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Estos tratamientos habitualmente incluyen tratamientos tanto pasivos como activos. Los
tratamientos pasivos incluyen la manipulación ortopédica, la estimulación eléctrica, la
liberación miofascial, el ultrasonido y la aplicación de calor/hielo. El tratamiento activo
incluye ejercicios terapéuticos, tales como los ejercicios en el suelo, los ejercicios con
equipo especial y la terapia acuática o hidroterapia.
Pero para que este tipo de entrenamiento marque una diferencia real, no es
suficiente centrarse en las piernas y en los glúteos. Cuantos más grupos
musculares participen, mayor será el flujo sanguíneo, y mayores serán los
beneficios para el corazón. Es ahí donde entran en juego los investigadores de la
NTNU. Han encontrado un modo de complementar el Ergsys 2 con un ciclo de
brazos, concebido para pacientes que pueden utilizar los brazos sin ayuda.
Los pacientes que han participado en el estudio sobre entrenamiento han podido
también ejercitar simultáneamente hombros, brazos, cadera y piernas, en series
de cuatro por cuatro intervalos de alta intensidad. Ello supone cuatro minutos de
ejercicio enérgico, seguidos de tres o cuatro minutos de entrenamiento más suave,
repitiendo toda la secuencia cuatro veces por sesión, tres días por semana.
Jan Hoff desarrolló este enfoque de intervalos hace varios años, junto con su
colega Jan Helgerud. Utiliza esta técnica de intervalos para la mayor parte de los
programas de entrenamiento físico. “Sesiones duras, pocas repeticiones, ya que
no hay otro sistema de entrenamiento que proporcione mejores resultados para
mejorar la absorción de oxígeno o la fuerza muscular”, dice el investigador.
Un enfoque preventivo
Los pacientes que han participado en este estudio estaban tan fuera de forma, que
cuando comenzaron era poco probable que pudieran alcanzar un nivel normal,
pero Hoff no cree que sea un objetivo imposible.“En realidad no lo sabemos, pero
no hay razones para creer que la mejora se detendrá en el punto en que se
encuentran ahora”, dice.
Debido al elevado coste del Ergys 2, y a que para su uso se requiere asistencia,
los científicos están investigando si los resultados del estudio pueden trasladarse
a otras actividades. Se preguntan si sería posible hacer algo similar en una silla de
ruedas, o si podría realizarse sin electricidad. Si tienen éxito, podría suponer una
mayor calidad de vida y una vida más larga para muchas personas. Sólo en
Noruega hay 5000 pacientes de lesiones de médula espinal, mientras que en EE
UU la cifra puede estar próxima al medio millón.
Estimulación Eléctrica