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ESTÁNDARES EBAU BLOQUE II

1. Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los


musulmanes en Al Ándalus.
Los casi ocho siglos que transcurren desde la llegada de los musulmanes en el 711
hasta la caída del reino de Granada en 1492, hacen que la huella dejada por el mundo
islámico en la economía, la sociedad y la cultura peninsular sea muy importante.
La economía de Al-Ándalus siguió basándose en la agricultura, donde la propiedad está en
manos de grandes terratenientes, que la cultivan por medio de aparceros. Se produjo un
aumento de la producción porque a la tradicional triada mediterránea se unieron nuevos
productos como el algodón, el arroz, la naranja o la caña de azúcar; y se impulsó el regadío,
sobre todo en la zona del levante.
Este auge agrario fue necesario para que crecieran las ciudades, pues los musulmanes crean
un sistema urbano, con la fundación de nuevas urbes o la rehabilitación de las zonas
abandonadas desde la crisis del Imperio Romano. Así aparece una importante artesanía, con
orfebrerías, talleres de armas o el trabajo del cuero y artículos de lujo. Todo esto se vendía
en los zocos, que podían ser barrios enteros de las zonas de la medina de las ciudades,
enormes mercados caóticos pero que vendían grandes cantidades de los diferentes
productos.
Por último, esta importante actividad comercial se vio favorecida por la situación geográfica
de la Península y su inclusión dentro de las grandes rutas comerciales. Su vinculación con el
mundo musulmán hacia que se comercializara con el dinar de oro y el dirham de plata para
conseguir objetos de lujo, oro o esclavos, mientras que también se negoció con los reinos
cristianos del norte e incluso con el mundo germánico para conseguir productos de lujo
como el ámbar.
La sociedad andalusí es el reflejo de la diversidad étnica y religiosa de la España Medieval,
además de destacar por una tolerancia bastante mayor que en otras regiones europeas de la
época, pues Mahoma planteó que se debía respetar a “las religiones del libro”.
Por un lado estaban los conquistadores, que se dividían entre los árabes, que tenían
privilegios, pues tenían mayores fortunas y además se quedaron con las mejores tierras tras
la conquista de Al-Ándalus, y luego los bereberes, que eran mayoría entre los
conquistadores y que procedían del norte de África, eran considerados musulmanes de
“segunda clase” y que ocupaban puestos inferiores en el ejército y la administración,
además de recibir peores tierras, sobre todo en el interior peninsular. La relación entre estos
dos grupos provocó tensiones e incluso se conocen varias revueltas de los bereberes contra
el poder de la minoría árabe.
Entre los conquistados también había varios grupos, que se dividían por la riqueza, su
religión, su origen étnico o incluso por su situación jurídica.
Los que mejor situados estaban eran los muladíes, que eran cristianos que se habían
convertido al islamismo, por lo que no pagaban algunos impuestos, que sí pagaban los
dimmíes, que eran personas de otras religiones que pagaban un impuesto por la protección
de los musulmanes. Entre los dimmíes estaban los mozárabes (cristianos) y los judíos, que
se dedicaban a profesiones liberales y al comercio, y que vivían en sus propios barrios, las
juderías.
Desde el punto de vista cultural, Al-Ándalus se convirtió en uno de los referentes del mundo
medieval europeo, con importantes pensadores y filósofos, como Averroes o Avempaces,
que recuperaron el pensamiento de Aristóteles. Se introdujo una nueva numeración, de
origen indio, que sustituyó a los números romanos, se realizaron tratados de medicina, de
agronomía o astronomía, recogiendo parte de los conocimientos clásicos, y que se hubieran
perdido sin este trabajo cultural realizado en Al-Ándalus.
En cuanto al arte, también podemos hablar de diferentes etapas pero que nos han dejado
muestras de una arquitectura muy decorada, como la Mezquita de Córdoba, la Torre del
Oro, La Giralda, el palacio de Medinat al Zahra o la Alhambra de Granada en el periodo
nazarí.

2. Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental en el


ámbito cristiano.
En la Península Ibérica aparece durante la Edad Media una sociedad de tipo
estamental, es decir, está formada por estamentos, que son grupos cerrados a los que se
pertenece por nacimiento, siendo muy complicado cambiar de estamento social. El monarca
no puede controlar de forma efectiva el territorio, al carecer de ejército propio y un código
jurídico único, por lo que los nobles van ocupando su sitio, pasando a poseer señoríos
jurisdiccionales, donde controlan al campesinado al mismo tiempo que imparten justicia.
Sin embargo, también es importante destacar que la situación de conflicto contra los
musulmanes y la continua inestabilidad de los diferentes reinos cristianos, hizo que no se
configurase una sociedad estamental o feudovasallática similar al resto de Europa.
Hay dos grandes grupos, los privilegiados y los no privilegiados.
- Privilegiados: son una minoría de la población y tienen derechos especiales como no pagar
impuestos, ocupar los altos cargos de la administración, la iglesia y el ejército, además de
leyes especiales. Se dividen entre dos estamentos, la nobleza y el clero.
La nobleza estaba formada por los privilegiados que ostentaban algún cargo nobiliario,
poseían la propiedad de la tierra y vivían de sus rentas, además aseguraban su poder con el
mayorazgo, que impedía la división de la propiedad. Debemos diferenciar entre la Alta
Nobleza, con grandes propiedades y cercanos a la monarquía, con un nivel de vida bastante
alto, frente a la Baja Nobleza, con hidalgos o caballeros, cuyas rentas y propiedades eran
mucho menores y con un nivel de vida más bajo.
El Clero eran los cargos vinculados con la Iglesia, también poseían propiedades y grandes
explotaciones, además del cobro del diezmo. Se dividen por varios criterios, en función de
sus riquezas podemos hablar de Alto y Bajo Clero, y según su función, podemos hablar del
clero secular, que era el que impartía los sacramentos, y el clero regular, que eran los
monjes y monjas que vivían alejados de la sociedad y siguiendo una regla u orden.
- No privilegiados: eran el resto mayoritario de la sociedad, siendo un grupo muy
heterogéneo. Destacan los campesinos, cuya situación variaba según fueran propietarios
libres o siervos, aunque según avanza la Edad Media y la necesidad de protección de los
campesinos, muchos terminan entregando sus tierra a un señor y pasan a ser siervos.
Cuando esto ocurría, tenían que pagar una parte de su cosecha al señor a cambio de
protección, además de pagar el diezmo a la iglesia, con lo que su situación fue siempre muy
precaria y complicada.
Dentro de los no privilegiados aparece también una incipiente burguesía que aparece en las
ciudades peninsulares. Se dedicaban al comercio y a las profesiones liberales como
profesores, médicos, abogados, etc. Su papel será fundamental para contrarrestar el poder de
la nobleza en las zonas urbanas.
Por último, aparecen minorías como los judíos, que vivían en barrios propios en las zonas
urbanas, las juderías, y que se dedicaban al comercio y al préstamo, su situación fue buena
excepto en épocas de crisis en las que eran acusados de provocar todos los males y eran
perseguidos. También están los mudéjares, que eran los musulmanes que se habían quedado
en las tierras cristianas peninsulares, se dedicaban principalmente a las labores agrícolas,
destacando su presencia en la zona del Levante y Andalucía.

3. Comenta a través del mapa el ámbito territorial y las características de cada sistema
de repoblación, así como sus causas y consecuencias.

El mapa que vamos a comentar representa las diferentes etapas de la repoblación en la


Península Ibérica durante el proceso de la Reconquista, a lo largo de un largo periodo que
ocupa casi toda la Edad Media, desde el siglo VIII hasta la segunda mitad del siglo XIII.
La Repoblación fue el proceso por el cual poblaciones cristianas ocupaban las nuevas tierras
conquistadas a los musulmanes, como forma de fortalecer la ocupación e impedir que los
territorios pasaran de nuevo a manos islámicas. Este proceso será diferente en función de la
realidad social y política de cada momento, por lo que en el mapa se definen cuatro grandes
periodos o tipos de repoblación:
La primera etapa, llamada repoblación libre o presura, se desarrolla durante los siglos VIII,
IX y X, afectando al valle del Duero y la zona sur de los Pirineos, como podemos observar
en el mapa. Eran zonas escasamente pobladas, por lo que los reyes concedieron tierras a
campesinos libres, que se asentaron y formaron nuevas aldeas u ocuparon las antiguas
ciudades abandonadas. Esto dio lugar a un grupo de campesinos libres o de nuevos
caballeros que vivían de sus explotaciones ganaderas mientras mantenían el territorio frente
a los musulmanes. El problema es que para una mayor protección necesitaban vivir cerca de
algún castillo o fortaleza y muchos fueron perdiendo sus propiedades para pasar al régimen
señorial, ganando la protección de un señor, avanzando así el sistema feudal, pero que en la
Península nunca llegó al extremo del resto del continente europeo.
La segunda etapa, la repoblación concejil, se producirá durante los siglos XI y XII, donde se
repuebla los valles del Tajo y del Ebro. En este caso lo que hacen los reyes es conceder
privilegios a las nuevas ciudades o las antiguas repobladas por medio de fueros o cartas
puebla, por lo que las ciudades formaron concejos y se gobernaban de forma autónoma. Era
una manera de contrarrestar el enorme poder que había logrado la nobleza, con su control
sobre los campesinos libres. Destaca que en la zona de la Corona de Aragón, no se produjo
una llegada masiva desde el norte sino que se permitió quedarse a los musulmanes que no
habían huido hasta el sur, siendo conocidos con el nombre de mudéjares.
Las últimas etapas se producen con el gran avance del siglo XIII sobre Extremadura,
Castilla la Mancha, Valencia, Murcia y todo el valle del Guadalquivir. En esta etapa lo que
se produce es la creación de grandes latifundios, cuya propiedad recae en las Órdenes
Militares, como la de Santiago o Calatrava, o se reparten las propiedades entre los grandes
señores como recompensa por participar en las grandes conquistas de este siglo. Sin
embargo, los reyes siguen también concediendo algunos fueros a ciudades como Sevilla,
Córdoba o Murcia, como contrapeso al enorme poder que habían conseguido los nobles en
el sur de la Península.
Como conclusión, podemos decir que el mapa refleja las diferentes repoblaciones que se
realizaron en la Edad Media, configurando una propiedad de la tierra que tendió hacia el
latifundismo según avanzamos hacia el sur peninsular, y que fue configurando una sociedad
feudal, con el predominio nobiliario sobre el campesinado, aunque nunca se llegó a una
estructura social como en el resto de Europa Occidental al tratarse de una zona más
cambiante y de frontera.

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