el tribunal competente, ya que
pueden existir varios que reúnen los requisitos
legales. Habrá de aplicarse las reglas de la
competencia relativa, entonces, cuyo factor es el
territorio.
Así, por ejemplo, si en la plaza de armas de Santiago
de Chile se comete un homicidio, conforme a las
reglas de competencia absoluta tendremos muchos
tribunales de garantía en condiciones de conocer del
respectivo control de la detención del imputado
(todos los tribunales del Santiago metropolitano) Será
conforme a las reglas de competencia relativa, pues,
que determinaremos que el tribunal competente será
uno: el que la ley le ha asignado competencia dentro
del territorio de la comuna de Santiago Centro.
Cabe señalar en otro orden de ideas, finalmente, que
las normas de competencia absoluta son de orden
público y, por lo mismo, son irrenunciables. Las de
competencia relativa, en cambio, pueden ser
renunciadas por las partes conforme a la
denominada prórroga de competencia.
La competencia específica, por último, es aquella que
faculta a un tribunal determinado para conocer,
juzgar y ejecutar lo resuelto con sujeción estricta a
los parámetros fijados por las partes mediante las
pretensiones y contra pretensiones que conforman la
controversia. A esta clase de competencia también
nos referiremos más adelante.
3.- Competencia Natural y Prorrogada
Cuando la ley procesal ha señalado el tribunal
competente para conocer de un determinado asunto
hablamos de competencia natural. La competencia
prorrogada, en cambio, es aquella que le otorgan las
partes a un tribunal que no es naturalmente
competente para conocer de un asunto, no obstante,
lo será, conforme a la renuncia o prórroga expresa o
tácita de la competencia natural realizada por los
litigantes.
La regla general en el derecho procesal chileno es la
competencia natural. Veremos con motivo de la
prórroga de la competencia, sin embargo, que existen
casos en los que ésta tiene perfecta cabida en el
sistema nacional.
4.- Competencia Propia y Delegada
La competencia propia es equivalente a la natural y,
en consecuencia, corresponde a aquella entregada
por la ley procesal a un determinado tribunal. La
distinción más bien está dada por la de competencia
delegada que es aquella que se configura cuando un
tribunal con competencia natural faculta a otro con
la finalidad específica de que éste realice ciertas
actuaciones judiciales por encargo del primero.
La finalidad de la competencia delegada es resolver
ciertos inconvenientes prácticos que, a veces, se
producen durante la tramitación de un proceso y que
entorpecen la labor del tribunal que delega su
competencia. Así, por ejemplo, si debe notificarse de
un requerimiento a una persona que vive en un lugar
diverso a aquél donde tiene asiento el tribunal de
garantía, será necesario delegar competencia al
tribunal pertinente a fin de que éste practique la
diligencia y luego comunique al delegante el
resultado de la notificación.
En materia civil la competencia delegada está tratada
a propósito de los denominados exhortos, cuyo
fundamento legal se encuentra en el artículo 70 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil. El
artículo 70 de la citada norma indica que todas las
actuaciones necesarias para la formación del proceso
se practicarán por el tribunal que conozca de la causa,
salvo los casos en que se encomienden expresamente
por la ley a los secretarios u otros ministros de fe, o
en que se permita al tribunal delegar sus funciones, o
en que las actuaciones hayan de practicarse fuera del
lugar en que se sigue el juicio.
En materia penal la competencia delegada se
encuentra reglada en el artículo 20 del Código
Procesal Penal que indica que cuando un tribunal
debiere requerir de otro la realización de una
diligencia dentro del territorio jurisdiccional de éste,
le dirigirá directamente la solicitud, sin más
menciones que la indicación de los antecedentes
necesarios para la cabal comprensión.
5.- Competencia de Única, Primera o Segunda
Instancia
Esta distinción tiene su fundamento en el principio
de la doble instancia que constituye una de las
garantías del justo y racional procedimiento a que se
refiere la Constitución Política de la República.
Recordemos que el concepto de instancia se asocia
al recurso de apelación en cuanto precaución
destinada a evitar en lo posible el riesgo de error
judicial.
Así pues, la competencia de única instancia es
aquella que opera cuando la sentencia definitiva o
interlocutoria pronunciada por el juez no es
susceptible del recurso de apelación. Ello sucede,
habitualmente, en asuntos controvertidos que la ley
considera de poca importancia, por lo que, la
competencia termina o se agota al dictarse dicha
sentencia.
La competencia es de primera instancia, en cambio,
cuando la sentencia puede ser apelada y, de segunda
instancia, cuando el tribunal de segunda instancia
o ad quem conoce del asunto por la vía de la
apelación deducida en contra de una resolución
pronunciada por el juez de primera instancia.
La explicación expuesta queda palmariamente de
manifiesto a partir del artículo 188 del Código
Orgánico de Tribunales cuando expresa que la
competencia de que se halla revestido un tribunal
puede ser o para fallar un asunto en una sola
instancia, de modo que la sentencia sea inapelable; o
para fallarlo en primera instancia, de manera que la
sentencia quede sujeta al recurso de apelación.

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