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CODIGO DE COMERCIO

CORCORDADO Y ANOTADO
(TOMO 1)

Carlos Morales Guillen


INDICE TOMO 1:

TITULO PRELIMINAR - DISPOSICIONES GENERALES

LIBRO PRIMERO - DE LOS COMERCIANTES Y SUS OBLIGACIONES

TITULO I - DE LOS COMERCIANTES

TITULO II - DE LOS AUXILIARES DE COMERCIO

TITULO III - DE LAS SOCIEDADES COMERCIALES

LIBRO SEGUNDO - DE LOS BIENES MERCANTILES, MERCADO DE


VALORES Y OTROS

TITULO I - DE LA EMPRESA MERCANTIL Y SUS ELEMENTOS

TITULO II - DE LOS TITULOS – VALORES

TITULO III - DEL MERCADO DE VALORES, BOLSAS Y OTROS


INTERMEDIARIOS
CÓDIGO DE COMERCIO
TÍTULO PRELIMINAR
DISPOSICIONES GENERALES

ARTÍCULO 1.-  (Alcance de la Ley). El Código de Comercio regula las


relaciones jurídicas derivadas de la actividad comercial.

En los casos no regulados expresamente, se aplicarán por analogía las


normas de este Código y, en su defecto, las del Código Civil.

Precd: c.
mtl. abrg. 818 -
Conc: Const. 141-c. c. 52, 3) -751,
-75 1, II) -Tdo. Mvo. 1- c.com. 82-786- 804-
866-978 - 1251 -

El Art., en su primera fase, fija el dominio de aplicación del Código,


aunque deja sobrentendidas varias cuestiones que deben ser explicadas:
el concepto de comercio, el de derecho comercial, su evolución histórica,
su posición en la división general del Derecho, sus características, el
problema de su autonomía y el de su denominación.

a) Concepto del comercio.- En su sentido más lato, ordinariamente


expresa todo intercambio de cosas materiales o espirituales. El segundo
sentido usualmente enuncia el llamado comercio de las ideas.

En el derecho romano, originalmente, la palabra comercio designa


relaciones jurídicas relativas a los bienes, lo que explica la tradicional
distinción -subsistente aún- entre cosas intra - comercium y cosas extra
- comercium. Posteriormente, sirve para referirse esencial y
particularmente a los contratos de compra-venta (Ulpiano: comercium est
emendi vendidique invicem ius; cit. de Cañízares). En el sentido
económico actual, la voz comercio se opone a la idea de industria o de
agricultura, aunque en el sentido jurídico el derecho comercial involucra
también a la industria.

En coincidencia con la primera acepción que de la palabra da la Real


Academia, Escriche define el comercio como la negociación y tráfico que
se hace comprando, vendiendo o permutando unas cosas con otras, o la
negociación de las producciones de la naturaleza y de la industria, con el
objeto de lograr alguna ganancia.

En las distinciones clásicas de la doctrina jurídica, las leyes civiles


entienden por comercio el derecho de vender y comprar en general
(vendendi emendique ius: Escriche) y las leyes comerciales solamente la
negociación de mercaderías. Las primeras comprenden muebles e

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inmuebles (Art. 593, c.c.) y, así, se dice que se puede comprar y vender
todas las cosas que están en el comercio de los hombres. Para las
segundas, son objeto del comercio solo los muebles (arts. 6, 1) y 11, 2),
por lo que comprar inmuebles para revenderlos no importa una operación
mercantil (Escriche, conforme con el Art. 8, inc. 6).

El comercio es terrestre, marítimo o aeronáutico (arts. 929 y 1154 del


Cgo. y 149 del c. aér.), según el medio de transporte que se emplee. Es
interior o exterior, según se opere dentro del país (llamándose de
cabotaje cuando es marítimo, fluvial o aeronáutico) o con el extranjero.
En el comercio exterior se distingue el de importación, cuando se traen al
país mercaderías extranjeras y el de exportación, cuando se vende
mercaderías nacionales en el extranjero. Este último se dice que es de
fletes o de transporte, cuando se traslada o conduce mercaderías de un
país extranjero a otro. Se habla de comercio por mayor y de comercio
c omercio por
menor (Art. 824), cuando se negocia por medidas o pesos mayores o con
pocas unidades o cantidades pequeñas, realizadas directamente al
consumidor o usuario al detalle o menudeo. Se llama comercio de
mercaderías, al tráfico de frutos y artefactos; comercio de dinero al que
ejercen los prestamistas y agiotistas, y comercio de papel al que hacen
los banqueros y cambistas, librando, tomando o descontando letras u
otros documentos semejantes. Finalmente, se identifica el comercio
según los lugares con los que se trafica: comercio europeo, americano,
del norte, del oriente, etc.

b) Concepto del derecho comercial.- No se puede precisar una noción


 jurídica universal que satisfaga
satisfaga a todos, ni en el tiempo ni en el espacio y
ella, generalmente, ha de reducirse a la que da la ley de cada país. De las
doctrinas y soluciones propuestas, reflejadas en las legislaciones o en la
opinión de los autores, cabe resumir las siguientes:

La concepción objetiva, considera únicamente los actos de comercio, sin


tener en cuenta las personas que intervienen en ellos. Se objeta que no
comprende por completo toda la materia de la disciplina en examen,
mucha de la cual no constituye en sentido legal actos
acto s de comercio, v. gr.:
la capacidad del comerciante, sus obligaciones sobre contabilidad e
inscripción en los registros, la organización interna de las sociedades, la
reglamentación de las bolsas de valores, bancos, etc.

Para la concepción subjetiva, predominante hasta las codificaciones del


siglo XIX, el de comercio es un derecho de los comerciantes, elaborado
para su clase social como un ordenamiento profesional con jurisdicción
especial. Deja la determinación de las condiciones requeridas para

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integrar la corporación profesional, supeditada al carácter de los actos
que la persona realice, lo que supone una noción objetiva.
objet iva.

La doctrina mixta, combina ambos criterios (subjetivo y objetivo). Supone


más dificultades que soluciones al generar un círculo vicioso: determinar
que es un comerciante para definir lo que es acto de comercio y averiguar
en que consiste este para saber quien es comerciante.

Concebido como derecho de actos en masa, el criterio determinante de


comercio, comercialidad y derecho comercial se funda en el tráfico en
masa o realización de miles de actos iguales con idénticas peculiaridades
 jurídicas y económicas, característica destacada en la exposición de
motivos del Código de Comercio de Honduras de 1950, evidentemente
influido por la teoría de Heck, Wieland y Locher que ha sido observada
como inútil, por si misma, para fundar el concepto del derecho comercial
y sólo aceptable como antecedente de la teoría de la empresa, muy
difundida entre los autores (Oppikofer, Kaskel, Von Gierke, Wieland en
Alemania; Salandra, Mossa, Casanova, en Italia; Polo, Garrigues, en
España; Escarra en Francia, Rodríguez en México, etc., cits. de
Cañízares).

La noción de empresa, para explicar el concepto del derecho comercial se


funda en ideas esencialmente económicas sobre el empleo del capital y el
trabajo para obtener ganancias, incluido el riesgo de la incertidumbre en
las utilidades. Se la considera deficiente por no comprender todos los
actos comerciales, v. gr. los cambiarios creados por el comercio
c omercio y para el
comercio -se dice- en todos los tiempos y en todos
t odos los países, aunque se
la estima doctrina útil si está limitada a las empresas grandes, excluidas
las agrícolas y las pequeñas empresas.

La noción holandesa de bedrijf, (actividad de negocios, según Cañízares),


corresponde a la de empresa y, desde la reforma de 1934 que introdujo
el sistema, puede considerarse su denominado Código de Comercio, como
el que regula la empresa y el empresario.

Con las ideas de Weber sobre capitalismo: estilo de vida y sistema


económico resultante de la expectativa de ganancia en virtud de un
cálculo de capital, se formula el concepto en estudio como el derecho de
los actos capitalistas. Juzgada esta teoría acertada mientras vincula el
derecho comercial moderno al capitalismo, se crítica su objetivismo
porque sólo reemplaza la noción de acto de comercio con la de acto
capitalista y tampoco comprende toda la materia comercial.

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También se considera este derecho no como el de una profesión, sino -
subjetivamente- como el de una clase social: la capitalista, (Lyon - Caen,
cit. de Cañízares y Malagarriga). Teoría, de indudable filiación
fil iación comunista,
que en la dual formulación del derecho privado, ve el civil como derecho
de la burguesía en su conjunto y el comercial como ordenamiento del
régimen capitalista impuesto por la burguesía. Se observa que no ofrece
concepto exacto alguno ni delimita la materia del derecho comercial,
aparte la imprecisión de la noción clase social, objeto de diversas
opiniones e interpretaciones.

Con posición intermedia entre el derecho privado y el derecho público, se


considera el comercial como derecho de la economía, del cual,
cua l, aquel sólo
sería parte, (Van Ryn, cit. de Cañízares). Sus críticos señalan que el
derecho comercial es cosa diversa de ese llamado derecho económico,
con el que -se dice- sólo se buscaría consagrar los excesos de la economía
dirigida, que es uno de los mayores escollos para el normal
desenvolvimiento del comercio.

De la creciente expansión del derecho comercial que invade ámbitos


tradicionales del derecho civil, emana la tesis de convertir aquel en
derecho de la producción en general o en el derecho de los negocios,
excluida inicialmente la agricultura (Hamel y Lagarde,
La garde, cits. de Cañízares).
Su concepción ya no es cuestión de actos de comercio o limitada a la
actividad de los comerciantes, sino de operaciones de negocios impuestas
por las realidades de la vida económica actual. Se observa su carácter
restrictivo que sólo atiende mentalidad y experiencia localistas (Francia)
y porque no obstante su índole objetiva, deja sin solución adecuada la
determinación de la comercialidad de muchos actos comerciales.

Se atribuye al derecho comercial categoría histórica, como fruto de


determinada condición económica y social, que evoluciona adecuándose
a las nuevas situaciones del decurso histórico, cuya diversidad explica las
distintas concepciones locales aún en una misma época (Ascarelli, Langle,
cit. de Cañízares). Aunque exacta y útil, esta tesis no delimita el contenido
de la materia.

El resurgimiento del carácter internacional y el espíritu cosmopolita con


que nació y se desarrolló el derecho comercial, tras su absorción por el
derecho nacional civil en Francia o por el common law en Inglaterra, es
vista como una tendencia de las legislaciones nacionales que señalan su
progreso, aunque lento, hacia un derecho universal de los negocios
regulado por la comunidad internacional (David, cit., de Cañízares). Esta
tesis no delimita el contenido de este derecho y como siempre concurrirán
circunstancias nacionales que deberán regularse localmente, no es viable

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una regulación internacionalmente uniforme.

En el common law y en el derecho escandinavo, las reglas jurídicas


jurídica s en su
conjunto se aplican en general al tráfico comercial y a todas las demás
relaciones, sin separar algunas de ellas para ciertas personas o para
determinados actos, sistema que, teóricamente, corresponde a la
legislación privada unificada, que no distingue lo civil de lo comercial.

Examinada su desintegración en derecho marítimo, aeronáutico,


cambiario, de seguros, etc., es visto como un derecho que pertenece al
pasado sin razón de ser ya; además, varias de sus ramas se consideran
absorbidas en el derecho privado común con la llamada comercialización
del derecho civil o en el derecho público con el fenómeno de la
publicización del derecho privado, lo que interpretado inversamente -se
observa- sólo sería una ampliación de su esfera de acción, al asimilar
partes de los derechos civil y administrativo.

Se le juzga también un derecho transitorio, permanente precursor del


derecho civil, cuando se evoca que el ius civile absorbió en Roma el ius
gentium y la common law, en Inglaterra a la law marchant, aunque ello
no supone que este destinado a desaparecer, pues existirá mientras el
comercio exista y las absorciones recordadas sólo denotan su
modificación en una evolución constante.

Los países socialistas, desconocen el concepto tradicional del derecho


comercial, porque en ellos no rige el comercio en el sentido
se ntido clásico de los
llamados países capitalistas o, cuando existe todavía, está reducido a
proporciones mínimas o reducidas a algunas operaciones artesanales. En
Rusia, sólo comercia el Estado, directamente o mediante órganos
dependientes que, aunque autónomos, únicamente realizan planes
formulados por aquel. Así, el comercio es una noción de derecho público
y aún el que se organiza con formas de derecho privado clásico, pertenece
a lo que en los países occidentales se denomina derecho público. En otros
países socialistas (v. gr. Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia), en general
la concesión es la misma, y si bien en algunos de ellos se admiten ciertas
actividades comerciales privadas de escasa importancia, rige la regulación
administrativa para los sujetos de derecho v la económica para las
relaciones que se dan entre ellos.

En opinión de Rodríguez, el concepto del derecho mercantil (v. su


diferencia con derecho comercial, más adelante), corresponde al de los
actos en masa realizados por empresas, admitido que no todas las
empresas ni todas sus actividades constituyen materia propia de ese

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derecho, que sólo comprenderá a las empresas que realizan actos en
masa y sólo en lo que a estos concierne.

Parece manifiesta la dificultad de formular precisa y concretamente el


concepto y contenido del derecho comercial para los tiempos actuales.
Para hacerlo, es evidente que, como bien se ha dicho y de manera
general, ha de advertirse que en la vida de los pueblos, subsisten dos
elementos en el tiempo y en el espacio: unos actos jurídicos de tipo
económico realiza dos con espíritu de lucro y unas personas que los
realizan. Parece que lo que conviene, además, es perseguir resueltamente
la unificación legislativa del derecho de obligaciones y contratos,
comprendiendo el espíritu y las fórmulas comerciales, aplicables
uniformemente a comerciantes y no comerciantes, como ocurre sin
inconvenientes en los países del common law que comprende grandes
territorios y muchos millones de habitantes, y también en Suiza e Italia
en lo que toca a las materias unificadas.

La nueva codificación, dio oportunidad de tal solución para el país que, al


parecer, no fue siquiera considerada y más bien se ha acentuado la
división del derecho privado en dos códigos que regulan en muchos
mu chos casos
las mismas materias, no obstante haberse adoptado la codificación
italiana como modelo.

c) Evolución histórica.- El derecho comercial existe -se dice- desde que el


comercio se manifiesta con las primeras relaciones pacificas de los
primitivos grupos sociales, al influjo de la cooperación que la realización
de fines económicos comunes exige y como expresión de la
interdependencia que la natural sociabilidad del hombre impone.

Una limitada concepción, consideró esta rama del derecho privado,


apenas como capítulo especial del derecho civil. La expansión de las
concepciones económicas y jurídicas de las instituciones mercantiles la
presenta hoy como rama más importante que el derecho civil, cuyos
dominios invade y al que se requiere reducir a una función secundaria,
confinada a regular la personalidad y las sucesiones, pues que el derecho
de familia también viene alcanzando reglamentación independiente.

En los albores de su evolución, aparece el remoto trueque de los tiempos


t iempos
primitivos, que arbitra la permuta de una cosa por otra para satisfacer
necesidades inmediatas y que se transforma en actividad lucrativa
mediante repetidos trueques o reventa utilizando objetos como dinero,
din ero, en
operaciones que personas de localidades ajenas practican reiteradamente
en las primeras ferias. En esa práctica encuentran los autores, el inicial

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carácter internacional del comercio y la formación de una profesión que
al realizar las mismas operaciones con la misma mentalidad, va creando
un derecho consuetudinario, hasta que, descubiertas las ventajas de la
moneda como medida común de valor, se introduce la compraventa, que
no es sino el trueque de una cosa por una cantidad de moneda
proporcionada a su valor, con lo que aparece, propiamente, el comercio.

Se desconoce las leyes escritas de pueblos antiguos como el egipcio de


las primeras dinastías o el fenicio que desarrolló notables empresas
comerciales marítimas y estableció colonias de comerciantes. El texto
legal más antiguo que citan los autores, es el Código de Hamurabi (2.000
a 1.950 años a. de C.) que dedica
de dica varios preceptos a prestamos, depósitos
bancarios a intereses, sociedades, comisiones, transportes, navegación
fluvial, lo que no indica una reglamentación particular para comerciantes
y actos de comercio, sino simplemente que en un contexto amplio, se
contempla unos y otros.

De Grecia, según documentos de la época, se conoce algo sobre


convenciones comerciales, sociedades, banca, comercio marítimo y una
 jurisdicción comercial especial.

Roma no formó un derecho comercial autónomo. Su ius gentium como


derecho internacional más dúctil y menos formulista que su ius civile,
tenía reglas adecuadas a la actividad comercial que se fusionaban
paulatinamente con el ius civile, tras la conquista de los países con los
que comerciaba. Esto es, si bien no había un ius mercatorum autónomo,
existían normas especiales de comercio. Aparte la Lex Rodhia de iauctu,
mencionada en otro lugar como precedente romano de la noción del
estado de necesidad y el nauticum foenus (explicados más adelante), se
señalan como ejemplos: la actio exercitoria (contra el capitán de la nave
por razón de fletes); la receptum nautarum (contra el capitán de la nave
por deterioros o perdida de cargo o equipaje); la institoria (contra el
patrón del factor con quien se ha contratado); la tributoria (contra el
padre o el amo del hijo o del esclavo que comercian, sobre perjuicios para
el acreedor); la receptum argentarii (que obliga al banquero a pagar por
cuenta del cliente); la cauponum y la strabutariorum (sobre actividades
de posaderos y meseros). En la societas vectigalium o publicanorum, con
personalidad jurídica para reunir grandes capitales, se ve
(equivocadamente se dice) un antecedente de la moderna sociedad por
acciones. En la actio prosocio el árbitro resuelve ex aequo et bono las
cuestiones entre socios. Finalmente, para Estrorog y Hamel - Lagarde, la
más remarcable herencia romana en este derecho es la contabilidad
comercial, cuyos verdaderos creadores serían los banqueros romanos
(citas de F. Elias, Vivante y Cañízares).

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Esos antecedentes poco significativos del derecho pretorio, muestran que
el patriciado romano consideró el comercio con menosprecio y como
impropio de su incumbencia y que los mercaderes, generalmente
extranjeros o bárbaros, ejercían escasa influencia en la vida jurídica de
Roma que, por eso, no conoció ni propició la división del derecho privado
en civil y comercial y porque su tendencia y acción unificadoras imponían
una sistematización jurídica unificada, sin distinguir comerciantes y no
comerciantes ni actos civiles y no comerciales (Goldschmidt, ct. de
Cañízares).

El derecho comercial autónomo es producto de la Edad Media, que


abandona la unidad romana del derecho privado. El renacimiento
comercial, tras el largo período de escasa actividad que siguió a la
invasión del Imperio de los bárbaros, se centró en la Italia medieval que
creó y desarrolló el derecho estatutario, cuyos institutos y formulas, son
los precedentes del derecho comercial moderno. La organización de las
Cruzadas (de cuya importante ordenación financiera se encargo la Orden
de los Templarios), promovió el extraordinario desarrollo comercial de las
repúblicas italianas y de las ciudades del oeste, centro y norte europeos,
abriendo nuevos mercados de relación en el mundo oriental. Surgen los
colegios o asociaciones de comerciantes según el giro de sus actividades,
origen y base de la asociación general llamada universidad o comunidad
de mercaderes primero y después simplemente "el comercio" (Vivante),
que alcanza poderío, acumula privilegios, franquicias, representación en
los cabildos municipales, dirección y regulación de ferias y mercados,
vigilancia de caminos, constitución de almacenes para custodia de
mercaderías, percepción de acotaciones de sus socios, peajes, multas,
derechos aduaneros y donaciones para sufragar gastos, designación de
cónsules y consejeros elegidos por las asambleas de asociados.

Los juramentos de los cónsules al asumir funciones, formulados por


escrito, contienen reglas administrativas y jurídicas junto a las
ordenanzas y edictos de los consejos y asambleas. Cronológicamente
coleccionados en compilaciones llamadas Estatutos, porque empezaban
con la palabra Estatuimos, según Benito, dan origen al derecho
estatutario, revisado varias veces entre los siglos XII y XVIII. Ellos,
observa Vivante, disciplinan varias instituciones vigentes: los contratos
de cambio (principalmente la letra de cambio) , de sociedad, de corretaje,
las quiebras; difunden el commenda (asociación de capital y trabajo) que
genera la sociedad comanditaria, particularmente la de participación;
aparece la compañía, antecedente directo de la sociedad colectiva.

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El desarrollo del derecho comercial en la Edad Media, tiene carácter
esencialmente internacional. Es su nota distintiva que la consolida como
derecho autónomo de una profesión (Piettre, cit. de Cañízares). Si los
comerciantes no hubieran formado una clase diversa de ciudadanos y si
el ejercicio del comercio hubiese sido libre, la actividad comercial como
en Roma, dice Vivante, hubiese influido en la renovación
r enovación del derecho civil
y posiblemente el comercial no se hubiera constituido como porción
autónoma del derecho privado.

Las transformaciones económicas, políticas y sociales, que causan en la


Edad Moderna los descubrimientos, el progreso de la ciencia y de los
negocios, la sucesión de los antiguos y pequeños Estados (ciudades) por
los Estados nacionales, ensanchan el área geográfica del comercio,
convierten la noción de la lucratividad del dinero en libertad de
especulación, la organización familiar o gremial de la propiedad se hace
empresarial y del predominio agrícola se pasa al de la industria y al
comercio. Surgen las compañías por acciones y el gran invento de la
acción, según la imagen plástica que formula Benito, al combinar las
nociones de títulos negociables y responsabilidad limitada, da base al gran
instrumento del capitalismo moderno: la sociedad anónima.

El régimen de convivencia legal, abandonado hasta entonces al interés y


cuidado de los propios mercaderes, es objeto de la preocupación y de la
acción del Estado. Lo que fue obra exclusiva de la costumbre, adquiere
otros relieves con las codificaciones de la Edad Contemporánea (o
postmoderna, como prefiere decir Toynbee) -que inicia el Código francés
de 1807, llamado el padre de los códigos de comercio por Vidari (cit . de
Cañízares) .

Concretada esta reseña al proceso legislativo mismo, se tiene que la más


remota compilación de leyes comerciales recibida de la antigüedad, de
origen no determinado, es la Lex Rodhia, aparecida en la isla de Rodas
que en la primitiva navegación marítima del Mediterráneo oriental, fue
escala obligada para los mercaderes que traficaban entre el Asia Menor y
el Archipiélago del Egeo. Mantuvo su vigencia y prestigio hasta mezclarse
con el derecho bizantino en la Edad Media (Benito). Atenas, dejó el
nauticum foenus, que se considera el antecedente histórico del préstamo
a la gruesa de los códigos modernos (Cañízares). Los Roles de Oleron,
gobernaron el comercio entre las costas norte española, occidental
francesa y parte de las de Gran Bretaña, con influencia similar a la de
Rodas. Las Leyes de Wisbuy (Isla del Báltico, en Gotlandia, Suecia, de
condiciones semejantes a Rodas y Olerón) regularon el comercio entre
Suecia, Rusia y las ciudades del Hansa Teutónica (que además tenían su

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ius hanseaticum maritimum, obra de la Dieta del Hansa), y cuyo dominio
de aplicación comprendía todos los mares del norte europeo. Compilación
de costumbres del comercio marítimo, de origen también desconocido y
de celebrada reputación entre los comerciantes del Mediterráneo, es el
Consulado del Mar de Barcelona, que gobernó las relaciones del levante
español con Italia, parte de Francia, Africa y Constantinopla.

Entre las compilaciones estatutarias, merecen mención los Estatutos


marítimos de Trani (Ordinamenta et consuetudo maris edita por consulis
civitatis Trani); la Tabla Amalfitana, compilada en Pisa (Constitutum usus
o Breve consulum o Breve Curia maris); el Officium
Officiu m Gazariae de Genova;
el Capitutare Nauticum pro emporio Veneto o Statuto navium et
navigantum de Venecia; El Guidon de la mer de Francia, etc.

El paso de la injerencia de los mercaderes a la de los gobiernos en la


regulación comercial, acentúa la pérdida de su sentido universal y refleja
ya el carácter propio de cada pueblo en una nacionalización -puede
decirse- de normas que marca diferencias legislativas. A su influjo, se
empieza realmente a codificar la materia antes de la sanción del Código
francés de 1807. En esa precodificación, se señala los Estatutos de
Casimiro III de Polonia (1360?); las Ordenanzas de Luis XIV para el
comercio terrestre (1673) y marítimo (1681) a iniciativa de Colbert; las
de Carlos V y Felipe II de España, dictadas para los Países Bajos en 1549,
1551 y 1563; la famosa Acta de Navegación decretada por Cronwell en
1651, de influencia decisiva en la formación del derecho mercantil
marítimo inglés; los códigos de 1620 y 1794 de Prusia sobre diversas
materias de derecho mercantil; los códigos de Federico II elaborados para
Dinamarca y Noruega en 1561 y 1683 y el código marítimo de Carlos XI
de 1667 para Suecia (cits. de Benito). Más que códigos, según observa
Cañízares, son colecciones de soluciones concretas. No conforman -dice
este autor- un conjunto sistemático de reglas jurídicas ni revisten el
carácter de la codificación francesa iniciada en 1804; se asemejan más a
las antiguas costumbres francesas, con una redacción esencialmente
histórica, dedicada al recuerdo de una época pasada antes que al anuncio
de una nueva era.

El Código Francés de 1807, tiene carácter objetivo, porque está vinculado


a la noción abstracta de acto de comercio. Suprimidas las corporaciones
no podía estarlo a la de comerciante. Adoptado por muchos países, influyó
en la legislación de otros, como Bolivia, a través del Código de comercio
español de 1829. El Código de comercio alemán de 1897- 1900, renueva
la influencia subjetivista al fundar su sistema en la noción de comerciante
y declarar tal al que ejerce
ej erce actividades comerciales y a toda empresa que
realice cualquier negocio de los que el efecto enumera. La doctrina que

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emana de la tendencia de este Código, ha influido en lo que va del siglo
en los códigos ulteriormente sancionados. Cabe observar, sin embargo,
que el sistema del Código alemán no es de carácter subjetivo puro, como
no lo fue el sistema de la Edad media según se ha visto en esta reseña y
como tampoco es puramente objetivo el sistema de los diversos códigos
del siglo XIX. El código de comercio que aquí se comenta, responde,
puede decirse, a una concepción mixta.

d) Posición del derecho comercial.- La tradicional división del derecho, en


público y privado, resumida por Ulpiano como lo que corresponde a la
cualidad de cosa pública y lo que pertenece a la utilidad particular
(Publicum ius est quod ad statutum rei romanae spectat. Privatum quod
ad singulorum utilitatem pertinet...), no impone englobar el derecho de
comercio en una u otra de esas divisiones, que la doctrina mantiene a
pesar de las objeciones de la escuela formalista del derecho (Kelsen),

Según Rodríguez, puede hablarse propiamente de un derecho mercantil


público y de un derecho mercantil privado, Compete -dice- al primero
regular los conflictos de normas (derecho internacional), los aspectos
administrativos del comercio (derecho administrativo mercantil), los
procedimientos judiciales (derecho procesal mercantil), los de carácter
penal (derecho penal mercantil), dejando al segundo las relaciones
meramente privadas.

Para Cañízares, mientras el derecho comercial subsista, es y debe ser un


derecho privado, a pesar de su publicización o de que frecuentemente el
Estado reemplace comerciando a la persona privada y sin que importe -
agrega- que actualmente las empresas privadas soporten una constante
intervención administrativa en múltiples aspectos (v. gr. la protección de
los trabajadores y la percepción de los impuestos) o que el derecho
administrativo reglamente varias instituciones de derecho comercial,
como las Bolsas de valores y de mercancías, las Ferias, las Cajas de
Compensación, las Cámaras de comercio, las compañías de servicios
públicos, etc.

e) Características.- En este punto las opiniones son diversos como


distintos son los conceptos que se dan del derecho comercial.
Generalmente se relacionan a la legislación de un país en una época
determinada, que imposibilitan precisar un conjunto de rasgos
característicos constantes en la historia. Se reconoce comúnmente el
carácter esencialmente internacional del comercio (cosmopolita, dice
Vivante), lo que implica el internacionalismo del derecho que lo regula,
que era la nota distintiva del ius gentium romano y la lex mercatoria
medieval, convertidos en el siglo XVIII en derecho inglés por Mansfield y

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en derecho francés por Colbert. Distinguen también al derecho comercial,
su índole progresiva, su espíritu de equidad, la libertad de formas, la
simplicidad y rapidez de las operaciones, la protección de la seguridad del
tráfico y el reconocimiento de las apariencias de los hechos, sin que le sea
ajena la influencia del fenómeno moderno designado con las expresiones
de socialización del derecho o función social del derecho, que en buena-
medida, según observa Cañízares, caracterizan igualmente a todo el
derecho moderno.

Atendida la distinción del derecho en común, especial y excepcional,


entendidos como el conjunto de reglas aplicables a las personas en sus
actividades patrimoniales y familiares el primero, el que tiene
desenvolvimiento particular sobre las bases dadas por el derecho común
el segundo, y el que contiene normas opuestas y contrarias al derecho
general el tercero, Rodríguez caracteriza el derecho comercial como
predominantemente especial. Sus disposiciones examinadas en concreto
-dice- son en su mayoría especiales, sin que le falten las de carácter
excepcional. En la doctrina argentina Obarrio y Siburu (cit. de Fernández),
profesan igual opinión que Fernández no acepta porque considera el
derecho comercial solo una rama autónoma de la ciencia jurídica, tan
común y principal como el derecho civil, que se ha formado al margen de
este y paralelamente al mismo, impuesto por las necesidades del
comercio que a su vez engendraron los usos y las costumbres.

f) Autonomía del derecho comercial.- Era en general un derecho


autónomo. Al promediar el siglo XVIII se fusiona en Inglaterra con el
derecho civil al ser absorbida la law marchant por la common law. En
1881 Suiza promulga el Código de las Obligaciones, que comprende las
civiles y comerciales, más que por razón de principios doctrinales por la
conveniencia política de unificar su legislación cantonal. Los demás países
de derecho codificado mantienen la dualidad legislativa, menos Italia que
en 1942 promulga su Código civil y comercial, aunque reglamenta en
leyes especiales el derecho cambiario, la navegación, la quiebra y las
operaciones de banca y bolsa.

También se cuenta entre los países con legislación de obligaciones


unificada, a Turquía que en 1926 adopta el Código suizo y Polonia que la
sanciona en 1934, aunque ambos países reglamentan algunas materias
comerciales en código separado.

El código civil de Rusia en la época de la Nueva Política Económica


(N.E.P.), contiene alguna materia comercial, en la medida en que esta
expresión puede emplearse dentro de las características propias de una
economía totalmente socialista. Téngase presente, sin embargo, que este

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código civil ha sido ya sustituido en 1967, con diversas modificaciones del
criterio imperante en la época de la N.E.P.

De los proyectos que proponen un código único, merecen mención el


holandés de 1947; el brasileño de 1941, el francoitaliano de 1927. En
Francia se ha continuado el estudio de la unificación del derecho de
obligaciones (Coloquio internacional en la Facultad de Derecho de París,
1953, auspiciado por el Centre National de la Recherche Scientifique, cit.
de Cañízares).

Vivante desencadenó sobre este punto la polémica, todavía existente. En


1892, formuló su tesis unificadora y en 1925 se retractó de ella.
Sintéticamente resumida, sustenta: a) que ni la ciencia ni la ley marcan
una separación neta de las relaciones jurídicas reguladas por las leyes
civiles o comerciales; b) que desaparecidas las corporaciones con derecho
exclusivo para ejercer el comercio, la autonomía del derecho comercial es
un anacronismo; c) que los antecedentes históricos (alusión al sistema
romano) no justifican mantener la división; d) que la experiencia anglo -
americana, enseña la factibilidad de regular con la misma teoría general
todas las relaciones privadas y a todas las personas; e) que la autonomía
de las reglas comerciales supedita la mayoría que contrata con
comerciantes a una clase infinitamente minoritaria; f) que la dualidad
normativa perjudica el ejercicio del derecho porque dificulta combinar
disposiciones diversas que regulan una misma cuestión; g) que la división
del derecho privado influye perniciosamente sobre su progreso científico,
que aún por razones didácticas exige construcciones unitarias, sea para
facilitar la labor de quienes estudian y de quienes enseñan, sea para
favorecer la función social de la magistratura, que mejor atiende el
equilibrio de los intereses con la unidad de las reglas dictadas para su
tutela; h) que no siendo ya el comercio patrimonio de una clase
privilegiada, sino una función en la que participan todos, la autonomía de
la ley mercantil no tiene razón de ser.

La retractación, expuesta "en acto de conversión tanto más merecedor de


atención cuanto que no resulta agradable al amor propio de quien lo
realiza", expresa: a) que la inferioridad científica del derecho mercantil,
aunque compensada con su inmediata adherencia a los fenómenos de la
vida, causa la diferencia de método en la función legislativa, para elaborar
los dos códigos; b) que por esa diferencia de método las comisiones
legislativas, se forman necesariamente con profesores de derecho para el
código civil y regularmente con hombres de negocios, de banca, de bolsa,
de contabilidad para el código comercial; c) que el código único,
comprendería inevitablemente reglas generales sin el tecnicismo jurídico

13
fruto más vivo de la actividad mercantil; d) que la formación del derecho
comercial, desviándose del tronco común del derecho romano y civil, es
casi empírica y fuera de toda influencia de escuelas económicas o
filosóficas; e) que la tendencia del derecho comercial va hacia una
uniformidad esencialmente cosmopolita y la reglamentación común de las
relaciones terrestres y aéreas; f) que el acelerado movimiento de los
títulos de crédito y el interés primordial del comercio para hacer más fácil
y segura su circulación, condiciona el diverso enfoque de las dos ramas
del derecho privado y determina la actual incompatibilidad de su fusión;
g) que las distancias que caracterizan el movimiento de los negocios
comerciales, genera en esta actividad problemas que el derecho civil no
ha resuelto; h) que los negocios comerciales no se desenvuelven
aisladamente, al modo del derecho civil, sino que ponen en contacto
enormes masas de intereses que precisan garantías y fiscalizaciones
colectivas y administrativas, sobre las cuales la vigilancia particular de los
interesados es imposible.

Los partidarios de la autonomía del derecho comercial (Vidari, Rocco, Lyon


- Caen, Hamel, Lagarde, Garrigues, Gella, Goldschmidt, Lehmann, etc.,
entre otros), alegan: a) que la existencia del comercio y de los
comerciantes hace de la división del derecho privado una tradición secular
y un fenómeno constante, que implica un fundamento histórico derivado
de la realidad económica y social; b) que el derecho comercial sigue
siendo lo que siempre ha sido: el derecho profesional de los comerciantes,
que pierde cada día más carácter contractual, desvinculándose así de la
teoría civilista de las obligaciones; c) que en materia de experiencias, la
suiza responde a la conveniencia de unificar su derecho interno, la italiana
no supone una unificación completa que constituya un derecho único y la
inglesa no es ejemplo porque no tiene códigos; d) que el derecho
comercial tiene carácter universal, mientras el civil es netamente
nacional; e) que el derecho comercial no es una ley de clase sino la
regulación de un orden de hechos que mientras subsisten no puedan
quedar sin regulación (Nótese la indudable contradicción de este punto
con lo alegado en el punto b).

Los partidarios de la unificación (Rotondi, Ascarelli, Laurent, Ripert, Rubio,


Deremburg, Meijers, por su parte) aducen: a) que si la existencia de una
clase social de comerciantes y no la especialidad de la materia, justificó
la autonomía del derecho comercial, desaparecidas esa clase profesional
y las circunstancias que originaron la dualidad de derechos, no hay razón
para mantenerla; b) que la separación de las dos ramas del derecho
privado no es un fenómeno universal y constante ni una verdad orgánicas,
como ejemplifican los casos de Grecia y Roma antiguas o de Inglaterra,

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Estados Unidos, Suiza e Italia contemporáneamente; c) que la función
cosmopolita del comercio no es única y que también tiene aspectos
esencial y técnicamente nacionales; d) que basándose la separación de
los derechos civil y comercial en la noción de comerciante, es un privilegio
anacrónico contrario a los principios de igualdad social, mantener por esa
razón la doble reglamentación legal.

En conclusión, es evidente que hay en el derecho comparado tendencia a


unificar el derecho de obligaciones, a pesar de la fuerte tradición en
mantener la dualidad de los códigos civil y comercial, dualidad, dice
Cañízares (también Malagarriga) , que ya no corresponde a la realidad de
los tiempos actuales, aunque no debe desconocerse que, a pesar de la
unificación, siempre existirá frente a lo indiscutiblemente civil -
personalidad, familia, y sucesiones- un derecho comercial autónomo que
reglamente la empresa comercial y una serie de contratos esencialmente
comerciales.

g) Denominación.- Gran parte de la doctrina y de la legislación esta blecen


una ecuación en la que decir derecho mercantil vale tanto como decir
derecho de comercio, calificativos que en general se usan indistintamente
para individuar la palabra derecho respecto de esta rama jurídica. En la
legislación nacional, el primer código sobre la materia emplea la
denominación Código Mercantil. En la promulgación del código de 1834,
se dice:

"...Hacemos saber a todos los bolivianos, que en Congreso ha decretado,


y Nos publicamos el siguiente Código Mercantil...".

La rubrica del Libro 20, habla de contratos mercantiles; de venta


mercantil, el Art. 307; del depósito o fianza mercantiles, los arts. 342 y
346, o de la administración de justicia en negocios mercantiles el Libro
4º.

En la promulgación de su modelo, el Código español de 1829, se emplea


indistintamente los calificativos mercantil y come)cial. Dice Fernando VII:

"... he venido en decretar y decreto como universal para todos mis Reinos
y Señoríos en materias y asuntos mercantiles, el siguiente Código de
Comercio...".

Su texto habla de contabilidad mercantil, de compañías mercantiles, de


compra - ventas mercantiles, de depósitos y fianzas mercantiles o de la
 justicia en los negocios de comercio, etc.

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El código de comercio vigente hace igual uso indistinto de ambos
vocablos. Se refiere a los actos mercantiles o comerciales (Art. 9); a los
bienes mercantiles (Art. 11 y rubrica del Libro 20); a la empresa mercantil
(Art. 448); al nombre comercial (Art. 470); a los contratos comerciales
(Libro 30).

Rodríguez, observa que el derecho mercantil no es todo el derecho del


comercio, ya que aquel regula actos que no pueden considerarse
comerciales en el sentido económico (actividades agrícolas e industriales).
Conceptuado el derecho mercantil, como el de los actos realizados en
masa por empresas, dice, no debe ocuparse de los actos aislados de
comercio que deben abandonarse a la esfera de aplicación del derecho
civil. Con apoyo de las ideas de Asquini (Lezioni di Diritto Commerciale),
concluye que el derecho mercantil dejó de ser el derecho de los
comerciantes desde que fueron destruidas las corporaciones medievales,
para ser el derecho de actos de comercio realizados profesional u
ocasionalmente, porque su finalidad no es la tutela de los intereses de
una clase dada, sino la de regular las necesidades peculiares de la función
mercantil. Funda Rodríguez esta conclusión, en que el derecho mercantil
moderno está transido de sentido social, de interés público, como
exigencia de la época y de la nueva ciencia jurídica, especialmente por el
desarrollo que vienen alcanzando las llamadas empresas de economía
mixta y los controles que se establecen para la participación del capital
(ejemplo en el Código: los arts. 127, 6), 142, 146, 169, 424), o sobre la
transferencia de tecnología, el uso y explotación de patentes y marcas,
publicidad, garantías, términos y condiciones de los contratos.

La segunda parte del Art., cuyo precedente es el Art. 818 del Código
mercantil abrogado, hace del código civil supletorio del código de
comercio. Esto es, de ambos ordenamientos, el uno funciona como regla
general y el otro como caso particular de la misma, según antigua doctrina
que asigna carácter general al derecho civil y particular al comercial,
considerado especialidad de aquel.

Resulta así que la separación legislativa y doctrinal entre ambos derechos,


no funda una división radical. Son en realidad, -dice Rodríguez- derechos
complementarios: los conceptos fundamentales sobre persona colectiva,
negocio jurídico, contrato, declaración de voluntad, consentimiento,
representación, etc., que da el código civil, por ejemplo, se presuponen
generalmente en las regulaciones del código de comercio.

ARTÍCULO 2.- (Jurisdicción y competencia). Las causas mercantiles son


de la jurisdicción y competencia de los jueces ordinarios, conforme a las

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previsiones de la Ley de Organización Judicial.

Precd: c.mtl. abrg. 723- DD.SS. 25 Jun.1858-6 Feb.1863-10 Ago.1877 -


Conc:  Const. 116- c.c. 1449-loj. 1-21-26 p.c. 6-10- Tdo.Mvo. 3-6-
c.com.937 - 1039 - 1492-

ARTÍCULO 3.-  (Ley Procedimental). Los trámites de procedimiento no


regulados por este Código ni por leyes especiales, se sujetan a las
disposiciones del Código de Procedimiento Civil.

Precd: c.mtl. 751 -
Conc: p.c. 1-193-484-c. com. 32-786-1557-1667-

El reconocimiento de un estatuto especial a los comerciantes, generó por


lógica consecuencia una jurisdicción especial el fuero mercantil, dando a
esa clase especial derecho a tener sus leyes, sus jueces y sus
procedimientos particulares.

La regulación legislativa de la materia contenida en los arts. 2 y 3,


también ha sido diversa en la evolución del derecho comercial, en la cual
los tribunales especiales de comercio han dado motivo a muchas
discusiones y parece evidente una tendencia contraria al mantenimiento
de estos, particularmente en su fórmula clásica de jurisdicción especial
con jueces consulares comerciantes. Según Montilla Molina (cit. de
Cañízares) una reseña de los sistemas vigentes al presente, ofrece el
cuadro comparativo siguiente:

a) Sistema francés.- Normas sustantivas civiles y comerciales en códigos


separados, con jurisdicción y procedimientos también separados.

Rigió en España hasta 1868 con el código de 1829. En Bolivia con el de


1834, hasta 1863 en materia de jurisdicción y hasta 1858 en lo atinente
a procedimientos. En materia jurisdiccional, la Cedula Ereccional del
Consulado de Buenos Aires, ha tenido aplicación aún después de
promulgado el código mercantil de 1834, por virtud del D. de 14 de Feb.
de 1843, del Rgto. de Consulados de 1o de Mayo de 1844 y la Ley de 22
de Nov. de 1844, hasta que el D.S. de 6 de Feb. de 1863 (Art. 24),
suprime la jurisdicción comercial especial y la atribuye a la competencia
de los jueces comunes. Son relativos a esta ultima disposición citada, en
la cuestión que define, los DD.SS. de 25 de Jun. de 1858 y 10 de Ago. de
1877.

b) Sistema alemán.- Normas substantivas civiles y comerciales en códigos


separados, con procedimientos comunes y una Cámara comercial en

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ciertas jurisdicciones.

c) Sistema mexicano.- Diversidad de normas substantivas (dos códigos)


y procesales, pero con jurisdicción común. Es el sistema del código de
comercio vigente (v. los arts. 2, 3, 786 v 1477), que declara supletorias
las reglas procesales comunes.

d) Sistema español.- Diversidad sólo de normas substantivas y


 jurisdicción y procedimientos comunes. En la Argentina también rige este
sistema, aunque los jueces están especializados.

e) Sistema suizo.- Diversidad de ciertas normas substantivas, pero


contenidas en un código único, con jurisdicción y procedimientos
comunes. Rige también en Italia por virtud de los códigos civil y procesal
unificados de 1942. Igualmente en los países socialistas en los que no
existe derecho comercial.

f) Sistema sueco.- Unidad de normas substantivas en códigos generales


con jurisdicción y procedimientos distintos.

g) Sistema inglés.- Unidad de normas substantivas (sin códigos) en la


 jurisprudencia y leyes especiales, con jurisdicción común y procedimiento
especial para lo comercial.

h) Sistema norteamericano.- Unidad de normas substantivas, jurisdicción


y procedimientos.

Concretada al aspecto jurisdiccional únicamente, Cañízares ofrece la


comparación de sistemas siguiente:

a) Jurisdicción especial con jueces comerciantes exclusivamente (v. gr.


Francia y Bélgica).

b) Tribunales mixtos, formados por un magistrado de la


carrera judicial y jueces comerciantes (v. gr. Alemania, Austria, Portugal).

c) Jueces o Cámaras (Cortes) dentro de la jurisdicción ordinaria de


magistrados de la carrera judicial, que entiende de los litigios comerciales
(v. gr. Inglaterra, Argentina. Pero, en Inglaterra no se trata de un juez ni
de un tribunal especial, sino de una fórmula de orden practico típicamente
inglesa que se cita con la expresión -aunque impropia dice Cañízares-de
Commercial Court. En la Argentina, se trata de jueces y cámaras de
apelaciones especializados dentro de la jurisdicción ordinaria, de acuerdo
a la Ley N° 1893 de Organización de los Tribunales).

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d) Sometimiento de los litigios comerciales a los tribunales ordinarios, sin
distinguirlos de los litigios civiles (v. gr. Italia, Suiza, España, México,
Bolivia).

Téngase también en cuenta que el arbitraje es una institución que tiende


a ser una jurisdicción comercial (v. los arts. 127, inc. 13, 759 y 1480).

La discusión respecto de la utilidad de jueces comerciales o juristas,


parece definida cuando se observa que el juez de carrera tiene la
formación jurídica necesaria y debida para resolver problemas, que por
comerciales que sean no dejan de ser problemas de derecho, formación
 jurídica que falta al comerciante -aunque sepa más de usos y costumbres-
y que es indispensable para juzgar y resolver litigios así sean comerciales.
Lo demuestra la experiencia belga: los jueces comerciantes están
asistidos, (Ley de 3 de enero de 1926), por un jurista profesional, que
tiene que ser Doctor en Derecho (referendaire). De hecho, son obra de
este las sentencias que teóricamente emanan de los jueces comerciantes,
observa Cañízares, que considera lo adecuado confiar los litigios
comerciales a jueces y cortes especializados dentro de la jurisdicción
común.

JURISPRUDENCIA

1.- "La demanda de quien ejerce habitualmente el comercio contra otro


que tiene por oficio transportar mercaderías y géneros de comercio,
corresponde a la jurisdicción comercial y debe tramitarse en juicio
mercantil" (G.J. N° 132, p. 4608).
2.- "La ley al establecer que la condición esencial de la administración de
 justicia es la publicidad, reconoce implícitamente la ineficacia de los
 juicios sentenciados sin semejante requisito" (G.J. N° 563, p. 18).
3.- "La jurisdicción es de rigor de derecho- nace de la ley, no de las
analogías" (G.J. N° 730, p. 8).
4.- "La publicidad en los juicios como la condición esencial en la
administración de justicia, no se aplica a aquellos que por su naturaleza
misma son hirientes a la moral social media y perturbadores de la paz en
la convivencia de las colectividades" (G.J. N° 1296, p. 146).
5.- "Los jueces y tribunales están obligados a regirse por las formas
procedimentales establecidas por las leyes que rigen la República" (G.J.
N° 1299, p. 158).
6.- "Es incompetente para conocer en juicios mercantiles el juez de
partido del crimen (en lo penal) y no así el de lo civil" (GG.JJ. Nos. 233,
p. 1321; 270, p. 1746).

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7.- "La jurisdicción es de orden público y no puede ser delegada" (G.J. N°
1382, cit. de Arce y Urcullo).

ARTÍCULO 4.-  (Concepto de comerciante). Comerciante es la persona


habitualmente dedicada a realizar cualquier actividad comercial, con fines
de lucro.

La calidad de comerciante se la adquiere aún en el caso de que la actividad


comercial sea ejercida mediante mandatario, intermediario o interpósita
persona.

Precd: c.
mtl. 1 -
Conc: Tdo. Mvo. 2 - c.com.6-7-8,1)y6) -9-12-18-20-22-24-1542-1543-

ARTÍCULO 5.- (Comerciante). Pueden ser comerciantes:

1) Las personas naturales con capacidad para contratar y obligarse, y


2) Las personas jurídicas constituidas en sociedades comerciales. Las
sociedades comerciales con domicilio principal en el exterior y
establecidas con sujeción a sus leyes, quedan sometidas a las
disposiciones de este Código y demás leyes relativas para operar
válidamente en Bolivia.

Precd: c. mtl. 2-

Conc: Const. 7, d) - 135 - c.c. 3 - 54 - 483 - c. min. 193 - L. Hds. 15, a)


- c. tb. 24 - Tdo. Mvo. 5 -c. com. 12 - 19 - 23 - 27 - 28 - 29, 4) - 96 -133
- 413 y s.-415 -

El derecho comercial concebido en función de los actos (noción objetiva),


o en función de los sujetos que realizan esos actos (noción subjetiva),
trata de las personas tradicionalmente denominadas "comerciantes",
(Cañízares) . En realidad, todo sistema legal que delimita, de una u otra
manera, la materia propia de este derecho, hace del comerciante el centro
conceptual de sus regulaciones (Rodríguez), así no alcance característica
de derecho profesional o se límite solamente al criterio objetivo de los
actos, los cuales, en general son tales en cuanto son realizados por los
comerciantes (v. los arts. 6, 7, 8, 9 y 10, por ejemplo).

Además de los códigos de comercio que definen expresamente al


comerciante, esto es así, aún en las legislaciones unificadas, en las que,
en principio, el comerciante no existe jurídicamente. En Suiza, según
Oftinger: ("L'Unification du droit" cit. de Cañízares) , el Código de
Obligaciones tiene reglas aplicables únicamente a comerciantes. El código

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