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El poder y el lenguaje
Voluntad de poder
Fuentes de poder
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En los ámbitos relacionados con el coaching ontológico es habitual escuchar hablar del poder.
Nos referimos al poder generativo del lenguaje, en el aprendizaje y las interpretaciones.
trata al poder como sustancia, como un algo que está allí, independientemente
de los individuos que lo observan. Pareciera tratarse de algo misterioso, de
gran capacidad elusiva, que de momentos pareciera que lo tenemos, para
pronto descubrir que se nos fue de las manos. Da la impresión que el poder
fuese algo a lo que los individuos acceden. No es extraño escuchar, por lo
tanto, expresiones que se re eren a la “toma” o a la “conquista” del poder
como si estuviese allí, sujeto a ser agarrado (Echeverría, 2011, p. 217).
El criterio de verdad asoma como otro camino asociado al poder. Humberto Maturana, citado
por Echeverría, sostiene que “toda invocación de verdad encierra siempre una demanda de
obediencia” (Echeverria, 2011, p. 222).
Este criterio sirve de plataforma para quienes abrazan expectativas de ser obedecidos y cierran
la oportunidad de que las diferencias se expresen desde una postura autónoma y legítima. Esta
concepción del poder legitima la no validación del otro en su autonomía y diferencia, habilita
el no respeto mutuo, abre la puerta, también, al uso de la violencia para con él.
Si lo miramos desde la organización, la palabra violencia quizás nos resulte fuerte pero el
fenómeno es el mismo: el no respeto al otro.
El respeto está íntimamente ligado con la dignidad, y ella con la vulnerabilidad. Ante cualquier
amenaza se activan barreras defensivas. El sistema nervioso que comanda es el límbico. Miles
de años de evolución caen por tierra ante la percepción de peligro. Contamos con estas alertas
en nuestro cerebro, en nuestro ADN. Ante las amenazas, nuestro sistema reacciona con un
aumento de adrenalina y un gasto de energías para afrontar las posibles contingencias que
desconoce por dónde surgirán.
Esta tensión posiblemente active estados de estrés que con el tiempo devengan crónicos, con
los altos costos que esto representa para la persona y, a través de ella, para la organización.
Las reacciones del estrés son similares a las que experimentamos ante el miedo: el
enfrentamiento, la huida y el congelamiento parecen ser los únicos caminos posibles.
Estas son las rutinas defensivas del callar, fenómeno sobre el cual Cris Argyris (2009) escribe
ampliamente en Conocimiento para la acción:
una rutina defensiva es cualquier acción, política o práctica que evita a los
participantes de una organización vivir situaciones incómodas o amenazantes,
al mismo tiempo, les impide descubrir las causas de esas situaciones…. Las
rutinas son causadas por un proceso circular, autorreforzado… producen
estrategias individuales de elusión y ocultamiento, que dan por resultado
elusiones y ocultamientos a nivel de la organización, que refuerzan las teorías
en uso de los individuos (Argyris, 2009, p. 82).
Voluntad de poder
En el punto anterior encontramos un hilo que conduce al corazón del tema: la voluntad de
poder. Mencionamos una situación que afecta la salud personal y organizacional: la
imposición del poder que coarta al otro.
Pensemos que sentirse aceptado, querido, remite al conjunto de las inquietudes humanas
principales, inherentes a la vida.
Fuentes de poder
Las fuentes de poder son las vertientes que conducen a la expansión de la capacidad
generativa.
Identi camos 4 dominios como fuentes de poder que implican considerar al mismo como:
Distinción.
Actos lingüísticos.
Narrativas.
Conversaciones.
Dominio de la distinción
La importancia de este dominio radica en que sin algunas distinciones ciertos fenómenos no
serán observados ni tampoco intervenidos.
Pensemos en un ejemplo de la vida organizacional: a un colaborador de logística, cuyas tareas
habituales son control de inventarios de elementos de ferretería, se le pide que reemplace al
asistente de tesorería, quien se ausentará por motivos personales. Implica realizar la gestión
bancaria de comercio exterior y le piden con urgencia la apertura de una carta de crédito para
sostener la compra realizada en el exterior. Esta es la única consigna que recibe el colaborador
y se encuentra parado delante de un escritorio, papeles en mano, con una marea humana que
gira a su alrededor. Imaginemos su cara, sus pensamientos. Probablemente alcanzó a
distinguir papeles, escuchó la palabra “banco”, junto con otras que no llegó a comprender. Le
hablaron de un mundo que le es ajeno, no cuenta con las distinciones su cientes para las
gestiones encomendadas. ¿Qué resultado obtendremos de esto? Seguramente uno no
satisfactorio.
Hay una acción inscripta en cada acto lingüístico, es el poder generativo del lenguaje. Cada
uno contempla una fuente de poder.
Dos de estos actos representan los aprendizajes organizacionales e individuales: las promesas
y los juicios.
Las promesas amplían nuestro mundo; quien no las hace o recibe compromete su dignidad,
empobrece su vida.
Los juicios separan al mundo entre lo posible y lo no posible, según la ubicación que cada uno
haga de esa frontera. Se presentan discrepables como distinción y desafían las competencias
para fundamentarlo con a rmaciones.
He aquí otra instancia de aprendizaje: distinguir los juicios de las a rmaciones. Quien no sea
capaz de realizar esta distinción se enfrenta a la posibilidad del sufrimiento, la falta de
autenticidad, vivir de juicios ajenos, dar autoridad a otros en detrimento de la autoridad
personal.
En el módulo siguiente volveremos sobre este tema.
Narrativas
Los tejidos lingüísticos interpretativos son los medios a través de los cuales procuramos dar
sentido, construir relaciones, coordinar acciones.
Las narrativas representan las bases para aparecer en el mundo. Intervenirlas, en ocasiones,
resulta un poderoso aprendizaje.
Video 1. Storytelling
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=PNayuxaOvY8
Jordi Amenos (2017) trabaja con este recurso, interviene organizaciones y acompaña
personas. A rma que “es muy importante cultivar el arte de narrar, especialmente en la
infancia” (Amenos en Gestionando Hijos, 2017, recuperado de https://goo.gl/rUUZHB), nos
invita a soltar amarras, abrir la escucha y navegar en la narración para preguntarnos cuántos
20 segundos damos como líderes:
https://www.youtube.com/watch?v=TnzDAoUJc8w
Nuestras narrativas son inclusivas, abrazan a quienes fuimos, los que somos y lo que
queremos ser; también a aquello que no fuimos. Este recurso es compartido por las
organizaciones y lo percibimos en la cultura organizacional en los mitos y los héroes que la
componen. El coaching organizacional se nutre de estos elementos para generar
transformaciones a través de la mirada del sistema.
Las conversaciones
Son la danza entre el hablar y escuchar, marcan la calidad de nuestras relaciones y resultados.
Decimos que vivimos la vida que nuestras conversaciones habilitan.
Es por ello que resulta importante observar las conversaciones que sostenemos y las que no;
en las que necesitamos intervenir para que se cierren y en las que debemos abrir lo no
conversado.
Sostenemos que los seres humanos conversamos en 3 ámbitos que requieren competencias
diferentes: los otros, nosotros mismos y el misterio (éste último se re ere a lo desconocido,
incierto o no controlable).
Las conversaciones son materia de diseño. Las organizaciones y el management de este siglo
debe contar con las distinciones su cientes para reconocer qué tipo aplicar según la inquietud
y el espacio.
El conversar nos permite “versar con”, “girar con” otro. A partir de escuchar y convertir
nuestros pensamientos en otras interpretaciones posibles, llevamos a tener una mirada
distinta de la realidad. De esta manera, estamos frente a la posibilidad de generar nuevos
aprendizajes, realizar nuevas acciones que antes no nos eran posibles, en pos del desarrollo
de nosotros mismos y, consecuentemente a esto, de nuestro entorno.
Logramos aprender a través del ejemplo, de nuestras experiencias, de las conversaciones con
nosotros mismos y con nuestro entorno. El aprendizaje emerge como una estrategia de
poder. Pero… ¿qué interpretamos por aprender?
Lo consideramos un juicio que emite una persona, a quien le damos autoridad en una materia
especí ca para determinar si, después de transcurrido un tiempo, somos capaces de realizar
una acción que previamente no podíamos; y si logramos realizarla de manera efectiva,
autónoma y recurrente.
Figura 1. Aprendizaje
El aprendizaje es una competencia que nos acompaña en cada instancia de nuestra vida. Los
primeros años lo hacemos por imitación a nuestros padres y quienes cumplen roles
maternales. Años después comenzamos la escolarización y los referentes son los maestros y
profesores. Luego surge el aprendizaje autónomo que es el desafío del trabajador de nuestros
tiempos.
Si desea profundizar sobre este tema, les sugerimos leer: Escritos sobre Aprendizaje, obra de
Echeverría R. (2009).