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Derechos humanos

La violencia y la inseguridad son problemas graves a los que se enfrenta la sociedad hondureña,
con grandes repercusiones en el goce y ejercicio efectivo de los derechos humanos en el país. En el
2013, el índice de homicidio en Honduras fue el más alto a nivel mundial, con una tasa de 79 por
cada cien mil habitantes conforme a las cifras publicadas por el Observatorio de la Violencia de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Para el 2014, el Estado indicó que tomando
como base las cifras de la UNAH, la tasa de homicidios en Honduras disminuyó a 66.4, mientras
que la UNAH publicó una tasa de 68. De enero a mayo de 2016 se contabilizaron dos
mil 100 homicidios en el país, 156 menos que los registrados en el mismo
período de 2015. A pesar de la discordancia en las cifras, la CIDH saluda estos números que
apuntan a una disminución. Sin embargo, la tasa de homicidios continúa siendo una de las más
altas de la región y del mundo y afecta particularmente a la población joven.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (“la Comisión”, “la Comisión Interamericana” o


“la CIDH”) ha monitoreado con especial atención la situación de los derechos humanos en la
República de Honduras (“Honduras”, “el Estado”, o “el Estado hondureño), a través de sus
diversos mecanismos, y ha observado una serie de asuntos estructurales en materia de justicia,
seguridad, marginación y discriminación que han afectado durante décadas los derechos humanos
de sus habitantes. En particular, a partir del golpe de Estado de 2009 se produjeron violaciones a
los derechos humanos que afectaron gravemente a la población hondureña, cuyos efectos o
repercusiones han persistido y hecho más compleja la situación en el país.
Otra ámbito en el cual se violentan de forma palpable los derechos humanos de los
hondureños es en las cárceles del país; en los últimos años se han generado crímenes
horrendos a lo interno de los distintos centros penitenciarios de la nación, sobresaliendo la
masacre en la Granja Penal del Municipio de El Porvenir, Departamento de Atlántida, y el
incendio del Centro Penal Sampedrano (en ambas murieron casi doscientas personas).

Tal y como lo hacen ver las ONGs de derechos Humanos y el informe del Departamento de
Estado, el Sistema Penitenciario en Honduras no funciona; no cumple su objetivo. Este
sistema no debería ser represivo, debería ser uno en el que se procurara “ir cubriendo
diversas etapas hasta alcanzar la reinserción social de las personas privadas de libertad”;
debería buscar hacer valer la disposición constitucional contenida en el Articulo 87 de
nuestra Carta Magna que dice: “las cárceles son establecimientos de seguridad y defensa
social. Se procurara en ellas la rehabilitación del recluido y su preparación para el trabajo”.
Pero pese a tan elevados propósitos, los mismos no son una realidad.
En nuestras cárceles, los reclusos ni son rehabilitados, ni se preparan para una nueva vida
productiva; contrario sensu, perfeccionan sus habilidades delictivas y pulen sus mañas.
Paradójicamente, el carácter progresivo del sistema penitenciario hondureño es una
regresión en materia de reivindicación social del delincuente.
Las causas para que el Estado fracase en la intención de rehabilitar a quien es sancionado
por la ley, son múltiples; sin embargo, sobresalen algunas como la falta de recursos, la
mora judicial y la incapacidad administrativa del Ministerio de Seguridad, quien tiene a
cargo los centros penales del país (en un articulo al respecto, escribía que “la
sobrepoblación en los distintos establecimientos penales, la falta de profesionales
calificados a cargo de la administración de los mismos y la ausencia de especialistas en el
rescate social de los delincuentes recluidos, son en realidad el motivo por el cual ingresar a
la cárcel es matricularse en la Universidad del Crimen”).
Esta abulia y despropósito gubernamental contribuye severamente a violentar los derechos
humanos en Honduras; cuando a un imputado de delito, un acusado en pleno proceso
judicial, se le encarcela en celdas junto a sentenciados se violenta la Constitución de la
Republica y se transgreden derechos humanos; cuando a un criminal, por muy criminal
que sea, se le descuartiza en pleno presidio, ante la mirada condescendiente de las
autoridades penitenciarias, se violentan –también- derechos humanos; en fin, cuando a un
hombre o mujer se le somete a un trato denigrante –inclusive en privación de su libertad-
se violentan derechos humanos.
Así que el gobierno de la Republica no debe demostrar hipersensibilidad ante la denuncia
de los organismos defensores de los derechos humanos o ante la recopilación realizada por
el Departamento de Estado a fin de informar a sus instancias legislativas acerca de la
percepción que tienen respecto a la situación de los derechos humanos en Honduras.
Sobran pruebas y hechos que nos expongan ante el mundo como un Estado en el cual se
limitan las libertades publicas de toda índole y en donde los derechos fundamentales de los
hombres y mujeres son violentados.
Tampoco es consuelo ni descargo el hecho de que quien nos expone ante el mundo como
violadores de los derechos humanos lo sea también; manifestar que el gobierno
estadounidense no esta calificado para catalogar a Honduras de país en el cual se respetan
las libertades individuales, las garantías constitucionales y los derechos fundamentales del
hombre y la mujer, no es excusa para violentarlos en aquí.
OTROS DERECHOS HUMANOS VIOLENTADOS
Pero en Honduras, la violación de los derechos humanos no se circunscribe únicamente a
la persistencia de los asesinatos extrajudiciales y ejecuciones sumarias por parte de los
“escuadrones de la muerte”, ni a la inexistencia de un sistema penitenciario que garantice
la rehabilitación del reo, ni a la politización y deshonestidad del sistema judicial.
La violación de los derechos humanos en Honduras en generalizada y abarca toda la
clasificación de los mismo.
Esto obedece, inicialmente a fallas estructurales en el modelo económico y social al que
nuestros gobernantes nos han sometido en las ultimas décadas; fallas que surgen como
consecuencia de la inconciencia y falta de compromiso de los actores políticos
(denomínense oficialistas o de oposición) y a la indiferencia supina de los ciudadanos,
quienes gozando del derecho a la rebelión han aceptado “desde siempre y hasta la
eternidad” los excesos y omisiones de nuestra clase política gobernante.
Es así como los Derechos Civiles, Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y los
Derechos de Solidaridad o Derechos de los Pueblos, son violentados en Honduras.

Los Derechos Civiles, los que deben ser reconocidos al ser humano por el simple hecho de
ser persona: libertad e integridad física y moral; y los Derechos Políticos, los que le
corresponden como ciudadano o miembro de una sociedad y protegen la participación de
las personas en asuntos públicos, son violentados a diario por la autoridad mediante
conductas absolutistas y sistemas electorales diseñados a fin de salvaguardar los privilegios
de una ralea oligárquica, compuesta por la plutocracia y la partidocracia criolla.

Los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los que buscan asegurar a los seres
humanos condiciones de vida fundamentales en la dignidad y por su medio, reclamar el
derecho de todo ser humano a tener seguridad social y a la atención de las mínimas o
primarias necesidades socio-económicas y culturales, se ven disminuidos como
consecuencia de la implementación de políticas que crean una brecha entre los que mas
tienen y los que no tienen nada, entre los educados y los ignorantes, entre los que tienen
acceso a financiamiento y los que no pueden obtener capital para invertir; es decir, las
decisiones gubernamentales vuelven imposible la igualdad de condiciones entre los
distintos grupos poblacionales y la plena competencia entre los actores económicos, ya que
basamentan gran parte de sus decisiones en el marco de un mercantilismo económico que
convierte a las instituciones estatales en entes “paternalistas” y a las castas hegemónicas en
huestes parasitarias.
Finalmente, los Derechos de Solidaridad o Derechos de los Pueblos, los que se basan en la
premisa de conceder o aceptar que los pueblos en general deben tener un desarrollo
mínimo: derecho a la paz, a un medio ambiente sano, al desarrollo sostenido, entre otros,
son transgredidos por las autoridades al generar privilegios a segmentos específicos de la
población, discriminando a minorías o a inmensas porciones de hondureños a quienes se
les margina, se les relega, se les aísla, sin tomar en cuenta la universalidad e
irreversibilidad de los derechos humanos.
Es bizantino entrar a discutir sobre cuales derechos son mas importantes que otros, ya que
la clasificación se realiza únicamente para efectos conceptuales y teóricos, como muy bien
lo dice Caronte Rojas en su ensayo “Derechos Humanos” (documento anexo del modulo
“Derechos Humanos – Derechos del Ciudadano” de la Fundación Friedrich Naumann de
Alemania): “es conveniente señalar que todos los derechos humanos son igualmente
importantes; tanto los derechos civiles y políticos, como los derechos económicos, sociales
y culturales, además de los derechos de los pueblos, forman un Sistema de Derechos que
suponen una relación de integridad e interacción, según la cual para que los derechos de
un grupo o tipo se realicen efectivamente, requieren a su vez de la paralela realización de
los val! ores tutelados por otros”.
A esta relación del conjunto de todos los derechos humanos se le denomina “sistemática”, y
es precisamente la que esta ausente en Honduras, en donde en el marco de un discurso
falso a favor del respeto de los derechos humanos, las autoridades ponen recursos y
esfuerzos hacia la salvaguarda de algunos, olvidando otros, o se le conceden garantías de
goce a ciertos sectores de la población, mientras a otros se les conculcan libertades y se les
vulneran derechos fundamentales.

Organismos de Derechos Humanos


 Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica

 Casa Alianza

 Comisionado Nacional de los Derechos Humanos de Honduras


CÓMO FUNCIONA EL CONADEH
En el ejercicio de sus atribuciones, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos no
está sujeto a mandato imperativo alguno, no recibe instrucción de ninguna autoridad.
Desempeña sus funciones con plena autonomía, puesto que su objetivo es la defensa de los
derechos fundamentales de la persona humana y el fortalecimiento del Estado de Derecho

¿Cuándo puede intervenir?


Puede hacerlo de oficio o a petición de parte de aquellos casos originados por abuso de
poder, arbitrariedad, error de derecho, negligencia u omisión, e incumplimiento de sentencias
judiciales por parte de cualquier autoridad nacional que representa el Estado. Sin embargo, no
puede intervenir:

 En conflictos entre particulares (a excepción de casos de violencia familiar);


 Cuando respecto a algún problema planteado, se encuentre pendiente resolución
administrativa o judicial.
¿Cómo realiza su trabajo?
El trabajo fundamental del Comisionado es la recepción e investigación de quejas/denuncias y
la promoción/educación en derechos humanos. Para desarrollar el trabajo de quejas, el
Comisionado Nacional está facultado para realizar investigaciones, inspecciones,
verificaciones, o cualquier otra acción para esclarecerlas. Además, tiene acceso a toda
aquella documentación que considere necesaria consultar en el ámbito de la Administración
Pública para aclararlas.

Mandato y Atribuciones
El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), es una institución
constitucional y nacional creada por el Decreto No. 2-95 del Congreso Nacional, mediante la
reforma del artículo 59 de la Constitución de la República de 1982, “Para garantizar los
derechos y libertades reconocidos en esta Constitución”, y también de los Tratados, Pactos,
Convenciones y sus Protocolos Facultativos ratificados por el Estado hondureño

Leyes que no se cumplen en honduras


CONSTITUCIÓN VIOLADA
Funes afirmó que “para algunos, la ley fundamental hay que violarla cuantas veces sea necesario… y
esa es la idea que tienen muchos políticos en Honduras que van en representación del pueblo al
Congreso a legislar”.
Funes es dirigente del Partido Libertad y Refundación, de tendencia socialista, que impulsa el ex
presidente Manuel Zelaya, derrocado por los militares en junio de 2009. También es miembro del
Colectivo de Abogados en Resistencia y ex tesorero del colegio que agrupa a los profesionales de esa
disciplina.

LEYES DE CONVENIENCIA
La ley sólo se aplica a los pobres, que representan el 70% de los 8,3 millones de hondureños,
mientras en las 24 prisiones estatales hay más de 13.000 reos, cuyo 99% vive y ha vivido en la
pobreza.
Son muchísimos los hondureños que creen que en el país ha subido la espiral de la violencia porque
las leyes se usan a la conveniencia de quien ostenta más poder. Eso se destaca en el hecho de que
las cárceles están colapsadas de gente pobre y la población desolada.
En siete años ha habido decenas de fugas, motines e incendios en las prisiones, con más de 400
muertes. El Estado enfrenta demandas multimillonarias por tales acontecimientos que violan los
derechos humanos de los presos.
GRUPOS PODEROSOS
Para el líder de la Barra de Abogados Anticorrupción, Rafael Virgilio Padilla “las leyes que tenemos
no son hechas para favorecer a la hondureñidad sino para ayudar a los grupos de poder. Y no lo
decimos por rencor, frustración o para llorar. Lo decimos con el fin de destacar un problema en el
cual todos estamos involucrados porque no tenemos acceso a la felicidad”.
Padilla es vicepresidente del Partido Anticorrupción que por primera vez participa en las elecciones
generales previstas para noviembre de 2013.
La periodista y diputada por el Partido Liberal, Waldina Paz, aseguró que “por eso estamos llegando
a un Estado fallido, fracasado”, sencillamente porque “Honduras no cumple sus leyes”.
Como ejemplo citó que el Congreso aprobó en 2012 una ley que prohibió que dos hombres viajen en
una motocicleta. “Pero eso continúa sucediendo y gran cantidad de asesinatos se han dado y siguen
ocurriendo por ese tipo de cosas para las que hay leyes que no se aplican”.

CRIMINALES NO SON CASTIGADOS


Teodoro Bonilla, presidente de la Asociación de Jueces y Magistrados, dijo a Revistazo que el 70%
de los crímenes no es investigado y apenas el 20% llega a los tribunales, pero sólo el 10% es
condenado por falta de pruebas o el temor de los testigos y los operadores de la justicia en señalar a
los culpables.
Los delincuentes operan a su antojo en Honduras y no se ocultan porque cometer un crimen para
ellos es fácil y no temen ser castigados por la impunidad surgida ante la creciente corrupción
policial y del gobierno.
Por eso, miembros de bandas criminales andan libremente por las calles, dejando muerte y dolor
entre las familias hondureñas generalmente más pobres.

UN MUERTO CADA 19 HORAS


Un informe del Comisionado Nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, reveló que cada 19
horas se registra una muerte violenta en Honduras.
“El detonante del repunte de la violencia en el país lo genera la impunidad debida a la falta de
investigación (de los delitos)”, añadió.
En su campaña política, el presidente Porfirio Lobo (2009-2013) prometió acabar con la impunidad,
pero no ha hecho acciones visibles y concretas al respecto.

NARCOTRÁFICO: ORGÍA VIOLENTA


Una orgía de violencia ligada al narcotráfico colocó a Honduras en el 2010 al tope de la tasa mundial
de homicidios, cuando registró 82 por cada 100.000 habitantes, once veces más que la media
mundial, de acuerdo a las Naciones Unidas.
Y la tasa subió en el 2011 a 86,5, lo que convirtió a Honduras en líder de la violencia. En el 2012
apenas bajó a 85,5.
La tasa mundial aceptable para las Naciones Unidas es de 8,8. Por ello, el organismo mundial
califica de ”epidemia” cuando esa cantidad es de diez hacia arriba.
Entretanto, los narcotraficantes se han aliado a miles de pandilleros y desde 1996 siembran el terror
en la población.
Centroamérica es con México la vía por donde pasa el 90% de la cocaína procedente de Colombia
que se consume Estados Unidos. Y Honduras está en el corazón del continente.
Tras el avance de los narcotraficantes y las pandillas, Honduras es el país más mortífero del mundo,
pese a que en su territorio no se libra un conflicto bélico.
En la nación hay un policía para proteger a 2.000 ciudadanos, cuando lo idóneo es uno por cada
300. La policía cuenta con sólo 14.000 agentes
Asesinato de la defensora de derechos humanos Berta Cáceres

El 3 de marzo de 2016, la defensora de derechos medioambientales Sra Berta Cáceres fue


asesinada por perpetradores desconocidos que entraron en su casa en las horas de la madrugada.

Berta Cáceres era una mujer indígena Lenca y una de las defensoras de derechos humanos más
conocidas en Honduras,que, desde hace 20 años, había defendido el territorio y los derechos del
pueblo Lenca. En 1993 co-fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas Populares
(COPINH), el cual organizó feroces campañas contra los megaproyectos que violaban los derechos
ambientales y a la tierra de las comunidades locales. Berta se enfrentó - y, a menudo derrotó - a
madereros ilegales, dueños de las plantaciones, corporaciones multinacionales y proyectos de
represas que cortaban los suministros de alimentos y agua a las comunidades indígenas. Berta fue
finalista del Premio Front Line Defenders para defensores/as de derechos humanos en riesgo 2014
y, en 2015, recibió el premio más importante del mundo para defensores del medio ambiente: el
Premio Goldman. Berta era beneficiaria de medidas cautelares otorgadas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (IACHR) desde 2009.

Berta Cáceres estaba profundamente involucrada en la campaña por la defensa del Río Galcarque,
el sitio propuesto para la represa hidroeléctrica Água Zarca, que está siendo desarrollado
conjuntamente por la empresa hondureña FICOHSA y la empresa multinacional SINOHYDRO. La
defensora de derechos humanos era una de las voces más fuertes en la oposición a la construcción
de la represa hidroeléctrica, la cual se inició sin el consentimiento de las comunidades locales ni la
celebración de consultas adecuadas con ellas, en violación clara del Convenio numero 169 de la
OIT.

La defensora de derechos humanos fue dispara con arma de fuego aproximadamente a la 01:00 am
del 3 de marzo de 2016. Su hermano también fue lesionado en el ataque. Todo apunta a que el
asesinato fue llevado a cabo como represalia por el trabajo de la defensora de derechos humanos
en defensa de los derechos indígenas y medioambientales y su denuncia pública sobre las
violaciones de derechos humanos perpetradas en el contexto del desarrollo de megaproyectos en
Honduras. Una semana antes del asesinato, la defensora denunció en una rueda de prensa los
asesinatos de 4 líderes de su comunidad así como amenazas en contra de ella y otros defensores y
defensoras de derechos humanos.

Anteriormente, la defensora de derechos humanos había sido amenazada y enfrentaó persecución


como resultado de su trabajo, incluido su acusación por cargos falsos e infundados de usurpación
de tierra y coacción, en un caso que fue desestimado en enero de 2014. El recrudecimiento de las
amenazas contra Berta Cáceres y otros miembros del COPINH había sido denunciado por el
COPINH el febrero pasado.

Otros miembros del COPINH han sido asesinados en el pasado. El 15 de julio de 2013, el defensor
de derechos humanos y miembro de COPINH Sr Tomas Garcíá fue asesinado por el Ejercito
Hondureño mientras participaba en una manifestación pacífica contra el proyecto Agua Zarca. Hasta
la fecha, el caso ha quedado en la impunidad.
Investigación

El presidente Juan Orlando Hernández declaró prioridad la investigación del crimen

Por otro lado, se han levantado denuncias por parte del COPINH que expresan cómo el mismo
gobierno intenta criminalizar a los compañeros de organización de Berta Cáceres, en lugar de
investigar a los entes y empresas acusadas por los familiares de Berta Cáceres, entre los que
destacan el Estado hondureño, y la empresa DESA, perteneciente a la familia Atala Zablah, uno de
los más poderosos grupos de poder del país, en las declaraciones y comunicados que han emitido
hasta el momento las hijas, hijo y madre de Cáceres.

Desde la Secretaría de Estado de Honduras incluso se dieron declaraciones argumentando que se


trataba de “un crimen pasional”, sin haber terminado el levantamiento del cadáver y sin realizar
las respectivas investigaciones. Por todo esto, en una conferencia de prensa brindada el 9 de
marzo de 2016, Olivia Márcela Zúniga Cáceres, hija mayor de la luchadora indígena, declaró que
"sentía asco por la manipulación del gobierno" sobre el asesinato de su madre, así como por el
papel de algunos medios oficialistas que habían desvirtuado los hechos.

Testimonio de Gustavo Castro

Durante el ataque contra Cáceres resultó herido el ciudadano mexicano, Gustavo Castro miembro
de la organización Amigos de la Tierra que recibió un disparo cuando salió, al oír ruido, para ver
qué pasaba. Se salvó al hacerse el muerto para evitar que los dos hombres continuaran
disparándole. Dos días después estaba fuera de peligro y bajo el resguardo de la embajada de
México en Honduras. Las autoridades le prohibieron salir del país por las investigaciones, y la
organización ha iniciado una campaña para pedir que se garantice su seguridad. Se han levantado
exigencias al gobierno de Enrique Peña Nieto para acelerar el proceso

En las primeras horas tras el asesinato se procedió a la detención de tres personas, el testigo
Gustavo Castro conocido de Berta Cáceres, que resultó herido durante el ataque, el guardia de
seguridad José Ismael Lemus que horas después fue liberado aunque con la advertencia de
mantenerse en el país y la petición de colaborar con las autoridades y Aureliano Molina Villanueva
(militante de base del COPINH) que el día 6 también fue liberado bajo vigilancia policial "porque
no encontraron suficientes elementos para mantenerlo detenido"

El 7 de marzo, cinco días después del asesinato, Gustavo Castro, único testigo del crimen, rompió
el silencio mediante una carta pública, en la cuál, entre otras cosas, acusó al gobierno hondureño
de prohibirle salir del país sin razón alguna, de que ninguna de las fotografías presentadas por los
entes de investigación respondían a los principales sospechosos del crimen, sino más bien a
compañeros del COPINH, y de que el escenario del crimen había sido modificado

“Vi morir a Berta en mis brazos pero también vi su corazón sembrado en cada lucha que el COPINH
ha realizado, en tantísima gente que la conocimos. No hay lluvia que semeje tantas lágrimas
derramadas por su partida, pero no hay tanta fuerza que asemeje la lucha lenca que se enfrenta
día a día, palmo a palmo disputándose el territorio contra las grandes transnacionales.

El asesinato de Berta podrá significar para muchas empresas e intereses la oportunidad para
avanzar sobre sus territorios. (…) Y es que mis declaraciones les estorban para culpar a quienes
quieren meter a la cárcel. No escuché carros llegar ni irse cuando el asesinato; el escenario del
crimen fue modificado y alterado; las pruebas de sangre y otras dejaron líneas en blanco que luego
pueden ser alteradas; mandan a declarar a la mayoría a gente del COPINH y no a los sospechosos
tiempo atrás de estar intentando asesinar a Berta. (…)…llegaron para que viera fotos y videos e
identificar al asesino que me encontré cara a cara, pero lamenté que todos los videos y fotografías
eran de las marchas del COPINH, para que señalara quién de ellos había sido. Pero no me han
mostrado las caras de los dueños de las empresas o sus sicarios.”

Gustavo Castro, marzo de 2016.

Exigencias de una investigación internacional independiente

Berta Isabel Zúniga Cáceres, segunda hija de Berta Cáceres, exigió que el asesinato sea investigado
por investigadores internacionales junto al Ministerio Público y no por la Misión de Apoyo contra
la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) y denunció la persecución en contra de la líder
indígena por parte de empresas junto con autoridades locales de los departamentos de Santa
Bárbara e Intibucá

Numerosas organizaciones internacionales y líderes políticos y sociales, han reclamado una


investigación internacional con garantías internacionales además de organizaciones de derechos
humanos, movimientos indígenas y organizaciones sociales, ecologistas y feministas de
Centroamérica. entre ellos

Luis Almagro secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Naciones


Unidas,Cepal,jefes de estado y de gobierno como Daniel Ortega y Nicolás Maduro, diplomáticos
como el embajador de Estados Unidos en Honduras James Nealon, la Unión Europea y el
Parlamento Europeo, la vicepresidenta de la Eurocámara, Ulrike Lunacek el presidente del
Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz Peter Turkson , Greenpeace, las políticas Camila Vallejo
y Piedad Córdoba, o el senador estadounidense Patrick Leahy. Se han pronunciado a favor de una
investigación internacional numerosos países entre ellos Cuba, México, Ecuador, Argentina, Perú,
Bolivia, Paraguay, Colombia, Brasil, España, Chile, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Canadá,
Alemania, Holanda y Suecia.

También reclamaron una investigación imparcial los actores Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo, el
vocalista de la agrupación puertoriqueña Calle 13,83 la escritora y cineasta canadiense Naomi
Klein,la comunidad Goldman y el ambientalista coreano también ganador del Premio Goldman en
1955 Yeol Choi

Amnistía Internacional denunció que no se han seguido las líneas de investigación más básicas y
Erika Guevara-Rosas, directora del Programa para América de AI señaló que "las autoridades
hondureñas dicen una cosa y hacen otra" tras la negativa del presidente Juan Orlando Hernández
a recibir a los miembros de Amnistía Internacional.

Repercusiones

La diputada Doris Gutiérrez anunció que presentaría dos proyectos al Congreso Nacional de
Honduras: el primero, declarar Patrimonio Nacional al Río Gualcarque y área que se llamaría Berta
Cáceres y el segundo declarar heroína nacional a la activista, líder y ambientalista Berta Cáceres.
El 4 de marzo de 2016, algunos miembros del partido político Podemos en España rindieron
homenaje en el hemiciclo a la activista, portando imágenes suyas en protesta por su asesinato.

Según Global Witness, Honduras es "el país más mortal del mundo" para los defensores del medio
ambiente, ya que en los últimos 5 años, más de 100 defensores de la naturaleza han sido
asesinados y la gran mayoría de estos crímenes continúan en la impunidad.

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