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CLINICA I (2014) SALUD MENTAL Y SALUD PÚBLICA (Marta Liberman)

La salud mental es un concepto mucho más amplio que el de enfermedad mental. Alude al
Unidad I: Concepto y delimitación de la Psicología Clínica estado deseable de bienestar personal y social, en tanto bienestar físico, social y mental (bio-
Concepto de Psicología Clínica y su delimitació n. Salud mental. Salud Pú blica. Quehacer del psico-social). Abarca a los individuos, familias, grupos humanos y comunidades, es decir, a la
psicó logo en el campo de la salud mental. Investigació n, diagnó stico, prevenció n, Salud Pú blica.
promoció n, asistencia y tratamiento. Entrevista. Iniciació n del tratamiento. Las fuerzas
puestas en juego en el proceso psicoterapéutico. Diagnó stico diferencial: semioló gico y La Salud Pú blica es el esfuerzo organizado de la comunidad, dirigido a proteger, fomentar y
psicodiná mico. Criterios de abordaje clínico. Interconsulta promocionar el bienestar de la població n cuando está sana y a restaurar la salud cuando ésta
se pierde y, en caso de necesidad, rehabilitar y reinsertar al enfermo, reintegrá ndolo en su
SALUD Y ENFERMEDAD (Marta Liberman) medio social, laboral y cultural. Se fundamenta en el respeto por los Derechos Humanos y en
Definir e identificar la enfermedad mental es una tarea compleja. Los problemas mentales no la justicia social, donde el Estado tiene un papel central.
se ajustan al modelo de razonamiento causal, relacionando con un significado unívoco signos
y síntomas a una patología, no siendo posible la objetividad en la salud mental. En la actualidad se observa la desprotecció n institucional que padecen los menos aptos
(pobres, viejos, discapacitados). Incultura, pobreza y sentimiento permanente de inseguridad
Puntos de vista para diagnosticar: son una nueva forma de padecimiento que se caracteriza por la aparició n de una angustia
difusa apremiante y que frecuentemente se manifiesta como violencia.
 Fenomenoló gico: lo observable
 Metapsicoló gico: El por qué ocurre lo que ocurre (tó pico, diná mico y econó mico) Son típicos hoy día los ataques de pá nico. Los modelos publicitarios promueven íconos de
éxito y exaltació n de la juventud. Segú n Freud “las construcciones ideales del hombre son
Es importante diferenciar: la emergencia del sufrimiento psíquico no conduce una necesidad. El afá n es lograr el provecho y el placer, restringido por la cultura.
necesariamente a la enfermedad. Si alguien pide tratamiento es por exceso de sufrimiento.
Siempre es un pedido de auxilio. La Salud Mental como construcció n social, dependerá de las posibilidades que tengan los
sujetos y las comunidades de satisfacer las necesidades humanas fundamentales
Segú n Freud, el sufrimiento amenaza desde tres lados: el propio cuerpo, destinado a la ruina (subsistencia, protecció n, afecto, entendimiento, participació n, ocio, creatividad, libertad). El
y disolució n; por la hiperpotencia de la naturaleza y el mundo exterior y los vínculos con los sufrimiento mental está siempre ligado a la época y no es abordable como las enfermedades
otros seres humanos. del cuerpo. La Salud Mental y su representació n son construcciones sociales.

Realizamos un diagnó stico de predominancia porque concebimos a un sujeto heterogéneo en Prevención:


su defensa. Para Freud las neurosis eran mixtas (aparato complejo). Es fundamental la La prevenció n atañ e a la Salud Pú blica, y es una actividad multidisciplinar, adonde participan
entrevista clínica, siendo el diagnó stico un elemento má s de ésta. La entrevista es un campo médicos, psiquiatras, psicó logos, psicopedagogos y asistentes sociales en una actividad no
diná mico, del cual el entrevistador también toma parte y observa tanto los aspectos verbales só lo preventiva, sino asistencial y social.
como no verbales. Los diagnó sticos no se refieren a entidades patoló gicas, sino a procesos de
estructuració n psíquica. Se distingue entre:

El diagnó stico permite elegir las estrategias de tratamiento. El síntoma es una vía directa  Prevención primaria: Se trabaja indagando sobre las condiciones de vida o el entorno social
para acceder al padecimiento humano. Es una expresió n del Inconsciente, no pudiéndose que pueda ser potencialmente nocivo sobre la salud (ej.: campañ as publicitarias).
establecer una relació n unívoca entre síntoma y patología.  Prevención secundaria: Dirigida a detectar y aplicar tratamiento precoz de los trastornos
psíquicos (diagnó stico y tratamiento).
Hay que pensar al sujeto como un sistema abierto (a los nuevos traumas, a las
resignificaciones). El padecimiento psíquico no se puede reducir a fenó menos orgá nicos, ni  Prevención terciaria: Se busca evitar o reducir secuelas que dejan los problemas de salud,
puramente psicoló gicos o puramente sociales. fomentando luego la reinserció n del paciente en el orden familiar, social y laboral.

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La clínica puede ser pensada como un puente entre ese analista singular y su paciente, que
SOBRE LA CLINICA PSICOANALITICA (Noemí Windaus) dará lugar a un proceso analítico singular. El analista está ubicado en los bordes internos o
La clínica de Freud generaba resistencias debido a la tendencia hacia lo bioló gico y lo externos de ese puente (en general en forma dialéctica, muchas veces haciendo tope con
filosó fico. lugares resistenciales, contraidentificatorios o estrecheces de la teoría).

El Edipo es el nú cleo de las neurosis y psicosis: Es una resultante de una constitució n PSICOTERAPIA DE LA HISTERIA (Punto III) (Sigmund Freud)
progresiva. El aparato psíquico se forma por estratificació n. Freud plantea la diferencia entre “histeria de defensa” e “histeria hipnoide”. No obstante,
sospecha de que en algú n punto de su origen coincidan, y que en ese caso, la defensa sea lo
La realidad psíquica se formatea por: primario.
1. Realidad material (lo que pasó en realidad)  Histeria de defensa: Freud plantea que la histeria se genera por la represió n, desde la
2. Significació n vivencial (có mo lo vivió el sujeto)
fuerza motriz de la defensa, de una representació n inconciliable, de que la
3. Lo elaborativo (fantasmas y fantasías) (relacionado con su pasado y su aparato representació n reprimida permanece como una huella mnémica débil (menos intensa),
psíquico)  ver series complementarias
y el afecto que se le arrancó es empleado para una inervació n somá tica: conversió n de
la excitació n. Entonces, en virtud de su represió n, la representació n se vuelve causa de
Las enseñ anzas de los pacientes graves y del aná lisis de niñ os ejemplifican varias cuestiones:
síntomas patoló gicos.
1) La existencia del Inconsciente: Inconsciente sexual, infantil y reprimido, y siempre en
el sentido del conflicto inter (entre el Yo y el Ello -el síntoma es una formació n de  Histeria hipnoide: En este caso, una representació n devendrá pató gena por el hecho de
compromiso entre dos sistemas: el deseo y la defensa-), intrasistémico (en el seno del que ella, concebida en un particular estado psíquico, permanece de antemano fuera del
propio Yo), o con la realidad externa. Yo. No ha hecho falta ninguna fuerza psíquica para apartarla del Yo, y tampoco se
despertará resistencia alguna si se la introduce en el yo con auxilio de la actividad
2) La constitución progresiva, compleja y heterogénea del aparato psíquico (aparato mental soná mbula.
abierto: a los nuevos traumas, a las nuevas resignificaciones).
3) Esa constitución pensada diacrónicamente, existe en relación al otro de esa Freud llega a la conclusió n que la mayoría de las veces no se tiene un síntoma histérico ú nico,
constitución: Hay un otro significativo (asistencia ajena y libidinizació n -funció n sino un conjunto de ellos, en parte independientes entre sí, en parte enlazados. No se debe
materna-, algo que se interpone desde afuera y frena la descarga-). esperar un ú nico recuerdo traumá tico y una ú nica representació n pató gena como nú cleo. Es
preciso estar preparado para encontrarse con series de traumas parciales y
4) El estudio de la escisión (clivaje, disociación) en el Yo en vías de constitución. El encadenamientos de conexiones pató genas de pensamiento.
Yo en vías de constitució n responde defensivamente.
El material psíquico se figura como un producto multidimensional de por lo menos triple
Determinadas escuelas estudiaron con má s rigor la constitució n temprana del psiquismo estratificació n. En primer lugar un nú cleo de recuerdos, en el que ha culminado el momento
(Klein, Winnicott, etc.), sobre el eje sincró nico. La metapsicología freudiana toma lo traumá tico. En torno a este nú cleo hallamos una muchedumbre de un material mnémico de
diacró nico con la historicidad (sueñ os, recuerdos encubridores, construcciones), en el diversa índole, que presenta un triple ordenamiento. El material se puede ordenar de la
vínculo con el otro (aparato abierto). siguiente manera:

Con los niñ os y pacientes graves toma peso la necesidad de una praxis creadora. 1. Ordenamiento lineal cronológico: Tiene lugar dentro de cada tema singular. A ese
agrupamiento de recuerdos de la misma variedad al modo de fajo de actas, Freud lo
El lugar del analista designa como “tema”.
Se va construyendo entre: 2. Estratificación concéntrica en torno del núcleo patógeno: Son estratos de
 La historia de su formación como analista (sus teorías de aparato psíquico, su resistencia, la cual se hace má s fuerte hacia el nú cleo. Los estratos má s periféricos
psicopatología, sus maestros) contienen, de diversos temas, aquellos recuerdos que se rememoran con facilidad.
Cuanto más hondo se busca y más pró ximos al nú cleo está n, má s difícil es su acceso,
 Su historia como paciente (su aná lisis) incluso el paciente suele desmentirlos en la reproducció n.

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3. Según el contenido del pensamiento (dialéctico): Es el enlace por los hilos ló gicos imposible instilarle al enfermo nada acerca de las cosas que presuntamente él no sabe o influir
que llegan hasta el nú cleo, al cual en cada caso puede corresponderle un camino sobre los resultados del análisis excitándole expectativas. Es inocuo manifestar alguna opinió n
irregular y de mú ltiples vueltas (cará cter diná mico), semejante al salto de caballo de sobre el nexo que se acerca.
ajedrez. Pero el nexo ló gico no se corresponde con una línea quebrada en zigzag, sino
má s bien con un sistema de líneas ramificadas, con puntos convergentes (nodales) en Una reminiscencia nunca retorna por segunda vez si ha sido tramitada. Si ello ocurre, la
los que coinciden dos o má s hilos; y en el nú cleo desembocan varios hilos de tramitació n no había sido completa. Es frecuente un retorno con intensidad diferente.
trayectorias separadas o con conexiones separadas. Esto explica por qué un síntoma es
de determinismo mú ltiple. También puede ocurrir que en el material pató geno haya en Si el trabajo del aná lisis descubre e introduce en el Yo un recuerdo pató geno que antes se
juego más de un nú cleo. sustraía al Yo-conciencia, muy frecuentemente los enfermos declaran: “A eso lo he sabido
siempre, habría podido decírselo antes”. Lo que estaba en los estratos más externos se
El material patógeno se comporta como un cuerpo extraño reconoce sin dificultad. Lo que estaba en lo má s profundo, con más vacilaciones y dudas (“es
Freud compara el material pató geno con un cuerpo extrañ o en el cuerpo. La diferencia es que posible que yo haya pensado en eso, pero no puedo acordarme”).
el cuerpo extrañ o no entra en ninguna conexió n con los estratos tisulares que lo rodean, si
bien los altera, los constriñ e a la inflamació n reactiva. El grupo psíquico pató geno, en cambio, Es posible que el procedimiento de la presió n fracase. En tal caso, caben dos alternativas: el
no se puede extirpar limpiamente del Yo. La organizació n pató gena se comporta como una lugar donde uno investiga no hay nada para recoger (se discierne por el gesto de total calma
infiltració n. La resistencia es lo que infiltra. La terapia no consiste entonces en extirpar algo, del enfermo), se ha tropezado con una resistencia que só lo má s tarde se podrá vencer
sino en disolver la resistencia y así facilitar la circulació n por un camino antes bloqueado. (también se lee en el gesto del enfermo, tenso), o bien, cuando el vínculo del enfermo con el
médico se ve perturbado:
Nunca puede ingresar en el Yo-conciencia má s que un ú nico recuerdo. El enfermo, ocupado
1. El de una enajenación personal: cuando la enferma se cree relegada, menospreciada
en la reelaboració n de ese solo recuerdo, no ve nada de lo que esfuerza detrá s y olvida lo que
o ha escuchado cosas desfavorables sobre el médico y el método de tratamiento (es el
ya ha pasado. Y si el dominio sobre este solo recuerdo pató geno tropieza con dificultades,
menos grave)
entonces el trabajo se atasca (nada más puede pasar por ahí). Por lo tanto, es totalmente
infructuoso avanzar en forma directa hasta el núcleo de la organización patógena. Uno 2. Cuando la enferma es presa del miedo a acostumbrarse demasiado a la persona
empieza por hacer que el enfermo cuente lo que sabe y recuerda, superando las resistencias del médico, perder su autonomía frente a él y hasta caer en la dependencia sexual de él
leves mediante aplicació n del procedimiento de la presió n. Se hará bien en dejarlo reproducir (má s importante que la anterior)
durante algú n tiempo sin ejercer influjo sobre él. Si uno inhibe al enfermo en la reproducció n
de las ocurrencias que le afluyen, es posible que quede “enterrado” mucho de lo que luego 3. Cuando la enferma se espanta por transferir a la persona del médico las
será preciso liberar con gran trabajo. representaciones penosas que afloran desde el contenido del análisis. Es
frecuente en muchos aná lisis. La transferencia sobre el médico acontece por enlace
Si se escruta con ojo crítico la exposició n que se ha recibido del enfermo, se descubrirá n falso.
lagunas y fallas. Aquí es visible que el nexo se ha roto y el enfermo lo completa como puede. No se puede llevar a término ningú n aná lisis, si uno no sabe habérselas con la resistencia que
El enfermo no quiere reconocer estas lagunas cuando se le llama la atenció n sobre ellas. Por resulta de los tres hechos mencionados.
las pistas que ofrecen algunas lagunas en la primera exposició n del enfermo, a menudo
encubiertas por “enlaces falsos”, se encuentra cierto hilo ló gico en la periferia y desde ahí, Tiene dos elementos conjugados, presentes en el estado de inermidad y pasividad del niñ o:
mediante la presió n, se facilita el camino. Es muy raro llegar hasta el interior por ese mismo a) la falta de preparació n, factor sorpresa y b) el desborde.
hilo. La mayoría de las veces se corta antes, pues la presió n falla. Entonces se toma otro hilo,
que tal vez lleve hacia ahí mismo. Segundo tiempo del trauma: Transcurre luego de la pubertad y evoca a la primera escena
por algú n rasgo asociativo.
Por ú ltimo, se llega tan lejos que se puede abandonar el trabajo por estratos y avanzar
directamente hasta el nú cleo de la organizació n pató gena. En esta etapa el enfermo suele Por lo tanto, el cará cter determinante del trauma de seducció n y los dos tiempos inherentes a
colaborar mucho, porque su resistencia ya casi se ha quebrantado en su mayor parte. En él, le hacen pensar a Freud en dos tiempos en la constitució n de la enfermedad: el factor
estos ú ltimos estadios del trabajo, es ú til deducir el nexo y comunicarlo al enfermo antes de disposicional y el factor desencadenante.
descubrirlo en él. Si se ha hecho correctamente, la marcha del aná lisis se acelera; pero
también se saca partido de una hipó tesis incorrecta obligando al enfermo a tomar partido. Es

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Má s tarde Freud deja de lado el trauma de seducció n y descubre que los síntomas derivan de Son importantes las estipulaciones sobre tiempo y dinero (encuadre). Freud sostiene que en
fantasías y no necesariamente de episodios reales. Plantea tres fantasías típicas que intentan el dinero coparticipan poderosos factores sexuales. No se eleva la estima del enfermo por el
responder los enigmas de la sexualidad en el niñ o (premisa universal del pene, coito parental tratamiento cobrá ndoselo demasiado barato. Recomienda no dejar que se acumulen grandes
y teoría cloacal). sumas. El profesional tendrá derecho a negar asistencia gratuita (le sustrae tiempo de trabajo
por muchos meses; además el paciente pierde un buen motivo para aspirar al término de la
La eficacia de la clínica psicoanalítica se alcanza a través de dos vertientes cura).
interdependientes: el trabajo reelaborativo (resignificació n de las experiencias traumá ticas, a
través de interpretaciones y construcciones que provee el analista) y el vínculo Es importante establecer desde el principio una determinada hora de sesió n. Freud
transferencial, que hace posible el proceso simbolizante. En patologías graves, el espacio recomienda destinar a cada paciente la suya, aunque no la utilice, cobrá ndola igual, porque
analítico posibilita vivenciar en transferencia experiencias en el “aquí y ahora” de lo nunca cuando se adopta una prá ctica má s tolerante, las inasistencias “ocasionales” se multiplican.
sabido. Contrariamente, mediante esta rigurosa estipulació n, las inasistencias raramente se
producen. En caso de afecciones orgá nicas, aconseja interrumpir el tratamiento y dar otro
SOBRE LA INICIACIÓN DE TRATAMIENTO (Sigmund Freud - 1913) empleo a la hora liberada, retomando al paciente tan pronto se restablece y se libera otra
En este texto Freud plantea que las indicaciones má s importantes para la selecció n de hora para él.
pacientes son:
En ocasiones, uno se encuentra con enfermos a quienes es preciso consagrarles má s tiempo
Aceptarlos primero só lo provisionalmente, por una semana o dos (= actualmente entrevistas que el promedio de una hora de sesió n, porque ellos pasan la mayor parte de esa hora
preliminares). Si uno interrumpe dentro de ese lapso, le ahorra al enfermo la impresió n tratando de romper el hielo y volverse comunicativos.
penosa de un intento de curació n infortunado. Sirve para sondear si es apto para el aná lisis
(descartar si no es el inicio de una esquizofrenia –parafrenia-, en cuyo caso no podrá La pregunta por la duració n del tratamiento es de respuesta casi imposible. El psicoaná lisis
prometer curació n). Esta etapa es ya el comienzo del psicoaná lisis así que debe obedecer a requiere siempre lapsos más prolongados, por eso es deber revelarle esto al paciente antes
sus reglas. de que él decida emprender el tratamiento. Hay que llamarle de antemano la atenció n sobre
las dificultades y sacrificios de la terapia analítica.
Prolongadas entrevistas previas antes de comenzar el tratamiento, hacerlo preceder por una
terapia de otro tipo, así como un conocimiento anterior entre el médico y la persona por Freud desaprueba comprometer a los pacientes a que perseveren cierto lapso en el
analizar, traen nítidas consecuencias desfavorables, porque hacen que el paciente enfrente al tratamiento, consintiéndoles que interrumpan la cura cuando quieran, pero sin ocultarles
médico con una actitud transferencial ya hecha. Así el médico deberá ir descubriendo de a que una ruptura tras breve trabajo no arrojará ningú n resultado positivo y es fá cil que, como
poco, en lugar de observar su inicio, crecer y devenir, lo que pondrá al paciente por un una operació n incompleta, los deje en un estado insatisfactorio.
tiempo en una posició n de ventaja.
Siempre se padece de una sola neurosis, no de varias que por azar coincidirían en un
Hay que desconfiar de todos los que quieren empezar la cura con una postergació n individuo. El enfermo a quien, segú n su deseo, uno librara de un síntoma intolerable, bien
(resistencias). podría hacer la experiencia de que se le agrava hasta adquirir ese cará cter un síntoma hasta
ese momento llevadero.
Los vínculos amistosos o trato social previo entre médico y paciente o su familia, dificultan
las cosas, pudiendo costar el sacrificio de una amistad. De no desear esto, es mejor derivar. Siempre se debe observar:

Al escéptico se le dice que no es requisito que confíe en el aná lisis para que sea efectivo y  Diagnó stico de predominancia
tiene derecho a mostrarse todo lo crítico y desconfiado que quiera. Que su desconfianza no es  Sujeto heterogéneo (neurosis mixta)
más que un síntoma entre los otros que tiene y no resultará perturbadora, siempre que  Aparato abierto: a nuevos trastornos / a nuevas resignificaciones
obedezca a conciencia a lo que le pide la regla del tratamiento.
Aconseja que el enfermo se acueste sobre un divá n mientras el analista se sienta detrá s, de
Alguien muy idó neo para ejercer el psicoaná lisis puede comportarse como cualquier mortal modo que el paciente no lo vea.
y producir las má s intensas resistencias, cuando él mismo se convierte en objeto del mismo.

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No importa con qué material se empiece (la biografía, el historial clínico o los recuerdos de La técnica consiste en no querer fijarse en nada en particular y en prestar a todo cuanto
infancia del paciente), con tal que se deje al paciente mismo hacer su relato y elegir el punto uno escucha la misma “atenció n parejamente flotante”, evitando escoger entre el
de partida. Lo ú nico que debe atenerse a la regla fundamental de la técnica psicoanalítica material ofrecido, corriendo el riesgo de no hallar nunca má s de lo que ya sabe.
(decir todo cuanto le venga a la mente, sin rechazar ninguna ocurrencia, con absoluta Al analizado se le exige asimismo referirse a todo cuanto se le ocurra, sin crítica ni
sinceridad), desaconsejando preparaciones previas a la terapia (resistencias), y hablar con selecció n previas (regla fundamental del psicoaná lisis= asociació n libre).
otros (ej.: amigos) sobre su cura (los pensamientos destinados a imponerse en presencia del
b) No recomienda tomar notas, lo cual, ademá s de causar mala impresió n, provoca la
médico, se irá n allí.
forzosa y dañ ina selecció n del material. Se aceptan excepciones para anotar fechas,
textos de sueñ os o ciertos resultados dignos de nota que puedan desprenderse con
Es aconsejable que al comienzo de su tratamiento, el enfermo informe a la menor cantidad de
facilidad del contexto y se presten a utilizarlos como ejemplos autó nomos. Los sueñ os,
personas posibles, para protegerlo de influencias hostiles que intenten apartarlo del aná lisis.
Freud solía pedir a los pacientes mismos que los escribieran, una vez relatados.
En ocasiones se tropezará con pacientes, que empiezan su cura con la desautorizante c) Tomar notas durante la sesió n con el paciente se podría justificar por el designio de
afirmació n de que no se les ocurre nada que pudieran narrar. En ese caso, no se debe ceder convertir al caso tratado en tema de una publicació n científica. Igual hay que tener en
nunca a su ruego de que se les indique aquello sobre lo cual deben hablar. cuenta que unos protocolos exactos en un historial clínico analítico rinden menos de lo
que se esperaría de ellos.
Así como la primera resistencia, también los primeros síntomas o acciones del paciente
merecen un interés particular y pueden denunciar un complejo que gobierne su neurosis. d) La técnica que sirve al trabajo analítico se contrapone hasta cierto punto a la de la
investigació n. Mientras el tratamiento de un caso no esté cerrado, no es bueno
El analista no debe empezar a hacer comunicaciones al analizado, ni hacer diagnó sticos elaborarlo científicamente.
instantá neos, antes de haber establecido una transferencia operativa, aunque ya haya notado e) Aquella frialdad de sentimiento que cabe exigir del analista se justifica porque crea para
sus deseos retenidos desde un comienzo. Tampoco se debe comunicar una solució n de ambas partes las condiciones má s ventajosas: para el médico, el muy deseable cuidado
síntoma ni traducció n de un deseo, antes que el paciente esté pró ximo a ello. No se ganará de su propia vida afectiva; para el enfermo, el máximo grado de socorro que hoy no es
tiempo en el tratamiento, sino fomentar las resistencias. posible prestarle. Para el psicoanalista hay una tendencia afectiva peligrosísima: la
ambició n de obtener, con su nuevo y tan atacado instrumento, un logro convincente
El motor más directo de la terapia es el padecer del paciente y el deseo, que ahí se engendra, para los demás.
de sanar.
f) Al igual que el paciente con la regla fundamental, el analista debe volver hacia el
Las magnitudes de afecto requeridas para vencer las resistencias las reemplaza movilizando inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como ó rgano receptor. Es lícito
las energías entregadas para la transferencia, y mediante las comunicaciones oportunas exigirle que se haya sometido a una purificació n psicoanalítica, y tomado noticia de sus
muestra al enfermo los caminos por los cuales debe guiar esas energías. propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le
ofrece. Cualquier represió n no solucionada en el médico corresponde a un “punto
Transferencia e instrucció n (en virtud de la comunicació n) son las nuevas fuentes de fuerza ciego” en su percepció n analítica. Todo el que quiera llevar a cabo aná lisis en otros,
que el enfermo debe al analista. Pero la instrucció n vale só lo en la medida en que es movido a debe someterse antes a un aná lisis con un experto.
ello por la transferencia, y por eso la primera comunicació n debe aguardar hasta que se haya g) El médico no debe ser transparente para el analizado, sino, como la luna de un espejo,
establecido una fuerte transferencia. mostrar só lo lo que le es mostrado. No debe contarle intimidades propias a cambio de
las del paciente.
CONSEJOS AL MÉDICO (S. Freud - 1912)
a) La tarea inmediata a que se ve enfrentado el analista que trata a más de un enfermo por h) El analista debe contener la tentació n a realizar una actividad pedagó gica e indicar
día consiste en guardar en la memoria los innumerables nombres, fechas, detalles del metas al analizado, forzá ndolo a la sublimació n. Debe ser tolerante con las debilidades
recuerdo, ocurrencias y producciones patoló gicas que se presentan durante la cura, y del enfermo.
en no confundirlos con los de otros pacientes.
i) No recomienda la lectura de escritos psicoanalíticos con los pacientes. Tampoco debe
buscarse el apoyo de padres o parientes, dá ndoles a leer alguna bibliografía, ya se
introductoria o má s profunda. Lo que se consigue en estos casos es la inevitable

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hostilidad de los parientes al tratamiento psicoanalítico de uno de los suyos, de suerte y pervive en él como “cuerpo extrañ o”. Los síntomas desaparecen en cuanto se consigue
que aquel ni siquiera podrá iniciarse. despertar el recuerdo del suceso provocador y con él, el montante de excitació n no derivada
en el tiempo del acontecimiento (má s adelante lo llama trabajo elaborativo o tramitació n
psíquica).
Unidad II: Clínica y Ética. Dispositivo psicoterapéutico Las dos posibilidades ante el trauma son:
Variables fijas y mó viles en el dispositivo psicoterapéutico: el método y la técnica.
Asistencia regida por principios de neutralidad y abstinencia basada en la realidad a) La derivació n en la acció n
psíquica del paciente, dando lugar a la libre emergencia discursiva de quien sufre. La b) La derivació n de la excitació n en el complejo asociativo
intervenció n psicoterapéutica: señ alamiento, interpretació n y construcció n. Funció n del
tiempo y el dinero en las diferentes psicoterapias. Disponibilidad de instrumentos: A partir de la hipnosis, los sueñ os y los síntomas histéricos, le resulta evidente la divisió n del
internació n, hospital de día, acompañ amiento terapéutico, psicofarmacología. psiquismo y la existencia de un psiquismo inconsciente, esbozando un aparato psíquico
separado en estratos, organizados alrededor de un nú cleo pató geno traumá tico.
PSICOANÁLISIS E IDEOLOGÍA (CF III) (Héctor Fischer)
Este texto supone pensar los “-ismos”: lacanismo, cognitivismo, freudismo. Se plantea que las Triple organización del material patógeno
teorías son iguales porque no hay penetració n de posibles transformaciones teó ricas, son
 Cronoló gico / Lineal
rígidas (rígido ≠ riguroso). Tenemos que prestar atenció n a có mo se respetan los conceptos
 Concéntrico
fundamentales.
 Diná mico (salto de caballo)
La propuesta del Psicoaná lisis es el cambio, la revolució n. Al reconocer el cará cter eró tico-
sexual de la energía deseante y al admitir el polimorfismo infinito y peculiar de las pulsiones Las representaciones intolerables reprimidas se comportan como “cuerpo extrañ o” (resto
y sus objetos, contribuye al cuestionamiento y fractura de todos los có digos arcaicos. Atenú a libidinal traumá tico que se sustrae al entramado representacional), que establece enlaces y
la estigmatizació n del loco, refutando la supuesta primacía de la determinació n orgá nica y la se entrama en cadenas representacionales (no hay un solo nú cleo pató geno, puede haber
calificació n moral, reinante en el S. XIX. Ademá s, considera a la locura y a la irracionalidad varios entrelazados). Se comporta como un infiltrado.
como componentes normales de la razó n y la cordura.
Para que se instrumente la represió n, son necesarias dos condiciones: a) que se trate de
La ideología parcializa el conocimiento científico, va tras verdades absolutas en busca del sucesos sexuales y b) que éstos hayan ocurrido antes de haber alcanzado la madurez sexual.
poder, mientras que la labor psicoanalítica es hacer el trá nsito desde la verdad (el síntoma)
hacia el saber (el porqué). Primer tiempo del trauma: El trauma es inherente a la constitució n de la psicosexualidad
en el niñ o, en un sentido universal, y es a la vez exterior (la sexualidad arriba al niñ o desde el
LA IMPORTANCIA DEL TRAUMA EN LA CLÍNICA ACTUAL (Anahí Rebagliati) otro materno) e interior (brota desde ese exterior interiorizado como “cuerpo extrañ o”
La clínica psicoanalítica, regida por la atenció n flotante de parte del analista, cumpliendo con interno implantado) En el acto de la alimentació n y cuidados maternos ha surgido una
los principios de neutralidad y abstinencia y asociació n libre por parte del paciente, consiste satisfacció n suplementaria, que no es la de la necesidad, que clamará por ser saciada. Ese
en asistir a quien sufre un padecimiento anímico, orientá ndose en la bú squeda de las primer registro de inscripciones persisten en un estado de no ligadura, incapaces de hacerse
determinaciones inconscientes de ese padecimiento, sirviéndose del vínculo transferencial. conscientes. Estas primeras huellas dan origen al aparato psíquico.

 Abstinencia: Dar la menor cantidad de satisfacciones sustitutivas posibles. El analista NUEVOS CAMINOS DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA (S. Freud - 1919)
debe comportase de un modo tal, que el analizado no encuentre satisfacciones Freud realiza una analogía entre el Psicoaná lisis y el trabajo del químico, porque los síntomas
sustitutivas a sus síntomas en el aná lisis (o que sean minimizados). y las exteriorizaciones patoló gicas del paciente son, como todas sus actividades anímicas, en
extremo compuestos, y los elementos de esa composició n está n constituidos por motivos,
 Neutralidad: Ser neutral en cuanto a valores religiosos, morales y sociales. No dirigir la mociones pulsionales. El enfermo no sabe nada de estos motivos elementales o su saber es
cura en funció n de un ideal cualquiera. Atenerse a la atenció n flotante. muy insuficiente. Entonces le damos a conocer la composició n de esas formaciones anímicas,
reconducimos los síntomas a las mociones pulsionales que los motivan, desconocidos hasta
Freud explicó el origen de las formaciones patoló gicas neuró ticas por sucesos sexuales entonces en el enfermo, tal y como el químico separa la sustancia bá sica, el elemento
traumá ticos acontecidos durante la primera infancia, abocá ndose a la relació n entre químico, de la sal que se ha vuelto irreconocible por combinació n con otros elementos.
sexualidad, trauma y defensa psíquica. El trauma actú a como agente provocador del síntoma
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Esta comparació n de la actividad psicoanalítica con un trabajo químico podría sugerirnos DINÁMICA DE LA TRANSFERENCIA (S. Freud – 1912)
una nueva orientació n para la terapia. Hemos analizado al enfermo, descompuesto su La acció n conjunta de la disposició n congénita y las influencias experimentadas durante los
actividad anímica en sus ingredientes elementales, pesquisando en él esos elementos añ os infantiles determina, en cada individuo, la modalidad especial de su vida eró tica. Só lo
pulsionales separados y aislados. Parecería entonces natural exigirnos que lo ayudá ramos una parte de estas tendencias que determinan la vida eró tica han realizado una evolució n
también a obtener una nueva y mejor composició n de ellos. psíquica completa. Esta parte, vuelta hacia la realidad, se halla a disposició n de la
personalidad consciente. En cambio, otra parte ha quedado detenida y só lo ha podido
Pero la comparació n encuentra su límite por el hecho de que en la vida anímica enfrentamos desplegarse en la fantasía o ha permanecido inconsciente. El individuo, cuyas necesidades
aspiraciones sometidas a una compulsió n de unificar y reunir. Si conseguimos descomponer eró ticas no son satisfechas por la realidad, orientará representaciones libidinosas hacia toda
un síntoma, librar de cierta trama a una moció n pulsional, ella enseguida se insertará en una nueva persona que surja en su horizonte. Es por lo tanto, comprensible que la carga se
nueva. oriente también hacia la persona del médico.

Sucede entonces, justamente lo contrario: el enfermo de neurosis nos ofrece una vida La transferencia que surge en la cura analítica se nos muestra siempre, al principio, como el
anímica segmentada por resistencias, y a medida que la analizamos y eliminamos estas arma má s poderosa de la resistencia.
ú ltimas, va integrando en la gran unidad que llamamos su “Yo” todas las mociones
pulsionales hasta entonces escindidas de él. Así, la psicosíntesis se consuma en el analizado Tenemos que distinguir una transferencia “positiva” (de sentimientos cariñ osos, que
sin nuestra intervenció n, de manera automá tica e inevitable (por añ adidura). No es cierto proceden de fuentes eró ticas) y una “negativa” (de sentimientos hostiles). Esta ú ltima, en las
que en el enfermo algo quede descompuesto en sus ingredientes, y espere a que lo formas curables de psiconeurosis coexiste con la transferencia cariñ osa, apareciendo ambas
recompongamos de algú n modo. simultá neamente, en muchos casos, sobre la misma persona, situació n que Bleuler llamó
“ambivalencia”. En la neurosis obsesiva parece ser característica de la vida instintiva una
Por lo tanto, la actividad terapéutica debe acotarse a dos contenidos: hacer consciente lo prematura “disociació n de los pares de antítesis”. Allí, adonde la facultad de transferencia se
reprimido y poner al descubierto las resistencias. ha hecho esencialmente negativa, como en los paranoides, cesa toda posibilidad de influjo y
de curació n.
En la medida de lo posible, la cura analítica debe ejecutarse en un estado de privació n
(abstinencia), cuidando que el padecer del enfermo no termine prematuramente en una El vencimiento de los fenó menos de la transferencia ofrece al psicoanalista má xima
medida decisiva, porque corremos el riesgo de no conseguir otra cosa, má s que una mejoría dificultad, pero prestan inestimable servicio de hacer actuales y manifiestos los impulsos
no duradera. eró ticos ocultos y olvidados de los enfermos (nada puede ser vencido in absnetia o in effigie).

El peligro amenaza desde dos lados. Por una parte, el paciente, se empeñ a en procurarse en TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA (CF VII – Norberto Pisoni)
reemplazo de sus síntomas nuevas satisfacciones sustitutivas. El segundo peligro es que el TRANSFERENCIA
enfermo busque la satisfacció n sustitutiva dentro de la relació n de transferencia con el La transferencia ocupa el lugar de soporte del tratamiento psicoanalítico y es uno de sus
médico. Es preciso consentirle algo, pero no demasiado. Lo adecuado es denegarle aquellas conceptos fundamentales.
satisfacciones que má s intensamente desea y que exterioriza con mayor urgencia.
Historia:
Tampoco se debe educar al enfermo para que se asemeje a nosotros, sino para que se libere y Comenzó siendo un hecho clínico observable por Freud en la prá ctica con sus pacientes.
consuma su propio ser.
 Estudios sobre la Histeria / Sobre Psicoterapia de la Histeria (1893-95) : En este
Unidad III: Vínculo paciente-terapeuta escrito, realizado con Breuer (estudios con Anna O.: quien inaugura el método con sus
Vínculo paciente-terapeuta como eje del tratamiento. Reediciones de vivencias sufrientes expresiones “cura por la palabra”, “limpieza de la chimenea”), la primera noció n de
dentro y fuera del tratamiento. Trabajo de los obstá culos surgidos en el transcurso del transferencia es interpretada como un hecho de naturaleza extrañ a que se interpone y
proceso psicoterapéutico. Efectos de esos obstá culos en el terapeuta. Posibilidad de obstaculiza el trabajo analítico (lucha contra las resistencias). El final del tratamiento
influencia terapéutica en el paciente para el abordaje del trauma. Insistencia del mismo. había comprometido la vida privada de Breuer y el bienestar de su familia. Tuvo un
Diferencias en el trabajo psicoterapéutico con patologías graves. embarazo histérico, con trabajo de parto incluido, cuyo hijo decía, era del Dr. Breuer.
Freud plantea entonces que en la etiología de la histeria hay una defensa de una
representació n de cará cter sexual, disintiendo con Breuer. Freud estudia a otra

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paciente también y concluye que la transferencia al médico se produce por un enlace quedan al servicio de la conciencia y del yo y otros que, no pudiendo alcanzar tal
falso (aquello que había quedado enlazado a la representació n reprimida se presenta desarrollo quedan inconscientes y sometidos al principio del placer, buscando su
reproducido en una representació n con el analista). A este enlace falso en la persona satisfacció n, independientemente del yo y del principio de realidad. Esto queda
del analista, Freud lo llamó por primera vez “transferencia”. reprimido y va a transferir en la figura del analista.
 La Interpretación de los Sueños (1900) : Aquí plantea la transferencia como una En la transferencia se hacen actuales y manifiestos los impulsos eró ticos reprimidos
transferencia de sentido al resto del sueñ o, haciendo de soporte al deseo inconsciente por medio de la puesta en escena de lo reprimido. Funciona como motor y como
para su expresió n. Son formas vaciadas de su sentido, muchas veces insignificantes, que obstá culo (resistencia). Desempeñ a el lugar má s importante en la cura porque permite
el deseo inconsciente inviste con un nuevo significado (transferencia de sentido). Lo elucidar y resolver conflictos inconscientes.
plantea como:
 Desplazamiento: Selecció n de representaciones lo bastante lejanas a las dadas, para En toda transferencia se pone en juego tanto lo positivo como lo negativo. La
poder traspasar la censura. abstinencia del analista tiene que ver con no brindar satisfacciones sustitutivas, lo que
provoca que se repita el clisé, para trabajar ahí. La frustració n tiene que ver con la
 Condensación: Transmutació n de los valores psíquicos, despojando de su intensidad a formació n de síntomas, por eso Freud dice que hay que cuidarse de no frustrar (el
unas representaciones para transferirlas a otras (varias representaciones en una). analista no frustra, la frustració n viene con el paciente y es el motor del aná lisis). La
 Realización de deseos: Los deseos reprimidos logran realizarse a través de cura analítica se hace por y a pesar de la transferencia (hay que rescatar lo positivo y lo
representaciones nimias (despojadas de su significació n), aceptables a la conciencia. negativo de ésta).
(ej.: lapsus, chistes, sueñ os, síntomas).
 Recuerdo, Repetición y Reelaboración (1914): Freud enuncia un nuevo concepto:
Má s tarde, con el caso Dora, Freud pone el acento en “las transferencias” con las distintas neurosis de transferencia, como una neurosis artificial, intermediaria entre la neurosis
personas, siendo el analista una má s entre ellas. Comienza a integrar el concepto de “falso infantil y la realidad. Añ os atrá s observó que en el comienzo del aná lisis se presentaba
enlace” y lo exterior y pasado (originario) se vuelve actual e interior. Se crean nuevas casi siempre un momento de alivio de los síntomas (“furor curandis”), en que muchos
estructuras mentales, que llama “reimpresiones” (las distintas “má scaras” adonde se esconde pacientes se declaraban curados en los primeros tiempos del tratamiento. En esta
el material pató geno), que tienen un lugar central en la cura, perturban el progreso analítico “enfermedad artificial” los objetos tan variados como irreales de la libido, quedan
y entorpecen la relació n terapéutica. Freud afirma que el tratamiento psicoanalítico no crea sustituidos y transferidos a la persona del médico. Estas repeticiones aportará n el
la transferencia, sino que ésta se encuentra en la base de las relaciones humanas, siendo por material con que el paciente luego podrá evocar por la vía de la asociació n libre. El
lo tanto, un fenó meno universal, que el psicoaná lisis debe utilizar como auxiliar para recuerdo reprimido se repite en la transferencia como estereotipo o clisé.
completar la cura (cará cter paradojal).  Más allá del Principio del Placer (1920) : Freud considera aquí que a la neurosis de
transferencia no hay que alimentarla, sino circunscribirla lo máximo posible, porque en
 Dinámica de la Transferencia (1912) : Aquí retoma la pregunta acerca del origen. la transferencia se repite lo reprimido primordial y esto no es rememorable, esta
Sostiene que está determinada por la modalidad especial de la vida eró tica, quedando repetició n está motivada por la compulsió n a la repetició n, al servicio de la pulsió n de
ésta ligada a las imagos paternas, maternas o de toda persona significativa de la vida muerte (ej.: repetició n en el juego de los niñ os, en los sueñ os de las neurosis
infantil, segú n las cuales la persona va a construir clisés, modelos o estereotipos que se traumá ticas, en transferencia).
repetirá n incansablemente a lo largo de la vida. Se pueden ver desde dos lugares:
 Desde la teoría de la libido : Estos clisés se repiten en la conducta en forma CONTRATRANSFERENCIA
permanente, en toda ocasió n en que las representaciones no pueden ser satisfechas Freud introduce este concepto en 1910 en El porvenir de la terapia psicoanalítica,
en la realidad, siendo desconocidas por el paciente. posteriormente al de transferencia. Su objetivo es, nuevamente, advertir al analista de los
obstá culos que pueden presentarse en el devenir de la cura y al peligro de una intervenció n
 Desde las series complementarias : Todo sujeto posee una disposició n innata y por excesiva de la personalidad del analista.
influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidad amorosa determinada
en su vida amorosa (un clisé de la vida pulsional). En las series complementarias: la Se trata de los sentimientos y pulsiones que surgen en el Inconsciente del analista como
primera y la segunda serie corresponden a lo preedípico y edípico (no corresponde resultado de la transferencia del analizado y su recomendació n a dominarla a través del
a verdades objetivas). Freud distingue dos clases de fenó menos de la vida amorosa: propio aná lisis.
aquellos que han alcanzado un desarrollo psíquico completo y que por lo general
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La falta de experiencia, o conocimientos técnicos o teó ricos, los “puntos ciegos” del analista simbó licos, horarios insostenibles, intervenciones apaciguadoras, pudiendo llegar a
deben ser diferenciados de su reacció n contratransferencial. paralizar al analista.
Otro destino, es que el odio justificado y objetivo puede ser usado adecuadamente en
Esta es una primera vía de abordaje “clá sica”, pero a partir de ella comienza una
algunos momentos de la interpretació n, ya que el paciente lo busca y debe ser capaz de
preocupació n, en la segunda mitad del siglo XX, replanteando su presencia en el aná lisis y su
encontrarlo para poder encontrar también el amor objetivo del analista.
significado, no só lo como problema técnico sino teó rico, que surge a raíz de la clínica de
niñ os, psicó ticos y otras patologías graves, por las contratransferencias que despiertan.
EL ODIO EN LA CONTRATRANSFERENCIA (Donald Winnicott – 1947)
Aquí Winnicott examina un aspecto de la ambivalencia: el odio en la contratransferencia.
Una segunda vía llamada “totalizadora” la define como “reacció n emocional total del
Sostiene que el aná lisis de los psicó ticos se hace imposible, a menos que el odio del propio
psicoanalista hacia el paciente en la situació n terapéutica. Este enfoque propugna un uso
analista sea consciente y bien delimitado, debiendo someterse a aná lisis él mismo. Aun así, el
técnico má s activo de ella, considerada ú til para una mayor comprensió n del paciente.
aná lisis de un psicó tico es molesto en comparació n con el de un neuró tico, porque los
pacientes locos son siempre una pesada carga emocional para quienes cuidan de ellos. Por
Peligro de la “totalizadora”: alejarse de la neutralidad y una intervenció n exagerada de las
mucho que quiera a sus pacientes, el psiquiatra no puede evitar odiarlos y temerlos.
emociones del analista.
Los fenó menos de la contratransferencia podrían clasificarse de la siguiente manera:
Peligro de la “clá sica”: Fomentar una actitud fó bica del analista hacia sus reacciones
emocionales, perdiendo así una importante informació n acerca de la comunicació n no verbal
1. Anormalidad en los sentimientos de contratransferencia, y relaciones e identificaciones
entre paciente y analista.
fijas, que se hallan bajo represió n en el analista.
2. Las identificaciones y tendencias correspondientes a las experiencias personales del
Racker
analista y a su desarrollo personal y que aportan un marco positivo para su labor
Para Racker, el analista fluctú a entre dos tipos de identificació n contratransferencial:
analítica.
 La identificación concordante: Es una identificació n del analista con la parte 3. De las identificaciones y tendencias distingue el amor y odio que siente el analista como
correspondiente del aparato psíquico del paciente (Yo con Yo, Superyó con Superyó ) reacció n ante la personalidad y el comportamiento del paciente, basado en la
experimentando en sí mismo la emoció n central que el paciente está en ese momento. observació n objetiva.
 La identificación complementaria: Es la identificació n del analista con los objetos de Si un analista debe analizar a psicó ticos o antisociales, debe ser capaz de ser tan plenamente
transferencia del paciente. consciente de la contratransferencia como para separar y estudiar sus reacciones objetivas
ante el paciente (incluido el odio). Ademá s, piensa que el paciente só lo puede apreciar en el
Winnicott analista, aquello que él mismo es capaz de sentir (ej.: un psicó tico, en quién coinciden el odio
Distingue tres fenó menos: y el amor, experimenta una profunda convicció n de que el analista también es só lo capaz del
1) Las relaciones e identificaciones fijas que se hallan bajo represió n en el analista, mismo estado, brutal y peligroso.
conflictos inconscientes no elaborados que afectan e interfieren el proceso terapéutico
(debe ser resuelto en el aná lisis personal). Para poder analizar a pacientes psicó ticos debemos haber llegado a lo má s primitivo de
nosotros mismos. Una de las principales tareas de cualquier analista consiste en mantener la
2) Una contratransferencia positiva (“actitud profesional del analista”), que implica que objetividad ante todo lo que le presente el paciente, y un caso especial de esto es la necesidad
ésta se halla en un estado de estabilidad y confiabilidad y que ha sometido a un del analista de poder odiar objetivamente al paciente.
riguroso examen sus ideas y afectos antes de enunciar una interpretació n.
3) La contratransferencia verdadera objetiva, en la cual va a desplegarse tanto el amor El analista debe estar preparado para soportar la tensió n, sin esperar que el paciente sepa lo
como el odio que siente el analista ante la personalidad y comportamiento del paciente, que está haciendo. Para esto, al analista debe serle fá cil asumir sus propios temores y odios.
de la cual debe ser consciente, o el aná lisis se haría imposible. En ciertas etapas de ciertos aná lisis, el paciente llega efectivamente a buscar el odio del
analista, y lo que entonces se necesita es un odio objetivo. El paciente debe encontrarlo, de lo
Su innovació n está en su apreciació n del odio en la contratransferencia. Sus destinos contrario es imposible que se crea capaz de encontrar amor objetivo.
pueden ser variados: puede ser reprimido con la construcció n de formació n reactiva a
modo de sometimiento masoquista (“sentimentalismo”) y consiste en: honorarios
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Respecto del odio, Winnicott sugiere que la madre odia al bebé antes de que ésta la odie a desarrolla una actitud maternal con respecto al “verdadero self” y se lo sostiene
ella, y antes de que el bebé pueda saber que su madre le odia (el pequeñ o va desarrollando el permanentemente del mismo modo que una madre sostiene a su bebé en la salida de la
significado de la palabra “odio” a medida que va siendo capaz de percibirse en tanto que identificació n primaria.
persona completa).
El analista sigue el principio bá sico del psicoaná lisis: que el inconsciente del paciente dirija la
Algunas de las razones, por las cuales una madre odia a su bebé son: que constituye un marcha y só lo debe seguírsele a él. Pero hay diferencias en los tipos de labor:
peligro para su cuerpo durante el embarazo y parto, que interfiere en su vida privada; que
siente que su bebé el producido a fin de aplacar el deseo de su propia madre que exige un  Adonde hay un “verdadero self” (yo intacto), el marco del aná lisis (suma de los
bebé de ella; que le hace dañ o en los pezones al chupar; que es cruel (la trata como a una detalles de control) carece de importancia en relació n con la labor interpretativa.
escoria, una sirvienta gratuita, una esclava); que ella tiene que amarle, incluyendo sus  Adonde hay un “falso self”, el marco cobra mayor importancia que la interpretació n.
excreciones; que trata de hacerle dañ o (la muerde como señ al de amor); da muestras de El comportamiento del analista es percibido de a poco por el paciente como algo que da
desilusió n con respecto a ella; es un amor interesado; rehú sa su comida, pero come bien esperanza de que el “verdadero self” pueda por fin correr los riesgos de empezar a
cuando lo alimenta su tía. experimentar la vida.

Winnicott cree, segú n lo arriba expuesto, que en el aná lisis de los psicó ticos, así como en las A la larga el “falso self” se entrega al analista. Este es un momento de gran dependencia y de
ú ltimas fases del aná lisis, incluso de una persona normal, el analista debe hallarse en verdadero riesgo y el paciente, se halla en un profundo estado de regresió n (a los procesos
condiciones comparables a las de la madre de un niñ o recién nacido; debe ser capaz de precoces del desarrollo). Es un estado sumamente penoso debido a que el paciente es
tolerar el odio que su bebé le inspira sin hacer nada al respecto. El espacio analítico sería consciente de los riesgos que eso implica, mientras que no lo es el pequeñ o en la situació n
como un espacio transicional, dado que simboliza ese tiempo de separació n de la madre. originaria. En algunos casos es tanta la participació n de la personalidad, que el paciente debe
recibir cuidados en esta fase.
VARIEDADES CLÍNICAS DE LA TRANSFERENCIA (Donald Winnicott - 1955)
En este simposio Winnicott analiza la cuestió n de la transferencia en casos límite o de Mientras que en la neurosis de transferencia el pasado penetra en el consultorio, en el “falso
momentos psicó ticos, en los cuales el yo del paciente no puede suponerse como entidad self” el presente se remonta o retrocede al pasado y es el pasado. Así, el analista se enfrenta
instaurada, en los cuales no puede haber una neurosis de transferencia. con el proceso primario del paciente en el marco, en el que tuvo su validez originaria. Pasará
del “falso self” al “verdadero self”. Por primera vez el yo será capaz de experimentar los
Se refiere al estado de cosas que existe cuando se intenta salir de la identificació n primaria. impulsos del ello y de sentirse real al hacerlo. Y a partir de ahí podrá hacerse un aná lisis
Aquí, al principio, se halla la dependencia absoluta, habiendo dos posibles resultados: ordinario de las defensas del yo contra la angustia, porque el yo del paciente estará
1. La adaptación ambiental a la necesidad es suficiente, de manera que empieza a capacitado para empezar a recordar los fracasos originarios y sentir ira al respecto.
existir un yo que, con el tiempo, podrá experimentar impulsos del ello
El paciente hace uso de los fracasos del analista (es menos perjudicial equivocarse con estos
2. La adaptación ambiental no es suficiente, por lo que no hay una verdadera pacientes que con los neuró ticos). La clave reside en que el fracaso del analista se utiliza y
instauració n del yo, y en su lugar se desarrolla un seudo self, constituido por la debe ser tratado como fracaso pasado, que el paciente es capaz de percibir y encuadrar, y
agrupació n de innumerables reacciones ante una sucesió n de fracasos de adaptació n. sentir ira sobre él. El analista necesita poder utilizar sus fracasos en términos de lo que
significan para el paciente y si es posible, debe explicar cada uno de ellos, aunque signifique
Cuando el medio ambiente, en esta etapa se adapta con éxito, no es reconocido ni registrado. el estudio de su contratransferencia inconsciente. Indica que el analista ha cometido una
Cuando fracasa en su tarea de adaptació n activa, este fracaso se registra automá ticamente equivocació n o se ha comportado mal en algú n detalle. De hecho la resistencia persiste hasta
como un ataque, como algo que interrumpe la continuidad existencial, que es aquello que, de que el analista haya descubierto el fracaso y haya tratado de explicarlo. Si el analista se
no haberse interrumpido, habría formado el yo del ser humano en vías de diferenciació n. defiende a sí mismo, el paciente perderá la oportunidad de mostrarse airado acerca de un
fracaso pasado justamente allí, adonde por primera vez la ira se estaba haciendo posible.
Puede haber casos extremos, en los que haya reacciones ante los fracasos de adaptació n del Este trabajo resulta exigente, porque el analista debe poseer sensibilidad respecto de las
medio en la fase crítica de salida de la identificació n primaria. En estos casos se da un “falso necesidades del paciente, cuando no es la madre natural del paciente, y también porque debe
self”, que protege al “verdadero self oculto”, reaccionando frente a los fracasos de adaptació n buscar sus propios fracasos cuando aparezcan resistencias.
y permitiéndole al “verdadero self” conservar su continuidad existencial. Sin embargo, este
“verdadero self” sufre un empobrecimiento derivado de la falta de experiencia. El “falso self”

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El empleo de las equivocaciones del analista es la parte má s importante del tratamiento en Exhortar a la paciente, tan pronto como ella ha confesado su transferencia de amor, a sofocar
estas fases, porque permite al paciente enojarse por primera vez por los detalles del fracaso lo pulsional, a la renuncia y a la sublimació n, no sería un obrar analítico, sino un obrar sin
de adaptació n originario que (en el momento que ocurrió ) produjo disrupció n. Es esta parte sentido. Sería lo mismo que hacer subir un espíritu del mundo subterrá neo, con ingeniosos
del trabajo, la que libera al paciente de su dependencia del analista. De esta manera, la conjuros, para enviarlo de nuevo ahí abajo sin inquirirle nada. Uno habría llamado lo
transferencia negativa del aná lisis “neuró tico” es reemplazada por la ira objetiva acerca de reprimido a la conciencia só lo para reprimirlo de nuevo, presa del terror. La paciente só lo
los fracasos del analista. sentirá el desaire, y no dejará de vengarse.

PUNTUALIZACIONES SOBRE EL AMOR DE TRANSFERENCIA (Sigmund Freud – 1915) Tampoco se aconseja que el analista afirme corresponder a los sentimientos tiernos de la
Todo principiante en psicoaná lisis teme principalmente las dificultades que han de suscitarle paciente, esquivando los quehaceres corporales de esa ternura, hasta que pueda guiar la
la interpretació n de las ocurrencias del paciente y la reproducció n de lo reprimido. Pero no relació n por sendas má s calmas y elevarla a un estadio superior. El tratamiento
tarda en comprobar que tales dificultades significan muy poco en comparació n de las que psicoanalítico se edifica sobre la veracidad y, teniendo en cuenta que el analista exige del
surgen luego en el manejo de la transferencia. paciente la más rigurosa veracidad, pone en juego la autoridad íntegra si se deja pillar por él
en una falta a la verdad.
Freud se refiere aquí especialmente, al caso cuando una paciente se enamora de su analista.
La técnica analítica impone al médico el mandamiento de denegar a la paciente necesitada de
El médico debe tener la capacidad de discernir que el enamoramiento de la paciente le ha amor la satisfacció n apetecida. La cura tiene que ser realizada en la abstinencia.
sido impuesto por la situació n analítica, no pudiéndose atribuir a las excelencias de su
persona. Por lo tanto, no hay razó n para que se enorgullezca de semejante “conquista”, como Si su cortejo de amor fuera correspondido, sería un gran triunfo para la paciente y una total
se la llamaría fuera del aná lisis. derrota para la cura. Ella habría conseguido aquello a lo cual todos los enfermos aspiran en el
aná lisis: actuar, repetir e la vida algo que só lo deben recordar, reproducir como material
Es cierto que a primera vista no parece que del enamoramiento en la transferencia pudiera psíquico y conservar en un á mbito psíquico.
nacer algo auspicioso para la cura. La paciente, aú n la má s dó cil, ha perdido de pronto toda
inteligencia del tratamiento y todo interés por él, no quiere hablar ni oír má s que de su amor, Es que la relació n de amor pone término a la posibilidad de influir mediante el tratamiento
demanda que le sea correspondido; ha resignado sus síntomas o los desprecia, y hasta se analítico. Una combinació n de ambos es una utopía.
declara sana. Sobreviene un total cambio de vía de la escena.
Consentir la apetencia amorosa de la paciente es entonces tan funesto para el aná lisis, como
El médico que lo vivencia por primera vez, no hallará fá cil mantener la situació n analítica. sofocarla.
Deberá tener en cuenta que cuanto estorbe proseguir la cura, puede ser exteriorizació n de
una resistencia, y en el surgimiento de esa apasionada demanda de amor, la resistencia tiene Uno debe resguardarse de desviar la transferencia amorosa, de ahuyentarla o de disgustar de
sin duda una participació n grande. El enamoramiento existía desde antes, pero ahora la ella a la paciente; y con igual firmeza uno se abstendrá de corresponderle. Uno retiene la
resistencia empieza a servirse de él para inhibir la prosecució n de la cura, apartar del trabajo transferencia de amor, pero la trata como algo no real, como una situació n, por la que se
todo interés y sumir al médico analista en un penoso desconcierto. atraviesa en la cura, que debe ser reorientada hacia sus orígenes inconscientes y ayudará a
llevar a la consciencia lo má s escondido de la vida amorosa de la enferma, para así
Uno puede discernir también en la situació n el influjo de motivos que la complican, que en gobernarlo.
parte derivan del enamoramiento, pero en parte son exteriorizaciones de la resistencia. De la
primera índole es el afá n de la paciente por asegurarse de que es irresistible, por quebrantar La paciente, cuya represió n de lo sexual no ha sido cancelada, sino só lo empujada al
la autoridad del médico, rebajá ndolo a la condició n de amado, y por cuanto pueda resultar trasfondo, se sentirá entonces lo bastante segura para traer a la luz todas las condiciones de
atractivo como ganancia colateral de la satisfacció n amorosa. En ocasiones aprovechará la amor, todas las fantasías de su añ oranza sexual, abriendo desde aquí el camino hacia los
declaració n de amor como un medio para poner a prueba al riguroso analista. fundamentos infantiles de su amor.

¿De qué modo debe comportarse el analista para no fracasar en esta situación, si es La participació n de la resistencia en el amor de transferencia es indiscutible y muy
cosa para él decidida que la cura tiene que abrirse paso a pesar de esta transferencia considerable. Sin embargo, la resistencia no ha creado este amor; lo encuentra ahí, se sirve de
amorosa y a través de ella? él y exagera sus exteriorizaciones. Es verdad que este enamoramiento consta de reediciones

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de rasgos antiguos, y repite reacciones infantiles. Pero ese es el cará cter esencial de todo Winnicott cree que dos tipos de casos modifican completamente la actitud profesional del
enamoramiento. Ninguno hay que no repita modelos infantiles. terapeuta:

El amor de transferencia tiene rasgos particulares: 1) El paciente con una tendencia más o menos antisocial, obliga al terapeuta a corregir y a
continuar corrigiendo las fallas del yo auxiliar que alteró el curso de la vida del paciente.
1. Es provocado por la situació n analítica
2. Es empujado hacia arriba por la resistencia que gobierna a esta situació n 2) El paciente, que puede necesitar una regresión, y para generar un cambio significativo,
3. Carece en alto grado, del miramiento por la realidad objetiva, es menos prudente,
tendrá que atravesar una fase de dependencia infantil. En este caso, para que el “verdadero
menos cuidadoso de sus consecuencias, má s ciego en la apreciació n de la persona self” oculto se haga reconocer, el derrumbe del paciente formará parte del tratamiento y el
amada, de lo que querríamos concederle a un enamoramiento normal
analista tendrá que ser capaz de interpretar el rol de la madre para el infante del paciente, o
sea, deberá poder brindar un yo auxiliar en gran escala. El paciente deberá volverse
Para el obrar del médico es decisiva la primera de esas tres propiedades del amor de
sumamente dependiente, aunque exista una parte sana de la personalidad que mientras
transferencia. É l tendió el señ uelo a ese enamoramiento al introducir el tratamiento analítico tanto actú e como aliada del analista. El psicó tico fronterizo atraviesa de la técnica del
para curar la neurosis.
analista y la actitud profesional, y obliga a una relació n directa de tipo primitivo, incluso al
extremo de la fusió n. Esto se hace de modo gradual y ordenado, salvo cuando por la misma
Motivos éticos se suman a los técnicos para que el médico se abstenga de consentir el amor
enfermedad, debe reinar el caos tanto dentro como fuera.
de la enferma. Debe tener en vista su meta: que esta mujer, estorbada en su capacidad de
amar por fijaciones infantiles, alcance la libre disposició n sobre esa funció n de importancia
TRANSFERENCIA PARA WINNICOTT (aclaraciones sacadas de otro lado)
inestimable para ella, pero no la dilapide en la cura, sino que la tenga disponible para la vida
real cuando después del tratamiento, ésta se lo demande.
 EL SELF: Sería homologable al yo freudiano si estuviera en equilibrio con el Ello y el
Superyó . Es el “sí mismo”, el reconocimiento del “Yo soy” como algo particular y
Para el analista queda excluido el ceder. La paciente tiene que aprender de él a vencer el
diferente a otros.
principio del placer, a renunciar a una satisfacció n inmediata, pero no aceptada socialmente,  EL FALSO SELF: Es un “self” que está en resguardo del self verdadero. El “falso self” es
en favor de otra más distante, pero intachable, tanto en lo psicoló gico como en lo social.
una compensació n por las carencias tempranas. El “falso self” resguarda al “self
verdadero” de la desintegració n. Sería como una funció n de cuidado excesivo, que no
LA CONTRATRANSFERENCIA (Donald Winnicott - 1991)
deja ser pero que resguarda y permite que el sujeto se desempeñ e en el ambiente.
En este trabajo, Winnicott refiere a que a la palabra “contratransferencia” debería
restituírsele su uso original. Recuerda que en su artículo “Hate in the Counter-transference”
Cuando hablamos de patologías del falso self, nos referimos a patologías límite.
(1947), la palabra designaría “la anormalidad en los sentimientos contratransferenciales, y
relaciones e identificaciones fijas reprimidas en el analista. Esto lleva a comentar que el
Unidad IV: La eficacia psicoterapéutica
analista necesita más aná lisis…” para aumentar la estabilidad del cará cter y la madurez de la
Noció n de cura en las psicoterapias y en la medicina. Diná mica intrapsíquica del proceso de
personalidad del profesional.
cura. El levantamiento de las represiones. Vencimiento de las resistencias a la cura.
Construcció n de la historicidad. Límites del recordar. Proceso de elaboració n psíquica. La
El encuadre profesional da por sentado que el analista no tiene trastornos de la personalidad
cura en las neurosis y en las patologías graves.
que impidan mantener la relació n profesional o que implique defensas excesivas de su parte.
CONSTRUCCIONES EN PSICOANÁLISIS (Sigmund Freud – 1937)
Durante la sesió n, el analista es objetivo y congruente, y no es un salvador, un maestro, un
En este artículo, Freud responde frente a críticas acerca de la técnica analítica.
aliado ni un moralista. El efecto importante del propio aná lisis del analista en relació n con
esto consiste en que ha fortalecido su yo de modo tal que puede seguir profesionalmente
El trabajo analítico aspira a inducir al paciente a que abandone sus represiones, que
involucrado y hacerlo sin demasiada tensió n. En la medida en que esto sea cierto, la palabra
pertenecen a la primera época de su evolució n, y a reemplazarlas por reacciones de una clase
“contratransferencia” puede designar los rasgos neuró ticos que malogran la actitud
que corresponderían a un estado de madurez psíquica. Se sabe que sus actuales síntomas e
profesional y perturban el proceso analítico. No obstante, en el rol del analista variar segú n el
inhibiciones son consecuencia de represiones (sustitutos de cosas que ha olvidado). Nos da
diagnó stico del paciente. A diferencia de las neurosis, en casos fronterizos (psicó ticos), el
fragmentos de esos recuerdos en sus ensueñ os y si se entrega a la “asociació n libre” produce
paciente puede generar manifestaciones patoló gicas en el analista.
ideas, en las que podemos descubrir alusiones a las experiencias reprimidas y derivados de

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los impulsos afectivos suprimidos y reacciones contra ellos. Finalmente, hay indicios de un poco por delante y la otra siguiéndola). El psicoanalista termina una construcció n y la
repeticiones de los afectos que pertenecen al material reprimido, en acciones realizadas por comunica al sujeto del aná lisis, de modo que pueda actuar sobre él.
el paciente, dentro y fuera de la situació n psicoanalítica. La relació n de transferencia que se
establece hacia el analista se halla particularmente calculada para favorecer el regreso de En los trabajos sobre técnica psicoanalítica suele hablarse poco acerca de “construcciones”,
esas conexiones afectivas. porque en lugar de ellas se habla de las “interpretaciones” y de sus efectos. El término
“interpretació n” se aplica a alguna cosa que uno hace con algú n elemento sencillo del
El trabajo analítico consta de dos porciones completamente distintas, que se llevan a cabo en material (ej.: asociació n). Pero es una “construcció n” cuando uno coloca ante el sujeto
dos localizaciones diferentes, que afecta a dos personas, asigná ndoles tareas distintas: analizado un fragmento de su historia anterior, que ha olvidado.

 La persona que está siendo psicoanalizada ha de ser inducida a recordar algo que ha No se produce un perjuicio si alguna vez nos equivocamos y damos al paciente una
sido experimentado por ella y reprimido, y los determinantes diná micos de este construcció n erró nea de la probable verdad histó rica. Naturalmente, constituye una pérdida
proceso son tan interesantes que la otra parte del trabajo, la tarea realizada por el de tiempo, y no creará muy buena impresió n en él ni avanzará mucho en su tratamiento. Lo
psicoanalista, es rechazada a un segundo término. que ocurre en tales casos es más bien que el paciente permanece inconmovible por lo que se
 El analista ni ha experimentado ni ha reprimido nada del material que se considera. Su la ha dicho y no reacciona ni con un “sí” ni con un “no”.
tarea no ha de ser recordar algo. Su tarea es hacer surgir lo que ha sido olvidado,
construirlo. El tiempo y modo en que transmite sus construcciones a la persona que Se ha exagerado mucho el peligro de que extraviemos a nuestro paciente, sugestioná ndolo
está siendo psicoanalizada, así como las explicaciones con las que la acompañ a, para persuadirlo de que acepte cosas que nosotros creemos que son, pero que él piensa que
constituyen el nexo entre las dos partes del trabajo analítico, entre su propia parte y la no. Un analista tendría que haberse comportado muy mal para que esto ocurriera. No existe
del paciente. justificació n para acusarnos de que invariablemente tendamos a torcer sus observaciones
para transformarlas en una confirmació n. Un simple “sí” de un paciente no deja de ser
Su trabajo de construcció n (o reconstrucció n) se parece mucho a una excavació n ambiguo. No tiene valor, menos que sea seguido por confirmaciones indirectas, a menos que
arqueoló gica de un edificio que ha sido destruido y enterrado, con la ventaja de que el el paciente inmediatamente después de su “sí” produzca nuevos recuerdos que completen y
psicoanalista dispone de más material en cuanto que no trata con algo destruido, sino con amplíen la construcció n. Un “no” de una persona en tratamiento es tan ambiguo como un “sí”,
algo que todavía se halla vivo (ej.: repetició n de reacciones que datan de la infancia y todo lo y aú n es de menos valor.
que está indicado por la transferencia en conexió n con estas repeticiones).
Como todas estas construcciones son incompletas y cubren só lo pequeñ os fragmentos de los
Todo lo esencial está conservado, incluso las cosas que parecen completamente olvidadas sucesos olvidados, podemos suponer que el paciente no niega en realidad lo que se le ha
está n presentes de alguna manera y en alguna parte. Só lo depende de la técnica dicho, sino que basa su contradicció n en la parte que todavía no ha sido descubierta. De
psicoanalítica, el que tengamos el éxito de llevar completamente a la luz lo que se halla modo que la ú nica interpretació n segura de su “no” es que apunta a la incompletud (la
oculto. Só lo hay otros dos hechos que contrapesan la extraordinaria ventaja, de la que construcció n no le ha dicho todo).
disfruta el trabajo psicoanalítico:
Las manifestaciones expresas del paciente luego de que se la ha presentado una construcció n
1. Los objetos psíquicos son incomparablemente má s complicados que el material de las proporcionan muy escasa evidencia acerca de si hemos acertado o no. Formas indirectas de
excavaciones confirmarlo son: “Yo no pensé nunca en esto”. Lo que puede ser traducido por: “Sí, tiene
2. Tenemos un insuficiente conocimiento de lo que podemos esperar a encontrar, en usted razó n, acerca de mi inconsciente”. Pero esta fó rmula tan bien recibida por el analista,
cuanto que su estructura más fina contiene tantas cosas que son todavía misteriosas. suele llegar con más frecuencia después de simples interpretaciones que tras haber
producido una construcció n amplia. Una construcció n igualmente valiosa está implicada
La diferencia principal está en que para el arqueó logo la reconstrucció n es la aspiració n y el cuando el paciente contesta con una asociació n que contiene algo similar al contenido de la
fin de sus esfuerzos, mientras que para el analista la construcció n es só lo una labor construcció n.
preliminar.
Si la construcció n es mala, no hay cambios en el paciente, pero si es acertada o se aproxima a
Pero, no se trata de una labor preliminar en el sentido de que haya que completarse antes de la verdad, el paciente reacciona a ella con una inequívoca agravació n de sus síntomas y de su
que pueda empezarse el trabajo siguiente (ej.: construcció n de un edificio). En un estado general.
tratamiento analítico ambas clases de trabajo se realizan simultá neamente (una marchando

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Solamente el curso posterior del aná lisis nos faculta para decidir si nuestras construcciones niñ o hacia la madre no fuera superada y persistiera como una “represió n primaria”. Segú n
son correctas o inú tiles. El camino que empieza en la construcció n del analista, debería Rank, si este trauma primario era tratado en un aná lisis, la neurosis podría quedar
acabar en los recuerdos del paciente, pero muy frecuentemente no logramos que el paciente completamente resuelta, y esto podía realizarse en pocos meses.
recuerde lo que ha sido reprimido. En su lugar (si el aná lisis es llevado correctamente)
producimos en él una firme convicció n de la verdad de la construcció n, que logra el mismo Pero el argumento de Rank fue má s bien un producto de la postguerra en Europa y la
resultado terapéutico que un recuerdo vuelto a evocar. prosperity en América, diseñ ado para adaptar el tempo de la terapéutica analítica a la prisa
de la vida americana.
En ciertos aná lisis la comunicació n de una construcció n acertada ha evocado en el paciente
vivos recuerdos, pero lo recordado no ha sido el suceso que constituía el objeto de la Freud ya había adoptado otro modo de acelerar un tratamiento psicoanalítico antes de la
construcció n, sino detalles relacionados con él. El “surgimiento” de lo reprimido puesto en guerra. Cita el ejemplo de un joven ruso que había llegado en estado de completo
actividad por la presentació n de la construcció n, ha intentado llevar las huellas mnémicas derrumbamiento y luego de unos añ os había mejorado mucho, pero en un momento su
importantes a la conciencia, pero la resistencia, si bien no logra detenerlo, sí logra mejoría se detuvo, no pudiendo avanzar má s lejos en el esclarecimiento de su neurosis de la
desplazarlo a objetos adyacentes de importancia menor. infancia, en la cual se había basado su enfermedad posterior, y estaba claro que el paciente
estaba muy có modo en su actual posició n (el tratamiento se inhibía a sí mismo).
Estos recuerdos podrían haber sido descritos como alucinaciones, si a su claridad se hubiera
añ adido una creencia en su presencia actual. Tal vez pueda ser una característica general de El procedimiento consistió en fijar un límite de tiempo para el análisis. Esto llevó a que las
las alucinaciones, a la que hasta ahora no se le ha concedido atenció n suficiente, que en ellas resistencias del paciente cedieran y en los ú ltimos meses pudo reproducir todos los
reaparezca algo experimentado en la infancia y luego olvidado. recuerdos que ayudaron a comprender su neurosis precoz y dominar la actual. Cuando dejó
el tratamiento, en el verano del 1914, Freud creyó que su curació n era radical y permanente.
Con bastante frecuencia, cuando un neuró tico es llevado por un estado de ansiedad a esperar
la llegada de un suceso terrible, en realidad se halla bajo el influjo de un recuerdo reprimido, Caso: Hacia el final de la guerra volvió a Viena como refugiado y en la miseria y Freud tuvo
de que alguna cosa que en aquel tiempo era terrorífica ocurrirá realmente. que ayudarlo a dominar una parte de la transferencia que no había quedado resuelta, lo cual
se logró en pocos meses. Posteriormente algunas veces volvieron a surgir episodios
Los delirios se aparecen como los equivalentes de las construcciones que edificamos en el patoló gicos relacionados con restos de la transferencia, breves, pero claramente paranoides.
curso de un tratamiento psicoanalítico (intentos de explicació n y de curació n), aunque en las En otros episodios aparecían fragmentos de la historia infantil no resueltos que no habían
psicosis só lo pueden sustituir un fragmento de realidad que está siendo negado en el salido a la luz antes.
presente por otro fragmento que ya fue rechazado en remoto pasado. Así como nuestra
construcció n só lo es eficaz porque recibe un fragmento de experiencia perdida, los delirios La fijació n de un límite de tiempo es eficaz si se hace en el momento oportuno. Pero no puede
deben su poder de convicció n al elemento de verdad histó rica que insertan en lugar de la garantizar el cumplimiento total de la tarea. Mientras parte del material se hará accesible
realidad rechazada. bajo la presió n de esta amenaza, otra parte quedará guardada y enterrada como antes estaba
y perdida para nuestros esfuerzos terapéuticos. Porque una vez que el analista ha fijado el
ANALISIS TERMINABLE E INTERMINABLE – Sigmund Freud – 1937) límite de tiempo, no puede prolongarlo. De otro modo el paciente perdería la fe en él. Lo má s
I ló gico sería que el paciente siguiera el tratamiento con otro analista, aunque esto llevaría a
La experiencia nos ha enseñ ado que la terapéutica psicoanalítica (liberació n de alguno de los una nueva pérdida de tiempo y el abandono de los resultados de un trabajo ya realizado.
síntomas neuró ticos, inhibiciones1 y anormalidades de carácter) consume mucho tiempo. Por
ello, desde el principio se han hecho intentos para abreviar la duració n del aná lisis. Tampoco puede establecerse una regla general en cuanto al momento oportuno en que ha de
utilizarse este recurso técnico. La decisió n ha de dejarse al tacto del psicoanalista, pero
La ciencia médica consideraba a las neurosis, como consecuencia de invisibles heridas, que teniendo en cuenta que un error de cá lculo, no podrá ser rectificado (“un leó n só lo salta una
era necesario atender lo má s rá pido posible. vez”).

Otto Rank (el trauma del nacimiento -1924-) suponía que la verdadera fuente de las neurosis
era el acto del nacimiento, ya que llevaba la posibilidad de que una “fijació n primaria” del

1
Restricciones de las funciones del yo; limitaciones para evitar enfrentar situaciones ansiógenas
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II El escéptico dirá que se haya comprobado ya que aú n un tratamiento analítico seguido de
¿Existe algo que pueda llamarse terminación natural de un análisis? éxito, no protege al paciente, que en el momento ha quedado curado, de caer má s tarde
 Desde un punto de vista prá ctico, un aná lisis ha terminado cuando el psicoanalista y el enfermo con otra neurosis, o de una recurrencia de su antiguo trastorno.
paciente dejan de reunirse para las sesiones de aná lisis. Esto sucede cuando se han
cumplido má s o menos por completo dos condiciones: El optimista y el ambicioso considerará n que esto no ha sido demostrado y dirá n que desde
1. Que el paciente no sufra ya de sus síntomas y haya superado su angustia y sus entonces hemos adquirido una comprensió n má s profunda y un conocimiento má s amplio, y
inhibiciones que nuestra técnica ha cambiado de acuerdo con nuestros nuevos descubrimientos.
2. Que el analista juzgue que se ha hecho consciente tanto material reprimido, que se
han explicado tantas cosas que eran ininteligibles y se han conquistado tantas
resistencias internas, que no hay que temer una repetició n de los procesos El optimista supone que:
patoló gicos en cuestió n. Si dificultades externas impiden la consecució n de esta 1. Realmente existe una posibilidad de solucionar un conflicto pulsional (entre el yo y una
meta, es mejor hablar de un aná lisis incompleto que de un aná lisis inacabado. pulsió n)
 El otro significado de “terminació n” de un aná lisis es si el analista ha tenido una 2. Mientras estamos tratando a alguien por un conflicto pulsional, podemos inmunizarlo
influencia tal sobre el paciente que no podrían esperarse mayores cambios en él contra la posibilidad de cualquier otro conflicto de este tipo
aunque se continuara el aná lisis. Es como si fuera posible obtener por medio del
3. Podemos, con propó sitos de profilaxis, resolver un conflicto pató geno de esta clase que
psicoaná lisis un nivel de normalidad psíquica absoluta, como si hubiésemos logrado
no se manifiesta en el momento por ninguna indicació n y que es aconsejable hacerlo así
resolver cada una de las represiones del paciente y llenar todas las lagunas de su
memoria.
Otro punto se presenta con claridad: si deseamos satisfacer las mayores exigencias con la
terapéutica psicoanalítica, nuestro camino no nos llevará a un acortamiento de su duració n.
Pocos casos han tenido este satisfactorio resultado. Aquí el yo del paciente no había sido
visiblemente alterado y la etiología de su trastorno era esencialmente traumá tica.
III
En los ú ltimos añ os Freud se dedicó sobre todo a aná lisis didá cticos. Só lo continuó con un
La etiología de cualquier trastorno neurótico es mixta:
nú mero relativamente pequeñ o de casos graves, interrumpidos, por intervalos más o menos
largos. En esos casos, la meta no era acortar el tratamiento, sino agotar radicalmente las
 Constitucional (intensidad de la pulsió n): Las pulsiones son excesivamente intensas
posibilidades de enfermedad y poner de manifiesto una alteració n profunda de su
(recalcitrantes a ser domesticados por el yo). El psicoaná lisis va a ser má s eficaz si el yo
personalidad.
está mejor constituido y el trauma es má s tardío.
De los tres factores reconocidos como decisivos para el éxito del tratamiento psicoanalítico:
Cuanto más intenso es el factor constitucional, más fá cilmente llevará un trauma a una
fijació n. Una etiología traumá tica (tró fica, necesaria) ofrece un campo má s favorable
 La influencia de los traumas
para el psicoaná lisis.
 La intensidad constitucional de las pulsiones
 Las alteraciones del yo
 Accidental (alteració n del yo): Hubo traumas prematuros que el yo inmaduro fue
incapaz de dominar. No es constitutivo, sino que entra en lo psicopatoló gico. El
Freud amplía la fó rmula planteada en el punto II (factor constitucional y factor accidental),
conflicto defensivo repercuten desfavorablemente en el proceso de adaptació n,
introduciendo el factor cuantitativo y se plantea ahora que si bien el factor “constitucional”
causando una alteració n del yo.
(o “congénito”) es de importancia decisiva desde el comienzo, puede concebirse, sin
embargo, que un refuerzo de las pulsiones que aparezcan tardíamente en la vida puedan
Una intensidad constitucional de la pulsió n y una alteració n desfavorable del yo adquirida en
producir los mismos efectos. De ser así, debería modificar su fó rmula y decir la “intensidad
la lucha defensiva, resultando dislocado y restringido, son los factores perjudiciales para la
de las pulsiones en el momento”, en lugar de “la fuerza constitucional de las pulsiones”.
eficacia de un aná lisis y pueden hacer su duració n interminable.
A la pregunta de si es posible resolver por medio del psicoaná lisis un conflicto entre un
instinto y el yo, o el causado por una demanda instintiva pató gena al yo, de un modo

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permanente y definitivo, Freud responde que en general es imposible y no deseable hacer La respuesta a la pregunta de có mo explicar los variables resultados de nuestra terapéutica
desaparecer la demanda de modo que no se vuelva a oír nunca má s de ella. psicoanalítica, podría ser que cuando pretendemos sustituir las represiones, que son
inseguras, por controles sintó nicos con el yo, no siempre lo conseguimos por completo.
En una persona normal cualquier solució n de un conflicto pulsional só lo resulta buena para Hemos obtenido la transformació n, pero con frecuencia só lo parcialmente: fragmentos de los
una cierta relació n entre la intensidad del instinto y la fuerza del yo. Si ésta disminuye, sea viejos mecanismos quedan inalterados por el trabajo analítico.
por enfermedad o fatiga o por alguna otra causa parecida, todos los instintos que han sido
hasta entonces domeñ ados con éxito pueden renovar sus exigencias y tender a obtener El psicoaná lisis, al pretender curar las neurosis por la obtenció n del control sobre las
satisfacciones sustitutivas por caminos anormales (ej: ensueñ os nocturnos). pulsiones, tiene siempre razó n en la teoría, pero no siempre en la prá ctica.

Dos veces en el curso del desarrollo individual ciertas pulsiones resultan considerablemente Si la fuerza de las pulsiones es excesiva, el yo maduro, ayudado por el aná lisis, fracasa en su
reforzadas: en la pubertad, y en las mujeres, en la menopausia. Cuando sus pulsiones no eran tarea de igual modo que el yo inerme fracasó anteriormente. Su control sobre la pulsió n ha
tan fuertes, conseguía dominarlas. Cuando está n reforzadas, no logra hacerlo. Esos dos mejorado, pero sigue siendo imperfecto, porque la transformació n del mecanismo defensivo
refuerzos fisioló gicos de la pulsió n pueden aparecer de un modo irregular por causas es só lo incompleta.
accidentales en cualquier otro período de la vida (ej.: traumas recientes, frustraciones
forzadas, etc.). No hay duda de que es deseable el acortamiento de la duració n del tratamiento
psicoanalítico, pero só lo podemos lograr nuestro propó sito terapéutico, aumentando el
Nuestros conceptos teó ricos han descuidado el conceder la misma importancia al enfoque poder del aná lisis para que llegue a auxiliar al yo.
econó mico que a las concepciones diná micas y topográ ficas. Nuestros argumentos, se dirá ,
está n deducidos de los procesos que se realizan espontá neamente entre el yo y las pulsiones RECORDAR, REPETIR, REELABORAR (Sigmund Freud – 1914)
y presuponen que la terapéutica psicoanalítica nada puede lograr que, en condiciones Hay que tener en cuenta tres realidades del sujeto:
favorables y normales, no ocurra por sí mismo.
o Realidad material: Descubrimiento progresivo y complejo. La historia traumá tica,
Todas las represiones tienen lugar en la primera infancia. Son medidas defensivas primitivas eficiente.
tomadas por el yo inmaduro y débil. En añ os posteriores no aparecen nuevas represiones, o Realidad vivencial: Historia vivencial, experiencias significativas (có mo vivenció el
pero persisten las antiguas y el yo continú a utilizá ndolas para dominar las pulsiones. Los sujeto la realidad material).
nuevos conflictos son solucionados por lo que llamamos “represió n posterior”. Estos nuevos o Realidad psíquica: Fantasías, fantasma, juego representacional
diques son de una firmeza muy distinta a la de los primeros y no cederá n tan fá cilmente ante
un aumento de la fuerza pulsional. Así, el verdadero resultado de la terapéutica psicoanalítica Al principio, en la fase de la catarsis de Breuer, la labor se orientaba hacia la el recuerdo y la
sería la correcció n del primitivo proceso de represió n, que pone fin al predominio del factor derivació n por reacció n de los procesos psíquicos de aquella situació n inicial, sirviéndose del
cuantitativo. estado hipnó tico. Má s tarde, la labor se centró en deducir de las ocurrencias espontá neas del
analizado aquello que no conseguía recordar.
No deberíamos sorprendernos si al final encontramos que la diferencia entre la conducta de
una persona que no ha sido psicoanalizada y la de otra después de haberlo sido no es tan Conservaron la orientació n primitiva de apuntar a las situaciones en las que surgieron los
completa como intentamos realizarla ni como lo esperamos que ha de ser. El aná lisis logra a síntomas por primera vez y hacia aquellas otras que iban descubriendo detrá s del momento
veces eliminar la influencia de un aumento del instinto, pero no invariablemente. en que emergía la enfermedad, pero abandonaron la derivació n por reacció n, sustituyéndola
por la regla psicoanalítica fundamental: la asociació n libre.
Nuestra primera idea de la evolució n de la libido era que una fase primitiva oral daba paso a
otra fase sá dico-anal y que ésta a su vez era seguida por una fase fá lico-genital. La Prescindieron de una orientació n fija hacia un problema determinado, contentá ndose con
investigació n posterior, sostiene que estas sustituciones no tienen lugar repentinamente, estudiar la superficie psíquica del paciente y utilizando la interpretació n para descubrir las
sino de un modo gradual, de modo que siempre persisten fragmentos de la antigua resistencias que en ella emergían y comunicá rselas al analizado. Se estableció así una nueva
organizació n al lado de la má s reciente, y aú n en la evolució n normal la transformació n divisió n del trabajo: el médico revela al enfermo resistencias que él mismo desconoce, y una
nunca es completa, y en la configuració n final, pueden persistir aú n residuos de fijaciones vez vencidas éstas, el sujeto relata sin esfuerzo alguno las situaciones y relaciones olvidadas.
libidinosas anteriores.
El fin de la técnica es ir en busca de lo reprimido:
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 Descriptivamente : la supresió n de las lagunas del recuerdo Con frecuencia, cuando hemos comunicado a un paciente de vida muy rica en
 Diná micamente: el vencimiento de las resistencias de la represió n acontecimientos y largo historial patoló gico la regla psicoanalítica fundamental y esperamos
oír un torrente de confesiones, nos encontramos con que asegura no saber qué decir. Calla y
El olvido de impresiones, escenas y sucesos se reduce casi siempre a una “retenció n” de los afirma que no se le ocurre nada.
mismos. Cuando el paciente habla de este material “olvidado”, rara vez deja de añ adir: “En
realidad, siempre he sabido perfectamente todas estas cosas, só lo que nunca me he detenido La transferencia es una repetició n y la repetició n es la transferencia del pasado olvidado,
a pensar en ellas”, y muchas veces se muestra defraudado porque no se le ocurren suficientes pero no só lo sobre el médico, sino sobre todos los demá s sectores de la situació n presente.
cosas que pueda reconocer como “olvidadas”, y en las que no ha vuelto a pensar desde que Cuanto mayor es la resistencia, más quedará sustituido el recuerdo por la acció n (repetició n).
sucedieron. Este deseo queda a veces cumplido, sobre todo en histerias de conversió n. El
“olvido” queda nuevamente restringido por recuerdos encubridores (retenció n en otra ¿Qué repite?
escena). Repite todo lo que se ha incorporado a su ser partiendo de lo reprimido: sus inhibiciones, sus
tendencias inutilizables y sus rasgos de cará cter patoló gico. Por eso la enfermedad no debe
El primer procesamiento es: tratarse como un hecho histó rico, sino como una potencia actual.

1. Olvido: Retenció n del material representacional en el inconsciente (por represió n) Cuando la cura comienza con una transferencia positiva, no muy acentuada, nos permite
penetrar al principio, profundamente, en los recuerdos, como antes la hipnosis. Pero cuando
2. Restringido por Recuerdos encubridores: Encubren experiencias sexuales infantiles el curso posterior del aná lisis se hace hostil o muy intenso, esta transferencia, el recuerdo
reprimidas o fantasías relacionadas a eso. El mecanismo psíquico que predomina es el
queda sustituido en el acto por la repetició n. El enfermo extrae del arsenal del pasado las
desplazamiento. armas con las cuales se defiende contra la continuació n de la cura.
 Lo nimio de la anécdota (insignificante). Encubren y a la vez revelan.
 Gran nitidez La repetició n en el tratamiento analítico, segú n la nueva técnica, supone evocar un trozo de
Hay olvido por: vida real y, por lo tanto, no puede ser inocua en todos los casos, por lo cual a veces es
inevitable la “agravació n durante la cura”. Si se agudizan algunos conflictos, podemos
- Olvido de algo que se extrajo de la memoria (represió n-retenció n) consolar al enfermo observá ndole que se trata de agravaciones necesarias, pero pasajeras y
- Olvido de la indiferencia, del desgaste que no es posible vencer a un enemigo ausente o que no está suficientemente pró ximo. Pero
aquí puede aparecer la resistencia. La repetició n es elaborativa y está del lado del placer
Las fantasías, las asociaciones, los sentimientos, etc., han de ser estudiados separadamente (juego infantil: Fort-Da).
en cuanto a su relació n con el olvido y el recuerdo. Aquí muy frecuentemente se “recuerda”
algo que no pudo nunca ser “olvidado”, pues nunca fue retenido ni llegó a ser consciente, y Otro peligro es que en el curso de la cura lleguen también a ser reproducidos instintos
ademá s, para el curso psíquico, parece totalmente indiferente que tal elemento fuera nuevos situados en estratos más profundos, que no habían emergido aú n. Se iniciará con el
consciente y quedase luego olvidado o que no penetrase jamá s hasta la consciencia. paciente una continua lucha por mantener en el terreno de lo psíquico todos los impulsos
que aquél quisiera derivar hacia la motilidad, y será considerado un gran triunfo de la cura,
En las neurosis obsesivas, el olvido se limita a destruir conexiones, suprimir relaciones conseguir derivar por medio del recuerdo algo que el sujeto tendía a derivar por medio de un
causales y aislar recuerdos enlazados entre sí. Por lo general, resulta imposible recordar acto.
sucesos muy importantes correspondientes a épocas muy tempranas de la infancia y vividos
entonces sin comprenderlos, pero perfectamente interpretados y comprendidos luego por el La mejor manera de proteger al enfermo de los dañ os que puede acarrearle la ejecució n de
sujeto (après coup). sus impulsos es comprometerlo a no adoptar durante el curso del tratamiento ninguna
resolució n importante (ej.: elegir carrera o mujer, separarse), y esperar para ello el momento
Con la nueva técnica, el aná lisis se hace mucho más complicado y trabajoso. El analizado no de la curació n.
recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce como
recuerdo, sino como acto. Lo repite sin saber que lo está repitiendo (ej.: el analizado no La mejor manera de refrenar la compulsió n repetidora del enfermo y convertirla en un
cuenta que recuerda haberse mostrado rebelde a la autoridad de sus padres, sino que se motivo de recordar está en el manejo de la transferencia.
conduce de esta forma respecto de su médico).

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1) Má s allá del principio del placer : El aparato psíquico está regulado por el principio del placer, Repetición
por descarga de cantidades (aumento de excitació n=displacer / disminució n=placer). Hay material má s ligado, má s representado psíquicamente (con má s figurabilidad)
2) Neurosis traumá ticas: Si hubo una lesió n orgá nica (herida de guerra) actú a contra la
neurosis. También influye el factor sorpresa. Repetició n ≠ compulsió n a la repetició n

 Angustia: Semejante a la expectativa de peligro. Hay un mínimo de simbolizació n (angustia


señ al) Repetició n ≠ compulsió n a la repetició n
 Miedo: Reclama un objeto determinado que lo inspire
 Susto: Estado que nos invade bruscamente, algo para lo cual no estamos preparados
 Complejo de Edipo y Repetició n de lo idéntico (lo traumá tico)
3) Repetició n en los neuró ticos ramificaciones
Lo que tiene de identidad,
Las resistencias está n al servicio del placer para evitar la emergencia que causó displacer. aunque fallida (o conflictiva)

Simbolizar, inscribir Que aú n no tiene identidad


Pérdidas / Fracasos tempranos Dependencia

Proceso del psiquismo Necesita descarga pura


Neurosis de destino Se repite con má s ligadura

Inercia del Ello El vencimiento de las resistencias se inicia revelando el médico al analizado la existencia y
condició n de las mismas, ignorada siempre por el sujeto. Pero esta revelació n no puede tener
por consecuencia inmediata su desaparició n. Ha de dejarse tiempo al enfermo para ahondar
Resistencia
en la resistencia, hasta entonces desconocida para él, elaborarla y dominarla, continuando, a
su pesar, el tratamiento. Só lo al culminar esta labor llegamos a descubrir, en colaboració n
Eterno retorno de lo no tramitado con el analizado, los impulsos instintivos reprimidos que alimentaban la resistencia. En todo
esto, el médico no puede má s que esperar y dejar desarrollarse un proceso que no puede ser
eludido ni tampoco siempre apresurado. Así se ahorrará muchas veces el error de suponer
fracasado el tratamiento.

En la prá ctica, esta elaboració n de las resistencias puede constituir una penosa labor para el
analizado, y una dura prueba para la paciencia del médico. Pero también es parte de la labor
que ejerce sobre el paciente la mayor acció n modificadora y la que diferencia al tratamiento
analítico de todo influjo por sugestió n.

ASPECTOS METAPSICOLÓGICOS Y CLÍNICOS DE LA REGRESIÓN DENTRO DEL MARCO


PSICOANALÍTICO (Donald Winnicott – 1954)
Winnicott plantea la importancia de tener presente la diferencia entre la técnica y la
ejecució n del tratamiento. Es importante elegir cuidadosamente los casos para evitar
enfrentarse con problemá ticas que van má s allá de nuestro equipamiento técnico.

Categorías, segú n el equipamiento técnico que requieran del analista:

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1) Aquellos pacientes que funcionan como personas completas y cuyas dificultades - Un medio ambiente especializado, seguido por la regresió n real
corresponden al reino de las relaciones interpersonales. Nos enfrentamos con - Un nuevo desarrollo emocional hacia adelante, con complicaciones
pacientes, en los que se desarrollan dificultades en el transcurso de su vida hogareñ a,
dando ésta por sentada en el período de pre-latencia y un desarrollo satisfactorio en las Cuando en psicoaná lisis hablamos de regresió n, damos a entender la existencia de una
fases infantiles. organizació n del yo y de una amenaza de caos, adonde la regresió n opera como un
mecanismo muy organizado de defensa del yo, implicando la existencia de un falso self.
→ Técnica a aplicar: el psicoaná lisis freudiano.
La regresió n es parte de un proceso curativo, de hecho, un fenó meno normal que puede ser
2) Aquellos pacientes cuya personalidad empieza justamente a ser completa. El
estudiado en la persona sana. En el caso extremo, el terapeuta necesitaría acercarse al
aná lisis se refiere a los primeros acontecimientos que corresponden y siguen a la
paciente y presentarle activamente una buena maternalizació n, experiencia que el paciente
consecució n de la personalidad completa y a la unió n del amor y el odio y al
no hubiese podido esperar.
reconocimiento creciente de la dependencia. Aná lisis de la “posició n depresiva”. Estos
pacientes requieren el aná lisis del estado anímico. Nos enfrentamos con la relació n
Son varias las formas en que el individuo sano se enfrenta con los fracasos específicos del
madre-niñ o, especialmente cerca del momento en que el término “destete” empieza a
medio ambiente precoz, pero hay una de ellas que llama “la congelació n de la situació n de
cobrar significado. La madre sostiene una situació n en el tiempo.
fracaso”. Tiene que haber una relació n entre esto y el concepto de punto de fijació n.
→ Técnica a aplicar: no difiere de la primera categoría. Sin embargo, aumenta la
gama de material clínico tratada. Aquí tiene importancia la supervivencia del En el curso del desarrollo instintivo de las fases pregenitales, las situaciones desfavorables
analista en calidad de factor diná mico. pueden crear puntos de fijació n en el desarrollo emocional del individuo. En una fase
posterior (ej.: fase genital), la angustia puede conducir a una regresió n hasta el punto de
3) Aquellos pacientes, cuyo análisis debe enfrentarse con las primeras fases del fijació n, cuya consecuencia es el refuerzo de la situació n originaria de fracaso.
desarrollo emocional antes y hasta la instauración de la personalidad como
entidad (antes de la consecució n del estado de unidad espacio-tiempo). La estructura Lo más normal es que existan situaciones pregenitales buenas, a las que el individuo puede
personal no está todavía firmemente asentada. Entra el primitivo desarrollo emocional, regresar cuando se halle en dificultades en una fase posterior.
en el cual la madre debe literalmente sostener al pequeñ o.
Hay dos clases respecto del desarrollo instintivo:
→ Técnica a aplicar: Regresió n
1. Regresar a una situación precoz de fracaso ambiental: Es prueba de unas defensas
Winnicott sostiene que en muchos casos de resistencia, la causa estaba en un fenó meno de personales organizadas por el individuo y que requieren aná lisis.
contratransferencia que hacía un mayor aná lisis en el analista.
Regresión 2. Regresar a una situación precoz de éxito: Recuerdo de la dependencia y por
Para Winnicott significa simplemente lo contrario de progreso. Progreso es la evolució n del consiguiente, nos encontramos con una situació n ambiental, má s que con una
individuo, del psiquesoma de la personalidad y de la mente con (a la larga) la formació n del organizació n personal de defensa. La organizació n personal no es tan obvia, debido a
cará cter y la socializació n. El progreso empieza en una fecha anterior al nacimiento y detrá s que ha permanecido fluida, y menos defensiva.
de éste hay un impulso bioló gico. La salud es entonces la madurez del desarrollo emocional
apropiado a la edad del individuo, en relació n con este progreso evolucionista. Nos ocupamos no só lo de la regresió n a unos puntos de fijació n buenos y malos en las
experiencias instintivas del individuo, sino también de la regresió n a unos puntos buenos y
Para que se produzca la inversió n de este progreso en el individuo, debe haber una malos en la adaptació n ambiental a las necesidades del yo y del ello en la historia del
organizació n que permita la regresió n. individuo.

Vemos: En términos de fases genitales y pregenitales del desarrollo de la cualidad instintiva,


- Un fracaso en la adaptació n por parte del medio, que produce el desarrollo de un falso podemos utilizar la palabra “regresió n” simplemente como antítesis de progreso (un viaje de
self retorno de lo genital a lo fá lico, de lo fá lico a lo excretorio, de lo excretorio a lo ingestivo.
- Una creencia en la posibilidad de una correcció n del fracaso originario, representada por
la capacidad latente para la regresió n, que entrañ a una compleja organizació n del yo

19
Pero lo importante es poner el énfasis en el desarrollo del yo y en la dependencia, y en este 4) La regresió n de un paciente es un retorno organizado a una dependencia precoz o
caso, cuando hablamos de regresió n, nos referimos a la adaptació n ambiental en sus éxitos y doble dependencia. La marcha partiendo del narcisismo primario, vuelve a iniciarse con
fracasos. el self verdadero, capacitado para afrontar situaciones de fracaso ambiental sin
organizació n de las defensas que implican un falso self que protege a un self verdadero.
Marco clínico de Freud:
5) Hasta ese punto la enfermedad psicó tica só lo puede ser aliviada por una provisió n
1. Hora prefijada (a mayor conveniencia del analista y del paciente) ambiental especializada e interrelacionada con la regresió n del paciente.
2. El analista se hallaba allí, puntualmente, vivo, respirando 6) El progreso a partir de la nueva posició n, con el verdadero self rendido ante el yo total,
puede entonces estudiarse como procesos complejos del crecimiento individual
3. Durante el tiempo fijado, el analista se mantenía despierto y se preocupaba por el
paciente En la prá ctica se registra la siguiente secuencia de acontecimientos:
4. El analista expresaba amor por medio del interés positivo que se tomaba por el caso, y 1. La provisió n de un marco que inspira confianza
expresaba odio por su mantenimiento estricto de la hora de comienzo y finalizació n, y
2. La regresió n del paciente al estado de dependencia, con la sensació n de riesgo que ello
honorarios
implica
5. El objetivo del aná lisis era establecer contacto con el proceso del paciente, comprender
3. El paciente siente un nuevo sentido del self, y el self hasta ahora oculto se rinde ante el
el material presentado, comunicar tal comprensió n por medio de las palabras. La
yo total. Una nueva progresió n de los progresos individuales que se habían detenido
resistencia entrañ aba sufrimiento y podía ser suavizada por medio de la interpretació n
4. Una descongelació n de la situació n de fracaso ambiental
6. El método del analista era la observació n subjetiva
5. Partiendo de la nueva posició n de fuerza del yo, la ira relacionada con el fracaso
7. La labora se realizaba en una habitació n tranquila, sin ruidos sú bitos, iluminada
ambiental precoz sentido en el presente y expresado
apropiadamente y confortablemente caldeada. El paciente se tumbaba en un divá n,
có modo y probablemente una manta y un vaso de agua estarían a su alcance 6. Retorno de la regresió n a la dependencia, siguiendo un progreso ordenado hacia la
independencia
8. El analista se abstiene de juzgar moralmente la relació n, no se entromete en detalles de
su vida e ideas personales 7. Las necesidades y deseos instintivos se hacen realizables con auténtica vitalidad y vigor
9. El analista es mucho má s digno de confianza que el resto de la gente en la vida normal Todo esto se repite una y otra vez.
10. Hay una distinció n muy clara entre realidad y fantasía. El analista no recibe ningú n
dañ o a causa de un sueñ o regresivo
Diagnóstico de la psicosis
11. Es posible contar con la ausencia de una reacció n del talió n Al estudiar un grupo de locos, hay que distinguir entre aquellos, cuyas defensas se hallan en
un estado caó tico y aquellos que han sido capaces de organizar una enfermedad. También
12. El analista sobrevive habrá unos que clínicamente se hallen en estado de regresió n y otros que no (no es cierto
que los primeros estén más enfermos).
Enfermedad psicótica
1) La enfermedad psicó tica está relacionada con el fracaso ambiental en una fase precoz Puede resultar má s fá cil encargarse del caso de un paciente que se halle en crisis, que de uno
del desarrollo emocional del individuo. que se halle en fuga hacia la cordura, situació n comprable a la defensa maníaca contra la
depresió n.
2) El sentimiento de futilidad y de irrealidad es propio del desarrollo de un self falso, que
se desarrolla como protecció n del self verdadero. En la medida que el paciente esté en regresió n, el divá n es el analista, los cojines son pechos,
3) El marco del aná lisis reproduce las técnicas de maternalizació n má s tempranas. Invita a el analista es la madre en un determinado momento del pasado.
la regresió n por su confiabilidad. Con el paciente en estado de regresió n, la palabra “deseo” es incorrecta; en su lugar usamos
la palabra necesidad. Si la necesidad no es satisfecha, el resultado no es ira, sino tan só lo una

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reproducció n de la situació n de fracaso ambiental que detuvo el proceso de crecimiento del b) A medio camino nos encontramos con todos los grados de reconocimiento penoso de la
self. precariedad de la dependencia y de la doble dependencia.
c) En el otro extremo está el hospital psiquiá trico. Aquí el paciente no sufre a causa de la
La regresió n a la dependencia forma parte esencial del aná lisis de los fenó menos de la
dependencia. El sufrimiento es resultado del sentimiento de futilidad, irrealidad, etc.
primera infancia, y si el paciente moja el divá n, se ensucia o babea, sabemos que ello es
propio de la situació n y que no se trata de una complicació n. La interpretació n está de má s Es innegable que, de forma localizada, de la experiencia de la regresió n se obtenga una
(palabras o movimientos pueden echar a perder el proceso y resultar excesivamente satisfacció n extrema.
dolorosas para el paciente).
Un elemento importante de esta teoría es el postulado del yo observador. En un extremo, el No se trata de una satisfacció n sensual, sino aporta un punto de partida. El sujeto establece
yo observador casi es capaz de identificarse con el analista y puede producirse una contacto con los procesos bá sicos del self que constituyen el verdadero desarrollo, y lo que a
recuperació n de la regresió n al final de la sesió n analítica. En el otro extremo, hay muy poco partir de aquí sucede es percibido como real.
yo observador y el paciente es incapaz de recobrarse de la regresió n en la sesió n analítica, y No hay ningú n motivo por el cual el analista deba querer que el paciente haga una regresió n,
debe ser cuidado. excepto motivos patoló gicos. Es mucho má s difícil (sería más agradable tomar en aná lisis
só lo aquellos pacientes, cuyas madres, al comienzo y en los primeros meses, hubiesen sido
La representació n o acting out debe ser tolerada en esta clase de labor y el aná lisis debe ir suficientemente buenas).
siempre seguido por la expresió n verbal de este nuevo fragmento de comprensió n. Aquí se
da la secuencia siguiente: ¿Qué hacen los analistas cuando aparece la regresión?
Algunos dividen el trabajo en dos partes, aunque no siempre reconocen plenamente lo
1. Un juicio acerca de lo que sucedió durante el acting out
siguiente:
2. Un juicio acerca de lo que se necesitaba del analista. De esto puede deducirse:
a) Son estrictamente analíticos (asociaciones libres de palabras, interpretació n de
3. Lo que salió mal en la situació n de fracaso ambiental originaria. Esto produce cierto palabras, ninguna tranquilizació n)
alivio, pero es seguido por:
b) Actú an intuitivamente
4. La ira perteneciente a la situació n de fracaso ambiental originaria. Puede que el analista
deba tomar parte, dejá ndose utilizar con respecto a este fracaso (má s que con respecto Aquí surge la idea del psicoaná lisis como arte. Algunos dicen: es imposible de analizar y
a sus éxitos), que es una reproducció n del fracaso o trauma originario. En los casos arrojan la toalla.
favorables, por ú ltimo sucede lo siguiente:
En el desarrollo precoz del ser humano, el medio ambiente que se comporta bien, da lugar a
5. Un nuevo sentimiento del self en el paciente, así como un sentimiento del progreso, que crecimiento personal. Si el ambiente no se comporta lo bastante bien, el individuo se
significa verdadero crecimiento. Esto ú ltimo es lo que tiene que constituir la
encuentra metido en unas reacciones ante los ataques, viéndose interrumpidos los procesos
recompensa del analista, quien lo advierte por su identificació n con el paciente, quien del self. Si este estado alcanza un límite cuantitativo, el nú cleo del self empieza a ser
no siempre llegara a comprender la tensió n que el analista ha soportado y sea capaz de
protegido. Hay un retraso y el self es incapaz de seguir progresando a menos que el fracaso
agradecérselo sinceramente. ambiental sea corregido.
Esta tensió n del analista es considerable, especialmente si el cuadro se ve complicado por la Con el self verdadero protegido, se desarrolla un falso self edificado sobre la base de una
falta de comprensió n unida a una contratransferencia negativa e inconsciente.
defensa-sumisió n, la aceptació n de la reacció n ante los ataques. El desarrollo de un falso self
constituye una de las más afortunadas organizaciones de defensa creadas para la protecció n
Algunas observaciones básicas sobre el tema de la regresión organizada a la
del nú cleo del verdadero self. Mientras el centro de operaciones del individuo se halla en el
dependencia: self falso, existe un sentimiento de futilidad. Cuando el centro de operaciones pasa del self
falso al verdadero surgen el sentimientos de que la vida vale la pena.
Esta siempre es extremadamente penosa para el paciente:
a) En un extremo, se halla el paciente razonablemente normal. Aquí el dolor es Principio fundamental de la existencia: Aquello que procede del verdadero self se siente
experimentado casi constantemente. como real (má s adelante como bueno). Aquello que sucede en el individuo como reacció n a
los ataques ambientales se siente como irreal, fú til (má s adelante, malo).
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nervioso con alteraciones anató micas registrables, cuanto de enfermedades de otros
Tranquilización: Si bien afirmamos que no forma parte de la técnica psicoanalítica, todo el ó rganos. En estos ú ltimos casos cabe suponer que la persona afectada tenía desde antes la
marco, en el que se desarrolla el psicoaná lisis constituye una enorme tranquilizació n, propensió n, hasta entonces ineficaz, a contraer esa enfermedad.
especialmente en lo que respecta a la objetividad y comportamiento del analista y a las
interpretaciones transferenciales que, en lugar de explotar vanamente la pasió n de un Estados patoló gicos ya desarrollados pueden ser influidos muy considerablemente por
momento, la utilizan constructivamente. afectos violentos, tanto en el sentido de un empeoramiento, como influyendo curativamente
(por ejemplo, un fuerte susto). La duració n de la vida puede ser abreviada notablemente por
Es mucho mejor hablar de la tranquilizació n en términos de contratransferencia. La afectos depresivos, o que un terror violento, una “mortificació n” o un bochorno muy vivos
formació n de reacciones en el comportamiento del analista es perjudicial porque son la pueden ponerle fin de manera repentina.
representació n de elementos inconscientes y reprimidos del analista, que significan una
limitació n en su labor. En rigor, todos los estados anímicos son en cierta manera “afectivos”, y de ninguno está n
ausentes las exteriorizaciones corporales y la capacidad de alterar procesos físicos.
La descripció n de la regresió n a la dependencia, con su adaptació n ambiental, relacionada en
términos de tranquilizació n, carece de todo valor, del mismo modo que en términos de Los procesos de la voluntad y de la atenció n son igualmente capaces de influir
contratransferencia es perjudicial. profundamente sobre los procesos corporales y de desempeñ ar un importante papel como
promotores o inhibidores de enfermedades físicas. Así como es posible producir o acrecentar
PSICOTERAPIA, TRATAMIENTO POR EL ESPÍRITU (Sigmund Freud – 1890) dolores concentrando la atenció n, ellos desaparecen desviá ndola. Así la expectativa confiada
“Psique” es una palabra griega que en alemá n se traduce “Seele” (alma). Segú n esto, (la confianza en el analista de que podrá ayudar al paciente) se vuelve patente en las
“tratamiento psíquico2 es lo mismo que “tratamiento del alma”, siendo por lo tanto, el llamadas “curas milagrosas”
tratamiento de los fenó menos patoló gicos de la vida anímica. El instrumento esencial del
trabajo anímico so las palabras. Las palabras son, sin duda, los principales mediadores del influjo que un hombre pretende
ejercer sobre los otros. Las palabras son buenos medios para provocar alteraciones anímicas
La relació n entre lo corporal y lo anímico es de acció n recíproca. Existe un gran nú mero de en aquel a quien van dirigidas, pudiendo eliminar fenó menos patoló gicos, más aú n, los que
enfermos, cuyas perturbaciones y quejas plantean un gran desafío a los médicos, porque no tienen raíz en estados anímicos.
pueden hallarse los signos visibles y palpables del proceso patoló gico y por la riqueza y
variedad de su cuadro clínico. Unidad V: Modelos y estrategias de intervención en diferentes estados de crisis
Estrategias psicoló gicas y psicoterapéuticas en estado de crisis. Migració n y cambio psíquico.
Tales estados han recibido el nombre de nerviosidad (neurastenia, histeria), y se los define Desamparo social. Violencia familiar. Formas de violencia. Abuso social. Abuso familiar.
como enfermedades “funcionales”” del sistema nervioso. En esos casos, los signos Trauma. Angustia desbordante. Conmoció n psíquica y estado de desamparo. Situaciones
patoló gicos provienen de un influjo alterado de su vida anímica sobre su cuerpo. límite.

En ciertos estados anímicos denominados “afectos”, la coparticipació n del cuerpo es muy LA ÉTICA DE LOS TERAPEUTAS Y LOS DERECHOS HUMANOS (CF III) (Héctor Fischer)
llamativa. Son sabidas las alteraciones que se producen en la circulació n, en las secreciones, El Psicoaná lisis se estructura en un sistema de continuos develamientos de verdades que
en los estados de excitació n de los mú sculos voluntarios, bajo la influencia del miedo, la ira, está n ocultas por efecto metafó rico y metonímico, así condensació n y desplazamiento
los problemas del alma, el arrobamiento sexual. Menos conocidas, pero perfectamente generan las diferentes formaciones del Inconsciente, que aparecen en forma de síntomas,
demostradas, son otras consecuencias corporales de los afectos, que ya no se incluyen entre actos fallidos o sueñ os. El paciente debe hacer consciente lo inconsciente y el analista
sus exteriorizaciones. Estados afectivos persistentes de naturaleza penosa, “depresiva”, como ayudará a que logre llenar esas lagunas amnésicas.
la angustia, la preocupació n y el duelo, rebajan la nutrició n del cuerpo en su conjunto, hacen
que los cabellos encanezcan, que desaparezcan los tejidos adiposos y las paredes de los vasos Los seres humanos vivimos en constantes contradicciones. Por un lado somos seres
sanguíneos se alteren patoló gicamente. A la inversa, bajo la influencia de excitaciones sociables, pero por el otro somos sujetos de nuestro propio deseo. A partir de eso Freud
jubilosas, de la “dicha”, vemos que todo el cuerpo florece y la persona recupera muchos de afirma tres imposibilidades: educar, gobernar y psicoanalizar.
los rasgos de la juventud. Es evidente que los grandes afectos tienen mucho que ver con la
capacidad de resistencia a las infecciones. Los afectos, casi exclusivamente los depresivos, Terapeutas, ética y derechos humanos
pasan a ser con harta frecuencia, causas pató genas, tanto de enfermedades del sistema

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Hablar del derecho a ser hombre es afirmar que un hombre puede existir sin ser realmente es de consenso aplicarlo a todas aquellas situaciones, en las que la disrupció n es brusca, tanto
hombre o sin tener posibilidades de serlo. Ser hombre no es ser só lo ser un ejemplar de la sea por factores externos o internos que generan cambios en las defensas, y como
especie zooló gica “hombre”. Ser “realmente” hombre es hacer uso de las facultades de pensar consecuencia ló gica, de modificaciones en el funcionamiento Yoico.
y sentir.
A pesar de que en el DSM IV (Manual diagnó stico de los desó rdenes mentales) figura con la
La particularidad de esta condició n de humano y los correspondientes derechos, se hacen categoría propia el Post Traumatic Stress Disorder, el autor considera que existen situaciones
presentes cuando éstos han sido abolidos o ignorados. límite que no pueden ser incluidas en tal caracterizació n, y que requieren otra tipificació n.

No es casual que la humanidad pueda unirse e la causa de los Derechos Humanos recién a Situaciones límite o catastróficas
partir de 1948 como consecuencia del nazismo, y que en nuestro país surja como emergente
del genocidio de la dictadura militar. Naturales Individuales Sociales
Los Derechos Humanos pueden quebrantados en la prá ctica profesional de la siguiente Terremotos 1. Psíquicas: Exilio, 1. Visibles: Desaparició n
manera (toma y modifica un esquema de David Liberman): migraciones de personas, guerras,
Inundaciones represió n social,
1. Situación Terapéutica: Todo el plano social (desocupació n, miseria, exilio, torturas) Erupció n de volcanes, etc. 2. Físicas: Terapia intensiva, accidentes
ambiental, ecoló gico (terremotos, inundaciones), econó mico (modificació n en la unidad coronaria, diá lisis,
relació n de las fuentes de riqueza), político (Estado represor), que envuelve a los dos etc. 2. No visibles:
miembros de una pareja terapéutica, en la medida que los tiene como partícipes y los Intoxicaciones masivas,
influye por igual, directa o indirectamente. En este sentido, no se puede separar la 3. Psicofísicas: Tortura contaminació n nuclear,
enfermedad de sus condiciones de aparició n. Ademá s só lo se puede hablar de curació n, etc.
cuando se producen nuevas relaciones entre el paciente y su medio (Foucault). (ej.:
paciente que soñ ó con un asno)
2. Marco Terapéutico: Es la institució n, en la cual puede desarrollarse una labor  Catástrofe natural: Sujetos entrevistados tras catá strofes naturales parecieron
asistencial y/o formativa (hospitales, clínicas, obras sociales, consultorios particulares, agradecer la oportunidad de volver a hablar sobre esa experiencia traumá tica y dar
escuelas de formació n, etc.). El marco también actú a sobre los dos miembros de la rienda suelta a sus sentimientos. Esto producía un efecto catá rtico para la posterior
pareja, pero de manera diferente. Las instituciones apuestan al silencio, porque para elaboració n.
pertenecer a ellas es necesario adherir a sus postulados sin cuestionamientos. Muchas
se sostienen en dogmas que pretende instaurar como verdades absolutas. El disenso es  Catástrofe individual psicofísica: Una médica, encerrada y torturada para que
interpretado como traició n y quien no esté de acuerdo, no puede continuar dentro de declarase o acusara a alguien se horroriza en pensar en esos días, porque tras estar
las mismas. todo el día encerrada en la oscuridad, se alegraba cuando abrían la puerta y entraba el
torturador, porque eso significaba que estaba viva y ahora le genera culpa haber
3. Diálogo Terapéutico: Es una relació n de dos, adonde se habla de má s de dos. sentido así. Ahora se pregunta có mo pudo ser tan perversa.
(experiencia cuando salió de aná lisis).
 Catástrofe social: Un maquinista de tren de 55 añ os arrolla a un niñ o que estaba
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA SITUACIÓN DE CATÁSTROFE (Héctor Fischer) jugando en las vías (no pudo frenar). Unas horas má s tarde, lo encontraron
Toda situació n catastró fica (límite) implica una disrupció n dentro de un sistema. deambulando perdido cerca de la estació n, con un estado de mutismo total. Los
médicos diagnosticaron una pará lisis en las funciones hepá ticas y estado de amnesia.
Se trataría de situaciones, en las cuales un sujeto, hasta ese momento, en pleno goce de No sobrevivió al shock. Tres meses después murió de cirrosis.
bienestar psíco-físico-social, se encuentra, sú bitamente, ante el peligro de pérdida del mismo,
en forma total o de cualquier de sus parcialidades psíquicas, físicas y/o sociales. De estos ejemplos queda claro el efecto sorpresa, que toma al sujeto indefenso, dejá ndolo a
merced de grandes cantidades de energía, que al ingresar masivamente dentro del aparato
Este término es acuñ ado por Bruno Bettelheim, psicó logo que estuvo prisionero en los psíquico no pueden ser tramitadas, generando un efecto traumá tico. Este efecto se dispara
campos de exterminio nazi para aplicarlo a la situació n que padecían allí los internados, pero

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cuando se produce cualquier acció n que distorsione un sistema establecido, ya sea endo o
exopsíquico, rompiendo la homeostasis del aparato. VIOLENCIA EN LA FAMILIA (Psicoanálisis de la familia) (Noemí Windaus)
No lo conseguí
Las reacciones psíquicas a tales estímulos son de 3 tipos:
MIGRACIÓN (Marta Liberman)
1. Inmediatos: Se presentan dentro de las primeras 24 hs. de producido el hecho
El término “migració n” ha sido aplicado para las personas que se desplazan de un lugar o
catastró fico, con manifestaciones de angustia y/o ansiedad, modificaciones del sueñ o y país a otro, ya sea en forma individual, en pequeñ os grupos o en grandes masas, siendo en
del dormir y modificaciones orgá nicas.
general considerada como una situació n traumá tica intensa, que conlleva pérdidas masivas
2. Mediatos: Los síntomas predominantes son los de un cuadro depresivo, pues a las de objetos y enfrentamiento con una realidad externa desconocida y generalmente hostil, lo
manifestaciones anteriores se les agregan apatía, tristeza, signos hipocondríacos, que moviliza en el psiquismo, mecanismos de defensa mú ltiples, heterogéneos y masivos.
culpabilidad, remordimiento, sentimientos de inutilidad, suicidios o intentos de
realizarlos, etc. Condiciones políticas o religiosas adversas fueron motivo de migraciones.

3. A distancia: Predominan la desmoralizació n, la desconfianza y ansiedad ante la El término “transplante” también ha sido usado como sinó nimo de migració n, pero se suele
supuesta falta de futuro. aplicar a individuos que tienen que emigrar, pero que han estado muy “arraigados” en su
medio original, lo cual determina una mayor intensidad en su sentimiento de “desarraigo”.
Lo arriba expuesto tiene razó n de ser cuando el hecho traumá tico es visible, pero existen
otros que no lo son, como el grupo dos de las catá strofes sociales (intoxicaciones masivas, También existen desplazamientos dentro del mismo país o temporales.
contaminació n nuclear), que generan diferentes tipos de trastornos. Para estos cuadros se
propone una nueva designació n de desorden crónico medio-ambiental de stress. La posibilidad de desarrollar un sentimiento de “pertenencia” parece ser un requisito
indispensable para integrarse exitosamente en un país nuevo y mantener el sentimiento de la
Como es ló gico, no só lo el cuerpo se alteró por los efectos tó xicos, sino que también se propia identidad.
produjeron importantes alteraciones psíquicas de corte predominantemente depresivo, de
las cuales las má s importantes son: sensació n de futilidad, desesperanza, declinante cualidad La coincidencia casi uná nime es que en este proceso se vuelven a tocar problemá ticas
de vida, sensació n permanente de estar amenazado, percepció n de inmediatez de la muerte, infantiles, dando lugar a regresiones, a estados muy arcaicos, dado que la mayor agresió n que
alcoholismo, drogadependencia. puede infligirse a un ser humano es reducirlo a la situació n de desamparo, que en su grado
extremo lleva al aniquilamiento, por lo que no es sorprendente que en estos casos requiera
El abordaje terapéutico dependerá de qué tipo de efectos traumá ticos se tenga que de alguien (otra persona, institució n, grupo, país), que asuma funciones de “maternaje”, para
apuntalar: poder sobrevivir y reorganizarse.
1. Inmediatos: Se tratará n los efectos del shock, a través del apoyo y el esclarecimiento
de la realidad, porque el sujeto psíquico está desenfocado. Unidad VI: Psicoterapia de objetivos limitados
Concepto de psicoterapia. Concepto de psicoterapia focal. Indicaciones, alcances,
2. Mediatos: Normalmente habrá distrés y depresió n, por lo cual se podrá aplicar limitaciones. Diversos recursos en la entrevista psicoterapéutica. Confrontació n.
psicoterapia psicoanalítica o psicoaná lisis, trabajando con la transferencia y la re- Señ alamiento. Esclarecimiento. Interpretació n. Interacció n entre psicoterapia y farmacología.
significació n del episodio vivido (elaborar o reelaborar).
3. A distancia: Deberá n ser abordados desde todas las vertientes posibles, dado que TEORÍA Y TÉCNICAS DE PSICOTERAPIA (H. Fiorini)
seguramente existen alteraciones orgá nicas y consecuencias sociales del trauma. Características fundamentales de una buena terapia psicoanalítica
Una buena psicoterapia transcurre en un contrato de trabajo compartido por las partes, no
Actualmente estamos en presencia de otro tipo de situació n límite, como la que nos enfrenta impuesto por una parte a la otra, es una libre contratació n. El paciente debe poder entrar y
con las grandes e injustas diferencias socio-econó micas y la desocupació n, poniendo a la poder irse. Y para evaluar los aciertos y los errores, el paciente también el paciente debe
salud mental de las poblaciones en peligro, sobre todo a las mayorías sin recursos. poder evaluar al analista, no só lo al revés.

VIOLENCIA Y FORMAS DE VIOLENCIA (Noemí Windaus) Una buena terapia psicoanalítica transcurre con una actitud del terapeuta, neutral, de
No lo conseguí atenció n, respeto, capacidad de escucha, no invasió n, no manipulació n, no gratificació n de los

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impulsos de ambos. Transcurre como un modo de pensar, de conectarse con la emoció n. En A la hora de instrumentar los conocimientos, surge una nítida diferencia entre método
ese trabajo se hace importante crear y cuidar la alianza terapéutica (la disposició n a trabajar psicoanalítico y técnica psicoanalítica (entre asociació n libre, atenció n flotante y regla de
juntos). La alianza se va a construir sobre las partes sanas del paciente. Se buscará abstinencia –método- y todos aquellos procedimientos fá cticos que el terapeuta debe
desarrollar potenciales de salud y de cambio en ambos (paciente y analista). instrumentar para que el método funcione). Ahí se corren dos riesgos: el empirismo intuitivo
y espontá neo o, contrariamente, el esquematismo rígido.
El proceso terapéutico
Una buena psicoterapia psicoanalítica es aquella que puede sostener un proceso terapéutico, Otro obstá culo del recién egresado es que, se encuentra con que los pacientes, debido a la
de cambios, de crecimiento y enriquecimiento psíquico, con influencias positivas en el modo resistencia, no se quieren analizar, y só lo quieren resolver algú n problema puntual. Es ahí
de estar en el mundo, en los vínculos con los demá s, consigo mismo, en las acciones y en las cuando se recurre a la supervisió n, en el caso de los má s humildes, o se improvisa sobre la
producciones de cada uno. marcha, olvidando el cuidado ético de la vida del otro.

Una terapia errada es la que no da lugar a ese proceso, es aquella en la que no ocurre un Surge entonces el estudio de las Psicoterapias como parte del estudio integral de un
proceso de cambios. Psicó logo Clínico, para que, una vez conocidos sus aportes, pueda conducir su terapia desde
el conocimiento y no desde la “docta” ignorancia del que descalifica lo que no conoce. En este
El proceso terapéutico se define por ciertos que lo definen y a su vez definen si la trabajo, se recorrerá n las terapias derivadas del psicoaná lisis.
psicoterapia funciona, entre ellos:
Concepto de psicoterapia y de psicoterapia psicoanalítica
1. Trabajar en una dimensión de historizar (poder hacer conscientes los elementos de
El estudio de las psicoterapias permite ver cuá nto de lo que uno está haciendo es
conflictos antiguos olvidados, reprimidos o escindidos, y actuales) psicoterapia, cuá nto psicoaná lisis, cuá ndo estamos en momentos estancos de un aná lisis,
2. Registrar la aparición de resistencias cuá ndo en momentos fecundos del mismo. Permiten medir las maniobras a realizar para
llegar a la interpretació n, de modo que sea tolerable y asimilable por el yo. El analista debe
3. Hacer surgir idealizaciones infantiles (omnipotencia fá lica, dificultades para saber en todo momento lo que está haciendo. Surge entonces la psicoterapia como terreno
enfrentar experiencias de castració n) distinto del psicoaná lisis.
4. Relevamiento de las identificaciones (fantasmas, zonas del inconsciente que se
organizan en torno a escenas que está n fuertemente ocultas). La psicoterapia es:

5. Relevamiento del surgimiento del odio y la culpa persecutorio vinculada a un 1) Un tratamiento de naturaleza psicoló gica
Superyó arcaico 2) Entre un profesional y una persona que necesita ayuda
3) Con metodología sistematizada y fundamentos teó ricos
6. Ver la perspectiva de las situaciones actuales 4) Que apunta a disminuir el sufrimiento o trastornos del comportamiento
7. Ver la dimensión del proyecto (el futuro, adó nde intenta ir esa vida) 5) A través de la relació n interpersonal entre terapeuta y paciente

Condiciones para un tratamiento psicoanalítico Definició n breve


Debe haber una motivació n por parte del paciente para enfrentar problemas que traen Psicoterapia es aquel procedimiento que pretende resolver el conflicto intrapsíquico a través
sufrimiento. Tiene ser capaz de moverse entre regresió n y progresió n. de la relació n interpersonal entre la persona que lo sufre y un experto en este tipo de ayuda.

El terapeuta debe tener la capacidad de captar el mundo inconsciente del paciente y también Antecedentes
de poder comunicarlo. Los antecedentes de la psicoterapia psicoanalítica han intentado abreviar el proceso a través
de la llamada “psicoterapia breve”. Otros autores apuntaron hacia “psicoterapia de objetivos
Una terapia puede no funcionar, porque lo que espera el paciente que ocurra, no es lo que el limitados”, sea breve o no. Pero los estudios de seguimiento eran escasos o inexistentes.
terapeuta espera que ocurra.
En cuanto a los antecedentes, los Estudios sobre la histeria (1895) muestran la evolució n de lo
SOBRE PSICOTERAPIAS (CF III) (R. Lindner) que má s adelante se conoció como técnica psicoanalítica.
Introducción

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Durante la primera guerra mundial y luego de ella se hizo necesario pensar en terapias transferencial el mismo tipo de constelació n emocional. La verdadera conquista terapéutica
analíticas breves por dos motivos: el factor interno (a medida que se realizaban tratamientos, consiste en el adecuado dominio que el paciente logra (en la relació n transferencial) de un
surgían nuevas dificultades y resistencias que complejizaban y prolongaban el aná lisis) y el conflicto emocional antes insoportable.
factor externo (poder ampliar la terapia analítica sectores cada vez má s amplios de la
sociedad). Pueden lograrse resultados terapéuticos sin que el paciente recuerde todos los pormenores
importantes de su historia pasada, o incluso si no recuerda nada.
Ferenczi buscó formas de acortar el tratamiento: A la pasividad del analista le oponía la
actividad” (ej.: prvenir ciertos tipos de conducta, como omitir los rituales en pacientes Tipos de intervención
obsesivos o exponer a pacientes fó bicos a experiencias que activan las fobias, establecer un Segú n Coderch son 6 los tipos de intervenció n que podemos llevar a cabo en el seno de una
límite de tiempo para la terapia en forma arbitraria, emplear “fantasías forzadas” para psicoterapia:
acelerar la aparició n de conflictos ocultos, etc.. Decía que só lo estaba desarrollando y
1. Sugestió n (de apoyo)
aplicando los principios que el propio Freud ya había utilizado.
2. Abreacció n (de apoyo)
3. Aconsejamiento (de apoyo)
Má s tarde (1925) Ferenczi y Rank publicaron un estudio, ya que pensaban que, no hacía falta
4. Confrontació n (de transició n entre las de apoyo y las psicoanalíticas)
una vez que los conflictos pasados se repetían en la neurosis de transferencia y se los
5. Clarificació n (psicoanalíticas)
comprendía bien, no hacía falta esperar a que reaparecieran los recuerdos infantiles,
6. Interpretació n (psicoanalíticas)
acortando así el aná lisis.

Las experiencias de Ferenczi encontraron gran oposició n. Recién con la Segunda Guerra
1. Sugestión: Consiste en el influjo sobre el paciente por medio de los fenó menos
Mundial, con la necesidad de técnicas psicoterapéuticas breves, se relanza esta temá tica.
transferenciales para hacerle cumplir un trabajo psíquico, de lograr vencer la
Otro aporte importante fue el de Alexander-French (1956). Ellos planteaban su fuerte
resistencia (hacer consciente lo inconsciente). (ej. intervenciones: “usted puede”, “vio
oposició n al aná lisis intelectualista, priorizando la importancia de lo emocional y afectivo en
como asusta lo nuevo?”).
el proceso analítico (“experiencia emocional correctiva”). Ponían el acento, no só lo en lo que
sucedía en la sesió n con el analista, sino también en lo que sucedía afuera, con los otros.
Coderch la caracteriza como aquel instrumento técnico que pretende provocar un
Daban una gran importancia al yo. Freud mismo ya avizoraba que para que la terapia
cambio directo, como ser la desaparició n de los síntomas que aquejan al paciente y de
analítica tuviera cierto pronó stico de éxito, no só lo el factor traumá tico, la hiperfuerza
formas de comportamiento indeseables, o bien la aparició n de sentimientos, conductas,
pulsional, sino también la “alteració n del yo” incidirían en el pronó stico.
pensamientos, etc. que se consideran beneficiosos. La sugestió n se utiliza también para
ESCENARIO DE LA PSICOTERAPIA: Algunos analistas trabajan todavía sobre el supuesto de tratar de facilitar la adaptació n del sujeto a la realidad, ayudarle a tolerar la ansiedad o
alguna clase de dolor, animarlo a luchar contra sus dificultades y tratar de hallar nuevas
que el proceso curativo tiene lugar principalmente en el divá n, cuando es só lo una parte del
soluciones, etc.
desarrollo del yo del paciente.
2. Abreacción: Consiste en facilitar al paciente la descarga emocional de sus afectos, a
Las consecuencias de considerar al proceso terapéutico limitado a las sesiones son varias:
través de la verbalizació n de aquellos hechos y circunstancias que se hallan ligados,
mantener una frecuencia de sesiones alta, cuando no sería necesario, la prolongació n de los
consciente o inconscientemente a los mismos.
tratamientos, el temor a interrumpirlos cuando sería oportuno hacerlo.
Eidelberg la define como el proceso de descarga de emociones bloqueadas, mediante la
También dirá Alexander que el énfasis puesto en el recuerdo y en llenar las lagunas mnésicas
evocació n y verbalizació n de recuerdos reprimidos. Pero en la actualidad, podemos
llevó a las reconstrucciones intelectuales y a no valorar cabalmente el valor terapéutico del
extenderlo a aquellas emociones que son perfectamente conocidas y conscientes para el
recuerdo. É ste no es el responsable de la mejoría, sino a la inversa, la mejoría es responsable
paciente, pero cuya expresió n debe quedar bloqueada a causa de las reglas sociales y
de que el recuerdo emerja.
formas usuales en el trato convencional.
Só lo en 1930 se demostró que la recuperació n de recuerdos no es la causa del progreso
Esta técnica es sumamente indicada en aquellas vivencias de gran contenido
terapéutico sino su resultado, y que la reaparició n de recuerdos infantiles reprimidos se
traumá tico, no necesariamente inconscientes, las cuales no han tenido posibilidad de
produce, generalmente, só lo después de haber experimentado y dominado en la situació n
ser descargadas. El hacerlo, posibilita un reajuste de los procesos psíquicos y la
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integració n de vivencias en el devenir psíquico del sujeto (ej.: la tortura no permanece
inconsciente, pero sí silenciada y evitada).  El principal objeto de interés en la psicoterapia psicoanalítica es el análisis de los
problemas que el paciente tiene con otras personas y dentro de sí mismo. El
Se trataría de un medio de defensa del yo, al estilo fó bico, que evitaría el resurgir de una aná lisis de las transferencias para con el terapeuta es en general, una cuestió n
excitació n que amenaza desgarrar al aparato psíquico. accesoria.

3. Aconsejamiento: Podría considerarse una variedad e influencia por transferencia, de


sugestió n, no privando al paciente de su autonomía, su libertad y decisió n (ej.: Podemos considerar entonces como psicoterapias de apoyo aquellas que, a través de uno u
“permítase decantarlo antes de tomar una decisió n definitiva”). otro procedimiento, se dirigen a reforzar las defensas contra el conflicto, en oposició n a la
psicoterapia psicoanalítica, la cual analiza las defensas como una forma de conseguir que las
4. Confrontación: Se utiliza para mostrar al paciente la existencia de contradicciones, fuerzas psíquicas en conflicto puedan ser puestas a disposició n del yo.
más o menos evidentes o encubiertas, en el interior de su comunicació n verbal, o entre
ésta y su comportamiento, o entre distintas formas de comportamiento. El terapeuta La psicoterapia psicoanalítica será de indicació n en todos los casos en que por diversos
promueve en el paciente la capacidad de disociar una parte de su yo a fin de que, motivos: crisis graves y urgentes, dificultades físicas para acceder a un lugar adecuado, falta
distanciá ndose de la vivencia inmediata, sea capaz de observar con cierta objetividad. de disposició n de tiempo o la no disposició n del paciente, imposibilitan un psicoaná lisis.
Es también una forma de enseñ ar al paciente a esforzarse por lograr un mayor
conocimiento de sí mismo. Cuando la psicoterapia psicoanalítica no pueda efectuarse, podrá realizarse una psicoterapia
de apoyo (ej.: oligofrenias, demencias, cuadros seniles, etc.).
Es importante en particular en pacientes que tienden a ejercer manejos proyectivos,
que no se hacen cargo de sus cosas. El principio de la experiencia emocional correctiva
Alexander señ ala que en toda psicoterapia etioló gica se trata de reexponer al paciente en
circunstancias má s favorables (transferencia) a situaciones emocionales que no pudo
5. Clarificación: Es utilizada siempre que, aú n sin pretender llevar al conocimiento del
resolver en el pasado. Allí se repetirá el clisé de la historia infantil, aparecerá la repetició n y
paciente su inconsciente, sí se intenta que éste adquiera el máximo conocimiento de sí
la toma de conciencia de la misma (pero el conflicto transferencial es menos intenso). La
mismo en lo que se refiere a los niveles consciente y preconsciente de su personalidad.
actitud diferente del terapeuta tendrá dos consecuencias fundamentales:
Es como si el terapeuta realizara una elaboració n mental de la comunicació n del
paciente, de manera que se la devuelve con palabras má s comprensibles, liberada de 1. Favorecer la toma de conciencia de la repetició n fiel a la historia sexual infantil
componentes accesorios que pueden esconder o distorsionar su significado, y hecha reprimida
más tolerable. 2. Esta actitud permite reeditar las viejas experiencias, pero encuentra nuevos aspectos
en las respuestas terapéuticas, que le permiten al paciente elaborar salidas a la
6. Interpretación: Se incluyen acá tanto a la interpretació n como a la construcció n, conflictiva diferentes de las que tuvo en la época infantil.
recursos para hacer consciente lo inconsciente, que trabajan con material reprimido y
movilizan las resistencias. Relaciones entre psicoterapia psicoanalítica y psicoanálisis
 Numerosos autores niegan a la psicoterapia psicoanalítica toda capacidad de modificar
Diferencias entre psicoterapia psicoanalítica, psicoanálisis y psicoterapia de apoyo
las estructuras psíquicas y afirman que todo cambio o mejoría sintomatoló gica que
Si bien, las tres primeras corresponderían a la psicoterapia de apoyo y las tres ú ltimas a la
pueda advertirse se debe ú nicamente a la sugestió n.
psicoterapia psicoanalítica, suelen usarse las de apoyo en estas ú ltimas.
 Otros autores sostienen que tiene su propio campo de acció n, su técnica específica y
 La diferencia estará en el uso de la transferencia. En la psicoterapia psicoanalítica se objetivos propios, que aunque no tan amplios y ambiciosos, logran modificaciones
verbaliza la transferencia, pero no se fomenta la neurosis de transferencia. En cambio, significativas en la estructura psíquica y en la conducta y no deben ser confundidos con
en el dispositivo analítico es alentado el desarrollo de esta neurosis artificial. los efectos de la simple y pura sugestió n.
 En la psicoterapia psicoanalítica algunos autores evitan la verbalizació n de la Podemos decir que se encuentra en un punto intermedio entre el psicoaná lisis y las
transferencia, otros la verbalizan só lo cuando deviene resistencia y otros la verbalizan, psicoterapias de apoyo y directivas, sin alcanzar las profundas modificaciones del primero, ni
pero sin alentar la neurosis de transferencia.
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limitarse a los resultados, tal vez rá pidos, pero só lo superficiales y frecuentemente En los tiempos presentes, nos vemos atravesados por la imposició n de orden cronoló gico,
temporales de las segundas. expresada en los límites de tiempo institucionales o coberturas de atenció n psicoterapéutica
con tiempo pre-determinado.
 Otros sostienen que no hay ninguna diferencia entre psicoaná lisis y psicoterapia
psicoanalítica, considerando como psicoaná lisis cualquier tipo de psicoterapia que En casos de atenció n hospitalaria, institucional, obras sociales o sistemas de coberturas de
parta de los postulados psicoanalíticos, que tenga en cuenta las resistencias y que salud, se brinda un tiempo de atenció n limitado, 6 meses, 12 meses o cantidad de sesiones
intente manejar las resistencias. disponibles (de 24 a 36 por lo general), habiendo arancelamientos en forma de bonos de
consulta, co-pagos, ó rdenes de prá ctica, o atenció n gratuita, dependiendo del sistema o la
Alteración del yo institució n.
Una de las objeciones que siempre se le ha hecho a las psicoterapias es la de haber puesto el
acento, de modo excesivo en el yo. Sin embargo, el mismo Freud reconoció al final de su obra Algunos precursores trabajaron en psicoterapias breves con diferentes propuestas:
que la “alteració n del yo” es un factor límite al aná lisis.
Ferenczi: Introdujo la llamada “técnica activa”, adonde, entre otras cosas, proponía:
La situació n analítica consiste en aliarnos nosotros con el yo de la persona a fin de someter
 Prevenir ciertos tipos de conducta
sectores no gobernados de su ello e integrarlos en la síntesis del yo. Pero para que podamos
 Establecer límites de tiempo en forma arbitraria
hacerlo, tiene que ser un yo normal. La persona normal lo es só lo en promedio,
 Emplea fantasías forzadas para acelerar la aparició n de conflictos ocultos
aproximá ndose al yo del psicó tico en mayor o menor grado.
Alexander y French: Proponían trabajar sobre la experiencia emocional y lograr la
Nos encontramos con que no pocos pacientes no asocian, imposibilitando acceder al
integració n intelectual, denominá ndola experiencia emocional correctiva, adonde se
inconsciente.
trabajaban los conflictos de Conflictos Focales (cercanos a la superficie, que derivan de
conflictos nucleares) y Conflictos Nucleares (los má s profundos).
Freud sostiene que el yo persiste alterado en su deformació n perceptual, aú n resuelto el
conflicto, a menos que trabajemos sobre él.
Ornstein: Hablaba sobre “interpretaciones psicoanalíticas pensadas, pero no verbalizadas”.
Durante el tratamiento, nuestro empeñ o terapéutico oscila en continuo péndulo entre un
Freud: En 1918 hablaba “sobre la necesidad de ofrecer la terapia psicoanalítica en gran
pequeñ o fragmento de aná lisis del ello y otro de aná lisis del yo. En un caso queremos hacer
escala y en forma gratuita en clínicas de pacientes subvencionados por el gobierno”.
consciente algo del ello y en el otro, corregir algo en el yo.

Será necesario tratar de resolver las alteraciones impuestas por el proceso defensivo y PRIMERA ENTREVISTA
Generalmente el paciente llega luego de la evaluació n de una junta admisora, admisor o
fortalecer el yo, para que pueda soportar y encontrar una salida diferente, ante los traumas
derivador, adonde el paciente vendrá con la autorizació n para su primera entrevista.
infantiles que el yo inmaduro de entonces no pudo soportar y debió reprimir y desconocer.
El encuadre no atañ e só lo al lugar físico de atenció n (consultorio, institució n, hospital),
Concepto de foco
duració n y frecuencia de las sesiones, modalidad de trabajo (cara a cara), sino también dejar
French introdujo el concepto de “conflicto focal” y “conflicto nuclear”.
en claro las diferentes vicisitudes normativas que dependerá n de cada cobertura en
particular (bonos, u ó rdenes de consulta, autorizaciones, modalidad referida a inasistencias,
Conflictos focales: Son los má s cercanos a la “superficie”. Derivan de conflictos nucleares
readmisiones y duració n del tratamiento).
más profundos y tempranos.
MOTIVO DE CONSULTA
Conflictos nucleares: Permanecen en su mayoría latentes, reprimidos o “resueltos”. Uno de
Es importante tener en cuenta esta instancia, no só lo desde la clínica, adonde vemos qué es lo
ellos se activa (o ha permanecido activo) y constantemente parece estar subyacente a la
que nos trae el paciente como problemá tica como posibilidad de trabajo, sino porque en
conducta con el aspecto de conflictos focales, que se pueden identificar como variaciones de
psicoterapias con cobertura de tiempo limitado, en el trabajo de devolució n en el cierre del
un mismo tema.
tratamiento, se retoma el motivo de consulta para evaluar con el paciente los logros
obtenidos y los temas pendientes que no pudieron ser trabajados.
PSICOTERAPIAS CON COBERTURAS DE TIEMPO LIMITADO (C. EDELSTEIN)

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ASPECTOS A TENER EN CUENTA
Teniendo en cuenta la extensió n del tratamiento, se pueden plantear objetivos y metas a FINALIZACIÓN DEL TRATAMIENTO
alcanzar. Es importante establecer un buen rapport, que favorezca el encuadre en este tipo Es importante comenzar a trabajar en la finalizació n del tratamiento, dá ndole un marco y un
de terapia para poder generar una acció n diná mica entre terapeuta y paciente. tiempo que sea lo suficientemente amplio para que se puedan elaborar los logros obtenidos.

En lo posible no habría que favorecer las regresiones, evitar los silencios prolongados Puede ser importante mostrarle al paciente que esto es el comienzo, la posibilidad de un
mediante recapitulaciones, las neurosis de transferencia, las resistencias y respetar la primer tramo de un camino que sería conveniente que continú e para seguir trabajando, pero
extensió n del plazo. que la continuació n, segú n las coberturas, deberá continuarse por otros medios, pero no
renunciar ni perder todo lo conseguido en su trabajo psicoterapéutico.
TRANSFERENCIA
Hay que tratar de evitar las neurosis de transferencia. Si bien es inevitable que el sujeto Unidad VII: Abordaje clínico en la institución
instale modalidades transferenciales, es importante poder tenerlas en cuenta, poder Espacios y redes institucionales. Adecuació n de los marcos teó ricos a las diversas
pensarlas y reflexionarlas, pero no verbalizarlas ni comunicá rselas o interpretarlas al instituciones. É tica. Psicoaná lisis y hospital pú blico. El consentimiento informado. Hospital
paciente. de día. Casa de mitad de camino. Efectos subjetivos de la Institucionalizació n. Reinserció n
social. Psicología de enlace.
Si el paciente viene por una cobertura de obra social, prepaga o llega al hospital o a una
atenció n a la comunidad que dependa de una universidad, muchas veces la transferencia es DEL CONSULTORIO Y EL DIVÁN A LA CAMA DEL ENFERMO (CF III) (Benyakar)
con la institució n. Algunos seguidores de Freud encasilla a la clínica psicoanalítica como una actividad
terapéutica desarrollada ú nica y exclusivamente en el divá n del consultorio, refiriéndose a
En oportunidades se infiere una transferencia negativa en el discurso del paciente, cuando toda otra actividad terapéutica en encuadres diferentes bajo el ró tulo de psicoaná lisis
refiere al deterioro de la obra social a la que pertenece, o al sistema prepago, que no cumplió aplicado.
con lo pactado. Por el contrario, cuando refiere a un espacio académico universitario, se suele
observar una fuerte transferencia positiva. Tratar a pacientes en diferentes situaciones disruptivas llevó a enfatizar ciertos criterios
clínicos que posibilitaron la labor del analista:
HERRAMIENTAS
Las puntuaciones y señ alamientos son herramientas a tener en cuenta, ya que pueden 1) Discernir entre lo urgente, lo apresurado y lo prematuro
mostrarle al paciente las escenas, espacios, clisés que va armando y tramando a lo largo de su 2) Basar la labor clínica en una clara y firme concepció n teó rica de lo traumá tico y las
vida, para que el paciente comience a darle sentido y se implique en su padecer. implicaciones de las situaciones disruptivas

Si el paciente tiene la capacidad y riqueza representacional, en oportunidades también se 3) Diferenciar entre la intervenció n terapéutica y la implicancia terapéutica
pueden usar asociaciones e interpretaciones. 4) Superar el pre-concepto de la dicotomía entre el psiquiatra y el psicoanalista
LA RIQUEZA DE LA SINCRONÍA EN LA HISTORICIDAD DE LA DIACRONÍA 5) La posibilidad de discernir entre la funció n simbó lica del terapeuta (quién soy yo para
Si tomamos el eje sincró nico en un aquí y ahora, de su padecer en la actualidad, nos permite el paciente?) y su funció n operativa (qué debo hacer con el paciente?), potenciará el
poder trabajar también con la historia del sujeto, abriendo y transitando un eje diacró nico, efecto clínico de las intervenciones durante el tratamiento.
adonde tal vez en el trabajo psicoterapéutico se logre darle sentido, junto al paciente, para
6) Tratamos só lo a la persona, por la cual hemos sido convocados, a sus familiares, o
que pueda continuar implicá ndose.
también al entorno y a los profesionales tratantes? (en situaciones disruptivas el
analista debe discernir sobre quién intervenir)
LA COMPULSIÓN A LA REPETICIÓN
En la compulsió n a la repetició n el sujeto se sitú a activamente en situaciones penosas, 7) Es de fundamental importancia que por medio de su propio aná lisis, el terapeuta esté
repitiendo experiencias antiguas, sin recordar, con la impresió n muy viva de que se trata de en contacto con su específica modalidad de enfrentar situaciones disruptivas o
algo plenamente motivado en lo actual. Si el trabajo psicoterapéutico ha logrado establecer desbordantes. (que sepa de sus propios enfrentamientos con situaciones desbordantes)
logros, el paciente podrá comenzar a darle un sentido nuevo a su padecer y podrá
reelaborarlo y podrá dejar de volver a repetir para no recordar.

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La irrupció n de lo fá ctico en el psiquismo no ocurre só lo en situaciones de catá strofe. antes del accidente. En el asiento trasero viajaban la paciente, su hija y un sobrino por parte
Situaciones cotidianas e inocentes a los ojos del observador, pueden ser tanto o má s de su marido.
pató genas que cualquier amenaza colectiva.
La paciente era Leticia, de 28 añ os, casada, ama de casa, vivía en capital. No se reportaron
antecedentes psicopatoló gicos de la paciente. Primero fue internada en Mar del Plata y luego
Presentación del caso trasladada a Buenos Aires. Tenía luxació n de cadera, hemovítreo y sospecha de cuerpos
Toda situació n puede o no producir una vivencia traumá tica. Trauma se refiere a un sujeto en extrañ os en ambos ojos, hematocrito de 21% (normal 42 aprox.), sospecha de
particular. hemoperitoneo.

Expectació n activa: Es una decisió n y una actitud activa de “no actuació n”, para facilitar el Al momento de la entrevista se encontraba estable, recuperá ndose del coma inicial, que se
proceso curativo o reparador. Implica la capacidad de estar junto al paciente, mantenerse a prolongó por 48 hs. en terapia intensiva en Mar del Plata. Recibía como ú nica medicació n
su lado y a su alcance, acompañ á ndolo y paradó jicamente, favoreciendo del desarrollo de la antibió ticos y colirios.
capacidad de estar solo, indispensable para la elaboració n, simbolizació n y el trabajo
reparatorio de las pérdidas (Winnicott). Posee cualidades terapéuticas. El traslado al Hospital de Clínicas se realizó para efectuar las vitrectomías. El oftalmó logo
informa que la paciente no hablaba, aunque segú n los exá menes neuroló gicos, no padecía de
La mayor dificultad para tomar la determinació n de abstenerse de actuar, tanto en el marco afasia, ni otro trastorno.
hospitalario como en situaciones disruptivas, radica en los obstá culos personales e
institucionales que entorpecen la capacidad del médico y del psiquiatra, en particular, de La hija de la paciente estaba en ese momento en coma 2, con pronó stico incierto. Su marido,
estar solo, tolerando la soledad. suegra y sobrino habían fallecido en el accidente.

Ante pacientes que han padecido los efectos de situaciones disruptivas, algunos criterios que Cuando la Dra. Benyakar tomó la historia clínica en la tapa había un cartel blanco subrayado
puede guiar la intervenció n del equipo médico serían: en amarillo que decía: ¡Ojo! La paciente no sabe nada de lo ocurrido con su familia, ¡no meter
la pata!
1) Evaluar el riesgo de la tendencia de los profesionales a actuar, e intensificar la
capacidad elaborativa de los mismos ante el impacto de la amenaza. La madre de la paciente
2) Evaluar el sufrimiento que puede entrañ ar o prolongar el acto terapéutico sobre el La madre de la paciente aparentaba unos sesenta añ os de edad. El médico residente había
paciente. comentado que estaba preocupado, porque la madre no dejaba a nadie hablar con la paciente
de lo sucedido. La madre relató que Leticia padecía de amnesia del accidente y no quería que
3) Tener en cuenta la capacidad y/o posibilidad del enfermo de enfrentarse con la entrevistara a su hija ni le dijera nada de lo sucedido.
amenaza.
4) Estar en contacto con el potencial traumatogénico de esa situació n para el paciente en Los oftalmó logos le habían informado que Leticia no debía esforzar su vista, porque corría el
cuestió n. riesgo de tener un desprendimiento de retina, debido a lo cual debía evitar que llorase. Las
palabras de la madre fueron: “el ojo le puede explotar con el esfuerzo”. Esta señ ora, que en
El pedido y la información médica realidad tenía 7 añ os y que hasta el día del accidente era cuidada por Leticia, su ú nica hija,
Mientras realizaba su especializació n como médica psiquiatra en el Departamento de Salud debido a que padecía una severa insuficiencia cardíaca y de artrosis, reiteraba: “yo conozco a
Mental del Hospital de Clínicas, la Dra. Benyakar recibe un pedido de interconsulta del mi hija, es chiquitita, menudita, sé có mo reaccionó cuando murió su padre (a los 13 añ os), y
Servicio de Oftalmología, que decía por toda explicació n: “se solicita interconsulta con éste no es el momento de decirle nada, primero quiero que se recupere físicamente”.
Psicología Médica”.
La psiquiatra intentó explicarle que quizás un acercamiento a Leticia para que pudiera
Se trataba de una paciente que había sufrido un accidente automovilístico en el que comenzar a hablar de lo sucedido, la contactaría con sus sentimientos y a lo mejor podría
fallecieron su marido, su suegra y su sobrino. Su hija (Gina), de seis añ os, estaba en estado hablar, pero la madre se negó rotundamente. Entonces decidió que por el momento era má s
grave, internada en Mar del Plata. La paciente no tenía conocimiento sobre las consecuencias importante reforzar la alianza de trabajo con la madre de la paciente. Conversó con ella, la
del accidente, que ocurrió cuando regresaban de Villa Gesell. El marido conducía el vehículo, tranquilizó y le dijo que vendría a verla al día siguiente y juntas decidirían cuá l era el
a su lado viajaba su madre, que había cambiado el lugar a su nuera (la paciente) minutos
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momento oportuno para hablar con su hija y contarle lo sucedido. El médico tratante, en
cambio, presionaba para que le dijeran la verdad. Se perfilaba el alta de Leticia y por primera vez habló sobre la salud de su marido y de
muerte.

En el momento del alta, la psiquiatra sugirió a la madre que le informara a Leticia lo


sucedido, antes de abandonar el hospital, ya que ahí la podría contener. Se puso a disposició n
La estrategia y los médicos fuera de sus horarios habituales, pero só lo hasta el momento del alta.
Los médicos presionaban para que le dijera la verdad a Leticia. Los oftalmó logos advertían
que Leticia corría el riesgo de perder la vista en ambos ojos y só lo a partir de las vitrectomías Esa tarde, la madre en compañ ía de sus primos, le dijeron a Leticia la verdad de lo sucedido:
se conocería el pronó stico en forma certera. que su marido, suegra y sobrino habían fallecido instantá neamente, pero que por su estado
de salud, no habían podido contarle antes. Reaccionó llorando y estuvo unas horas pensativa
La madre y la paciente y triste. Luego se calmó y comenzó a prepararse para dejar el hospital y reencontrarse con su
Mientras esperaban noticias sobre el resultado de la cirugía de cadera de Leticia, la madre le hija.
pidió a la psiquiatra que en los pró ximos días empezara a hablar con su hija. Decía que la
notaba triste a su hija y que sería conveniente prepararla y fortificarla para reencontrarse La paciente y su hija continuaron tratamiento en instituciones cercanas a su domicilio.
con su hija Gina, que llegaría esa semana de Mar del Plata. Pidió nuevamente que no hablara
de la muerte del esposo, porque no debía llorar hasta que le realizaran las vitrectomías. Definición de algunos conceptos centrales
Distinguimos entre “situació n” y “vivencia”. Toda situació n, por má s terrible o disruptiva que
Tuvo la primera entrevista con Leticia a 15 días de comenzar la intervenció n. Poder sea, puede o no, provocar una vivencia traumá tica.
transmitirle la capacidad de acompañ arla en sus necesidades y compartir su dolor e ese
momento, desarrollarlo el “handling” con el máximo poder de contenció n. El DSM IV propone el concepto de Desorden por Estrés Post Traumá tico, aduciendo así que el
stress y el trauma pertenecen a una misma categoría.
Leticia dijo: “yo tengo que desahogarme, pero todavía no puedo, estoy bloqueada”. Le
preocupaba su recuperació n y la de su hija. No nombraba a los demás familiares. Leticia pidió A diferencia de lo propuesto por el DSM IV, aquí se postula que lo estresogénico y lo
a la psiquiatra que siguiera yendo. traumatogénico no só lo se diferencian, sino que se contraponen. Lo estresogénico se refiere a
la reacció n del psiquismo ante la amenaza, mientras que lo traumatogénico se caracteriza
Desenlace justamente, por la falta de detecció n de la amenaza. La vivencia traumá tica emerge
La hija de Leticia llegó de Mar del Plata. El reencuentro alegró a madre e hija. Leticia comenzó intempestivamente en el psiquismo. Es una vivencia a-verbal. No es que el damnificado no
a relacionarse mejor y con menor apatía con su s allegados. Superó las vitrectomías en ambos encuentra palabras para expresar lo vivido; no las tiene ni las tendrá . Es un agujero en el
ojos y comenzó a ver con mayor nitidez, aunque no recuperó hasta ese momento su vista por psiquismo, porque el impacto entre lo acontecido y lo vivenciado no pudo ser metabolizado.
completo.
Consideraciones finales
La madre comenzó a dar las primeras respuestas a Leticia, segú n su criterio, insinuando la La funció n del psiquiatra no es la de suministrar informació n acerca de lo sucedido, sino la de
gravedad del hecho, pero distorsionando lo sucedido (decía que su marido, suegra y sobrino dilucidar con el paciente la forma específica, en la que elaborará dicha informació n.
“estaban muy graves, con muchos golpes en la cabeza, internados en terapia intensiva”).
En un primer momento, la paciente luchaba por su supervivencia. El estado regresivo en el
Los pediatras presionaban para que le dijeran a Gina la verdad. La hija de Leticia había sido que se hallaba, puede compararse con el desvalimiento de las primeras etapas del desarrollo
dada de alta y estaba en casa de unos primos, sin saber la verdad. del lactante. Só lo al superar esta etapa, está en condiciones de reconocer y elaborar la
informació n de lo acontecido en el mundo externo.
No fue casual que Leticia nunca preguntara nada respecto de sus parientes y en todas las
entrevistas se remitiera só lo a lo que ella sentía y a su estado actual, como si dijera que debía La actitud de holding desarrollada en un principio, a través de la presencia y la voz, se
estar preparada internamente para recibir cualquier informació n proveniente del mundo articularon con la actitud compensadora de la madre, regulando en forma artificial la
externo. En estos casos la funció n del psiquiatra es ayudar al paciente a elaborar lo fá ctico, cantidad y calidad de estímulos que legaban a la paciente (Bion: “capacidad de reverie”). Así
evitando el efecto disruptivo del mundo externo. Leticia logró integrar la informació n, superando la amenaza de ceguera.

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Se había tratado durante algú n tiempo con un psiquiatra en otro hospital, pero había
interrumpido el tratamiento, pero desconocían la causa. Además, hacía poco se había
enterado que esta psiquiatra se suicidó , lo cual la tenía desconsolada, pues no sabía las
razones.
PSICOANÁLISIS Y HOSPITAL PÚBLICO (CF III) (Héctor Fischer)
Tanto la medicina como la psicología se preocupan por el signo, es decir, lo que significa algo Los escá ndalos consistían en que Silvina, en cierto momento de la tarde, fuera del horario de
para alguien (semiología). Pretenden dar sentido, mientras que el Psicoaná lisis es del orden su sesió n (estaba todo el día en el hospital), comenzaba a reclamarle a su terapeuta que la
del sin sentido. Porque en el discurso del paciente, lo que falta, sus traspiés, sus agujeros, son atendieran, exigiendo que la escuchara y ésta le decía que en ese momento no podía, porque
los lugares por donde el psicoanalista intentará entender el sentido de lo que se venía estaba ocupada. Entonces Silvina empezaba escenas cada vez má s intensas, con gritos, llanto
diciendo. y violencia física, tirando piedras contra la piedra del consultorio. Todo era un escá ndalo
hasta que lograban calmarla (en general no sin alguna medicació n). Estas escenas se repetían
El oído reemplazó al ojo (el analista deja su ojo clínico para dar paso a su escucha). Por eso a diario, lo cual ya había agotado a casi todos los miembros del servicio.
Freud recurre permanentemente a los mitos, que suelen ser aleccionadores en sus
advertencias. Se había logrado establecer una má s que aceptable relació n con su nuevo terapeuta, pero al
mismo tiempo, Silvina seguía armando sus escá ndalos en el otro turno, ya que seguía
La institució n apuesta al silencio y el Psicoaná lisis a la palabra plena. Este es el desafío de instalada en el hospital todo el día.
hoy, lograr que la palabra rompa el silencio de los consultorios hospitalarios.
Las entrevistas transcurrían marcadas por el silencio de Silvina, quien se limitaba a contestar
Quien desee analizar debe terminar con las modalidades teó ricas y técnicas puestas al amablemente y con monosílabos las preguntas que se le formulaban, con una sonrisa entre
servicio del narcisismo del analista. pícara y có mplice cuando se tocaba el tema de sus escá ndalos.

Hay que terminar con ese Psicoaná lisis “cuasi filosó fico”, que en vez de teoría se constituye La hipó tesis que se sostenía era que no se trataba de una psicosis, sino de una locura
en ideología, que congela toda posibilidad de intercambio. histérica, considerando que la modalidad de los acting out de Silvina era un intento, casi
desesperado, de ocupar un lugar en el Otro. Su historia, constelació n edípica y novela familiar
Cuando Freud en “Psicología de las masas” habla de las instituciones del poder, se refiere al también reafirmaban esta idea.
ejército y la Iglesia, por cuanto son instituciones que no tienen preguntas, sino respuestas. El
que no acepta o cuestiona, o puede permanecer en la institució n. A veces ciertas posturas El objetivo era lograr que esta “locura” de los actings se instalara en la transferencia, para
psicoanalíticas parecieran constituir el tercer poder, al cual Freud no pudo referirse. que cediera en los otros á mbitos. Esto se logró só lo parcialmente, ya que los escá ndalos,
aunque amenguados, continuaban aun cuando el apego transferencial era muy fuerte. Los
DE PIEDRAS Y ROSAS (Héctor Braun) (CF III) compañ eros del otro turno insistían en derivarla para una posible internació n y los
Silvina, apodada por su voluminosa figura y su insustituible puló ver había sido apodada “la terapeutas también empezaron a dudar si se trataría de una psicosis.
gorda de rosa”.
El caso se iba haciendo cada vez má s conocido para orgullo de Silvina, que estaba al tanto de
En el hospital Ameghino, se atendía en tres turnos de cuatro horas: mañ ana, tarde y noche. cada una de las consecuencias que su conducta provocaba, lo cual era un dato relevante para
Ella se “instalaba” en los pasillos durante prá cticamente todo el día y armaba allí “su” los terapeutas, que debido a eso, insistían en su postura.
espacio. Logró relacionarse con pacientes de todos los turnos, con auxiliares, otros
terapeutas y con algunas autoridades. Hubo dos episodios con consecuencias fuertes en cuanto al diagnó stico diferencial y la
posterior direcció n de la cura. Era bastante usual que los terapeutas del turno siguiente
Un joven terapeuta consulta en supervisió n acerca de una paciente, derivada de otro turno, llamaran al analista a cargo del tratamiento por algú n escá ndalo de Silvina, teniendo éste que
que había armado ya varios escá ndalos. Se había peleado con su terapeuta, ya no sabían qué dejar todo para ir a atenderla (ya que estaban empecinados en tratarla y no medicarla).
hacer con ella, y decía que quería tratarse con un varó n. Decían que era muy proclive a las
actuaciones. Pensaban que se trataba de una psicosis y si ese intento no funcionaba, Primer episodio
recomendaban derivarla a una institució n psiquiá trica para su internació n. Un día, Silvina estaba destrozando un consultorio literalmente y en medio de eso pregunta la
hora, y cuando se la dicen, ante la perplejidad de todos, se calma y con llamativa serenidad,

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dice que se tiene que retirar, porque estaba por empezar la novela y temía llegar tarde LA NUEVA RELACIÓN PROFESIONAL-PACIENTE (H. Fischer – M.C. Piaggio)
(comenzaba “la “novela”). La enfermedad no es simplemente una lesió n que habría que localizar y ver, sino una
sucesió n de acontecimientos que tienen que ver con su existencia en el espacio, tiempo,
micro y macro sociedades y un conjunto de valores.
Segundo episodio
Vuelven a llamar al analista, una tarde que Silvina estaba furiosa. Cuando él llega se calma Cuando el que diagnostica es un médico, tiene que interesarse tanto por el proceso
(logró su objetivo de hacerlo venir), pero curiosamente comenta sentirse sumamente triste, anató mico, el fisioló gico o el patoló gico, como por la historia vivencial de la persona.
sentimiento que nunca había manifestado hasta ese momento. El terapeuta le propone ir a
caminar y ella acepta. Durante esa caminata (de alrededor de tres horas), Silvina por primera El diagnó stico topográ fico es uno de los pasos más difíciles de realizar y genera las mayores
vez (siempre hablaba poco) logró explayarse en relació n a su infancia y su historia. dificultades en los participantes, siendo casi la desesperanza de los estudiantes de medicina
de los ú ltimos añ os y hasta de los residentes, así como para los psicó logos y estudiantes de
A partir de ahí su discurso se hizo más fluido y sus actings cedieron, tanto en frecuencia dicha carrera.
como en intensidad, si bien nunca desaparecieron del todo.
Varias investigaciones demostraron que numerosos pacientes cuidadosamente estudiados
El tratamiento continuó unos meses, hasta que se dio por terminado. La paciente aceptó , con exá menes instrumentales y de laboratorio, en más de la mitad de los casos no se pudo
pero al poco tiempo solicitó el reingreso en el turno vespertino (el ú nico por el cual todavía aclarar el diagnó stico. Por eso los estudios técnicos de diagnó stico deberían realizarse só lo
no había pasado). Trabajó con una analista sin mucho éxito, pero eso le permitió seguir en casos seleccionados y después de haber realizado un examen clínico a fondo.
frecuentando el hospital, y continuar en contacto con su analista anterior, que era lo que a
ella le interesaba. Los médicos han perdido pacientes, con la proliferació n de propuestas de medicina
alternativa, que nada tiene que ver con adelantos, sino con cierta sugestionabilidad de los
Al poco tiempo visitó Buenos Aires un conocido psicoanalista extranjero, que fue invitado al pacientes.
hospital para discutir un caso clínico. El caso de Silvina fue el presentado, recibiendo el
acuerdo del psicoanalista, tanto en el diagnó stico como en el tratamiento realizado. Además, es innegable que la relació n profesional-paciente se ha deteriorado al alterarse la
calidez y confianza recíproca entre ambos, bá sicamente por los fenó menos de la tecnificació n
Al terminar la actividad. el terapeuta se quedó conversando, cuando apareció Silvina, que y la industrializació n de la medicina.
había estado escuchando la presentació n y discusió n posterior escondida tras una puerta.
Manifestó que le había parecido muy interesante y sabía que se trataba de “su” caso. Estaba Só lo la clínica psicoló gica sostiene la relació n, porque en cualquiera de sus líneas teó ricas, y
de acuerdo en casi todo lo dicho, aunque no le había caíd muy bien el diagnó stico de locura fundamentalmente en el Psicoaná lisis, se sostiene que só lo en ese encuentro ú nico es posible
histérica, porque no era eso lo que ella suponía que padecía. Se despidió amablemente y se la cura. Los psicó logos clínicos son los que desarrollan y sostienen los dos elementos
fue tranquila. imprescindibles para el trabajo con seres humanos: la escucha y la palabra.

Durante un tiempo se la vio por el hospital, y después menos, hasta que no se la vio má s. Antes, lo que decía el médico era expresió n de sabiduría, y si acompañ aba con una palmada
en el hombro multiplicaba el efecto terapéutico-placebo. Hoy los pacientes y familiares
Conclusión confían más en los estudios e informes ensobrados, que en la palabra plena del médico.
En este caso se plantea la cuestió n del diagnó stico (locura histérica en lugar de psicosis),
evitando la internació n de la paciente. La industria de la medicina llevó a que el paciente ya no esté capacitado para realizar una
libre elecció n del profesional que deseaba que lo atienda. El médico se ha transformado en
Se cuestiona la duració n del tratamiento dentro de la institució n hospitalaria, adonde le dan un mero prestador de servicios que debe asistir a pacientes exigentes porque pagan una
de alta a la paciente, tal vez sin estar del todo bien, porque los servicios gratuitos son importante cuota mensual, pero a cambio, los médicos cada vez cobran honorarios más
limitados. bajos, lo que en USA pasaron a llamar “Dr. Shopping”.

También se cuestionan los criterios de analizabilidad, los cuales no deben ser rígidos, Por lo arriba expuesto se puede afirmar que el psicó logo clínico es el heredero del viejo
adaptando la teoría y la prá ctica a las demandas que surgen y no al revés. médico de familia, que escucha y acompañ a.

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Lo percibido por la conciencia (material manifiesto) nos lleva a inferir la existencia de una
conciencia también en el paciente, un primer paso en nuestra tarea de aná lisis, seguido por
un segundo paso, la interpretació n de este “material”, que nos lleva a la construcció n de lo
que llamamos contenido inconsciente, que atribuimos al paciente, y del que no tenemos
LA VIOLENCIA OCULTA CF III (J. Nonini) percepció n directa alguna.
Estamos bajo la presió n de situaciones violentas, que en lo aparente no se presentan como
agresió n, pero que implican una forma oculta de la misma, al estilo en que un exceso de Así surge también la contratransferencia, que comprende las vicisitudes de los deseos del
cuidados podría recubrir un intenso odio. analista en el encuadre de la sesió n, sus complejos y resistencias internas. Segú n Fischer
serían transferencias recíprocas, una de las cuales, supuestamente, está bien analizada.
En toda sociedad hay tensiones intergrupales que para ser controladas requieren del
ejercicio de una especie de “violencia legítima” a cargo de la justicia o los representantes de Se supone que para que haya, el deseo del analista debe estar en el orden de la sublimació n y
la ley. El problema surge cuando no hay consenso en lo que se entiende por legítimo, lo cual que cualquier idealizació n del objeto es absolutamente contradictoria a ese orden, y el ú nico
puede llevar a la justicia por mano propia, apareciendo justicieros, etc. reaseguro de ese orden es el aná lisis del analista.

Los medios de comunicació n también juegan un papel en la cuestió n de la violencia. Sabemos EL SILENCIO, PSICOPATOLOGÍA Y CLÍNICA (CF III) (O. Bodni)
que todos los temas generan conductas. Por lo tanto, es fundamental el có mo estos son Dentro de la amplia variació n de los estilos y modalidades el cará cter de las personas se
difundidos o tratados. encuentran los fenó menos negativos, como el silencio, que oscila entre la normalidad y la
inhibició n, a veces cerca del síntoma.
Se está destruyendo nuestro lenguaje y no ayudarnos a expresar nuestros sentimientos es
violentarnos. Freud publicó su monografía sobre La Afasia en 1891, la cual ya poseía claves para su futura
teoría psicoanalítica.
La moda, donde se organizan nuestros deseos en una opció n consumista es otra forma de la
violencia. Una de las innovaciones de Freud fue afirmar que todas las afasias son de conducció n,
presentando una nueva teoría de almacenamiento de informació n, consistente en que el
Estar frente a la TV es estar solo frente a una ventana. Es no saber quién es uno mismo y destino de un registro mnémico depende de la conducció n de cargas por un camino en el que
perderse en la imagen que vive otro. La diferencia con el cine es que éste estaba ritualizado. las neuronas facilitan o deniegan el paso, configurando “huellas”. El modelo requiere el
La TV puede ser una adicció n, con el agravante de que los temas que trata siempre generan pasaje permanente de una cantidad Q, en dos estados posibles: de circulació n o descarga. Con
una conducta. Además, está el condicionamiento que produce invasoramente la publicidad. la teoría econó mica abre paso a la hipó tesis sobre la producció n de variaciones patoló gicas
de la magnitud total de cantidad circulante, tanto en el sentido de vaciamiento, como de
Con tanto cambio, se plantea un llamado al mundo psi, sosteniendo que no es conveniente estasis acumulativa o inundació n traumá tica.
contribuir a multiplicar las clasificaciones de las enfermedades como si fueran productos
aislados del sistema social, porque esto es ideoló gico y lleva a una violencia por omisió n. Otro desarrollo importante de ese trabajo es el de la “afasia funcional”, relacionado con el
trauma. Freud descubre que hay casos en los cuales la sintomatología no se ajusta
EL TERAPEUTA DEL OTRO LADO DEL ESPEJO (CF III) (M.C. Piaggio) estrictamente a la lesió n cerebral anató micamente correspondiente, suponiendo entonces
Existe la ilusió n de que el analista satisface todas las necesidades (sujeto supuesto saber) y que se producen efectos traumá ticos que van má s allá de su alcance fisioló gico (el trauma
también es fuente de frustració n del cumplimiento del deseo. producía una “regresió n” neuroló gica).

Sabemos que el aná lisis es el de la transferencia, en la cual se investiga la manifestació n del La introducció n de la teoría de las defensas representa un paso decisivo en la investigació n
inconsciente reprimido. de las afasias funcionales, porque introduce el conflicto psíquico, convirtiendo al silencio
clínico en la expresió n activa de una estrategia defensiva, destinada a evitar el sufrimiento
En la prá ctica psicoanalítica el paciente “espeja” homó logos de la conciencia del analista. provocado por un “conflicto”.
Segú n Freud la existencia de otro en cuanto a conciencia es una inferencia a partir de la
percepció n de la nuestra.  El silencio operatorio: No es mudo. Tiene un relato monó tono y nivelado.

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 El silencio esquizoide: Aquí hay fijació n oral de succió n. El mutismo parece en la bú squeda de las determinaciones inconscientes de ese padecer. Siendo su instrumento
reemplazar la verbalizació n, el analista es incorporado y en la fusió n se borran las esencial la palabra, aunque a veces nos resulte insuficiente.
diferencias, comprendiéndose sin palabras.
La insuficiencia de la palabra nos remite al encuentro con lo traumá tico, resto libidinal que
 El silencio melancólico: La fijació n eró gena es oral canibalística. El silencio expresa la escapa a las representaciones y hace tope al psiquismo en su trabajo elaborativo. Este
retenció n identificatoria del objeto narcisista perdido. Hablar es volver a perderlo, o excedente que la a palabra no alcanza a cubrir, se manifiesta en un volver a vivir, automá tico
perder su sombra, con la palabra. y repetitivo, como sostiene Freud en Má s allá del principio del placer (1920), con la
 El silencio psicopático: Hay fijació n anal, en la etapa en que se produce la compulsió n a repetir lo no elaborado, como si esto no hubiera pasado, colocando al sujeto en
transformació n de lo pasivo en activo. Parece un silencio mentiroso, articulado con la la inercia del sufrimiento en un perpetuo retorno de lo mismo, manteniendo identidad y
pulsió n, formando parte de una acció n de venganza, ocultamiento y manipulació n. El actualidad.
paciente es consciente del impacto de su mutismo en el analista, a quien utiliza como
auxiliar de su omnipotencia. Los pacientes con que nos encontramos hoy padecen de dolencias derivadas de una mayor
presencia de la pulsió n de muerte, encontrando actos autodestructivos, actings, consumo de
 El silencio paranoico: Corresponde a la etapa anal, pero a diferencia de la anterior, drogas, alcohol, estados depresivos severos, bulimias, anorexias y enfermedades
aquí la descarga se realiza en posició n pasiva. El Yo es posicionado como objeto de goce psicosomá ticas.
perverso, proyectado en el analista, ubicado como perseguidor, ante quien calla por
desconfianza. Se trata de manifestaciones patoló gicas más restitutivas que sustitutivas, en donde estas
manifestaciones vienen a llenar un vacío, marcando un déficit en la simbolizació n. Hay un
LA CURA EN LAS NEUROSIS Y LA CREATIVIDAD (CF III) (O. Garrido) desplazamiento de la simbolizació n a la vivencia.
Freud sostiene que con el objeto de favorecer la curació n del enfermo, nuestra tarea como
analistas consistirá e propiciar el camino para que se haga consciente lo inconsciente, de Este tipo de pacientes nos confrontan con una responsabilidad mayor, en donde debemos dar
manera que se disuelvan las fijaciones. También instar al recuerdo, la repetició n en pruebas de que ellos ocupen un lugar para nosotros, que se encuentran alojados y
transferencia y favorecer la reelaboració n. También favorecer el comercio entre los sistemas amparados.
y que donde Ello era, Yo advenga.
Si ante estos pacientes nuestra posició n se torna rígida en la línea interpretativa, no hacemos
El analista no debe desempeñ ar el papel de profeta, salvador o redentor, sino procurar al Yo más que acentuar la compulsió n a la repetició n.
del enfermo la libertad de decidir, brindando su capacidad de espera que sostiene la
expectativa confiada del paciente. Freud sostenía que lo reprimido primordial repite y repite en transferencia y que no
podemos ahorrarle al paciente esa fase de la cura, pero sí podemos facilitar la rememoració n
LA ANGUSTIA Y LA BÚSQUEDA DE UN TIEMPO PERDIDO (CF III) (B. Katz) y la asociació n libre, marcá ndole esos sucesos como la repetició n de situaciones anteriores y
El autor analiza el título de la obra de Proust “En busca del tiempo perdido” para dar cuenta realizando un manejo de la transferencia.
de la falta de una operació n de ligadura, que al no efectuarse, le impide al niñ o sostenerse de
su imagen narcisística y lo enfrenta con el peligro de ser desalojado de la cadena simbó lica MÁS ALLÁ DE LA FORMA DE LA PUBERTAD (CF III) (N. Pisoni)
que lo representa. Federico, era un joven de 17 añ os, cuya vida había transcurrido en forma normal hasta el
momento de enfermar.
El narrador da a entender que la ley del padre es el capricho imprevisible y esto deja al niñ o
suspendido en una angustia que, desplegá ndose, impide la satisfacció n pulsional, a la espera Su síntoma aparece encuadrado en una serie de padecimientos físicos. De una angina, le
de otra representació n que lo constituya (tiempo al que se intenta retornar para ligar aquello queda una febrícula que no desaparece con los diferentes tratamientos médicos. Ha perdido
que permita que el pasado se olvide). muchos kilos y ha tenido que abandonar la escuela secundaria en su ú ltimo añ o.

LA INSISTENCIA PULSIONAL Y SU CLÍNICA (CF III) (A. Rebagliati) A estos hechos encarnados en su cuerpo, se sumaron una serie de “imá genes sexuales” con
En nuestro quehacer clínico nos encontramos a diario con la insistencia pulsional devenida sus padres, con uno y con otro indistintamente. Además temía tragarse objetos cortantes, o
síntoma o compulsió n a la repetició n. Nuestro trabajo como analistas designa al estar junto a que le sucediera “algo” a la gente.
quien sufre una enfermedad anímica, escuchando el discurso de quien padece, conduciéndolo

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Segú n relatos del padre, que estaba dispuesto a “todo” para que su hijo se curase, todo esto Vive con el padre (tiene un taller de vitreaux), la madre (celadora en la escuela donde él
había sumido a Federico en un estado de postració n. Había estado aislado durante semanas cursa) y su abuela materna. No tiene hermanos porque la madre padece una enfermedad
de sus compañ eros, amigos y familia. heredada de su abuela (incompatibilidad sanguínea).

Al preguntarle a Federico por lo que lo traía a consulta, comienza a describir en forma Federico estaba má s tranquilo. Había cambiado el temblor se su voz por una necesidad de
verborrá gica y temblorosa distintos acontecimientos sucedidos a partir del verano: hablar permanente.

Se empezó a sentir mal, no tenía ganas de comer y tenía mucha fiebre. El médico dijo que era Má s adelante expresa su preocupació n por no saber bien qué tenía que hacer para mejorar
un virus en la garganta, tal vez amigdalitis. No podía comer ni tragar nada. Estuvo en cama más pronto. Ante la indicació n de que no se preocupara, que se le iba a interrogar sobre las
mucho tiempo y cada vez se sentía peor. Lo primero que “creyó ”, fue que tenía diarrea por un cosas que creyera necesario, Federico comenzó a hacer una especie de anamnesis de su
alfiler que se había tragado 20 días atrá s jugando con un amigo y su hermanita. El alfiler familia, adonde él se incluía en una serie de datos. Lo que más sobresalía era la repetició n de
estaba en el piso del negocio del padre de un amigo. É l lo vio, pasó al lado y después, volvió a fechas de nacimiento, casamientos, muertes, cumpleañ os, llamativamente todas impares. Se
pasar y había desaparecido. En realidad no era un alfiler, era un ganchito de abrochar. le pregunta si esos nú meros significaban algo para él. Rá pidamente relaciona cada uno de
esos nú meros con una serie de hechos, la mayor parte pertenecientes a su intimidad. 9 eran
La creencia de tragarse alfileres o ganchitos, se hacía extensible a todos los objetos cortantes. las oraciones que rezaba antes de dormir, en tres series de 3, con intervalos de 1 minuto. El 5
A Federico se le entrecortaba la voz y repetía sin cesar que no sabía qué podía ser lo que le y el 11 pertenecían a dos momentos de su infancia, a los 7 añ os se había operado de fimosis,
pasaba, que había un montó n de cosas raras que le pasaban y que no sabía qué hacer, que se quedando el 13 fuera de la lista, entonces acota que tiene una agrupació n de prendedores
las contaba a sus padres y ellos lo miraban como horrorizados. Las imá genes que se le que guarda en un cajó n de su escritorio, con llave, en 13 hileras de 5.
presentaban parecían en principio descontroladas, y el ú nico recurso que encontraba para
dominar lo que estas imá genes le producían, era contá rselas puntualmente a sus padres. En ese escritorio también guardaba las plumas de caligrafía que había usado en primer añ o y
las ponía en 3 series de 5, cuidando cada vez que se iba o volvía de cualquier lado que no
También se sentía muy mal por la escuela, que hacía un mes que no iba y no sabía qué iba a faltara ninguna. También revisaba ese cajó n cuando estaba preparado para ir a dormir.
decir. La ú ltima vez que fue, los compañ eros lo vieron bien y ahora estaba muy mal. Comía
muy poco, porque temía tragarse algo. Revolvía toda la comida, miraba todo lo que comía, En la clínica con adolescentes hay que ser sumamente cuidadoso, porque las intervenciones
porque todo el tiempo se le aparecían esas cosas, se le venían esas “ideas”. No podía conciliar precipitadas y metafó ricas conducen la mayoría de las veces a un brote psicó tico, y en este
el sueñ o y se despertaba, dormía entrecortado, porque cuando cerraba los ojos, empezaban paciente había datos bastante precisos que podían hacer pensar en ello: las escenas de
los castigos. toqueteos sexuales con los padres, escenas sangrientas donde estaban ellos o algú n conocido.
Esas imá genes en un primer momento aparecían como no perteneciéndole, pero después
Cuando tomaba pastillas recetadas por un psiquiatra dormía más, pero estaba hecho un surgió algo pecaminoso que partía desde él.
tarado. Se lo decía, pero no le hacía caso. Entonces lo hablaron con Pocho, un médico amigo
de su padre, que había recomendado al psiquiatra, y les dijo que era una barbaridad lo que le En Federico había dos personas: un hijo inteligente, bueno, poco rebelde y sin antecedentes
estaba dando y que ese remedio era para locos. Al principio, cuando dejó la medicació n, tenía de alcoholismo, drogas ni tabaquismo; y otra persona a partir de la fiebre y las anginas. Sin
mucho miedo. Pensó que no iba a poder dormir, pero leyó el “Sermó n de la Montañ a”, rezó y embargo las “cosas raras” de Federico no parecían pertenecientes a una psicosis. El haber
se durmió . Antes de estar enfermo dudaba, pero ahora ya no. Lo importante para él es Jesú s y sostenido su ignorancia frente a su procedencia, daba la pauta de tratarse de una neurosis
eso le ayuda bastante, incluso en momentos difíciles. A veces lee una hora y media o dos y se con ciertas zonas no bien delineadas.
siente bien. Lo hace sentir chiquito, lo malos que somos, que nunca estamos conformes con
nada de lo que tenemos, y eso te hace sentir realmente malo. Su presencia a pesar de haber perdido 6 kg de 60, era prolija, con combinació n de colores y
atuendo a la moda.
Una noche empezó a putear a todo el mundo, incluso a Dios y después se arrepintió mucho. A
partir de ese momento cambió todo. Es como si faltara algo, es parte de su vida. Federico narra dos situaciones anodinas en apariencia: la inminente operació n de garganta
(ú ltimo recurso para hacer desaparecer la febrícula) y que una vez con su amigo Charlie y
A la pregunta del analista por la familia, responde que está n muy bien, diez puntos; que el dos compañ eras del colegio habían decidido ir a un albergue transitorio, algo que venían
ú nico problema era él, que estaba haciendo sufrir a todo el mundo. charlando hacía mucho entre todos. Cuenta que siempre que podían se juntaban en los
recreos y contaban cosas. Ante la pregunta acerca de qué cosas, responde que él les contaba

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“lo que hacían”. “Lo que hacían o hacías”, pregunta el analista. A lo que responde que él les Las “cosas raras” habían tomado la forma de sueñ os y fantasías. Federico se apartaba de los
contaba cosas que él hacía, pero que en realidad había inventado, que sabía pero que nunca hombres por temor a que surgieran estas “ideas”.
había hecho, y se sentía como el “guacho pistola”. Dice que les hacía creer que en cuestiones
de sexo se las sabía todas. Sueñ o: Estaba con su padre y éste le dice: Federico, vos sabés que a mamá no le gustan los
forros.
Coincidentemente, al momento de tener que hacer frente esta situació n (ir al albergue),
aparecen las anginas, que retiraron a Federico de la escena. No es que no supiera de sexo; lo En la escuela, Federico se ubica entre los otros como el que se las sabe todas. Entre estos
que él no sabía era acerca de su propia sexualidad. otros está su madre (celadora-preceptora). Sin embargo, llegado el momento, él no puede
seguir sosteniendo el ideal materno (Yo ideal) y claudica y el síntoma lo hace pedazos, lo
Un hecho inmediato al comienzo del aná lisis plasma su fragmentació n corporal. Será operado corta, lo consume. Este es el ú nico camino que encuentra para poner distancia al deseo
de garganta y él cree que va a morir en la operació n. materno.

Federico continuó restableciéndose de a poco pero con mucho ímpetu, tanto desde el punto En otro momento del tratamiento, ya en la Universidad, conoce a una chica, la má s codiciada
de vista físico (desapareció la febrícula), como desde el punto de vista anímico. Retomó el 5° del barrio y por sus amigos. Comienzan a salir y al poco tiempo mantienen relaciones
añ o de secundario, retomó los deportes y su familia siguió viviendo en el mismo edificio. sexuales. Una nueva duda lo atormente: ¿ha sido el primer hombre en la vida de la joven?
Asistía puntualmente a sus sesiones semanales. Los objetos cortantes que se incrustaban en Finalmente le pregunta y ella confiesa que no fue el primero. Entonces le queda la siguiente
su garganta, se habían integrado en una serie de fantasías (pasaron al orden de la palabra). reflexió n, como interrogació n: ¿entonces pude ser yo como cualquier otro? ¿Pudo haber sido
En cada sesió n traía al menos dos sueñ os que ayudaron mucho a reacomodar distintas ella como cualquier otra?
representaciones “raras”, pudiendo asociarlos con hechos de su vida actual y pasada. De esas
fantasías, las que cobraron mayor importancia, eran las homosexuales. En relació n a esto, Lo inespecífico del objeto de la pulsió n se hace patente, bajo la forma de la frustració n.
relata dos escenas:
PERLA. ANÁLISIS FRAGMENTARIO DE UN CASO CLÍNICO (CF III) (J. Helman )
1.º Una escena infantil, en la cual tenía un intercambio sexual con un chiquito de su mismo Perla era hija de un matrimonio sexagenario, tenía 38 añ os. Su presencia era envejecida y
sexo y edad (5 añ os), que perduró como temor homosexual hasta los 11 añ os, momento abatida. Tenía dos hermanos menores, uno de los cuales había sido víctima del terrorismo y
en que puede contá rselo a su madre, dejando como consecuencia la imposibilidad de estaba desaparecido; el otro estaba casado con dos hijos.
“tocarse” hasta que llega a aná lisis.
Perla había tenido só lo una relació n afectiva efímera con un hombre, que decantó luego en un
2.º Un día que salió de aná lisis, paró un hombre en un auto y le preguntó si sabía adonde
aborto a los 30 añ os.
quedaba la plaza Flores. Federico le dijo que sí y se lo indicó . Le preguntó si iba para ese
lugar, lo podía acercar, entonces subió . En el trayecto empezó a hablar de ir a bailar y le
Trabajaba como empleada en una oficina municipal. Vivía con sus padres y su vida
dijo có mo tenía que acomodarme el pene para excitar a las mujeres, lo empezó a tocar y a transcurría sin sobresaltos, en una rígida y monó tona rutina (“yo voy de la casa al trabajo y
explicar. Federico dice que le parece que le gustó que lo tocara. Se bajó en la plaza y se
del trabajo a la casa”).
quedó muy mal. Llegó a su casa y le contó inmediatamente a su madre, que quedó
espantada y no supo qué decirle. Fue a su habitació n y se encerró . Cuando llegó su padre
Lo ú nico que desentonaba con esta vida “segura” eran unos trastornos digestivos
le contó y ¡no dijo nada! El analista pregunta qué esperaba que dijera y responde que acompañ ados de mareos que desembocaron en la consulta hecha al Dr. XX, un clínico que
“algo”, que él nunca dice nada, le pregunta y ¡nada! El analista agrega que tal vez no
ordenó varios estudios con resultados negativos. Luego de meses de infructuosas bú squedas,
podrá . Federico responde que no es de ahora, es de siempre, que jamá s le dijo el profesional decidió hacer una interconsulta con el Servicio de Psicopatología del hospital.
absolutamente nada sobre la sexualidad.
La nota que envió el médico señ alaba como hipó tesis de diagnó stico presuntivo: “trastornos
Tras el episodio, el padre decide, junto con su amigo (Pocho) hacer debutar a Federico con
psicosomá ticos de etiología desconocida”. Poseía síntomas dispares, inconexos, baja
una prostituta en el consultorio de este médico. Lejos de tener las consecuencias esperadas contribució n por parte de la paciente, exigían una tarea de recomposició n, reconstrucció n
por el padre, no borra la marca preexistente y opera en sentido contrario a la intenció n. A
con un plazo de atenció n de 8 meses.
partir de ese momento, comienzan con mayor intensidad las fantasías homosexuales.

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Sus síntomas seguían indemnes a pesar de las interpretaciones que los anteriores analistas que condenaba al Yo a considerarse a sí mismo como el Negativo del Yo Ideal. No era una
habían ensayado. Llega a la consulta psicoló gica como “ú ltimo recurso”. La analista solía depresió n asumida como tal. Era una depresió n, por lo que despertaba en los demá s, por la
decir en las supervisiones que iba a desgano, que le costaba asociar, pensaba que era una sensació n que registraba su analista al considerarla… “una pobre mujer!”.
oligotimia (o algo así!).
Transferencias
El desgano ya hablaba de un cierto perfil diagnó stico inclinado sobre la depresió n o la La transferencia constituía un dato crucial, pero también había otra ejercida entre la analista
melancolía. Perla esperaba que má s que hablar de ella, hablaran de los demá s. y su supervisor. Y cuando éste escribe el presente historial, impone una doble transferencia
adicional.
Se logra establecer una buena transferencia y así Perla logra relatar algunos pormenores de
su historia personal: en su adolescencia sus padres la consideraban, contra la opinió n de sus El supervisor no supervisa a un paciente, sino a la versió n representada que de éste posee el
hermanos, “una auténtica joya… una chica de esas que se preocupan por sus padres”. El analista. Lo que supervisa es el “perfil” que el analista tiene y que deviene de su propio
abuelo la consideraba su elegida pero falleció trá gicamente cuando la paciente tenía 9 añ os, inconsciente.
en un episodio confuso entre gendarmes y delincuentes en una provincia de frontera. Los
padres nunca quisieron indagar acerca de ese hecho. Perla se cansó de preguntarles y Con Perla se logra hacer “un poco más de lo posible”. Se logra que constituya su propia
finalmente olvidó el asunto. historia, haciéndose cargo del pasado que la afecta. Se finaliza el tratamiento brindado por el
hospital y no se la vuelve a ver.
Recordó que sus mareos comenzaron en el colegio secundario (no supo precisar cuá ndo),
pero respondió que ese añ o había conocido a un profesor de historia que la había impactado DEL PSICOANÁLISIS A LA PREVENCIÓN: UNA MODALIDAD DE LA DESMENTIDA EN LA
mucho. É ste era un hombre mayor y muy comprensivo. Un problema administrativo ADOLESCENCIA (CF III) (A. Leone)
determinó que el profesor fuese desplazado hacia otro colegio. Perla lo recordaba con mucho En este trabajo se apunta a realizar prevenció n en salud pú blica desde el campo
cariñ o. psicoanalítico.

Acerca de los trastornos digestivos fue menos precisa. Só lo recordaba que “eran má s Un tema que preocupa mucho es el SIDA. En él, la transmisió n de informació n ocupa un lugar
recientes”, desde hacía má s o menos 5 añ os (3 posteriores al aborto). central en la prevenció n.

Su vida era muy ordenada, salvo ahí adonde los síntomas se hacían oír. Al finalizar el período De los distintos aspectos implicados en la prevenció n del SIDA, el má s complejo a nivel de
de tratamiento contemplado administrativamente por el hospital, si bien los mareos habían lograr modificaciones en la conducta individual tiene que ver con el contacto por vía sexual.
desaparecido, no ocurrió lo mismo con los trastornos digestivos. No se fue con proyectos, En el trabajo clínico con adolescentes, encontramos un saber manifiesto, que no se traduce
sueñ os, ilusiones, pero partió del hospital con una afirmació n sorprendente: “voy a averiguar en una modificació n del pensamiento ni de la conducta. Esto es especialmente notorio en la
qué pasó con mi hermano”. adolescencia temprana y media.

Perla tenía un síntoma egosintó nico, porque no consultaba por ese “envejecimiento” El SIDA implica dos temá ticas complejas para el ser humano: la sexualidad y la muerte, las
prematuro. Llegó transportada por sus síntomas ilegibles, que exigían un esfuerzo de cuales lo hacen especialmente apto para ser atrapado por circuitos fantasmá ticos. La
desciframiento, y que al tener una afectació n corporal, remitían a que el psiquismo ha sexualidad remite a la represió n y la muerte a la castració n y a la pérdida del objeto amado.
repudiado algo de la historia personal, derivá ndolo a lo corporal.
Es sabido que la angustia de castració n y el dolor narcisistas. Las categorías de lo familiar y lo
Perla presentaba una depresió n no elaborada, extendida a lo largo del tiempo y fá cilmente extrañ o son centrales en cuanto a la importancia de su instauració n en la adolescencia. Ellas
confundible con una melancolía. Su vida enaltecida desde la infancia como “una auténtica operan en la modalidad que toma la desmentida de aquella informació n que implique una
joya… una de esas que se preocupan por los padres” se vio realizada con el devenir del tiempo. intensa amenaza de dolor manifiesto (“pero la conozco, es de mi grupo”).
Ella custodiaba la vejez de éstos… y al mismo tiempo envejecía prematuramente, vinculando
su Yo real a aquel Ideal que le había sido esculpido desde niñ a. Se realizaron campañ as contra el SIDA en Españ a (basada en el humor) y en Inglaterra
(basada en el temor y el horror). El resultado de la españ ola fue significativamente mejor en
Los síntomas de Perla no era só lo sus mareos y trastornos digestivos, eran también aquello cuanto al recuerdo inmediato, y en cuanto a modificació n de conductas.
que despertaba en su analista: la conmiseració n y la pena. Por lo tanto no era una depresió n

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El horror ante la muerte incrementa la tendencia a la negació n, la represió n y la escisió n. En - Saber que transcurrirá un período no determinado de tiempo, en el que el paciente
cambio el humor, permite al Yo tolerar datos angustiantes del mundo exterior sin recurrir a pondrá a prueba al terapeuta
la represió n y permitiendo su procesamiento. El humor, segú n Freud, sustenta triunfalmente
el principio del placer, pero sin resignar, como lo hacen otros procedimientos de igual - Tener conciencia de que el paciente psicó tico será mucho má s sensible, y con razó n,
propó sito, el terreno de la salud anímica. que el paciente neuró tico al “furor curandis”. Pondrá a prueba, tanto la paciencia como
el empeñ o del analista
SOBRE EL ABORDAJE DE LA PSICOSIS (CF III) (R. Lindner) - Que en este período el analista crece enormemente en el quiebre de toda omnipotencia
Allí, adonde el paciente concurre a la consulta, el paciente psicó tico no só lo no lo hace, sino narcisista y, también en el logro de la humildad necesaria para la aceptació n de lo
que la rechaza radicalmente. Allí, adonde el paciente colabora en la medida de lo posible, el diferente
paciente psicó tico rechaza al analista y se encierra en su mundo propio. Allí, adonde
esperá bamos dejar actuar la atenció n flotante, descubrimos que ésta no sesió n y a menudo - Es muy probable que en este temprano período del tratamiento, se lidie con cantidades
nos lo hace notar, alegando que no está enfermo y que, por lo tanto, no necesita tratamiento. enormes de angustia, auto y heterodestructividad, producto de la pulsió n de muerte
Análisis estable
La psicosis, segú n Freud, es inabordable al aná lisis. Las engloba en las neurosis narcisistas,
Luego de la labor previa sigue un período muy parecido al del paciente neuró tico. En este
no hacen por lo tanto transferencia y el éxito terapéutico está negado.
tramo del tratamiento se opera en atenció n flotante, regla de abstinencia y asociació n libre.
Pero luego descubrimos có digos absolutamente distintos. A su modo, el paciente psicó tico,
No hay que aceptar tratar a estos pacientes si no se está convencido de poder lograr algo con
con sus limitaciones, colabora má s de lo que habíamos pensado. Las muestras de rechazo
ellos, pero que se dan cuenta.
profundo a nuestra persona y a la realidad oda, son la expresió n de algo que tal vez le ocurrió
en el pasado, que tal vez no se pregunte, pero nos pida que de alguna manera lo podamos
La represión en la psicosis
ayudar a preguntarse.
Freud señ ala que son tres los componentes que se suele encontrar en dichas patologías:
retracció n libidinal, restitució n y restos de normalidad conservada. Es decir que en todo
Cuando nos acercamos a la familia, muchas veces parecen conformarse con que el paciente
proceso psicó tico encontraremos restos neuró ticos (normalidad conservada) que dará n
no moleste, pero que no abandone su condició n psicó tica.
cuenta de la vigencia de la represió n. La vemos en sus tres tiempos, especialmente en el
tercero (retorno de lo reprimido: actos fallidos, sueñ os), sobre todo en la compensació n que
Labor previa
sobreviene luego de un brote.
Esta etapa del tratamiento se caracteriza por:
- Importantísima activació n de la contratransferencia INTERROGACIONES EN LA CLÍNICA: PATOLOGÍAS NARCISISTAS (CF III) (N. Windaus)
La autora plantea que hay patologías “límite” o “border” que requieren una forma diferente
- La progresiva aceptació n e internalizació n en el terapeuta, del derecho a la locura del de abordaje por parte del analista, adonde el método clá sico psicoanalítico no alcanza. Estos
paciente pacientes constituyen un tipo de “experiencia clínica” menos confortable, porque resiste a ser
- La imprescindible aceptació n de la diferencia en un grado no conocido por la formalizada en términos neuró ticos o cuadros psicó ticos.
habitualidad de un consultorio psicoanalítico
Trabajar con estos pacientes requiere “meter las manos y poner el cuerpo” por el monto de
- La aceptació n implícita de que ese paciente formará parte de nuestra vida consciente e sufrimiento que puede estar de entrada en el contenido manifiesto y el despliegue
inconsciente, de un modo diferente a las neurosis, durante un período no determinable transferencial en juego (demandante, dependiente, depresivo, inseguro, etc.) o radicalmente
de tiempo disociado, adquiriendo el paciente características singulares (omnipotente y retador, o
desconfiado y esquivo, etc.), lo que Winnicott llamaba “pacientes de sostén” (“holding”).
- La necesidad de saber que en momentos de intensa actividad contratransferencial,
podrá n movilizarse aspectos regresivos Hay una hiperconsistencia de la anécdota cotidiana que no puede ser atravesada, porque
- El hecho de que los contenidos verbales de los intercambios que se producen durante ellos no pueden separarse de esta “realidad real” siempre igual significada, y causa de
ese período, constituyen apenas un sector pequeñ o, en relació n con los intercambios sufrimiento.
preverbales intensos que se da en el transcurso de la sesió n

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Llegan a tratamiento, no por una pregunta, sino porque sencillamente así no pueden seguir campo del aná lisis. A veces requieren del analista tratante una cuota de paciencia y de
viviendo. Hay un sentimiento de desvalidez e inautenticidad, que se les vuelve insoportable. cuidado hasta encontrar la posibilidad de un tratamiento.
Ocurre innumerables veces que su implicació n en su sufrimiento es prá cticamente nula y
este trabajo junto al primero (tiempo y espacio) es muy largo, hasta lograr internalizar el Pueden presentarse con angustia desbordante, que no puede ser sistematizada en objetos o
conflicto. Hasta entonces, el monto de sufrimiento se procesará básicamente en la escena de personas. La angustia frecuentemente invade al Yo, y a su relació n con la realidad,
la transferencia. El analista será implicado continuamente (lo que hace, lo que dice, lo que no invalidá ndolo.
hace, lo que no dice, su ropa, su consultorio). El horario (llegadas temprano o tarde, o en
hora, o faltar, será sometido a control, generalmente agobiante y presionante. Este tipo de angustia, confusional, paranoide y desorganizativa o paralizante, se explica
porque este tipo de pacientes suelen tener una mala organizació n de la angustia señ al, como
Los intentos de ir entendiendo lo que ocurre (no interpretaciones aú n), son resistidos, angustia ú til (paciente involucrado en su sufrimiento, con una demanda constituida por que
provocando rechazo y/o enojo. Para estos pacientes las cosas no tienen tantas vueltas (ej.: entiende que él no puede con su síntoma solo).
“eso no tiene nada que ver”).
El paciente aparece con afectos salidos de madre (diría Green), es decir, no significados en el
Pequeñ as situaciones se convierten en pesadilla, porque el paciente no logra salir de su discurso, las mociones pulsionales aparecen en forma masiva brutal, o invasora.
confusió n. Hasta que la escena se constituya en “otro lugar” hay un largo camino a recorrer.
Los objetos devienen internos en tanto el mundo interior es discriminado del externo. En los primeros tiempos aparecen con frecuencia problemas clínicos importantes, tales como
compulsiones diversas o inmovilidad. Así aparecen muy vulnerables, proclives a la confusió n
Para Freud la neurosis era predominantemente el resultado del conflicto entre el Yo y el Ello y a la desorganizació n.
en relació n al Superyó y la Realidad. Es sobre este borde de pura realidad que se ubicará n las
patologías narcisistas. La depresió n se presenta a veces, como una inhibició n en la relació n con la realidad, o como
un desinterés por circular en un medio que los agota por la exigencia libidinal que les
Del analista se requiere “estar ahí” y no su mera presencia. No hay posibilidad de silencios impone. Otras veces, la presentació n es típicamente maníaca (control, triunfo y desprecio
prolongados, ni abstinencias obsesivas (abstenerse de abstenerse). Necesita libidinizar el predominan en la relació n con el otro). Los reclamos de su Yo megaló mano, grandioso, es
campo analítico para contrarrestar la pulsionalidad mortífera, defusionada del paciente. fuente de agravios o de desilusió n. Esto marca la angustia como amenaza de desorganizació n,
vivencias paranoides, temor a quedar alienados en el otro.
En un comienzo, hay que limitarse a ayudarles a “pensar”, a “poner en palabras lo que
sucede”, a “cuidar” el encuadre (su propio espacio y tiempo), por lo cual muchas veces se Estos pacientes tienen una relació n muy inestable en los comienzos de su aná lisis (pasan de
hará hincapié en el horario. una total dependencia a la prescindibilidad más extrema; reaccionan con indiferencia ante
situaciones de riesgo o con pá nico ante situaciones intrascendentes.
EN ESTAS PATOLOGÍAS GRAVES EL ESTATUTO DIAGNÓ STICO ES METAPSICOLÓ GICO
Y TRANSFERENCIAL Si el paciente sufre disociaciones muy intensas, no recuerda lo que ocurre de sesió n a sesió n,
o se queja con pá nico a veces porque no recuerda la voz o cara del analista (pérdida de lazos
Estos pacientes traen y, a veces exhiben mú ltiples quejas: depresió n sutil pero penetrante asociativos, como una falla en la posibilidad de inscribir lo que está aconteciendo); entonces
con intensos sentimientos de vacío e inautenticidad, sentimientos de irrealidad, realizan sus hay que empezar cada vez “de nuevo”. Aquí cobra importancia la libinizació n del analista. Si
tareas, ya sea estudio o trabajo, sin entusiasmo; se dejan llevar por la rutina y aparecen no “responde”, el paciente queda confundido, diluido, perdido. Si lo hace excesivamente,
desvitalizados, como desprovistos de energía propia. puede sentirse amenazado, aprisionado.

Se alivian cuando hacen transferencia, y se intensifica su malestar si ésta sufre Un paciente para poder asociar, tiene que soportar perderse, pero para esto requiere un
perturbaciones, o aú n durante las vicisitudes típicas de la misma. La transferencia negativa aparato ya constituido, instancias psíquicas discriminadas, con funciones diferenciadas, una
es má s frecuente e intensa en estos pacientes que en los neuró ticos. relació n de objeto y defensas que le permitan cada vez mayor potencial.

La ausencia o presencia de aprobació n los marca en su vida, porque son incapaces de regular Pueden jugarse en la escena de consulta:
autó nomamente su autoestima. Los síntomas no está n establecidos de entrada. Por el
 Un yo ejecutivo y ejecutado: infartado, presionado, que só lo habla de trabajo
contrario, hay gran variabilidad y alternancia sintomatoló gica, y la misma es transferida al
 Adolescentes con severas actuaciones suicidas
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 Adicciones Las conclusiones de Abraham sobre los factores presentes para la producció n del cuadro
 Reclamos reiterativos de mujeres ya no jó venes, fá ciles de confundir con una histeria melancó lico son:
 Anorexia
1. Una acentuació n constitucional del erotismo oral
El Yo toma el relevo: Yo SOY anoréxico, adicto, separado, homosexual. 2. La fijació n de la libido a esa fase

LAS PROBLEMÁTICAS DEPRESIVAS DESDE LA PERSPECTIVA PSICODINÁMICA (CF III) 3. Una seria ofensa al narcisismo infantil, antes de la superació n del Complejo de Edipo
(C. Hacker – L. Mazella) 4. La repetició n en la vida posterior de la decepció n primera
En 1911 Abraham realiza la primera investigació n psicoanalítica sobre depresió n. Compara
depresió n con ansiedad. Este estado aparecería cuando la represió n impide el logro de la El autorreproche del melancó lico es en realidad un reproche dirigido contra un objeto
gratificació n deseada que aú n es posible, mientras que la depresió n aparecerá cuando el externo, con el que el Yo está identificado, tras la pérdida del mismo, dice Freud.
individuo ha renunciado a la esperanza de satisfacer sus tendencias libidinales.
Melanie Klein platea las posiciones esquizo-paraoide y depresiva. Pueden aparecer un
Basa su estudio en el trabajo con 6 pacientes tratados por él. Destaca en ellos las semejanzas conjunto de defensas llamadas maníacas (control, triunfo y desprecio) para evitar los
entre individuos deprimidos y obsesivos, en cuanto a una profunda ambivalencia hacia los sentimientos que aparecen en la posició n depresiva.
demá s, en la cual la bú squeda de amor está bloqueada por fuertes sentimientos de odio, que
a su vez está n reprimidos debido a la incapacidad del individuo de reconocer su extrema Winnicott también se ocupó del tema en su descripció n del falso self y la “organizació n
hostilidad. antidepresiva de la madre”, en la que se refiere a la falsa reparació n, de la alegría artificial o
de conductas maníacas a que le niñ o recurre para funcionar como organizació n antidepresiva
En ambos casos está bloqueada la capacidad de amar. En cambio difieren radicalmente en el de la madre. El autor se refiere a la importancia etioló gica del marco familiar y las
modo en que los impulsos bloqueados encuentran una expresió n sustitutiva. experiencias tempranas como responsables de los padecimientos depresivos.

En el obsesivo, los rituales repetitivos reemplazan a los originales deseos sexuales André Green, en su trabajo “la madre muerta” explica que se trata de una imago constituida
inaceptables. Para Abraham la culpa masiva del depresivo se debe a reales deseos en la psique del hijo, a consecuencia de una depresió n materna. No se trata de una madre
destructivos que se mantienen inconscientes. Esta hostilidad reprimida se manifiesta con muerta en la realidad, es una madre viva, pero psíquicamente muerta a los ojos del hijo a
claridad en sueñ os, delirios y otros actos simbó licos. quien ella cuida.

Observa ademá s que algunos depresivos parecerían gozar de los autorreproches y el La teoría psicoanalítica dice que los pacientes depresivos buscan de las otras personas
sufrimiento, que les permiten concentrar todos sus pensamientos en sí mismos. aportes narcisísticos para poder regular su autoestima. Desde la teoría de la comunicació n, se
puede ampliar esta formulació n, considerando que la relació n que ellos tienen con las
Abraham sostiene que la depresió n puede ser integrada en la formulació n de la regresió n a la personas, tiene como finalidad regular la relació n con sus objetos internos (Superyó ) y por
primera fase psicosexual del desarrollo de la libido (la oral). La similitud entre la fase oral y eso inconscientemente realizan una transposició n de la comunicació n intrapersonal a la
la depresió n está en la modalidad de descarga libidinal, así como en la modalidad de vínculos interpersonal. El Superyó tiene a ser proyectado masivamente en el terapeuta.
objetales.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD. “PERSONALIDAD BORDERLINE” (CF III) (A.
Además propone que las semejanzas y diferencias entre obsesivos y melancó licos radica en Pereira)
que en ambos se produciría una regresió n a la etapa oral, pero mientras el obsesivo parece Uno de los problemas a resolver en las pró ximas décadas de este siglo es el de “los trastornos
contentarse con un control inconsciente sobre el objeto de amor, el depresivo destruye de la personalidad”. El diagnó stico diferencial de esta patología, límite entre las neurosis y las
realmente al objeto psíquico internalizado. Para explicar esta diferencia postula dos subfases psicosis, se vuelve a veces sumamente complejo.
en la etapa anal: una posterior (caracterizada por la retenció n) y una previa (caracterizada
por la expulsió n). Este sería el punto de fijació n del depresivo, que explicaría la expulsió n De las teorías de la personalidad vienen de dos corrientes filosó ficas:
inconsciente y consiguiente pérdida de su objeto de amor.

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1. de Locke, que describe a la persona como la conducta externa, la “máscara”. De ésta de los aspectos buenos y malos del sí mismo y de los objetos. No está integrada la visió n
derivan las teorías anglosajonas, que dan importancia a las culturas como formativas de interna de sí mismo y de los demá s.
la personalidad: es el “Yo social”, personalidad abierta al mundo.
b) Mecanismos defensivos: Fundamentalmente primitivos (escisió n, idealizació n
primitiva, identificació n proyectiva, omnipotencia, devaluació n).
2. de Leibnitz, con el concepto de concepto de impronta caracteroló gica, con cierto
fatalismo existencial y constitucional. Las teorías europeas son su exponente. c) Prueba de realidad: Está conservada. Diferencia el Yo-no Yo, lo intrapsíquico de los
orígenes externos de las percepciones y estímulos
Es importante tener en cuenta para el estudio de la Personalidad tres aspectos:
Estructura: Naturaleza de los factores internos que la componen Análisis descriptivo sintomático
Diná mica: Motivació n. Energía Psíquica 1. Ansiedad
Desarrollo: Orígenes de la estructura y su diná mica
2. Neurosis polisintomá ticas
Qué se entiende por personalidad normal  Fobias
Scheider sostiene que hay dos conceptos de normalidad:  Ideas obsesivas
 Reacciones disociativas y amnesia con perturbaciones de la conciencia
a. “Como norma del término medio”: el término medio  Hipocondriasis
b. “Como la norma del valor”: el ideal subjetivo personal  Tendencias paranoicas
3. Tendencias sexuales perverso polimorfas
Lo anormal es lo que se opone a la imagen ideal. Schneider sostiene que “Las personalidades
anormales son variaciones, desviaciones de un campo medio imaginado por nosotros, pero 4. Estructura de la personalidad psicopá tica
no exactamente determinable, de las personalidades”. 5. Caracterología impulsiva
 Alcoholismo
Las llamadas “organizaciones fronterizas de la personalidad”, “personalidades borderline”,  Drogadicciones
“personalidades como sí”, “seudo self”, “organizaciones borderline”, “personalidades  Obesidad
narcisistas”, son personalidades con una estructura patoló gica de su Yo. Cabalgan entre la  Cleptomanía
neurosis y como ella, conservan el juicio crítico de la realidad. Comparten con la psicosis los  Acting out
mecanismos defensivos más primitivos, tales como: la proyecció n y la identificació n
proyectiva. 6. Anhedonia

Una de las características más frecuentes en dichas personalidades son los “acting out”: Tratamiento Psicoterapéutico
aspectos no verbales de la comunicació n, que constituyen una regresió n a estadios La técnica en el tratamiento del “borderline” es un proceso, un largo camino a recorrer, que
preverbales de relació n interpersonal. Se dará frecuentemente en el marco terapéutico se instala al comienzo en una vinculació n simbió tica. Es importante tener en cuenta no só lo
transferencial y coloca al profesional en una situació n compleja de respuestas. Es pues, un los aspectos transferenciales, sino también la contratransferencia.
lenguaje de acció n, en donde la palabra y el pensamiento son reemplazados por el acto en sí.
La transferencia que realiza el paciente “borderline” es masiva desde el comienzo. Por eso la
Clínica del borderline funció n del terapeuta, a la manera de “reverie” materno, segú n Bion, se deberá asumir en el
Otto Kernberg (uno de los teó ricos psicoanalistas neofreudiaos contemporá neos más “aquí y ahora”, dentro de un marco de realidad y de control de las propias emociones.
importantes, desarrolla un modelo estructural para el diagnó stico de los “trastornos de la
personalidad”: DESPERSONALIZACIÓN. ENFOQUE METAPSICOLÓGICO Y CLÍNICO (CF III) (F. Serrano)
Se puede definir a la despersonalizació n como un fenó meno psicoafectivo somá tico, que
a) Integración de la Identidad: Existe difusió n de la identidad, representada por un expresa el resultado de un cisma en el nú cleo del Yo, en el que un aspecto de éste desmiente
concepto pobremente integrado del sí mismo y de otros significantes. Se refleja en la otro aspecto del mismo. Este cuadro ocurre generalmente sin motivació n objetiva y sin
experiencia subjetiva de vacío cró nico, autopercepciones contradictorias y disociació n previo aviso para el paciente. Así también en ciertas ocasiones, revierte de la misma manera.

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Si bien esta despersonalizació n está relacionada con una perturbació n de las relaciones En la actualidad es cada vez má s difundida la inclinació n a concebir la etiología del cá ncer
objetales, está íntimamente ligada con la representació n del self físico y mental (con el como una especie de “locura celular”. En determinado momento, algunas células se
esquema y la imagen del esquema corporal). Cuando está comprometido el self corporal, el “psicotizan” y comienzan a elaborar informació n erró nea, dando origen a la neoplasia.
sujeto siente extrañ as o que no existen ciertas partes de su cuerpo o su voz. En cambio, el
compromiso del self mental hace que padezca sensaciones de extrañ eza, como si viviera Segú n Freud, cuando trata el tema del doble, sostiene que fue primitivamente una medida de
fuera de su cuerpo y la realidad. Es llamativo que el paciente se sienta muchas veces só lo seguridad contra la destrucció n del Yo. Si bien el cá ncer es vivido como una cruel invasió n
real en sueñ os. del otro, habría que ver en qué medida eso otro no es uno mismo que se ha vuelto en contra,
luego de haberse escindido.
Para explicar este cuadro clínico se puede recurrir al concepto de Winnicott sobre
integració n y personalizació n, relacionado con la experiencia primaria del bebé con su madre Freud en “Lo Siniestro” (das Unheimlich) afirma que “la fuente del sentimiento de lo siniestro
(encargada del holding), quien posibilita que los objetos ingresen al campo de la no se encontraría en una angustia infantil, sino en un deseo, o quizá só lo en una creencia
omnipotencia del infante que cree que crea sus objetos (lo que da el sentimiento de ser –Yo infantil”.
soy-), paso previo a la personalizació n, en la cual el self físico y mental se integran en un todo.
Si esto no ocurre, la defensa es la escisió n y la consiguiente desmentida de la identificació n Articulando el temor causado por el deseo reprimido con el cá ncer, Chiozza señ ala que “el
con aspectos de ese objeto frustrante y rechazado. psicoaná lisis ha demostrado que só lo se teme lo que se desea. Es imposible temer lo
inconcebible. En el caso del cá ncer, “este es un deseo de crecimiento ilimitado y narcisista
La despersonalizació n no está limitada só lo a pacientes psicó ticos, si bien se trata de una que queda representado en la fantasía como producto de un coito hermafrodita. Este
perturbació n narcisista. Podemos observarla también en pacientes neuró ticos después de un conjunto suele quedar encubierto por un deseo incestuoso, consanguíneo, que le sirve de
trauma. Está puesta al servicio de rechazar aquellos aspectos enfermos capaces de destruir al satisfacció n transaccional. El horror al incesto, por lo tanto, oculta el temor al producto
objeto. monstruoso de este crecimiento ilimitado”.

Metapsicología La vinculació n del horror al incesto a los temores y angustias despertados por el cá ncer –
La despersonalizació n es un conflicto narcisístico ocasionado por antagonismos entre entre ellos el efecto de lo siniestro- contribuya a explicar por qué el cá ncer es tabú y también
identificaciones opuestas. El Yo y el Superyó de estos pacientes son contradictorios, lo cual revela el sentimiento de culpa de los cancerosos.
motivaría ante sucesos traumá ticos, regresiones masivas de ambos, con el peligro de
actuaciones perversas polimorfas (pulsiones parciales). Esas contradicciones harían que los PASIÓN Y MUERTE EN LAS LESIONES PSICO-SOCIO-SOMÁTICAS (CF III) (G. Maure)
síntomas se repitieran una y otra vez por compulsió n a la repetició n. Se concibe a la enfermedad psicosomá tica como aquella que produce una lesió n en el ó rgano
somá tico, o como una alteració n en los ritmos bioló gicos capaces de producir dicha lesió n, al
LO SINIESTRO DEL CÁNCER. LO SINIESTRO SEGÚN FREUD (CF III) (A. Gioiosa) igual que a las alteraciones funcionales que con el tiempo alcanzan capacidad destructiva
Toda enfermedad presenta distintos aspectos, uno eminentemente físico, orgá nico, y el otro, sobre el organismo, y que tiene como factor desencadenante una razó n anímica que se
metafó rico. En este segundo plano, la enfermedad funciona como figura o representació n de desarrolla sobre una disposició n somá tica en un determinado contexto socio-cultura-
algo. familiar.

Freud planteaba que la representació n que un sujeto se hace de sí mismo puede llegar a ¿Qué lleva a una persona a enfermar?
influir en las funciones psíquicas y corporales. La causa estaría en relació n a las series complementarias (lo heredado, las experiencias
infantiles, factor actual). Este es el criterio utilizado por el Dr. Fischer cuando plantea a estas
El organismo del canceroso es el mismo, pero se comienza a advertir la presencia de algo afecciones como psico-axio-somá ticas.
nuevo, angustiante, que sin embargo, es producto de ese mismo organismo en una
metamorfosis interna. Pasión
La razó n del enfermar en lo que respecta a lo psíquico se encontraría en el grado de tenció n
Al mismo tiempo que el cuerpo comienza a alterarse, se produce una alteració n de la imagen traumá tica que sufre el organismo en determinadas condiciones de padecimiento anímico
que el sujeto tiene de sí mismo. El esquema corporal se resiste a aceptar la inclusió n del extremo, fruto de una descarga pulsional cerrada sobre sí misma.
crecimiento neoplá sico, que asegura la destrucció n progresiva de su Yo corporal.

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Esta tensió n traumá tica puede deberse a dos factores: a un incremento cuantitativo que Muchos casos analizados parecerían indicar que se podría demostrar que la aspiració n de la
desborda la homeostasis o a un déficit en la simbolizació n, que impide que las pulsió n taná tica masoquista interviene, no só lo en la exposició n a situaciones de riesgo (una
representaciones canalicen la pulsió n posibilitando la descarga, atenuando el impacto del actuació n), sino que también lo hace en una bú squeda activa de la enfermedad, en el castigo
trauma desencadenante. que esta representa y, entre otros factores, puede producir o facilitar la depresió n del
sistema inmunoló gico.
Si su recorrido normal va de la fuente al polo motor (se descarga al exterior), en este caso se
invertiría el recorrido, descargá ndose en las fuentes. En las psicosomá ticas, la pulsió n en
lugar de regresar al polo perceptual en una trama de representaciones organizadoras del
sueñ o, se descarga muda en el organismo, como si una bomba explotara dentro del cañ ó n.
Lo social
A este proceso pulsional podemos llamarlo pasió n, término que desde su vertiente En principio no se puede pensar que las enfermedades psicosomá ticas sean exclusivas de
aristotélica connotaba dos vertientes de sentido: esta época, pero sí el marco social actual podría dejar a la afecció n en el ó rgano como el ú nico
modo de expresió n del conflicto en el que se debate el sujeto.
1. El impulso incoercible por la voluntad, con que el sujeto se siente atraído por el objeto
(ej.: amor-pasió n) Entre las características del posmodernismo está la poca credibilidad en las reglas
2. Para Aristó teles era una de las diez categorías que se oponía a la categoría llamada tradicionales, lo que fomenta la aparició n de nuevas pautas de funcionamiento (ej: ritos de
acció n, delimitando su cará cter pasivo, lo que ilustra claramente la posició n de objeto iniciació n en la masculinidad o femineidad).
que ocupan estos “pacientes”. Así la pasió n de la acció n pegar, es ser pegado Es el modo
como el ser es “afectado” por la acció n. Es la forma en que se padece. Es lo contrario a la También hay un aflojamiento de la presió n social, real o internalizada y se deberá afrontar el
acció n. riesgo de quedar má s expuesto a las manifestaciones pulsionales, ya que para alcanzar su
libertad, se deberá crear sus propias reglas, sobre todo en lo que respecta a la organizació n
El término tomó también el significado de sufrimiento, tormento. pulsional.

La sensació n contratransferencial que se recibe de estos pacientes es: nada de desbordes, Además, ocurre una caída de los grandes relatos. El sujeto queda por fuera de los grandes
controlados, ubicados en la realidad “sobreadaptados”, el refugio en la fantasía es mitos, no tiene su lugar en ellos, porque no existen o se descree de ellos.
prá cticamente nulo, el sufrimiento (la procesió n) va por dentro.
Otros factores sociales son las grandes ciudades y la inmigració n a éstas, lo que produce un
Muchas veces se observa que al producirse cambios en el tratamiento, el paciente cambie su efecto de grandes aglomeraciones físicas de personas, pero aisladas entre sí, muy solas y
padecimiento pasional, sobreadaptado, aparentemente sano, a uno emocional, con desarraigadas (ej.: el hospitalismo, adonde la indiferencia y la soledad matan o enferman).
exteriorizaciones neuró ticas de descarga, coincidiendo muchas veces con una mejora de su
enfermedad orgá nica.

Los sentimientos o emociones tienen un carácter centrífugo (hacia afuera). En cambio la


pasió n es centrípeta (hacia adentro). Esto no sucede exclusivamente en las psicosomá ticas,
pero sí es condició n de éstas (ej.: caída de defensas que permite contraer una gripe, infecció n
o desarrollo de una bacteria, las contracturas que ayudan a lesionar la columna vertebral.

Se supone que muchas enfermedades, incluyendo las coronarias y oncoló gicas se desarrollan,
no a partir de un ú nico gen, sino a partir de un desorden poligenético. Pero lo má s notable es
que estos grupos de genes entablan una especie de diá logo entre sí y al mismo tiempo con el
ambiente, sistema inmunoló gico y organismo en general. Por lo tanto el soma es también
respuesta y efecto de las condiciones de vida, y no solamente la causa. Por ejemplo, una
predisposició n al cá ncer de piel se activa con exposiciones reiteradas al sol sin protecció n. Es
decir, que toda persona puede potenciar su posible tendencia genética a enfermar.

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