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Edad del paciente: una vez superados los 45 años el riesgo de limitación
a la abducción es progresivo.
La fuerza de la contusión muscular, en especial el músculo deltoides.
Grado de la potencia de los músculos del hombro.
La obesidad.
El grado de cooperación y comprensión del paciente.
También existen factores que ralentizan la recuperación tras una fractura de
húmero:
Una rehabilitación inadecuada.
Superados los 45 o 50 años se hace más difícil la rehabilitación.
Desarrollo deficiente de la musculatura.
La obesidad.
Arrancamiento óseo con desplazamiento del fragmento.
Tardar demasiado tiempo en realizar un diagnóstico correcto.
Pruebas médicas
Para diagnosticarla se utilizan Rayos X, con esta prueba se puede determinar
el grado de lesión, localizar el lugar exacto de la fractura, y saber si la lesión
afectó alguna articulación cercana.
Tomografía computarizada para conseguir imágenes más concretas.
Tipo de cirugía
En el caso de la cirugía de la fractura de húmero, existen 2 grandes grupos de
tratamientos:
Las placas con tornillos: Son dispositivos empleados en la estabilización
ósea y que se basan en placas dotadas de orificios a través de las que se
colocan tornillos que se fijan al hueso.
Los clavos intramedulares: Se trata de un dispositivo empleado para fijar
fracturas óseas en huesos largos. Consiste en una barra metálica
(generalmente de aleación de titanio o de acero) que se introduce a través del
canal medular, estabilizando el hueso desde el interior. Los clavos modernos
suelen permitir, además, que se coloquen tornillos o pernos a su través por
encima y por debajo del nivel de la fractura. A este procedimiento se le conoce
como encerrojado del clavo y hace que la estructura sea estable en todos los
planos del espacio.