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ö Inicio: Fechar el inicio de la Edad Media resulta especialmente problemático, ya que el concepto de “caída del Imperio
Romano de Occidente” resulta engañoso. Más que una caída, que denota un suceso puntual y traumático, el imperio de
Occidente sufrió una desintegración progresiva ya desde principios del siglo V d.C. A medida que Roma dependía más de las
tribus “bárbaras” para defender las fronteras frente a otros “bárbaros” situados fuera de ellas, los primeros fueron obteniendo
tierras fronterizas como recompensa.
ö Política en la Edad Media: Durante la Plena Edad Media se produce el auge de la monarquía feudal. La monarquía feudal es
un tipo de gobierno en el que el rey tiene que pactar sus decisiones con los señores feudales, que controlan la mayor parte del
territorio y aportan la mayor parte del ejército.
 Monarquía: Durante la Plena Edad Media la monarquía feudal alcanza la madurez. En una monarquía
feudal el rey era la cima de una pirámide de relaciones de vasallaje. Solo era el señor directo de algunos
territorios, mientras que el resto estaba entregado como feudo a la nobleza, la Iglesia o las ciudades. Si el
reino entraba en guerra, solo una pequeña parte del ejército obedecía directamente al rey. El resto pertenecía
a los señores feudales. De la misma forma, el rey solo recibía una pequeña parte de los impuestos que se
recaudaban en el reino. Además, tenía que respetar las costumbres de cada territorio y los mandamientos de
la Iglesia. Si no, se arriesgaba a que los señores feudales de ese territorio se levantaran contra él o que la
Iglesia lo expulsara, lo que libraba a cualquier súbdito de la obligación de obedecerle. Cada vez que el rey
había de tomar decisiones importantes o necesitaba más dinero, tenía que convocar en asamblea a los
representantes de los tres grandes poderes del Reino, la nobleza, la Iglesia y las ciudades. En los reinos de la
Península Ibérica se llamaba a esa asamblea las Cortes. En las Cortes los representantes del reino
aconsejaban al rey y podían concederle las sumas de dinero que pedía, pero a cambio este tenía que atender a
sus quejas. Así que no era algo cómodo para los reyes. Pese a todo ello, a medida que avanza la Edad Media
los reyes de muchos reinos comenzaron a fortalecer su poder. Se crearon dinastías hereditarias mucho más
estables. Los miembros de estas dinastías reales empezaron a casarse entre sí, y no con los nobles de sus
reinos. De esa forma, marcaban distancias con los nobles y ampliaban sus territorios mediante alianzas
matrimoniales. Recuperaron el Derecho Romano para justificar su poder. Trataron así de imponer su
posición como máxima autoridad sobre el reino y su derecho a recaudar impuestos y a imponer su justicia
por encima de la justicia de los señores feudales. Poco a poco fueron formándose algunos de los actuales
Estados europeos, como Francia o Inglaterra.
ö Economía medieval: En la época medieval, el sistema económico se basaba en la agricultura, bajo una forma feudal.
Realeza, nobleza y clero poseían tierras que los campesinos, que representaban el 80% de la población, se encargaban de
cultivar.
 La agricultura: Durante esta época la agricultura era la base de la economía, la proveedora de riqueza.
Poseer tierras era lo que hacía ricos a los hombres. El comercio que había sido importante durante el imperio
romano, fue decayendo primero con la llegada de los pueblos germánicos y luego con la aparición del
imperio árabe, que durante un tiempo cortó el comercio entre las dos orillas del Mediterráneo.
 El comercio: El incremento de la producción agraria permitió el aumento de la población, que, a su vez,
demandó más productos agrarios y otras muchas cosas que los hombres necesitaban para su vida. Ello hizo
posible la recuperación paulatina del comercio. El comercio se desarrollaba a distintas escalas, había un
comercio a larga distancia y un comercio a corta distancia. Al desarrollo del comercio colaboraron la
tranquilidad por ausencia de ataques de invasores y las cruzadas. Desde el siglo XII el comercio fue uno de
los motores de la economía europea. Aparte del comercio local, se produjeron importantes intercambios de
productos necesarios para el hombre medieval: la sal, precisa para la conservación de alimentos, se compraba
de las minas alemanas o de las salinas de la costa atlántica, las especias del lejano Oriente, los vinos del Rhin,
de Borgoña o de Burdeos, las pieles de Europa del Este, la lana de Inglaterra o España, los paños de Flandes
e Italia. Los comerciantes más emprendedores se movieron por el Mediterráneo y el Báltico. El comercio a
larga distancia proporcionaba enormes beneficios. Un buen ejemplo es una expedición portuguesa que iba a
la Indias a comprar especias en 1521. Compraban el clavo a 2-3 ducados y lo vendían en Europa a 336
ducados. Se conoce el coste de la expedición que llegó a un total de 22.000 ducados; como las gananicas
fueron de 150.000, les quedó un beneficio de 130.000 ducados, lo que indica un porcentaje de beneficios que
alcanzó un 600 por ciento.
 Los trabajadores de las ciudades: En las ciudades medievales los trabajadores de una misma actividad
solían reunirse para ayudarse mutuamente, y crearon gremios y cofradías. Era importante ayudarse porque
entonces no existía una organización del estado que les ayudara si estaban enfermos, si se hacían mayores o
si tenían alguna necesidad de otro tipo. Por ello los gremios tenían una regulación que defendía a los
asociados al tiempo que les exigía a hacer su trabajo de manera correcta. Un gremio es una “corporación
formada por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por ordenanzas o
estatutos especiales” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) Eran muchos los oficios
artesanos que se reunían en gremios: curtidores, pellejeros, zapateros, tejedores, sastres, pañeros, herreros,
carpinteros, tintoreros, alfareros, candeleros, carniceros, panaderos, guarnicioneros, odreros, etc.
ö Sociedad Medieval: Hace referencia a aquellas sociedades que se desarrollaron en la Europa Occidental, entre los siglos IX
y XV. La sociedad feudal, por tanto, recibe su nombre por ser las sociedades que se desarrollan con la aparición del feudalismo.
 Una sociedad rural y agraria: La sociedad medieval fue durante siglos una sociedad básicamente rural. En la
Edad Media el noventa por ciento de la población vivía en el campo, centro de toda actividad y vida diaria para
los habitantes de aquella época. En los primeros siglos medievales, los campesinos se organizaban entorno a
unas tierras propias y otras comunes, como bosques, que compartían con sus vecinos. En grupos reducidos,
imponían sus leyes y justicia, organizaban las cosechas y los recursos que de ellas obtenían. Poco a poco, estas
comunidades fueron absorbidas por señores, laicos o religiosos, a los que habían sido entregadas esas tierras.
Así da comienzo lo que hoy en día hemos llamado sistema feudal o feudalismo, instaurándose como modo de
organización social. La sociedad estaba dividida en estamentos: en la base encontramos a los campesinos,
libres o siervos, quienes suponían la inmensa mayoría de la población; en el escalafón intermedio se
encuentran los militares y los nobles, laicos o eclesiásticos. No todos tenían la misma categoría sino que el
status dentro de estos dos grupos variaba. Acabamos en la cúspide con la realeza, es decir, el rey y su familia.
El pertenecer a uno u otro grupo estaba marcado por el nacimiento, no pudiendo pasar de uno a otro dado el
carácter rígido de los estamentos. Cada uno cumplía una función, siendo importantes todas ellas ya que la
supervivencia de unos y de otros dependía de un intrincado sistema de lazos productivos, políticos,
económicos, culturales, religiosos, de protección, etc. Este sistema es el de dependencia o vasallaje, donde los
campesinos juraban fidelidad o vasallaje a los señores quienes, a cambio del trabajo en sus tierras y parte de la
cosecha, les proporcionaban protección. Podemos resumirlo de la siguiente manera: frente a la sociedad
esclavista del antiguo Imperio Romano había surgido un nuevo mundo de hombres libres, pero éstos dependían
de la seguridad ofrecida por la nobleza guerrera que disponía de armas para su defensa. Los canecillos
románicos muestran, en ocasiones, aspectos de la sociedad medieval. Los señores y los militares, a su vez,
juran fidelidad al rey por medio de la ceremonia del homenaje, asegurando su apoyo y fuerzas en tiempos de
guerra. El rey, agradecido, entregaba unas tierras o feudos a los nobles a modo vitalicio y hereditario, pasando
a ser dirigidas y gobernadas por ellos desde sus castillos o fortalezas, centros de actividad no sólo política sino
también económica. Cada tierra estaba dirigida de forma distinta y es que, desde que las leyes eran
consuetudinarias, no estaban escritas sino que se basaban en las tradiciones y costumbres de cada pueblo,
podían ser interpretadas de distintas formas.
 La familia: Era la primera unidad de producción para los campesinos medievales. En los hogares vivía la
familia nuclear aunque era común encontrar a los abuelos habitando con ellos. Cada miembro de la familia
tenía una función en ella, existiendo así una división del trabajo según el sexo, la edad o el status de la persona.
Mientras que los hombres y jóvenes trabajaban las tierras, las mujeres eran las encargadas del ganado, del
huerto, del vestido y de la preparación y conservación de los alimentos y las bebidas- como podía ser el vino,
los cereales para el invierno o la mantequilla-. Las mujeres, por tanto, tenían una importantísima función dado
el carácter de subsistencia que tenía la economía.
 Los monasterios: Centro de oración, estudio y cultura, eran las residencias del clero. Suponían un elemento
esencial en el paisaje medieval y es que no podemos olvidar la importancia que esta clase social tuvo no sólo
como guía espiritual sino también por su influencia política, cultural, artística y social. San Benito, ya a
mediados del siglo VI, estableció una regla que, con el tiempo, se convirtió en un modelo organizativo y muy
funcional para la vida de los monasterios y el clero regular (no secular). La vida de los monjes giraba en torno
a unos tiempos de rezos (la Liturgia de las Horas), a partir de los cuales se establecían de modo ordenado el
resto de actividades que se llevaban a cabo, consideradas tan importantes como la oración: el trabajo. Los
monasterios eran autosuficientes gracias a los huertos que solían cultivar en los alrededores o a los productos
que se obtenían de las tierras de influencia del mismo. Eran estos productos-junto al pan y al vino y otros
derivados del ganado- los únicos que consumían los monjes. Aquellos monjes que no trabajaban el huerto,
dedicaban la mayoría del día a copiar y traducir obras clásicas al latín, lengua eclesiástica, convirtiéndose en
espléndidos centros de estudio y de transmisión de la cultura y del conocimiento.
ö Religiosidad medieval: Pensar en el concepto de "religiosidad medieval" resulta tremendamente complicado si hablamos
por ejemplo, de España, país donde durante siglos convivieron tres religiones: la cristiana, la musulmana y la judía, no
siempre de forma armoniosa ni pacífica, en un mundo que se estaba redefiniendo y reestructurando tras la disolución del
Imperio Romano y las invasiones bárbaras en el ambiente general, y la reconquista y las cruzadas en el particular. No cabe
duda que durante siglos, la coexistencia de las tres religiones citadas fue aceptada por unos y por otros, dando lugar a un
enriquecimiento social, cultural y lingüístico pleno de matices. Otro factor que dificulta una visión unitaria y concreta de la
Religiosidad Medieval es que estamos ante una práctica individual y por tanto repleta de especificidades concernientes a
cada persona así como a una cultura o sociedad determinada
 Iglesia de la Edad Media: Uno de los rasgos más conocidos del Medioevo fue la omnipresencia de la
Iglesia Católica, cuyas intervenciones en la política eran constantes y fundamentales. A menudo se
caracteriza esta época por sus gobiernos teocráticos, en los que la Iglesia coronaba reyes y los avalaba como
emisarios de Dios en la tierra. La Iglesia controló la letra escrita, los saberes oficiales y ejerció funciones
judiciales, ya que las leyes con que la sociedad se regía eran las religiosas, más allá de las impuestas por los
señores feudales en sus respectivos gobiernos locales. Las autoridades eclesiásticas podían, incluso, enjuiciar
reyes y nobles, pues la ley de Dios estaba por encima de la de los hombres. En ese sentido, el rol de la Santa
Inquisición de la Iglesia Católica fue tristemente célebre. Sus representantes actuaban como emisarios del
poder eclesiástico que sometían a cuestionamiento la fe de las personas acusadas de brujería, pactos
demoníacos o paganismo. En estos procesos podía verse involucrada cualquier persona acusada por sus
enemigos, científicos dedicados a la investigación, o mujeres acusadas de brujas. La sola acusación servía
para que la Inquisición tomara el asunto en sus propias y brutales manos, y sometiera a las personas a
torturas, vejámenes y persecuciones.
 Influencias: La Iglesia fue principal promotora del teocentrismo y por lo tanto influyó en
! Influencia política y religiosa: Siendo la sociedad medieval profundamente religiosa, debemos
suponer la influencia que no sólo los clérigos sino también las monjas y las altas esferas
eclesiásticas, tuvieron. En política, la participación de la Iglesia también fue clara. Como puede
leerse en el apartado de "política medieval", la disputa de las dos espadas o la referida a la
preponderancia del poder espiritual frente al terrenal, terminó en el siglo XI con una de las más
profundas reformas de la Iglesia. En España, durante los primeros siglos de la Reconquista, la
Iglesia participó en la nueva organización social y política del territorio, conservando su estructura
de la época visigoda, recordando por tanto a San Isidoro -arzobispo de Sevilla durante más de tres
décadas- quien hoy en día es considerado como el creador de la Iglesia española en la época
visigoda y que será la base organizativa en la etapa medieval
! Influencia cultural: Desde el punto de vista cultural, era también el clero el máximo exponente de
la época, estando en sus manos la producción intelectual sobre todo gracias a las traducciones y las
transcripciones de libros (códices), esenciales para que hoy en día podamos conocer aquellos siglos
y la mayor parte de la cultura clásica grecorromana que también se conservó gracias a los escriptoria
monacales. También en significativo que dentro del clero medieval surgió la mayoría de los
intelectuales de la época (no sólo en el campo de la teología sino en el de la filosofía o la literatura)
que marcaron buena parte de la evolución cultural de Europa hasta nuestros días. Un claro ejemplo
es el conjunto de las obras de San Isidoro, canonizado en 1528, que fueron leídas durante la Edad
Media y el Renacimiento. Entre ellas destacamos Etimologías -obra que resume el saber de los
clásicos- pero siendo un hombre tan prolífico, también escribió obras filosóficas, históricas,
lingüísticas o literarias. Otro campo de acción cultural de las instituciones eclesiásticas,
especialmente de los monasterios, es que en ellos o para ellos trabajaron los mejores maestros de
talleres de construcción, escultores, pintores, iluminadores, orfebres, esmalteros, eborarios, etc
! Influencia social: Dentro del campo social, las instituciones eclesiásticas fueron las máximas
protagonistas en la labor asistencial y educativa. En el campo asistencial las órdenes religiosas se
ocuparon de los más desfavorecidos, bien mediante limosnas, establecimiento de hospitales, casas
de acogida, etc. Los monjes benedictinos (cluniacenses y cistercienses) fueron especialmente
pródigos en ayudas pues San Benito de Nursia estableció que a quienes llegaban a las puertas de un
monasterio se le debía acoger con la misma caridad que si fuese el mismísimo Jesucristo. Tampoco
hay que olvidar la aportación de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, que aunque
fundada en Palestina, pronto estableció una enorme red de encomiendas con hospitales por toda la
Europa cristiana. Con la Baja Edad Media, la labor educativa y asistencial fue recogida por las
Órdenes Mendicantes (franciscanos y dominicos) que acercaron su trabajo a la sociedad urbana a
cada paso creciente. También sobresalieron en pobreza y austeridad como forma de entender el ideal
de servicio y generosidad con que actuó Cristo, además de los sufrimientos que padeció.

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