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MAGÍSTER PSICOLOGÍA ANÁLITICA JUNGUIANA

SEMINARIO ESTRUCTURA Y DINÁMICA DE LA PSIQUE


RELATORIA

Docente:
Susana Toloza

Integrantes:
Sebastián Arellano
Carla Giavelli
Javiera Fernández de rota
Introducción
¿Es posible conocer el alma humana, penetrar en sus abismos y trazar mapas de su
vasto territorio?
Lo sorprendente es que Jung haya emprendido tal hazaña, que haya decidido no solo
bucear en la intimidad de las imágenes simbólicas de sus pacientes en búsqueda de
elementos fundantes, sino que a su vez se haya adentrado honestamente en sus propio
inconsciente, descendido por aquellas grutas hasta visualizar inscripciones tan arcaicas
como primigenias, para encontrar puntos en común en la psique humana y así trabajar
incansablemente en esos inexplorados parajes interiores e ir por oscuras cavernas a
develar nuevas fuentes de saber y conocimiento.
Sospechamos que su carácter único y distintivo, que hizo de él un explorador tan
integrador y abarcativo, tuvo que ver con que pudo situarse con valentía y sensibilidad en
el borde entre la razón y la locura, entre la lucidez y el delirio, entre la consciencia y el
vasto inconsciente. Su dimensión intuitiva, artista, sensible, pudo apreciar en toda su
riqueza los contenidos que proporciona el sueño, el sufrimiento mental y la locura,
mientras que su dimensión racional y científica proporcionaron la agudeza y las
herramientas para ir señalando un camino, construir una obra monumental donde
apoyarse para aventurarse en la psique humana. Es posible que sin estas cualidades esta
heroica hazaña hubiese traído más frustración y perdida que aciertos, logros y hallazgos.
Para esta relatoría nos sumergimos en la dinámica de lo inconsciente…
Se inicia el texto señalando que la dificultad con que se encuentra el pensamiento
Junguiano es el abordar el asunto de lo inconsciente, el cual en el mismo instante de ser
señalado remite a la consciencia. Ambos están indiscutible e inevitablemente
entrelazados.
La psicología es una ciencia del sujeto, pero…
¿Cómo hacer una psicología que es inconsciente de aquello que es justamente su propio
objeto de investigación?
¿Cómo conoce ese sí mismo?
Los temas a abordar no son nada menos que el Instinto y el Espíritu, el lugar central que
ocupa aquí el Arquetipo y el Símbolo como forma de acercarse a este.
Jung, intenta probar la objetividad de la psique, la realidad del alma, atendiendo a ciertas
leyes que van a incluir las leyes de la física, especialmente la termodinámica, como forma
de comprensión de un sistema energético que no solo de cuenta de lo físico sino también
de la realidad psíquica.
Una de sus hipótesis centrales será la de “inconsciente colectivo”, psique de la especie en
cada individuo.
Va a tomar prestado la noción de energía para explicar aquello que le da dinamismo a la
psique. Este concepto ya aparece en los textos aristotélicos para caracterizar la
actualización de una potencia.
Luego esta terminología será ampliamente extendida entre los científicos en el campo de
la física y sus formulaciones (mecánica clásica, cuántica, ondulatoria, relatividad,
electrodinámica y termodinámica). Aparecerán así, a partir de 1850, expresiones como
“ley de conservación de la energía” y “energética”, teoría de la energía que establece las
leyes de la termodinámica. Luego aparecerán dos grandes leyes:
1. La energía del universo es constante (ley de conservación de la energía)
2. La entropía del universo tiende a un máximo (la irreversibilidad es fundamento de la
naturaleza)
Con estos postulados la ley física dejaba de ser tan determinista como había sido hasta
entonces para pasar a presentar una naturaleza probablemente aleatoria, probabilística.
Sus primeras aclaraciones acerca de la energía en el ámbito psíquico, Jung las expresa de
esta manera:
“La idea de un umbral de consciencia presupone una concepción energética, según la cual
el conocimiento de los contenidos inconscientes depende esencialmente de su intensidad,
es decir, de su energía” (Jung, 2004, p.16).
Para Jung es fundamental la relación que guardan consciencia e inconsciente a lo largo del
decurso vital y las evoluciones de la libido (progresión/regresión,
extraversión/introversión) propias del desarrollo psicológico del individuo. Es decir, la
psique tiene una tendencia propositivista, finalista, manifestada tanto en el instinto y
compulsividad como en los actos plenos de sentido iluminados por el espíritu. Desde esta
perspectiva, los procesos psíquicos aparecen como compensaciones energéticas entre el
espíritu y el instinto, según una tendencia finalista en la que Jung pondrá todo el peso de
su argumentación a lo largo de su vida.
El centro de atención es el símbolo, expresión evidente del espíritu y definido como
maquina trasformadora de libido con una función prospectiva.
Jung señala que, dado que su objeto de estudio es un hecho psíquico, sujeto y objeto se
identifican y la objetividad parece imposible. Sin embargo, también señala que, la
autonomía de los fenómenos inconscientes respecto a la consciencia, sugieren una psique
objetiva, aunque sea de difícil investigación. Es así que la imaginación, esa capacidad de
producir y reproducir imágenes, va a ocupar mucho de su atención. Esta capacidad la va a
comprender como una expresión esencial del alma y a partir de esta idea formula “La
Realidad del Alma”, esta realidad psíquica que constituye el logro más importante de la
psicología moderna. El alma entonces nos abre ese terreno al mundo de lo inconsciente,
un ámbito desconocido pero poseedor de la máxima intensidad en la mínima extensión. El
modo de acercamiento a esta realidad debía ser la Imaginación. Si la psique es una fuente
de imágenes, su dinamismo es fundamentalmente creativo.
Jung no olvidará nunca el sustrato biológico de la realidad psíquica y es aquí donde irán de
la mano Instinto y Arquetipo. Señala “La vida y el espíritu son poderes-o necesidades-
entre los cuales se halla el hombre. El espíritu da sentido a su vida y la posibilidad de
desarrollarla al máximo. Pero a la vez la vida es imprescindible para el espíritu, pues la
verdad de este no es nada si no puede vivir” (Jung, 2004, p. 20).
Jung señala que, “tarde o temprano la física atómica y la psicología de lo inconsciente
llegarán a aproximarse de modo significativo, pues ambas, independientemente y desde
lados opuestos, asedian al ámbito trascendental, la primera con la idea del átomo, la
segunda con el arquetipo. Psique y materia son uno y el mismo mundo, y la una participa
de la otra, pues sino su acción reciproca sería imposible” (Jung, 2004, p. 21).
Como una forma de ejemplificar algunos de estos conceptos, tomaremos un relato ficticio
(Anexo) inspirado en el proceso real de un paciente de nuestra consulta: Benjamín.
Intentaremos dar cuenta como el dinamismo de la psique descrita por Jung, se expresa en
el desenvolvimiento del relato de Benjamín, y como sus circunstancias se constelan con
las necesidades de su alma de una mayor integración y de un profundo encuentro consigo
mismo.

Desarrollo

Benjamín nos cuenta su intensión de escribir acerca de lo que le está


aconteciendo. Da cuenta de su relación de pareja y de su proceso terapéutico. Va
integrando en su relato aspectos de lo que va elaborando junto a su terapeuta, como son
los intensos sentimientos hacia la figura de su madre. También nos cuenta cómo se va
desenvolvimiento la relación con su pareja, desde una aparente armonía y bienestar,
hacia momentos de fuerte conflicto que lo llevan a la separación. El ir integrando los
aspectos internos y la vida relacional afectiva de Benjamín, puede ser un primer gran foco
desde la visión Junguiana. Existen dos dimensiones que deben dialogar: los procesos
internos de Benjamín y su vida cotidiana. Lo aproximación desde lo simbólico puede ser
ese gran puente que nos brinde el sentido para acompañar a Benjamín en su relato.

Desde la supuesta armonía de la relación, emerge algo inoportuno que posiblemente llevó
a Benjamín a la terapia: sus enojos. Es la primera señal de aquello que está reprimido y
que intenta emerger a la consciencia. Podemos suponer que esos “enojos” están lo
suficientemente cargados de energía psíquica como para perturbar al Yo, emergiendo la
necesidad pedir ayuda a una profesional. El contenido del inconsciente adquiere un nivel
energético tan intenso que reclama su aparición en la consciencia.

Benjamín nos comparte como estos enojos están relacionados con frustraciones de su
infancia, específicamente en relación a su madre. Fuertes sentimientos de pena y rabia
comienzan a inundar la consciencia de Benjamín. Emerge claramente para él la frustración
de sentirse no reconocido por su madre. Todo este vendaval de emociones
aparentemente es nuevo para él. Como el mismo reconoce, desde la separación de sus
padres tuvo que armarse adoptando una actitud de protección hacia sus hermanas y de
autoexigencia consigo mismo. Estos sentimientos vienen a hacer tambalear la ilusoria
supremacía del Yo en cuanto a su autoimagen, y abren la posibilidad de la integración del
sufrimiento de su infancia. Como él mismo señala, todo esto es muy nuevo para él, lo que
por momentos provoca una fuerte sensación de ansiedad. Es aquí como la dinámica de
progresión y regresión de la energía psíquica nos puede ayudar a comprender lo que le
sucede a Benjamín.

La unilateralidad de la consciencia de Benjamín hace que los contenidos inconscientes que


quedan excluidos de su actitud habitual se carguen energéticamente hasta que emergen
en forma de “enojos”. El espacio terapéutico ayuda a que el Yo comience a reconocer los
contenidos inconscientes que han sido desalojados por ser inoportunos para la adaptación
de Benjamín a sus circunstancia de su infancia. Por este mismo desalojo, el material
inconsciente adquiere un monto particularmente alto en intensidad energética, siguiendo
el principio de equivalencia de la termodinámica.

En este proceso el apoyo que Benjamín ha recibido de su pareja, ha sido fundamental. Sin
embargo, un movimiento en la psique de Jose está aconteciendo, lo cual generará una
activación aún mayor de los contenidos inconscientes de Benjamín.

Jose decide volver a trabajar fuera de su hogar junto a Benjamín. Por lo que podemos
entender, esto fue motivado por una necesidad profunda de Jose de expansión. Su psique
necesita el contacto con el mundo externo como un intento de salir de un aparente
estancamiento vital. Esto beneficia a Jose en todo sentido. Sin embargo, para Benjamín
llega un momento en que está actitud “hacia el mundo” de Jose, es interpretada como
una amenaza. Como un abandono. El propio movimiento de la psique de Jose, va
generando un escenario peligroso. La superposición entre el contenido inconsciente
relacionado con las vivencias cargadas de emoción de la infancia de Benjamín y la nueva
actitud desarrollada por Jose, hacen que su relación quede constelada por el complejo
materno de Benjamín. De esta manera, el contenido inconsciente cargado
energéticamente encuentra una canal de expresión directo a la consciencia, inundando la
vida cotidiana y afectando inevitablemente la relación de pareja. La crisis se acentúa por
el efecto del consumo alcohol de Benjamín, que desinhibe el arduo control que éste
intenta ejercer de las emociones de rabia dirigidas hacia la constelada Jose, irrumpiendo
en conductas tremendamente violentas. Luego de algunos episodios de violencia, la crisis
de agudiza hasta alcanzar el punto de no retorno. La ruptura es inevitable.

Ya desde el inicio del relato podemos apreciar como a Benjamín se le impone la necesidad
de mirar hacia adentro para atender a los contenidos internos. El Yo, que hasta ese
momento había estado ocupado unilateralmente a adaptarse a las demandas del mundo
externo, es obligado por la dinámica misma de la psique a esforzarse para adaptarse a su
alma. Este proceso no ha estado exento de dolor y ha tenido costos enormes en las
relaciones de Benjamín. Es así de avasallador la energética del alma, que frente a un Yo no
acostumbrado a dialogar con lo interno, emerge como un volcán en erupción. Como
hemos escuchado en clases: “el proceso de individuación no es romántico”. Sin embargo,
a Benjamín se le abre una gran oportunidad de integración. Nuevas actitudes empiezan e
emerger como recursos para una nueva relación consigo mismo. Por primera vez quizá, se
atreve a pedir ayuda. Primero a sus amigos, luego a su padre. Sin el reconocimiento del
dolor que estaba silenciado en el inconsciente, Benjamín no tendría la posibilidad de
reparación. De alguna manera, este movimiento regresivo de la pisque, posibilita el
aprendizaje del cuidado de sí mismo. Acompañado de su terapeuta, podemos vislumbrar
un arduo proceso de reconciliación de su pasado, y nuevas formas de adaptación entre lo
externo y lo interno. Sin duda, Benjamín no será el mismo. Será “Otro”.

Conclusión
Los conceptos anteriormente expuestos, nos ayudan a comprender el proceso
psicológico desde una visión prospectiva, el cual se sustenta en el camino de
individuación. En este camino en movimiento, tan dinámico como circular, la regresión y
progresión ocupan una función importante, debido a la importancia de “ir y venir”, más
que desde una visión lineal como sería avanzar o retroceder. En este sentido es esencial
hacer alusión a que el modo regresivo no estaría hablando de una involución, a menos
que quedemos en ese lugar de forma permanente, así como también, lo progresivo no
necesariamente es desarrollo.
Junto con esto, Jung nos propone una apreciación objetiva de la cantidad de energía a
través de los denominados complejos los cuales tienen en su centro un tono sentimental.
Este tono, estaría compuesto por una determinada cantidad de valor lo cual tendría
directa relación con las experiencias del ser humano y sus vínculos.
Es así como, a lo largo de un camino fluido y dinámico, de continuos balances y
desbalances energéticos, de transformaciones permanentes llenas de simbolismo, las
representaciones del inconsciente van emergiendo a la consciencia, mostrando la ruta de
la propia experiencia a la vez que reciben el influjo de poderosas fuerzas arquetípicas
provenientes del inconsciente colectivo, que facultan al individuo a encaminarse al centro
del Ser y llegar a ser lo más auténtico que se pueda llegar a ser.
Bibliografía
- Jung, C.G., (1948) Sobre la energética del alma, en Jung, C.G (2004), La dinámica de
lo inconsciente, Madrid: Trotta, OC 8, 1 # 1-130, pág. 5-68.
- Jung, C. (2001). Recuerdos, sueños, pensamientos. Barcelona: Seix Barral.
- Jung, C.G., (1954) Consideraciones teóricas acerca de la naturaleza de lo psíquico,
en Jung, C.G (2004), La dinámica de lo Inconsciente, Madrid: Trotta, OC 8,8 # 342-
442, pág. 161- 235.
Anexo
Relato Benjamín

Intento escribir… me lo sugirió mi psicóloga a quien empecé a ver hace poco. Mi polola me
la recomendó.
Con la Jose estamos juntos hace ya algunos meses y creo que anda todo bien. Pero en
ocasiones yo me enojo demasiado. Soy muy crítico. Me cuesta controlarme cuando las
cosas no resultan como yo esperaba.
Estoy muy enamorado y soy muy feliz con ella. Siento que es alguien que me hace muy
bien. Me alegra…. nos reímos juntos ¡Ella es tan positiva, tan entusiasta! Ambos somos
periodistas. Nos conocimos en el trabajo. Yo estaba pololeando y ella también. Estábamos
mal con nuestras parejas. Empezamos a acercarnos y nos fuimos gustando cada día más.
Al principio fue muy difícil, a ella le costó dejar a su pareja, pero finalmente se dieron las
cosas y ambos terminamos para estar juntos.
Empiezo a darme cuenta en la terapia que mis enojos, son frustraciones de mi infancia.
Toda la rabia con mi mamá. Ella nunca estuvo para mí ¡Siempre fue tan egoísta! Solo tenía
ojos para mi viejo. Lo celaba y lo controlaba. Todo era para él. Siempre cambiaba de
humor y nosotros no le importábamos. Todo era una pelea en la casa. Ella fue infiel.
Después se separaron y se fue. Siempre se hacia la víctima, siempre se quejaba. Yo me
bancaba todo muy solo. Mi viejo trabajaba mucho y lo veíamos poco. Empecé a cuidar de
mis hermanas, a preocuparme de que todo anduviera bien.
Nunca había hablado tanto de eso y empecé a darme cuenta de todo lo que sufrí de niño.
Me convertí en alguien muy duro, insensible, como que me puse una coraza. Ponía las
reglas en la casa, estudiaba mucho, me preocupaba por todo. Siento tanta rabia con mi
mamá porque no lo hizo bien, porque no estuvo conmigo, porque nunca se preocupó de
mí.
Parece que la terapia despertó mucho dolor que tenía guardado. Es mucha la pena. Me
siento muy débil. Nunca me había sentido así. Según mi psicóloga es bueno que pueda
acercarme a ese dolor, mostrarme más vulnerable y sensible. Antes no podía.
Simplemente no sabía cómo. Estamos trabajando la relación con mi mamá y parece que
me hace bien. Le escribí una carta diciéndole lo qué me sucede hoy con ella y cómo
quisiera que fuese la relación ahora que soy adulto, cosas que necesito. Poder hacerlo sin
tanta rabia es extraño para mí. Me alivió escribir, lloré mucho. La Jose me está apoyando
mucho en todo esto. Estoy más sensible, más frágil. ¡Es súper raro sentirme así!
Mientras esto pasa la Jose está mucho en la casa. Comenzó un emprendimiento, pero no
está muy contenta. Se siente muy encerrada y sobrecargada de que todo dependa de ella.
Yo la he apoyado mucho porque se siente muy deprimida, con poco ánimo, desmotivada.
Quiere hacer un cambio y decidió volver a buscar pega fuera.
Han pasado algunos meses. La Jose consiguió pega y está mucho más contenta. Le gusta lo
que hace. Está feliz de salir de la casa y de trabajar con un equipo. Se siente mucho mejor.
Retomó el gimnasio y está cuidándose más. A ella le preocupa mucho su físico y en el
último tiempo había subido algunos kilos. Eso la tenía muy achacada, con cero autoestima.
Las cosas ya no están tan bien. La Jose sale mucho con sus amigos de la pega. Yo salgo
menos que ella. Si sale me preocupo. Cuando llega tarde no puedo dormir. Me paso los
medios rollos y me pongo ansioso. Siento celos por sus amigos de la pega. Hay uno con el
que habla demasiado. Ella me dice que necesita más libertad, menos reclamos, menos
caras largas, menos quejas. Yo estoy con mucha pega. Siempre ha sido un poco así. Me
cuesta relajarme, me urjo por todo.
Estamos teniendo muchas peleas con la Jose. Quedó la media cagá el otro día porque me
mintió y me di cuenta. Para mí las mentiras son terribles. Ella lo sabe. Mi mamá siempre
mentía. Me dijo que ese amigo de la pega con quien habla tanto no iría a un carrete, pero
en realidad no fue así. Solo me lo dijo para que yo no me pusiera celoso. Es que conversan
todo el tiempo y para mí es demasiado. A ella se le quedó abierto el chat de Facebook en
el computador del escritorio y le dijo que no me diría que él iba al carrete. Ahora se siente
pésimo por haberme mentido. Yo sé que no pasa nada pero esto me pone mal.
Demasiado inseguro. Sé que la Jose me quiere y que esto tengo que controlarlo, controlar
mi inseguridad. Me voy a la mierda cuando siento que ella no está para mí, que no me
pesca.
¿Había dicho que cuando tomo esto se vuelve incontrolable? Una pequeña cosa me
descoloca y después empieza una pelea. Siento que me abandona. La psicóloga me dice
que es un trastorno del apego, un apego inseguro. Tiene que ver con mi mamá. Ella
siempre se iba, me abandonaba. Sé que no es problema de la Jose. Lo conversé con ella y
estoy haciendo pequeños cambios que ayudan. Cuando la siento lejos la busco y me
acerco. Ella responde bien y me calmo. Ya no sobre reacciono. No estoy tomando copete
porque así puedo manejar mejor la situación.
Había estado todo mucho mejor pero dejé la mansa cagá, con cuática. Fuimos a un
matrimonio y tomé mucho. Trate pésimo a la Jose. No hizo nada. Todo fue mi culpa. Ella
me dejó un rato solo. Estaba conversando con alguien creo y la empecé a gritar. Que
cómo se le ocurría portarse así, que estaba coqueteando con todos, que era una perra. La
verdad es que no me acuerdo de casi nada. Después ella me lo dijo. Todos me vieron así.
Fui demasiado violento. No se lo merecía. Ella está mal. Esa noche se fue a dormir donde
su hermano. Estuvo ahí todo el finde. Yo me quedé solo. Todo lo que temía sucedió. No
sabía si volvería, si tendría otra oportunidad. Extrañamente pude descansar y no me volví
loco. Sabía que estaba bien que se fuera. Lo mío era imperdonable.
Han pasado unas semanas. Ella volvió a la casa y queremos tratar de que todo vuelva a
estar como antes, pero cuesta. Tenemos un viaje pendiente a Brasil.
El viaje fue un desastre. La Jose muy distante. Estaba a la defensiva. Se enojaba por todo.
Yo más inseguro que la cresta, como pisando huevos. Tengo que entender. Lo que pasó
fue muy fuerte para ella. Pero allá todo salía mal. Nos intoxicamos. Fuimos a parar al
hospital. De 7 días, 5 fueron pésimos.
Desde entonces hay días mejores y peores. Ella anda muy rara, lejos. Dice que necesita
libertad, no hacerse tanto cargo. Que por mucho tiempo puso su energía solo en mí. Está
saliendo mucho. Yo me quedo en la casa y espero que llegue, pero la paso muy mal. Me
controlo más pero me cuesta porque siento que no pone de su parte. Necesito que sea
más amorosa. Sentir su amor pero no lo encuentro.
Quedó la cagá otra vez. Con copete de nuevo. Otra vez un fin de semana de mierda. Ella
había ido a ver a una amiga y yo estaba en otro carrete. Quería que ella después se viniese
al mío pero no quiso porque su amiga se iba fuera de chile. Me fui a la casa y cuando llegó,
volví a tratarla muy mal. La subí y la baje a garabatos. Ella se fue donde una amiga.
No puedo funcionar en la pega. Pedí unos días. Ella no ha vuelto al departamento. No creo
que la Jose pueda perdonarme de nuevo. Esto es demasiado. El copete saca a un
monstruo que llevo dentro. Soy “Otro”. Estoy devastado. Por primera vez llamé a todos
mis amigos para pedir socorro. Siento que necesito contar con el apoyo de otros esta vez.
Siempre me callo mis cosas, me cuesta hablar. Todos han estado, me sentí muy querido.
Con la Jose terminamos. Ella no quería tomar la decisión. Un día salimos. Solo sentí su
odio y su distancia. Se acercaba en ocasiones, lo intentó, pero después se alejaba y se
enojaba por cualquier cosa. Le dije que ya no puedo más así que mejor termináramos.
Estuvo de acuerdo.
Ayer le pedí a mi viejo si podía ir a quedarme en su casa, me dijo que sí. Le pedí quedarme
6 meses y así ocuparme solo de recuperarme. Fui a la psiquiatra. Tengo que preocuparme
de mi salud. Me tengo bien botado hace mucho tiempo. Me duele la espalda más que la
mierda, como si tuviese 50 años. Necesito quererme, cambiar. Poder estar conmigo sin
angustia, dejar que se pase toda esta pena y este dolor. Solo sé que esto es algo mío y que
la Jose nunca tuvo la culpa.

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