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La industria 4.0 se caracteriza por la integración total de toda la información entre el mundo
físico y el digital en el contexto de los procesos productivos. La enorme cantidad de datos
recabados por la tecnología interconectada, y cada vez más inteligente, se encuentra en el
núcleo de la cuarta revolución industrial.
Ya a mediados del siglo XX, los primeros ordenadores generaron la tercera revolución
industrial, marcada por la utilización de la informática en la industria y el
perfeccionamiento de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).
La industria 4.0 supone ir un paso más allá: no solo está revolucionando los métodos de
fabricación de productos, sino también su distribución, almacenamiento y la manera en que
los clientes se relacionan con las empresas.
El proceso de conversión hacia la industria 4.0 está enfrentando a las empresas a nuevos
desafíos relacionados con:
Las empresas deben ser capaces de ajustar sus procesos productivos a los rápidos cambios de
la demanda y, a la vez, maximizar su productividad. Para ello, es primordial implementar los
avances tecnológicos con agilidad. Según el informe Digital Factories 2020 de PwC, el 98% de
los empresarios encuestados coinciden en que la búsqueda de la eficiencia en la
producción es la principal razón para digitalizar las fábricas.
- La necesaria transformación digital de la industria:
La inversión en I+D+i en los procesos logísticos se ha convertido en una baza esencial para el
crecimiento económico a largo plazo de multitud de empresas y, en muchos casos, es la clave
para su supervivencia. La innovación en el entorno de la industria 4.0 se traduce en:
La industria 4.0 está generando una demanda de trabajadores con nuevas habilidades: el
denominado talento 4.0, que dotará a las empresas del conocimiento necesario para
implantar soluciones tecnológicas en sus procesos.
El principal reto para los planes de ciberseguridad en la industria 4.0 es la rapidez con la que
evoluciona la naturaleza de los ataques informáticos. Robo de información, suplantación de la
identidad, bloqueo de sistemas informáticos… las amenazas son muy diversas y pueden llegar
a ser críticas en el contexto de la industria conectada 4.0.
Gemelos digitales: esta tecnología parte de datos procedentes del mundo físico para
recrear un escenario virtual. Con este procedimiento, se puede estudiar un problema o
comprobar el funcionamiento de un sistema de manera digital y luego aplicar la
solución en el mundo real.
Cadena de bloques o blockchain: se trata de una nueva forma de estructurar la
transmisión de datos, distribuidos en bloques encriptados ligados entre sí e
identificados con números únicos e irrepetibles. Basado en complejos algoritmos
matemáticos, este sistema asegura la inviolabilidad de la información, al ser capaz de
detectar y rechazar cualquier cambio no autorizado.
Tener un control preciso sobre la información relacionada con la trazabilidad logística resulta
indispensable, ya que permite conocer en todo momento en qué lugar y en qué estado se
encuentra el producto.
En este ámbito, una de las aplicaciones más conocidas de los dispositivos IoT en logística es la
identificación automática con RFID. Dentro del almacén, este sistema es capaz de mejorar la
exactitud y la velocidad de hacer inventarios de piezas y productos. Fuera de la instalación, ya
en la etapa del transporte y la distribución, ayuda a reducir fenómenos como el efecto látigo o
bullwhip effect.
3. Robotización de almacenes
Uno de los objetivos de la logística interna es optimizar los flujos de materiales y de personal
dentro de las instalaciones de la empresa. El diseño de sistemas capaces de acelerar estos
movimientos ha potenciado la automatización de almacenes como el principal motor de
crecimiento del mercado global de robots de servicios, según datos de la International
Federation of Robotics (IFR).
Los almacenes robotizados cuentan con sistemas que facilitan la carga y descarga de
mercancía, así como el traslado de productos y la ubicación de los mismos en las estanterías.
Es el caso, por ejemplo, de los transelevadores para palets, de los miniload y de los
transportadores que conectan las distintas zonas del almacén.
El almacén es uno de los elementos logísticos con mayor interacción con el resto de áreas
empresariales, por lo que el impacto de su automatización es muy relevante para la gestión de
operaciones. Citamos un par de ejemplos de industria 4.0 en el ámbito logístico:
El almacén del distribuidor Cogeferm: un layout zonificado en función del método ABC, un
miniload y transportadores de cajas para la preparación de pedidos de pequeño tamaño y la
gestión inteligente con el SGA Easy de Mecalux son los ingredientes que han conformado un
almacén 4.0 para este distribuidor de productos de ferretería francés.
El almacén del fabricante Dafsa: este almacén autoportante está dotado de una amplia red de
transportadores que, en combinación con vehículos AGV, trasladan los palets procedentes de
fábrica, los ubican en la zona indicada por el SGA (gracias a las lanzaderas y transelevadores) o
los conducen hasta expediciones. Esta instalación está completamente integrada con el resto
de sistemas con que opera la fábrica y el diseño está preparado para una eventual ampliación
posterior.
https://youtu.be/e8g0bC21i3I?t=12
marzo 2, 2020
Eduardo Recondo
Un poco de historia
La primera revolución industrial tuvo lugar a finales del siglo 18, con la invención de la máquina
de vapor y su aplicación a la producción.
La tercera revolución industrial apareció en la década de los 70 del siglo pasado, y tuvo que ver
con la automatización de la producción basada en el uso de las tecnologías de la información y
los sistemas electrónicos.
Y la cuarta revolución industrial, en la que estamos ya inmersos, estaría ligada a la producción
automatizada e interconectada, basada en el uso de sistemas físicos cibernéticos. Se trataría
de automatizar y robotizar las fábricas (las llamadas “Smart factories”) para producir productos
con conectividad y/o inteligencia (Smart products). Estos productos serán conscientes,
conectados, inteligentes y adaptables.
Resumido en una frase, estamos asistiendo a la hibridación del mundo físico con el mundo
tecnológico o digital, difuminando las barreras entre ambos conceptos.
Adaptar el portfolio va mucho más allá de un simple proceso de digitalización, ya que supone
un cambio radical en la cultura de la empresa, en su forma de afrontar los pedidos de los
clientes y, por consiguiente, en todos y cada una de las áreas que la componen, entre ellas por
supuesto la logística.
· Uso de drones o de vehículos autónomos, sin conductor, para la entrega de los pedidos.
· Utilización de dispositivos RFID, cada vez más baratos, que permiten monitorizar a distancia
la posición de los materiales dentro del almacén.
· Evaluación en tiempo real de los condicionantes externos para seleccionar la mejor ruta de
reparto, y adaptación instantánea de los recorridos de transporte y reabastecimiento, en caso
de imprevistos.
· Detección de problemas que puedan comprometer el buen estado de los productos antes de
que estos lleguen a su destino.
A día de hoy, el ejemplo de tecnología de este tipo más extendida en las empresas es el
Internet de las Cosas (IoT), en el que chips o sensores integrados en los productos permiten
conectar camiones, barcos y almacenes con Internet e informar sobre la geolocalización o las
condiciones ambientales (temperatura, la humedad y la presión) en las que se encuentra un
producto, y analizar su rendimiento mediante la detección de patrones de consumo, el
seguimiento de su entrega o la realización de diagnósticos de forma remota.
Otro ejemplo de aplicación de este tipo de tecnologías, esta con respecto al trasporte, es la
creciente inteligencia de los vehículos y su interconexión, que permite conocer las rutas más
eficientes, cambiar su recorrido en tiempo real según cambien las circunstancias del tráfico
(accidentes, huelgas, atascos…), del envío (clientes que indiquen que están ausentes o
cambien sus preferencias de hora de entrega) o de la ruta del operador logístico (nuevas
recogidas o entregas a realizar).
Estos son solamente un par de aplicaciones de la Logística 4.0, pero como se observa las
posibilidades son enormes y muy diversas, casi únicamente limitadas por nuestra propia
imaginación.
En resumen, y para finalizar, las empresas se encuentran inmersas en una revolución logística y
tecnológica de final todavía incierto pero de desarrollo seguramente apasionante, con
innovaciones que están transformando para siempre nuestra sociedad tal y como la
conocemos.