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sea impactante
incluya una reflexión que sensibilice al usuario y lo lleve a generar acciones de manera
efectiva
condense de manera adecuada la información que busca trasmitir, ya que una buena
historia contada en poco tiempo es más efectiva que una narración extensa.
Para complementar estas características, resulta interesante el artículo “7 Brand Storytelling
Best Practices to Grow Your Audience” de Christoph Trappe, en el que se mencionan siete
buenas prácticas de storytelling aplicadas al marketing, algunas de las cuáles bien podrían
aplicarse a procesos formativos:
Las historias tienen que tener una estructuración apropiada en el marco de una línea
de tiempo, que incluya un comienzo y un final, un personaje empático con la audiencia
a la cual nos estamos dirigiendo, un conflicto o situación de suspenso para mantener el
interés, y la información precisa y necesaria que necesitamos trasmitir.
El relato debe centrarse en una historia única, útil y relevante.
Es importante hablar con los mismos usos y expresiones que utilizan las personas a las
que nos estamos dirigiendo. En términos de capacitaciones empresariales, aquí es
importante tener perfectamente estudiadas las características profesionales de quienes
están participando del proceso formativo.
Elegir sabiamente los canales de comunicación y recursos a utilizar. A partir de esta
recomendación de Trappe, podemos agregar que la gran disponibilidad de plataformas
y recursos multimediales disponibles, no implica que todos ellos sean los más
adecuados para una audiencia determinada, y ahí estará el valor agregado que la
consultoría puede aportar, para seleccionar el medio más apropiado para cada caso.
No obstante, vale destacar que la gran capacidad multimedial que hoy nos ofrecen las
tecnologías, especialmente en el marco de procesos formativos en línea, potencia
significativamente al storytelling, ayudando a generar mayores niveles de recordación.