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Este documento discute el ejercicio de los funcionarios de seguridad ciudadana y el sistema penitenciario en Venezuela y la garantía de los derechos humanos. Señala que aunque existen leyes y políticas para proteger los derechos, a menudo se violan en la práctica dentro de las cárceles y en detención. El documento también analiza el papel de la policía y cómo deben respetar los derechos humanos al hacer cumplir la ley para promover la seguridad y la justicia de una manera que no comprometa los derech
Este documento discute el ejercicio de los funcionarios de seguridad ciudadana y el sistema penitenciario en Venezuela y la garantía de los derechos humanos. Señala que aunque existen leyes y políticas para proteger los derechos, a menudo se violan en la práctica dentro de las cárceles y en detención. El documento también analiza el papel de la policía y cómo deben respetar los derechos humanos al hacer cumplir la ley para promover la seguridad y la justicia de una manera que no comprometa los derech
Este documento discute el ejercicio de los funcionarios de seguridad ciudadana y el sistema penitenciario en Venezuela y la garantía de los derechos humanos. Señala que aunque existen leyes y políticas para proteger los derechos, a menudo se violan en la práctica dentro de las cárceles y en detención. El documento también analiza el papel de la policía y cómo deben respetar los derechos humanos al hacer cumplir la ley para promover la seguridad y la justicia de una manera que no comprometa los derech
* Son los integrantes del grupo ·1 que no enviaron el aporte sobre el
trabajo. INTRODUCCION.
Venezuela es uno de los países de América latina con más violencia o
inseguridad, cuando hablamos de inseguridad creemos que no existen políticas públicas que garanticen la seguridad ciudadana o no existe el estado de derecho, pero, si realmente están presentes, las personas o ciudadanos en la sociedad que son vulnerables o víctimas de delitos plantean casos o argumentan que deben existir cambios de gobierno para aplicar las leyes duramente contra los victimarios y que no deben ser tratados como personas, y no es precisamente el cambio de las personas físicamente que dirigen a la nación gubernamentalmente, sino de conciencia tanto del Estado como de la sociedad, ya que estas misma personas, tal vez pudieran encontrarse sometidas a un proceso de imputación o juicio y entonces exigirán que se les trate como a personas y no como delincuentes y que no se les debe vulnerar los derechos constitucionales y ciertamente existen funcionarios que se extralimitan en sus funciones violentando tales derechos y aun dentro de las cárceles bajo el sistema penitenciario.En un Estado democrático y progresista, la seguridad es un factor coadyuvante del bienestar social y de la calidad de vida. El desenvolvimiento de una nueva cultura y concepción de la seguridad no debe estar circunscrita únicamente a la prevención o persecución del delito, sino orientada a promover la salvaguarda y garantía de todos los derechos humanos”.En cualquier Estado de derecho, la función policial tiene un amplio campo de acción en el tema de la seguridad. Las estrategias y vías que cada gobierno implemente respecto a sus funcionarios encargados de hacer cumplir la ley tienen una repercusión directa, ya sea positiva o negativa, en la seguridad de la ciudadanía. Por ello, previo al análisis concreto de la función policial, se ha de entender a la seguridad desde la perspectiva de los derechos humanos, es decir como un mínimo vital que requiere de medidas concretas para su garantía. La situación de los derechos humanos de las personas que se encuentran privadas de libertad en Venezuela, tanto en centros penitenciarios como en centros de detención transitorios. Los indicadores señalan que se agrava y que las situaciones problemáticas se siguen resolviendo de manera violenta. En los centros de reclusión, es por ello que la sobreutilización del encarcelamiento en el marco de las políticas de seguridad ciudadana continúa generando hacinamiento en algunos centros penitenciarios. En los actuales momentos se puede afirmar que uno de los mayores retos que enfrenta la sociedad venezolana es lograr un Sistemas Penitenciarios o Carcelarios, más efectivo, que en condiciones adecuadas, desarrolle la capacidad legal y jurídica, para cumplir la misión que tiene el Estado para mantener y garantizar la integridad corporal de los sujetos privados de libertad dentro del marco del orden Constitucional y del Estado de Derecho, así como a la propia sociedad. Su principal fundamento está en las leyes que sustentan y fundamentan esta materia en el ámbito de la seguridad ciudadana.
Según La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo
Art. 272: (1999). “El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos”. (P.137). En este artículo le recuerda al Estado como deben ser las cárceles insinuando de esta manera las reformas que habrán que hacerse, incluyendo su posible privatización. Prevaleciendo el aspecto social y humanitario que priva en toda nuestra Carta Magna e inclusive refleja la formalización del Sistema penitenciario, donde debe incluirse la reinserción para los presos donde implica el aprendizaje de diversos oficios, talleres e instructores. Garantizando de esta manera el Estado la creación de instituciones indispensables para la asistencia post penitenciaria que posibilite la reinserción social del ex intern@ propiciando la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico. Con relación a estos cambios, la ejecución del Código Orgánico Procesal Penal (COPP) y el papel del juez de ejecución en la Concesión de beneficios fueron decisivos. Entre el 01.07.99 y el 20.09.00 se concedieron 10.006 beneficios en el ámbito nacional, de los cuales sólo el 10,6% han sido revocados. Dentro del sistema penitenciario de Venezuela para nadie es un secreto que a diario los privados de libertad sufren múltiples violaciones a sus derechos ya que viven en hacinamiento, insalubridad, ocio ,droga ,corrupción y violencia lo que se traduce en amotinamiento ,tenencia de armas , puertas y heridos motivado lo ante expuesto los privados de libertad de poseen una buena calidad de vida que el estado les brinde cuando deberían de estar recibiendo charlas y estudios para poder ser reinsertados dentro de la sociedad nuevamente. El ejercicio de los funcionarios ocupa un lugar primordial en materia de seguridad ciudadana. Por ello, la legitimidad y eficacia de las actuaciones de estos agentes son fundamentales para promover la seguridad, la justicia y los derechos humanos en las sociedades democráticas. En esteacción de la seguridad ciudadana y nosotros como funcionarios policiales debemos tener dentro de la función policial tres puntos clave como lo son: seguridad ciudadana; derechos humanos y ética pública para así lograr a mantener la paz social.Pero el verdadero trasfondo de estos derechos no sólo debe permear las actividades o responsabilidades estatales, pues la cultura de tutela de estos derechos constituye un elemento indispensable para el bien común y la satisfacción en las necesidades básicas en cualquier sociedad democrática de derecho. Visto desde este punto, está claro que los derechos humanos en engranaje con una normatividad adecuada y la ética pública tienen un impacto positivo y directo en la buena administración, entendida en su más amplio sentido. Por tanto, los derechos humanos deben ser ese piso común que permita a todas las naciones avanzar en la dirección correcta hacia la paz y el desarrollo. Esto implica que tanto las autoridades como la sociedad nos sumemos y replanteemos las estrategias fallidas y divididas que se han llevado a cabo hasta el día de hoy.Es necesario cerrar la brecha entre la normatividad y la realidad, que vivimos, así como diseñar estrategias conjuntas entre Gobierno y sociedad para fomentar un cambio de cultura en materia de derechos humanos. Asimismo, sensibilizarnos y entender tres aspectos indispensables: la función policial debe ser siempre respetuosa de la dignidad de las personas; los policías también tienen derechos humanos, y la seguridad sólo se alcanzará en medida que la ciudadanía respete y colabore con la función policial. La cuestión policial justifica su trascendencia actual, pues, además de ejercer una función indispensable de la administración del Estado, es un instrumento de intervención social que tiene un efecto en las principales formas de relación entre el Estado y la sociedad. La función pública atribuida a los policías tiene como principales objetivos mantener la seguridad y el orden en lugares públicos; hacer respetar las leyes y proteger a los ciudadanos y sus bienes de peligros y actos delictivos, tienen funciones mucho más amplias, como salvaguardar la vida, la integridad, la seguridad y los derechos de las personas; prevenir delitos; preservar las libertades, el orden y la paz públicos, y, adicionalmente, investigar y perseguir a los presuntos responsables de delitos de índole federal.Es por ello que la función policial es un término cuya significación está impulsada por toda una serie de variables que incluyen políticas públicas, factores culturales y económicos, así como la infraestructura social y gubernamental de los Estados. Los enfoques de esta función varían en casi todos los casos, desde una policía con alto nivel de control, hasta lo que se ha denominado como policía por consentimiento. “primer tipo suele ser altamente centralizado, preferentemente reactivo y de tipo militarista. El segundo puede ser centralizado, pero interpreta la actividad policial más bien como una respuesta a las necesidades de la comunidad local en cuanto a la detección y resolución de los problemas que requieren intervención policial. El cumplimiento de esta importante responsabilidad supone un elemento positivo para la satisfacción de las necesidades y para la tutela de las libertades y derechos fundamentales de la sociedad. Pero, como es natural, el ejercicio de estas facultades presenta simultáneamente la posibilidad de graves abusos o trasgresiones a los derechos. Es precisamente en este supuesto donde los derechos humanos deben reubicarse en la cima de la función policial.Dentro del ejercicio como funcionario policial podemos limitar ciertos derechos y libertades a los ciudadanos cuando la ley lo estime necesario, más bajo ningún concepto esto puede justificar la violación de los derechos humanos porque nuestras herramientas legales no pueden ser utilizadas para avasallar estos derechos por tal motivo la seguridad ciudadana la debe garantizar el estado por medio de sus funcionarios policiales ya que es un requisito sine gua non para poder garantizar el orden y la seguridad pública. El respeto de los derechos de los presos no solo se logra con condiciones dignas de vida y espacio al interior de la prisión. Con ello, no cabe duda, una parte de los riesgos que afectan a los reclusos estaría cubierta, pero existen otras fuentes de peligro para los derechos de estas personas que se relacionan con las dinámicas internas de la prisión, las que re-quieren ser constantemente supervisadas por un ente externo para con-tribuir a un funcionamiento razonablemente pacífico de estos centros. La violencia, por ejemplo, es un fenómeno cotidiano dentro de la cárcel y supone graves problemas de orden y seguridad de los recintos, y para los propios presos. La subcultura carcelaria, por otra parte, implica una jerarquía de grupos internos, división de roles entre los prisioneros, ciertos valores, normas de conducta y de sanciones. Es el poder y la influencia .Los informes sobre derechos humanos de los presos dan cuenta de una lista no menor de hechos vulneratorios que llegan incluso a la tortura, y que la administración penitenciaria cubre o justifica como acciones necesarias, ejecutadas bajo el marco del control y en pos de la seguridad del recin-to.13 En este escenario, bajo la lógica del “interés del orden o disciplina dentro de una prisión” se permiten abusos, decisiones arbitrarias o simplemente limitar en exceso la esfera de derechos de los presos por parte de la autoridad penitenciaria. Para finalizar, tenemos que tomar en cuenta que el estado debe garantizar el equipamiento, formación, inducción y corrección para así poner la inserción del anti social a la sociedad y así cumplir con el protocolo de la institución policial en su máxima expresión. CONCLUSIONES: En los centros de reclusión venezolanos, denominadas hoy centros de formación, se implementan las Reglas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de Reclusos. También conocidas como normas Mandela, estas pautas describen un modelo de atención a la población privada de libertad, adaptado a los estándares de derechos humanos y en las que se convoca a los Estados a seguir principios y prácticas idóneas para el respeto de la dignidad del ser humano. Este trabajo lo lleva adelante el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario (Mppsp), institución que se encuentra en funcionamiento desde hace 8 años. Oportunidades para el ser humanodemostrando que toda persona que entra a un centro de reclusión merece una oportunidad, es una de las tareas que se ha propuesto el Estado venezolano. El precepto número cinco de las normas Mandela establece que «el régimen penitenciario procurará reducir al máximo las diferencias entre la vida en prisión y la vida en libertad, que tiendan a debilitar el sentido de responsabilidad del recluso», esta es una de las normas asumidas por el Mppsp.Bajo un ciclo de transformación, hombres y mujeres cumplen tareas diarias, desarrollan planes agro- productivos, cosechan su propia alimentación y comercian en ferias, con ello el Sistema Penitenciario erradicó el ocio al tiempo que auto sustenta su accionar. Aunado a esto, Los Derechos Fundamentales de la persona humana, como una garantía ante la fuerza y cualquier arbitrariedad del Estado, entre ellos anuncia: El derecho a la vida; la igualdad ante la Ley; el debido proceso; el derecho a la defensa; la no discriminación; la nulidad de los actos del Estado contrarios a los Derechos Humanos; la prohibición de la tortura y otros tratos crueles o degradantes; el libre desenvolvimiento; la jerarquía constitucional de los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos; el acceso a los órganos de justicia; y la garantía del amparo por los tribunales de justicia, entre otros.Además la Constitución garantiza en otros capítulos el derecho a la salud, la educación, la vivienda, la alimentación, el trabajo, la cultura, el deporte, entre otros. En el ámbito internacional a través de los diferentes Tratados sobre la materia de los cuales la República es parte, se garantizan los mismos derechos y se obliga a los Estados parte al cumplimiento cabal de lo pautado, que en nuestro caso constituyen normas constitucionales según el artículo 23 de la Constitución Nacional.Aun cuando existen todas estas garantías, en las cárceles venezolanas todos los días mueren presos víctimas de la violencia; la tortura y los tratos crueles y degradantes son de uso cotidiano por los funcionarios; la salud no se garantiza por la ausencia de médicos, medicinas, la insalubridad y la mala alimentación; los heridos por enfrentamientos entre reclusos duran horas en los recintos sin que se les brinde auxilio oportuno y se les traslade a los hospitales; la violación de los lapsos procesales y el derecho a la defensa es constante; la educación es precaria, al igual que los programas de cultura, deportes, asistencia social, jurídica y religiosa. La falta de materiales y deficiencia de profesionales constituyen la mayor causal en la deficiente aplicación del tratamiento. Todo refleja una flagrante violación de los Derechos Humanos. En el incumplimiento de estas normas y en consecuencia sobre las violaciones a los Derechos Humanos, la Constitución señala la responsabilidad del Estado de investigar y sancionar a los actores de las violaciones e indemnizar a las víctimas; sobre el particular, el artículo 29 textualmente pauta: "El Estado estará obligado a investigar y sancionar legalmente los delitos contra los derechos humanos cometidos por sus autoridades. Las acciones para sancionar los delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los derechos humanos y los crímenes de guerra son imprescriptibles. Las violaciones de Derechos Humanos y los delitos de lesa humanidad, serán investigados y juzgados por los tribunales ordinarios. Dichos delitos quedan excluidos de los beneficios que puedan conllevar su impunidad, incluidos el indulto y la amnistía". En los centros de reclusión del País se suceden diariamente situaciones irregulares que en ocasiones constituyen faltas administrativas y en otros casos representan ciertamente delitos legalmente tipificados; pero la falta de intervención oportuna de las autoridades penitenciarias, la omisión ó la complicidad dejan generalmente pasar por alto los hechos, mientras que en la esfera penal los expedientes nunca cursan, propiciándose un ambiente de profunda impunidad. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
Acción de Inconstitucionalidad. y sus acumuladas (2016), Suprema Corte de
Justicia de la Nación. [Consulta: noviembre, 2017. https://www.scjn.gob.mx/sites/default/files/proyectos_resolucion_scjn/documento/2017 02/ACCION%20INCONS%20%2027%20Y%2028%20ACUMULADAS %20DEFINITIVA%20A%20PUBLICAR_0.pdf.
Álvarez, A. (2006) “El estado de la seguridad en América Latina: una
aproximación a la evaluación situacional e institucional de la seguridad ciudadana en la región”, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ‐ LAC SURF, [Consulta: octubre, 2017]. Disponible en: https://es.scribd.com/document/36299474/EL-ESTADO- DE-LA-SEGURIDAD-EN-AMERICA-LATINA.
DECRETO CON RANGO, VALOR Y FUERZA DE LEY REFORMA DE
LA LEY DEL ESTATUTO DE LA FUNCIÓN POLICIALDecreto N° 2.175 de fecha 30 de diciembre de 2015, con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma de la Ley del Estatuto de la Función Policial, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 6.210 Extraordinario de esa misma fecha.
LEY DE REGIMEN PENITENCIARIO Gaceta Oficial De La República
Bolivariana De Venezuela Numero 36.975 Caracas, Lunes 19 De Junio Del 2000