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REINSERCIÓN SOCIAL, DIGNIDAD HUMANA EN LA CASA DE REPOSO DEL

PENAL DE APODACA

Heidi Alejandra Rosas Treviño


Octubre 2018

Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Ciencias de la Comunicación

Doctorado en Filosofía con Orientación e Comunicación e Innovación Educativa

Congreso Nacional Penitenciario, Monterrey 2018: “Derechos Humanos en el


Sistema Penitenciario. Retos y perspectivas de la Ley Nacional de Ejecución Penal”

Correo electronico: heidi.rosas@Tec.mx


Abstract
Se encontrarán datos sobre La realidad carcelaria en la tercera edad en el CERESO de Apodaca Nuevo León y
su análisis frente al concepto de justicia, dignidad humana y Derechos humanos. Algunos datos generales, sobre
las condiciones en las que viven las personas privadas de la libertad y el mínimo Deontológico que al que deben
aspirar según la Ley Nacional de Ejecución Penal. La solución es simple, cumplir con el objetivo del sistema
penitenciario y el respeto a los Derecho Humanos dentro del penal.

Palabras clave

Tercera Edad, reinserción social, Derechos humanos, Dignidad Humana, Sistema penitenciario.

Fundamentación teórica

La “Casa de Retiro” es una especie de asilo dentro del mismo centro penitenciario, un ambulatorio para la

tercera edad. Dicho recinto corresponde a un espacio provisional, no adaptado en donde reside la mayor parte

del tiempo aproximadamente sesenta y tres adultos mayores y en este caso, el penal de Apodaca cumple con las

8 de las Reglas Mínimas para tratamiento de los reclusos de Naciones Unidas (Organización de Estados

Americanos, 2017).

Podemos decir que el sistema jurídico mexicano, es pionero en la inclusión de los Derechos Humanos

en el orden constitucional, siempre se da preferencia al principio Pro-Persona, las últimas reformas en materia

penal tienen como fin el verdadero cumplimiento del acceso a la justicia y tiene como eje central de su

constitución el respeto por la dignidad humana, pero sólo en la teoría.

La dignidad humana garantía escrita en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos

Humanos ha ido evolucionando hasta ser la utopía concebida como un punto de fuga que las sociedades van

alcanzando con el desarrollo social y en la realización de la legalidad. En México, la cumbre de su desarrollo ha

surgido apenas, después de las reformas constitucionales en materia de Derechos Humanos, promulgadas en el

2012. Pero ¿Por qué la dignidad humana es tan importante para el derecho y por qué es indispensable

considerarla en cualquier sistema ético de manera primordial?

La dignidad humana es vértice de los Derechos Humanos, pilar y fundamento del respeto a la persona,

responsable de los derechos sociales, ambientales y culturales. Una luz que nos da significación, un valor

absoluto, incalculable e irrepetible en cada uno de los seres humanos, libres o privados de la libertad. En la Ley

Nacional de Ejecución Penal. Están declarados los principios a cumplir por los centros de reinserción social del

país y estos deben obedecer al cumplimiendo del respeto a las garantías de dignidad, igualdad, legalidad, debido

proceso, transparencia, confidencialidad, publicidad, proporcionalidad y reinserción social.

La dignidad se refiere a que “toda persona es titular y sujeta de derechos y, por lo tanto, no debe ser objeto de

violencia o arbitrariedades”. La integración de la dignidad humana como parte prioritaria de los pilares del
derecho, es una manera de prevenir las penosas acciones humanas y el reconocimiento de la estructura del

Estado como regulador del orden social.

El referente clásico y ya superado es Kant quien establece un racero mínimo de respeto a la humanidad

en la Crítica de la razón práctica y su imperativo categórico que parece olvidarse “Obrar de tal modo que se use

a la humanidad siempre a la vez como fin, nunca como un medio” es incluso en personas privadas de la libertad

cuya dignidad no se pierde por sus accidentes ya que aún habiendo atentado contra otra persona, esta no pierde

su dignidad y por ello se encuentra en reclusión, esperando a pagar una deuda social para ser nuevamente

reinsertado en la sociedad. Desde este punto de vista, cualquier política pública, ley o decreto que tenga como

finalidad el uso de la vida humana como un medio será vista como una falla no solamente al sistema

penitenciario sino como un atentado a la propia evolución humana.

A pesar de que existe La Ley Nacional de Ejecución Penal la cual busca proteger los derechos de las

personas privadas de la libertad y describen las condiciones en las que deben de vivir muchas veces no se

cumple. En el caso del penal de Apodaca y las personas de la tercera edad se encontró que existe una falta de

oportunidades de educación, una tasa alta de desempleo y el abandono sistemático de esta población.

El 40% de la población encuestada no sabe qué significa reinserción. Su salud, mental, física y

espiritualidad en la tercera edad. Debido al desgaste biopsicoemocional y físico, el 80% de la población de

adultos mayores han solicitado consulta con el médico.

Sólo el 60% de la población de los encuestados del pabellón de la tercera edad es visitado, las razones.

son distintas como son la distancia, la cuestión económica y el abandono. Las familias ejercen un papel

importante en el soporte durante la estancia en prisión y el apoyo al proceso de reinserción, una vez que se

recobra la libertad, parejas e hijos, constituyen el primer vínculo, como redes relevantes en el proceso de

reinserción. Para quien vive dentro de un centro de reclusión como es el CERESO, el recuento del tiempo es

regresivo: las horas, los minutos, los segundos son sustraídos de su existencia. El 70% de los adultos mayores

del ambulatorio asegura que regresará a vivir con su familia una vez que termine su reclusión y el 30% niega la

posibilidad de regresar a vivir con su familia al salir del CERESO.

El promedio de edad de los internos es de 64 años lo que significa que la mayoría nació en la década de

los 50´s. Sus ocupaciones antes de ingresar varían y eran: agricultores, albañiles, artesanos, choferes,

comerciantes, floristas, ganadero, guardias de seguridad, pescador, policía, refinería, soldador, vendedores

ambulantes.
Los internos manifiestan la necesidad de tener una capacitación laboral y seguimiento como medio

para evitar la reincidencia delictiva en los internos de la tercera edad, después de la liberación. Esto puede

colaborar para reducir la conflictividad tanto personal y social de los internos de tal manera que dé sentido y

reestructura a la vida de los internos y establezca vínculos con sus familiares, pues está recluído y no puede ser

productivo en ningún aspecto. La economía actual del interno de la tercera edad es practicamente nula, pues el

80% de ellos manifiestan tener problemas económicos e incluso el 35% de ellos, han tenido que vender sus

propiedades para solventar sus gastos personales o de auxilio legal. El 60% de los internos de los adultos

mayores se encuentran trabajando dentro del penal y el 40% está desempleado el ingreso mensual de esa

población económicamente activa asciende a menos de $1000 pesos mensuales en un 55% de ellos. Sólo el 5%

manifestó ganar más de $1000 pesos y aunque el Reglamento Interior de los Centros de Readaptación Social y

de los centros preventivos de reclusión del estado de Nuevo León en sus artículos 48 y 49 se enuncia que “El

trabajo es el medio para promover la readaptación del interno permitiéndole atender sus necesidades, esto no es

posible pues no hay una posibilidad real, sino más bien figurada. Los internos pagan su sostenimiento en el

reclusorio con cargo a la percepción que en éste tengan como resultado del trabajo que desempeñen. Dicho pago

se establece en base a descuentos proporcionales a la remuneración obtenida que como ya se estableció es

prácticamente nula (Reglamento interior de los centros de Readaptación social y de los centros preventivos de

reclusión del estado de Nuevo León, 1998).

Edad actual de los internos arrojan que el 70% rebasan la edad los 63 años y el 30% oscila en un rango

entre 47 y 57 años de edad. La frecuencia de visitas en el ambulatorio de la tercera edad es variable, sin embargo

existe un patrón constante de abandono como se puede observar, pues el 35% de los internos contestó “no

aplica” a la pregunta si el interno recibe visitas y el 15% no contestó; es decir que es incierta la visita para el

50% de la población anciana. Sin trabajo y sin relaciones afectivas, es evidente que los datos que arrojó la

estadística es de un grupo de personas depresivas. Si bien puede ser un reflejo del exterior es responsabilidad del

Centro una vez que son retenidos por una institución que se responsabiliza por la readaptación de quien

delinque, hacerlo, de otra forma no hay una legitimación o razón por la que se encuentre un lugar en el que no se

le prepara para la reinserción.

La justicia en general establece la idea de que toda acción tiene consecuencia en el sentido positivo y

negativo . Si bien nadie se encuentra por encima de los demás, existe para mantener un orden en la vida de la

gente. La justicia tiene un sentido soberano y aún así, parece llevarse a cabo de otras maneras, donde no siempre
se recibe un castigo justo, esto es debido a que la justicia se ve limitada por el ser humano. ¿Pero esto es en si es

justicia?

Según, John Stuart Mill establece que lo justo debe estar en conformidad con el interés de todos los

miembros de la sociedad. La justicia es equiparable a la utilidad pública. Se admite que puede haber leyes

injustas y que en consecuencia la ley no es el criterio último de la justicia. Injusticia es privar a una persona de

lo que posee o en tratarla peor de lo que merece o en faltar a la palabra dada. Se entiende con esto la

importancia de las igualdades dadas a todos los humanos, sin importar el crimen que cometido, cualquier

persona no pierde sus derechos deberá ser tratada con dignidad, en procedimiento y con una idea del castigo

basado en el debido proceso apegados a la ley.

Los centros penitenciarios deberían de ser esenciales para el desarrollo social, sin embargo, al

momento de no cumplir con su cometido pierden cualquier tipo de avance hacia el desarrollo social de los

internos. Las autoridades tienen que tener en consideración las necesidades de las personas privadas de la

libertad y tienen que buscar la manera de que la dignidad propia de cada persona sea respetada y que sus

derechos fundamentales no sean violentados. Los centros de reinserción deberían, como su nombre lo dice,

reinsertar socialmente a los internos. De acuerdo con la Ley Nacional de Ejecución Penal (2016), la reinserción

social comprende “la restitución del pleno ejercicio de las libertades tras el cumplimiento de una sanción o

medida ejecutada con respeto a los derechos humanos” pues la legalidad es el cumplimiento mínimo y no agota

la moralidad humana el hacer lo básico, sino lo máximo que implica un verdadero esfuerzo pues el

establecimiento de las relaciones desiguales configura uno de los aspectos más difíciles del trato entre los

hombres como es el caso de la relación sociedad civil interno, en donde es difícil entender que negar a quien

delinque nos corroe como sociedad y no resuelve la violencia sistemática que envuelve a la sociedad y a la

actuación de quien tiene en sus manos la posibilidad del cambio en la reinserción social.

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