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Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los

musulmanes en Al Ándalus.
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales
• Recoge los aspectos más relevantes de los cambios económicos introducidos en:
o Agricultura: cultivos y sistemas de riego; Ganadería; Minería; Artesanía y Comercio:
interior y exterior.
• Señala las características más destacadas de la nueva organización social:
o Las ciudades: morfología y estructura interior
o La heterogeneidad y estructura social.
• Recoge los aspectos científico-culturales desarrollados en Al Ándalus en diversos
campos:
o Filosofía, Medicina, Matemática, Astronomía, Manifestaciones artísticas.
• Hace referencia a personajes destacados.
• Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica en el año 711 iniciaría la conquista


de dicho territorio, el cual se hallaba ocupado por los visigodos, ya en decadencia. La
Península Ibérica sería conquistada rápidamente y experimentaría una importante
transformación en cuestiones económicas, sociales y culturales.
En el terreno económico, se dieron cambios sustanciales en la agricultura, que era de vital
importancia. La agricultura tradicional, la conocida trilogía (o triada) mediterránea, que
era el cultivo de cereales, vid y olivo, practicada desde antes en la Península Ibérica, se
vio impulsada por los nuevos ocupantes del territorio. Por otro lado, los musulmanes
extendieron una amplia variedad de especies: arroz, algodón, azafrán, caña de azúcar,
frutas (sandía albaricoque, naranja, limón) y verduras (espinacas, berenjenas...). Para
ello, se impulsó notablemente el regadío, sobre todo mediante las norias y las acequias.
También es importante señalar el auge alcanzado por las plantas aromáticas y
medicinales, a las cuales se recurría bastante. La agricultura intensiva desarrollada en los
latifundios, que generaba amplios excedentes, favorecería el comercio.

Por su parte, la artesanía adquirió una gran importancia, especialmente el textil. Como
productos principales cabe señalar los tejidos de seda, de los cuales los más conocidos
eran los brocados cordobeses o los tejidos de lino. También se trabajaron las pieles y los
cueros, los objetos cerámicos, las armas o el trabajo del oro, la plata, el marfil y las piedras
preciosas. La artesanía se vería impulsada por talleres gremiales y grandes talleres del
Estado.
En lo que respecta a la actividad mercantil, podemos decir que tuvo un peso importante.
El comercio exterior se orientó fundamentalmente al Mediterráneo, conectando con
África, con Oriente y con el Báltico, aunque también comerciaba con la Europa cristiana.
En este amplio y estable circuito comercial se movían productos de lujo, especias, oro,
esclavos, productos agrícolas, etc. Al-Ándalus contaba con dos tipos de moneda: una de
oro, el dinar, y otra de plata, el dirham. En las ciudades el comercio se realizaba en el
zoco, constituido como el centro industrial y comercial del mundo urbano. El zoco se
formaba por tiendas especializadas o talleres artesanos, distribuidos según los oficios y
productos ofertados, era un lugar de encuentro económico y comercial dentro de la
ciudad. También había alhóndigas, que servían para el almacenamiento de mercancías,
así como para el alojamiento de los mercaderes.
Las ciudades musulmanas se comunicaban entre sí a través de las antiguas calzadas
romanas, y sobre todo por mar a través de los puertos. Las ciudades eran centros
administrativos, políticos, judiciales y religiosos, donde residían los delegados del poder
central. También eran centros de intercambio de productos e información dentro de una
economía internacional, al igual que servían de mercado local permanente de los
productos agropecuarios de su entorno y centros de actividad artesanal. En estas ciudades
se diferenciaban varias zonas: por un lado, la medina, núcleo de la ciudad, de plano
irregular, con calles estrechas y sinuosas, rodeada por una muralla con puertas, dentro se
encontraba el zoco, los alcázares, la mezquita principal (aljama), y varios barrios. Las
grandes ciudades como Córdoba disponían de fuentes, baños públicos, jardines y
alcantarillado. Por otro lado, encontramos los barrios exteriores o arrabales, habitados por
menestrales y personas de otras etnias (judíos y mozárabes), disponían de sus propias
murallas, mezquitas y mercados.
La sociedad musulmana presentaba una gran diversidad étnica y religiosa. Los árabes
estaban asentados en la clase dirigente, ocupando los principales cargos públicos y siendo
propietarios de grandes latifundios. Por otro lado, los bereberes (norte de África) eran una

clase subordinada a la anterior, conformándose como un grupo presente en la


administración y en el ejército, así como en pequeñas propiedades de tierra. El grueso de
la población se componía por los muladíes (conversos al islam) y por los mozárabes
(cristianos). En este grupo encontramos fundamentalmente campesinos y artesanos,
aunque en el caso de los mozárabes, estos debían pagar un tributo especial a los
musulmanes. En esta sociedad la principal minoría a destacar sería la de los judíos,
concentrados en actividades mercantiles y médicas. Por su parte, los esclavos servían de
mano de obra.
Por último, y no menos importante, debemos expresar la importancia del conocimiento y
cultura generada en esta época. En primer lugar, podemos señalar que los musulmanes
fueron grandes compiladores del saber de los pueblos sometidos y, en este sentido,
Córdoba sería el centro de publicaciones de literatura, filosofía, medicina, astronomía,
etc. Esta era una ciudad que brillaba por su cultura y por su espíritu de tolerancia. Fruto
de ello son las traducciones que se hicieron de los clásicos griegos al árabe, como hicieron
Averroes o Avicena. Entre los estudios científicos destacan los tratados de astronomía de
Azarquiel que construyó excelentes instrumentos astronómicos. En medicina, heredan y
transmiten el rico legado de Grecia y Oriente Próximo, destacando en este campo Abul
Kasim Az-zahrawi. También destacó en el campo de la historia Ibn Jaldún (o
Abenjaldún). En lo que se refiere a la arquitectura, era refinada y suntuosa. Destacan las
mezquitas y los palacios como la Alhambra en Granada o Medina Azahara en Córdoba.
Explica el origen y características del régimen señorial y la sociedad estamental en el
ámbito cristiano.
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales
• Recoge el proceso de feudalización, con rasgos comunes en todos los territorios
peninsulares, debido a:
o Erosión del poder monárquico. No ofrecer seguridad y justicia en todos sus dominios.
o Fortalecimiento de la nobleza laica y eclesiástica. Consolidación de concesiones reales
(hereditarias).
o Inexistencia de un poder centralizado: sin ejército propio, ni código legal público y
único.
• Señala las características más relevantes de la sociedad estamental: nobleza, clero y
estado llano (burguesía). Y de cada uno de sus estamentos.
• Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

Los reinos cristianos que comenzaron a extenderse desde el norte peninsular hacia el sur en
detrimento de Al Ándalus, fueron conformando un régimen señorial y una sociedad
estamental en sus territorios. Este feudalismo presente en los reinos cristianos se implantó
debido a la influencia del imperio carolingio en buena medida, sobre todo en lo que se conoce
como la Marca Hispánica, la zona comprendida entre Navarra y Cataluña.
Hacia el siglo IX, la necesidad de proteger el territorio supuso que los reyes viesen debilitada su
figura a favor de los nobles, que se verían fortalecidos y convertirían sus cargos en hereditarios
a través de concesiones reales. Asimismo, muchos campesinos, inicialmente libres y
propietarios de sus tierras, buscaron la protección de los señores y evolucionaron hacia un
régimen de dependencia que acabó convirtiéndolos en siervos.
Por tanto, la nobleza se configuró como un poder importante, siendo garante de seguridad y
justicia. Así, durante los siglos XI y XII, las relaciones feudovasalláticas se consolidaron en los
territorios peninsulares y se crearon múltiples señoríos laicos y eclesiásticos. A finales del siglo
XIII, la Península Ibérica estaba regida ya por una red de relaciones señoriales en la que los
nobles y el clero obtenían rentas de sus propiedades y ejercían derechos jurisdiccionales (el
derecho de gobierno sobre un territorio) mientras que los campesinos, aunque disponían del
dominio útil de la tierra, se encontraban sometidos a la jurisdicción señorial.
En el señorío territorial, el señor explotaba la tierra de manera directa con sus siervos o bien
cedía a campesinos, para que la trabajasen a cambio de unas rentas (en especie o dinero) y el
señorío jurisdiccional, por el cual, el señor tiene una serie de derechos de tipo judicial y político
(nombraba a las autoridades locales, ejerce la justicia, cobra tributos), que constituyen la base
de su poder sobre el campesinado.
La sociedad medieval en el ámbito cristiano estaba articulada alrededor de tres estamentos. En
la cúspide se encontraba el rey, aunque no existía un poder centralizado en su reino, ni
disponía de un numeroso ejército propio, por lo que dependía en buena medida del favor de
los nobles. Por su parte, la nobleza y el clero constituían los grupos privilegiados, mientras que
el estado llano estaba formado por campesinos y una incipiente burguesía en las ciudades. Los
privilegiados basaban su poder en la posesión de la tierra, estaban exentos de pagar impuestos
y sometidos a leyes y tribunales especiales.
Dentro de los privilegiados cabe diferenciar, por un lado, a la alta nobleza, que con las
repoblaciones se convirtió en propietaria de grandes extensiones de tierra; y, por otro, a la
pequeña nobleza (hidalgos, infanzones, caballeros...), que al finalizar el proceso de conquista
fue empobreciéndose paulatinamente. La vinculación de la tierra a los linajes nobiliarios se
consolidó en el siglo XIV con la institución del mayorazgo, que permitía mantener el
patrimonio vinculado al título. De este modo, los bienes pasaban al heredero, de forma que el
grueso del patrimonio de una familia no se dividía. Por último, estaba el clero, que poseía
también grandes señoríos, cuyos ingresos se completaban con el obligado pago del diezmo.
Los campesinos constituían la mayor parte de la población, pero su situación no era
homogénea. En la mayor parte del norte peninsular predominaban los campesinos libres y
propietarios de pequeñas extensiones, mientras que en Cataluña estaban sujetos a
servidumbre. En el sur, el avance de la conquista cristiana supuso la configuración de grandes
señoríos nobiliarios y eclesiásticos trabajados por campesinos en régimen de servidumbre. En
cualquier caso, sus obligaciones con los propietarios de la tierra o hacia los señores
jurisdiccionales (los que tenían el derecho de gobierno sobre un territorio) eran muchas.
Solamente habrá cambios a partir del reinado de los Reyes Católicos, que conseguirán limitar
el poder de la nobleza y podrán ejercer un gobierno centralista en Castilla.
Observa el mapa y explícalo someramente aludiendo al hecho histórico que provocó los
sistemas de repoblación en él reflejados. (0,5p.)
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales
• Define claramente el concepto de repoblación.

En las próximas líneas comentaremos el ámbito territorial y las características de cada sistema
de repoblación, así como sus causas y consecuencias, por lo que abarcaremos un amplio
proceso que va desde el siglo VIII hasta la segunda mitad del siglo XIII en la Península Ibérica.
Denominamos repoblación al proceso de ocupación del territorio conquistado a los
musulmanes por los reinos cristianos y su puesta en explotación por población cristiana.
Así se dio el asentamiento de población cristiana en territorios conquistados, que podía
provenir de los núcleos septentrionales (de tierras montañosas, pobres y superpobladas), de
las comunidades mozárabes del sur que emigraban al norte debido al incremento de la
represión religiosa e incluso provenientes de zonas de la Europa al norte de los Pirineos
(francos). La modalidad de asentamiento de esa población varió en sus características de
acuerdo con la forma en que se produjo la conquista, el ritmo de la ocupación y el volumen de
la población musulmana preexistente en el territorio.

Explica las características de cada uno de esos sistemas, sus causas y sus
consecuencias. (1,5p.)
• Aborda las distintas fases y formas de repoblación: presura, concejil, órdenes
militares y repartimientos, explicando sus características propias, la cronología y
el espacio de ocupación.
• Señala las causas y consecuencias de los diferentes sistemas de repoblación.
- En algún momento hace referencia al mapa de la práctica.
- Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

La presura (o aprisio), comprendido entre los siglos VIII al X, fue la repoblación que se dio en
las zonas del valle del Duero y el sur de los Pirineos. En estas zonas existían una serie de tierras
abandonadas que interesaban ser repobladas. Allí llegaron campesinos del norte y mozárabes
que huían desde el sur, y a estas poblaciones se les concederían una serie de propiedades. Por
tanto, se crearon comunidades (aldeas o pequeñas villas) de campesinos libres, que se
convertían en propietarios de pequeñas parcelas de tierra.
La repoblación concejil, que se dio entre los siglos XI y XIII, se desarrolló en las zonas de los
valles del Tajo y del Ebro dada la necesidad de ocupar tierras en zonas fronterizas de conflicto
con el islam. El rey otorgó allí privilegios (fueros y cartas puebla1) a aquellos que decidiesen
ocupar esas tierras fronterizas y, además, se crearon concejos, municipios o ciudades que
gozaban de libertades. Allí se establecerían sociedades de medianos propietarios ya que
controlaban ciudades importantes y controlaban amplias regiones rurales (alfoz).
Las repoblaciones del siglo XIII, tras la conquista de Extremadura y Andalucía, supondrían la
huida de los musulmanes hacia Granada y el Norte de África, por lo que se repartieron tierras
entre las órdenes militares y la nobleza para recompensarles por sus apoyos en las campañas
militares. Por tanto, en cierta medida, se configurarían grandes latifundios y mayor poder de
las órdenes militares y la nobleza.
Los repartimientos de las órdenes militares, concentrados en la primera mitad del siglo XIII, se
dio en los valles altos del Júcar y el Guadiana, estableciendo allí grandes 1 Documento que
contiene el repartimiento de tierras de un lugar y privilegios para esos pobladores. latifundios
para controlar y evangelizar a la población musulmana. Las órdenes beneficiadas serían
principalmente las de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.
En cambio, los repartimientos de la nobleza se concentraron en la segunda mitad del siglo XIII
en Extremadura, el valle del Guadalquivir, la zona del Levante y Baleares2
. Allí se darían donadíos, es decir grandes latifundios para la alta nobleza, y heredamientos,
propiedades más pequeñas para sectores más bajos de la nobleza.
Por tanto, las diferentes fases y formas de repoblación vistas en esta cuestión fueron
elementos clave en la configuración de la estructura de la propiedad y en el desarrollo
social de los reinos peninsulares en los tiempos poco posteriores.
Desarrolla los principales problemas de la agricultura y las medidas impulsadas por
Carlos III en este sector.
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales
• Caracteriza la figura de Carlos III, como monarca déspota ilustrado y su
política de reformas económicas, sociales, culturales.
• Señala los problemas del campo español:
o Bajos rendimientos: técnicas atrasadas; los arrendamientos
o Régimen propiedad de la tierra, manos muertas, mayorazgos, privilegios de la
Mesta, etc.
o Crisis de subsistencias.
• Recoge las principales medidas adoptadas:
o Arrendamiento de tierras comunales.
o Colonización nuevas tierras.
o Nuevos cultivos americanos (papas, millo) y mejora en regadíos.
o Reducción privilegios de La Mesta.
• Hace referencia a los resultados: Medidas insuficientes (no desamortización).
• Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

Tras la Guerra de Sucesión, vimos que se implantó la dinastía borbónica en España. Después de
haber reinado Felipe V y Fernando VI, sería el turno de Carlos III. El gobierno de Carlos III
corresponde al Despotismo Ilustrado, que consistía en la práctica del poder absoluto, pero
como benefactor material de su pueblo (``todo para el pueblo, pero sin el pueblo ́ ́). Se
desarrolló un gobierno reformista, pero sin cambios revolucionarios, se dieron
transformaciones en la vida económica y en el comercio, pero todo ello con el objetivo de
reforzar el Estado.
Un acontecimiento importante muy relacionado con esto fue el motín de Esquilache de 1766.
El motín evidenció el levantamiento del pueblo y sin esta revuelta quizás no se hubiesen
impulsado las reformas. Una de las consecuencias fue la expulsión de los jesuitas en 1773,
detrás de la expulsión se encontraba el ministro Campomanes con la excusa de que los jesuitas
habían incentivado la revuelta de Esquilache. Pero no será la única reforma que nació del
motín, también se reformó la administración local con la introducción de nuevas figuras de
gobierno (nuevos oficiales) dentro de los gobiernos municipales para contentar al pueblo y
controlar la subsistencia de alimentos para que no hubiese más motines.
El principal problema de la agricultura española en el Antiguo Régimen radicaba en unos
rendimientos muy bajos que, periódicamente, en épocas de inclemencias climáticas y malas
cosechas, desembocaban en crisis de subsistencias. Era una agricultura atrasada que utilizaba
técnicas y métodos de cultivo aún primitivos. Una de las principales causas de este problema
era el régimen de propiedad de la tierra.
La mayor parte de las tierras cultivables estaban amortizadas, es decir, sus titulares podían
disponer libremente de sus frutos o de las rentas que generasen, pero no podían desprenderse
de ellas, venderlas o donarlas. Por tanto, apenas había tierra en el mercado que pudiera ser
adquirida por quien tuviera medios e interés para mejorar su cultivo. Gran parte de las tierras
amortizadas estaban en manos de la Iglesia (manos muertas) o de la nobleza (vinculadas a
mayorazgos), quienes sólo explotaban directamente una pequeña parte, arrendando el resto a
campesinos en pequeñas parcelas. Además, estos campesinos no invertían en mejoras para
incrementar la productividad, por una parte, porque no tenían medios, debido a los
numerosos impuestos y rentas que tenían que pagar (al Rey, a la Iglesia, al señor), y por otra,
porque carecían de interés en ello, ya que, al no ser la tierra de su propiedad, las ganancias
derivadas de su mejora apenas repercutirían en su beneficio. Además, un porcentaje
significativo de tierra amortizada pertenecía a los municipios, como “bienes de propios”,
tierras de labor cedidas para su explotación a particulares a cambio del pago de una renta al
municipio, o como “bienes comunales”, la mayoría prados o bosques de aprovechamiento
común y gratuito por todos los vecinos.
El crecimiento demográfico y la demanda de productos agrarios hacía que fuese urgente un
incremento de los rendimientos de las tierras. En época de Carlos III se adoptaron una serie de
reformas para conseguirlo, la mayor parte tenía como objetivo el ideal ilustrado de formar una
clase de pequeños propietarios campesinos, laboriosos, interesados en la mejora de sus
tierras, y buenos contribuyentes. Destacaron las siguientes:

➢ El arrendamiento de tierras municipales a campesinos que tuvieran medios para trabajarlas.


Fue una medida insuficiente por estar limitada a ciertas zonas de Castilla, y fracasó en sus
propósitos por la corrupción de las oligarquías municipales encargadas de aplicarla.

➢ Las colonizaciones de nuevas tierras, planificadas y financiadas por la Corona, entre las que
destacaron las de Sierra Morena, promovidas por el intendente Olavide; seis mil colonos
centroeuropeos fueron asentados en pueblos de nueva creación en el sur de Sierra Morena (La
Carolina, La Luisiana...) para repoblar tierras vacías y acabar con el bandolerismo.

➢ También se puede citar otras medidas como la mejora de los regadíos con la construcción
de canales (Canal de Aragón, Canal de Castilla), la incorporación e incentivo de los cultivos
americanos como la papa o el millo, y la reducción de privilegios de la Mesta.
Sin embargo, todas las medidas fueron parciales e insuficientes, propias de un reformismo
ilustrado que pretendía adaptar las estructuras del Antiguo Régimen a las nuevas necesidades
sin atentar contra los intereses de los estamentos privilegiados. Nunca se llevó a cabo una
reforma profunda de las estructuras agrarias del país que implicaba una desamortización de la
tierra, pues el proyecto de Ley Agraria que la proponía, redactado finalmente por Jovellanos
bajo el nombre de Informe al expediente de la ley agraria, llegó tarde, en 1794, en el reinado
de Carlos IV, cuando el temor a la revolución ya impedía cualquier reforma.
Los Decretos de Nueva Planta y la configuración del nuevo Estado borbónico.

1. Describe brevemente qué observamos en el mapa y señala a qué etapa de la historia de


España hace referencia. (0,5p.)
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales, planteando de forma concisa en
qué consistieron los Decretos de Nueva Planta.

Durante y tras la Guerra de Sucesión Española, Felipe V promulgó los Decretos de Nueva
Planta, que suponían la abolición de los fueros de Aragón (1707), Valencia (1707) y Cataluña
(1716), ya que estos territorios fueron fieles al bando rival (austracista) durante la guerra y a la
clara tendencia de un Estado centralista por parte de Felipe. Solamente se respetarían los
fueros vascos porque fueron fieles a su causa.
Por tanto, Felipe V llevó a cabo una reforma de la administración central y provincial. La
España de Carlos II no estaba centralizada políticamente y, por ello, ahora con Felipe V, se
procedió a implantar el modelo centralista como en Francia. Por tanto, se procedió a la
unificación territorial, y consolidándose España como un único reino.
2. Explica en qué consistió esta nueva estructura administrativa y las consecuencias para
el Estado español. (1,5p.)
• Señala las consecuencias dichos Decretos: o Políticas: instituciones que se
abolieron, leyes e instituciones que se impusieron.
o Fiscales: nuevos impuestos.
o Sociales y culturales: uso de las lenguas.
o En la Administración territorial: instituciones que desaparecieron
(virreyes) y nuevas instituciones que se establecieron (capitán general,
audiencias, intendencias, corregidores, etc.)
o Consolidación del centralismo y del absolutismo.
- En algún momento hace referencia al mapa de la práctica.
- Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

Los decretos derogaron instituciones como las Cortes de los distintos reinos, sus diputaciones
permanentes, como la Generalitat, el cargo de Justicia Mayor, sus tradicionales concejos
municipales, así como sus sistemas fiscales y monetarios propios. Igualmente, quedaron
suprimidos las aduanas y los puertos secos interiores de la Corona aragonesa. No obstante, los
territorios aragoneses pudieron conservar alguna de sus singularidades, como su derecho
privado, aunque se eliminaría el Consejo de Aragón. Del mismo modo, tampoco asimilaron el
sistema fiscal castellano, ya que se establecieron diversas formas de contribución según los
territorios: el catastro en Cataluña, el equivalente en Valencia, la única contribución en Aragón
y la talla en Mallorca. Sin embargo, el castellano sería implantado como lengua única y oficial
en todas las instituciones existentes.
Los virreinatos de la Corona de Aragón también fueron suprimidos, sustituidos por las
Capitanías Generales, aunque éstas se implantaron en todo el territorio, quedando organizado
el territorio de la manera que vemos en el mapa: organizado en Capitanías Generales e
intendencias. Las intendencias, fueron un paso más en el reforzamiento de la administración
provincial, son consideradas la primera repartición provincial de España.
Las capitanes generales ejercían una triple misión: la representación real, el gobierno político y
la vigilancia del orden público y la defensa nacional. Por su parte, los intendentes, delegados
territoriales del gobierno, poseían atribuciones de carácter fiscal y judicial, sobre todo, aunque
también supervisaban obras públicas y el fomento económico.
El gobierno, en general, sufrió una reforma profunda, quedaba en manos de cinco secretarios
de Despacho (es el precedente del actual Consejo de Ministros). El sistema de consejos
(sistema polisinodial) se modificó, y a partir de entonces comenzaron a compartir
protagonismo político con los secretarios del despacho del rey.
Esta repartición se basaba en una estructura clave: el poder judicial provincial recaía en las
audiencias, el poder militar en las capitanías militares y el poder civil y económico en las
intendencias. En los Ayuntamientos se implantó la figura del corregidor, nombrados
directamente por la corona. Se llevan a cabo medidas económicas con el fin de reforzamiento
militar y de convertir de nuevo a España en una gran potencia. Entre otras medidas
destacamos la de reforma la Marina y el ejército, la reorganización de la Junta de Comercio y
Moneda y se crearon las primeras reales fábricas. Cabe destacar que se persiguió y desarrolló
una política de tipo mercantilista, reforzando la industria.
A pesar de que no aparece en el mapa, cabe señalar que también se harían reformas
administrativas en los territorios americanos, donde se incorporan otro virreinato: el virreinato
de Nueva Granada.
En definitiva, el poder del monarca salió fortalecido y los Decretos de Nueva Planta asentarían
un nuevo Estado de corte absolutista y centralista.
Explica las causas de la Guerra de Sucesión Española y la composición de los bandos
en conflicto
Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales
• Señala las causas que originan el conflicto:
o Muerte Carlos II, último Austria. Proclamación de Felipe V como sucesor.
• Caracteriza el Conflicto:
o Conflicto internacional: la amenaza al equilibrio entre las potencias.
o Conflicto interno: la amenaza del centralismo uniformizador de los Borbones en la
Corona de Aragón
• Reconoce los bandos enfrentados y los apoyos de cada uno.
• Hace referencia a la Paz de Utrecht y las consecuencias de este Tratado.

La Guerra de Sucesión es un conflicto que se desarrolla entre 1700 y 1714, en el cual se


enfrentan dos bandos por el trono español. Carlos II, último monarca de los Austrias
españoles, había tenido una salud delicada a lo largo de toda su vida y eso fue algo que le
impidió tener una sucesión, por lo que había cierta incertidumbre en cuanto a quién heredaría
el trono.
Esta cuestión sucesoria fue un tema que se manejaba en varias cortes europeas y, de hecho, se
posicionaban dos candidatos con derechos al trono: Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, y el
archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo I. Entre Francia y Austria hicieron dos tratados
de partición de la herencia de la Monarquía antes de que Carlos II falleciese. El conflicto
llegaría cuando Carlos II, cambió su testamento poco antes de fallecer y declaró como
heredero a Felipe de Anjou, el nuevo Felipe V.
Al llegar este monarca e iniciar su reinado, alejó a todos los nobles y administradores fieles a la
Casa de Austria, por lo que la Corona Española pasó a estar bajo influencia de embajadores
franceses. Luis XIV, en su afán expansivo, rompió tratados anteriores invadiendo zonas de los
Países Bajos. Por otro lado, Inglaterra reorganizaba una alianza con Holanda y daba su apoyo a
la Casa de Austria. Al bando de los Austrias, se uniría

Dinamarca, Prusia, varios principados alemanes y, desde 1703, Portugal y Saboya mediante el
tratado de Methuen. Así, Europa se dividió en dos bandos antagónicos.
Por tanto, estamos ante un conflicto que tuvo un impacto europeo e internacional, ya que
también hubo un conflicto entre Francia e Inglaterra en América. En el marco europeo, Luis XIV
obtuvo importantes victorias al inicio de la guerra, pero en los años 1708-1709 sus tropas
llegaban al límite debido al desgaste en el conflicto y, sobre todo, a una crisis de subsistencia
que se dio en Francia. Por ello, Luis XIV comenzó a retirar sus tropas de la Península e
intentaba buscar una paz. La llegada de un nuevo gobierno en Inglaterra supuso que esta
potencia buscase también la paz. Además, la muerte del emperador Leopoldo I y de José I,
suponía que la subida al trono imperial le correspondía archiduque Carlos, por lo que ya no
interesaba que este candidato ocupase el trono español, ya que ostentaría demasiado poder.
Por tanto, desde 1712 se empezó a negociar la paz en el marco europeo, mientras que en
España seguiría el conflicto.
La guerra afectaría principalmente a España convirtiéndose en un conflicto civil donde la
población se dividía en felipistas o austracista. El archiduque Carlos tenía grandes apoyos entre
aragoneses y catalanes, ya que estos rechazaban el modelo centralista que pretendía aplicar
Felipe V, por lo que preferían un gobierno pactista de los Austrias. El conflicto en España se
alargaría hasta 1715, año en el que caía Mallorca a manos de Felipe V.
La Paz de Utrecht consistió en una serie de tratados bilaterales firmados entre 1713-1714 por
las potencias beligerantes de la Guerra de Sucesión con el fin de establecer la paz. Europa
cambió: Inglaterra se convertía en la nueva potencia hegemónica, Francia se estancaba, Prusia
y Saboya se consolidaban como potencias, y el Imperio Hispánico se desmembraba. Además,
se anulaba cualquier posibilidad de unión entre las coronas francesa e hispánica, ya que Felipe
V, para ser reconocido como soberano de España, renunciaba a sus derechos al trono francés.
España perdería gran parte de sus posesiones europeas, como Gibraltar y Menorca, y perdería,
sobre todo, posesiones en Italia. Mientras tanto, España se constituiría como un único reino,
sin fueros internos, exceptuando los vascos dado que apoyaron a la causa felipista. Por tanto,
Felipe V impulsaría los Decretos de Nueva Planta y Aragón, Valencia y Cataluña pasarían a ser
regidos por los derechos castellanos.
Describe las características esenciales de la Constitución democrática de 1869.
Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales: Revolución Gloriosa; Gobierno
Provisional; proceso de legitimación: Elecciones a de Cortes constituyentes y Elaboración y
aprobación de una constitución
• Señala su importancia en el contexto internacional: constitución avanzada a su tiempo.
• Recoge sus características esenciales:
o Soberanía Nacional,
o Forma de gobierno: Monarquía
o División de poderes: Legislativo (cortes bicamerales); Ejecutivo y Judicial
o Sufragio universal masculino
o Derechos individuales: libertad de opinión e imprenta, la propiedad privada, la
seguridad personal, la libertad de cultos, la inviolabilidad del domicilio y la
correspondencia y los derechos de reunión y asociación.
o Otros aspectos: elección democrática de ayuntamientos, diputaciones...
• Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

Pregunta:
La Constitución de 1869 nace en un contexto revolucionario y de grandes cambios en el país.
La sublevación del almirante Topete y su escuadra, en Cádiz, dio inicio a la Revolución de 1868,
en la que jugarían también un papel fundamental otros militares como Serrano, que llegaba de
Canarias, y Prim. Esta revolución llevó al enfrentamiento entre las tropas sublevadas y las
tropas fieles a Isabel II, y fue en la batalla de Alcolea donde se desequilibró la balanza a favor
de los sublevados, ya que esa victoria allí les abrió paso hasta Madrid. Con ello la reina tendría
que exiliarse en Francia.
A partir de este momento, se dio un alzamiento popular y se conformaron Juntas Provisionales
de Gobierno en cada ciudad. En estas juntas, los partidos predominantes serían los
progresistas y los demócratas. Desde Madrid, Serrano, junto con sus aliados, había quedado
como encargado de formar un Gobierno central, por lo que ordenó disolver esas juntas,
aunque no todas se disolvieron porque no reconocían a ese gobierno.
Para ser reconocido, tenía que pasar por un proceso de legitimación. Por tanto, a principios de
1869 se celebraron elecciones para Cortes Constituyentes con un sufragio universal masculino,
poniendo solamente como límite ser mayor de 25 años. De cara a las elecciones, Partido
Demócrata sufrió una escisión por la cuestión de continuar con una monarquía (pero con otra
dinastía) o la implantación república. De este modo, ese debate llevó a que se configurase el
Partido Demócrata Monárquico, por un lado, y, por otro lado, nació un nuevo partido: el
Partido Republicano Federal, liderado por Emilio Castelar.
La mayoría en estas elecciones la tuvo la coalición de progresistas con demócratas
monárquicos, aunque tuvieron presencia también los unionistas, el partido republicano y
varios representantes carlistas.
De esta manera, los siguientes meses serían de debate en cuanto a la definición del Estado y la
redacción de la nueva constitución, la cual se convertiría en una constitución que adelantó a
muchos países en cuestiones democráticas: la protección de individuo, soberanía nacional,
libertad de imprenta, derecho de reunión, inviolabilidad de la correspondencia, libertad de
pensamiento y de enseñanza, libertad de culto... son la base de esta Constitución de 1869.
La Constitución recogía una monarquía limitada, con unas Cortes integradas por el Congreso y
el Senado, ambos votados por sufragio universal masculino. No se pedían requisitos para ser
diputado en el Congreso, bastaba con ser mayor de 25 años. En cambio, en el Senado sí vemos
restricciones clasistas. Por supuesto, también había una división de poderes, con la que el
poder legislativo quedaría en las Cortes bicamerales; el poder ejecutivo sería para el rey y el
poder judicial para los tribunales.
Del mismo modo, también recogía las elecciones democráticas a nivel local y provincial, por lo
que, por ejemplo, los alcaldes serían elegidos por los vecinos y no por designación monárquica.
Mientras se buscaba un nuevo rey, Serrano fue designado regente y Prim jefe del gobierno. En
1871 se aplicaría esta constitución con la llegada de un nuevo rey: Amadeo de Saboya.
Las desamortizaciones eclesiástica y civil

1. ¿En qué consistieron las desamortizaciones? (0,5p.)


• Explica el concepto de desamortización y plantea cuál era su objetivo en términos
generales.
2. Compara a través del gráfico las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz,
indicando cuáles fueron los objetivos de cada una de ellas. (1,5p.)
• Establece las diferencias entre ambas desamortizaciones, teniendo en cuenta:
o La cronología y momento histórico de cada una.
o La finalidad u objetivos de cada desamortización.
o Qué grupos sociales se vieron afectados.
o Las consecuencias que trajo consigo cada una de ellas.
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales.
- En algún momento hace referencia al gráfico de la práctica
- Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

1. Las desamortizaciones fueron expropiaciones forzosas, por parte del gobierno de España
durante el siglo XIX fundamentalmente, de tierras y bienes (hasta entonces amortizados, es
decir, que no se podían vender, hipotecar, ceder o donar) que podían pertenecer a la Iglesia
católica y las órdenes religiosas (manos muertas) y a los municipios (baldíos y tierras
comunales), para aumentar los ingresos del Estado y aumentar la producción agrícola, ya que
esas tierras no estaban siendo aprovechadas como correspondía. Del mismo modo, también se
pretendía transformar el sistema económico en uno más liberal, aumentando el número de
propietarios y, por tanto, de clases medias.

2. La desamortización impulsada por Mendizábal, se dio durante la regencia de María Cristina,


siendo presidente del gobierno en los años 1836-1837. Los bienes expropiados fueron
principalmente eclesiásticos, con un valor de 3.300 millones de reales de vellón, mientras que
los bienes civiles supusieron una recaudación mucho menor, apenas 100 millones. Es por este
motivo por el cual se conoce esta desamortización como eclesiástica.
Por otro lado, la desamortización impulsada por Madoz en los años 1855-1856, en el gobierno
del Bienio Progresista, se prolongó en el tiempo, tal y como vemos en la gráfica.
Los bienes eclesiásticos en 1855-56, supusieron la recaudación de 400 millones, mientras que
los civiles en ese año alcanzaron la cifra de 500 millones de reales de vellón. Más adelante, en
los años 1858-67, con los bienes eclesiásticos se recaudaron 1.300 millones, cifra superada por
lo recaudado con los bienes civiles: 3000 millones. En general, la desamortización de Madoz
afectaría, sobre todo, a las tierras de los municipios (baldíos y tierras comunales).
La finalidad u objetivos de Juan de Mendizábal con su desamortización fue llevar a cabo una
reforma que permitiese la aparición de una nueva capa social con capacidad de invertir y
generar riqueza. Del mismo modo, se pretendía recaudar dinero para destinarlo a corregir el
alarmante déficit de la hacienda pública y a derrotas a las tropas carlistas. En cambio, Pascual
Madoz buscaba recaudar fondos para pagar la deuda pública e impulsar la industrialización,
especialmente el ferrocarril.
Las consecuencias sociales que trajo consigo la desamortización de Mendizábal fue el
enriquecimiento de nobles y burgueses adinerados, los únicos con medios para pujar en las
subastas. A su vez, los pequeños campesinos se empobrecerían y trabajarían para grandes
latifundistas. Por tanto, no pudo crearse una verdadera burguesía o clase media, agravándose
las desigualdades sociales. En el caso de la desamortización de Madoz, también se
acrecentaron las diferencias entre adinerados y pequeños campesinos. Sin embargo, en este
caso dichos campesinos perdían su único medio de subsistencias: las tierras municipales.
En definitiva, la desamortización de Mendizábal no solucionó la deuda pública, abrió un
conflicto de relevancia con la Iglesia católica y supuso una pérdida considerable de patrimonio
artístico, cultural e histórico de la Iglesia. Por su parte, la desamortización de Madoz tampoco
arregló la deuda pública, arruinó a los ayuntamientos, que perdían sus tierras, y se incentivó
más la inversión en tierras que en la industria.
Compara la importancia de los distintos sectores de población activa en España y en
otros países. ¿Qué diferencia se evidencia respecto a su desarrollo económico e
industrial? (0,5 p.)
• Describe de forma sencilla el gráfico: tipo de gráfico, datos y leyenda
• Hace referencia a los países con un alto porcentaje de población activa en el sector
secundario y terciario.
• Señala aquellos países donde el sector primario sigue teniendo bastante peso, pero con
un cierto desarrollo del sector secundario y terciario
• Establece las diferencias de España con respecto al resto de países
2. Señala las causas de estas diferencias. (1,5 p.)
• Hace referencia a las convulsas circunstancias políticas del siglo XIX español como
marco general.

• Señala los condicionantes de política económica estatal: elevada deuda pública y


legislación proteccionista estatal
• Plantea los problemas estructurales de la economía española: dependencia de la
inversión extranjera; escasa demanda interna de productos industriales; deficiente red de
comunicaciones terrestres y elevado coste del transporte; escasez, dispersión y carestía
de recursos naturales.
- Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.
1. A continuación tenemos un gráfico de barras verticales, que compara la población activa por
sectores en distintos países en 1877. Hace referencia al sector servicios, al sector secundario
(industria/minería/construcción) y al sector primario (agricultura/ganadería/pesca).
Corresponde al periodo de Restauración Borbónica, con Cánovas del Castillo en el gobierno, de
carácter conservador, y Alfonso XII como rey.
Los países con mayores índices de población activa en el sector secundario y terciario son
Reino Unido (42,3% sector secundario, 35% terciario) y Holanda (29% sector secundario, 34%
terciario). Por su parte, Estados Unidos, Francia y Alemania, a pesar de tener un porcentaje
alto en el sector primario, han conseguido desarrollar el sector secundario (más de un 20%,
cerca del 30% en algunos casos).
Atendiendo al caso de España, en el sector primario (agricultura, ganadería, pesca), España
triplica en población activa a Reino Unido, dobla a Holanda, y supera en un 15% a EEUU,
Francia y Alemania.
En el sector secundario (industria/minería/construcción): en España es la mitad de la que
encontramos en EEUU, Francia, Alemania y Holanda, y aproximadamente un tercio de la de
Reino Unido.
Por último, en el sector terciario las mayores diferencias de España se dan con Reino Unido y
Holanda (16% menos en España), mientras que estas diferencias son inferiores al 5% con
respecto a los restantes países.
2. El contexto político en España fue difícil y cambiante, con gobiernos inestables e injerencias
constantes de los militares, exceptuando el último cuarto de siglo. Los pronunciamientos
militares a lo largo del siglo causaron mucha inestabilidad e incertidumbre.

Por su parte, la gran cantidad de guerras impedían un desarrollo industrial o un crecimiento


económico importante. Ejemplo de ello fueron la Guerra de Independencia contra Francia, las
tres guerras carlistas, independencia de las colonias americanas y conflictos hispano-cubanos.
También influyó la escasa inversión nacional privada en industria, ya que el capital nacional fue
invertido principalmente en el sector agrícola, considerado más seguro. Por tanto, en cierta
medida, existía una dependencia de la inversión privada extranjera. La escasa inversión estatal,
asimismo, respondía al alto endeudamiento de la Hacienda española.
Otro aspecto clave fue la pérdida de mercados y escasez de materias primas (algodón). La
pérdida progresiva de las colonias generaría una alta dependencia de las importaciones de
materias primas.
Del mismo modo, hay que señalar el escaso desarrollo profesional y técnico, unido a una
estructura social con escasos recursos, repercutiendo todo ello en la inexistencia de una
demanda real de productos industriales y la dependencia de las costosas innovaciones técnicas
extranjeras.
Otras causas eran la deficiente red de vías de comunicación terrestres; la escasez y dispersión
de las fuentes de energía, y la ausencia de instituciones y políticas liberales que incentivasen la
industrialización.
A finales del siglo XIX, la actividad agraria seguía siendo el sector predominante en la economía
española, con la excepción de Cataluña, Vizcaya y Asturias. Esta situación iría cambiando
lentamente una vez entrado el siglo XX, pero la realidad de la primera mitad de este siglo será
la de una economía estancada en viejas estructuras productivas y con grandes carestías en
cada crisis.
Estándar 89.-Especifica las consecuencias para España de la crisis del 98 en los
ámbitos económico, político e ideológico.
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales: Recoge brevemente el
contexto haciendo alusión al Tratado de París
• Señala las consecuencias Económicas del 1898 para España:
o Pérdida de mercado y de materias primas para la industria catalana.
o Repatriación de capitales: Desarrollo industrial y saneamiento de la Hacienda.
• Recoge las repercusiones que en el ámbito ideológico-político trajo consigo:
o Regeneracionismo. Generación del 98.
o Expansión de los nacionalismos, del movimiento obrero, del republicanismo y del
antimilitarismo.
o Menciona los intentos de reforma desde dentro del sistema: Maura y Canalejas
(democratizar desde arriba)
• Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.
La crisis del 98 repercutió en distintos ámbitos de la sociedad española y esta se generó
debido a que las guerras coloniales en Cuba, iniciada en 1895, y en Filipinas, iniciada
en 1896, concluyeron con pérdida de esas colonias.

El origen de estos conflictos lo podemos ubicar sobre todo en la mala política de los partidos
dinásticos en la materia colonial, ya que no fueron ágiles en las negociaciones de nuevos
términos para esas colonias ni al concederles toda la autonomía que demandaban. A ello,
debemos sumar el expansionismo de Estados Unidos en esos momentos, lo que le llevaría a
intervenir en los conflictos para sacar tajada de ellos.
Por un lado, los norteamericanos pactaron con los rebeldes en Filipinas y les dieron apoyo
económico y militar. Por el otro, Estados Unidos presionaba a España para acabar con el
conflicto en Cuba y como solución proponía la compra de Cuba, a lo que España se negaba. Sin
embargo, todo cambiaría con el estallido del acorazado estadounidense “el Maine”, lo que
daba un pretexto de guerra a los americanos contra España.

El resultado de la guerra sería que las flotas y las fuerzas militares españolas serían devastadas,
lo que concluiría con el Tratado de París de 1898. Este tratado firmado por Estados Unidos y
España, definía la soberanía de los americanos sobre Puerto Rico, Filipinas y Guam. En lo que
respecta a Cuba, aunque figuraba como independiente, quedó bajo la influencia
estadounidense.
Al año siguiente, España vendería a Alemania el resto de las islas Marianas, el archipiélago de
las Carolinas y Palaos. Por tanto, se perdían los pocos elementos que quedaban de aquel
lejano imperio de antaño. España, que ya estaba en un segundo plano en el marco
internacional, quedaría aún más tocada y con una imagen pobre en comparación con las otras
potencias.
Atendiendo a las consecuencias económicas, en general, se dio una alteración de finanzas, de
la Hacienda y de los precios. El aspecto más relevante tal vez sea que se perdían mercados
donde ubicar manufacturas y posesiones claves en la obtención de materias primas. Ejemplo
de ello, sería el algodón para la industria catalana o todos los beneficios que reportaban el
azúcar, café y tabaco de Cuba. Sin embargo, la repatriación de capitales dio lugar a que se
invirtiese en la industria española y ello repercutiese en el saneamiento de la Hacienda.
A nivel ideológico, se generalizó una visión catastrofista del país, causando que se replantease
lo que era y lo que debía ser España, impulsando así una actitud reformista.
El deseo de transformar las estructuras básicas y la búsqueda de cambios se evidenció en el
regeneracionismo y en la producción literaria y artística de la Generación del 98.
Estas obras hablarían de los males del país, de la política, de la historia y de la admiración por
el paisaje castellano. Entre los grandes representantes del movimiento destacamos a Joaquín
Costa, con su obra Oligarquía y caciquismo, que denunciaba la política del país, la incultura y el
atraso que existía.
Por otro lado, también dio pie a la expansión de los nacionalismos, del movimiento obrero, del
republicanismo y del antimilitarismo. Desde la posición de cada uno de estos movimientos, se
lanzaron críticas a la labor del gobierno central, considerada como ineficaz. También se
recalcaba que la monarquía ha traído consigo un sistema obsoleto y fraudulento. Otro aspecto
que se manifestaba es que, debido a la existencia de las redenciones en metálico, las pérdidas
humanas se producían especialmente entre las clases más bajas, lo que socaba entre estas el
sentimiento patriótico y genera un cierto recelo contra el uso de la fuerza militar.
Esto influenciaría en los inicios del siglo XX, dando lugar al revisionismo por parte de los
políticos. Los Gobiernos conservadores (Francisco Silvela) trataron de realizar proyectos de
descentralización del Estado y reajustar los presupuestos para paliar los efectos de las pérdidas
coloniales. Por su parte, los Gobiernos liberales se centraron sobre todo en limitar el papel de
la Iglesia en la sociedad, lo que causó inestabilidad dentro del propio partido.
Por último, hay que destacar que la pérdida de la flota española del Atlántico y el Pacífico y la
pérdida de prestigio generó un recelo del ejército hacia el gobierno y, en algunos sectores,
contra los movimientos obreros y contra las libertades democráticas.
Estándar 94.- Describe la evolución de la industria textil catalana, la siderurgia y
la minería a lo largo del siglo XIX
• Ubica la cuestión en sus coordenadas espacio-temporales
• Describe las características de la industria Textil catalana:
o Causas de su crecimiento.
o Limitaciones para su desarrollo: (carbón, debilidad del mercado español).
o Soluciones (colonias industriales y medidas proteccionistas).
• Señala los aspectos más notorios de la Industria siderúrgica española del siglo
XIX:
o Núcleos siderúrgicos (Málaga, Asturias, País Vasco)
o Intercambio carbón-hierro con Gran Bretaña.
• Recoge la importancia del desarrollo del sector de la Minería a partir de la Ley
de Minas.
o Principales zonas mineras.
o La explotación extranjera y sus consecuencias
• En algún momento hace referencia a otros sectores industriales: Industria
Química y Metalúrgica
• Se expresa con corrección y expone las ideas de forma lógica y ordenada.

La industrialización en España en el siglo XIX es tardía con respecto a otros países del entorno y
muy desigual. Esto se debe a la inestabilidad del país, tanto política como bélica, lo que no
permitía que se desarrollase la industria favorablemente. Además, representaba un escaso
peso dentro del conjunto de la economía en comparación con la agricultura.
Los lugares que suponían una excepción eran Cataluña, con un sector textil desarrollado; País
Vasco, Asturias y Málaga, con un sector siderúrgico relevante; y en el sector minero, destacaría
el sur peninsular y, nuevamente, País Vasco y Asturias.
Atendiendo, en primer lugar, al sector textil, a lo largo del siglo XIX, se trabajaba
principalmente con el algodón, aunque en la segunda mitad del siglo también se trabajaría la
lana, la seda y el lino.
Los años 20 fueron el inicio del crecimiento debido al fin de la Guerra de Independencia contra
Francia, al fin de conflictos derivados de la independencia de colonias americanas y a la
introducción de máquinas hidráulicas. En la siguiente década, se siguió la línea creciente
gracias a la introducción de máquinas de vapor y a las políticas proteccionistas, que impedían
la importación de piezas de algodón extranjero y potenciaban la producción nacional. Sin
embargo, en los años 50 y 60 decayó su producción debido al descenso de inversiones,
destinadas a otros sectores (ferrocarril, minería, banca), y al descenso de la llegada de algodón
en rama americano (por la Guerra de Secesión americana, 1861-65). Más adelante, en los años
70, se experimentó un ligero repunte debido al monopolio mercantil con Cuba y Puerto Rico, y
políticas proteccionistas. El final de siglo supondría un nuevo descenso debido a los conflictos y
problemas en las colonias, y una legislación librecambista que introducía productos textiles
extranjeros más baratos.
En lo que respecta a la industria siderúrgica, vamos a mencionar primero su desarrollo en
Málaga. Este sector tuvo su apogeo en esta región en los años 40 y 50, decayendo en los 60
debido a la escasez del carbón vegetal en la zona (de peor calidad, además, que el carbón
mineral) y a los elevados costes de importación de antracita galesa.
Por su parte, Asturias y Vizcaya destacarían desde la 2ª mitad del siglo XIX. Estas eran zonas
ricas especialmente en carbón mineral y en hierro, aunque en menor medida. Es por ello que
se incentivaría el intercambio de carbón por hierro con Gran Bretaña. Esto repercutiría
positivamente en la creación de empresas relacionadas con los altos hornos.
En general, no obstante, la industria siderúrgica no despegó en España con la fuerza que lo
hizo en otras regiones europeas, debido a la libertad de importación que estableció la ley de
ferrocarriles de 1855, la reducida demanda interna, o la escasez de carbón mineral de calidad,
entre otras cosas.
Por su parte, la minería estuvo estancada durante la primera mitad del siglo XIX, debido a la
escasa demanda, la falta de capitales y de tecnología y la intervención del Estado, que frenaba
la inversión extranjera. Sin embargo, a partir de los años 70, este sector despegaría y se
convertiría en un centro extractivo de importancia. Con la “Ley de
Minas” (1868) y legislación librecambista en este ámbito, se dio un aumento de inversiones
extranjeras, especialmente de Reino Unido, y trajo consigo la llegada de avances tecnológicos.
Así, en la Andalucía atlántica se extraería plomo y cobre, en las minas de Almadén (Ciudad
Real) se extraería mercurio y en el norte del país, hierro y carbón.
A pesar del escaso desarrollo de la industria española durante el siglo XIX, este fue suficiente
para que se iniciasen, a finales de siglo, otros sectores industriales, como el químico y el
farmacéutico, así como, con el ferrocarril, el sector de los transportes.

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